AUDIENCIA DEL PAPA AL PATRIARCA GRECO-ORTODOXO DE ANTIOQUÍA
AUDIENCIA DEL PAPA A MIEMBROS DE LA "FUNDACIÓN JUAN PABLO II"
AUDIENCIA GENERAL DEL MIÉRCOLES EN LA PLAZA DE SAN PEDRO
EL PAPA PIDE PERDÓN POR LAS ACTUACIONES DE CRISTIANOS EN CHINA
EL PAPA REITERA SU CERCANÍA A LOS PRÓFUGOS DE AFGANISTÁN
AUDIENCIA A TRECE MIL MIEMBROS DE LA "FAMILIA KOLPING"
EL PAPA REZA CON LOS PATRIARCAS CATÓLICOS POR LA PAZ EN ORIENTE MEDIO

MENSAJE DEL SÍNODO: CONDENA ABSOLUTA DEL TERRORISMO
CLAUSURA DE LA X ASAMBLEA ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
ANGELUS: LLAMAMIENTO PARA SALVAR VIDAS INOCENTES EN AFGANISTÁN
PROFUNDO DOLOR DEL PAPA POR EL ASESINATO DE CRISTIANOS EN PAKISTÁN

OTRAS AUDIENCIAS
RENUNCIAS Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

OCTUBRE 2001
SEMANA DEL 29.X AL 04.XI

 

AUDIENCIA DEL PAPA AL PATRIARCA GRECO-ORTODOXO DE ANTIOQUÍA

"Mucho me alegró y animó tu caridad, hermano" (cf Flm 7). Con estas palabras de la epístola de San Pablo a Filemón, "tan verdaderas aún hoy", como él mismo ha dicho, Juan Pablo II saludó a Su Beatitud Ignacio IV Hazim, Patriarca greco-ortodoxo de Antioquía, a quien recibió en audiencia el lunes por la mañana.

Evocando el recuerdo de su peregrinación a Siria, y, de modo especial la celebración ecuménica de la Palabra, que presidieron juntos en la Catedral de la Dormición de la Virgen en Damasco, el pasado cinco de mayo, el Papa destacó que a través de estos encuentros, "el Señor nos da claros signos de fraternidad", la misma que cita la epístola a Filemón.

El Santo Padre destacó que estos intercambios muestran que "estamos marchando por buen camino, el que el Señor no cesa de indicarnos, el camino que conduce a la comunión plena". Y, en este contexto, el Papa recordó la primera visita que realizó a Roma el Patriarca greco-ortodoxo de Antioquía en 1983. Así como la que él mismo realizó este año "recorriendo el camino seguido por los Apóstoles, obedeciendo a la verdad, para amarnos los unos a los otros sinceramente como hermanos, con corazón puro, no corruptible, sostenidos por la Palabra del Señor que permanece eternamente, por nuestra salvación" (cf 1 P 1,22-24).

Juan Pablo II, señaló que algunas veces este camino se ralentiza debido a que el amor, dulce, apacible y misericordioso encuentra dificultades, en las que se olvida la oración de Cristo: "Ruego por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno." (Jn 17, 20-21). Y puso de relieve el esmero de Su Beatitud Ignace IV Hazim en el desarrollo del diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas.

Hoy - exclamó el Papa - ¡imploramos al Señor la gracia y la fortaleza necesarias para superar la falta de progreso en el diálogo, debida a titubeos infructuosos, puesto que el Salvador nos ha indicado el camino. Y recordamos que en este mundo la experiencia de la adversidad es inseparable de nuestra confianza plena, porque ¡Él ha vencido al mundo!

En esta perspectiva, Juan Pablo II destacó que la visita del Patriarca greco-ortodoxo "es una nueva ocasión" para "renovar y reafirmar, ante Dios y ante Cristo, los lazos de fraternidad que nos unen". Y, agradeciendo también la obra de los que le acompañan en su ministerio de pastor y en sus esfuerzos en favor de la reconciliación, el Papa extendió su saludo a todos los miembros del Patriarcado de Antioquía. Y reiteró que su "peregrinación a los lugares donde Pedro y Pablo predicaron la Palabra de Dios no ha sido en vano". Sino que "fue la renovación de la promesa" que hizo al comienzo de su Pontificado. La de hacer del camino hacia la unidad una de sus prioridades pastorales.

El Santo Padre terminó su saludo al Patriarca greco-ortodoxo de Antioquía deseando que "podamos ser dóciles a la llamada del Espíritu, que nos orienta hacia la unidad plena y visible, sin obstaculizar nunca el amor de Dios para con toda la humanidad en Jesucristo".

