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Sumario del 29/04/2009

Pedro en diálogo con las culturas

  •  Regina Coeli y Audiencia General

    Experiencia de algunas familias

    El Papa a las victimas del terremoto

  • Hacia el encuentro

  •  Cruz peregrina

  • Para el mundo

  •  Ataque Informático al sitio Web del Episcopado boliviano

    Cardenal Terrazas llama a desterrar la violencia y lanza la misión en Bolivia

    Mensaje a los fieles del Obispo de Asunción de Paraguay

  • Octava dies

  •  "La regla de Francisco": Editorial de P. Federico Lombardi SJ

  • Pedro en diálogo con las culturas



     Regina Coeli y Audiencia General

    Experiencia de algunas familias

    El Papa a las victimas del terremoto

    ◊    Saludo Benedicto XVI (Saludo 2)
    Los boletines anteriores puede verlos en: www.radiovaticana.org/spa/boletin_america_latina.asp

    Defendió la devoción a las imágenes sagradas 29.04-09 (Audio)
    Audiencia General Benedicto XVI, Audio de la Síntesis en español

    Regina Coeli 26-04-09 (Audio)
    Que Cristo, Buen Pastor, afiance en nosotros la alegría por haber recobrado, a través de su Resurrección, nuestra adopción filial y nos llene de esperanza en nuestro caminar hacia la Vida Eterna.

    EXPERIENCIA DE ALGUNAS FAMILIAS 23-04-09
    Voz Papa homilía en la misa por el encuentro de las familias en Méjico
    Escuchamos la homilía de Benedicto XVI en la Misa con los miembros de la Comisión Central organizadora del VI Encuentro Mundial de las familias en Méjico, peregrinos en Roma. Durante la celebración recibió la Primera Comunión una niña…

    EL PAPA A LAS VÍCTIMAS DEL TERREMOTO
    Traducción: Palabras de Benedicto XVI a las víctimas del terremoto de Abruzo, Italia, en el campamento de Onna, la zona más afectada de la catástrofe.

    ¡Queridos amigos! He venido en persona a esta su tierra espléndida y herida, que está viviendo días de gran dolor y precariedad, para expresarles del modo más directo mi cordial cercanía. Estuve junto a Uds. desde el primer momento, desde cuando conocí la noticia de esta violenta sacudida del terremoto que, en la noche del pasado 6 de abril, provocó casi 300 víctimas, numerosos heridos e ingentes daños materiales a sus casas. He seguido con aprensión las noticias compartiendo su consternación y sus lágrimas por los difuntos, junto con sus estremecidas preocupaciones por lo que han perdido en un momento. Ahora estoy aquí entre Uds.: quisiera abrazarlos con afecto uno a uno. La Iglesia entera está aquí conmigo, junto a sus sufrimientos, partícipe de su dolor por la pérdida de familiares y amigos, deseosa de ayudarlos a reconstruir casas, iglesias, empresas destruidas o gravemente dañadas por el sismo. He admirado y admiro el coraje, la dignidad y la fe con la que han afrontado también esta dura prueba, manifestando una gran voluntad de no ceder ante la adversidad. No es, de hecho, el primer terremoto que esta región conoce, y ahora como en el pasado, no se han rendido, no perdieron el ánimo. Hay en Uds. una fuerza de ánimo que suscita esperanza. Muy significativo al respecto es un dicho querido de sus ancianos: "Aún hay muchos días detrás del Gran Sasso".

    Viniendo aquí, a Onna, uno de los centros que ha pagado un alto precio en términos de vidas humanas, puedo imaginar toda la tristeza y el sufrimiento que han soportado estas semanas. Si hubiera sido posible, hubiera deseado llegar a cada pueblo y a cada barrio, ir a todos los campamentos y encontrar a todos. Me doy cuenta bien de que, a pesar del empeño de solidaridad manifestado de todas partes, son muchas y cotidianas las molestias que comportan vivir fuera de casa o en los automóviles, o en las tiendas, aún más a causa del frío y de la lluvia. Pienso también en tantos jóvenes obligados bruscamente a confrontarse con una dura realidad, en los chicos que han tenido que interrumpir la escuela con sus relaciones, en los ancianos privados de sus costumbres.

