AUDIENCIA GENERAL: EL CÁNTICO DE LOS TRES JÓVENES
SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO DE IRAK ASEDIADO POR EL EMBARGO
JUAN PABLO II DOCTOR HONORIS CAUSA POR LA UNIVERSIDAD WYSZYNSKI DE POLONIA
EUCARISTÍA PARA LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA DE ROMA
ENCUENTRO SOBRE EL FUTURO DE LOS CRISTIANOS EN TIERRA SANTA
JORNADA DE AYUNO PARA IMPLORAR JUSTICIA Y PAZ EN EL MUNDO
LOS ARTISTAS DEL CONCIERTO DE NAVIDAD CON EL PAPA

ÁNGELUS: "LA HUMANIDAD ANHELA MAS QUE NUNCA LA ALEGRÍA Y LA PAZ"
EL OBISPO DE ROMA HA VISITADO YA 300 PARROQUIAS DE SU DIÓCESIS
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

MENSAJE A LOS JOVENES DE ACCIÓN CATÓLICA DE ITALIA
MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
MENSAJE AL CARDENAL CAMILO RUINI
ACTIVIDADES PASTORALES DE JUAN PABLO II EN EL PERIODO NAVIDEÑO

LA PAZ SE LOGRARÁ CON UN ESTADO PALESTINO Y GARANTÍA DE LA SEGURIDAD DE ISRAEL
DECLARACIÓN DE NAVARRO VALLS

RENUNCIAS Y
NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
CELEBRACIONES EN LA IGLESIA NACIONAL ESPAÑOLA DE ROMA


DICIEMBRE 2001
SEMANA DEL 10 AL16

 

 

AUDIENCIA GENERAL: EL CÁNTICO DE LOS TRES JÓVENES

El cántico de los tres jóvenes, del libro del profeta Daniel, fue el tema de la catequesis de la Audiencia General del miércoles. Se trata de un himno largo y bello cantado por tres jóvenes judíos arrojados en un horno encendido por haberse negado a adorar la estatua del rey Nabucodonosor, de Babilonia. Es de todos sabido, afirmó el Papa, que el libro de Daniel refleja los fermentos, las esperanzas e incluso las expectativas apocalípticas del pueblo elegido, el cual, en la época de los Macabeos (siglo II antes de Cristo) luchaba para poder vivir según la Ley dada por Dios.

Los tres jóvenes, preservados milagrosamente de las llamas, cantaban en el horno un himno de alabanza a Dios. Este himno se asemeja a una letanía, repetitiva y al mismo tiempo nueva, que se eleva a los cielos como volutas de incienso, semejantes pero nunca iguales. Juan Pablo II reiteró que la oración no teme la repetición, así como el enamorado no duda en declarar insistentemente a su amada el amor que siente por ella. En estas cosas, la insistencia, afirmó el Papa, es señal de intensidad y de innumerables matices en los sentimientos, en los impulsos interiores y en los afectos.

Una vez más vemos implicadas en la alabanza a Dios a las criaturas, que desfilan en este himno cósmico del capítulo tercero de Daniel. El canto, propuesto por la liturgia en los Laudes del domingo de la segunda semana, convoca a todas las criaturas del cielo y de la tierra para que alaben y magnifiquen a su Señor. La primera palabra del himno es "Bendito": Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres…" En la Biblia existen dos formas de bendición, que se entrecruzan entre sí. Por un lado la bendición que desciende de Dios: El Señor bendice a su pueblo. Se trata de una bendición eficaz, fuente de fecundidad, de felicidad y de prosperidad.

Por otro lado está la bendición que sube desde la tierra al cielo. El hombre, beneficiado por la generosidad divina, bendice a Dios, alabándolo, dándole gracias, exaltándolo. El objeto fundamental de la alabanza de este himno es, sobre todo, el nombre "glorioso y santo" de Dios. Este cántico de la mañana del domingo, la Pascua semanal de los cristianos, es una invitación a abrir los ojos ante la nueva creación que ha tenido su origen en la resurrección de Jesús. La contemplación de esta nueva creación lleva a todos de la mano a entrar, saltando de gozo, en la única Iglesia de Cristo.

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:
En la Biblia hay dos tipos de bendición, relacionadas entre sí. Una es la bendición que viene de Dios y significa protección, felicidad y prosperidad para el ser humano; la otra es la que, desde la tierra, sube al cielo, manifestando alabanza, gratitud y reconocimiento a Dios por todos sus beneficios.

Ésta es la que predomina en el canto de los tres jóvenes condenados al fuego por no renegar de su fe ni ceder a la idolatría. Repiten una y otra vez su invocación, pues no se cansan de proclamar su amor a Dios. Incluso invitan a todas las criaturas a honrar al Creador pues, aunque Él está en la bóveda del cielo, sentado sobre querubines, no deja de cuidar siempre de su pueblo. Al recitar esta oración el domingo, el cristiano ha de pensar también en la nueva creación, obra del misterio Pascual de Cristo, que toda la comunidad celebra solemnemente este día de la semana.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a los oficiales y cadetes de la Escuela Penitenciaria de la Nación y de la Escuela Federal de Policía, de Argentina. Invito ardientemente a todos a que, reconociendo y alabando a Dios, creador y padre del género humano, acrecienten su respeto por cada persona y fomenten la paz.

EL PAPA ACTIVÓ DESDE EL VATICANO LA PÁGINA WEB DE LA BASÍLICA DE GUADALUPE

El Papa Juan Pablo II, según noticias llegadas de México, inauguró el miércoles, la página web de la Virgen de Guadalupe, una especie "Santuario Digital" que permitirá a los fieles de todo el mundo rezar y hacer peticiones a la patrona de México y de toda América. Un portavoz de la Basílica de Guadalupe manifestó que el Papa será el primer visitante del portal de la Virgen Morena de Tepeyac "y su primer clic liberará el acceso para todo el mundo".

En la página www.virgendeguadalupe.org.mx los fieles podrán rezar, hacer peticiones, e incluso, comprar en la tienda virtual sin tener que soportar las aglomeraciones habituales de la Basílica, que en ese día tenía previsto recibir a más de siete millones de personas con motivo de la festividad de Guadalupe. Tras el resumen de la catequesis y los saludos en español, Juan Pablo II añadió, evocando esta advocación mariana:

"Hoy, fiesta litúrgica de Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de México y Reina de América, se inaugura el Sitio Oficial de su Insigne y Nacional Basílica. Allí, en el Tepeyac, la Madre de Dios pidió al Beato Juan Diego un lugar para hacer presente el amor de Cristo en aquellas tierras. Desde ese templo, Ella, como Madre celeste, ha asistido, consolado y fortalecido en la fe durante siglos a los millones de peregrinos que la han invocado.

Con el nuevo Sitio, el mensaje de Guadalupe puede llegar aún más lejos, ayudando a quienes buscan sentido a sus vidas y razones para la esperanza. Pidamos a Nuestra Señora que esta nueva forma de comunicación haga visible con mayor amplitud su consoladora protección, especialmente a los más pobres y marginados; y que, con la difusión de la imagen mestiza guadalupana, impulse la fraternidad entre las razas, acreciente el diálogo entre las culturas y promueva la paz".

Terminados los saludos en las diversas lenguas, Juan Pablo II dirigió una vez más palabras afectuosas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, recordando que en el clima espiritual del Adviento, tiempo de esperanza que nos prepara para la Navidad, María está particularmente presente, a quien confió los jóvenes para que puedan acoger con fuerte impulso la invitación de Cristo a realizar plenamente su Reino.

A los enfermos, especialmente a los niños del "Pequeño Cottolengo Don Orione" de Tortona, Italia, presentes en la Audiencia, les exhortó a ofrecer sus sufrimientos junto con María, por la salvación de la humanidad. "Que la intercesión materna de la Virgen os ayude, dijo el Papa a los recién casados, a fundar vuestra familia en un amor fiel y abierto a la acogida de la vida".

 

SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO DE IRAK ASEDIADO POR EL EMBARGO

Juan Pablo II expresó su solidaridad al pueblo de Irak, que sufre desde hace largos años por el embargo impuesto. Tras suplicar al Señor que ilumine a los responsables de las naciones, en su discurso a los Obispos de la Iglesia Caldea, el martes al final de su Visita Ad Limina Apostolorum, el Papa recordó el día de ayuno y oración por la paz.

