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Sumario del 15/10/2016

Pedro en diálogo con las culturas

Hacia el encuentro

Para el mundo

Pedro en diálogo con las culturas



¡Que no falten en la sociedad su sonrisa y el hermoso brillo de sus ojos! El Papa a la Asociación Nacional de Trabajadores Ancianos

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(RV).- “Contrarrestar la cultura nociva del descarte, que margina a los ancianos considerándolos improductivos” y “favorecer los lazos entre generaciones" porque “el futuro de un pueblo requiere el encuentro entre jóvenes y ancianos”: es ésta la invitación que el Papa Francisco dirigió este sábado 15 de octubre al recibir en audiencia a la Asociación Nacional de Trabajadores Ancianos italianos, reunidos en una jornada de encuentro y oración, en el contexto de la Fiesta de los Abuelos. Ante los 7 mil integrantes de esta Asociación presentes en el Aula Pablo VI, el Pontífice aseguró que “la Iglesia mira a las personas ancianas con afecto, gratitud y gran estima” porque son “parte esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad” y “representan las raíces y la memoria de un pueblo”.

En su discurso el Obispo de Roma recalcó la importancia de la presencia de los abuelos “porque su experiencia es un tesoro precioso, indispensable para mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad”. Abuelos que “pueden ayudar a los más jóvenes, sosteniéndolos en el camino del crecimiento y de la apertura al futuro, en la búsqueda de su camino”, explicó Francisco, porque “los ancianos, de hecho, testimonian que, incluso en las pruebas más difíciles, nunca hay que perder la confianza en Dios y en un futuro mejor”.

El Santo Padre recordó luego la valiosa labor realizada por los ancianos que “emplean generosamente su tiempo” ayudando a  los demás en las parroquias o transmitiendo “con sencillez la propia experiencia de vida” a los más pequeños de la familia y “los valores espirituales y culturales de un pueblo”.

“Ustedes tienen la misión de dar testimonio de los valores que realmente importan y que permanecen para siempre” les dijo con fuerza el Pontífice, recordando un mundo actual que ‘mitifica’ la fuerza y la apariencia. “Estamos llamados - agregó incluyéndose - a trabajar para el desarrollo de la cultura de la vida, dando testimonio de que cada etapa de la existencia es un don de Dios y tiene una belleza e importancia propias, aunque esté marcada por la fragilidad”.

Finalmente, el llamado del Vicario de Cristo a las instituciones y diferentes realidades sociales para que ayuden a los ancianos a expresar al máximo sus capacidades y sobre todo para asegurar que “su dignidad de personas sea siempre respetada y valorizada”, contrarrestando “la cultura nociva del descarte”, con vistas a la “construcción de una sociedad más acogedora e inclusiva”.

(MCM-RV)

Texto y audio completo de las palabras del Papa:

 

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

Estoy feliz de vivir junto a ustedes esta jornada de reflexión y de oración, insertada en el contexto del Día de los Abuelos. Los saludo a todos con afecto, a partir de los presidentes de las Asociaciones, a quienes agradezco por sus palabras. Expreso mi aprecio a cuantos han afrontado dificultades y penurias con el fin de no perderse esta cita; y al mismo tiempo estoy cerca de todas las personas mayores, solas o enfermas, que no pudieron moverse de casa, pero que están espiritualmente unidas a nosotros.

La Iglesia mira a las personas ancianas con afecto, gratitud y gran estima. Ellas son una parte esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad. No sé si han escuchado bien: los ancianos son parte esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad. En particular, representan las raíces y la memoria de un pueblo. Ustedes son una presencia importante, porque su experiencia es un tesoro precioso, indispensable para mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad. Su madurez y sabiduría, acumulada a lo largo de los años, pueden ayudar a los más jóvenes, sosteniéndolos en el camino del crecimiento y de la apertura al futuro, en la búsqueda de su camino. Los ancianos, de hecho, testimonian que, incluso en las pruebas más difíciles, nunca hay que perder la confianza en Dios y en un futuro mejor. Ellos son como árboles que continúan dando frutos: incluso bajo el peso de los años, pueden dar su contribución original para una sociedad rica en valores y para la afirmación de la cultura de la vida.

No son pocos los ancianos que emplean generosamente su tiempo y los talentos que Dios les ha concedido  abriéndose a la ayuda y al sostén de los demás. Pienso en cuantos se ponen a disposición de las parroquias para un servicio realmente precioso: algunos se dedican al decoro de la casa del Señor, otros como catequistas, líderes de la liturgia, testigos de la caridad. ¿Y qué decir de su papel en el ámbito familiar? ¡Cuántos abuelos cuidan de los nietos, transmitiendo con sencillez a los más pequeños la experiencia de la vida, los valores espirituales y culturales de una comunidad y de un pueblo! En los países que han sufrido una severa persecución religiosa, fueron los abuelos quienes transmitieron la fe a las nuevas generaciones, conduciendo a los niños recibir el bautismo en un contexto de sufrida clandestinidad.