    Se podría decir, queridos amigos, que se encuentran, en cierto modo, en el estado de ánimo de los dos discípulos de Emaús, de los que habla el evangelista Lucas. Después del trágico acontecimiento de la cruz, volvían a casa desilusionados y amargados, por el "final" de Jesús; parecía que no hubiera más esperanza, que Dios estuviera escondido y no estuviera más presente el mundo. Pero, a lo largo del camino, Él se acercó y se puso a conversar con ellos. Aunque no lo reconocieron con los ojos, algo se despertó en sus corazones: las palabras de aquel "Desconocido" volvieron a encender en ellos ese ardor y esa confianza que la experiencia del Calvario había apagado.

    He aquí, queridos amigos: Mi pobre presencia entre Uds. quiere ser un signo tangible del hecho de que el Señor crucificado vive, que está con nosotros, que realmente ha resucitado y que no nos olvida, no los abandona; no dejará de escuchar sus preguntas a cerca del futuro, no es sordo al grito preocupado de tantas familias que han perdido todo: casa, ahorros, trabajo y en muchos casos vidas humanas. Es verdad, su respuesta concreta pasa a través de nuestra solidaridad, que no puede limitarse a la emergencia inicial, sino que debe transformarse en un proyecto estable y concreto en el tiempo. Animo a todos, instituciones y empresas, a fin de que esta ciudad y esta tierra resurjan.

    El Papa esta aquí hoy entre ustedes para darles una palabra de aliento por sus muertos: ellos están vivos en Dios y esperan de Uds. un testimonio de coraje y de esperanza. Esperan ver renacer esta su tierra que debe volver a adornarse de casas y de iglesias bellas y sólidas. Es propiamente en nombre de estos hermanos y hermanas que se deben empeñar nuevamente haciendo recurso a aquello que no muere y que el terremoto no ha destruido ni puede destruir: el amor. El amor permanece también más allá del pasaje de nuestra precaria existencia terrena, porque el amor verdadero es Dios. Quien ama vence, en Dios, la muerte y sabe no perder a aquellos que ha amado.
    Quisiera concluir estas palabras mías dirigiendo al Señor una oración particular por las víctimas del terremoto:
    Te confiamos nuestros seres queridos a Ti Señor, sabiendo que a tus fieles Tu no les quitas la vida sino que la transformas, y en el mismo momento en que es destruida la morada de este exilio nuestro en la tierra, Te preocupas de preparar una eterna e inmortal en el Paraíso.
    ¡Padre Santo, Señor del cielo y de la tierra, escucha el grito de dolor y de esperanza, que se eleva de esta comunidad duramente probada por el terremoto! Es el grito silencioso de la sangre de madres, de padres, de jóvenes y también de pequeños inocentes que sube de esta tierra. Han sido arrancados del afecto de sus seres queridos, recíbelos a todos en tu paz, Señor, que eres el Dios-con-nosotros, el Amor capaz de dar la vida sin fin.
    Te necesitamos a Ti y a Tu fuerza, porque nos sentimos pequeños y frágiles frente a la muerte; Te pedimos, ayúdanos, porque solamente Tu apoyo puede hacernos volver a levantar y movernos a retomar juntos, tomándonos confiados uno a otro de la mano, el camino de la vida.
    Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Salvador, en el que brilla la esperanza de la feliz resurrección. ¡Amén!

