AUDIENCIA
GENERAL: ¡ORACIÓN POR LA PAZ EN TIERRA SANTA!
En el
Salmo 79, expuesto por el Papa en la catequesis del miércoles,
el pueblo de Israel lanza un llamamiento apremiante a Dios para que
vuelva a ponerse de parte de las víctimas y rompa su silencio.
La lamentación
y la súplica son elementos que se encuentran con frecuencia
en los Salmos. Es la manifestación de una conciencia clara
de la dependencia que el ser humano tiene de su Creador, de que por
sí solo no puede nada. Por ello recurre al Señor de
sus días y de su historia personal y colectiva, para que le
salve. El Salmo 79, propuesto por el Santo Padre en la catequesis
del miércoles en la acostumbrada Audiencia General, adquiere
precisamente la tonalidad de súplica y lamentación de
todo el pueblo de Israel. La primera parte usa un célebre símbolo
bíblico: el pastoral. El Señor es invocado como "pastor
de Israel", que "guía a José como a un rebaño".
Desde lo alto del arca de la alianza, colocado sobre dos querubines,
el Señor guía a su rebaño, es decir, a su pueblo
y lo protege en los peligros.
La segunda
parte del salmo utiliza otra imagen muy socorrida en la Biblia: la
de la viña. En unos momentos densos de tensión y a la
vez de confianza, el orante utiliza esa imagen de fácil comprensión
porque pertenece al panorama de la tierra prometida y es, a la vez,
signo de fecundidad y de alegría. Para Isaías, la viña
encarna a Israel. Por una parte ha sido plantada por Dios, y representa
el don, la gracia, el amor de Dios; por otra, requiere la labor del
campesino, gracias a cuyo trabajo la viña produce la uva que
puede dar vino, que es la respuesta humana, el esfuerzo personal,
el fruto de obras de justicia.
Con la
imagen de la viña el Salmo evoca las etapas principales de
la historia del pueblo judío: sus raíces, la experiencia
del éxodo de Egipto, la entrada en la tierra prometida. Pero
la floreciente viña, que se había extendido por todo
el reino de Salomón, desde los montes del Líbano, con
sus cedros, al Mediterráneo y hasta las orillas del Éufrates,
había sido destruida. El Salmo recuerda que sobre la viña
ha pasado la tempestad. Es decir, Israel ha padecido una prueba amarga,
una dura invasión que ha devastado la tierra prometida. Dios
mismo ha demolido las paredes que protegían a la viña,
dejándola a merced de viandantes y saqueadores, representados
en el jabalí, animal considerado violento e impuro según
las antiguas tradiciones, al que se unen otras bestias salvajes que
lo devastan todo.
Llega
el momento en que el pueblo lanza un llamamiento apremiante a Dios,
en el versículo 15, para que vuelva a ponerse de parte de las
víctimas y rompa su silencio: "Dios de los ejércitos,
vuélvete, mira desde el cielo, fíjate, ven a inspeccionar
tu viña, la cepa que tu diestra plantó". Dios será
una vez más el protector de la viña, de su pueblo. Los
Padres de la Iglesia afirman unánimemente que la viña
evocada por el Salmo representa proféticamente a Cristo "verdadera
vid" y a la Iglesia. El Salmo 79 es, pues, un Salmo marcado por
el sufrimiento pero también por una confianza inquebrantable.
Es también un Salmo de conversión: "No nos alejaremos
de ti; danos vida, Señor, para que invoquemos tu nombre.
RESUMEN
DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos hermanos y hermanas:
El Salmo que meditamos hoy es como una lamentación y una súplica.
La primera parte utiliza el símbolo bíblico del Señor
como "pastor de Israel" que, desde lo alto del arca de la
alianza, sentado sobre los querubines, guía a su grey. La segunda
parte emplea otro símbolo común en la Biblia, el de
la viña, signo de fecundidad y de alegría, evocando
así las etapas principales de la historia del pueblo elegido.
Al
contemplar cómo la floreciente viña pasa por una dura
prueba con la invasión que devasta la tierra prometida, el
salmista se dirige a Dios pidiéndole que visite su campo y
sostenga a sus habitantes. Junto al sufrimiento hay una confianza
firme, pues Dios está siempre dispuesto a proteger de nuevo
a su pueblo, aunque para ello es necesario que éste vuelva
a seguirle a Él con fidelidad.
Saludo
a los fieles de lengua española; en especial a los misioneros
de la Sociedad del Verbo Divino provenientes de varios países
de América Latina y a la Cofradía de Nuestra Señora
de Gamonal y San Antonio Abad, de Burgos. Que la meditación
de este Salmo encuentre eco en vuestros corazones, abriéndolos
a la esperanza.