En un mundo como el actual, donde a menudo son mitificadas la fuerza y la apariencia, ustedes tienen la misión de dar testimonio de los valores que realmente importan y que permanecen para siempre, porque están grabados en el corazón de cada ser humano y garantizados por la Palabra de Dios. Precisamente en cuanto personas de la llamada tercera edad, ustedes, o más bien nosotros, - porque yo también soy parte - estamos llamados a trabajar para el desarrollo de la cultura de la vida, dando testimonio de que cada etapa de la existencia es un don de Dios y tiene una  belleza e importancia propias, aunque esté marcada por la fragilidad.

De frente a tantos ancianos que, en los límites de sus posibilidades, continúan sirviendo a su prójimo, hay muchas personas que conviven con la enfermedad, con dificultades motoras, y que necesitan asistencia. Hoy doy gracias a Dios por las muchas personas y estructuras que se dedican a un cotidiano servicio a los mayores, para favorecer contextos humanos adecuados, en los cuales todos puedan vivir dignamente esta importante etapa de la propia vida. Las instituciones que albergan a los ancianos son llamadas a ser lugares de humanidad y de atención amorosa, donde las personas más débiles no sean olvidadas o descuidadas, sino visitadas, recordadas y custodiadas como hermanos y hermanas mayores. Se expresa así el reconocimiento aquellos que han dado tanto a la comunidad y que están en raíz.

Las instituciones y las diferentes realidades sociales todavía pueden hacer mucho para ayudar a los ancianos a expresar al máximo sus capacidades, para facilitar su participación activa, sobre todo para asegurar que su dignidad de personas sea siempre respetada y valorizada. Para ello se debe contrarrestar la cultura nociva del descarte – contrastar esta cultura nociva del descarte – que margina a los ancianos considerándolos improductivos. Los responsables públicos, las realidades culturales, educativas y religiosas, así como todas las personas de buena voluntad, están llamados a comprometerse con la construcción de una sociedad cada vez más acogedora e inclusiva.

Y esto del descarte es feo. Una de mis abuelas me contaba esta historia: en una familia, el abuelo vivía con ellos, era viudo, pero comenzó a enfermarse, enfermarse… Y en la mesa no comía bien y se le caía un poco de la comida. Y un día, el papá decidió que el abuelo no comiera más en la mesa con ellos, que comiera en la cocina y realizó una pequeña mesa para el abuelo. Así, la familia comía sin el abuelo. Algunos días después cuando volvió a casa del trabajo encontró a uno de sus hijos chiquitos jugando con la madera, los clavos, los martillos… “¿Pero qué estás haciendo?”, le preguntó. El niño le respondió: “Estoy construyendo una mesa”. “¿Para qué?” “Para ti. Para que cuando te hagas viejo, puedas comer aquí”. Los niños naturalmente son muy apegados a los abuelos y comprenden cosas que solamente los abuelos pueden explicar con su vida, con su actitud. Y esta cultura del descarte “eres viejo, ve afuera…” Tú eres viejo: ¡pero tienes tantas cosas para decirnos, para contarnos, de historia, de cultura, de la vida, de los valores! No dejemos que esta cultura del descarte siga adelante. Que haya siempre una cultura de inclusión.

También es importante favorecer los lazos entre generaciones. El futuro de un pueblo requiere el encuentro entre jóvenes y ancianos: los jóvenes son la vitalidad de un pueblo en camino y los ancianos refuerzan esta vitalidad con la memoria y la sabiduría.

Y hablen con sus nietos: hablen. Dejen que ellos les hagan preguntas. Son de una peculiaridad diversa de la nuestra, hacen otras cosas, les gusta otra música, pero tiene necesidad de los ancianos, de este hablar continuo. Y para dar la sabiduría. Me hace tanto bien leer cuando José y María llevaron al niño Jesús – tenía 40 días el nene – al templo. Y allí encontraron a dos abuelos. Estos abuelos eran la sabiduría del pueblo, y alababan a Dios para que esta sabiduría pudiera seguir adelante con este niño. Son los abuelos los que reciben a Jesús en el Templo, no el sacerdote: esto viene después. Los abuelos. Y lean esto, en el Evangelio de Lucas, ¡es hermoso!

Queridos abuelos y abuelas, gracias por el ejemplo que ofrecen de amor, dedicación y sabiduría. ¡Sigan dando con coraje testimonio de estos valores! ¡Que no falten en la sociedad su sonrisa y el hermoso brillo de sus ojos! ¡Que la sociedad pueda verlos! Yo los acompaño con mis oraciones, y ustedes tampoco se olviden de rezar por mí. Y ahora, sobre ustedes y en sus intenciones y proyectos de bien, invoco la bendición del Señor.