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    Hacia el encuentro



     Cruz peregrina

    ◊    CRUZ PEREGRINA "Fui a venerar esa Cruz y fue un punto importante en mi recorrido en la fe. No era cristiana, ni tenía una formación de fe, pero ése momento cambió mi vida", manifestó una mujer en Sydney, Australia.
    Es una Cruz sencillísima de madera de 3 metros de altura que llegó a Sydney en la proa de un barco, después de recorrer 70 mil kilómetros por toda Australia en la Jornada mundial de la Juventud de 2008. Es la misma Cruz del “Año Santo de la Redención”. En 1984 Juan Pablo II decidió que hubiera una cruz cerca del altar mayor de la Basílica de San Pedro, donde todos pudiesen verla. Al final del Año Santo entregó esa misma Cruz a la juventud del mundo: “Queridos jóvenes, al clausurar el Año Santo les confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llévenla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anuncien a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención”.
    Así inició esta Cruz de los Jóvenes su peregrinación. Viaja alrededor del mundo, visita diócesis, cárceles, hospitales, colegios, parroquias y prepara la Jornada Mundial de la Juventud. Por eso esta mujer del testimonio, la venero en Sydney en julio de 2008. Muchos habitantes de Australia peregrinaron esa vez, caminando con la Cruz durante 15 días, en lo que ha sido una de las procesiones más largas realizadas en el país.
    “La cruz de los jóvenes –afirmó Benedicto XVI, en aquella ocasión- , es un testimonio silencioso del pacto entre nuestro Señor Jesucristo y las nuevas generaciones”.
    Para que descubran la misericordia: En la plaza de San Pedro, el Domingo de Ramos de 2009, un grupo de jóvenes de Australia, pasó la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud a los jóvenes de España que preparan la próxima Jornada Mundial.
    Durante la Audiencia General del 22 de abril, Benedicto XVI expresó: “Deseo dirigir una palabra especial a los jóvenes del Centro Internacional Juvenil de San Lorenzo, que recuerdan hoy el 25 aniversario de la entrega de la Cruz del Año Santo a los jóvenes del mundo. Fue el 22 de abril de 1984, cuando al final de Año Santo, el amado Juan Pablo II confió la gran cruz de madera, que por su mismo deseo había estado junto al altar mayor durante aquel año especial. Desde aquella vez, la Cruz fue recibida por el Centro Internacional de San Lorenzo y de allí comenzó a viajar por los continentes, abriendo el corazón de tantos chicos y chicas al amor redentor de Cristo. Su peregrinación prosigue ahora sobre todo en preparación de la Jornada Mundial de la Juventud. Queridos amigos, ¡les confío de nuevo esta Cruz! Continúen llevándola a cada lugar de la tierra, para que también las próximas generaciones descubran la misericordia de Dios y reaviven en sus corazones la esperanza en Cristo muerto y resucitado.” (Benedicto XVI)
    Durante 25 años la cruz no ha dejado de viajar, llevando también un signo de esperanza también a otros lugares como el continente africano, donde fue recibida con gran devoción por millones de jóvenes.

    La fe abre fronteras: Afirmó el vicario de Cristo hablando de Sydney: “La Jornada Mundial de la Juventud es sobretodo una gran fiesta de la fe, un encuentro humano de comunión en Cristo. Hemos visto cómo la fe abre las fronteras y tiene realmente una capacidad de unión entre las diversas culturas, y genera alegría”, “… Soy feliz –dijo- de ver tantos jóvenes y de verlos unidos en el deseo de Dios y en el deseo de un mundo realmente humano”. “Una Jornada Mundial de la Juventud no es simplemente algo de un momento: esta preparada por un largo camino con la Cruz y la imagen de la Virgen; organizativa y espiritualmente. Esos días son el momento culminante de un largo camino precedente. Todo es fruto de un camino hacia Cristo.
    La Jornada de la Juventud crea una historia, crea amistades, se crean nuevas inspiraciones: Así la Jornada continua. Esto me parece muy importante: no ver solamente estos tres o cuatro días, sino ver todo el camino que precede y aquel que sigue. En este sentido me parece que la JMJ – al menos para el próximo futuro nuestro, es una fórmula válida que nos prepara para entender que de diversos puntos de vista y de diversas partes del mundo andamos adelante hacia Cristo y hacia la comunión. Aprendemos así un nuevo modo de andar juntos. En este sentido espero que sea una fórmula también para el futuro.” (Benedicto XVI)