 

AUDIENCIA DEL PAPA A LOS MIEMBROS DE LA "FUNDACIÓN JUAN PABLO II"

El Santo Padre recibió la mañana del martes a 500 miembros de la Fundación Juan Pablo II. Fundación cultural, científica, social y pastoral que el mismo Pontífice instituyó hace veinte años. Con ella - recordó el Papa - "quería que se formara un ambiente que sostuvieran y profundizaran los lazos entre la Sede Apostólica y la nación polaca, cuidando con esmero la difusión del patrimonio de la cultura cristiana y del magisterio de la Iglesia en todo el mundo".

Al celebrar el vigésimo aniversario de esta institución, el Santo Padre reiteró las premisas que se propuso cuando la instituyó. Recoger la documentación inherente al Pontificado, difundiendo el magisterio pontificio y de la Iglesia; y promover la cultura cristiana a través de contactos y colaboración con los centros científicos y artísticos polacos e internacionales, así como por medio de la ayuda ofrecida a los jóvenes, para su instrucción. De modo especial a los de Europa central y oriental.

Intentando trazar un no fácil balance de veinte años de actividades de la Fundación Juan Pablo II, el Pontífice, que ha recibido cada año un informe detallado de los logros que se han ido alcanzando, destacó que "gracias a las iniciativas de 36 círculos de Amigos de la Fundación, en 14 países, - entre ellos España, México y Venezuela - y gracias también a la generosidad de millares de hombres de buena voluntad de todo el mundo, se ha podido instituir un fondo que garantiza el funcionamiento de cuatro importantes instituciones".

En este contexto, el Santo Padre citó las valiosas actividades de la Casa Polaca de Roma; el Centro de Documentación del Pontificado; el Instituto de Cultura Cristiana y la Casa de la Fundación Juan Pablo II en Lublín. Y, haciendo hincapié en la importancia de los contactos científicos y artísticos en Polonia y en todo el mundo, el Papa puso de relieve la importancia de sostener el recuerdo de las "raíces cristianas", y de "formar elites que transmitan este espíritu cristiano a las sucesivas generaciones en Europa y en todos los continentes".

En la "Universidad de Verano" - señaló también Juan Pablo II - jóvenes de todo el mundo tienen la posibilidad de conocer la historia, de donde nace la tradición cristiana y el hoy de la Iglesia y del mundo, en el que dicha tradición encuentra su propia continuación".

Poniendo de relieve que "la iniciativa que quizás causa más alegría es el fondo para las bolsas de estudio para los jóvenes de Europa central y oriental y de otros países de la ex Unión Soviética", Juan Pablo II afirmó que son ya más de 170 los que se han recibido, hospedados en la Casa de la Fundación en Lublín, tras haber cursado sus estudios en la Universidad Católica de esta ciudad, y en otros ateneos polacos. Para luego volver a sus países de origen, volviéndose "celosos promotores de la ciencia y de la cultura fundadas en el sólido cimiento de los valores perennes.

Y, recordando que hay otros 145 alumnos que prosiguen sus estudios, Juan Pablo II señaló una vez más "cuán preciosa es la obra de invertir en el hombre, en su desarrollo integral". Pues es una "inversión segura, cuyos frutos son imperecederos". En nuestro tiempo reiteró el Papa - "no hay monumento más duradero y magnífico que el espiritual, que se forja con el bronce de la ciencia y de la cultura, continuamente, aun sin clamor, en los corazones y en las mentes de las personas, de los ambientes y de las sociedades enteras".

A todos los que están comprometidos en sostener los ideales y actividades de la Fundación Juan Pablo II, el Santo Padre les recordó "la importancia de ayudar a la educación y preparación de hombres y mujeres que puedan testimoniar el saber y la experiencia humana que el mundo necesita con tanta urgencia". Haciendo hincapié en que son "signo de la universalidad de las verdades y valores de nuestra herencia. Universales porque se arraigan en el mensaje evangélico de la salvación en Jesucristo".

 

AUDIENCIA GENERAL DEL MIÉRCOLES EN LA PLAZA DE SAN PEDRO

La tradición judía ha puesto el Salmo 50 en labios de David a quien el profeta Natán reprochó el adulterio cometido con Betsabé y el asesinato de su marido Urías. Es pues un Salmo de penitencia, que se ha ido enriqueciendo en los siglos sucesivos con la oración de otros muchos pecadores, que recuperan temas como la necesidad del "un corazón nuevo" y del Espíritu de Dios, infundido en el hombre redimido, como enseñan los Profetas Jeremías y Ezequiel.

El Santo Padre eligió este Salmo penitencial, el Miserere, para la catequesis del miércoles e invitó a los fieles romanos y peregrinos llegados de todo el mundo, a reflexionar sobre las dos perspectivas u horizontes que se delinean en el Salmo 50. Por una parte aparece una región tenebrosa, la del pecado, en la que se encuentra situado el hombre desde su llegada al mundo. En el versículo 7 leemos: "Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre".