Juan Pablo II, reiteró una vez más su solidaridad para con las "comunidades caldeas que están en Irak, tan probadas al igual que toda la población del país, que sufre desde hace largos años por el embargo impuesto", y suplicó al Señor que "ilumine las mentes y los corazones de los responsables de las naciones, para que actúen en favor del restablecimiento de una paz justa y duradera en esta región del mundo, y para que cesen todos los atentados contra la seguridad de las personas y el bien de los pueblos". Así se lee en el discurso que entregó el Santo Padre el martes a los Obispos de la Iglesia Caldea, procedentes de Irak, Irán; Líbano, Egipto, Siria, Turquía y Estados Unidos, encabezados por su Patriarca Rafael I Bidawid, que finalizaban ese día su Visita Ad Limina Apostolorum.

Entre otras cosas el Papa destacó que el día de ayuno al que ha convocado "a todos los fieles católicos será ocasión propicia para que la Iglesia entera, experimentando la privación de los alimentos, viva una relación más estrecha con las personas que sufren". En este día - reiteraba el Santo Padre - "rogaremos a Dios para que asista al pueblo de Irak y abra los corazones de los hombres a los sufrimientos injustamente infligidos a tantos hermanos".

Tras señalar que, en la actualidad, la "Iglesia Caldea vive en Irak un periodo difícil, debido a una crisis que tiene múltiples causas, tanto en el interior como fuera del país", el Papa recordó que, precisamente, en los tiempos difíciles "debemos escuchar lo que el Espíritu dice a las Iglesias". (Ap 2,7).

El Pontífice destacaba asimismo la importancia de la santidad en la misión de los Obispos, de ser servidores siguiendo el ejemplo de Cristo. Así como el esperanzador incremento de las vocaciones; la merecida atención pastoral dedicada a la juventud; la importancia del Seminario Patriarcal de Bagdad, donde se forman seminaristas de diferentes ritos; y la preciosa contribución de los religiosos y religiosas comprometidos en la educación de niños y jóvenes, y en la asistencia a los enfermos y pobres, "testimoniando la ternura de Dios hacia el pueblo que sufre".

Y, tras señalar la importancia de la formación de los laicos, en el marco de la "Evangelización en lo cotidiano, en la vida familiar, profesional y social", el Santo Padre recordó el Sínodo que han celebrado en Roma los Obispos Caldeos, en espíritu de comunión y de fidelidad al Concilio Vaticano II. Poniendo de relieve, en esta perspectiva, la decisión de celebrar regularmente una "Reunión 'interritual' de Obispos de Irak", para mantener un trabajo común, real y eficaz al servicio de la Evangelización.

El Papa alentó a los Obispos Caldeos a impulsar cada vez más las relaciones con "los cristianos de otras confesiones", suscitando iniciativas comunes de oración y testimonio. Y dedicó unas palabras a la "urgencia de la pastoral de los fieles en la diáspora"; recordando las dificultades de la emigración, y haciendo hincapié en este fenómeno "que se arraiga en las sanciones económicas contra Irak".

Juan Pablo II finalizaba su discurso asegurando que la Santa Sede y las Iglesias particulares de todo el mundo ayudarán a los Obispos Caldeos de Irak a desarrollar su apostolado en el cuidado pastoral de los fieles en la diáspora.

 

JUAN PABLO II DOCTOR HONORIS CAUSA POR LA UNIVERSIDAD WYSZYNSKI DE POLONIA

A última hora de la mañana del sábado el Santo Padre Juan Pablo II recibía en la Sala Clementina del Vaticano al Claustro Académico de la Universidad "Cardenal Stefan Wyszynski de Polonia. En su discurso el Pontífice les agradeció que se le haya conferido el grado de Doctor Honoris Causa que lleva el nombre de un gran pastor y hombre de estado.

"La definición del Cardenal Stefan Wyszynski como gran Pastor es preciso asociarla con la obra de preparación de la Iglesia en Polonia en el nuevo milenio del cristianismo. Cuando, hablamos de él como hombre de estado, tenemos en el pensamiento su firme convicción concerniente al ateismo comunista: gracias a este planteamiento la Iglesia, en condiciones de dura prueba, pudo mantener su propio lugar en la nación y la dirección justa en su desarrollo interno"

Es preciso subrayar, dijo el Papa, el hecho, que muchas veces no se recuerda, que el cardenal Wyszynski, tanto como pastor, como hombre de estado, acentuaba el papel de la cultura entendida en sentido amplio en la formación del rostro espiritual, de la Iglesia y de la Nación. Es más jamás separaba estos dos campos en la influencia ejercitada de la cultura.

"El pasado cultural, el patrimonio del esfuerzo creativo del pensamiento y de las manos de generaciones, subrayó el Papa, animados por el espíritu de fe enraizado en el Evangelio, es el fundamento de la identidad de la nación polaca". Refiriéndose a los procesos ocurridos en los últimos años, el Papa manifestó que este proceso hay que llevarlo a cabo teniendo en cuenta las tradiciones espirituales y culturales de las naciones.

Y recordando unas palabras dirigidas a los estudiantes reunidos en la Basílica de San Pedro recientemente en el que les habló de la necesidad que Europa tiene de una nueva vitalidad intelectual, les indicó que espera de ellos esta responsabilidad, a través de un honesto esfuerzo científico de profesores y de estudiantes, para que contribuya a formar el rostro espiritual no solamente de Polonia sino también de toda Europa.

 

EUCARISTÍA PARA LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA DE ROMA

En su tradicional encuentro de preparación a la Navidad, Juan Pablo II llamó a los universitarios "a dar su propia contribución de anuncio evangélico y de testimonio cristiano en el mundo de la ciencia y de la cultura". Y a "no caer en las ilusiones de un progreso que se aparta del diseño divino, con aterradoras sombras de destrucción muerte".

En el corazón del Adviento, cuando faltan pocos días para la solemnidad de la Navidad del Señor, Juan Pablo II presidió el martes por la tarde, en la Basílica de San Pedro, la tradicional Eucaristía para la comunidad universitaria de Roma. Comunidad - afirmó el Santo Padre al introducir la celebración - que junto con los jóvenes europeos presentes en la citada Basílica, "está llamada a intensificar con la oración y la caridad la preparación de este evento de gracia. Y a dar su propia contribución de anuncio evangélico y de testimonio cristiano en el mundo de la ciencia y de la cultura".

"Europa necesita una nueva vitalidad intelectual, que proponga proyectos de vida austera, capaz de compromiso y sacrificio", subrayó el Papa en su homilía, tras reiterar asimismo su llamamiento "no tener miedo" y a confiar en Cristo. Se requiere "una nueva valentía de pensamiento, libre y creativo, listo a percibir, en la perspectiva de la fe, las preguntas y los desafíos que manan de la vida, para hacer emerger en ella, con claridad, las verdades últimas del hombre".

A los universitarios llegados de varias naciones europeas de Oriente y Occidente, Juan Pablo II los exhortó a "ser apóstoles capaces de acercar las almas al Señor". A "ser símbolo de una Europa que deben construir juntos". En una búsqueda infatigable, que nunca se desaliente ante la escasez de resultados, ni ante la incomprensión y la oposición. "Como hace Dios con nosotros". Y, acogiendo las palabras del Profeta Isaías, a "no caer en las ilusiones de un progreso que se aparta del diseño divino".

En efecto - manifestó Juan Pablo II - "por más asombroso que pueda parecer el moderno desarrollo científico y tecnológico, y por más prometedor que se presente para el futuro de la humanidad, a menudo suele conllevar, sin embargo, algunas sombras aterradoras de destrucción y de muerte". Por lo que es necesario - recomendó una vez más el Santo Padre - "respetar los límites insuperables que las referencias morales plantean. Cuando el hombre pierde el sentido del límite y se levanta como legislador del universo, olvida que es como hierba y flor del campo, que se marchitan". En este contexto, el Papa pidió a la "luz divina que ilumine a todos los que trabajan en el importante campo de la investigación y del progreso, para que se acerquen al hombre y a la creación con humildad y sabiduría". Y con el anhelo de que "los estudiosos y científicos puedan ser siempre conscientes de la alta misión que la Providencia les encomienda", les recordó que al investigar los secretos del cosmos y del ser humano se acercan siempre al más insondable misterio de Dios.