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    Para el mundo



     Ataque Informático al sitio Web del Episcopado boliviano

    Cardenal Terrazas llama a desterrar la violencia y lanza la misión en Bolivia

    Mensaje a los fieles del Obispo de Asunción de Paraguay

    ◊    ATAQUE INFORMÁTICO AL SITIO WEB DEL EPISCOPADO BOLIVIANO

    El jueves pasado en concomitancia con el inicio de la Asamblea de la Asamblea plenaria del Episcopado boliviano que se concluido ayer con el lanzamiento de la misión continental presidida por el arzobispo de Santa Cruz, cardinal Julio Terrazas, el sitio de los obispos ( www.iglesia.org.bo ) fue objeto de ataques informáticos que se pudieron superar recién en las primeras horas del lunes 27 de abril. La misma suerte corrió un sitio especial llamado "Bolivia Misionera", que fue creado precisamente para ofrecer en directa sobre la Eucaristía y otros eventos programados para la jornada del domingo 26. En la grave emergencia, caso único y nunca sucedido en ningún país del continente, el Episcopado boliviano ha podido contar con el sostén del sitio del arzobispado de Cochabamba: www.iglesiacbba.org, de Infodecom: www.infodecom.com, Radio Vaticana: www.radiovaticana.org, junto a numerosos sitios de la Iglesia en Latinoamérica que dieron su contribuyeron en la difusión de las noticias sobre el desarrollo de la Plenaria episcopal boliviana y sobre los actos del domingo 26 de abril, día del inicio oficial de la Misión Permanente en Bolivia y de la publicación de algunos documentos misioneros y conclusivos del encuentro de obispos.



    CARD. TERRAZAS LLAMA A DESTERRAR LA VIOLENCIA Y LANZA LA MISIÓN EN BOLIVIA

    El domingo 26 de abril de 2009 el Cardenal Terrazas llamo a los creyentes a mostrar signos de respeto a la vida y a dejar de lado las intolerancias.

    Texto de la Homilía: 1.-Buenos días, queridos hermanos: Es Dios el que nos permite este tiempo para seguir gozando de la alegría de la pascua, de la alegría de la victoria del Señor, sobre el dolor, sobre la persecución, sobre la muerte; la alegría de saber que nosotros hemos sido salvados en El, que El es el centro de nuestra existencia; mientras lo miremos a Él nadie nos podrá separar de ese amor ni la muerte ni la persecución ni las injusticias ni los odios ni los rencores.



    2.- Esa es la alegría de la pascua, que esta mañana aquí en la Iglesia se hace todavía mucho más amplia; está abierta a la universalidad de nuestra Iglesia católica, no nos alegramos entre nosotros nomás, queremos alegrarnos con todos los creyentes del mundo y queremos alegrarnos, sobre todo de aquel hombre extraordinario, que ha sido elegido como pastor de la Iglesia universal y cuya presencia también la sentimos hoy con la visita del señor Nuncio Apostólico. Es también un motivo y un elemento de inmensa e intensa alegría, sentir al Santo Padre, preocupado, pero también siempre con palabras que nos animan a no encerrarnos en el circulo de aquello que nos impide mirar más lejos; la violencia, cualquiera que sea, causada por cualquier motivo, jamás nos va llevar a la paz, jamás va solucionar los problemas que pudiéramos tener.



    3.- Por eso es que nuestra alegría pascual, no es una alegría de fanáticos, del que se ríe porque no tiene otra cosa que hacer, la alegría pascual conlleva en sí una gran responsabilidad, es llevar aquello que el Señor nos ha encomendado, que nos abre hacia el hermano, que nos empuja a seguir anunciándolo, que nos llena de entusiasmo cuando pronunciamos su nombre, allí donde nadie quiere escucharlo. Esa es la alegría, llena de responsabilidad que tenemos todos los bautizados; qué bien nos describe todo esto el evangelio que acabamos de escuchar.



    4.- Los discípulos están reunidos, están en una casa pero están con miedo, ahí está uno de los motivos para no tener alegría, el sentirse prisioneros y encerrados por los miedos. El miedo lo enclaustra a uno en sus propias amarguras, es sus propias derrotas; el miedo impide que podamos levantar la cabeza y decir Dios seguirá, a pesar de que algunos no quieren que así sea. Están los discípulos reunidos allí, con miedo, miedo a la persecución, miedo a la violencia, miedo al odio, miedo a la cárcel, pero sobre todo miedo a la cruz, han visto a su Maestro subir a la cruz, saben que eso no es un lugar para gozar; el miedo es normal. Entra el Señor resucitado y le da ese saludo extraordinario: “La paz este con ustedes” aquí estoy, mírenme! Yo he estado en la cruz, pero ahora estoy nuevamente aquí, con la vida llena que El Padre me ha dado, para que yo la pueda repartir, en medio de ustedes.