El Salmo, que expresa la dimensión profunda de la innata debilidad moral del hombre, nos muestra en esta primera parte un análisis del pecado, hecho ante Dios. El pecado es definido desde tres puntos de vista: como una aberración que nos lleva lejos de Dios y del prójimo; como una desviación tortuosa de la recta vía, que lleva consigo una inversión, una distorsión, una deformación del bien y del mal. De ahí que en la Biblia la palabra "conversión" signifique un "retorno" a la recta vía; y por último, como una rebelión del súbdito con relación a su soberano, una especie de desafío abierto dirigido contra Dios y su proyecto de historia humana.

Pero si el hombre confiesa su pecado, la justicia salvífica de Dios está dispuesta a purificarlo. Esta es la segunda perspectiva u horizonte del Salmo Miserere. Se trata de una región espiritual, la región luminosa de la gracia. "¡Oh Dios! Crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme". A través de la confesión de las culpas se abre para el orante un horizonte de luz en el que Dios actúa, especialmente a través de su Espíritu vivificador, infundiendo en el hombre un "corazón" nuevo y puro, es decir, una conciencia renovada.

 

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy hemos escuchado el Miserere, una de las oraciones más conocidas del Salterio, el más intenso y repetido entre los Salmos penitenciales, el canto del pecado y del perdón, que contiene una profunda meditación sobre la culpa y sobre la gracia.

La gran riqueza de este Salmo nos muestra algunos elementos de una espiritualidad que debería estar presente en la existencia diaria de los fieles. Nos expone en primer lugar un sentido del pecado, entendido como una decisión libre; después la vivencia de la posibilidad de conversión, pues el pecador, sinceramente arrepentido, pone delante de Dios toda su miseria, suplicándole que no lo aparte de su presencia; finalmente, está el convencimiento del perdón divino, que lava y purifica al pecador hasta transformarlo en una nueva criatura, que tiene el espíritu, la lengua, los labios y el corazón transfigurados.

Saludo con afecto a todos los presentes de lengua española. En especial, a los alumnos del Colegio "General Belgrano, de Tucumán (Argentina) y a los distintos grupos de peregrinos venidos de España. A todos os deseo que la meditación del Salmo 50 os ayude a confiar siempre en la misericordia infinita de Dios. Muchas gracias por vuestra atención.

***********

Terminados los saludos en las diversas lenguas, Juan Pablo II dirigió, como siempre, unas palabras afectuosas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, poniendo de relieve que en este día la liturgia recordaba al Obispo San Antonio María Claret, que dedicó toda su vida y su esfuerzo a la salvación de las almas.

"Que su glorioso testimonio evangélico, les dijo a los jóvenes, os sostenga en el esfuerzo de fidelidad diaria a Cristo"; que os estimule, queridos enfermos, a seguir siempre a Jesús por el camino de la prueba y del sufrimiento; y a vosotros, recién casados, os ayude a hacer de vuestra familia el lugar de encuentro vivo con el amor de Dios y de los hermanos".

 

EL PAPA PIDE PERDÓN POR LAS ACTUACIONES DE LOS CRISTIANOS EN CHINA

Juan Pablo II ha pedido perdón y comprensión a todos los que se hayan sentido heridos por las actuaciones de los cristianos en China. En el contexto de las relaciones, pasadas y presentes, con el pueblo chino el Papa asegura que "la iglesia católica no debe temer la verdad histórica y está dispuesta a admitir la responsabilidad de sus hijos". El Pontífice manifiesta su amargura por estos errores del pasado, en el mensaje enviado el miércoles por la tarde a los participantes del Convenio Internacional celebrado en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma para conmemorar el 400 aniversario de la llegada del misionero jesuita Matteo Ricci a Pekín.

"Siento profunda amargura -escribe Juan Pablo II- por estos errores y límites del pasado, y lamento que hayan causado la impresión general de falta de respeto y estima de la Iglesia católica hacia el pueblo chino, induciendo a pensar que ésta nutriese sentimientos de hostilidad en relación a China".

El Papa recuerda además que por desgracia la acción de los miembros de la Iglesia en China no siempre ha estado exenta de errores, fruto amargo de los límites propios de la actuación humana, y condicionada además por situaciones difíciles, unidas a acontecimientos históricos complejos e intereses políticos contrastados. "En ciertos periodos de la historia moderna, la relativa protección de las potencias políticas europeas se reveló a menudo como un límite a la misma libertad de acción de la Iglesia y tuvo repercusiones negativas para China".

Con este intenso sentimiento de amistad hacia todo el pueblo chino, Juan Pablo II formula el auspicio de ver pronto la instauración de vías concretas de comunicación y colaboración entre la Santa Sede y la República Popular de China. "La Sede Apostólica busca con sinceridad ser amiga de todos los pueblos y colaborar con cada persona de buena voluntad a nivel mundial".