 

ENCUENTRO SOBRE EL FUTURO DE LOS CRISTIANOS EN TIERRA SANTA

En un momento "dramático", en el que "dos extremismos distintos que, independientemente de las razones que los alimentan, están desfigurando el rostro de Tierra Santa". Juan Pablo II presidió el jueves el Encuentro sobre el futuro de los cristianos en la región, "testimonios del amor de Dios en aquellas tierras y portadores de su mensaje en ambientes de mayoría islámica o judía".

"Lamentablemente, nos encontramos reunidos en un momento que no dudo en definir "dramático", tanto para las poblaciones que habitan en aquellas queridas regiones, tanto para nuestros Hermanos en la fe. Ellos, en efecto, parecen aplastados por el peso de dos extremismos distintos que, independientemente de las razones que los alimentan, están desfigurando el rostro de Tierra Santa".

Con estas palabras, Juan Pablo II se dirigía a los participantes en el "Encuentro sobre el Futuro de los Cristianos en Tierra Santa". En este encuentro convocado por él mismo, el Papa reiteró, una vez más, "el interés y la preocupación con que la Santa Sede sigue la situación" actual y "comparte, por medio de una particular cercanía espiritual, el drama de aquellas poblaciones, duramente probadas, desde hace largo tiempo, por actos de violencia y discriminación".

El Santo Padre recordó que, en ocasión del comienzo del Gran Jubileo del Año 2000, "los Patriarcas y Responsables de las Comunidades Cristianas de Tierra Santa lanzaron a sus fieles y a los cristianos del mundo entero un mensaje de fe, esperanza y caridad. Un Mensaje espiritual que, desde la Gruta de Belén, con valentía y determinación, invitaba a todos los habitantes de Tierra Santa y de todo el mundo a vivir en la justicia y en la paz".

¡Cómo hubiéramos querido que este mensaje hubiese sido escuchado y realizado prontamente!, exclamó Juan Pablo II, añadiendo luego también el anhelo de no haber tenido que volver a repetirlo: "Cómo hubiéramos querido ver a nuestros Hermanos judíos y musulmanes caminar junto con nosotros en un solidario pacto de amor para devolver a Tierra Santa su verdadero rostro de "encrucijada de la paz" y de "tierra de la paz".

A los Hermanos en el Episcopado de Tierra Santa, el Pontífice les recordó la firme tarea de seguir siendo "testimonios de la presencia de Dios en aquellas tierras y portadores de su mensaje en ambientes de mayoría islámica o judía". Y subrayó que ellos, al comenzar el Año Jubilar, el 4 de diciembre de 2000, hicieron hincapié en su vocación de ser "cristianos en Tierra Santa y no en otro país del mundo", invitando a todos a no dejarse llevar por el desaliento y el miedo. A no perder la esperanza ante las dificultades, permaneciendo firmes, con la fuerza del Espíritu de Dios y de su amor.

También en esta ocasión, como hizo en Amman, en marzo de 2000, Juan Pablo II invitó a los Patriarcas y Responsables de las Comunidades Cristianas de Tierra Santa a "confiar en el Señor, permaneciendo unidos a Él en la oración", para que "Él, vuestra Luz, os ayude a guiar la grey que os ha confiado". Luego el Santo Padre se refirió a la presencia en este encuentro de algunos hermanos en representación del Episcopado de todo el mundo, que testimonia que no están solos y que la Iglesia entera los acompaña.

"La Iglesia entera comparte vuestras preocupaciones, sostiene vuestros esfuerzos cotidianos, está cerca de los sufrimientos de vuestros fieles y, a través de la oración, mantiene viva la esperanza. Sí toda la Iglesia, en este tiempo de Adviento, grita: Ven, Señor, a visitarnos con tu paz. Tu presencia nos llena de alegría".

INTERVENCIÓN DEL CARDENAL SECRETARIO DE ESTADO

Al comienzo de este Encuentro presidido por Juan Pablo II, en el Vaticano, sobre el Futuro de los Cristianos en Tierra Santa, el Cardenal Secretario de Estado se refirió al conflicto que parece no tener fin e incluso da señales de encenderse cada vez más. En esta situación - reiteró el Cardenal Sodano - "nuestro primer cometido es el de cooperar para que se restablezca un clima de paz entre israelíes y palestinos, recordando a las partes en causa que es posible, es necesario vivir en la misma región, con iguales derechos y deberes".

Obra de pacificación en la que, que en estos años dolorosos, la Iglesia entera y, en particular la Sede Apostólica, nunca se ha cansado de repetir que "la paz es posible"; que es un deber y que el progreso y la paz marchan juntos". El Cardenal Secretario de Estado destacó, en este contexto, el lema de la próxima Jornada Mundial de la Paz que afirma que "No hay paz sin justicia. No hay justicia sin perdón". Y recordó que Juan Pablo II, que durante su visita a Tierra Santa mantuvo encuentros con las autoridades israelíes y palestinas, en el Jubileo del 2000, nunca cesó de proclamar el Evangelio de la Reconciliación. Reiterando que estos dos pueblos no tienen otra alternativa que la de vivir juntos, como hijos del mismo Padre que está en los cielos.

El Cardenal Sodano, tras constatar las "heridas profundas, fruto de más de 50 años de dolorosa tensión, desde el célebre plan lanzado por Naciones Unidas en 1947 para la repartición de Palestina", subrayó la intensa actividad impulsada por los Pontífices, desde Pío XII a Juan Pablo II, en favor de una solución pacífica.

El Cardenal Sodano, reiterando "la firme acción diplomática de la Secretaría de Estado y de las Representaciones Pontificias interesadas para proponer soluciones concretas del conflicto en acto, insistiendo sobre todo en la necesidad de una tregua y en la reanudación de las negociaciones, bruscamente interrumpidas hace un año", en nombre del Santo Padre y de todos sus colaboradores, aseguró a todos los Pastores de las Iglesias en Tierra Santa que la Sede Apostólica "nunca desmayará en trabajar en favor de la paz, en una tierra tan querida para la Iglesia y para la humanidad".

El objetivo de este encuentro - señaló el Cardenal Sodano - es el de concentrarnos en un aspecto particular, menos conocido por la opinión pública, que es la suerte de los cristianos en Tierra Santa". Y, en este contexto, citó que según los datos publicados por la Oficina Central de Estadística de la Secretaría de Estado, hasta el uno de enero de 2000, en Israel y en los Territorios Palestinos, había 117 mil católicos sobre una población de 6 millones cien mil habitantes. Y una presencia relevante de otros cristianos, sobre todo del Patriarcado greco ortodoxo. Y que, aun siendo verdad que todos juntos los cristianos en esta región no superan el 3% de la población, ellos "tienen los mismos derechos de los demás ciudadanos y piden que se les ayude a vivir su misión en la sociedad civil".

Como es sabido, recordó el Cardenal Sodano, los cristianos en Tierra Santa son, en su mayoría, de origen palestino y en, número menor, de origen judío. Y es justo que en este momento pensemos en ellos, sin distinción. Se trata de un problema específico, inseparable del más amplio de la paz en la región, que no se contempla en otros Encuentros internacionales. Por lo que "debemos examinar cómo ayudar a los cristianos, que viven en este contexto religioso característico, a dialogar con el mundo judío e islámico". Son muchos los que sufren y necesitan ayuda concreta para tener una vivienda, un empleo o una escuela adecuada para sus hijos.

El purpurado hizo hincapié asimismo en los Acuerdos estipulados por la Santa Sede con el Estado de Israel, en 1993, y con la Autoridad Palestina en el 2000. "Dos documentos solemnes, destacó, que podemos y debemos contemplar para defender y promover la presencia de los cristianos en Tierra Santa".

 

JORNADA DE AYUNO PARA IMPLORAR JUSTICIA Y PAZ EN EL MUNDO

El viernes se celebró en el mundo cristiano la jornada penitencial de ayuno a la que nos convocó el Papa Juan Pablo II el pasado 18 de noviembre durante el Ángelus dominical para implorar a Dios la justicia y la paz en el mundo: "El escenario internacional sigue estando turbado por preocupantes tensiones. No podemos por menos de recordar los graves sufrimientos que han afligido y afligen aún a tantos hermanos y hermanas nuestros en el mundo: miles de víctimas inocentes en los gravísimos atentados del pasado 11 de septiembre; innumerables personas obligadas a abandonar sus hogares para afrontar un destino desconocido y a veces la muerte cruenta".