    5.- Reciban el Espíritu, reciban fuerza, reciban tranquilidad y alegría, reciban, sobre toda la gracia de terminar con la tristeza, terminar con la amargura; todo lo que ha acontecido ha sido triste, ha sido injusto, todo lo que se ha hecho con el Maestro ha sido algo que nadie razonablemente puede admitirlo, pero ahí está la paz del Señor y sobre todo el espíritu de tranquilidad, esa paz que se comunica a otro no viene por el ruido de las armas, no es producto de un terrorismo llevado a cabo, tampoco de una represión sin tener respeto por cada persona, la paz que el Señor nos da y que quiere causar esperanza, alegría al pueblo de Dios y a todos los creyentes, es esa paz que viene del espíritu que El nos da.



    6.- “Así como el Padre me ha enviado, así los envío yo”, esas son las palabras del Maestro, El fue enviado por el Padre para traer la paz al mundo, ahora El sabe que tiene que volver al Padre y su gozo y su alegría es que los discípulos comprendan que ahora son ellos los que tienen que llevar esta buena noticia a todos los pueblos para que se cumpla así el plan de Dios, que todos los pueblos reconozcan la vida de Dios, al Dios de la justicia y de la verdad, pero como siempre en las comunidades no faltan los que quieren tocar, los que quieren ver, ahí está Tomás, personificando quizá a muchísimos de nosotros, que a pesar de que hablamos de Cristo no creemos en su presencia en medio de nosotros, presencia auténtica, real, verdadera, no nos basta con que nos digan que Cristo ha resucitado, algunos quisieran verlo, tocarlo, meter sus dedos en sus llagas, tocarlo, poner los dedos en su costado herido, como lo quería Tomás…



    7.- Ocho días después el Señor vuelve y directamente se dirige a El: “Tomás, mira, trae tus manos, tus dedos, haz todo lo que querías hacer”, y esa especie de llamada de atención provoca en Tomás algo extraordinario, el reconocimiento del Señor: “Señor mío y Dios mío”. Por allá va también la experiencia de la Iglesia y nuestra experiencia; el Señor sigue entrando en nuestras comunidades, sigue entrando en cada uno de nosotros para decirnos “La Paz, la paz que Dios quiere”, no la paz que se impone, la paz que es fruto del amor, no aquella que termina con todos los que no piensan como ellos, la paz hay que cultivarla, hay que anunciarla y hay que anunciarla con una tónica especial, de alegría, de optimismo, sin puños crispados, sin palabras de odio, sin nada de aquello que pueda causar pánico, terror en medio de nuestra población.



    8.- Hay que saber anunciar la paz y hay que saber anunciar la paz no como un slogan aprendido, sino como una experiencia de aquél que ha entregado su vida en la cruz para que la paz esté al alcance de todos. Una Iglesia que es capaz de entregar su vida por Jesús, es también una Iglesia que puede decir, aquí está la alegría, aquí está el triunfo, aquí está el Señor, ese Señor que es nuestro Dios, es nuestro amigo, es el Señor que lo ha hecho todo para que nadie nos separe de su amor.



    9.- “La paz esté con ustedes”, este texto está repetido cuatro veces: La paz esté con ustedes, cuatro veces, es algo que ya tiene que llamarnos la atención. La pascua no es una alegría eufórica, la pascua es una responsabilidad grande, esa alegría que se siente en el encuentro con el Señor hay que transmitirla, hacerla conocer, hay que llevarla como distintivos en nuestras vidas para que en medio de las dificultades, en medio de los terrorismos que se van inventando o que van apareciendo, brote la paz auténtica verdadera, aquella que busca que haya hermandad entre todos, pero que no se gloría ni siente gusto por quitar la vida a otros. (Aplausos).