Aunque distintas bajo ciertos aspectos, China y la Iglesia católica no son realidades contrapuestas, como subraya el Papa en este mensaje. "Históricamente son dos de las instituciones más antiguas, presentes y operantes. En distintos ámbitos, político-social una y religioso-espiritual otra, ambas engloban a más de mil millones de hijos e hijas. En este contexto, la Santa Sede, en nombre de toda la iglesia católica, hace presente su deseo de un espacio de diálogo con las autoridades de la República Popular China, en el que, superadas las incomprensiones del pasado, se pueda trabajar por el bien del pueblo chino y por la paz en el mundo.

Juan Pablo II pone de relieve además que "el momento actual de profunda inquietud en la comunidad internacional exige de todos un compromiso apasionado para favorecer la creación y desarrollo de lazos de simpatía, amistad y solidaridad entre los pueblos. En este contexto, la normalización de las relaciones entre la Republica Popular de China y la Santa Sede indudablemente tendrán repercusiones positivas en el camino de la humanidad".

"Hoy, la Iglesia católica -asegura el Papa en su mensaje- no pide a China ni a sus autoridades políticas privilegios de ningún tipo, sino únicamente poder retomar el diálogo, para alcanzar así una relación construida sobre el respeto recíproco y conocimiento profundizado". Juan Pablo II, que subraya cómo el pueblo chino se proyecta en los últimos tiempos hacia significativas metas de progreso social, explica que la iglesia católica observa con respeto este sorprendente desarrollo y ofrece discretamente su contribución en la promoción y defensa del ser humano, de sus valores, de su espiritualidad y de su vocación trascendente.

Asimismo el Santo Padre recuerda los valores y objetivos de primaria importancia comunes como son la solidaridad, la paz, la justicia social, el gobierno inteligente del fenómeno de la globalización y el progreso civil de todos los pueblos.

En su mensaje al Congreso Internacional sobre el misionero padre Matteo Ricci, que analizó los días 24 y 25 de octubre el diálogo entre China y occidente, el Papa elogia la figura de este "precioso anillo de conjunción entre occidente y oriente" que elaboró la terminología china de la teología y de la liturgia católica y creó de esta forma las condiciones para dar a conocer a Cristo y encarnar su mensaje evangélico y la Iglesia en el contexto de la cultura china.

 

EL PAPA REITERA SU CERCANÍA A LOS PRÓFUGOS DE AFGANISTÁN

Con el fin de reiterar su cercanía a todas las personas que sufren por la guerra, y de modo especial a los numerosísimos prófugos que se están concentrando en la frontera entre Afganistán y Pakistán, Juan Pablo II envió al Presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum" a la región. El Arzobispo Paul Josef Cordes era portador de un mensaje del Papa a los Obispos de la Conferencia Episcopal paquistaní.

En dicho Mensaje, el Papa hace hincapié en el "dolor de innumerables hombres, mujeres y niños, que claman pidiendo ayuda urgente y activa". De forma especial, ante la trágica situación de los desplazados, el Pontífice solicita esfuerzos inmediatos de parte de todos aquellos que se encuentran en situación de poder ayudar".

"Unidos como estamos en la Iglesia universal solidaria con todos los pueblos del mundo, escribe Juan Pablo II en su Mensaje a los Obispos de Pakistán, debemos mantener viva la esperanza y rezar para que la luz de la estrella de la paz vuelva a brillar en esta región".

La visita de Mons. Cordes, que permanecerá en Pakistán desde el 25 de octubre hasta el martes 30, comprende una visita de cortesía a las autoridades civiles y una serie de entrevistas con los responsables de las organizaciones humanitarias católicas y las Caritas locales.

El domingo 28, el presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum" presidió una Concelebración Eucarística en la Catedral de Rawalpindi, con los Obispos y la comunidad católica de Pakistán, para implorar a Dios la superación de las situaciones de injusticia y odio, así como el don de la paz. Está prevista también una visita a los campos de prófugos de Peshawar, para llevar personalmente el conforto de Juan Pablo II.

El presidente del organismo vaticano que coordina las organizaciones católicas humanitarias alienta los esfuerzos, a menudo heroicos, de aquellos voluntarios que desde el pasado 11 de septiembre intentan salvar tantas vidas humanas. Ahora, más que nunca, es importante vivir concretamente el amor al prójimo, tanto en la acogida de los prófugos como en la ayuda a la asistencia humanitaria.

 

TRECE MIL MIEMBROS DE LA "FAMILIA KOLPING" RECIBIDOS EN AUDIENCIA

El Santo Padre recibió el jueves en audiencia, en la Plaza de San Pedro, a unos trece mil miembros de la Asociación internacional "Familia Kolping". Obra fundada por el beato Adolph Kolping, el sacerdote alemán nacido en 1813 y elevado al honor de los altares por Juan Pablo II en 1991.