En una situación, pues, cada vez más dramática a causa de la amenaza siempre inminente del terrorismo, el Santo Padre sintió la exigencia de invitar a todos los fieles a abrir su corazón y elevar nuestra oración a Dios: "Cuanto más insuperables parecen las dificultades y oscuras las perspectivas, tanto más insistente debe ser nuestra plegaria para implorar de Dios el don de la comprensión recíproca, la concordia y la paz".

Como enseña el Antiguo Testamento, la oración cobra fuerza si va acompañada por el ayuno y la limosna. Por eso el Papa, indicando que ya los cristianos de los primeros siglos acogieron esta lección aplicándola en los tiempos de Adviento y Cuaresma, pidió que se viviera la jornada del 14 de diciembre, como día de ayuno: "Durante el cual se ruegue a Dios con fervor para que conceda al mundo una paz estable, fundada en la justicia, y haga que se encuentren soluciones adecuadas para los numerosos conflictos que afligen el mundo".

Aquello de lo que nos hemos privado en el ayuno, el Pontífice pidió que se ponga a disposición de los pobres, en particular de quienes sufren en este momento las consecuencias del terrorismo y de la guerra. El ayuno del viernes fue compartido, como quería el Santo Padre, con los fieles del Islam, que el sábado finalizaban el mes del Ramadán, mes que los musulmanes consagran al ayuno y a la oración.

 

LOS ARTISTAS DEL CONCIERTO DE NAVIDAD CON EL PAPA

JPII recibió el viernes en la sala Clementina del palacio apostólico del Vaticano a los artistas que posteriormente actuarían en el tradicional concierto de Navidad. "Se trata de una significativa manifestación artística y musical promovida por la diócesis de Roma -dijo el Papa- que tiene una finalidad benéfica y espiritual: la de recoger fondos y ofertas para financiar la construcción de edificios de culto. Especialmente en la periferia romana".

"Las fiestas navideñas evocan sentimientos de solidaridad y de atención al prójimo, recordó el Papa. Dios se hizo niño para estar más cerca de los hombres de cualquier época y demostrar así su infinita ternura". El concierto tuvo lugar el sábado a las siete de la tarde, en el aula Pablo VI del Vaticano.

 

ÁNGELUS: "LA HUMANIDAD ANHELA MAS QUE NUNCA LA ALEGRÍA Y LA PAZ"

"La humanidad anhela hoy sobre todo la alegría y la paz. Y nosotros los creyentes, con la elocuencia del amor activo, tenemos el cometido constante de volvernos fermento profético de un mundo reconciliado por el amor y vivificado por la alegría divina. Que María Santísima, que invocamos como 'causa de nuestro gozo', nos ayude a cumplir esta misión con fidelidad".

Con estas palabras antes del rezo del Ángelus, Juan Pablo II, tras destacar que en el "tercer domingo de Adviento, se renueva el dichoso anuncio 'Gaudete in domino semper'. Estad siempre alegres en el Señor", hizo hincapié en que "esta invitación a la alegría" se afianza en la "verdad que se cumple en Cristo". Pues, en Él, Dios ha venido entre nosotros, por lo que la alegría es el corazón del Evangelio de la Navidad.

Con las palabras de San Pablo a los Filipenses, Juan Pablo II introdujo su meditación antes del rezo del Ángelus, y señaló que "como madre experta, la Iglesia conoce mejor que cualquier otra institución las dificultades y los sufrimientos inherentes a la vida del hombre", sabiendo bien que "en la vida de tantos pueblos y personas, la tristeza prevalece sobre la alegría, y la angustia sobre la esperanza". En este contexto, el Papa subrayó que 'precisamente los que sufren' son los destinatarios privilegiados del anuncio navideño: "Precisamente a estos hombres y mujeres está destinado de modo privilegiado el anuncio navideño, porque 'a los pobres' Cristo anunció el Evangelio de la salvación, la libertad a los cautivos y a los afligidos la alegría'. Él es el auténtico liberador del hombre, enviado por Dios para rescatarlo del poder del mal y de la muerte".

De esta profunda e integral liberación mana el gozo que Cristo dona a sus amigos. Una alegría que, como su paz, es distinta a la del mundo, superficial y efímera - recordó el Santo Padre -, reiterando luego que "la Iglesia, instruida por el Espíritu Santo", tiene la tarea de testimoniar la presencia de Cristo y de hacer visibles sus dones, cuyo reconocimiento se vuelve algunas veces difícil, "ante los graves problemas que angustian la existencia". En su mensaje de esperanza, en especial en la hora actual, Juan Pablo II invocó el amparo de María, para poder ser siempre "testimonios creíbles" de la alegría cristiana.

LLAMAMIENTO DEL PAPA PARA LUCHAR CONTRA LA TRAGEDIA DEL HAMBRE

"El hambre es una tragedia constante para millones de personas en el mundo, y el programa de alimentación en las escuelas demuestra que hay un modo efectivo de luchar contra esa tragedia, ayudando a los niños más pobres de la tierra. Rezo para que la comunidad internacional sostenga generosamente vuestro trabajo, y sobre vuestros esfuerzos invoco la bendición del Todopoderoso, para que refuerce vuestra perseverancia".

Después de la oración mariana, saludando en inglés a un grupo de miembros del Programa Mundial de Alimentos, de las Naciones Unidas, presentes en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II renovó su llamamiento a la comunidad internacional en favor de los pobres, y en especial de los niños que padecen hambre, tan numerosos en todo el mundo.

Y, siguiendo la tradición, el Papa bendijo a medio día las estatuillas del "Niño Dios" que numerosos chicos y chicas habían llevado a la Plaza de San Pedro, y que luego colocarán en el belén de su hogar. El Santo Padre se refirió asimismo a la iniciativa de la diócesis de Roma, para este día, en favor de la construcción de nuevos templos en la periferia de esta capital. Para que no falten lugares para la oración, catequesis y otras actividades sociales.

 

EL OBISPO DE ROMA HA VISITADO YA 300 PARROQUIAS DE SU DIÓCESIS

Juan Pablo II había comenzado la mañana del domingo realizando una etapa histórica de su Pontificado al visitar, como Obispo de Roma, la Parroquia de Santa María Josefa del Corazón de Jesús, situada en el barrio de Ponte di Nona, en la extrema periferia de la Ciudad Eterna. Con el del domingo son ya 300 los encuentros con la comunidad de Roma desde el inicio de su Pontificado.

"Si hoy puedo decir que me siento plenamente 'romano', se debe, también, a las visitas a las parroquias de esta extraordinaria y bella ciudad". Un Pontífice 'venido de un País lejano', como él mismo se define en el mensaje enviado el sábado al Cardenal Ruini, Vicario de Roma, ha querido escoger estos tonos íntimos y autobiográficos para expresar en pocas líneas la experiencia humana y pastoral recogida en el número redondo de las 300 parroquias romanas visitadas a partir del ya lejano 3 de diciembre de 1978.

Los fieles de la parroquia de Santa María Josefa del Corazón de Jesús recibieron con gran entusiasmo la visita del Santo Padre. En la homilía de la eucaristía que presidió, Juan Pablo II comenzó invitándoles a la alegría, ya que se celebraba el Domingo del "Gaudete", porque está próximo el encuentro con el Salvador.

"Alegría y gozo, dijo el Pontífice, que encontramos ya en la profecía de Isaías que se nos ha proclamado. Cuánta confianza infunde esta profecía mesiánica, que deja entrever la verdadera y definitiva liberación, realizada por Jesucristo. En él se ha cumplido el tiempo de la espera. Dios ha realizado finalmente la salvación para todo hombre y para toda la humanidad. Con esta íntima convicción, continuó el Papa, nos preparamos a celebrar las fiestas de la Santa Navidad".

Juan Pablo II expresó después su dicha por estar en esta parroquia, y agradeció al Cardenal Vicario y a los demás obispos auxiliares que le hayan acompañado en las 300 visitas pastorales a las parroquias romanas, ya que, como ha afirmado, desde el inicio de su pontificado ha sido muy importante para él ejercer el ministerio de Obispo de Roma, también visitando las comunidades parroquiales de la Diócesis.

