"AYUDAR
A LOS REFUGIADOS NO ES UN ACTO DE BONDAD , SINO UNA CUESTIÓN DE
JUSTICIA"
Juan Pablo
II defendió el concepto de que "ayudar a los refugiados no
es un acto de bondad, sino una cuestión de justicia" y pidió
a los gobiernos la aprobación de leyes que les protejan.
Jamás
como ahora existen las relaciones entre los distintos pueblos de la tierra,
sin embargo aumentan también las tensiones étnicas, culturales
y religiosas. Estas tensiones las sufren sobre todo los migrantes y los
refugiados, "particularmente vulnerables a los prejuicios y a las
injusticias que muchas veces acompañan este tipo de eventos".
Así
lo recordaba una vez más el Papa durante la audiencia concedida
el lunes por la mañana a la Comisión católica internacional
para las migraciones, la agencia humanitaria creada exactamente hace 50
años por iniciativa de Mons. Giovanni Battista Montini - el futuro
Pablo VI - para afrontar de manera coordinada el problema de los flujos
de prófugos que durante la Guerra Fría dejaban entre grandes
riesgos Europa del Este aplastada por las dictaduras comunistas.
Actualmente
21 países del mundo se esfuerzan a través de 430 personas
trabajando durante toda la jornada. Su asamblea General, en ocasión
del quincuagésimo aniversario debería tener lugar en Nueva
York, pero después de los trágicos eventos del 11 de septiembre
han clausurado el encuentro, trasladándolo a Roma.
Con los
representantes de la Comisión sus compañeros italianos de
la Fundación Migrantes, que trabajan en el marco de la CEI. También
ella, celebra sus primeros cincuenta años de vida; en efecto nació
durante los primeros años después de la guerra para atender
pastoralmente a los italianos en el extranjero, y hoy desarrolla su acción
hacia la asistencia humana y espiritual de los emigrantes que llegan a
Italia.
Cincuenta
años, que el Papa ha definido una "doble fidelidad" a
Cristo y a la Iglesia, de la que brota el sentido profundo de los inalienables
derechos humanos que tienen su origen en Dios y que por lo tanto "ningún
poder humano tiene la facultad de conceder o negar".
Dirigiéndose
en particular a los miembros de la Comisión, Juan Pablo II ha recordado
que en estos cinco decenios "los esquemas migratorios han cambiado,
pero el fenómeno no es menos dramático", el problema
de los refugiados en el mundo se convierte cada vez más crítico
y conlleva nuevas y eficaces iniciativas, también "para asegurar
que los pueblos marginados no sean además penalizados" permaneciendo
en la periferia del proceso de globalización económica.
MENSAJE
PAPA: LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS ES UNA PRIORIDAD
JPII
envió un mensaje al cardenal Walter Kasper presidente del Consejo
Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos en
ocasión de la Asamblea Plenaria de este dicasterio que tuvo lugar
desde el martes hasta el sábado en el Vaticano y cuyo tema fue:
"Comunión: don y compromiso. Análisis del resultado
de los diálogos y futuro de la actividad ecuménica"
El
Papa en su mensaje explica que el restablecimiento de la plena unidad
de todos los cristianos ha sido una prioridad desde el principio de su
pontificado y que la Iglesia católica no cesa de trabajar y adentrarse
confiada en este camino difícil pero lleno de dicha que conduce
a la plena comunión entre los hermanos cristianos. "Las mismas
celebraciones ecuménicas del Gran Jubileo del Año 2.000
-señala el Papa- han ofrecido signos proféticos y conmovedores
que nos han hecho tomar conciencia de la Iglesia como misterio de unidad".
Por
primera vez en la historia, la acción en favor de unidad de los
cristianos y el dinamismo y mutuo enriquecimiento entre las comunidades
eclesiales han asumido grandes proporciones y se ha extendido a un vasto
dominio. Un don que el Pontífice ha podido apreciar en el curso
de sus viajes pastorales y peregrinaciones apostólicas.
Dos
son las orientaciones que siempre deben guiar este esfuerzo de comunión
entre los cristianos, afirma el Santo Padre. El "diálogo de
la verdad" y el "encuentro en la fraternidad". "Si
bien la plena comunión de todos los cristianos no se ha logrado
todavía -dice el Papa- sin embargo, es innegable que un largo trecho
ha sido recorrido". Y muy distinto al pasado es también el
clima que reina hoy entre los católicos y los cristianos de las
otras Iglesias y Comunidades Eclesiales. Iniciamos el tercer milenio sabiendo
que nos encontramos en una nueva situación difícilmente
inimaginable hace 50 años.
Respecto
al concepto clave de "comunión", JPII afirma que profundizar
sobre su sentido teológico y sacramental equivale a confirmar las
enseñanzas conciliares "como brújula del compromiso
ecuménico en el nuevo milenio" y que el debate sobre este
tema será vivido como una peregrinación hacia la plenitud
que Cristo quiere para su Iglesia. "El camino es largo y arduo -finaliza
diciendo el Papa que, consciente de las dificultades, invita a un diálogo
"paciente" pero con "impulso de acción" hacia
la "comunión plena y visible de todos los cristianos."
LLAMAMIENTO
DEL PAPA EN LA AUDIENCIA GENERAL POR LAS VÍCTIMAS DEL ALUVIÓN
EN ARGELIA
El Salmo
118, propuesto por el Santo en la catequesis de este miércoles
a la meditación de los miles de peregrinos reunidos en el Aula
Pablo VI, es una oración que podemos definir monumental ya que
consta de 22 estrofas de unos 8 versos cada una, tantas como letras tiene
el alfabeto hebreo. Cada estrofa comienza por una letra del alfabeto,
siguiendo el orden del mismo. La estrofa que nos propone la oración
de Laudes del Sábado, primera Semana, es la correspondiente a la
letra número 19, la qoph.
