LA AYUDA A LOS REFUGIADOS ES UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA"
MENSAJE PAPA: LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS ES UNA PRIORIDAD
AUDIENCIA GENERAL: LLAMAMIENTO POR LAS VÍCTIMAS DEL ALUVIÓN EN ARGELIA
EL PAPA DENUNCIA EL MATERIALISMO Y AGRAVIOS CONTRA LA DIGNIDAD HUMANA
AUDIENCIA DEL PAPA AL COLEGIO PONTIFICIO CROATA EN CENTENARIO DE FUNDACIÓN
AUDIENCIA DEL PAPA A LOS OBISPOS DE MYANMAR EN VISITA AD LIMINA
COMUNIÓN VISIBLE DE LOS CRISTIANOS: CARACTERÍSTICA ESENCIAL DE LA MISIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

CONFERENCIA "SALUD Y PODER": EL EJERCICIO DEL PODER ES BUENO CUANDO PROMUEVE EL BIEN INTEGRAL DE LA PERSONA
JUAN PABLO II INVITA A LOS REPRESENTANTES DE LAS RELIGIONES DEL MUNDO A REZAR POR LA PAZ EN ASÍS EL PRÓXIMO 24 DE ENERO
VISITA PASTORAL DEL PAPA A LA PARROQUIA ROMANA DE SAN ALEJO
RENUNCIAS Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

EL COMERCIO INTERNACIONAL AL SERVICIO DE LA DIGNIDAD HUMANA
INTERVENCIÓN DE LA DELEGACIÓN DE LA SANTA SEDE EN LA CONFERENCIA DE LA OMC
LA SANTA SEDE CONDENA LA INTOLERANCIA O DISCRIMINACIÓN RELIGIOSA
PRESENTACIÓN DELA CONFERENCIA INTERNACIONAL "SALUD Y PODER"


NOVIEMBRE 2001

SEMANA DEL12 AL 18 DE NOVIEMBRE

 

 

"AYUDAR A LOS REFUGIADOS NO ES UN ACTO DE BONDAD , SINO UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA"

Juan Pablo II defendió el concepto de que "ayudar a los refugiados no es un acto de bondad, sino una cuestión de justicia" y pidió a los gobiernos la aprobación de leyes que les protejan.

Jamás como ahora existen las relaciones entre los distintos pueblos de la tierra, sin embargo aumentan también las tensiones étnicas, culturales y religiosas. Estas tensiones las sufren sobre todo los migrantes y los refugiados, "particularmente vulnerables a los prejuicios y a las injusticias que muchas veces acompañan este tipo de eventos".

Así lo recordaba una vez más el Papa durante la audiencia concedida el lunes por la mañana a la Comisión católica internacional para las migraciones, la agencia humanitaria creada exactamente hace 50 años por iniciativa de Mons. Giovanni Battista Montini - el futuro Pablo VI - para afrontar de manera coordinada el problema de los flujos de prófugos que durante la Guerra Fría dejaban entre grandes riesgos Europa del Este aplastada por las dictaduras comunistas.

Actualmente 21 países del mundo se esfuerzan a través de 430 personas trabajando durante toda la jornada. Su asamblea General, en ocasión del quincuagésimo aniversario debería tener lugar en Nueva York, pero después de los trágicos eventos del 11 de septiembre han clausurado el encuentro, trasladándolo a Roma.

Con los representantes de la Comisión sus compañeros italianos de la Fundación Migrantes, que trabajan en el marco de la CEI. También ella, celebra sus primeros cincuenta años de vida; en efecto nació durante los primeros años después de la guerra para atender pastoralmente a los italianos en el extranjero, y hoy desarrolla su acción hacia la asistencia humana y espiritual de los emigrantes que llegan a Italia.

Cincuenta años, que el Papa ha definido una "doble fidelidad" a Cristo y a la Iglesia, de la que brota el sentido profundo de los inalienables derechos humanos que tienen su origen en Dios y que por lo tanto "ningún poder humano tiene la facultad de conceder o negar".

Dirigiéndose en particular a los miembros de la Comisión, Juan Pablo II ha recordado que en estos cinco decenios "los esquemas migratorios han cambiado, pero el fenómeno no es menos dramático", el problema de los refugiados en el mundo se convierte cada vez más crítico y conlleva nuevas y eficaces iniciativas, también "para asegurar que los pueblos marginados no sean además penalizados" permaneciendo en la periferia del proceso de globalización económica.

MENSAJE PAPA: LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS ES UNA PRIORIDAD

JPII envió un mensaje al cardenal Walter Kasper presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos en ocasión de la Asamblea Plenaria de este dicasterio que tuvo lugar desde el martes hasta el sábado en el Vaticano y cuyo tema fue: "Comunión: don y compromiso. Análisis del resultado de los diálogos y futuro de la actividad ecuménica"

El Papa en su mensaje explica que el restablecimiento de la plena unidad de todos los cristianos ha sido una prioridad desde el principio de su pontificado y que la Iglesia católica no cesa de trabajar y adentrarse confiada en este camino difícil pero lleno de dicha que conduce a la plena comunión entre los hermanos cristianos. "Las mismas celebraciones ecuménicas del Gran Jubileo del Año 2.000 -señala el Papa- han ofrecido signos proféticos y conmovedores que nos han hecho tomar conciencia de la Iglesia como misterio de unidad".

Por primera vez en la historia, la acción en favor de unidad de los cristianos y el dinamismo y mutuo enriquecimiento entre las comunidades eclesiales han asumido grandes proporciones y se ha extendido a un vasto dominio. Un don que el Pontífice ha podido apreciar en el curso de sus viajes pastorales y peregrinaciones apostólicas.