El Papa recordó al Cardenal Ugo Poletti y a los demás colaboradores de la Diócesis. Agradeció al Señor por toda la riqueza de bienes, de fervor espiritual, de iniciativas pastorales, apostólicas y caritativas que ha encontrado a lo largo de sus visitas. Y manifestó su deseo de continuar esta enriquecedora experiencia pastoral, visitando las parroquias que todavía esperan el encuentro con su Pastor.

Saludando al párroco, a los Misioneros Monfortianos, que colaboran en la pastoral de la comunidad, a los laicos y a la Congregación de las Siervas de Jesús de la Caridad, que han hecho posible la construcción de la nueva iglesia, el Santo Padre les invitó a seguir el ejemplo de Santa María Josefa del Corazón de Jesús, que vivió animada por un intenso amor a la Eucaristía y a los hermanos en dificultad. Les alentó, también, a trabajar sin descanso para reducir los peligros de desviaciones y marginaciones, que por desgracia están todavía difundidos especialmente en la Gran Ciudad.

"En vuestro barrio, continuó diciendo el Papa, vuestra iglesia constituye un centro de agregación, donde se forma a la escucha de Dios y al servicio al prójimo y se cultiva un generoso movimiento misionero y vocacional, que implica en primer lugar a los jóvenes". Y, refiriéndose al empeño de la Diócesis de Roma en este Domingo por la construcción de las nuevas iglesias, expresó el deseo de que en todos los barrios se pueda contar con un adecuado centro pastoral gracias a la generosa solidaridad de las Parroquias, especialmente de las que gozan de mayores recursos, como de las Congregaciones e Institutos religiosos y de las Instituciones públicas y privadas.

Por último, Juan Pablo II, les exhortó con el Apóstol Santiago a esperar con paciencia la próxima venida del Señor, lo que favorece la consolidación de los sentimientos fraternos en la Comunidad cristiana. Reconociéndonos pequeños, pobres y necesitados de Dios, los creyentes nos uniremos para acoger al Mesías que viene en el silencio, en la humildad y en la pobreza del Pesebre. Su gozo llegará al que le abre el corazón.

 

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

III DOMINGO DE ADVIENTO (A): 16.12.01)

"¿Eres Tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?"

La pregunta lanzada hoy a Jesús, por encargo de Juan Bautista, es ardiente como las arenas del desierto, como el espíritu en llamas del Precursor. Durante siglos, la humanidad se ha preguntado con el mismo ardor por el Dios misterioso que está siempre viniendo. Nuestra generación, acaso con otros acentos, indaga también a Dios.

Hoy Isaías, con su "pequeño Apocalipsis", expresa la exultación desbordante ante la proximidad del juicio salvador de Dios, que hace volver a su pueblo a Sión. Este gran acontecimiento se realizará cuando llegue Él, el Mesías prometido y anunciado. Sí, el Señor cumple las promesas antiguas y, entonces, "Él vendrá y nos salvará" y realizará los grandes prodigios que los pobres no podían ni soñar.

Este que había de venir, cumplido el tiempo, es Jesús, el hijo de María y José, de Nazaret. Hoy Juan quiere cerciorarse de su condición mesiánica. Por eso, no se anda con rodeos. A la cárcel, donde se encuentra prisionero por ser testimonio de la verdad, han llegado los comentarios que están en la calle sobre Jesús. Ciertamente, Juan está desconcertado: la esperanza en el que ha de venir, en el Cristo, se apoya en una idea de poderío y grandeza mesiánicas, que él mismo ha predicado, pero que no concuerdan con la impotencia y pequeñez que Jesús pone de relieve.

No, Jesús no respalda su mesianidad con grandes discursos. Se limita a recitar las palabras de la profecía de Isaías: "Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Noticia." No, no cuentan los milagros, lo que realmente cuenta y es decisivo en su misión es la proclamación de la Palabra de Dios a los pobres. El signo y la Palabra aparecen conjuntamente. Es el tiempo mesiánico en el cual se concede al hombre el perdón de los pecados, el ser hijos de Dios, la alegría de un mundo nuevo. Con Jesús es Dios mismo el que irrumpe entre nosotros. Esta es la mejor respuesta a la pregunta de Juan.

Grande es el aprecio de Jesús hacia el Bautista. No, no mide su grandeza por los criterios mundanos, va incluso más allá de los elevados criterios religiosos del Antiguo Testamento que sitúan a Juan en la línea de los Profetas. Su verdadera grandeza radica en que en él comienza la plenitud definitiva, largamente anunciada por los profetas. Él es más que Profeta, está más allá de los profetas, abriendo ya inmediatamente el camino al que viene. Él es el Precursor mismo del Mesías. Y aquí radica su grandeza y a la vez su pequeñez. Su grandeza, porque a nadie ha cabido tal honor; pero, a la vez, su pequeñez, porque esta misma función le hace desaparecer ante el que en realidad es el Grande: pequeñez, porque como Precursor se queda en el umbral, en la parte de allá. Es sólo el expectante. Por eso, el más pequeño que pertenezca de hecho a la nueva fase de la Historia de Salvación instaurada a partir de Cristo, ése es mayor que Él.

Santiago nos exhorta hoy a la paciencia ante las tribulaciones, porque "la venida del Señor está cerca". Y es que, muchas veces la espera del Señor nos impacienta, porque no vemos nada de extraordinario, "ningún ciego recupera la vista, ni resucita algún muerto"... Es entonces cuando nuestra espera se convierte en rutina, en inercia, cuando sin darnos cuenta, desconectamos. La paciencia de la que nos habla Santiago nos hace vivir en tensión los días de la espera. Quizás para alguno de nosotros, ¿quién sabe?, "El Señor está cerca"; está cerca con su gracia, está cerca en su Iglesia. La fe consiste en una gran paciencia que ni lo ordinario ni lo hostil debe alterar. Sólo por medio de la paciencia nuestra fe tendrá la posibilidad de encarnarse en la historia y ser el signo de la presencia de Cristo, instaurando, poco a poco, el Reino de Dios entre los hombres.

 

LA INVITACIÓN A LOS JÓVENES A SER CENTINELAS DEL NUEVO MILENIO ES AÚN VALIDA AL INICIO DE UN SIGLO MARCADO POR TERRORISMO, MIEDO Y GUERRA

El Santo Padre Juan Pablo II envió un mensaje a los jóvenes de la Acción Católica Italiana, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. "En este día, se lee en el Mensaje del Papa, en el que la Iglesia contempla los prodigios realizados por Dios en la Virgen María, estoy muy contento de dirigir mi más afectuoso saludo a todos vosotros, presentes en Roma para ofrecer vuestra contribución de entusiasmo y de juventud para la renovación de la Acción Católica Italiana que con gran determinación la está realizando al alba del nuevo milenio".

Seguidamente el Pontífice expone una serie de ejemplos para que comprendan lo que significa ser jóvenes. "Por eso, señala, habéis venido a Roma, junto a la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo: para expresar mejor los dones de vuestra juventud, valorizados por la relación personal con Él, al calor de la comunión de la Iglesia".

"Ser laicos cristianos hoy, comporta el esfuerzo de ser santos cada día, con alegría y entusiasmo. Quiero renovar hoy, señala en su mensaje el Papa a los jóvenes de Acción Católica Italiana, la invitación que os hice en Tor Vergata: sois, y debéis ser cada vez más los centinelas de la mañana del alba del nuevo milenio. Aunque si en este primer momento del siglo, por desgracia, marcado por el terrorismo, del miedo y de la guerra, la invitación pudiera parecer demasiado responsable, continúa siendo válida".

"Estimados jóvenes, finaliza su mensaje el Papa, en esta Solemnidad de la Inmaculada os deseo ser cada vez más misioneros, como quiere la Iglesia, y santos según el corazón de Dios. Que la protección maternal de María os sostenga siempre, que hoy contemplamos en el esplendor de su intacta Belleza".