En esta secuencia,
que se va desgranando desde la letra alef a la tau, de la a a la zeda,
diríamos con el alfabeto español, el orante va intensificando
la alabanza de la Ley de Dios, que es para él como una lámpara
que ilumina sus pasos a través del camino de la vida, a menudo
oscuro y lleno de insidias. "Lámpara es tu palabra para mis
pasos, luz en mi sendero", leemos en el versículo 105. Es
semejante también a una música oriental, de modulaciones
sonoras interminables que suben al cielo en una sucesión que implica
mente y sentidos, espíritu y cuerpo.
Es un salmo
largo y monótono, pesado si se quiere. No obstante, Pascal lo recitaba
diariamente, y el teólogo Dietrich Bonhoeffer, asesinado por los
nazis en 1945, decía de él que "si se reza lentamente,
gustándolo palabra por palabra, frase por frase, las aparentes
repeticiones son en realidad aspectos nuevos de una misma realidad: el
amor por la Palabra de Dios. Y así como este amor no puede tener
fin, tampoco tienen fin las palabras que lo confiesan".
El hecho
de repetir, afirma el Santo Padre, además de ayudar a la memoria
en el canto coral, es un camino para estimular la adhesión interior
y el abandono confiado en los brazos de Dios, invocado y amado. Por otro
lado, cada uno de los 176 versículos de esta alabanza de la Torah,
es decir de la Ley y de la Palabra divina, contiene, por lo menos, una
de las 8 palabras con que se define la misma Torah: ley, palabra, testimonio,
juicio, dicho, decreto, precepto, orden. De esta forma se celebra la Revelación
divina, que desvela el misterio de Dios y que guía también
moralmente la existencia del fiel.
La estrofa
19, que ha sido leída antes de comenzar la catequesis, en la que
la acción del orante se realiza de noche, pero abierta al nuevo
día, expresa una oración intensa: "Te invoco de todo
corazón: respóndeme, Señor,
me adelanto a
la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras
" El fiel
está seguro de que el Señor escuchará a quien ha
pasado toda la noche rezando, esperando y meditando la Palabra divina.
"Confortado por esta seguridad, termina su catequesis el Pontífice,
ante la jornada que se abre ante él, el orante no temerá
los peligros, porque el Señor está a su lado".
RESUMEN
DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos hermanos y hermanas:
El salmo,
del que hemos escuchado un fragmento, se caracteriza por ser una larga
composición, con una estrofa por cada letra del abecedario hebreo.
Es una manera de resaltar los muchos aspectos en que se puede expresar
la única realidad esencial, que es el amor divino. Así,
con la constancia de la repetición, se estimula la adhesión
interior y el abandono confiado en los brazos de Dios.
En los versículos
elegidos hoy se invoca la ayuda del Señor durante la noche, en
quien se confía al comenzar el día. Por eso se recitan en
la oración de Laudes, cuando el creyente se prepara a la jornada
con las primicias de su oración y con la confianza puesta en Dios,
que escucha nuestra petición y nos protege de todo mal.
***********
Saludo cordialmente
a los peregrinos venidos de España y de Latinoamérica, especialmente
al grupo de Calella. Invito a todos a rezar cada día, tanto personalmente
como en vuestras familias y comunidades, para progresar en el camino de
la santidad, a la que todos estamos llamados.
Terminados
los saludos en las diversas lenguas, Juan Pablo II, como de costumbre,
dirigió unas afectuosas palabras a los jóvenes, a los enfermos
y a los recién casados, recordando que el jueves se celebraba la
memoria litúrgica de San Alberto Magno, que se esforzó constantemente
en restablecer la paz entre las poblaciones de su tiempo.
Que su ejemplo,
les dijo a los jóvenes, sea estímulo para vosotros, con
el fin de que seáis operadores de justicia y artífices de
reconciliación. Que sea acicate para que los enfermos confíen
en el Señor, que nunca nos abandona en el momento de la prueba.
Y ha pedido que incite a los recién casados a encontrar en el Evangelio
la alegría de acoger y servir generosamente a la vida, don inconmensurable
de Dios.
Juan Pablo
II concluyó recordando al pueblo argelino sobre el que recientemente
se ha abatido un aluvión de trágicas consecuencias, con
estas palabras: "Mi pensamiento se dirige, finalmente, a las queridas
poblaciones de Argelia, azotadas recientemente por un aluvión,
que ha provocado miles de víctimas y ha dejado sin vivienda a muchas
familias. A la vez que confío a la misericordia de Dios a cuantos
han desaparecido trágicamente, expreso mi cercanía espiritual
a sus familiares y a todos los que sufren a causa de esta grave calamidad.
Que no falte a estos nuestros hermanos, tan duramente probados, nuestra
solidaridad y el apoyo concreto de la Comunidad internacional".
PAPA
DENUNCIA DISTINTAS FORMAS DE MATERIALISMO Y AGRAVIOS CONTRA DIGNIDAD HUMANA
Juan
Pablo II denunció con firmeza las distintas formas de materialismo
y de extendidos agravios contra la dignidad humana como el flagelo del
aborto y la explotación sexual de mujeres y niños. En su
discurso a los obispos de Tailandia en visita ad limina, el Papa trató
además otros temas como la necesidad de un testimonio de vida ejemplar,
la labor que realiza la Iglesia en los campos de la asistencia sanitaria
y educativa y el diálogo interreligioso.