Ahora recemos a la abuela de Jesús, a Santa Ana: lo hagamos en silencio, un segundito. Cada uno pida a Santa Ana que nos enseñe a ser buenos y sabios abuelos.

(Traducción del italiano: Griselda Mutual, MCM - RV)

 

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Mensaje del Papa Francisco para Jornada Mundial de la Alimentación

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(RV).- “Sabemos que el mecanismo de la distribución se queda en teoría si los hambrientos no tienen un acceso efectivo a los alimentos, si no se crea una relación adecuada entre la necesidad alimenticia y el consumo”, lo dijo el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Alimentación 2016, que se celebrará este domingo 16 de octubre.

En su mensaje, el Santo Padre resaltó el tema elegido por la FAO para la presente Jornada: «El clima está cambiando. La alimentación y la agricultura también». Este tema, dijo el Pontífice nos lleva a considerar la dificultad que se suma a la lucha contra el hambre, es decir, la presencia de un fenómeno complejo como el del cambio climático. Por ello, es importante afirma el Sucesor de Pedro, “cuestionarnos sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva, sin recurrir a los fáciles sofismas que se esconden tras los datos estadísticos o las previsiones contradictorias” y al mismo tiempo, “sin abandonar el dato científico, que es más necesario que nunca, sino de ir más allá de la simple lectura del fenómeno o de la enumeración de sus múltiples efectos”.

En este sentido, es necesario reconocer, ante todo, agrega el Obispo de Roma, que los diferentes efectos negativos sobre el clima tienen su origen en la conducta diaria de personas, comunidades, pueblos y Estados. “Es necesario intervenir políticamente y, por tanto, tomar las decisiones necesarias, disuadir o fomentar conductas y estilos de vida que beneficien a las nuevas y a las futuras generaciones. Sólo entonces podremos preservar el planeta”.

Este aspecto es fundamental, afirma el Papa, ya que una gran parte de la población mundial vive en zonas rurales en contacto directo con los efectos del cambio climático, y ellos experimentan que, si el clima cambia, también sus vidas cambian. “Su diario acontecer se ve afectado por situaciones difíciles, a veces dramáticas, el futuro es cada vez más incierto y así se abre camino la idea de abandonar casas y afectos”. De la sabiduría de las comunidades rurales – señala el Pontífice – podemos aprender un estilo de vida que nos puede ayudar a defendernos de la lógica del consumo y de la producción a toda costa; lógica que, envuelta en buenas justificaciones, como el aumento de la población, en realidad sólo busca aumentar los beneficios.

Además, precisa el Obispo de Roma, no podemos olvidar que es también el clima el que contribuye a que la movilidad humana sea imparable. “Los datos más recientes nos dicen que cada vez son más los emigrantes climáticos, que pasan a engrosar las filas de esa caravana de los últimos, de los excluidos, de aquellos a los que se les niega tener incluso un papel en la gran familia humana. Un papel que no puede ser otorgado por un Estado o por un estatus, sino que le pertenece a cada ser humano en cuanto persona, con su dignidad y sus derechos”.

Muchas veces, también en cuanto Iglesia Católica – señala el Papa – hemos recordado que los niveles de producción mundial son suficientes para garantizar la alimentación de todos, a condición de que haya una justa distribución. “En efecto, sabemos que el mecanismo de la distribución se queda en teoría si los hambrientos no tienen un acceso efectivo a los alimentos, si siguen dependiendo de la ayuda externa, más o menos condicionada, si no se crea una relación adecuada entre la necesidad alimenticia y el consumo y, no menos importante, si no se elimina el desperdicio y se reducen las pérdidas de alimentos”.

Todos estamos llamados a cooperar en este cambio de rumbo, es la invitación conclusiva del Papa Francisco: los responsables políticos, los productores, los que trabajan en el campo, en la pesca y en los bosques, y todos los ciudadanos. “La voluntad de actuar no puede depender de las ventajas que se puedan obtener, sino que es una exigencia que está unida a las necesidades que surgen en la vida de las personas y de toda la familia humana… con el fin de conseguir que todo el mundo tenga cada día una alimentación suficiente y saludable”.

(Renato Martinez – Radio Vaticano)

Texto completo del mensaje del Papa Francisco

Al Profesor José Graziano da Silva

Director General de la FAO

Muy ilustre Señor:

1.     El que la FAO haya querido dedicar la actual Jornada Mundial de la Alimentación al tema «El clima está cambiando. La alimentación y la agricultura también», nos lleva a considerar la dificultad añadida que supone para la lucha contra el hambre la presencia de un fenómeno complejo como el del cambio climático. Con el fin de hacer frente a los retos que la naturaleza plantea al hombre y el hombre a la naturaleza (cf. Enc. Laudato si’, 25), me permito ofrecer algunas reflexiones a la consideración de la FAO, de sus Estados miembros y de todas las personas que participan en su actividad.