Esta asociación de cristianos desarrolla su trabajo en todo el mundo en los sectores laboral, político y social. Presente en 52 países, cuenta con 450 mil voluntarios, de los que 270 mil están en Alemania. La sede internacional se encuentra en Colonia. En sus comienzos, desarrollaba sus actividades en el sector artesanal, para luego llegar a otros ámbitos profesionales. Desde 1996, la obra cuenta también con el voluntariado femenino. Y, en 1968 nació la rama que se dedica de forma especial a los problemas del Tercer Mundo.

El Santo Padre, destacando la figura del Beato Adolph Kolping, recordó la vida de este sacerdote, que había sido zapatero para luego aceptar la invitación del Señor. Dejando a los miembros de la Asociación fundada por él una importante herencia. La de dar buenos frutos, fortaleciéndose en la Buena Nueva. Tenéis - les dijo - "el deber de iluminar a la sociedad, como luz del mundo y sal de la tierra, contribuyendo en moldearla según los principios de la doctrina social católica".

El Santo Padre, citando las palabras del beato Kolping, reiteró la importancia de afirmar el cristianismo en la vida social activa. Intuición que sigue siendo actual. Y, agradeciendo la labor de los miembros de esta asociación, los animó a no desalentarse nunca, testimoniando siempre el mensaje de su fundador.

 

EL PAPA REZA CON LOS PATRIARCAS CATÓLICOS POR LA PAZ EN ORIENTE MEDIO

Juan Pablo II recibió el viernes en audiencia a los Patriarcas católicos de las iglesias de oriente que han estado participando activamente en el Sínodo y rezó con ellos para que pueda encontrarse solución a los graves problemas con que se enfrentan cotidianamente. El Papa les aseguró la atención e íntima participación con que sigue los acontecimientos que implican a las poblaciones de la región de Oriente Medio, así como su oración cotidiana para que finalmente se alcance una paz duradera y honorable para todos. Los patriarcas recibidos en audiencia fueron los siguientes: Su Beatitud Michel Sabbah, Patriarca de Jerusalén de los Latinos (Palestina); Su Beatitud Cardenal Stéphanos II Ghattas, Patriarca de Alejandría de los Coptos (Egipto); Su Beatitud Ignace Pierre VIII Abdel-Ahad, Patriarca de Antioquía de los Sirios (Líbano); Su Beatitud Grégoire III Laham, Patriarca de Antioquía de los Greco-Melkitas (Siria); Su Beatitud Cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, Patriarca de Antioquía de los Maronitas (Líbano); Su Beatitud Raphaël I Bidawid, Patriarca de Babilonia de los Caldeos (Iraq); Su Beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni, Patriarca de Cilicia de los Armenios (Líbano).

 

MENSAJE DEL SINODO: CONDENA ABSOLUTA DEL TERRORISMO Y OTROS DRAMAS COLECTIVOS

El Mensaje de la X asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos expresa, en comunión con el Santo Padre su profundo sufrimiento por las víctimas de los atentados del 11 de septiembre y sus familiares y reza además por todas las víctimas del terrorismo en el mundo, al tiempo que condena de forma absoluta el terrorismo, que nunca puede ser justificado.

En el mensaje se subrayan otros dramas colectivos como el hecho de que el 80 por ciento de la población del planeta viva con el 20 por ciento de los recursos y mil doscientos millones de personas subsistan con menos de un dólar al día. Los padres sinodales expresan su solidaridad con la masa de refugiados e inmigrantes que a causa de las guerras, persecución política o discriminación económica sean forzados a abandonar la propia tierra en busca de un trabajo y con la esperanza de la paz.

Larga es la lista de los temas que denuncian los padres sinodales como: "Los desastres causados por la malaria, el aumento del Sida, el analfabetismo, la ausencia de futuro para tantos niños y jóvenes abandonados en las calles, la explotación de las mujeres, la pornografía, la intolerancia y la explotación inaceptable de la religión con fines violentos, el tráfico de drogas y el comercio de armas".

El mensaje, que constata con desolación la existencia del desprecio por la vida desde su concepción hasta su fin y la disgregación de la familia, pone de relieve algunos esperanzadores signos positivos como: la generosidad de tantos hombres y mujeres que se sacrifican por las causas humanitarias, el valor de periodistas que desarrollan una labor de servicio a la opinión pública, la actividad de los hombres de ciencia médicos y paramédicos, la audacia de algunos empresarios creando trabajo en zonas difíciles, la dedicación de muchos padres, y educadores, así como la creatividad de los artistas y tantos otros constructores de paz que intentan salvar vidas, reconstruir familias, promover la dignidad de las mujeres, hacer crecer a los niños y preservar o enriquecer el patrimonio cultural de la humanidad.

Entre los distintos llamamientos que hace el mensaje se encuentra el realizado por la paz en Jerusalén y el dirigido a los responsables de la política y de la economía a quienes se les pide que dirijan su atención a aquellas zonas del mundo que no son noticia en los periódicos o televisiones y en donde seres humanos mueren a causa del hambre, y la falta de medicinas. "La perduración de las disparidades entre los pueblos -advierte el mensaje- es una amenaza a la paz. Aliviad el peso de la deuda externa de los países en vías de desarrollo y defender siempre los derechos humanos sobre todo el de la libertad religiosa".

