BEATIFICACIÓN DE 7 SIERVOS DE DIOS
CARTA DEL PAPA AL XIX CAPÍTULO GENERAL DE LAS AGUSTINAS MISIONERAS
LLAMAMIENTO EN FAVOR DE LA PAZ EN LA AUDIENCIA GENERAL DEL MIÉRCOLES
TELEGRAMA DEL PAPA AL SECRETARIO DE LA ONU
MENSAJE DEL PAPA A LOS SIERVOS DE MARÍA
EL PAPA PIDE DE NUEVO LA PAZ EN EL ÁNGELUS

INTERVENCIÓN DEL OBSERVADOR PERMANENTE DE LA SANTA SEDE ANTE LA ONU
RENUNCIAS Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
NOTICIAS SÍNODO

OCTUBRE 20001
SEMANA DEL 8 AL14

 

BEATIFICACIÓN DE 7 SIERVOS DE DIOS

El domingo Juan Pablo II elevó al honor de los altares a siete nuevos beatos. El Obispo mártir Ignacio Maloyán; Nicolas Gross, víctima de la represión nazi; los sacerdotes italianos Alfonso María Fusco y Tomás María Fusco; las religiosas Eugenia Picco, María Eutimia Uffing y la laica canadiense Emile Tavernier. El lunes, el Papa recibía en audiencia en la Plaza de san Pedro, a los peregrinos presentes en Roma con motivo de estas beatificaciones.

"En primer lugar deseo compartir con vosotros y confiar al Señor -afirmaba el Santo Padre- la angustia y la preocupación que nos suscita este delicado momento de la vida internacional. En el clima familiar del encuentro de hoy tenemos la oportunidad de dar gracias al Señor por los nuevos Beatos y de detenernos para reflexionar una vez más sobre su testimonio evangélico y sobre la rica herencia espiritual que nos han dejado."

Así comenzaba su discurso el Santo Padre a los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro y prosigió describiendo el testimonio de vida de cada uno de los nuevos beatos. Hablando del beato Ignacio Maloyán Juan Pablo II dijo: "Cuando la amenaza contra el pueblo armenio se hizo más presente, intuyendo la inminente persecución, eligió, el ejemplo de San Ignacio de Antioquía, de seguir a Jesús hasta el final, derramando su sangre por los hermanos". Su testimonio es una invitación para todos los bautizados a seguir a Cristo.

" El beato Gross nos enseña, subrayó el Pontífice a obedecer más a Dios que a los hombres. Precisamente en nuestro tiempo urge la necesidad de cristianos convencidos que escuchen la voz de la conciencia y encuentren la fuerza de abrir la boca cuando se trata de defender la dignidad de la persona".

 

CARTA DEL PAPA AL XIX CAPÍTULO GENERAL DE LAS AGUSTINAS MISIONERAS

El lenguaje universal del corazón abre las puertas de toda condición humana y se comprende en todas las culturas, siendo por ello fuente de concordia y de paz. En su carta al decimonoveno Capitulo general de las agustinas misioneras, Juan Pablo II escribe a las religiosas que "con Cristo impreso en cada fibra de vuestro ser, podréis hablar ese lenguaje de corazón a corazón, capaz de conmover los sentimientos más profundos, despertar los valores más nobles y aunar los anhelos más genuinos del ser humano, por encima de diferencias o disensiones sobre aspectos secundarios o efímeros.

Juan Pablo II alienta a las agustinas misioneras a buscar las respuestas más adecuadas que su Instituto puede dar a las expectativas y exigencias de la Iglesia y de la humanidad de hoy, conscientes de que "en la causa del Reino no hay tiempo para mirar atrás, y manos para dejarse llevar por la pereza. De igual forma el Pontífice les agradece todo el bien que esta Congregación ha hecho en sus más de cien años de existencia y que sigue haciendo en la actualidad.

Las agustinas misioneras, que en su decimonoveno Capítulo General han elegido como lema ser testigos auténticos de su presencia en las diferentes culturas, son conscientes, subraya el Santo Padre "que el verdadero evangelizador no necesita llevar consigo mucho bagaje, pero sí a Cristo muy dentro".

En esta carta el Pontífice hace mención especial de la conmemoración de los testigos de la fe del siglo XX en el Coliseo. "Con ella, - escribe el Papa- la Iglesia ha querido honrar a quienes han dado testimonio de las exigencias, a veces extremas, que comporta la confesión de la fe, pero también de la fuerza heroica que infunde en quien la acoge sin reservas. En el mismo contexto Juan Pablo II subraya la participación de las religiosas agustinas en la celebración "con la conmovedora experiencia de haber tenido dos hermanas en ese mural del evangelio de las bienaventuranzas, vivido hasta el derramamiento de la sangre".