El Santo
Padre recordó cómo el reciente Sínodo de los obispos
había destacado reiteradamente que el obispo debe ser un hombre
de oración que crezca en la gracia de los sacramentos; un hombre
de vida ejemplar dedicado totalmente a la enseñanza, santificación
y gobierno de aquella porción del rebaño que Dios le ha
designado.
"La
acuciante tarea de la evangelización en vuestro continente -manifestó
el Papa- dependerá de que el testimonio que deis de vuestra vida
sea convincente, de vuestra dedicación fervorosa y del despliegue
de nuevas energías de todos los católicos tailandeses".
En los campos
de atención a la salud y de la educación, Juan Pablo II
elogió la labor que se está desarrollando, "a pesar
de que la comunidad católica en Tailandia es una pequeña
minoría". "Vuestras escuelas católicas ofrecen
una instrucción de alto nivel y una inestimable contribución
a la vida de la Iglesia y la sociedad. Pero la verdadera naturaleza de
la meta de la educación católica no es únicamente
proporcionar conocimiento e instrucción, sino también y
más importante, transmitir una visión coherente de vida
inspirada en el Evangelio, que permitirá a los jóvenes crecer
con verdadero sentido común y libertad".
Juan Pablo
II recordó que "la sociedad contemporánea necesita
urgentemente estas instituciones de educación para proporcionar
una capacitación moral sólida y ayudar a los estudiantes
a adquirir las virtudes y aptitudes necesarias para el servicio de Dios
y el prójimo. Se debe animar a los estudiantes a empeñarse
en esta forma de servicio y trabajo voluntario de forma que estén
cada vez más involucrados en la misión de la Iglesia y aprendan
a dar una contribución real a la renovación de la sociedad".
El Papa confió además en que estas escuelas encuentren nuevas
formas para que los pobres y marginados, que de otra forma no tienen la
oportunidad, puedan acceder a la educación.
En cuanto
a las mujeres y hombres consagrados y su contribución a la vida
de la Iglesia en Tailandia, el Papa destacó el especial carisma
que les caracteriza y que les permite responder a la extendida demanda
de espiritualidad genuina y dirección espiritual del creyente.
Subrayando que la Iglesia en Tailandia continúa siendo bendecida
con numerosas vocaciones, el Pontífice evidenció la importancia
de prestar mucha atención a los distintos elementos de la formación
en los seminarios, en el sentido de poder asegurar que en las iglesias
particulares siempre haya los sacerdotes ejemplares que las comunidades
se merecen".
Otro tema
del discurso fue la evangelización en Asia, un continente configurado
por culturas ancestrales y tradiciones religiosas que presentan características
particulares. El Santo Padre recomendó extremo respeto y tener
en cuenta los distintos valores filosóficos, culturales y espirituales,
así como el diálogo.
"En
vuestro país, como en el resto de Asia, -les dijo el Papa- la cuestión
del diálogo interreligioso es un aspecto fundamental. Contacto,
diálogo y cooperación con los seguidores de otras religiones
representan una obligación y un desafío para vosotros. La
ancestral tradición monástica en Tailandia proporciona un
punto de encuentro y comunión que puede propiciar un diálogo
fructífero entre budistas y cristianos. Esta tradición nos
recuerda la primacía de las cosas del espíritu y puede utilizarse
como un contrapeso al materialismo y consumismo que afecta a gran parte
de la sociedad".
En cuanto
al tema de la inculturación, Juan Pablo II manifestó que
es más que una adaptación externa "significa una íntima
transformación de los auténticos valores culturales mediante
su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo
en las diversas culturas" (Redemptoris Missio, 52). El Papa insistió
en la necesidad de continuar haciendo esfuerzos en este sentido.
AUDIENCIA
DEL PAPA AL COLEGIO PONTIFICIO CROATA EN EL CENTENARIO DE SU FUNDACIÓN
JPII recibió
el jueves en audiencia en la Sala Clementina del palacio apostólico
del Vaticano a unos 250 representantes del Pontificio Colegio Croata san
Jerónimo con ocasión de las celebraciones del primer centenario
de este ateneo romano.
"A distancia
de un siglo -dijo el Papa, en su discurso- podemos constatar con satisfacción
que la iniciativa de León XIII de fundar el colegio San Jerónimo
ha sido providencial para la comunidad eclesial de la nación croata".
De hecho, esta institución ha tenido un papel insustituible en
favor de la evangelización de las queridas regiones de Croacia
y de Bosnia Herzegovina. Ha representado también un constante signo
de cercanía de los papas con el pueblo croata y ha contribuido
a conservar e incrementar su patrimonio religioso y cultural.
Llamado a
ser lugar privilegiado de formación humana, espiritual, cultural
y científica de los jóvenes sacerdotes, el Colegio tiene
también como tarea -advirtió el Papa- la de asegurar las
condiciones para que se imparta una idónea preparación al
ministerio pastoral de los presbíteros. Se trata de dar a todos
la posibilidad de convertirse en expertos en las disciplinas de los distintos
sectores de la Teología, la Liturgia, el Derecho canónico,
la Filosofía y las Ciencias humanisticas, pero el colegio tendrá
que trabajar también -señaló el Santo Padre- para
que el estudio sea siempre acompañado de una sólida vida
espiritual y de una dimensión pastoral del sacerdote.
AUDIENCIA
DEL PAPA A LOS OBISPOS DE MYANMAR EN VISITA AD LIMINA
"En
estos momentos atormentados que vive el mundo, en los que la comunidad
internacional es sacudida por un inesperado y fuerte torbellino, los Pastores
de la Iglesia deben estar cada vez más al lado de su pueblo y guiarlo
por la senda del Evangelio". Lo reiteraba el Santo Padre en su discurso
a los Obispos de Myanmar, que concluyeron el sábado su quinquenal
"Visita ad Limina Apostolorum".