 

CLAUSURA DE LA X ASAMBLEA ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

Con fervor apostólico, en nombre de todo el Colegio episcopal que aquí representamos reunidos ante la tumba del apóstol Pedro, queremos reiterar nuestra coral adhesión al mandato del Resucitado: "'Anunciaremos a todos los pueblos la salvación del Señor'". Lo afirmaba Juan Pablo II en la homilía de la solemne clausura de la X Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos.

Al introducir la celebración, que tuvo lugar en la Basílica de San Pedro la mañana del sábado, el Papa destacó que aparece, "como síntesis de la experiencia de comunión vivida durante estas semanas", la figura de Cristo Buen Pastor. Invitando a contemplar su rostro, iluminado por la belleza del don de la vida en favor de su grey que es la Iglesia, el Santo Padre exclamó "Èl, Príncipe de los pastores, nos ha llamado como discípulos y nos envía como apóstoles para ser testigos valientes del Evangelio para la esperanza de nuestro mundo".

La primera lectura, de esta Liturgia de la Palabra fue tomada del profeta Isaías: "El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido; me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados; para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de nuestro Dios, para consolar a los afligidos de Sión; para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su abatimiento en cánticos".

Al volver a escuchar hoy este anuncio, cargado de esperanza para todos los pobres y afligidos - afirmó el Santo Padre - nos sentimos confirmados en la convicción expresada al final del Gran Jubileo. La 'puerta viva que es Cristo' queda más abierta que nunca para las generaciones del nuevo milenio. Pues es Cristo la esperanza del mundo. Y la Iglesia, en especial los Apóstoles y sus sucesores, tienen la tarea de difundir su Evangelio hasta los confines de la tierra.

Tras hacer hincapié en que "la celebración Eucarística es acción pastoral por excelencia", Juan Pablo II recordó que a lo largo de estas semanas, en el Aula sinodal, se ha evocado a menudo la imagen del Buen Pastor. Y, en esta perspectiva se refirió a la historia del magisterio de la Iglesia. al Concilio de Trento, destacando "la primera y principal tarea de los Obispos de residir establemente con su grey", y "la formación de válidos colaboradores en el ministerio pastoral mediante la institución de los seminarios".

Cuatrocientos años después, el Concilio Vaticano II - recordó asimismo el Papa - "retomó y desarrolló la lección del de Trento, abriéndola a los horizontes de la nueva evangelización". Ahora en el alba del tercer milenio - reiteró el Pontífice, "la figura ideal del Obispo, sobre la cual la Iglesia sigue contando es la del Pastor que, configurado en Cristo en su santidad de vida, se entrega generosamente por la Iglesia que se le ha confiado, llevando contemporáneamente en el corazón su solicitud por todas las Iglesias diseminadas por la tierra".

El Santo Padre, subrayando que el "Obispo, buen Pastor, encuentra luz y ánimo para su ministerio en la Palabra de Dios, interpretada en la comunión de la Iglesia y anunciada con fidelidad valiente "oportuna e inoportunamente", destacó que el Obispo es también "Maestro de la fe", que "promueve todo lo bueno y positivo de su grey; sostiene y guía a los débiles en la fe; e interviene para desenmascarar las falsificaciones y combatir los abusos".

El Papa reiteró, en este contexto, la importancia de que el Obispo tenga conciencia de "los desafíos que encuentra hoy la fe en Cristo", debido a una "mentalidad basada en criterios humanos que, algunas veces, relativizan la ley y el diseño de Dios". Sobre todo - recomendó el Pontífice- el Obispo debe tener "la valentía de anunciar y defender la sana doctrina, aunque ello conlleve sufrimientos". En efecto - explicó Juan Pablo II - "el Obispo, en comunión con el Colegio apostólico y con el Sucesor de Pedro, tiene el deber de proteger a los fieles de todo género de insidia, mostrando que la solución verdadera de los complejos problemas que pesan sobre la humanidad es un retorno sincero al Evangelio de Cristo".

"El servicio que los Obispos están llamados a dar a su grey será manantial de esperanza en la medida en que refleje una eclesiología de comunión y misión" -afirmó también el Papa, destacando que en "los encuentros sinodales de estos días, se ha subrayado a menudo la necesidad de una espiritualidad de comunión. Citando el Instrumentum laboris, se ha repetido que 'la fuerza de la Iglesia es la comunión, su debilidad es la división y la contraposición'" (n. 63).