Dos son las orientaciones que siempre deben guiar este esfuerzo de comunión entre los cristianos, afirma el Santo Padre. El "diálogo de la verdad" y el "encuentro en la fraternidad". "Si bien la plena comunión de todos los cristianos no se ha logrado todavía -dice el Papa- sin embargo, es innegable que un largo trecho ha sido recorrido". Y muy distinto al pasado es también el clima que reina hoy entre los católicos y los cristianos de las otras Iglesias y Comunidades Eclesiales. Iniciamos el tercer milenio sabiendo que nos encontramos en una nueva situación difícilmente inimaginable hace 50 años.

Respecto al concepto clave de "comunión", JPII afirma que profundizar sobre su sentido teológico y sacramental equivale a confirmar las enseñanzas conciliares "como brújula del compromiso ecuménico en el nuevo milenio" y que el debate sobre este tema será vivido como una peregrinación hacia la plenitud que Cristo quiere para su Iglesia. "El camino es largo y arduo -finaliza diciendo el Papa que, consciente de las dificultades, invita a un diálogo "paciente" pero con "impulso de acción" hacia la "comunión plena y visible de todos los cristianos."

LLAMAMIENTO DEL PAPA EN LA AUDIENCIA GENERAL POR LAS VÍCTIMAS DEL ALUVIÓN EN ARGELIA

El Salmo 118, propuesto por el Santo en la catequesis de este miércoles a la meditación de los miles de peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI, es una oración que podemos definir monumental ya que consta de 22 estrofas de unos 8 versos cada una, tantas como letras tiene el alfabeto hebreo. Cada estrofa comienza por una letra del alfabeto, siguiendo el orden del mismo. La estrofa que nos propone la oración de Laudes del Sábado, primera Semana, es la correspondiente a la letra número 19, la qoph.

En esta secuencia, que se va desgranando desde la letra alef a la tau, de la a a la zeda, diríamos con el alfabeto español, el orante va intensificando la alabanza de la Ley de Dios, que es para él como una lámpara que ilumina sus pasos a través del camino de la vida, a menudo oscuro y lleno de insidias. "Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero", leemos en el versículo 105. Es semejante también a una música oriental, de modulaciones sonoras interminables que suben al cielo en una sucesión que implica mente y sentidos, espíritu y cuerpo.

Es un salmo largo y monótono, pesado si se quiere. No obstante, Pascal lo recitaba diariamente, y el teólogo Dietrich Bonhoeffer, asesinado por los nazis en 1945, decía de él que "si se reza lentamente, gustándolo palabra por palabra, frase por frase, las aparentes repeticiones son en realidad aspectos nuevos de una misma realidad: el amor por la Palabra de Dios. Y así como este amor no puede tener fin, tampoco tienen fin las palabras que lo confiesan".

El hecho de repetir, afirma el Santo Padre, además de ayudar a la memoria en el canto coral, es un camino para estimular la adhesión interior y el abandono confiado en los brazos de Dios, invocado y amado. Por otro lado, cada uno de los 176 versículos de esta alabanza de la Torah, es decir de la Ley y de la Palabra divina, contiene, por lo menos, una de las 8 palabras con que se define la misma Torah: ley, palabra, testimonio, juicio, dicho, decreto, precepto, orden. De esta forma se celebra la Revelación divina, que desvela el misterio de Dios y que guía también moralmente la existencia del fiel.

La estrofa 19, que ha sido leída antes de comenzar la catequesis, en la que la acción del orante se realiza de noche, pero abierta al nuevo día, expresa una oración intensa: "Te invoco de todo corazón: respóndeme, Señor, … me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras…" El fiel está seguro de que el Señor escuchará a quien ha pasado toda la noche rezando, esperando y meditando la Palabra divina. "Confortado por esta seguridad, termina su catequesis el Pontífice, ante la jornada que se abre ante él, el orante no temerá los peligros, porque el Señor está a su lado".

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:

El salmo, del que hemos escuchado un fragmento, se caracteriza por ser una larga composición, con una estrofa por cada letra del abecedario hebreo. Es una manera de resaltar los muchos aspectos en que se puede expresar la única realidad esencial, que es el amor divino. Así, con la constancia de la repetición, se estimula la adhesión interior y el abandono confiado en los brazos de Dios.

En los versículos elegidos hoy se invoca la ayuda del Señor durante la noche, en quien se confía al comenzar el día. Por eso se recitan en la oración de Laudes, cuando el creyente se prepara a la jornada con las primicias de su oración y con la confianza puesta en Dios, que escucha nuestra petición y nos protege de todo mal.

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Saludo cordialmente a los peregrinos venidos de España y de Latinoamérica, especialmente al grupo de Calella. Invito a todos a rezar cada día, tanto personalmente como en vuestras familias y comunidades, para progresar en el camino de la santidad, a la que todos estamos llamados.

Terminados los saludos en las diversas lenguas, Juan Pablo II, como de costumbre, dirigió unas afectuosas palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, recordando que el jueves se celebraba la memoria litúrgica de San Alberto Magno, que se esforzó constantemente en restablecer la paz entre las poblaciones de su tiempo.

Que su ejemplo, les dijo a los jóvenes, sea estímulo para vosotros, con el fin de que seáis operadores de justicia y artífices de reconciliación. Que sea acicate para que los enfermos confíen en el Señor, que nunca nos abandona en el momento de la prueba. Y ha pedido que incite a los recién casados a encontrar en el Evangelio la alegría de acoger y servir generosamente a la vida, don inconmensurable de Dios.