Tras recordar
que la Iglesia en Myanmar conoció en sus primeros años el
martirio, y que aún hoy "vive cercana a la Cruz del Salvador",
Juan Pablo II destacó que "precisamente la Cruz es la fuente
de nuestra esperanza y certidumbre". En el marco de las preocupaciones
de los prelados de este país asiático, el Santo Padre se
refirió a la "pobreza difusa, a pesar de la abundancia de
recursos de esta tierra, y a los límites impuestos a los derechos
y libertades fundamentales". Señalando luego que "estos
problemas se agravan aún más debido al aislamiento, que
aumenta la complejidad de la interacción entre los pueblos".
Son desafíos
en los que nos guía el mismo Jesús, Camino, Verdad y Vida,
hizo hincapié el Pontífice, recordando además "la
grandeza del amor divino y la grandeza de la dignidad humana". Grandeza
contemplada de modo especial en el Año del Gran Jubileo, y que
Cristo sigue transmitiendo al corazón de la Iglesia en Myanmar.
Una vez más,
Juan Pablo II, citando su Carta Apostólica "Novo Millenio
Ineunte", recordó que no debe olvidarse, ciertamente, que
nadie puede ser excluido de nuestro amor, desde el momento que "con
la Encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a cada
hombre". En este contexto, el Papa subrayó que "ateniéndonos
a las indiscutibles palabras del Evangelio, en la persona de los pobres
hay una presencia especial de Cristo, que impone a la Iglesia una opción
preferencial por ellos". Y que "mediante esta opción,
se testimonia el estilo del amor de Dios, su providencia, su misericordia
y, de alguna manera, se siembran todavía en la historia aquellas
semillas del Reino de Dios que Jesús mismo dejó en su vida
terrena atendiendo a cuantos recurrían a Él para toda clase
de necesidades espirituales y materiales" (TMA 49).
El discurso
de Juan Pablo II a los Obispos de Myanmar pone de relieve la importancia
de la comunión y efectiva colegialidad con el Sucesor de Pedro
y con todos los Obispos del mundo, así como con todos los miembros
de la Iglesia. La caridad activa y concreta al servicio universal. El
ecumenismo y la promoción del diálogo interreligioso, "tan
importante en especial en un tiempo en el que las relaciones entre los
pueblos de diferentes culturas y tradiciones están sometidas a
una gran tensión". El Papa exhorta a los miembros de esta
Conferencia Episcopal a profundizar en su vida espiritual y pastoral;
y a impulsar la nueva Evangelización, destacando también
la importancia de las vocaciones, y la formación sacerdotal y la
de los laicos.
"LA
COMUNIÓN VISIBLE DE TODOS LOS CRISTIANOS ES UN CARACTERÍSTICA
ESENCIAL DE LA MISIÓN DEL LA IGLESIA CATÓLICA"
El Santo
Padre recibió la mañana del sábado, en la Sala Clementina,
a los participantes en la Sesión Plenaria del Consejo Pontificio
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y a los representantes
de las Comunidades Episcopalianas de América en Europa. En su saludo,
el Papa subrayó las palabras Verdad y Amor, explicando que expresan
la esencia del encuentro mantenido en estos días para impulsar
el diálogo ecuménico. En este contexto, recordando su Mensaje
para el comienzo de esta Plenaria, Juan Pablo II reiteró que la
comunión visible de todos los cristianos es una característica
esencial de la misión de Iglesia Católica.
El Papa hizo
hincapié, nuevamente, en la necesidad que el mundo tiene, cada
vez más, del testimonio unido de los cristianos. En un mundo progresivamente
globalizado - señaló Juan Pablo II - las divisiones entre
los cristianos son cada vez más un obstáculo para la proclamación
del Evangelio.
El Santo
Padre agradeció de modo especial la presencia de los representantes
episcopalianos, que estaban celebrando en Roma su encuentro anual. Y,
destacando el numeroso grupo de jóvenes, recordó que ellos
"representan la esperanza de que la búsqueda de la unidad
de los cristianos puede conducir a una nueva generación de hombres
y mujeres comprometidos en hacer realidad la oración del Señor:
'que todos sean uno' (Jn 17, 20)".
CONFERENCIA
"SALUD Y PODER": EL EJERCICIO DEL PODER ES BUENO CUANDO PROMUEVE
EL BIEN INTEGRAL DE LA PERSONA
A última
hora de la mañana del sábado en el Aula Pablo VI del Vaticano
el Papa recibía a los participantes en la Conferencia Internacional
sobre "Salud y Poder", promovida por el Consejo Pontificio para
la Pastoral de la Salud. "El tema de vuestro congreso, les manifestó
Juan Pablo II, es comprometido, complejo, actual y urgente, y por lo tanto
es muy útil para renovar la cultura del servicio a la salud y a
la vida, comenzando por la atención a las personas más débiles
e indigentes."
Como en todo
campo, también en el de la Sanidad el ejercicio del poder, recordó
el Pontífice, es bueno cuando promueve el bien integral de la persona
y de toda la comunidad y enumeró algunos riesgos que se pueden
correr: "En el mundo de la salud se encuentran e interactúan
diversos tipos de poder: desde el económico y político al
de los medios de comunicación, del profesional al de la industria
farmacéutica, del poder de los organismos nacionales e internacionales
al de las organizaciones religiosas". Todo esto da origen a una compleja
red de intervenciones, de una parte, se evidencian las inmensas posibilidades
existentes para mejorar el servicio a la vida y la salud, y por otra,
se pone de manifiesto el riesgo de poderes ejercidos sin el debido respeto
a la vida a al hombre".