¿A qué se debe el cambio climático actual? Tenemos que cuestionarnos sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva, sin recurrir a los fáciles sofismas que se esconden tras los datos estadísticos o las previsiones contradictorias. No se trata de abandonar el dato científico, que es más necesario que nunca, sino de ir más allá de la simple lectura del fenómeno o de la enumeración de sus múltiples efectos.

Nuestra condición de personas necesariamente relacionadas y nuestra responsabilidad de custodios de la creación y de su orden, nos obligan a remontarnos a las causas de los cambios que están ocurriendo e ir a su raíz. Hemos de reconocer, ante todo, que los diferentes efectos negativos sobre el clima tienen su origen en la conducta diaria de personas, comunidades, pueblos y Estados. Si somos conscientes de esto, no bastará la simple valoración en términos éticos y morales.  Es necesario intervenir políticamente y, por tanto, tomar las decisiones necesarias, disuadir o fomentar conductas y estilos de vida que beneficien a las nuevas y a las futuras generaciones. Sólo entonces podremos preservar el planeta.

Las acciones que hay que realizar han de estar adecuadamente planificadas y no pueden ser el resultado de las emociones o los motivos de un instante. Es importante programarlas. En este cometido, las instituciones, llamadas a trabajar juntas, tienen un papel esencial, ya que las acciones individuales, si bien son necesarias, sólo son eficaces si se integran en una red compuesta de personas, entidades públicas y privadas, estructuras nacionales e internacionales. Esta red, sin embargo, no puede quedar en el anonimato; esta red tiene el nombre de fraternidad y debe actuar en virtud de su solidaridad fundamental.

2.     Todas las personas que trabajan en el campo, en la ganadería, en la pesca artesanal, en los bosques, o viven en zonas rurales en contacto directo con los efectos del cambio climático, experimentan que, si el clima cambia, también sus vidas cambian. Su diario acontecer se ve afectado por situaciones difíciles, a veces dramáticas, el futuro es cada vez más incierto y así se abre camino la idea de abandonar casas y afectos. Prevalece una sensación de abandono, de sentirse olvidados por las instituciones, privados de la ayuda que puede aportar la técnica, así como de la justa consideración por parte de todos los que nos beneficiamos de su trabajo.

De la sabiduría de las comunidades rurales podemos aprender un estilo de vida que nos puede ayudar a defendernos de la lógica del consumo y de la producción a toda costa; lógica que, envuelta en buenas justificaciones, como el aumento de la población, en realidad sólo busca aumentar los beneficios. En el sector del que se ocupa la FAO está creciendo el número de los que piensan que son omnipotentes y pueden pasar por alto los ciclos de las estaciones o modificar indebidamente las diferentes especies de animales y plantas, provocando la pérdida de esa variedad que, si existe en la naturaleza, significa que tiene ―y ha de tener― una función. Obtener una calidad que da excelentes resultados en el laboratorio puede ser ventajoso para algunos, pero puede tener efectos desastrosos para otros. Y el principio de precaución no es suficiente, porque muy a menudo se limita a impedir que se haga algo, mientras que lo que se necesita es actuar con equilibrio y honestidad. Seleccionar genéticamente un tipo de planta puede dar resultados impresionantes desde un punto de vista cuantitativo, pero, ¿nos hemos preocupado de las tierras que perderán su capacidad de producir, de los ganaderos que no tendrán pastos para su ganado, y de los recursos hídricos que se volverán inutilizables? Y, sobre todo, ¿nos hemos preguntado si ―y en qué medida― contribuirán a cambiar el clima?

Por tanto, no precaución, sino sabiduría. Esa que los campesinos, los pescadores, los ganaderos conservan en la memoria de las generaciones, y que ahora ven cómo está siendo ridiculizada y olvidada por un modelo de producción que sólo beneficia a pequeños grupos y a una pequeña porción de la población mundial. Recordemos que se trata de un modelo que, con toda su ciencia, consiente que cerca de ochocientos millones de personas todavía pasen hambre.

3.     La cuestión se refleja directamente en las emergencias diarias que las instituciones intergubernamentales, como la FAO, están llamadas a afrontar y tratar, conscientes de que el cambio climático no pertenece exclusivamente a la esfera de la meteorología. No podemos olvidar que es también el clima el que contribuye a que la movilidad humana sea imparable. Los datos más recientes nos dicen que cada vez son más los emigrantes climáticos, que pasan a engrosar las filas de esa caravana de los últimos, de los excluidos, de aquellos a los que se les niega tener incluso un papel en la gran familia humana. Un papel que no puede ser otorgado por un Estado o por un estatus, sino que le pertenece a cada ser humano en cuanto persona, con su dignidad y sus derechos.