Juan Pablo II concluyó recordando al pueblo argelino sobre el que recientemente se ha abatido un aluvión de trágicas consecuencias, con estas palabras: "Mi pensamiento se dirige, finalmente, a las queridas poblaciones de Argelia, azotadas recientemente por un aluvión, que ha provocado miles de víctimas y ha dejado sin vivienda a muchas familias. A la vez que confío a la misericordia de Dios a cuantos han desaparecido trágicamente, expreso mi cercanía espiritual a sus familiares y a todos los que sufren a causa de esta grave calamidad. Que no falte a estos nuestros hermanos, tan duramente probados, nuestra solidaridad y el apoyo concreto de la Comunidad internacional".

 

PAPA DENUNCIA DISTINTAS FORMAS DE MATERIALISMO Y AGRAVIOS CONTRA DIGNIDAD HUMANA

Juan Pablo II denunció con firmeza las distintas formas de materialismo y de extendidos agravios contra la dignidad humana como el flagelo del aborto y la explotación sexual de mujeres y niños. En su discurso a los obispos de Tailandia en visita ad limina, el Papa trató además otros temas como la necesidad de un testimonio de vida ejemplar, la labor que realiza la Iglesia en los campos de la asistencia sanitaria y educativa y el diálogo interreligioso.

El Santo Padre recordó cómo el reciente Sínodo de los obispos había destacado reiteradamente que el obispo debe ser un hombre de oración que crezca en la gracia de los sacramentos; un hombre de vida ejemplar dedicado totalmente a la enseñanza, santificación y gobierno de aquella porción del rebaño que Dios le ha designado.

"La acuciante tarea de la evangelización en vuestro continente -manifestó el Papa- dependerá de que el testimonio que deis de vuestra vida sea convincente, de vuestra dedicación fervorosa y del despliegue de nuevas energías de todos los católicos tailandeses".

En los campos de atención a la salud y de la educación, Juan Pablo II elogió la labor que se está desarrollando, "a pesar de que la comunidad católica en Tailandia es una pequeña minoría". "Vuestras escuelas católicas ofrecen una instrucción de alto nivel y una inestimable contribución a la vida de la Iglesia y la sociedad. Pero la verdadera naturaleza de la meta de la educación católica no es únicamente proporcionar conocimiento e instrucción, sino también y más importante, transmitir una visión coherente de vida inspirada en el Evangelio, que permitirá a los jóvenes crecer con verdadero sentido común y libertad".

Juan Pablo II recordó que "la sociedad contemporánea necesita urgentemente estas instituciones de educación para proporcionar una capacitación moral sólida y ayudar a los estudiantes a adquirir las virtudes y aptitudes necesarias para el servicio de Dios y el prójimo. Se debe animar a los estudiantes a empeñarse en esta forma de servicio y trabajo voluntario de forma que estén cada vez más involucrados en la misión de la Iglesia y aprendan a dar una contribución real a la renovación de la sociedad". El Papa confió además en que estas escuelas encuentren nuevas formas para que los pobres y marginados, que de otra forma no tienen la oportunidad, puedan acceder a la educación.

En cuanto a las mujeres y hombres consagrados y su contribución a la vida de la Iglesia en Tailandia, el Papa destacó el especial carisma que les caracteriza y que les permite responder a la extendida demanda de espiritualidad genuina y dirección espiritual del creyente. Subrayando que la Iglesia en Tailandia continúa siendo bendecida con numerosas vocaciones, el Pontífice evidenció la importancia de prestar mucha atención a los distintos elementos de la formación en los seminarios, en el sentido de poder asegurar que en las iglesias particulares siempre haya los sacerdotes ejemplares que las comunidades se merecen".

Otro tema del discurso fue la evangelización en Asia, un continente configurado por culturas ancestrales y tradiciones religiosas que presentan características particulares. El Santo Padre recomendó extremo respeto y tener en cuenta los distintos valores filosóficos, culturales y espirituales, así como el diálogo.

"En vuestro país, como en el resto de Asia, -les dijo el Papa- la cuestión del diálogo interreligioso es un aspecto fundamental. Contacto, diálogo y cooperación con los seguidores de otras religiones representan una obligación y un desafío para vosotros. La ancestral tradición monástica en Tailandia proporciona un punto de encuentro y comunión que puede propiciar un diálogo fructífero entre budistas y cristianos. Esta tradición nos recuerda la primacía de las cosas del espíritu y puede utilizarse como un contrapeso al materialismo y consumismo que afecta a gran parte de la sociedad".

En cuanto al tema de la inculturación, Juan Pablo II manifestó que es más que una adaptación externa "significa una íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en las diversas culturas" (Redemptoris Missio, 52). El Papa insistió en la necesidad de continuar haciendo esfuerzos en este sentido.

 

AUDIENCIA DEL PAPA AL COLEGIO PONTIFICIO CROATA EN EL CENTENARIO DE SU FUNDACIÓN

JPII recibió el jueves en audiencia en la Sala Clementina del palacio apostólico del Vaticano a unos 250 representantes del Pontificio Colegio Croata san Jerónimo con ocasión de las celebraciones del primer centenario de este ateneo romano.

"A distancia de un siglo -dijo el Papa, en su discurso- podemos constatar con satisfacción que la iniciativa de León XIII de fundar el colegio San Jerónimo ha sido providencial para la comunidad eclesial de la nación croata". De hecho, esta institución ha tenido un papel insustituible en favor de la evangelización de las queridas regiones de Croacia y de Bosnia Herzegovina. Ha representado también un constante signo de cercanía de los papas con el pueblo croata y ha contribuido a conservar e incrementar su patrimonio religioso y cultural.