    10.- Esa paz de Cristo es la que necesitamos hoy más que nunca. Todo lo malo que pueda acontecer y que ha acontecido estos días no nos puede encerrar, no nos puede hacer tener miedo, no nos puede paralizar, ahí está el Señor cuando entra y los encuentra reunidos a todos sus discípulos, pero con miedo, con temor. El miedo impide escuchar la palabra de Dios, el miedo nos lleva siempre a escuchar fantasías que se inventan por acá o por allá, a nosotros nos toca escuchar al Señor, pero libres de ese temor, no somos un pueblo que ha sido sacado de una dependencia o esclavitud para caer en otra, somos un pueblo llamado a seguir cantando la gloria de Dios por los caminos de la vida, pero cantando, no imponiéndola, no forzando a nadie a entrar en ella, pero ofreciendo a todos la posibilidad de saber que con el Señor la vida cambia, se transforma y las maneras de vivir se van adecuando poco a poco a eso que el Señor nos pide: Una paz que el Señor desea para todos y que hoy de una manera especial la repite para nosotros, nosotros aquí, en esta parte de Bolivia y en toda Bolivia tenemos que escuchar que estamos invitados a construir la paz, no nos podemos dejar que nos lleven de un lado para otro.



    11.- Algunos signos de terrorismo o de maldad, hay muchas cosas que hacer y que trabajar y hay muchas cosas que descubrir nuevamente, pero sobre todo, descubrir lo que el Señor nos ha querido enseñar: Toda persona humana es sagrada ante Dios, aunque haya cometido los pecados más grandes y a nosotros nos toca llevar esa gran dimensión de la misericordia de nuestro Dios para que nadie se sienta abatido y nadie sea eliminado sin ser juzgado adecuadamente.



    12.- ¿Cómo se tradujo esa paz entre los primeros cristianos?... formaban una comunidad, ese núcleo de Iglesia que nosotros miramos siempre con atención y reverencia es lo que debería sacudirnos un poco, los creyentes no vivían llevándose chismes, odios y contiendas, los creyentes formaban un solo cuerpo, un solo corazón y un alma sola. Ese es fruto de la paz, vivir como hermanos, vivir trabajando los unos por los otros, la pascua no es fuga, la alegría pascual no es desinteresarse de los otros, es buscar signos y medios apropiados; cuando miraban a los cristianos de los primeros tiempos, todos estaban admirados porque vivían como hermanos y si viven como hermanos es porque viven como hijos de Dios.



    13.- Este modo de vivir donde nadie en la comunidad pasaba dificultades o necesidades porque todos abrían su corazón y ponían sus propios medios para que nadie sufra, es la característica de una pascua llevada a la práctica, de una pascua que no es sólo celebración festiva de un día, sino de algo que ha cambiado la existencia; el mundo de entonces y el de hoy, es un mundo lleno de egoísmo, cada uno busca salvarse a sí mismo, no le importa si los otros se hunden, allí estamos los creyentes para llevar esta manera nueva, de hacer que la pascua que es vida se haga vida para todos los que la necesitan.



    14.- Lo tenían todo en común y no había nadie que pasaba necesidad. Eso es transformar, eso es cambiar, eso es dar bases para que no entre la corrupción, porque no se trata de quitar los bienes de unos para darles a otros que los van a malversar, se trata de compartir, el que tiene mucho tiene la obligación de compartir y el que tiene poco debe tener la confianza de acercarse a su comunidad, sabiendo que allí le van a solucionar uno de los problemas vitales, terminar con el hambre o con la pobreza. Esto hace que nos sintamos realmente hijos de Dios y si la pascua nos lleva a esa experiencia de sentirnos hijos de Dios, tiene que producir otra experiencia: Si somos todos hijos de Dios, todos somos hermanos, aquí no hay vuelta que darle, aquí no hay argumentaciones que hay que ir a buscar afuera, aquí lo que Dios quiere es que si realmente lo reconocemos como Padre a El, nos reconozcamos a nosotros como hermanos.