Ya no basta impresionarse y conmoverse ante quien, en cualquier latitud, pide el pan de cada día. Es necesario decidirse y actuar. Muchas veces, también en cuanto Iglesia Católica, hemos recordado que los niveles de producción mundial son suficientes para garantizar la alimentación de todos, a condición de que haya una justa distribución. Pero, ¿podemos continuar todavía en esta dirección, cuando la lógica del mercado sigue otros caminos, llegando incluso a tratar los productos básicos como una simple mercancía, a usar cada vez más los alimentos para fines distintos al consumo humano,  o a destruir alimentos simplemente porque son muchos y se buscan más las ganancias, en vez de atender a las necesidades? En efecto, sabemos que el mecanismo de la distribución se queda en teoría si los hambrientos no tienen un acceso efectivo a los alimentos, si siguen dependiendo de la ayuda externa, más o menos condicionada, si no se crea una relación adecuada entre la necesidad alimenticia y el consumo y, no menos importante, si no se elimina el desperdicio y se reducen las pérdidas de alimentos.

Todos estamos llamados a cooperar en este cambio de rumbo: los responsables políticos, los productores, los que trabajan en el campo, en la pesca y en los bosques, y todos los ciudadanos. Por supuesto, cada uno en sus ámbitos de responsabilidad, pero todos con la misma función de constructores de un orden interno en las Naciones y un orden internacional, que consienta que el desarrollo no sea solo prerrogativa de unos pocos, ni que los bienes de la creación sean patrimonio de los poderosos. Las posibilidades no faltan, y los ejemplos positivos, las buenas prácticas, nos proporcionan experiencias que se pueden seguir, compartir y difundir.

4.     La voluntad de actuar no puede depender de las ventajas que se puedan obtener, sino que es una exigencia que está unida a las necesidades que surgen en la vida de las personas y de toda la familia humana. Necesidades materiales y espirituales, pero en cualquier caso reales, que no son el resultado de la decisión de unos pocos, de las modas o de estilos de vida que convierten a la persona en un objeto, a la vida humana en un instrumento, incluso de experimentación, y a la producción de alimentos en un mero negocio económico, al que hay que sacrificar hasta el alimento disponible, cuya finalidad natural es conseguir que todo el mundo tenga cada día una alimentación suficiente y saludable.

Estamos muy cerca de la nueva fase que convocará en Marrakech a los Estados Miembros de la Convención sobre el Cambio Climático para poner en práctica sus compromisos. Creo interpretar el deseo de muchos al pedir que los objetivos recogidos en el Acuerdo de París no queden en bellas palabras, sino que se concreten en decisiones valientes para que la solidaridad no sea sólo una virtud, sino también un modelo operativo en la economía, y que la fraternidad ya no sea una simple aspiración, sino un criterio de gobernabilidad nacional e internacional.

Estas son, Señor Director General, algunas reflexiones que quisiera hacerle llegar en este momento en el que se avecinan preocupaciones, agitaciones y tensiones causadas también por la cuestión del clima, que está cada vez más presente en nuestra vida cotidiana y que grava, ante todo,  sobre las condiciones de vida de muchos de nuestros hermanos y hermanas más vulnerables y marginados. Que el Todopoderoso bendiga sus esfuerzos al servicio de toda la humanidad.

Vaticano, 14 de octubre de 2016

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Viernes de Misericordia: Papa Francisco visita una casa de acogida de niños en dificultad de Roma

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(RV).- En el marco del Año de la Misericordia el Santo Padre visitó la tarde de este viernes en Roma un centro de acogida de niños llamado “Villaggio SOS”, donde acuden menores con problemas sociales o familiares. El centro se compone de 5 casas, en cada una de ellas viven más o menos seis niños de 12 años de edad máximo, que son cuidados por una persona conocida como “Mamma SOS”.  Aquí crecen como si fueran una verdadera familia. Les acompañan a la escuela, van a misa, hacen deporte… Los profesionales o voluntarios que les tutelan siguen a cada niño durante diversos años seguidos para crear relaciones humanas estables que les ayuden a ser finalmente autónomos. Además allí también está presentes chicos más grandes que vivieron allí y ahora van a echar una mano en las actividades cotidianas.  

El Papa Francisco de la mano de algunos de los niños y niñas del centro ha conocido la historia del “Villaggio SOS”, ha visto algunos de los lugares donde juegan los chicos a diario, quienes les han enseñado sus juegos y ha merendado con ellos.  

El “Villaggio SOS” sigue el modelo pedagógico y organizativo del primer centro de este tipo fundado en Austria en 1949 por Hermann Gmeiner, un estudiante de medicina austriaco a quien le llegó al corazón la situación en la que vivía centenares de niños sin ninguna relación familiar por la devastación de la guerra.