Llamado a ser lugar privilegiado de formación humana, espiritual, cultural y científica de los jóvenes sacerdotes, el Colegio tiene también como tarea -advirtió el Papa- la de asegurar las condiciones para que se imparta una idónea preparación al ministerio pastoral de los presbíteros. Se trata de dar a todos la posibilidad de convertirse en expertos en las disciplinas de los distintos sectores de la Teología, la Liturgia, el Derecho canónico, la Filosofía y las Ciencias humanisticas, pero el colegio tendrá que trabajar también -señaló el Santo Padre- para que el estudio sea siempre acompañado de una sólida vida espiritual y de una dimensión pastoral del sacerdote.

 

AUDIENCIA DEL PAPA A LOS OBISPOS DE MYANMAR EN VISITA AD LIMINA

"En estos momentos atormentados que vive el mundo, en los que la comunidad internacional es sacudida por un inesperado y fuerte torbellino, los Pastores de la Iglesia deben estar cada vez más al lado de su pueblo y guiarlo por la senda del Evangelio". Lo reiteraba el Santo Padre en su discurso a los Obispos de Myanmar, que concluyeron el sábado su quinquenal "Visita ad Limina Apostolorum".

Tras recordar que la Iglesia en Myanmar conoció en sus primeros años el martirio, y que aún hoy "vive cercana a la Cruz del Salvador", Juan Pablo II destacó que "precisamente la Cruz es la fuente de nuestra esperanza y certidumbre". En el marco de las preocupaciones de los prelados de este país asiático, el Santo Padre se refirió a la "pobreza difusa, a pesar de la abundancia de recursos de esta tierra, y a los límites impuestos a los derechos y libertades fundamentales". Señalando luego que "estos problemas se agravan aún más debido al aislamiento, que aumenta la complejidad de la interacción entre los pueblos".

Son desafíos en los que nos guía el mismo Jesús, Camino, Verdad y Vida, hizo hincapié el Pontífice, recordando además "la grandeza del amor divino y la grandeza de la dignidad humana". Grandeza contemplada de modo especial en el Año del Gran Jubileo, y que Cristo sigue transmitiendo al corazón de la Iglesia en Myanmar.

Una vez más, Juan Pablo II, citando su Carta Apostólica "Novo Millenio Ineunte", recordó que no debe olvidarse, ciertamente, que nadie puede ser excluido de nuestro amor, desde el momento que "con la Encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre". En este contexto, el Papa subrayó que "ateniéndonos a las indiscutibles palabras del Evangelio, en la persona de los pobres hay una presencia especial de Cristo, que impone a la Iglesia una opción preferencial por ellos". Y que "mediante esta opción, se testimonia el estilo del amor de Dios, su providencia, su misericordia y, de alguna manera, se siembran todavía en la historia aquellas semillas del Reino de Dios que Jesús mismo dejó en su vida terrena atendiendo a cuantos recurrían a Él para toda clase de necesidades espirituales y materiales" (TMA 49).

El discurso de Juan Pablo II a los Obispos de Myanmar pone de relieve la importancia de la comunión y efectiva colegialidad con el Sucesor de Pedro y con todos los Obispos del mundo, así como con todos los miembros de la Iglesia. La caridad activa y concreta al servicio universal. El ecumenismo y la promoción del diálogo interreligioso, "tan importante en especial en un tiempo en el que las relaciones entre los pueblos de diferentes culturas y tradiciones están sometidas a una gran tensión". El Papa exhorta a los miembros de esta Conferencia Episcopal a profundizar en su vida espiritual y pastoral; y a impulsar la nueva Evangelización, destacando también la importancia de las vocaciones, y la formación sacerdotal y la de los laicos.

 

"LA COMUNIÓN VISIBLE DE TODOS LOS CRISTIANOS ES UN CARACTERÍSTICA ESENCIAL DE LA MISIÓN DEL LA IGLESIA CATÓLICA"

El Santo Padre recibió la mañana del sábado, en la Sala Clementina, a los participantes en la Sesión Plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y a los representantes de las Comunidades Episcopalianas de América en Europa. En su saludo, el Papa subrayó las palabras Verdad y Amor, explicando que expresan la esencia del encuentro mantenido en estos días para impulsar el diálogo ecuménico. En este contexto, recordando su Mensaje para el comienzo de esta Plenaria, Juan Pablo II reiteró que la comunión visible de todos los cristianos es una característica esencial de la misión de Iglesia Católica.

El Papa hizo hincapié, nuevamente, en la necesidad que el mundo tiene, cada vez más, del testimonio unido de los cristianos. En un mundo progresivamente globalizado - señaló Juan Pablo II - las divisiones entre los cristianos son cada vez más un obstáculo para la proclamación del Evangelio.

El Santo Padre agradeció de modo especial la presencia de los representantes episcopalianos, que estaban celebrando en Roma su encuentro anual. Y, destacando el numeroso grupo de jóvenes, recordó que ellos "representan la esperanza de que la búsqueda de la unidad de los cristianos puede conducir a una nueva generación de hombres y mujeres comprometidos en hacer realidad la oración del Señor: 'que todos sean uno' (Jn 17, 20)".

 

CONFERENCIA "SALUD Y PODER": EL EJERCICIO DEL PODER ES BUENO CUANDO PROMUEVE EL BIEN INTEGRAL DE LA PERSONA

A última hora de la mañana del sábado en el Aula Pablo VI del Vaticano el Papa recibía a los participantes en la Conferencia Internacional sobre "Salud y Poder", promovida por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. "El tema de vuestro congreso, les manifestó Juan Pablo II, es comprometido, complejo, actual y urgente, y por lo tanto es muy útil para renovar la cultura del servicio a la salud y a la vida, comenzando por la atención a las personas más débiles e indigentes."