 

MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

El Papa condena duramente el terrorismo, y afirma el derecho a defenderse de él, aunque ateniéndose a reglas morales y jurídicas, al mismo tiempo que reitera que ningún líder religioso puede justificarlo o predicarlo y que no hay paz sin justicia, ni justicia sin perdón. El martes por la mañana se presentaba a la prensa internacional el mensaje de su Santidad Juan Pablo II para la celebración de la tradicional Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de 2002, que este año lleva por título: "No hay paz sin justicia. No hay justicia sin perdón".

Este año, la Jornada Mundial de la Paz como dice el Papa al comienzo de su mensaje- se celebra con el trasfondo de los dramáticos acontecimientos del pasado 11 de septiembre. Aquel día se cometió un crimen de terrible gravedad: en pocos minutos, millares de personas inocentes, de diverso origen étnico, fueron horrendamente asesinadas. Desde entonces, todo el mundo ha tomado conciencia de la vulnerabilidad personal y ha comenzado a mirar el futuro con un sentimiento profundo de miedo, hasta ahora desconocido. Ante estos estados de ánimo, la Iglesia desea dar testimonio de su esperanza, fundada en la convicción de que el mal no tiene la última palabra en los avatares humanos.

La esperanza que sostiene a la Iglesia al comenzar el año 2002 es que el mundo, donde el poder del mal parece predominar todavía, se transforme realmente, con la gracia de Dios, en un mundo en el que prevalezca la verdadera paz. Pero ¿cuál es el camino que conduce al pleno restablecimiento del orden moral y social, violado tan bárbaramente? La convicción del Papa es que no se restablece completamente el orden quebrantado, si no es conjugando entre sí, la justicia el perdón.

La verdadera paz es, pues, señala el Santo Padre, fruto de la justicia, virtud moral y garantía legal que vela sobre el pleno respeto de derechos y deberes, y sobre la distribución ecuánime de beneficios y cargas. Pero, puesto que la justicia humana es siempre frágil e imperfecta, expuesta a las limitaciones y a los egoísmos personales y de grupo, debe ejercerse y en cierto modo completarse con el perdón, que cura las heridas y restablece las relaciones humanas truncadas.

Juan Pablo II, en su mensaje, analiza en profundidad el fenómeno del terrorismo. Y afirma que en estos últimos años, especialmente después de la guerra fría, el terrorismo se ha transformado en una sofisticada red de connivencias políticas, técnicas y económicas, que supera los confines nacionales y se expande hasta abarcar todo el mundo. Se trata de verdaderas organizaciones, dotadas a menudo de ingentes recursos financieros, que planifican estrategias a gran escala, agrediendo a personas inocentes. La violencia se suma a la violencia, en una trágica espiral que contagia también a las nuevas generaciones, las cuales heredan así el odio que ha dividido a las anteriores.

El Papa explica que existe el derecho a defenderse del terrorismo. Pero es un derecho que, como cualquier otro, debe atenerse a reglas morales y jurídicas, tanto en la elección de los objetivos como de los medios. La identificación de los culpables ha de ser probada debidamente, porque la responsabilidad penal es siempre personal y, por tanto, no puede extenderse a las naciones, a las etnias o a las religiones a las que pertenecen los terroristas.

No obstante, es preciso afirmar con claridad que las injusticias existentes en el mundo nunca pueden usarse como pretexto para justificar los atentados terroristas. Además, subraya el Pontífice, entre las víctimas de la destrucción radical del orden, como pretenden los terroristas, han de incluirse millones de hombres y mujeres de los pueblos del mundo en vías de desarrollo, que serían los más dolorosamente perjudicados por el caos global, económico y político.

La pretensión del terrorismo de actuar en nombre de los pobres es una falsedad patente, afirma el Papa porque "no se mata en nombre de Dios". Pretender imponer a otros con la violencia lo que se considera como la verdad, significa violar la dignidad del ser humano y, en definitiva, ultrajar a Dios. Por tanto, ningún responsable de las religiones puede ser indulgente con el terrorismo y, menos aún, predicarlo. Y los seguidores de Cristo, bautizados en su muerte y en su resurrección, deben ser siempre hombres y mujeres de misericordia y perdón.

Pero, ¿qué significa concretamente perdonar? y ¿por qué perdonar? Sólo en la medida en que se afirma una ética y una cultura del perdón se puede esperar también en una " política del perdón ". El perdón es ante todo una decisión personal, una opción del corazón que va contra el instinto espontáneo de devolver mal por mal. Dicha opción tiene su punto de referencia en el amor de Dios, que nos acoge a pesar de nuestro pecado. Todo ser humano abriga en sí la esperanza de poder reemprender un camino de vida y no quedar para siempre prisionero de sus propios errores y de sus propias culpas.

Las familias, los grupos, los Estados, la misma Comunidad internacional, necesitan abrirse al perdón para remediar las relaciones interrumpidas, para superar situaciones de estéril condena mutua, para vencer la tentación de excluir a los otros, sin concederles posibilidad alguna de apelación. La capacidad de perdón es básica en cualquier proyecto de una sociedad futura más justa y solidaria. Por el contrario, la falta de perdón, especialmente cuando favorece la prosecución de conflictos, tiene enormes costes para el desarrollo de los pueblos. ¡Cuánto sufre la humanidad -exclama el Pontífice- por no saberse reconciliar, cuántos retrasos padece por no saber perdonar!

Para Juan Pablo II el perdón es la vía maestra de la paz. Aunque la propuesta del perdón -observa el Papa- no se comprende de inmediato ni se acepta fácilmente. El perdón comporta siempre a corto plazo una aparente pérdida, mientras que, a la larga, asegura un provecho real. La violencia es exactamente lo opuesto. El perdón podría parecer una debilidad; en realidad, tanto para concederlo como para aceptarlo, hace falta una gran fuerza espiritual y una valentía moral a toda prueba.

Y meditando sobre el tema del perdón, el Papa recuerda la trágica situación de conflicto que vive Tierra Santa y habla de la "urgencia de una solución del conflicto árabe-israelí, que dura ya más de cincuenta años. El continuo recurso a actos terroristas o de guerra, tiene que dar paso a una negociación decisiva".

Y en este gran esfuerzo, los líderes religiosos tienen una responsabilidad específica. Las confesiones cristianas y las grandes religiones de la humanidad han de colaborar entre sí para eliminar las causas sociales y culturales del terrorismo, enseñando la grandeza y la dignidad de la persona y difundiendo una mayor conciencia de la unidad del género humano. Un compromiso de este tipo por parte de las religiones no puede dejar de adentrarse en la vía del perdón, que lleva a la comprensión recíproca, al respeto y a la confianza. El servicio que las religiones pueden ofrecer en favor de la paz y contra el terrorismo consiste precisamente en la pedagogía del perdón, porque el hombre que perdona o pide perdón comprende que hay una Verdad más grande que él y que, acogiéndola, puede transcenderse a sí mismo.

Justamente por esta razón, "orar por la paz -dice el Papa- significa abrir el corazón humano a la irrupción del poder renovador de Dios. Orar por la paz significa orar por la justicia, por un adecuado ordenamiento de las Naciones y en las relaciones entre ellas. Quiere decir también rogar por la libertad". Por todos estos motivos, el Pontífice invita a los representantes de las religiones del mundo a acudir a Asís, la ciudad de san Francisco, el próximo 24 de enero, para orar por la paz. "Queremos manifestar con ello -dice- que el genuino sentimiento religioso es una fuente inagotable de respeto mutuo y de armonía entre los pueblos; más aún, en él se encuentra el principal antídoto contra la violencia y los conflictos".

En estos momentos de honda preocupación, la familia humana necesita que se le recuerden las razones seguras de nuestra esperanza. "No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón: esto es lo que quiero recordar a cuantos tienen en sus manos el destino de las comunidades humanas, dice finalmente el Papa, para que se dejen guiar siempre en sus graves y difíciles decisiones por la luz del verdadero bien del hombre, en la perspectiva del bien común. Que en esta Jornada de la Paz se eleve desde el corazón de cada creyente, de manera más intensa, la oración por todas las víctimas del terrorismo, por sus familias afectadas trágicamente y por todos los pueblos a los que el terrorismo y la guerra continúan agraviando e inquietando.