***************
Terminados
los saludos en las diversas lenguas, una vez más, el Santo
Padre dirigió unas palabras afectuosas a los jóvenes,
a los enfermos y a los recién casados. "Que el Señor
resucitado, dijo el Papa a los jóvenes, llene de amor el corazón
de cada uno de vosotros para que estéis preparados a seguirlo
con entusiasmo".
Para
los enfermos pidió a Cristo resucitado que los sostenga, para
que acepten con serenidad el peso diario del sufrimiento. Y que guíe
a los recién casados para que su familia crezca en santidad,
siguiendo el modelo de la Sagrada Familia.
¡ORACIÓN
POR LA PAZ EN TIERRA SANTA!
El Santo
Padre, profundamente preocupado por la gravedad de la situación
en los Santos Lugares y el recrudecimiento del sangriento conflicto
que enfrenta a palestinos e israelíes, terminó la catequesis
con estas palabras: "Os invito a todos vosotros a uniros a mí
en la oración para implorar del Señor la paz en Tierra
Santa. Pidamos a la Virgen Santa que interceda para que tengan éxito
los esfuerzos que se están realizando para superar la trágica
situación en la que se encuentran aquellas poblaciones tan
probadas. ¡Oración por la paz en Tierra Santa! ¡Oración
por la paz en Tierra Santa!"
LA
ESPIRAL DE VIOLENCIA EN TIERRA SANTA ALCANZA NIVELES INTOLERABLES
Ante
un mundo que sufre aún las terribles consecuencias del 11 de
septiembre, la espiral de violencia en Tierra Santa que ha alcanzado
niveles intolerables, y los estragos de guerras e injusticias Juan
Pablo II recuerda el mensaje cristiano de paz y esperanza para toda
la humanidad.
Juan
Pablo II, recibiendo el lunes en audiencia a los miembros de la "Fundación
Papal" en su peregrinación anual a Roma, los saludó
con las palabras de San Pablo "Os deseo el favor y la paz de
Dios nuestro Padre y del Señor, Jesús Mesías"
(Rom 1, 7). Palabras, subrayó el Pontífice, que nos
"recuerdan que nuestro mundo demuestra con apremiante evidencia
cuánta necesidad tiene la humanidad de la gracia y la paz de
Dios".
"Aún
permanecen con nosotros las terribles consecuencias de los trágicos
acontecimientos del 11 de Septiembre", señaló Juan
Pablo II haciendo hincapié en que "la espiral de violencia
y hostilidad armada en Tierra Santa, la tierra del nacimiento de nuestro
Señor, de su muerte y Resurrección - una tierra sagrada
para las tres grandes religiones monoteístas - ha alcanzado
niveles inimaginables e intolerables".
Tras
lamentar que "en todo el mundo hombres, mujeres y niños
inocentes siguen sufriendo los estragos de guerras, pobreza, injusticia
y todo tipo de explotación", y que "actualmente,
estamos experimentando una situación internacional verdaderamente
difícil", el Santo Padre recordó luego que "a
pesar de todo, la victoria del Señor y su promesa de permanecer
con nosotros 'hasta el fin del mundo' (Mt 28,20) son faros de luz
que nos indican que debemos afrontar los desafíos que se nos
presentan con valentía y confianza".
El Pontífice
afirmó que "la misma Fundación Papal, por medio
de la generosidad de numerosas personas, demuestra que es posible
seguir adelante en nombre de Cristo y de su Iglesia". En este
contexto, Juan Pablo II expresó su "profunda gratitud"
a todos ellos, pues por medio de su "apoyo es posible proclamar
con mayor amplitud el mensaje pascual de alegría, esperanza
y paz".
"CONSERVAD
EN LA TIERRA DE EMIGRACIÓN, VUESTRO PATRIMONIO DE FE Y CULTURA"
Juan
Pablo II recibió el sábado en el Aula Pablo VI, a cinco
mil participantes en la Misión Ciudadana promovida por la diócesis
de Roma para la comunidades latinoamericanas presentes en la diócesis
del Papa. Audiencia -señaló el Santo Padre- que los
mismos hermanos y hermanas de Latinoamérica en Roma han solicitado
para reafirmar su devoción al Sucesor de Pedro, bella expresión
de la fe propia de sus Naciones de origen.