Como en todo campo, también en el de la Sanidad el ejercicio del poder, recordó el Pontífice, es bueno cuando promueve el bien integral de la persona y de toda la comunidad y enumeró algunos riesgos que se pueden correr: "En el mundo de la salud se encuentran e interactúan diversos tipos de poder: desde el económico y político al de los medios de comunicación, del profesional al de la industria farmacéutica, del poder de los organismos nacionales e internacionales al de las organizaciones religiosas". Todo esto da origen a una compleja red de intervenciones, de una parte, se evidencian las inmensas posibilidades existentes para mejorar el servicio a la vida y la salud, y por otra, se pone de manifiesto el riesgo de poderes ejercidos sin el debido respeto a la vida a al hombre".

A esta realidad tan vasta y compleja, vuestra reflexión, les dijo Juan Pablo II, quiere ofrecer elementos preciosos para un discernimiento ético y pastoral, valorizando asimismo la contribución que brota de un respetuoso diálogo interreligioso. Confío que de estos días de estudio emerjan indicaciones útiles, especialmente en lo que concierne a la acción social y espiritual de la Iglesia en el campo de la cura de la salud, considerada en su globalidad.

A los participantes en esta conferencia el Papa les indicó que para comprender y vivir correctamente toda forma de "poder" en el mundo de la salud, es menester fijar la mirada en Cristo. Es en Él, el Verbo hecho carne, quién ha tomado sobre él nuestras enfermedades para curarlas. Es Él quién ha venido para servir y no ser servido, nos enseña a ejercer toda forma de poder como servicio a la persona, especialmente si es débil y frágil. Es él quién ha asumido la humanidad dolorosa para restituir el rostro transfigurado de la resurrección.

Seguidamente Juan Pablo II se refirió al papel que tiene la Iglesia en este campo. "Al ir al encuentro a las personas en condiciones de enfermedad, de sufrimiento o de discapacidad, la Iglesia se moviliza por el deseo de anunciar y testimoniar el Evangelio de la vida. Al mismo tiempo ofrece una relación concreta para la construcción armónica de la sociedad. Ante la difundida cultura de la indiferencia, y también, de desprecio por la vida, ante la búsqueda inmoral del predominio por parte de algunos sobre otros, con la consiguiente marginación de los pobres y débiles, es más necesario que nunca ofrecer criterios sólidos, para que el ejercicio del poder en el mundo de la salud se imponga en toda situación al servicio de la dignidad de la persona humana y del bien común.

Acojo esta ocasión, finalizó diciendo Juan Pablo II, para lanzar un llamamiento a quién en este importante sector detenta puestos de responsabilidad, para que con espíritu de colaboración constructiva trabaje para promover una efectiva cultura de la solidaridad, teniendo en cuenta las condiciones de aquellos que viven en Países marcados por una preocupante indigencia material, cultural y espiritual. En este sentido, me hago porta voz de cada persona enferma o que sufre, así como de los pueblos heridos por la pobreza y la violencia, para que también para ellos y para toda la humanidad emerja un futuro de justicia y de solidaridad.

Aquellos que tienen el don de la fe siéntanse de manera especial empeñados para testimoniar con su comportamiento la esperanza evangélica. Solamente con el amor y con el servicio, se está a la altura de curar, poniendo de esta manera las bases de un mundo renovado.

 

JUAN PABLO II INVITA A LOS REPRESENTANTES DE LAS RELIGIONES DEL MUNDO A REZA POR LA PAZ EN ASÍS EL PRÓXIMO 24 DE ENERO

Juan Pablo II invitó el domingo a los representantes de las religiones del mundo a reunirse en la localidad italiana de Asís el 24 de enero de 2002 para rezar para que finalicen los enfrentamientos y por la promoción de la paz auténtica. Antes del rezo mariano del Ángelus el Pontífice invitó también a todos los católicos del mundo a vivir el próximo 14 de diciembre como día de ayuno, en el que "rezaremos con fervor a Dios para que conceda al mundo una paz estable, fundada sobre la justicia, y haga que se puedan encontrar soluciones adecuadas a los numerosos conflictos que atormentan el mundo.

En un momento en que la escena internacional continúa ensombrecida por preocupantes tensiones el Santo Padre propuso a los católicos que las privaciones del día de ayuno se ofrezcan a los pobres, en particular a quien padece en estos momentos las consecuencias del terrorismo y la guerra.

La invitación al ayuno del Papa, que fue recibida con un caluroso aplauso de los fieles en la Plaza de San Pedro, respalda el concepto de que la oración adquiere aún más fuerza si está acompañada por el ayuno y las limosnas, como nos recuerda el Antiguo Testamento y los cristianos que desde los primeros siglos han acogido esta lección y la han puesto en práctica, especialmente en la Cuaresma y el Adviento. En este punto, el Pontífice recordó que precisamente los fieles del Islam han iniciado hace poco el Ramadán, un mes consagrado al ayuno y la oración. "Nosotros cristianos nos encaminamos al Adviento para prepararnos, en la oración, a la celebración de la Navidad, día del nacimiento del "Príncipe de la Paz".