"Si en su día -continúa el Papa- recibisteis las noticias con lágrimas por el dolor humano, sabéis que Dios se ha fijado en estas Hermanas vuestras con una gracia muy especial, que ha de dar nuevo vigor al espíritu misionero que os anima, al mostraros en toda su amplitud y radicalidad el mandato de Jesús: 'Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación'. Pido al Señor que, también esta sangre derramada sea fuente de fecundidad en nuevas vocaciones y frutos de santidad para vuestra Congregación".

 

LLAMAMIENTO EN FAVOR DE LA PAZ EN LA AUDIENCIA GENERAL DEL MIÉRCOLES

Juan Pablo II realizó el miércoles un nuevo llamamiento para "rezar por la paz" y "a comprometerse en la construcción de un mundo sin violencia, basado en el respeto de la dignidad de todo ser humano". Durante la audiencia general, dirigiéndose en inglés a los peregrinos procedentes de diversos países, entre los cuales unos quinientos de Estados Unidos, el Santo Padre hizo este nuevo llamamiento por la paz. Asimismo, el Papa reiteró su anhelo de paz para Palestina, bendiciendo una puerta de bronce que será colocada en Belén, en la iglesia de Santa Catalina. Puerta que será llamada "puerta de la paz".

Dios libera y reúne a su pueblo en la alegría. Este es el sentido profundo del cántico de Jeremías 31,10-14, que se entona en los Laudes del Jueves , primera Semana, que el Santo Padre propuso a la meditación de los fieles romanos y peregrinos reunidos el miércoles en la Plaza de San Pedro. "El Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte". El fondo histórico de estas palabras está constituido por un momento de esperanza, expresado por el pueblo de Dios desde que el norte del País había sido ocupado por la potencia asiria en el año 722.

En tiempos del profeta Jeremías, el Rey Josías manifiesta la vuelta del pueblo a la alianza con Dios y enciende la esperanza de que el tiempo del castigo ha terminado ya. Toma cuerpo también la perspectiva de que el Norte pueda volver a la libertad e Israel y Judá se vuelvan a unir de nuevo. Todos los pueblos, hasta las islas más lejanas deben ser testigos de este acontecimiento maravilloso. "Escuchad, pueblos, la Palabra del Señor, anunciadla en las islas más remotas".

El canto es una invitación a la alegría. Es un oráculo que hace soñar pues diseña un futuro en el que los exiliados "vendrán y cantarán", y encontrarán no sólo el templo del Señor, sino todo tipo de bienes: trigo, mosto, aceite y rebaños de vacas y ovejas. La Biblia no conoce un espiritualismo abstracto. La promesa alcanza al hombre en todas las dimensiones de su vida y de su existencia. El luto se convierte en fiesta… Pero la historia nos dice que ese sueño de alegría incontenible, de gozo del pueblo, no se realizó entonces. No sólo los exiliados del norte no regresaron, sino que Nabucodonosor ocuparía la misma Judea en el 587.

Comenzaron los días amargos. Las cítaras serían colgadas de las ramas de los sauces a la orilla de los canales de Babilonia. No hay fuerzas ni disposición de ánimo para cantar. No se puede gozar ni alegrarse si uno es obligado por la fuerza a estar lejos de la patria, la tierra donde Dios ha puesto su morada. No obstante, la invitación a la alegría que caracteriza este oráculo no pierde su significado. Los versículos anteriores a los usados en la Liturgia de las Horas describen en términos vibrantes el amor de Dios por su pueblo. "Te amé con amor eterno", dice el Señor .

Pero aunque la promesa no ha podido realizarse por ahora a causa de la falta de correspondencia por parte de los hijos de Israel, el amor del Padre permanece en toda su fuerza y ternura. Esta certidumbre hace que el sueño de Jeremías sea una real oportunidad histórica, aunque condicionada a la fidelidad de los hombres, una meta final garantizada por la fidelidad de Dios e inaugurada ya por su amor en Cristo y en la buena noticia promulgada en su Evangelio.

Tras la catequésis en italiano, Juan Pablo II hizo el resúmen de la misma en distintos idiomas, entre ellos el español.