    15.- Este es el mensaje de la pascua, tenemos que seguir viviendo, tenemos que seguir proyectando. Dejemos que el Espíritu del Señor nos quite los miedos, que nos quite los temores, no es que no sintamos las dificultades de un atentado, lo sentimos, pero eso no nos puede quitar el amor y sobre todo, eso no nos puede quitar la responsabilidad de seguir llevando esta pascua con signos y con palabras que realmente aliente la esperanza y la vida de nuestro pueblo.



    16.- En esta mañana en que deseamos que se terminen los miedos en nuestras comunidades, quisiéramos también decir una palabra clara de adhesión al Santo Padre, en estos días, en estos tiempos en que ha sido tan criticado, tan ofendido, vilipendiado por algunos que se creen dueños de la razón o de la vida, nosotros queremos también, a través del Señor Nuncio, decirle al Santo Padre, desde Santa Cruz, que estamos con él, que lo queremos, porque cada día que nos habla, nos habla del amor, de la caridad, nos sigue hablando de ese Jesucristo que algunos quisieran acallar, nos sigue diciendo que el Cristiano, solamente con Cristo puede seguir adelante cumpliendo la misión que El mismo nos ha dado, por eso, queridos hermanos, desde esta Catedral, queremos darle una vez más ese signo de adhesión con un aplauso!. (Aplausos).



    17.- Y Gracias, hermanos, también por su solidaridad y sus oraciones, lo que ha acontecido… aconteció, lo que pedimos ahora es que se clarifique todo, por el bien del mismo pueblo, porque la paz no es cerrar los ojos, es abrirnos a las realidades para seguir reconstruyendo, o comenzar a construir aquello que todavía no se ha iniciado, ese es mi deseo para que el miedo que nos va amenazando termine en nosotros, termine en nuestro pueblo, termine en nuestra patria. Amén.



    UN TIEMPO DE CRISIS, UN TIEMPO DE GRACIA

    Mons. Pastor Cuquejo, arzobispo de Asunción, escribe un mensaje de fe y esperanza para orientar a los fieles en referencia al momento eclesial actual.



    Estamos viviendo, como Cuerpo Místico de Cristo, la Pascua del Señor. Pascua que significa primeramente participación en los sufrimientos de Cristo. La Iglesia de nuestro país está pasando justamente por los dolores de la mente y del espíritu. Son los sufrimientos de Cristo que pasa por la vida de tantos hermanos y hermanas nuestros que quieren vivir su fe de una manera coherente.

    Es muy probable que la gran mayoría de los católicos estemos pasando por primera vez estos sufrimientos que tocan el corazón de nuestra vida cristiana. Es la fe la que está siendo puesta a prueba, y no es solamente por medio de la duda espiritual sino de la duda existencial. Muchos se preguntan: ¿vale la pena ser cristiano? ¿Merecemos estos sufrimientos, esta desolación que estamos sintiendo? ¿Acaso no florecen los frutos de la fe en esta pascua que nos habla del triunfo de Jesús sobre la muerte y el pecado? ¡Nuestra pascua! ¿Por qué está tan cargada de angustias y frustraciones ante la vida cuestionada de los consagrados y otros cristianos laicos?

    Ciertamente es un tiempo de crisis el que estamos viviendo en estos momentos. Crisis, que significa conmoción, cambio, cuestionamiento, dolor. No podemos negar que existen causas para que soportemos estas reacciones muy humanas por un lado y muy comunes en nuestra vida ciudadana. Recordamos muchas veces la experiencia de Jesús en el huerto de Getsemaní: «Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz...». Y es verdad, no nos gusta sufrir. Nos cuesta aceptar los reveces de la vida, los desencantos, los vacíos del alma.

    Continuamos con las expresiones de Jesús en el huerto: «...pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Desde ese momento Jesús asume todo lo que significaría su auténtico triunfo sobre la muerte y el pecado. Asume su humanidad y la llena de la voluntad de su Padre, la llena de Dios. Y por eso hemos de hacer una pausa y preguntarnos si estamos llenos de nosotros mismos y lo olvidamos a Dios, habiéndolo arrinconado en un lugar escondido en la conciencia. Porque desde este momento debemos reconocer que todo tiempo de crisis es un tiempo de gracia. Dios está llamándonos insistentemente para que volvamos a Él con la radicalidad de nuestro ser, con el compromiso que cada uno hizo a partir del bautismo y en los diferentes estados de vida asumidos.