A esta realidad
tan vasta y compleja, vuestra reflexión, les dijo Juan Pablo II,
quiere ofrecer elementos preciosos para un discernimiento ético
y pastoral, valorizando asimismo la contribución que brota de un
respetuoso diálogo interreligioso. Confío que de estos días
de estudio emerjan indicaciones útiles, especialmente en lo que
concierne a la acción social y espiritual de la Iglesia en el campo
de la cura de la salud, considerada en su globalidad.
A los participantes
en esta conferencia el Papa les indicó que para comprender y vivir
correctamente toda forma de "poder" en el mundo de la salud,
es menester fijar la mirada en Cristo. Es en Él, el Verbo hecho
carne, quién ha tomado sobre él nuestras enfermedades para
curarlas. Es Él quién ha venido para servir y no ser servido,
nos enseña a ejercer toda forma de poder como servicio a la persona,
especialmente si es débil y frágil. Es él quién
ha asumido la humanidad dolorosa para restituir el rostro transfigurado
de la resurrección.
Seguidamente
Juan Pablo II se refirió al papel que tiene la Iglesia en este
campo. "Al ir al encuentro a las personas en condiciones de enfermedad,
de sufrimiento o de discapacidad, la Iglesia se moviliza por el deseo
de anunciar y testimoniar el Evangelio de la vida. Al mismo tiempo ofrece
una relación concreta para la construcción armónica
de la sociedad. Ante la difundida cultura de la indiferencia, y también,
de desprecio por la vida, ante la búsqueda inmoral del predominio
por parte de algunos sobre otros, con la consiguiente marginación
de los pobres y débiles, es más necesario que nunca ofrecer
criterios sólidos, para que el ejercicio del poder en el mundo
de la salud se imponga en toda situación al servicio de la dignidad
de la persona humana y del bien común.
Acojo esta
ocasión, finalizó diciendo Juan Pablo II, para lanzar un
llamamiento a quién en este importante sector detenta puestos de
responsabilidad, para que con espíritu de colaboración constructiva
trabaje para promover una efectiva cultura de la solidaridad, teniendo
en cuenta las condiciones de aquellos que viven en Países marcados
por una preocupante indigencia material, cultural y espiritual. En este
sentido, me hago porta voz de cada persona enferma o que sufre, así
como de los pueblos heridos por la pobreza y la violencia, para que también
para ellos y para toda la humanidad emerja un futuro de justicia y de
solidaridad.
Aquellos
que tienen el don de la fe siéntanse de manera especial empeñados
para testimoniar con su comportamiento la esperanza evangélica.
Solamente con el amor y con el servicio, se está a la altura de
curar, poniendo de esta manera las bases de un mundo renovado.
JUAN
PABLO II INVITA A LOS REPRESENTANTES DE LAS RELIGIONES DEL MUNDO A REZA
POR LA PAZ EN ASÍS EL PRÓXIMO 24 DE ENERO
Juan Pablo
II invitó el domingo a los representantes de las religiones del
mundo a reunirse en la localidad italiana de Asís el 24 de enero
de 2002 para rezar para que finalicen los enfrentamientos y por la promoción
de la paz auténtica. Antes del rezo mariano del Ángelus
el Pontífice invitó también a todos los católicos
del mundo a vivir el próximo 14 de diciembre como día de
ayuno, en el que "rezaremos con fervor a Dios para que conceda al
mundo una paz estable, fundada sobre la justicia, y haga que se puedan
encontrar soluciones adecuadas a los numerosos conflictos que atormentan
el mundo.
En un momento
en que la escena internacional continúa ensombrecida por preocupantes
tensiones el Santo Padre propuso a los católicos que las privaciones
del día de ayuno se ofrezcan a los pobres, en particular a quien
padece en estos momentos las consecuencias del terrorismo y la guerra.
La invitación
al ayuno del Papa, que fue recibida con un caluroso aplauso de los fieles
en la Plaza de San Pedro, respalda el concepto de que la oración
adquiere aún más fuerza si está acompañada
por el ayuno y las limosnas, como nos recuerda el Antiguo Testamento y
los cristianos que desde los primeros siglos han acogido esta lección
y la han puesto en práctica, especialmente en la Cuaresma y el
Adviento. En este punto, el Pontífice recordó que precisamente
los fieles del Islam han iniciado hace poco el Ramadán, un mes
consagrado al ayuno y la oración. "Nosotros cristianos nos
encaminamos al Adviento para prepararnos, en la oración, a la celebración
de la Navidad, día del nacimiento del "Príncipe de
la Paz".
El Papa recordó
con pesar el tremendo sufrimiento que aflige a tantos hermanos nuestros
en el mundo, entre los que ha citado los miles de víctimas inocentes
de los atentados del 11 de septiembre, las innumerables personas obligadas
a abandonar sus hogares con rumbo desconocido y a veces directos a una
muerte cruenta, y las mujeres, ancianos y niños expuestos al riesgo
de morir de hambre y frío. En una situación, que la constante
amenaza del terrorismo ha hecho dramática, el Papa elevó
su súplica a Dios, "porque cuanto más insuperables
parezcan las dificultades y oscuras las perspectivas, nuestra oración
debe ser más intensa para implorar a Dios el don de la comprensión
recíproca, de la concordia y de la paz".