Queridos hermanos y hermanas:
El anuncio que todos han de escuchar, hasta en "las islas más remotas", es que Dios viene para reunir al pueblo, hacer feliz al hombre y cuidar de la vida humana en todas sus dimensiones. Por eso la palabra del Profeta hace soñar y suscita una alegría incontenible ante una profecía que se hace realidad en la nueva alianza establecida en Cristo y, de manera definitiva, en el momento de su retorno glorioso. Así pues, al recitar estas palabras en la oración litúrgica, se nos recuerda que la vida cristiana es una llamada a un júbilo que sólo nuestro pecado puede entorpecer, y a fundar el sentido de la existencia en la firme voluntad divina de transformar el luto en alegría, colmando sin límites las más profundas aspiraciones de toda persona humana.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, especialmente a los miembros de la Fundación Calderón de la Barca, de Argentina, así como a los grupos venidos de España, México, Uruguay y otros Países latinoamericanos. Doy una bienvenida particular a las Hermanas Agustinas Misioneras, que celebran estos días su Capítulo General. Os invito a ser fieles a vuestra vocación primera de "anunciar a las islas lejanas" la Buena Noticia del Evangelio. Exhorto a todos a acoger este incomparable anuncio de salvación, para caminar con gozo y esperanza hacia el encuentro definitivo con Cristo glorioso.

Como siempre, terminados los saludos en las diversas lenguas, Juan Pablo II dirigió unas palabras afectuosas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, recordándoles que el mes de octubre es el mes del Santo Rosario. Con ello se nos invita a valorar más esta oración tan arraigada en la tradición del pueblo cristiano.

"Os invito a vosotros, queridos jóvenes, les ha dicho, a rezar cada día el Rosario. A vosotros, queridos enfermos, os invito a abandonaros confiados en las manos solícitas de María, invocándola incesantemente. Y os exhorto a vosotros, recién casados, a hacer del Rosario una meditación orante de los misterios de Cristo".

 

TELEGRAMA DEL PAPA AL SECRETARIO DE LA ONU

Juan Pablo II envió un telegrama al Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, felicitándolo por la asignación del Premio Nobel de la Paz 2001, con el que ha sido galardonado junto, precisamente, con la ONU. El Santo Padre se congratula profundamente por este bien merecido reconocimiento, de modo especial ante las dificultades que desafían constantemente la situación mundial, marcada por desequilibrios aparentemente insuperables, tensiones y falta de respeto de los derechos humanos. El telegrama del Papa al Secretario General de Naciones Unidas pone de relieve el largo tiempo dedicado por Kofi Annan al servicio de la paz y la justicia, y en favor del bien común de los pueblos del mundo. Y finaliza asegurándole que siempre le tiene presente en sus oraciones.

 

MENSAJE DEL PAPA A LOS SIERVOS DE MARÍA

"En un mundo en el que algunas veces parece prevalecer la cultura de la muerte, sed servidores de la vida, fieles a Dios, que 'no es un Dios de muertos, sino de vivos' (Mt 22,32), heraldos del Evangelio de la esperanza bajo el amparo de Santa María, 'Madre de la vida'. Es la exhortación de Juan Pablo II a los Siervos de María, en un Mensaje que les dirige con motivo del Capítulo General que están celebrando en Ariccia, cerca de Roma, hasta el próximo 30 de Octubre.

Tras destacar el tema que están profundizando los Siervos de María, es decir "Con Santa María, de la escucha de Dios al servicio de la vida", el Papa hace hincapié en la importancia de hacer que "el testimonio de este Instituto sea cada vez más fiel al carisma de sus orígenes y, al mismo tiempo, cada vez más cercano a las instancias del hombre contemporáneo".

El Santo Padre, refiriéndose a las múltiples formas de servicio apostólico de los servitas, recuerda que "servir a la Iglesia y a la humanidad es parte esencial del carisma de los Siervos de María". Y les dirige un llamamiento para que "mirando a la Virgen, siempre en humilde conducta de servicio", hagan que emerja en "cada miembro de este Instituto un estilo de dichosa premura hacia los hermanos, de ardor e impulso, de valorización de las relaciones humanas y de atención a las necesidades de la persona".

Asimismo, Juan Pablo II impulsa a los servitas a "salvaguardar la fidelidad al espíritu originario de su Familia religiosa, nacida para testimoniar los valores humanos y evangélicos representados por María". Los invita a "ponderar con esmero la perspectiva de suspender algunas actividades para responder a las nuevas exigencias misioneras en Asia, África, y Europa del Este", "siempre atentos a los signos de los tiempos". Y a "vivir la dimensión evangélica de la provisionalidad, de la inseguridad y de la disponibilidad de ir allí donde urja la necesidad", "siguiendo la inspiración mendicante de la Orden".