El Papa recordó con pesar el tremendo sufrimiento que aflige a tantos hermanos nuestros en el mundo, entre los que ha citado los miles de víctimas inocentes de los atentados del 11 de septiembre, las innumerables personas obligadas a abandonar sus hogares con rumbo desconocido y a veces directos a una muerte cruenta, y las mujeres, ancianos y niños expuestos al riesgo de morir de hambre y frío. En una situación, que la constante amenaza del terrorismo ha hecho dramática, el Papa elevó su súplica a Dios, "porque cuanto más insuperables parezcan las dificultades y oscuras las perspectivas, nuestra oración debe ser más intensa para implorar a Dios el don de la comprensión recíproca, de la concordia y de la paz".

Juan Pablo II eligió de nuevo Asís para invitar a los representantes de las religiones del mundo a rezar por la anhelada paz. La emblemática ciudad de Asís, cuna de San Francisco acogerá, en particular a cristianos y musulmanes para proclamar ante el mundo que la religión jamás debe ser un motivo de conflicto, de odio y de violencia.

"Quien verdaderamente acoge en el corazón la palabra de Dios, bueno y misericordioso, destierra toda forma de hastío y enemistad. En este momento histórico, la humanidad necesita absolutamente ver gestos de paz y escuchar palabras de esperanza. Como dije, hace quince años, anunciando el encuentro de oración por la paz en Asís, que tendría lugar el mes de octubre sucesivo: Es urgente la invocación coral e insistente desde la tierra hacia el cielo, para implorar al Omnipotente, en cuyas manos está el destino del mundo, el gran don de la paz, presupuesto necesario para cualquier esfuerzo serio al servicio del verdadero progreso de la humanidad".

Juan Pablo II pidió también la intercesión de la Virgen María, para que sostenga los esfuerzos que la humanidad realiza en el camino de la paz. El Papa solicitó de la Reina de la Paz la ayuda necesaria para responder, con la fuerza de la verdad y del amor, a los nuevos y desconcertantes retos del momento presente. "Ayúdanos a superar estos momentos difíciles, que turban la serenidad de tantas personas y a comprometernos seriamente a construir cada día y en cualquier lugar una auténtica cultura de paz".

Después del rezo del Ángelus, Juan Pablo II recordó que se celebraba el domingo en Italia la Jornada de las Migraciones, una cita anual que pretende responsabilizar a todos frente al creciente fenómeno de la movilidad humana. El Papa deseó al respecto que esta jornada pudiese contribuir a la promoción de una verdadera cultura de la solidaridad, "para que el mundo sea cada vez más una familia unida en la diversidad". También, en el mismo contexto, saludó cordialmente a las numerosas comunidades cristianas de distintas etnias presentes en Roma y en Italia, así como a todas las personas que trabajan al servicio de los inmigrantes.

Otra celebración del día, que recordó el Santo Padre, fue la Jornada Nacional para la Investigación del Cáncer, dedicada a informar a la opinión publica sobre esta terrible enfermedad y estimular una reflexión sobre la relación entre hombre, ciencia y tecnología. El Pontífice animó a todos los que se dedican generosamente a esta investigación y aseguró su oración por los enfermos y sus familias.

Hablando en francés recordó que el domingo era la Jornada mundial por las víctimas de la carretera. "Invoco la misericordia del Señor, dijo Juan Pablo II, para todos los que han muerto trágicamente en accidentes de tráfico. Pido a Dios que apoye a los heridos, a menudo afectados de un modo permanente, así como a sus familias, que les ayudan en las pruebas". Y concluyó haciendo un llamamiento a la precaución y a la responsabilidad de los automovilistas, para que todos los conductores siempre tengan respeto por los demás.

 

VISITA PASTORAL DEL PAPA A LA PARROQUIA ROMANA DE SAN ALEJO

Continuando la Visita pastoral a su Diócesis de Roma, Juan Pablo II se trasladó la mañana del domingo a la Parroquia de San Alejo en la periferia de la Ciudad eterna. En su homilía el Santo Padre recordó que "mientras nos acercamos a la conclusión del año litúrgico, la Palabra de Dios nos invita a reconocer que las realidades últimas están gobernadas y dirigidas por la divina Providencia".

"El Profeta Malaquías, afirmó el Papa, describe el día del Señor como una intervención decisiva de Dios, dirigida a derrotar el mal y a restablecer la justicia, a castigar a los malvados y a premiar a los justos. Con mayor claridad, ha afirmado el Pontífice, las palabras de Jesús, que hoy nos transmite San Lucas, eliminan de nuestro corazón todo miedo y angustia, abriéndonos a la certeza consoladora de que la vida y la historia de los hombres, a pesar de los desórdenes muchas veces dramáticos, permanecen firmemente en las manos de Dios".

"El que no trabaje que no coma". Con esta afirmación, continuó Juan Pablo II, el Apóstol subrayaba que para preparar la venida del Reino de Dios los creyentes tienen que trabajar en modo serio y perseverante, en intensa espera del encuentro definitivo con el Señor".

Saludando a las autoridades eclesiásticas presentes en la celebración y al párroco y grupos apostólicos de la Parroquia de San Alejo, el Papa resaltó cómo después de veinte años la Comunidad parroquial puede disfrutar de un adecuado complejo parroquial que favorecerá la agregación, el crecimiento de la misma comunidad y una activa inserción apostólica en el territorio. Al mismo tiempo les instó a continuar la construcción de la Comunidad eclesial, constituida por piedras vivas que se apoyan sobre Cristo, piedra fundamental.

Juan Pablo II les pidió que de frente a los mensajes negativos, transmitidos por ciertos modelos culturales de la sociedad contemporánea, se conviertan en constructores de esperanza y misioneros de Cristo por todas partes. Se impone reforzar la pastoral vocacional, educar a las familias y a los jóvenes en la oración y en el hacer de la propia existencia un don para los demás.