Juan Pablo
II eligió de nuevo Asís para invitar a los representantes
de las religiones del mundo a rezar por la anhelada paz. La emblemática
ciudad de Asís, cuna de San Francisco acogerá, en particular
a cristianos y musulmanes para proclamar ante el mundo que la religión
jamás debe ser un motivo de conflicto, de odio y de violencia.
"Quien
verdaderamente acoge en el corazón la palabra de Dios, bueno y
misericordioso, destierra toda forma de hastío y enemistad. En
este momento histórico, la humanidad necesita absolutamente ver
gestos de paz y escuchar palabras de esperanza. Como dije, hace quince
años, anunciando el encuentro de oración por la paz en Asís,
que tendría lugar el mes de octubre sucesivo: Es urgente la invocación
coral e insistente desde la tierra hacia el cielo, para implorar al Omnipotente,
en cuyas manos está el destino del mundo, el gran don de la paz,
presupuesto necesario para cualquier esfuerzo serio al servicio del verdadero
progreso de la humanidad".
Juan Pablo
II pidió también la intercesión de la Virgen María,
para que sostenga los esfuerzos que la humanidad realiza en el camino
de la paz. El Papa solicitó de la Reina de la Paz la ayuda necesaria
para responder, con la fuerza de la verdad y del amor, a los nuevos y
desconcertantes retos del momento presente. "Ayúdanos a superar
estos momentos difíciles, que turban la serenidad de tantas personas
y a comprometernos seriamente a construir cada día y en cualquier
lugar una auténtica cultura de paz".
Después
del rezo del Ángelus, Juan Pablo II recordó que se celebraba
el domingo en Italia la Jornada de las Migraciones, una cita anual que
pretende responsabilizar a todos frente al creciente fenómeno de
la movilidad humana. El Papa deseó al respecto que esta jornada
pudiese contribuir a la promoción de una verdadera cultura de la
solidaridad, "para que el mundo sea cada vez más una familia
unida en la diversidad". También, en el mismo contexto, saludó
cordialmente a las numerosas comunidades cristianas de distintas etnias
presentes en Roma y en Italia, así como a todas las personas que
trabajan al servicio de los inmigrantes.
Otra celebración
del día, que recordó el Santo Padre, fue la Jornada Nacional
para la Investigación del Cáncer, dedicada a informar a
la opinión publica sobre esta terrible enfermedad y estimular una
reflexión sobre la relación entre hombre, ciencia y tecnología.
El Pontífice animó a todos los que se dedican generosamente
a esta investigación y aseguró su oración por los
enfermos y sus familias.
Hablando
en francés recordó que el domingo era la Jornada mundial
por las víctimas de la carretera. "Invoco la misericordia
del Señor, dijo Juan Pablo II, para todos los que han muerto trágicamente
en accidentes de tráfico. Pido a Dios que apoye a los heridos,
a menudo afectados de un modo permanente, así como a sus familias,
que les ayudan en las pruebas". Y concluyó haciendo un llamamiento
a la precaución y a la responsabilidad de los automovilistas, para
que todos los conductores siempre tengan respeto por los demás.
VISITA
PASTORAL DEL PAPA A LA PARROQUIA ROMANA DE SAN ALEJO
Continuando
la Visita pastoral a su Diócesis de Roma, Juan Pablo II se trasladó
la mañana del domingo a la Parroquia de San Alejo en la periferia
de la Ciudad eterna. En su homilía el Santo Padre recordó
que "mientras nos acercamos a la conclusión del año
litúrgico, la Palabra de Dios nos invita a reconocer que las realidades
últimas están gobernadas y dirigidas por la divina Providencia".
"El
Profeta Malaquías, afirmó el Papa, describe el día
del Señor como una intervención decisiva de Dios, dirigida
a derrotar el mal y a restablecer la justicia, a castigar a los malvados
y a premiar a los justos. Con mayor claridad, ha afirmado el Pontífice,
las palabras de Jesús, que hoy nos transmite San Lucas, eliminan
de nuestro corazón todo miedo y angustia, abriéndonos a
la certeza consoladora de que la vida y la historia de los hombres, a
pesar de los desórdenes muchas veces dramáticos, permanecen
firmemente en las manos de Dios".
"El
que no trabaje que no coma". Con esta afirmación, continuó
Juan Pablo II, el Apóstol subrayaba que para preparar la venida
del Reino de Dios los creyentes tienen que trabajar en modo serio y perseverante,
en intensa espera del encuentro definitivo con el Señor".
Saludando
a las autoridades eclesiásticas presentes en la celebración
y al párroco y grupos apostólicos de la Parroquia de San
Alejo, el Papa resaltó cómo después de veinte años
la Comunidad parroquial puede disfrutar de un adecuado complejo parroquial
que favorecerá la agregación, el crecimiento de la misma
comunidad y una activa inserción apostólica en el territorio.
Al mismo tiempo les instó a continuar la construcción de
la Comunidad eclesial, constituida por piedras vivas que se apoyan sobre
Cristo, piedra fundamental.
Juan Pablo
II les pidió que de frente a los mensajes negativos, transmitidos
por ciertos modelos culturales de la sociedad contemporánea, se
conviertan en constructores de esperanza y misioneros de Cristo por todas
partes. Se impone reforzar la pastoral vocacional, educar a las familias
y a los jóvenes en la oración y en el hacer de la propia
existencia un don para los demás.
Preguntaos
cada día, concluyó el Papa: Señor, ¿qué
quieres que haga? ¿Cuál es tu voluntad sobre nosotros, como
familia, como padres, como hijos? ¿Qué esperas de mí,
como joven que se abre a la vida y quiere vivir contigo y para ti? Sólo
respondiendo a estas preguntas personales y que comprometen, podréis
realizar en plenitud la voluntad de Dios, y ser "luz" y "sal"
que ilumina y da sabor. Jesús nos exhorta a "vigilar"
y a "estar preparados".