Juan Pablo II destaca asimismo la urgencia de la animación vocacional. Además de con la oración - señala una vez más el Santo Padre - las vocaciones se impulsan con el testimonio coherente y fiel de cuantos están llamados a vivir con radicalidad el seguimiento evangélico.

Y, haciendo hincapié en que en el Cenáculo María, Madre de la Iglesia, comienza a ejercer hacia la comunidad de los discípulos la maternidad que le confió su Hijo en la Cruz, el Papa recuerda que este mes, el pasado 7 de octubre, se ha conmemorado el 750 aniversario del 'acto de pobreza' de la primera comunidad de los Siervos de María. Deseando que "la memoria de este evento los impulse a un testimonio cada vez mayor de rigurosa pobreza, sobrio tenor de vida y práctica fiel de comunión de bienes".

 

EL PAPA PIDE DE NUEVO LA PAZ EN EL ÁNGELUS

Juan Pablo II renovó el domingo su invitación a rezar por la paz en el mundo. "A causa de la actual situación internacional, manifestó el Papa durante el rezo del Ángelus, he invitado a las personas y las comunidades a rezar el Rosario por la paz. Renuevo también hoy esta invitación, subrayando al mismo tiempo que el Rosario es la contemplación de Cristo en sus misterios, en íntima unión con María Santísima".

El Pontífice, que también recordó que durante este mes se está celebrando en el Vaticano la Asamblea del Sínodo de los Obispos, confió a la Virgen todos los misioneros del Evangelio, implorando para ellos la fuerza de ser constructores de justicia y de paz. "Por esta paz se está rezando en todo el mundo en estas horas cargadas de graves preocupaciones. Unamos nuestra ferviente oración al Señor por intercesión de María, Reina de la Paz"

También el Santo Padre aludió a la celebración del domingo anterior, la fiesta de la Virgen del Rosario. "Todo el mes de octubre está dedicado de modo particular a esta hermosa oración, tan querida por el pueblo cristiano". La espiritualidad contemporánea, añadía el Papa, es consciente de la exigencia de ir a lo esencial. Por este motivo se está llevando a cabo un descubrimiento de la auténtica naturaleza del Rosario, como oración que ayuda a estar en compañía de Cristo, para conocerle mejor, asimilar sus enseñanzas y vivir su misterio. ¿Y quién mejor que María nos puede acompañar en este camino de la mente y el corazón? Este es el sentido de la repetición del Ave María, que constituye la trama sobre la que se desarrolla la contemplación de los misterios.

Refiriéndose a los esposos Luigi y María Beltrame Quattrocchi, a quienes beatificará el próximo domingo, el Papa afirmó cómo en otros tiempos las familias se reunían para el rezo del Rosario al final de la jornada. Con motivo de las inminentes beatificaciones que coinciden con el vigésimo aniversario de la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, tendrá lugar en Italia un Congreso sobre el tema "La familia sujeto social", el Papa, espera del mismo que la familia encuentre en la sociedad italiana una renovada centralidad.

Siempre en el marco de estas beatificaciones el Santo Padre recordó que el próximo domingo se celebra también la Jornada Mundial de las Misiones, y espera que esta celebración sirva para subrayar el papel de las familias en la misión evangelizadora de la Iglesia.

 

INTERVENCIÓN DEL OBSERVADOR PERMANENTE DE LA SANTA SEDE ANTE LA ONU

El viernes Mons. Renato Martino, Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas, intervino sobre el tema de la eliminación de la pobreza en el mundo. El ser humano en el centro de las preocupaciones para un desarrollo sostenible. Remontándose a este principio de la Conferencia de Río, el arzobispo Martino intervino en la quincuagésimo sexta sesión de la Asamblea General de la ONU.

El Observador de la Santa Sede subrayó la importancia de una discusión que no se pude basar sólo en números, sino en las vidas y en el bienestar de centenares de personas que viven en la pobreza. Por otro lado, mientras las estadísticas evidencian un descenso del número de personas que viven en la miseria, la realidad, recuerda mons. Martino, nos manifiesta que el número real de los que viven en absoluta pobreza no ha disminuido. A pesar de todo, el mundo ha dado testimonio, poco a poco, de querer encontrar soluciones, mientras que los gobiernos continúan el diálogo, esperando que una solución real, duradera y sostenible se pueda encontrar.