(MZ-RV)

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Papa: Siempre con la verdad para no caer en la hipocresía

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(RV).- Para seguir al Señor es fundamental no engañarnos, no decirnos mentiras y así no caer en la hipocresía, esa esquizofrenia espiritual que nos hace decir tantas cosas pero sin ponerlas en práctica. Es en síntesis cuanto dijo el Papa Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

Levadura buena y levadura mala: las galletas de la abuela

A partir del Evangelio del día, en el que Jesús invita a estar atentos ante la “levadura de los fariseos”, el Santo Padre observó que “hay una levadura buena y una levadura mala”. La levadura que hace crecer el Reino de Dios y la levadura que hace sólo aparenta en el Reino de Dios. Y afirmó que la levadura siempre hace levar, hace crecer, cuando es bueno, de modo consistente, sustancioso, con lo que se consigue un buen pan, una buena masa: crece bien. Pero “la levadura mala no hace crecer bien”. Y para explicar este concepto, el Pontífice relató una anécdota de su infancia:

“Yo recuerdo que para Carnaval, cuando éramos niños, la abuela nos hacía unas galletas, y la masa era muy fina, fina, fina era la que hacía. Después la echaba en el aceite y aquella masa se hinchaba, se hinchaba… y cuando comenzábamos a comerla, estaba vacía. Y la abuela nos decía  – en su dialecto las llamaban ‘mentiras’ – ‘éstas son como las mentiras: parecen grandes, pero no tienen nada adentro, no hay nada de verdad allí; no hay nada de sustancia’. Y Jesús nos dice: ‘Estén atentos a la levadura mala, a la de los fariseos’. ¿Y cuál es? Es la hipocresía. Estén bien atentos ante la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”.

Hipocresía, esquizofrenia espiritual o nominalismo existencial

La hipocresía – prosiguió diciendo el Papa – es cuando se invoca al Señor con los labios, pero el corazón está lejos de Él:

“Es una división interna, la hipocresía. Se dice una cosa y se hace otra. Es una especie de esquizofrenia espiritual. Además, la hipocresía es un simulador: parece bueno, cortés, pero detrás de sí tiene un puñal, ¡eh! Pensemos en Herodes. ¡Con cuánta cortesía  – asustado por dentro – había recibido a los Magos! Y después, en el momento de la despedida les dice: ‘Vayan, y después vuelvan y díganme dónde está este niño ¡para que también yo pueda ir a adorarlo!’. ¡Para matarlo! El hipócrita que tiene doble cara. Es un simulador. Jesús, hablando de estos Doctores de la Ley, afirma: ‘Estos dicen y no hacen’: es otra forma de hipocresía. Es un nominalismo existencial: aquellos que creen que, diciendo las cosas, arreglan todo. No. Las cosas deben ser hechas, no sólo dichas. Y el hipócrita es un nominalista, cree que con decir se hace todo. Además, el hipócrita es incapaz de acusarse a sí mismo: jamás encuentra una mancha en sí mismo; acusa a los demás. Pensemos en la pajita y en la viga, ¿no? Y así podemos describir esta levadura que es la hipocresía”.

Decirse la verdad, no las mentiras

El Obispo de Roma invitó a hacer un examen de conciencia para comprender si crecemos con la levadura buena o con la levadura mala preguntándonos: “¿Con qué espíritu hago las cosas? ¿Con qué espíritu rezo? ¿Con qué espíritu me dirijo a los demás? ¿Con el espíritu que construye? ¿O con el espíritu que se vuelve aire?”. Lo importante – concluyó diciendo el Papa – es no engañarnos, no decirnos mentiras, sino la verdad:

“¡Con cuánta verdad se confiesan los niños! Los niños jamás, jamás, jamás dicen una mentira en la confesión; jamás dicen cosas abstractas. ‘He hecho esto, he hecho aquello, he hecho…’: concretos. Los niños, cuando están ante Dios y ante los demás, dicen cosas concretas. ¿Por qué? Porque tienen la levadura buena, la levadura que los hace crecer como crece el Reino de los Cielos. Y que el Señor nos dé, a todos nosotros, el Espíritu Santo y la gracia de la lucidez para decirnos cuál es la levadura con la que yo crezco; cuál es la levadura con la cual yo actúo. ¿Soy una persona leal, transparente o soy un hipócrita?”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

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Hacia el encuentro



En la cruz está nuestra salud y nuestra vida, decía y enseñaba el Cura Brochero

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REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz 

“Cristo lavó mis pecados en su sangre...”, expresaba José Gabriel Brochero y esto es lo que siempre recordaba en su corazón cuando pensaba en Cristo. Por eso decía a sus paisanos haciéndoles mirar la cruz de la Capilla de la Casa de Ejercicios: “En la cruz está nuestra salud y nuestra vida... la fortaleza del corazón, el gozo del espíritu... la esperanza del cielo... ¿Tendremos valor para mirar al Salvador sin conmovernos y sin resolvernos a seguirlo, aunque sea caminando por el medio de la amargura, y aunque sea derramando nuestra sangre gota a gota hasta exhalar el alma?” (Plática sobre la Última Cena de Jesús).