En este mismo contexto, Juan Pablo II reiteró que "se podrá dar una respuesta creíble a los desafíos que provienen del actual contexto social y cultural", "sólo si se percibirá claramente una unidad, profunda y convencida, de los Pastores entre ellos y con el Sucesor de Pedro, así como de los Obispos con sus sacerdotes". A los "queridos Hermanos Miembros de la Asamblea sinodal", el Papa les quiso expresar su "gratitud y aprecio por el testimonio que han dado en estos días de dichosa comunión en su solicitud por la humanidad de nuestro tiempo". Y tras extender sus saludos a todos los fieles de los Pastores presentes, así como a sus colaboradores, el Papa dirigió unas palabras de forma especial a los Obispos eméritos, de quienes ha querido una representación en este Sínodo. Destacando la importancia de asignarles algún servicio eclesial, si conservan buena salud y las energías necesarias. De esta forma aprovechando su experiencia y competencia, se sentirán miembros vivos del Colegio episcopal.

El Papa envió un saludo particular a los Obispos de China continental, cuya ausencia - afirmó - no nos ha impedido sentir su cercanía espiritual en el recuerdo y la oración. Y finalizó su homilía recordando a los quince Obispos canonizados en el siglo XX, citando entre ellos a Antonio María Claret, Arzobispo de Santiago de Cuba; Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia; y Ezequiel Moreno y Díaz, Obispo de Pasto, Colombia. De estos santos Pastores y de los Obispos beatificados -afirmó Juan Pablo II- emerge el rostro de Cristo Buen Pastor y Misionero del Padre. Invitando a fijar la mirada sobre este icono vivo, "en el comienzo de la nueva época que la Providencia nos abre, para ser cada vez con mayor empeño servidores del Evangelio, esperanza del mundo".

Después de esta solemne eucaristía de clausura de la X Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Santo Padre almorzó con todos los participantes en los trabajos sinodales y en esta fecha se hizo público el nombre de los Miembros del Consejo Post-sinodal nombrados por Juan Pablo II, en la persona del Cardenal Lubomyr Husar, Arzobispo de Lviv de los Ucranianos, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de Ciudad de México y el Arzobispo de Gniezno, Polonia, Mons. Henryk Muszynski.

En la última sesión general de los Padres Sinodales el Secretario General del Sínodo, Cardenal Jan Schotte, dio a conocer los nombres de los doce miembros elegidos por la Asamblea General, tres respectivamente para África, América, Asia y Oceanía y, Europa como miembros del mismo Consejo postsinodal.

África:
- Cardenal Francis ARINZE, Presidente del Consejo Pontificio para el Dialogo Interreligioso.
- Mons. John Olorunfemi ONAIYEKAN, Arzobispo de Abuja, Presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria.
- Mons. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kisangani, (República Democrática del Congo), Presidente del "Symposium des Conferences Episcopales d'Afrique et de Madagascar" (S.C.E.A.M.).

América:
- Cardenal Francis Eugene GEORGE, Arzobispo de Chicago (Estados Unidos).
- Cardenal Jorge Mario BERGOGLIO, Arzobispo de Buenos Aires (Argentina).
- Cardenal Cláudio HUMMES, Arzobispo de São Paulo (Brasil).

Asia / Oceanía:
- Mons. Orlando B. QUEVEDO, Arzobispo de Cotabato, Presidente de la Conferencia Episcopal Filipina.
- Mons. Henry Sebastian D'SOUZA, Arzobispo de Calcuta (India).
- Mons. George PELL, Arzobispo de Sydney (Australia).

Europa:
- Cardenal Godfried DANNEELS, Arzobispo de Mechelen-Brussel, Presidente de la Conferencia Episcopal de Holanda.
- Cardenal Dionigi TETTAMANZI, Arzobispo de Génova (Italia).
- Cardenal Walter KASPER, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

 

LLAMAMIENTO DEL PAPA EN EL ANGELUS PARA SALVAR VIDAS INOCENTES EN AFGANISTAN

Juan Pablo II confió la población de Afganistán a la materna protección de la Virgen, para que se salven vidas inocentes y que por parte de la comunidad internacional se proporcione ayuda tempestiva y eficaz para tantos prófugos, expuestos a privaciones de todo género mientras se acerca una estación inclemente como el invierno. En el rezo mariano del Ángelus, el Papa tampoco olvidó a cuantos continúan sufriendo la violencia y la muerte en Tierra Santa, "en particular en los lugares santos, tan queridos a la fe cristiana".

Al final del mes de octubre, el Pontífice subrayó que "nuestra devoción mariana se expresa con particular intensidad en el rezo del Santo Rosario para implorar al Señor la paz". En cuanto a la conclusión de la asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Santo Padre recordó que "es significativo que se haya desarrollado durante el mes de octubre, el mes misionero". De hecho "la familia humana -explicó el Papa- tiene urgente necesidad de misioneros y misioneras que, unidos a Dios y solidarios con sus hermanos, lleven a todas partes el mensaje del Evangelio, que es el anuncia de salvación para todos los hombres, sin distinción de lengua, pueblo o cultura.