RENUNCIAS
Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
Renuncia
gobierno pastoral de la Eparquía de Adigrat (Etiopia), presentada
por mons. Kidane-Mariam Teklehaimanot.
El Papa
ha promovido al Orden de los Obispos al Cardenal Alfonso López
Trujillo, asignándole la Sede Suburbicaria de Frascati y ha nombrado
Consultores de la Secretaría de Estado en la Sección para
Asuntos Generales a los Nuncios Apostólicos Luigi Dossena y Giovanni
Coppa. También ha nombrado Consultores en la Sección para
las relaciones con los Estados, de la misma Secretaría de Estado
a los Nuncios Apostólicos Andrea Cordero Lanza de Montezemolo y
Dominik Hrusovsky.
El Santo
Padre ha nombrado Delegado de la Fábrica de San Pedro a Mons. Vittorio
Lanzani, del clero de Pavía, actualmente Secretario de la misma
Fábrica, elevándolo a la sede Episcopal titular de Labico;
ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesos de
Grosseto en Italia presentada por Mons. Giacomo Babini y ha nombrado Obispo
de esa Diócesis a Mons. Francesco Agostinelli.
EL
COMERCIO INTERNACIONAL AL SERVICIO DE LA DIGNIDAD HUMANA
"Partiendo
del importante principio ético enunciado por Su Santidad Juan Pablo
II en la encíclica 'Centesimus annus' en la que se afirma que 'la
economía es solamente un aspecto y una dimensión de la compleja
actividad humana"', la Santa Sede ha propuesto "algunas indicaciones
para hacer que las políticas de liberalización del comercio
internacional se pongan más eficazmente al servicio de la dignidad
del ser humano y de la constitución de una auténtica familia
entre las naciones, fundada en la solidaridad".
En una Nota
con motivo de la IV Conferencia Ministerial de Doha, tras constatar que
"en la situación actual, las políticas de la Organización
Mundial del Comercio influyen sobre las posibilidades que tienen los países
en vías de desarrollo de garantizar a sus habitantes, especialmente
a los más pobres, un progreso económico y humano duradero",
se destaca el deseo de numerosos países de que esta "Conferencia
Ministerial plantee la dimensión del desarrollo como centro de
la reflexión de la OMC y de sus miembros". La Santa Sede subraya
que "en particular, se espera que la Conferencia aporte un impulso
nuevo para el desarrollo de un sistema multilateral de comercio más
equitativo y que favorezca la participación de todos".
Con el anhelo
de dar una contribución específica al debate en curso acerca
del proyecto de Declaración final de la Conferencia Ministerial,
la Santa Sede difundió el documento sobre las 'Dimensiones del
desarrollo en la Organización Mundial del Comercio'. Este documento,
de ocho puntos, abarca el "Progreso insatisfactorio de los países
más pobres"; el "Proceso de desarrollo de la Organización
Mundial del Comercio"; la "Eliminación de la protección
que distorsiona el comercio"; la "necesidad de que los países
en vías de desarrollo adopten políticas de desarrollo eficaces";
"mayor asistencia técnica"; "la propiedad intelectual",
destacando la urgencia de garantizar las medicinas de base; "mayor
transparencia"; y finaliza haciendo hincapié en la necesidad
de un "programa de desarrollo más amplio". La nota de
la Santa Sede se distribuyó a las autoridades de la OMC, a todas
las misiones diplomáticas acreditadas ante la sede de la Organización
en Ginebra y al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.
INTERVENCIÓN
DE LA DELEGACIÓN DE LA SANTA SEDE EN LA CONFERENCIA DE LA OMC
El Jefe
de la delegación de la Santa Sede en la IV Conferencia de la Organización
Mundial del Comercio ha destacado la urgencia de integrar a los países
más pobres en un sistema de comercio equitativo, para contribuir
al progreso, seguridad y paz del mundo. Mons. Diarmuid Martin hizo un
llamamiento para que este encuentro sirva para "forjar políticas
económicas que conduzcan verdaderamente al desarrollo integral
de toda la familia humana".
En su intervención,
Mons. Martin hizo hincapié en que "la esperanza de la Santa
Sede" es que esta Conferencia de Doha sea recordada como "la
Conferencia del Desarrollo". El Arzobispo reiteró los principios
generales de una economía justa, que no es sólo un deber
moral, haciendo un llamamiento a los miembros de la OMC para que se aprovechen
las oportunidades que ofrece la globalización.
En lo que
respecta a uno de los temas más discutidos en esta cita de Doha,
el de "la propiedad intelectual, que para millones de personas supone
la imposibilidad de acceder a medicinas de base para curar sus enfermedades
y salvar sus vidas", el jefe de la delegación Vaticana exhortó
a la Organización Mundial del Comercio a "dar una clara señal"
de flexibilidad, para que "ninguna regla del sistema internacional
de intercambio impida a los gobiernos el poder responder a los problemas
urgentes de la salud pública".
Después
de días de tensión, se vislumbra la posibilidad de que cada
gobierno pueda producir medicinas con costes reducidos para afrontar las
crisis sanitarias, como las causadas por el SIDA, la tuberculosis, la
malaria o cualquier otra epidemia. Y este principio de acuerdo, cuyo resultado
final se conocerá dentro de algunas horas, ha impulsado la esperanza
de avanzar también en lo que respecta a otros temas defendidos
por la Santa Sede.