Queridos
Hermanos y Hermanas de Latinoamérica en Roma:
1. Me
complace tener este encuentro, que me da la oportunidad de saludaros
personalmente, con ocasión de la Misión Ciudadana promovida
por la diócesis de Roma para vuestras comunidades. Habéis
solicitado esta audiencia para reafirmar vuestra devoción al
Sucesor de Pedro, bella expresión de la fe propia de vuestras
Naciones de origen. Os doy a todos mi más cordial bienvenida.
Saludo de manera particular al Cardenal Vicario Camilo Ruini, y le
agradezco las amables palabras que me ha dirigido.
Saludo
y agradezco a los Señores Cardenales, a los Arzobispos y Obispos
Latinoamericanos que han querido estar presentes, al Vicegerente,
a los responsables de la Migrantes diocesana y al Capellán
de vuestra comunidad, que han preparado y promovido la misión,
así como a tantos sacerdotes, religiosos, religiosas y misioneros
laicos que han apoyado la iniciativa desde sus comienzos hasta la
conclusión.
2. "Venid
a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré" (Mt 11, 28).
Esta es la invitación suave y firme del Salvador, que la misión
ha hecho resonar en estos meses en el alma de tantos inmigrantes latinoamericanos.
El cansancio y el desánimo de quien se siente oprimido, débil
e indefenso, encuentran alivio en el encuentro de fe con el Señor,
porque Él carga con nuestras penas y miserias más profundas,
haciendo renacer el vigor y la esperanza para seguir viviendo. Aprendiendo
de Él, manso y humilde de corazón, y siguiendo la vía
de su Evangelio, podemos encontrar paz y serenidad también
en los momentos más costosos y difíciles, porque su
yugo es suave y su carga ligera (cf. Mt 11, 28-29). Se trata de una
vivencia singular de amor y de misericordia que vosotros, queridos
hermanos y hermanas latinoamericanos, habéis experimentado
tantas veces en vuestras comunidades de origen, donde la fe en Cristo
Salvador marca profundamente la vida personal y familiar, así
como la cultura de vuestros Países.
Conservad
con celo, testimoniándolo también aquí, en la
tierra de emigración, el apego a vuestro patrimonio de fe y
de cultura, rico de valores espirituales y de tradiciones religiosas
que se expresan en el canto y en las fiestas, en la danza y en el
atuendo, en las peregrinaciones y en la devoción popular a
las imágenes del Señor, de la Virgen y de los Santos
Patronos, como habéis manifestado con gran gozo y unidad durante
esta misión.
Yo mismo, con ocasión de mis visitas a vuestros Países
del querido Continente Latinoamericano, he podido experimentar directamente
el calor, el entusiasmo y la alegría que la fe católica
desencadena en el corazón de las personas, de las familias
y de los jóvenes.
Este
es el tesoro más preciado que cada uno de vosotros posee en
lo más íntimo de sí y que da cohesión
a vuestra unidad y solidaridad. La misión lo ha recalcado vigorosamente
a todos los latinoamericanos a través del generoso compromiso
de los misioneros - sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos -
que han llevado el Evangelio de Marcos a las casas, a las cárceles
y hospitales, por las calles y a cualquier lugar dónde podría
encontrarse un hermano o hermana emigrado.
A ellos
les doy las gracias de todo corazón, a la vez que les invito
a proseguir con empuje esta obra de acercamiento capilar a los propios
compatriotas, para hacer sentir a cada uno de ellos el amor de Cristo
y el abrazo materno de la Iglesia, ofreciendo la posibilidad de consolidar
la fe y la solidaridad con la propia comunidad étnica presente
en la ciudad.
La misión
ha reservado una atención particular a los jóvenes,
a los que me dirijo para invitarles a que se hagan promotores de la
evangelización entre sus coetáneos y en su comunidad.
Os renuevo también a vosotros, queridos jóvenes latinoamericanos,
la invitación del Señor que preside la próxima
Jornada mundial de Toronto: ¡sed la sal de la tierra y la luz
del mundo! Junto con los jóvenes de la Diócesis esforzaos
por mantener vivo el anuncio del Evangelio en la ciudad y en el mundo
juvenil, dando testimonio de la alegría que nace del encuentro
con Jesucristo y con su Iglesia.
3. La
misión ha podido aprovechar el eficaz apoyo de los centros
pastorales que desde hace años operan en la ciudad y que procuran
atender las necesidades espirituales y humanas de los inmigrantes,
promoviendo la catequesis, las celebraciones litúrgicas y sacramentales,
y brindando todo tipo de ayuda necesaria para afrontar las dificultades
que el inmigrante encuentra para satisfacer sus necesidades primarias,
desde el trabajo a la casa o al servicio sanitario. Estos centros
han surgido principalmente en el seno de Parroquias donde párrocos
y sacerdotes diligentes ha abierto generosamente las puertas de la
comunidad a tantos hermanos y hermanas inmigrantes, dándoles
hospitalidad y apoyo material y espiritual.