Finalizada la oración del Ángelus el Papa saludó afectuosamente a los dirigentes, docentes y alumnos de las escuelas católicas de Roma, que celebraban el domingo su VIII jornada diocesana. El tema de este año: "Para cada alumno una comunidad educadora", subraya la exigencia de hacer del alumno el centro de la escuela, para favorecer el crecimiento humano, cultural y espiritual.

"La escuela católica -les dijo el Papa- representa un recurso precioso, al servicio de todos los alumnos y de todas las familias que pretenden aprovechar su propuesta educativa". Por esta razón Juan Pablo II invitó a la comunidad cristiana y civil a sostener la escuela católica en todas sus necesidades para que ésta pueda ofrecer a todos, de la mejor forma su servicio cultural y social.

También el Pontífice saludado a las participantes en el III Encuentro internacional de responsables de la "Infancia misionera" de los países del este europeo y del Mediterráneo, entre los que se encontraban también representantes de Tierra Santa. Juan Pablo II agradeció a todos ellos el compromiso que asumen al educar a los niños en el espíritu misionero y la solidaridad con sus coetáneos del mundo entero.

El Santo Padre saludó en español a un grupo de peregrinos de la diócesis argentina de Córdoba:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participáis en la oración mariana del Angelus, de modo particular al grupo de alumnos de la Asociación Dante Alighieri, de la diócesis de Córdoba, Argentina. Sed humildes, como el publicano del Evangelio de hoy, y abandonaos con total confianza en Cristo y su mensaje de paz y amor. Que Dios os bendiga y os acompañe siempre.

 

PROFUNDA TRISTEZA Y CONDENA DEL PAPA POR EL ASESINATO DE CRISTIANOS EN PAKISTAN

Juan Pablo II recibió con profunda tristeza la noticia de la terrible violencia con que han muerto, el domingo, en Pakistán un grupo de cristianos que se encontraban rezando en la iglesia católica de Bahawalpur, en la diócesis de Multan. El Papa expresa además, en un telegrama enviado al Nuncio apostólico en Pakistán, su más absoluta condena por este trágico acto de intolerancia y manifiesta su cercanía a las familias de las víctimas de este malvado atentando.

Al menos 16 personas fueron asesinadas el domingo en este atentado contra una iglesia católica en el centro del país perpetrado por seis hombres encapuchados armados con rifles automáticos. Los asesinos llegaron en motocicletas a la iglesia, y después de matar a los dos policías que protegían el recinto entraron y abrieron fuego contra los feligreses. Un centenar de personas asistían al servicio religioso, y hubo muchos heridos, aunque las autoridades aún no disponen de cifras exactas. Las autoridades pakistaníes habían desplegado policías para proteger los templos cristianos a raíz de los atentados en Estados Unidos del pasado 11 de septiembre y las operaciones militares contra Afganistán.

 

OTRAS AUDIENCIAS

El Santo Padre recibió en audiencia el jueves a los reyes de Noruega. Según el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, durante el encuentro, en el que el Papa recordó su viaje a Noruega en junio del 89, se trató la vida de la iglesia en el país y se intercambiaron los puntos de vista sobre la grave situación creada tras los atentados del 11 de septiembre y el panorama en Oriente Medio.

 

RENUNCIAS Y NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

Nombramiento como Obispo coadjutor de la diócesis de Ancud (CHILE): P. Juan Florindo Agurto Miños, hasta la fecha Pro Vicario General del Vicariato Apostólico de Aysén.

Renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Imus (FILIPINAS), presentada por Mons. Manuel Sobreviñas, por motivos de edad. El Papa nombra nuevo Obispo de la misma al P. Luis Antonio Tagle, hasta la fecha Rector y profesor de Teología del Seminario Diocesano, Párroco de la Catedral, y miembro de la Comisión Teológica Internacional.

El Papa ha conferido la dignidad episcopal al Padre Edwin Angot de la Peña, Prelado de la Prelatura Territorial de Marawi (FILIPINAS).

Nombramiento como Presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales: Cardenal Josef Tomko.

Nombramiento como Nuncio Apostólico en Lituania, Estonia y Letonia: Mons. Peter Stepnan Zurbriggen, hasta ahora Nuncio Apostólico en Georgia, Armenia y Azerbaiyán.

Renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis de Cardiff, GALES, presentada por mons. John Aloysius WARD. El Papa nombra arzobispo metropolitano de la misma archidiócesis a mons. Peter SMITH, hasta ahora obispo de East Anglia.

Renuncia al gobierno pastoral de la eparquía de Saint Maron de Sydney de los Maronitas, en Australia, presentada por mons. Joseph Hitti. El Pontfice nombra en su lugar a mons Ad Abi Karma, hasta el momento párroco de la Iglesia de San José en Moutaileb, Archieparquia de Antélias, Líbano, y presidente del Consejo Católico para la Catequesis en Oriente Medio.