La Santa Sede manifestó Mons. Martino acoge favorablemente la decisión de la Comisión para el desarrollo social de examinar los progresos realizados en la primera década de las Naciones Unidas para la eliminación de la pobreza. Según el prelado este tema se debe analizar junto con el informe sobre la situación mundial del mundo que llama la atención sobre la importancia de crear una sociedad más justa y ecua y pide un mayor acercamiento entre ricos y pobres. No se puede hablar de desarrollo económico, social y de tutela ambiental, concluye mons. Martino, sin considerar hoy otros males devastantes como el sida, los numerosos conflictos armados, el grandísimo número de refugiados y la incapacidad de ofrecer servicios sociales de base a todos los hombres.

 

RENUNCIAS Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

Nombramiento como auxiliar de la diócesis de San Carlos (Brasil): mons. Sergio Aparecido Colombo, vicario general de la diócesis de Limeira, asignándole la sede titular episcopal de Prudenziana.

Renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Willemstad (Antillas Holandesas) presentada por mons. Willem Ellis. Le sucede en el cargo mons. Luigi Antonio Secco, obispo coadjutor de la misma diócesis.

Nombramiento como obispo coadjutor de Larantuka (Indonesia): Franciscus Kopong Kung, pro vicario general de la misma diócesis.

 

NOTICIAS DEL SÍNODO

Con la presencia del Santo Padre, comenzó el lunes la segunda semana del Sínodo de los Obispos, sobre el tema "El Obispo servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo". Un mundo que sigue con expectación los acontecimientos que se están produciendo en las últimas horas, al haber iniciado los ataques Militares de Estados Unidos, en colaboración con el Reino Unido contra instalaciones militares de los talibán y campos de entrenamiento de la red terrorista en Afganistán.

El Presidente delegado de turno el Cardenal Giovanni Batista Re abrió los trabajos hablando en latín con estas palabras. "Comenzamos hoy la segunda semana de nuestros trabajos. Las noticias que nos llegaron el domingo por la tarde acerca de las operaciones en Afganistán suscitan nuestra oración por la paz y la justicia. De corazón repitamos: Señor concédenos la paz. Que Dios ilumine a aquellos que tienen la responsabilidad".

 

SÍNODO DE LOS OBISPOS DEL 11 DE OCTUBRE 2001

A.- El pasado jueves 4 de octubre Juan Pablo II prometió una oración especial por las víctimas de los atentados terroristas llevados a cabo en los Estados Unidos, en el día en que se cumpliera el mes de la tragedia. El Papa dijo al ex presidente americano George Bush, padre del mandatario actual, a quien recibió aquel mismo día, que los Padres sinodales estaban viviendo muy intensamente los acontecimientos y que elevarían una plegaria especial al señor en el trigésimo día de la trágica barbarie. Ese día fue el 11 de octubre, día definido entonces por el Papa como "jornada de súplica por las víctimas del terrorismo y por la paz en el mundo".

B.- La XVI Congregación General ha comenzado el jueves 11, como todos los días, con el canto de la hora de Tertia. Una Tertia enriquecida, como dijo un Obispo cubano antes de entrar en el Aula sinodal. Precisamente el anuncio de la oración canónica rezaba así: ""Hora Tertia" en el trigésimo día del atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001". La monición inicial la hizo el Santo Padre, quien "a un mes de los inhumanos ataques terroristas realizados en diversas partes de los Estados Unidos de América", pidió que una vez más, se encomienden a la eterna misericordia del Dios de nuestros Padres, las innumerables víctimas inocentes". Pidió también consuelo y alivio para sus familiares y parientes, abatidos por el dolor; invocó fuerza y ánimos para todos los que siguen prodigándose con su esfuerzo en los lugares afectados por la terrible catástrofe; imploró tenacidad y perseverancia para todos los hombres de buena voluntad en el seguir los caminos de la justicia y de la paz. Suplicó al Señor que arranque del corazón del hombre toda huella de hastío, de enemistad y de odio, y lo haga disponible a la reconciliación, a la solidaridad y a la paz. Y terminó con estas palabras: "Roguemos para que en todo el mundo se instaure la "civilización del amor".