Como los
sectores de la agricultura y textil, de modo que los países más
ricos se aparten de "la protección que distorsiona el comercio",
sacando provecho de ello de forma desproporcionada. Sí - afirmó
Mons. Martin - "el mundo necesita de una Organización Mundial
del Comercio", cuyo "objetivo primordial sea el de garantizar
a los países pobres el legítimo desarrollo integral de sus
pueblos". El Arzobispo finalizó su intervención en
Doha reiterando que Juan Pablo II nos recuerda que "la economía
es sólo un aspecto, una dimensión de toda actividad humana,
y que la libertad económica es sólo un elemento de la libertad
humana".
LA
SANTA SEDE CONDENA LA INTOLERANCIA O DISCRIMINACIÓN RELIGIOSA
La libertad
religiosa es un derecho fundamental del ser humano. El hecho de que a
menudo se deniegue o se impida en algunas zonas del mundo perjudica a
la estabilidad de la convivencia internacional, además de violar
las conciencias de los seguidores de cualquier religión. Con firmeza,
ante la comisión de la sesión número 56 de la Asamblea
general de Naciones Unidas, el arzobispo Renato Martino, Observador permanente
de la Santa Sede ante la ONU, reiteró la condena absoluta de la
Iglesia hacia cualquier fenómeno de intolerancia religiosa, de
extremismo, de discriminación por motivos de fe.
La reflexión
del prelado se basa en el Informe Especial de la Comisión de derechos
humanos sobre la libertad de religión y de credo. Aunque en este
documento de las Naciones Unidas se enumeran las situaciones positivas
en las que se han adoptado medidas para frenar la intolerancia y la discriminación
religiosa, también se subraya la presencia, en algunas partes del
mundo, de políticas caracterizadas por la intolerancia hacia las
minorías dentro de Estados que tienen una religión oficial
propia. Un fenómeno, observó mons. Martino que viene acompañado
por la constatación del aumento del extremismo religioso en todas
las regiones y la mayor incidencia de no creyentes al interno de la sociedad,
donde la "pertenencia" compite o se enfrenta con las religiones.
"Y sin
embargo -recordaba el prelado aludiendo al artículo 18 de la Declaración
Universal de los derechos del hombre- cada persona tiene derecho a la
libertad de religión, incluida la de cambiar de religión
o credo. La libertad religiosa constituye el auténtico corazón
de los derechos humanos y el derecho a la libertad religiosa se basa en
la dignidad de la persona humana, que experimenta la exigencia interior
e indestructible de actuar libremente según los dictados de su
propia conciencia".
"La
Santa Sede -dijo Mons Martino- reafirma lo que muchos lideres religiosos
han repetido a menudo: el uso de la violencia no admite justificación
alguna, no puede animar el crecimiento de un verdadero diálogo
religioso.
PRESENTACIÓN
DELA CONFERENCIA INTERNACIONAL "SALUD Y PODER"
El Presidente
del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud presentó el
martes la XVI conferencia Internacional "Salud y Poder", que
se ha celebrado en el Vaticano del 15 al 17 de noviembre. Un encuentro
que se propone - destacó Mons. Javier Lozano Barragán -
presentar algunos importantes interrogantes relacionados, precisamente,
con la salud y el poder en el mundo de hoy a los científicos y
especialistas que participarán en él.
Entre los
temas que se debatieron figuran las principales políticas de la
salud en el mundo de hoy; el diálogo con otras religiones no cristianas,
por ejemplo con el Islam, el Judaísmo, el Hinduismo y el Budismo;
la investigación sanitaria; la forma de orientar según el
Evangelio a los medios de comunicación social en la presentación
de las cuestiones sanitarias; el tema de los laboratorios farmacéuticos
y de la industria farmacéutica en general; las patentes de las
medicinas. Así como propuestas a los Organismos internacionales
de la Salud y a los Ministerios nacionales de Sanidad. Sin olvidar la
formación de los profesionales del sector en la perspectiva cristiana.
Mons. Lozano
recordó que "en la concepción cristiana del poder se
entrelazan tres elementos indispensables. Es decir, la fortaleza, la verdad
y el amor. Cuando la fortaleza está guiada por la verdad se realiza
en el amor, es entonces cuando tenemos un verdadero poder". En caso
contrario - puso de relieve el Presidente del Consejo Pontificio para
la Pastoral de la Salud - "tenemos fuerzas maléficas que nos
destruyen". Por lo que, la "pregunta que se deberá responder
en esta Conferencia internacional será la de "¿cómo
conducir las fuerzas sanitarias hacia la verdad y el amor?"
"¿Cómo
hacer - hizo hincapié Mons. Lozano Barragán - para que el
mundo concreto de hoy, con sus maravillas tecnológicas y científicas
en todos los campos, y en especial en el de la sanidad, contribuya en
la verdad y con el amor a proteger y garantizar la salud para todos, y
que sus recursos no se transformen en fuerzas maléficas que nos
destruyen en un terrorismo de guerras bacteriológicas?"
El Presidente
del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud recordó también
que estamos en el año internacional del voluntariado. Y, poniendo
de relieve la grandiosa labor de los voluntarios en los trágicos
eventos del 11 de septiembre, así como en estos días en
los campos de refugiados y prófugos afganos, Mons. Lozano se refirió
al ejemplo de los voluntarios cristianos, que actúan en la verdad
del amor en el sector de la salud. En este contexto, el prelado anunció
que debido a la importancia del tema, el Dicasterio que preside ha organizado
un Simposio Internacional, titulado "Voluntariado Católico
en la Sanidad", que se celebrará también en el Vaticano,
del 30 de noviembre al uno de diciembre próximos, y que contará
con la participación de unos cinco mil voluntarios.
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