 

MENSAJE AL CARDENAL CAMILO RUINI

Juan Pablo II visitó el domingo 16 de diciembre, la parroquia romana de Santa María Josefa del Corazón de Jesús, que hace la número 300, desde que el 3 de diciembre de 1978, comenzara sus visitas pastorales a las parroquias de Roma. "Esta significativa meta" - escribe el Santo Padre en un mensaje al Cardenal Camillo Ruini - "hace nacer en mí la exigencia de elevar a Dios un profundo sentimiento de gratitud". Sentimiento que el Papa ha querido compartir con este mensaje a su Vicario para la diócesis de Roma, Cardenal Ruini, recordando con afecto al fallecido Cardenal Poletti, que le acompañó en sus primeras visitas a las parroquias romanas. Visitas - añade Juan Pablo II - que a lo largo de estos años han constituido siempre un compromiso deseado y lleno de alegría. Pues, "transcurrir las tardes o las mañanas entre los fieles, en los distintos barrios, con el párroco y los sacerdotes, los religiosos y los laicos comprometidos; celebrar la Misa en la iglesia parroquial; saludar a los niños, jóvenes, consejos pastorales; reavivar en cada uno el compromiso en favor de la nueva Evangelización; todo ello ha sido y es para mí - hace hincapié el Pontífice - algo muy importante, por el progresivo acercamiento a la realidad humana, social y espiritual de la diócesis".

El Santo Padre, destacando que estas visitas forman parte de su Ministerio de Obispo de Roma, así como de su servicio a la Iglesia Universal, reitera que el "tiempo que ha dedicado" a lo largo de estos años "a los fieles romanos no ha sido substraído a los del mundo entero", sino que, "se ha revelado provechoso también para ellos". Del mismo modo que "su solicitud hacia todas las Iglesias" no ha hecho más que arraigarle aún más a "esta singular Diócesis de Roma". La visita pastoral a esta parroquia romana, la número 300, hace evocar a Juan Pablo II, las que ha visitado hasta ahora, y señala que en todas ha anunciado el mismo Evangelio, partiendo el mismo Pan, que es Cristo, Redentor del hombre.

 

ACTIVIDADES PASTORALES DE JUAN PABLO II EN EL PERIODO NAVIDEÑO

La Prefectura de la casa Pontificia publicó el lunes las actividades pastorales del Santo Padre para estas Navidades, que dieron comienzo el martes, 11 de diciembre en la Basílica Vaticana con la celebración de la Santa Misa para los Universitarios, en preparación de la Navidad.

Las siguientes actividades pastorales de Juan Pablo II:

  • Domingo 16 de diciembre: Ángelus en la Plaza de San Pedro con la bendición de los "Niños Jesús" de los Belenes de las Parroquias, de los Oratorios Romanos, de las Escuelas y de las familias.
  • Sábado 22 de diciembre: el Papa recibe en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a los Cardenales, la Familia Pontificia y a la Prelatura Romana, con motivo de las felicitaciones de Navidad.
  • Lunes 24 de diciembre: Santa Misa de la Noche de Navidad en la Basílica Vaticana, a medianoche.
  • Martes 25 de diciembre: Mensaje y Bendición "Urbi et Oribi", desde el balcón central de la fachada de la Basílica de San Pedro.
  • Miércoles 26 de diciembre: Juan Pablo II dirigirá la oración mariana del Ángelus en la Plaza de San Pedro. No se celebra la habitual Audiencia General.
  • Lunes 31 de diciembre: El Papa presidirá la celebración de las Vísperas y el Te Deum de acción de gracias de final de año, a las 6 de la tarde, en la Basílica de San Pedro.
  • Martes 1 de enero, Jornada Mundial de la Paz: El Papa celebrará la Santa Misa en la Basílica Vaticana a las 10 de la mañana.
  • Miércoles 2 de enero: Audiencia General a la 10 y media.
  • Domingo 6 de enero: El Pontífice celebrará la Santa Misa y conferirá las ordenaciones episcopales a los arzobispos y obispos elegidos.
  • Jueves 10 de enero: Audiencia del Papa a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede en la Sala Regia, con motivo de las felicitaciones del nuevo año.
  • Domingo 13 de enero: Santa Misa en la Capilla Sixtina. El Papa administrará el bautismo a un grupo de recién nacidos. Por la tarde, el Papa visitará el belén de los barrenderos de Porta Cavallegeri.

 

LA PAZ SÓLO SE LOGRARÁ CON UN ESTADO PALESTINO Y GARANTIZANDO LA SEGURIDAD DE ISRAEL

Terminado el encuentro del Santo Padre con los Obispos de Tierra Santa, celebrado el jueves en el Vaticano, en el que se trató el tema de "La paz en Tierra Santa y el futuro de los cristianos", el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls hizo unas declaraciones sobre el significado del mismo. La reunión, con la que se ha querido indicar, una vez más, el interés y la preocupación del Santo Padre por la situación de los Santos Lugares, ha dado lugar a una profunda reflexión sobre la dramática realidad actual que inquieta a las poblaciones de Tierra Santa, en especial la israelí y la palestina.

Desde hace mucho tiempo, estas poblaciones son rehenes de una espiral de violencia que ha provocado ya numerosas víctimas, sobre todo entre los jóvenes. En el encuentro, se prestó especial interés a la presencia de los cristianos en Tierra Santa, a la promoción de sus derechos y a la continuidad de su milenaria presencia. Se han tenido muy presentes los dos Acuerdos firmados por la Santa Sede con el Estado de Israel en 1993 y con la Organización para la Liberación de Palestina en el 2000.

Los participantes en el encuentro, afirmó Joaquín Navarro Valls, han confirmado la voluntad de la Iglesia, en Tierra Santa y en el mundo entero, de continuar su esfuerzo a favor de la reconciliación y de la paz a través del diálogo religioso con los hermanos judíos y musulmanes."Cómo hubiéramos querido ver a nuestros hermanos judíos y musulmanes, decía el Papa en su discurso del jueves, caminar junto con nosotros en un pacto solidario de amor para restituir a la Tierra Santa su verdadero rostro de "encrucijada de paz" y de "tierra de la paz".

A propósito del conflicto palestino israelí se ha observado que los responsables de ambos pueblos deben movilizar sus mejores energías en la búsqueda de nuevos y pacíficos caminos, capaces de resolver un conflicto que dura ya mucho tiempo. Se ha subrayado la necesidad de respetar el Derecho Internacional y los acuerdos alcanzados, con el fin de favorecer el retorno a la mesa de negociaciones. La paz entre los dos pueblos se alcanzará sólo con el respeto del derecho y de la equidad en cuestiones fundamentales, como la seguridad del Estado de Israel, el nacimiento de un Estado palestino, la evacuación de los territorios ocupados, un Estatuto Especial garantizado internacionalmente para los lugares más sagrados de Jerusalén, una solución justa para los refugiados palestinos.

En este contexto, los participantes lanzaron un llamamiento a los Jefes religiosos del Judaísmo y del Islam para que colaboren ayudando a los responsables israelíes y palestinos en sus esfuerzos a favor de la justicia y de la paz y contra la violencia. Respecto a la edificación de la mezquita en las cercanías de la Basílica de la Anunciación en Nazaret se ha indicado con pesar que su construcción en aquel lugar puede ser considerada provocativa, además de vista como una gran falta de respeto por los sentimientos de los cristianos y por un lugar de oración rico de profundos significados espirituales para su fe.

Por último, ante la proximidad de la Navidad, cuya celebración intensifica los lazos de unión de los cristianos con Tierra Santa y la solidaridad con los cristianos locales, memoria viviente de Cristo y de la primera Iglesia, los prelados han lanzado una apremiante invitación para que terminen las hostilidades, para que se reanuden las negociaciones y para que se le devuelva a Tierra Santa su verdadero rostro de encrucijada de paz y fraternidad.

El encuentro sobre: "El futuro de los cristianos en Tierra Santa", iniciativa de carácter pastoral, ha sido un deseo expreso del Papa, que quiere asegurar, una vez más, en esta delicada situación, su cercanía espiritual a las poblaciones de Tierra Santa y compartir el drama de su existencia cotidiana, por desgracia demasiadas veces puesta a prueba por actos de violencia y discriminación.

En el encuentro, además del cardenal Secretario de Estado y sus colaboradores, han participado los responsables de las comunidades católicas de los distintos ritos presentes en Jerusalén, algunos cardenales de la Curia Romana, los representantes pontificios en Jordania e Israel, y los representantes de algunas Conferencias Episcopales, nacionales e internacionales, que desde siempre siguen, con particular atención el desarrollo de la situación en Tierra Santa.