C.- A esta monición tan significativa siguió la salmodia de la Hora de Tertia. La homilía fue compartida por un Padre Sinodal y un Delegado Fraterno. Concretamente se trató de Mons. John Onaiyekan, Arzobispo de Abuja, Nigeria, y Presidente de la Conferencia Episcopal nigeriana, y del anglicano, Peter Foster, Obispo de Chester, Gran Bretaña. El primero de ellos insistió en la necesidad de la oración en el dolor y en la petición de misericordia, viviendo en comunión solidaria con los que sufren los ataques irracionales y criminales del terrorismo. El segundo elevó una súplica por la paz, por las víctimas de la tragedia y sus familiares, y por todo el pueblo estadounidense, a la vez que exhortaba a la solidaridad con los desplazados y refugiados que escapan de Afganistán, desprovistos de todo y a su vez víctimas inocentes. Solidaridad con todos los que sufren.

D.- Terminada la homilía, el Papa introdujo las Peticiones al Señor por intercesión de la Virgen María. La primera, en inglés solicitaba del Espíritu Santo que inspire a los hombres y mujeres de nuestro tiempo sentimientos y obras de vida y de paz. La segunda, en francés, pedía que la sabiduría ilumine a los responsables de los pueblos y de las naciones. La petición en español, la tercera, aludió directamente al terrorismo. En ella se le pedía al Espíritu Santo que hable al corazón de los terroristas y les abra a la luz de la verdad. La cuarta, en árabe, pedía el don de la sabiduría del corazón a todos los que reconocen a Abrahán como Padre en la fe. En portugués, la quinta, imploraba la curación de las heridas de las poblaciones inermes azotadas por el atroz terrorismo y por la violencia destructora. La sexta, en ruso, rogaba al Padre, que el Espíritu Santo infunda valentía en todos los hombres de buena voluntad para que no se cansen de trabajar a favor de la reconciliación y de la paz. Y por último en alemán se le pedía al Espíritu Consolador que sea soplo eterno de vida para todas las víctimas del terrorismo y de la guerra. La oración del jueves terminó con el canto del Padre nuestro en latín. Y antes de la bendición final, Juan Pablo II elevó al Padre esta oración: "Oh Dios, omnipotente y misericordioso, quien siembra la discordia no te puede comprender, no te puede acoger quien ama la violencia: mira nuestra dolorosa condición humana probada por atroces actos de terror y de muerte, conforta a tus hijos y abre nuestros corazones a la esperanza, para que nuestro tiempo pueda conocer todavía días de serenidad y de paz".

E.- Abrieron la sesión de intervenciones los Delegados fraternos del Patriarcado Ecuménico, de la Iglesia Ortodoxa de Finlandia, de la Iglesia Armenia Apostólica, de la Comunión Anglicana y de la Federación Mundial Luterana. Siguió el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado Vaticano, quien puso de relieve la comunión y la catolicidad de la Iglesia manifestada este "mosaico episcopal", cuya unidad está compuesta por tantas teselas diversas. Tras indicar el espíritu de trabajo que reina en los Dicasterios Romanos para el bien de las Diócesis y de la Iglesia, animados por el mismo fuego de caridad y por el mismo ideal de difusión del Reino de Dios, expresó su deseo de que el Colegio Episcopal dé al mundo testimonio de ser verdaderamente "un solo corazón y una sola alma", y que éste sea el Sínodo de la unidad.

F.- Siguieron las intervenciones de diversos Padres sinodales, entre los que se encontraba el Obispo de Chimbote y presidente de la Conferencia Episcopal peruana, Mons. Luis Armando Bambarén y Mons. Gregorio Rosa Chávez, Auxiliar de San Salvador. Este último destacó la función del Obispo como profeta de la esperanza, recordando con emoción y gratitud a uno de ellos, Mons. Óscar Romero. Citó frases de sus homilías. La última frase la tomó de la homilía del 11 de noviembre de 1979: "Quiero asegurarles, decía, y les pido oraciones para ser fiel a esta promesa: que no abandonaré a mi pueblo, sino que correré con él todos los riesgos que mi ministerio me exige". Mons. Rosa Chávez concluyó diciendo: Sólo pasaron cuatro meses y el profeta de la esperanza entregó su vida, a la hora del ofertorio, en plena Eucaristía".