El mismo Brochero se ocupó de hacer tallar una imagen de Cristo crucificado para la Casa de Ejercicios y dio al artista indicaciones precisas para que a los ejercitantes se les imprimiera en el corazón la imagen misma del amor, el perdón, la misericordia, como la imagen de Jesús crucificado se le había impreso en el propio corazón de sacerdote.

Cristo crucificado es la fuerza de la vida y el amor más grande de José Gabriel Brochero. Y el que busque otra razón, aunque sea para la construcción de un camino, se equivoca si no afirma que la causa es Cristo: “Todo lo hago por amor al Corazón de Cristo”, decía el cura Brochero.

@jesuitaGuillo 

 

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Los jesuitas celebran a su nuevo Prepósito General: el padre venezolano Arturo Sosa SJ

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(RV).-  Es el padre Arturo Marcelino Sosa Abascal de Venezuela el nuevo Prepósito General de la Compañía de Jesús. Finalizados los cuatro días de las llamadas 'murmuratio', es decir, de las conversaciones en las que los jesuitas intercambiaron informaciones  “de uno a uno”, la Congregación General de la Societas Iesus, vale decir, la más alta instancia de la Orden fundada por san Ignacio de Loyola, eligió a su 31 Prepósito General.

Para dicha elección, realizada después de un tiempo de oración, recogimiento y penitencia, han sido necesarios al menos 107 votos, es decir, la mitad más uno de los 212 electores que participaron en la votación, delegados de los casi 17.000 jesuitas presentes en todo el mundo.

Breve biografía

El padre Arturo Sosa nació en Caracas el 12 noviembre de 1948. Licenciado en Filosofía en la Universidad Católica Andrés Bello, realizó estudios de Teología en 1978. Es Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Central de Venezuela. Ha revestido diversos cargos, entre ellos, desde 2008 fue elegido por el entonces padre General Adolfo Nicolás como Consejero General y Delegado para las Casas y Obras internacionales de la Compañía de Jesús en Roma, a partir del mes de septiembre de 2014. Se trata de instituciones que dependen directamente del Padre General de los Jesuitas y para las que nombra a un delegado. Entre ellas se encuentran, además de la Curia General, la Pontificia Universidad Gregoriana, el Pontificio Instituto Bíblico, el Pontificio Instituto Oriental, el Observatorio Vaticano, así como diversos Colegios Internacionales y Residencias.

Entre 1996 y 2004 fue Superior Provincial de los Jesuitas en Venezuela. Anteriormente había sido coordinador del apostolado social en este país y director del Centro Gumilla, un centro de investigación y acción social de los jesuitas en Venezuela.

"El P. Arturo Sosa cuenta con una larga trayectoria de dedicación a la docencia y la investigación. Ha desempeñado diversos cargos y funciones en el ámbito universitario. Ha sido profesor y miembro del Consejo Fundacional de la Universidad Católica Andrés Bello y Rector de la Universidad Católica del Táchira. Especialmente ha ejercido la investigación y la docencia en el campo de las ciencias políticas, en diferentes centros e instituciones, como la Cátedra de Teoría Política Contemporánea y la Cátedra de Cambio Social en Venezuela en la Escuela de Ciencias Sociales. Ha sido investigador en el Instituto de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela y, en la misma universidad, profesor de la Escuela de Estudios Políticos en la Cátedra de Historia de la ideas Políticas de Venezuela. En 2004 fue profesor invitado por el Centro para Estudios de América Latina de Georgetown University, en Estados Unidos y fue profesor de la Cátedra de Pensamiento Político Venezolano de la Universidad Católica del Táchira. Ha publicado diferentes obras, especialmente sobre historia y política venezolana. Habla español, italiano e inglés, y entiende el francés".

El nuevo Prepósito General sucede al padre Adolfo Nicolás, que renunció a los 80 años, tal como lo hiciera a su vez su predecesor, el padre Peter Hans Kolvenbach en 2008. Como es tradicional, el Papa Francisco fue la primera persona en ser informada del nombre del nuevo general de los jesuitas. 

La primera congregación general tuvo lugar en 1558, dos años después de la muerte del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola. Esta última inició el pasado 2 de octubre y se centró en el tema "Remando mar adentro". 