Preguntaos cada día, concluyó el Papa: Señor, ¿qué quieres que haga? ¿Cuál es tu voluntad sobre nosotros, como familia, como padres, como hijos? ¿Qué esperas de mí, como joven que se abre a la vida y quiere vivir contigo y para ti? Sólo respondiendo a estas preguntas personales y que comprometen, podréis realizar en plenitud la voluntad de Dios, y ser "luz" y "sal" que ilumina y da sabor. Jesús nos exhorta a "vigilar" y a "estar preparados".

 

RENUNCIAS Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

Renuncia gobierno pastoral de la Eparquía de Adigrat (Etiopia), presentada por mons. Kidane-Mariam Teklehaimanot.

El Papa ha promovido al Orden de los Obispos al Cardenal Alfonso López Trujillo, asignándole la Sede Suburbicaria de Frascati y ha nombrado Consultores de la Secretaría de Estado en la Sección para Asuntos Generales a los Nuncios Apostólicos Luigi Dossena y Giovanni Coppa. También ha nombrado Consultores en la Sección para las relaciones con los Estados, de la misma Secretaría de Estado a los Nuncios Apostólicos Andrea Cordero Lanza de Montezemolo y Dominik Hrusovsky.

El Santo Padre ha nombrado Delegado de la Fábrica de San Pedro a Mons. Vittorio Lanzani, del clero de Pavía, actualmente Secretario de la misma Fábrica, elevándolo a la sede Episcopal titular de Labico; ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesos de Grosseto en Italia presentada por Mons. Giacomo Babini y ha nombrado Obispo de esa Diócesis a Mons. Francesco Agostinelli.

 

EL COMERCIO INTERNACIONAL AL SERVICIO DE LA DIGNIDAD HUMANA

"Partiendo del importante principio ético enunciado por Su Santidad Juan Pablo II en la encíclica 'Centesimus annus' en la que se afirma que 'la economía es solamente un aspecto y una dimensión de la compleja actividad humana"', la Santa Sede ha propuesto "algunas indicaciones para hacer que las políticas de liberalización del comercio internacional se pongan más eficazmente al servicio de la dignidad del ser humano y de la constitución de una auténtica familia entre las naciones, fundada en la solidaridad".

En una Nota con motivo de la IV Conferencia Ministerial de Doha, tras constatar que "en la situación actual, las políticas de la Organización Mundial del Comercio influyen sobre las posibilidades que tienen los países en vías de desarrollo de garantizar a sus habitantes, especialmente a los más pobres, un progreso económico y humano duradero", se destaca el deseo de numerosos países de que esta "Conferencia Ministerial plantee la dimensión del desarrollo como centro de la reflexión de la OMC y de sus miembros". La Santa Sede subraya que "en particular, se espera que la Conferencia aporte un impulso nuevo para el desarrollo de un sistema multilateral de comercio más equitativo y que favorezca la participación de todos".

Con el anhelo de dar una contribución específica al debate en curso acerca del proyecto de Declaración final de la Conferencia Ministerial, la Santa Sede difundió el documento sobre las 'Dimensiones del desarrollo en la Organización Mundial del Comercio'. Este documento, de ocho puntos, abarca el "Progreso insatisfactorio de los países más pobres"; el "Proceso de desarrollo de la Organización Mundial del Comercio"; la "Eliminación de la protección que distorsiona el comercio"; la "necesidad de que los países en vías de desarrollo adopten políticas de desarrollo eficaces"; "mayor asistencia técnica"; "la propiedad intelectual", destacando la urgencia de garantizar las medicinas de base; "mayor transparencia"; y finaliza haciendo hincapié en la necesidad de un "programa de desarrollo más amplio". La nota de la Santa Sede se distribuyó a las autoridades de la OMC, a todas las misiones diplomáticas acreditadas ante la sede de la Organización en Ginebra y al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

 

INTERVENCIÓN DE LA DELEGACIÓN DE LA SANTA SEDE EN LA CONFERENCIA DE LA OMC

El Jefe de la delegación de la Santa Sede en la IV Conferencia de la Organización Mundial del Comercio ha destacado la urgencia de integrar a los países más pobres en un sistema de comercio equitativo, para contribuir al progreso, seguridad y paz del mundo. Mons. Diarmuid Martin hizo un llamamiento para que este encuentro sirva para "forjar políticas económicas que conduzcan verdaderamente al desarrollo integral de toda la familia humana".

En su intervención, Mons. Martin hizo hincapié en que "la esperanza de la Santa Sede" es que esta Conferencia de Doha sea recordada como "la Conferencia del Desarrollo". El Arzobispo reiteró los principios generales de una economía justa, que no es sólo un deber moral, haciendo un llamamiento a los miembros de la OMC para que se aprovechen las oportunidades que ofrece la globalización.

En lo que respecta a uno de los temas más discutidos en esta cita de Doha, el de "la propiedad intelectual, que para millones de personas supone la imposibilidad de acceder a medicinas de base para curar sus enfermedades y salvar sus vidas", el jefe de la delegación Vaticana exhortó a la Organización Mundial del Comercio a "dar una clara señal" de flexibilidad, para que "ninguna regla del sistema internacional de intercambio impida a los gobiernos el poder responder a los problemas urgentes de la salud pública".

Después de días de tensión, se vislumbra la posibilidad de que cada gobierno pueda producir medicinas con costes reducidos para afrontar las crisis sanitarias, como las causadas por el SIDA, la tuberculosis, la malaria o cualquier otra epidemia. Y este principio de acuerdo, cuyo resultado final se conocerá dentro de algunas horas, ha impulsado la esperanza de avanzar también en lo que respecta a otros temas defendidos por la Santa Sede.