 

SÍNODO DE LOS OBISPOS DEL 12 DE OCTUBRE DE 2001

A.- Pocos segundos antes de las 9 de la mañana, Juan Pablo II entraba en el Aula del Sínodo. Como siempre, antes de empezar los trabajos sinodales se cantó la hora de Tertia. La homilía corrió a cargo Mons. Pacao, Prelado brasileño, quien habló de la fe como don de Dios. Fe que se extiende a Jesucristo su Hijo. Creer en Él es creer también en su evangelio como Buena Noticia para los pueblos. El justo vive en la fe y de la fe. Por eso a más fe más justicia y a más justicia más fe. La Virgen María fue mujer de fe, modelo de vida de fe. Isabel la llamó Beata porque había creído.

B.- Terminado el canto de la hora Tertia, inició la Congregación número XVIII con dos intervenciones solamente. La de Mons. Marcelo Arturo GONZÁLEZ AMADOR, Obispo de Santa Clara, Cuba, y de Mons. Paulin Pomodimo, Obispo de Bosangoa, África Central.

El Prelado cubano dio gracias a Dios por poder participar en este Sínodo de los Obispos, cosa impensable en otros momentos, afirmando que el Obispo es una persona reservada para el Evangelio de Jesucristo. Luego puso de relieve el silencio contemplativo de esas Iglesias que se han caracterizado por el dolor y el sufrimiento e incluso por el derramamiento de sangre, y que han permanecido fieles a su fe en el sufrimiento. Les ha dado las gracias por ese testimonio martirial, que ha sido fuerza y energía para otras Iglesias. A continuación recordó el viaje del Papa a Cuba y la celebración de la santa Misa en su diócesis, la primera Misa del Papa en la Isla caribeña. Acto seguido puso de relieve cinco aspectos que indican cómo quieren los fieles a su Obispo:
1. Lo quieren santo. Quieren encontrar en él al Dios y que él les muestre su experiencia de Dios.
2. Lo quieren libre, sin sumisiones ni condicionamientos. Distantes de los poderes políticos y económicos. No serviles, sino servidores del Evangelio en el pueblo, sin miedo alguno.
3. Lo quieren capaz de iluminar criterios y en la creación de consenso entre los hombres. Promover una especie de "opinión pública eclesial" por encima de los intereses y de las limitaciones humanas.
4. Lo quieren en relación cotidiana con los hombres. En contacto con la pobreza y con la miseria. Lo quieren pobre.
5. Lo quieren ejemplar. Es decir que vaya por delante en todo con su ejemplo. Que hable de Cristo, pero sobre todo que manifieste, que exprese su rostro y lo exculpa en sus feligreses.

C.- Por su parte, Mons. Paulin Pomodimo, Obispo de Bossangoa, África Central, hablando en nombre propio, comenzó poniendo de relieve las dificultades en que se encuentra su País, su analfabetismo, la pobreza, el retraso en campo social, escolar y de sanitario. Indicó luego tres puntos en los que planteó otros tantos desafíos a los que ha de enfrentarse el Obispo.

1.- El Obispo es servidor del Evangelio para la esperanza del mundo, como reza el tema de este Sínodo de los Obispos. Evangelizar es anunciar el amor de Dios a los hombres. Un Dios que se hace (se debe hacer) historia en cada hombre y de cada hombre. Pero evangelizar en ciertos lugares de la tierra, como esa zona africana, exige correr riesgos, afrontar situaciones de todo tipo. El Obispo debe correr esos riesgos. El Evangelio se lo exige.

2.- El Obispo es el defensor de los pobres, de los más vulnerables. Pero en lugares de tanta pobreza y miseria el Obispo se pregunta cómo puede expresar la Buena Noticia en medio de tantas necesidades. No obstante, sabe que el Evangelio sigue siendo la base de la esperanza del pueblo, les hace reconocer su dignidad como hombres y como hijos de Dios.

3.- El Obispo es promotor de justicia y de paz. En una sociedad como la de África Central, el Evangelio debe acompañar el desarrollo en todos sus aspectos. Por eso el Obispo debe ser un servidor comprometido del Evangelio. Los dos Prelados fueron muy aplaudidos al final de sus intervenciones, cosa un tanto inusual en el Aula del Sínodo.