El perfil del General de la Compañía

"El Prepósito General 'debe ser de los más señalados en toda virtud, y de más méritos en la Compañía y más a la larga conocido por tal' [Co 735]. Más que las excelencias técnicas de una persona, se apunta a las cualidades más profundas de su mente y de su corazón, lo que Ignacio llama 'virtudes'. Lo que él quiere para dirigir la Compañía de Jesús no es un mero experto, sino una clase determinada de persona, alguien que pueda dirigirlos sobre todo con su ejemplo, que sea “un espejo y dechado” para todos los jesuitas. Lo que quiere, sobre todo, es que sea un buen jesuita. En terminología contemporánea, podríamos expresarlo así: sobre todo, el P. General tiene que ser una persona de profundidad espiritual, de amistad con Dios en la oración, en la acción y en sus relaciones humanas. Con libertad de corazón, para que lidere con un amor humilde, justo y valiente. Que sea una persona de iniciativa y perseverancia en el bien, mostrando siempre magnanimidad cuando se enfrente al éxito o al fracaso. Con cuidado de su salud y de su apariencia. Que en el espíritu, alma y cuerpo viva el magis con un corazón grande, abierto a Dios y a los demás".

Más información en http://gc36.org/ http://www.cpalsj.org/

(Griselda Mutual- Radio Vaticano)

 

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Para el mundo



YouTube VATICAN ES: Radio Vaticana transmitirá en directo la canonización de los próximos Santos de la Iglesia

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(RV).- Ya está todo preparado para la celebración de la Santa Misa con el rito de canonización, que tendrá lugar el domingo 16 de octubre a las 10:15 hora local de Roma, mediante el cual el Papa Francisco proclamará siete nuevos Santos de la Iglesia Católica.

Se trata del beato argentino José Gabriel del Rosario Brochero, sacerdote diocesano conocido popularmente como El Cura Brochero; el beato mexicano José Luis Sánchez del Río, mártir con tan sólo 14 años; los beatos italianos Ludovico Pavoni, sacerdote fundador de la Congregación de los Hijos de María Inmaculada y Alfonso María Fusco, sacerdote fundador de la Congregación de las religiosas de San Juan Bautista.

También los beatos franceses Salomón Leclerq de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y Sor Isabel de la Santísima Trinidad Catez, monja profesa de la Orden de los Carmelitas Descalzos; y el beato español Manuel González García, Obispo de Palencia Fundador de la Unión Eucarística Reparadora y de la Congregación de las Religiosas Misioneras Eucarísticas de Nazaret.

Radio Vaticana transmitirá en DIRECTO la ceremonia de canonización seguida de la Misa presidida por el Santo Padre  que podrán seguir en este enlace de nuestro canal de YouTube VATICAN ES , así como en nuestra Página de FacebookTwitter, donde también compartiremos imágenes y videos actualizados.

Otras formas de escucharnos: 

1- Vía satélite: INTELSAT AOR - IS 907 at 332,5° E (Atlantic Region) - 4161.705 MHz - GLOBAL B - Polarization Rx LHCP | CH-3

2.- A través de nuestra página en el CANAL 6 del siguiente enlace (el ícono de la Santa Misa se habilitará en el enlace indicado en el día de la transmisión)

3.- También es posible a través de la línea ISDN (en español RDSI), (para este tipo de señal se necesita el Codec en standard  G722, 64 kilobit mono). En este caso la emisora paga el costo de la llamada telefónica.

4.- Mediante audio over IP, en este caso ofrecemos una clave de acceso y las indicaciones de carácter técnico para tomar la señal mediante internet. Este sistema no comporta ningún costo. Para ello es necesario establecer contacto directo con la oficina de Relaciones Internacionales a la siguiente dirección relint@vatiradio.va  Tel.  +39 06 6988 3945 Fax  +39 06 6988 3237

Acompaña a la Radio del Papa en este gran acontecimiento eclesial.

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En Cadena de Amistad: ECCLA 2016

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(RV).- Con el objetivo de lograr un intercambio de experiencias y alcanzar una visión común para la Renovación carismática católica de América Latina, se está desarrollando del 13 al 16 de octubre en Santo Domingo, el ECCLA 2016, es decir, el Encuentro Carismático Católico Latino Americano. En él participan los líderes de la Renovación Carismática de los países latinoamericanos, para unidos formarse, enriquecerse y recibir las líneas de acción propuestas por el Consejo Católico Carismático Latinoamericano (CONCCLAT), y, tal como ellos mismos informan, “sin desaprovechar la celebración fraterna que se vive en el Espíritu Santo”. En esta emisión del programa "Cadena de Amistad", escucharemos la invitación de Genry Batista de Radio Inmaculada la Espiritual, de la Diócesis de Newark, EE.UU. presente en el encuentro. 

En la segunda parte del programa, el servicio de Alejandro Frías de Radio San Roque González de Santa Cruz 570 AM de Paraguay, quien, en la inauguración de la Editorial Montoya en Asunción, entrevista al padre José Luis Caravia SJ. Entre otras cosas, el sacerdote jesuita habla de quien en la época de la dictadura militar le salvara la vida, en aquel tiempo su superior: Jorge Mario Bergoglio.

(Griselda Mutual - Radio Vaticano) 

 

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