Como los sectores de la agricultura y textil, de modo que los países más ricos se aparten de "la protección que distorsiona el comercio", sacando provecho de ello de forma desproporcionada. Sí - afirmó Mons. Martin - "el mundo necesita de una Organización Mundial del Comercio", cuyo "objetivo primordial sea el de garantizar a los países pobres el legítimo desarrollo integral de sus pueblos". El Arzobispo finalizó su intervención en Doha reiterando que Juan Pablo II nos recuerda que "la economía es sólo un aspecto, una dimensión de toda actividad humana, y que la libertad económica es sólo un elemento de la libertad humana".

 

LA SANTA SEDE CONDENA LA INTOLERANCIA O DISCRIMINACIÓN RELIGIOSA

La libertad religiosa es un derecho fundamental del ser humano. El hecho de que a menudo se deniegue o se impida en algunas zonas del mundo perjudica a la estabilidad de la convivencia internacional, además de violar las conciencias de los seguidores de cualquier religión. Con firmeza, ante la comisión de la sesión número 56 de la Asamblea general de Naciones Unidas, el arzobispo Renato Martino, Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, reiteró la condena absoluta de la Iglesia hacia cualquier fenómeno de intolerancia religiosa, de extremismo, de discriminación por motivos de fe.

La reflexión del prelado se basa en el Informe Especial de la Comisión de derechos humanos sobre la libertad de religión y de credo. Aunque en este documento de las Naciones Unidas se enumeran las situaciones positivas en las que se han adoptado medidas para frenar la intolerancia y la discriminación religiosa, también se subraya la presencia, en algunas partes del mundo, de políticas caracterizadas por la intolerancia hacia las minorías dentro de Estados que tienen una religión oficial propia. Un fenómeno, observó mons. Martino que viene acompañado por la constatación del aumento del extremismo religioso en todas las regiones y la mayor incidencia de no creyentes al interno de la sociedad, donde la "pertenencia" compite o se enfrenta con las religiones.

"Y sin embargo -recordaba el prelado aludiendo al artículo 18 de la Declaración Universal de los derechos del hombre- cada persona tiene derecho a la libertad de religión, incluida la de cambiar de religión o credo. La libertad religiosa constituye el auténtico corazón de los derechos humanos y el derecho a la libertad religiosa se basa en la dignidad de la persona humana, que experimenta la exigencia interior e indestructible de actuar libremente según los dictados de su propia conciencia".

"La Santa Sede -dijo Mons Martino- reafirma lo que muchos lideres religiosos han repetido a menudo: el uso de la violencia no admite justificación alguna, no puede animar el crecimiento de un verdadero diálogo religioso.

 

PRESENTACIÓN DELA CONFERENCIA INTERNACIONAL "SALUD Y PODER"

El Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud presentó el martes la XVI conferencia Internacional "Salud y Poder", que se ha celebrado en el Vaticano del 15 al 17 de noviembre. Un encuentro que se propone - destacó Mons. Javier Lozano Barragán - presentar algunos importantes interrogantes relacionados, precisamente, con la salud y el poder en el mundo de hoy a los científicos y especialistas que participarán en él.

Entre los temas que se debatieron figuran las principales políticas de la salud en el mundo de hoy; el diálogo con otras religiones no cristianas, por ejemplo con el Islam, el Judaísmo, el Hinduismo y el Budismo; la investigación sanitaria; la forma de orientar según el Evangelio a los medios de comunicación social en la presentación de las cuestiones sanitarias; el tema de los laboratorios farmacéuticos y de la industria farmacéutica en general; las patentes de las medicinas. Así como propuestas a los Organismos internacionales de la Salud y a los Ministerios nacionales de Sanidad. Sin olvidar la formación de los profesionales del sector en la perspectiva cristiana.

Mons. Lozano recordó que "en la concepción cristiana del poder se entrelazan tres elementos indispensables. Es decir, la fortaleza, la verdad y el amor. Cuando la fortaleza está guiada por la verdad se realiza en el amor, es entonces cuando tenemos un verdadero poder". En caso contrario - puso de relieve el Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud - "tenemos fuerzas maléficas que nos destruyen". Por lo que, la "pregunta que se deberá responder en esta Conferencia internacional será la de "¿cómo conducir las fuerzas sanitarias hacia la verdad y el amor?"

"¿Cómo hacer - hizo hincapié Mons. Lozano Barragán - para que el mundo concreto de hoy, con sus maravillas tecnológicas y científicas en todos los campos, y en especial en el de la sanidad, contribuya en la verdad y con el amor a proteger y garantizar la salud para todos, y que sus recursos no se transformen en fuerzas maléficas que nos destruyen en un terrorismo de guerras bacteriológicas?"

El Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud recordó también que estamos en el año internacional del voluntariado. Y, poniendo de relieve la grandiosa labor de los voluntarios en los trágicos eventos del 11 de septiembre, así como en estos días en los campos de refugiados y prófugos afganos, Mons. Lozano se refirió al ejemplo de los voluntarios cristianos, que actúan en la verdad del amor en el sector de la salud. En este contexto, el prelado anunció que debido a la importancia del tema, el Dicasterio que preside ha organizado un Simposio Internacional, titulado "Voluntariado Católico en la Sanidad", que se celebrará también en el Vaticano, del 30 de noviembre al uno de diciembre próximos, y que contará con la participación de unos cinco mil voluntarios.