D.- Los Círculos Menores comenzaron en la segunda parte de la mañana. La primera parte concluyó con la lectura en latín de la Relación hecha por el Relator Adjunto, Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires. Como se sabe el Relator General es el Arzobispo de Nueva York, Cardenal Edward Michael Egan, que se encuentra en su sede con motivo del cumplimiento del mes del atentado terrorista del 11 de septiembre pasado y para celebrar un solemne funeral por las víctimas. Ha querido estar al lado de sus fieles en un momento en el que se recuerda un hecho tan doloroso.
El Cardenal Bergoglio comenzó su relación indicando que la finalidad de la misma era indicar los puntos principales que han sido abordados con más profundidad en las sesionas celebradas hasta ahora, para así llegar al deseado consenso sinodal.
Tras subrayar la identidad teológica del Obispo, resumido en la frase de San Agustín: "Para vosotros soy Obispo, con vosotros soy cristiano", pasó a delinear el esquema de la relación, siguiendo las indicaciones del Instrumento de Trabajo y teniendo presente el principio de que "la fuerza de la Iglesia es la comunión, su debilidad la división y la oposición.
Dicho esto, el esquema propuesto ha sido el siguiente:
1. El Obispo en Comunión con el Señor.
2. El Obispo en el servicio de comunión en la Iglesia universal.
3. El Obispo en el servicio de comunión en la Iglesia particular.
4. El Obispo en el servicio de comunión en el mundo.

El desarrollo de esta relación, impresa, ha ocupado 23 densas páginas, incluido el índice. Termina con una conclusión que trae a la memoria de nuevo la frase de san Agustín: Para vosotros soy Obispo, con vosotros soy cristiano. El Obispo es el hombre de Dios que realiza el camino con su pueblo, un hombre de comunión y misionero, un hombre de esperanza, ministro del Evangelio. De él el mundo espera la esperanza que no confunde y que mana de la Cruz de Cristo.

Terminada la relación. El Cardenal Schotte, Secretario General del Sínodo, indicó las diez cuestiones que propone la relación en su apéndice para los Círculos Menores, exhortando a que las tomen en consideración ya desde el primer momento para que en todos los Círculos se traten los mismos conceptos, para facilitar el consenso. Pero que esto no quiere decir que además de estos puntos no tomen otros de lo dicho por los Padres Sinodales a lo largo de sus intervenciones hasta este momento. Pueden hacerlo libremente, claro. Pero conviene que todos coincidan al menos en abordar los diez propuestos al final de la Relación del Relator Adjunto, leída esta mañana en el Aula del Sínodo.

 

SÍNODO DE LOS OBISPOS DEL 13 DE OCTUBRE DE 2001

Continúan los trabajos del Sínodo de los Obispos. Los Padres sinodales celebraron el viernes las sesiones III y IV de los Círculos Menores, en los que, por grupos lingüísticos, se discuten los puntos más importantes que han ido saliendo en el Aula a través de las intervenciones. El sábado siguieron los Círculos Menores en sus sesiones V y VI. Los Prelados se reunieron no sólo por la mañana sino también por la tarde, a pesar de ser sábado, y no celebrarse de ordinario sesión ninguna.

El Secretario General, Cardenal Jan Schotte, al final de la Relación del Relator adjunto, Cardenal Bergoglio, pidió a los Padres sinodales que trataran en todos los grupos las diez cuestiones propuestas por el Relator al final de su Relación, con el fin de que hubiera una serie de temas sobre los que se manifestasen todos y poder llegar así con mayor facilidad a un consenso sinodal. Eso no impide, dijo, que los grupos traten, además otras cuestiones que consideren de interés.

Las cuestiones indicadas son las siguientes: 1. Puntos de la doctrina de la fe en que el Obispo, como maestro de la fe, debe insistir principalmente en el mundo de hoy. 2. En qué campos y aspectos debe ejercer su ministerio de maestro en la vida espiritual. 3. Atención prioritaria del Obispo hacia su presbiterio, disponibilidad y accesibilidad a sus sacerdotes. 4. Promoción de la pastoral vocacional, partiendo de su propia vida como una vocación. 5. Relación jurídica de comunión jerárquica. Vínculo de comunión entre los Obispos como sucesores de los Apóstoles y el sucesor de Pedro. 6. Reuniones frecuentes de los Obispos de una misma Provincia Eclesiástica como medio para una mejor y más concreta actuación de la Colegialidad en orden a la Evangelización. 7. Conocimiento y relación con la vida de las parroquias de su Diócesis. 8. Procurar que la Curia diocesana sea expresión de la caridad pastoral del Obispo e instrumento de gobierno y participación de corresponsabilidad de santificación y apostolado. 9. Opciones concretas del Obispo ante su Iglesia particular y dentro de la misma para dar testimonio de pobreza verdadera. 10. Problema de inculturación en una época como la nuestra de cambios tan profundos en nuestras ciudades, en situaciones cada vez más multi étnicas, multi religiosas y multi culturales.