    No podemos quedarnos en la crisis para que ella se resuelva por sí sola. Debemos mirar hacia adelante para buscar el cambio que Dios nos pide y nos muestra en la vida despojada y de entrega total a Él por medio de Jesucristo su Hijo. En Jesús encontramos el modelo para enderezar nuestros pensamientos, actitudes y acciones. No dependemos ni de la ciencia, ni de la filosofía, para encontrarnos con el Dios vivo, el que comparte con nosotros la vida, el que quiere reinar en nuestros corazones y ofrecer su luz a una humanidad que se está olvidando de Él. No preparemos, entonces el caldo de cultivo para que entren los pensamientos y las acciones sin Dios o en contra de Él. Con la vida serena y sin pretensiones vivamos el mensaje de la verdad, de la libertad, de la justicia y de la paz. Se trata justamente de eso.

    No podemos llevar la crisis después de la muerte. Llenémonos de la gracia de Dios para que podamos gozarla por toda la eternidad. Porque por medio de los sufrimientos el Señor nos dice que viene la pascua, viene la vida y la resurrección, la alegría y el convivió alegre con El. Si sufrimos, suframos con el Señor. Si nos alegramos alegrémonos con El, porque ese es el verdadero sentido de la vida. Esa es la auténtica felicidad en la tierra. Entre las persecuciones y los consuelos de Dios vamos tejiendo nuestra existencia terrenal hasta el día en que nos corresponda escuchar la voz del Señor: «Siervo fiel y prudente, entra en el gozo de tu Señor».

    Miremos hacia la estrella que nos guía. Es María, la Madre de Jesús. Ella es nuestra maestra y compañera de la vida. Como hijos e hijas muy queridos por ella miremos su luz y llegaremos hasta su Hijo Jesús.

    + Mons. Pastor Cuquejo Arzobispo Metropolitano


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    Octava dies



     "La regla de Francisco": Editorial de P. Federico Lombardi SJ

    ◊     LA REGLA DE FRANCISCO
    La celebración de los 800 años de la aprobación pontificia de la primera “regla” de vida franciscana es un evento que merecía el bello discurso del Papa del 18 de abril y la conmovedora renovación – ante su presencia – de los votos religiosos de tantos representantes de las diversas familias franciscanas.
    Todos los Santos de la Iglesia han tomado el Evangelio como regla de su vida, pero en la figura de Francisco ello resplandece con particular transparencia, desde las heridas de pasión y de amor que reflejan las llagas de Cristo. En la pobreza, en la sencillez y en la caridad de Francisco el pueblo cristiano ha reconocido siempre fácilmente la autenticidad de la inspiración evangélica, y también más allá de las fronteras de la Iglesia hombres de cada fe religiosa o humana han recibido un genuino y potente mensaje de amor y de paz.
    Un carisma extraordinario, pues, que supera el tiempo, y que ha querido desde el comienzo someterse al discernimiento de la autoridad de la Iglesia para poner – como ha dicho el Papa – el pequeño “nosotros” de la naciente comunidad de los frailes en el grande “nosotros” de la Iglesia una y universal. Cierto, la fecundidad del carisma franciscano ha sido garantizada por la autoridad competente e inmensamente multiplicada.
    “¡Ve, Francisco, y repara mi Iglesia!”, dice el Crucifijo al Pobrecillo. “¡Vayan y continúen a reparar la casa del Señor, su Iglesia!”, dice Benedicto XVI, invitando a los seguidores de Francisco a reparar cada hombre de la ruina del pecado, a continuar ayudando a los pastores de la Iglesia a renovar la grey del señor.
    ¡Frescura perenne de una vocación que es un don para todos! ¡Evangelio traducido en vida para la juventud continua de la Iglesia y para la paz de la familia humana!
    Traducción: Cecilia Mutual

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