Este encuentro ha ofrecido la posibilidad de testimoniar la solicitud de toda la Iglesia con los cristianos en Tierra Santa, particularmente para la comunidad católica, así como para manifestar el esfuerzo común por la continuidad de la milenaria presencia en aquella región y ofrecer la propia contribución por la justicia y la reconciliación entre aquellos en los que tienen en esos lugares, las raíces de la propia fe.

 

DECLARACIÓN DE NAVARRO VALLS

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede realizaba una declaración el martes en la que comunicaba que "con pocas horas de anticipación, a través de la Embajada de Israel ante la Santa Sede, se ha solicitado una audiencia al Santo Padre, al Cardenal Secretario de Estado, y a Mons. Jean Luis Tauran para el Ministro israelí de Relaciones Exteriores, Simón Peres, para hoy martes 11 de diciembre, entre las 12 y las 12 y media. Debido a los compromisos ya asumidos y a la brevedad del tiempo de la solicitud, ha sido imposible recibir al ilustre huésped. Sin embargo, su Santidad ha dispuesto que fueran el Cardenal Secretario de Estado y Mons. Tauran los que recibieran en nombre suyo al Ministro Peres. Esta mañana, el embajador de Israel ante la Santa Sede ha señalado que Simón Peres no podía acudir al Vaticano debido los compromisos asumidos con las autoridades italianas".

 

RENUNCIAS Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

NUNCIO APOSTÓLICO EN ESLOVENIA Y REPÚBLICA DE MACEDONIA
Juan Pablo II ha nombrado Nuncio Apostólico a mons Marian OLÉS, arzobispo titular de Raziaria, hasta ahora Nuncio Apostólico en Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán e Uzbekistán.

NUNCIO APOSTÓLICO EN TURQUÍA Y TURKMENISTÁN
El Papa ha nombrado Nuncio Apostólico a mons Edmond FARHAT, arzobispo titular de Biblo, hasta ahora Nuncio Apostólico in Eslovenia y República de Macedonia.

NUNCIO APOSTÓLICO EN AZERBAIYÁN
Juan Pablo II ha nombrado Nuncio a mons Claudio GUGEROTTI, Nuncio Apostólico en Georgia y Armenia.

NUNCIO APOSTÓLICO EN PAPUA NUEVA GUINEA
El Papa ha nombrado Nuncio a mons Adolfo Tito YLLANA, consejero de Nunciatura, elevándolo al mismo tiempo a la sede titular de Montecorvino con dignidad de Arzobispo.

NUNCIO APOSTÓLICO EN LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO
Juan Pablo II ha nombrado representante pontificio y arzobispo titular de Paestum a mons Giovanni D´ANIELLO, consejero de Nunciatura en la Secretaría de Estado.

PREFECTURA APOSTÓLICA DE MONGO (CHAD)
El Papa ha erigido la Prefectura Apostólica de Mongo (CHAD) con territorio desmembrado de la archidiócesis de N'Djamena y de la diócesis di Sarh. Juan Pablo II ha nombrado como primer prefecto al padre Henry COUDRAY, S.I., Vicario Episcopal de la Región este de la Archidiócesis di N'Djamena".

La nueva Prefectura Apostólica comprenderá el territorio de las prefecturas civiles de Salamat (desmembrada de la diócesis de Sarh), Guéra, Quaddai, Batha, Biltine y la sub-Prefectura de Ennedi. La nueva circunscripción está bajo la jurisdicción de la archidiócesis de N'Djamena. Esta nueva prefectura ha sido erigida en función de los siguientes motivos:
- incremento de la presencia de la Iglesia en una región mayoritariamente musulmana.
- apoyo a una pastoral adaptada al contexto socio-religioso.
- reducción de la dimensión excesiva de la archidiócesis de N'Djamena (más de un millón de kilómetros cuadrados)
- apoyo a la cercanía pastoral entre el Ordinario y los católicos.

DIÓCESIS DE VALENCE (FRANCIA)
Renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada por mons Didier - Léon MARCHAND. Le sucede al frente de la diócesis el reverendo Jean-Christophe LAGLEIZE, del clero de la archidiócesis de Bourges, hasta ahora vice director del "Centro Nacional de Enseñanza Religiosa".

DIÓCESIS DE PASSAU (REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA)
El Santo Padre ha nombrado obispo a mons Wilhelm SCHRAML, hasta ahora auxiliar de Regensburg.

DIÓCESIS DE JABOTICABAL (BRASIL)
El Papa ha nombrado obispo coadjutor de la diócesis al padre Fernando Antônio BROCHINI, C.S.S., Provincial de la Provincia de "São José", de la Congregación de los Estigmas de Nuestro Señor Jesucristo (Brasil).

DIÓCESIS DE FREDERICO WESTPHALEN (BRASIL)
El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada por mons Bruno MALDANER. Le sucede el sacerdote Zeno HASTENTEUFEL, del clero de Porto Alegre, Profesor en la Universidad Pontificia Católica de la misma archidiócesis.

DIÓCESIS DE BELIZE CITY-BELMOPAN (BELIZE)
El Santo Padre ha nombrado auxiliar de la diócesis al sacerdote Dorick McGOWAN WRIGHT, Vicario General y párroco de la Catedral de la misma diócesis, asignándole la sede titular episcopal de Timida regia.

DIÓCESIS DE BATON ROUGE (ESTADOS UNIDOS)
El Papa ha nombrado obispo de la diócesis a mons Robert William MUENCH, hasta ahora obispo de Covington.

DIÓCESIS DE MELAKA-JOHOR (MALASIA)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, presentada por mons James CHAN SOON CHEONG.

DIÓCESIS DE ALLEPPEY (INDIA)
El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, presentada por mons Peter M. CHENAPARAMPIL. Le sucede mons. Stephen ATHIPOZHIYIL, obispo coadjutor de la misma diócesis.

ARCHIDIÓCESIS DE PERTH (AUSTRALIA)
Juan Pablo II ha nombrado auxiliar de la archidiócesis al sacerdote Donald George SPROXTON, del clero de la misma archidiócesis, hasta ahora párroco de la "Saint Gerard Majella's Parish" en Mirrabooka, asignándole la sede titular episcopal di Timici.

ARCHIDIÓCESIS DE SEÚL (COREA)
- Renuncia al cargo de auxiliar de la archidiócesis presentada por mons Paul Kim OK-KYUN, Obispo titular de Girba.
El Papa ha nombrado obispos auxiliares a:
- padre Joseph LEE HAN-TAEK,PRESIDENTE DE LA universidad "Sogang" en Seúl, asignándole la sede titular episcopal de Tibuzabeto.
- reverendo Andrew YEOM SOO-JUNG, párroco en Mok-dong, en la misma archidiócesis, asignándole la sede titular episcopal de Tibiuca.

SÍNODO DE LOS OBISPOS DE LA IGLESIA CALDEA
El Papa ha aceptado la elección canónicamente realizada por el Sínodo, reunidos en Roma el 6 de diciembre de este año:
- Obispo de la Eparquía de Amadiyah de los Caldeos (IRAK): reverendo Rabban AL-QAS.
- Obispo de Z kh de los Caldeos (IRAK): reverendo Petros Hanna Issa AL-HARBOLI.
- Obispo de Alquoch de los Caldeos (IRAK): reverendo Mikha Pola MAQDASSI.

 

CELEBRACIONES EN LA IGLESIA NACIONAL ESPAÑOLA DE ROMA

Con motivo de las Fiestas Navideñas la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat de Roma, ha preparado una serie de celebraciones:

  • 16 de diciembre, Tercer Domingo de Adviento a las 10: Solemne Concelebración Eucarística en rito hispano-mozárabe;
  • 25 de diciembre Natividad del Señor, Misa de medianoche y a las 10 de la mañana.
  • 1 de enero de 2002, Santa María Madre de Dios, solemne concelebración Eucarística a las 10 de la mañana.
  • 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía del Señor, a las 10 de la mañana, Solemne Concelebración Eucarística.
  • 13 de enero, 10 de la mañana, Solemne Concelebración Eucarística