La misión
ha querido valorar estos centros que espero que se multipliquen, favoreciendo
la necesaria integración de vuestras comunidades étnicas
con las comunidades cristianas y civiles de Roma, para un intercambio
mutuo de dones espirituales y culturales. Vuestra presencia y vuestro
servicio es muy apreciado por el empeño con que realizáis
vuestro trabajo, especialmente con tantos ancianos, en las casas y
en otros ámbitos de la vida social.
Hago
los mejores votos para que la misión haga crecer este espíritu
e acogida y de mutua comunión, y que cada inmigrado sea considerado
no como extranjero o huésped, sino como persona portadora de
valores humanos, culturales y religiosos que enriquecen la sociedad
y la Iglesia local. Para ello es preciso que se reconozca a cada uno
los derechos fundamentales de toda persona y, en particular, la posibilidad
de la reunificación familiar y el conjunto de condiciones de
vida y de trabajo necesarias para llevar una existencia digna y serena
en la sociedad.
4. Venid
a mi... y yo os aliviaré.
Sí, queridos hermanos y hermanas latinoamericanos, acojamos
con gozo la invitación del Señor. Acudamos a Él
sin temor y con confianza. Confirmemos que sólo Él es
nuestra esperanza. Llevemos a todos, con el anuncio y el testimonio,
esta consoladora palabra del Salvador, sobre todo a los que, lejos
de su tierra y su familia, sufren situaciones de desorientación
y desánimo en el campo de la fe y la vida cristiana. Que la
misión prosiga su compromiso de mantener viva en el corazón
de cada hermano y hermana inmigrado la fe en Cristo, la luz de su
Evangelio, la solidariedad con los más pobres y necesitados,
la voluntad de consolidar la comunión y la unidad entre todos
los latinoamericanos y las comunidades cristianas de la ciudad.
Confiemos
los frutos de la misión a la Virgen María, Señora
de Guadalupe, dulce madre de todo latinoamericano, Señora y
patrona del Continente.
OBISPOS
DE BOLIVIA: INICIATIVAS PACIFICADORAS EN MOMENTOS DIFÍCILES
El Santo
Padre recibió el sábado a los prelados de la Conferencia
Episcopal de Bolivia presentes en Roma con motivo de su quinquenal
visita "ad Limina Apostolorum".
Queridos
Hermanos en el Episcopado:
1. Me es grato recibiros hoy, con ocasión de la visita ad limina,
que, tras un largo recorrido, os ha traído a Roma para renovar
vuestro compromiso pastoral ante las tumbas de los santos apóstoles
Pedro y Pablo, y fortalecer los vínculos con esta Sede de Pedro
y sus Sucesores, en los que reside "el principio y fundamento,
perpetuo y visible, de la unidad de la fe y de la comunión"
(Lumen gentium, 18).
Agradezco
cordialmente al Señor Cardenal Julio Terrazas, Arzobispo de
Santa Cruz y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, las
amables palabras que me ha dirigido, expresándome con ellas
vuestro afecto y adhesión, y haciéndome partícipe
al mismo tiempo de las esperanzas e inquietudes propias de vuestra
generosa entrega al ministerio pastoral. Al encontrarme con sus Pastores,
pienso con especial afecto en el querido pueblo boliviano, su grey,
que ha tenido la gracia de acoger el mensaje de Cristo desde los primeros
momentos de la Evangelización del Continente americano y que
ahora se encuentra ante el apasionante desafío de transmitirlo,
íntegro y fecundo, a las generaciones de un nuevo milenio.
2. En
este sentido, me complace constatar cómo el Gran Jubileo del
año 2000 ha marcado también profundamente la vida eclesial
boliviana, con diversas celebraciones diocesanas y nacionales que
han contado con numerosa participación y han significado un
especial impulso para el crecimiento de la vida cristiana. En esta
ocasión, también la Iglesia boliviana "se ha convertido,
más que nunca, en pueblo peregrino, guiado por Aquél
que es 'el gran Pastor de las ovejas' (Hb 13, 20)" (Novo millennio
ineunte, 1). Por eso reitero a todos los Pastores, sacerdotes, religiosos
y religiosas, catequistas y demás agentes de pastoral, lo que
ya dije el año pasado a los sacerdotes: "hoy deseo agradecer
a cada uno de vosotros todo lo que habéis hecho durante el
Año Jubilar para que el pueblo confiado a vuestro cuidado experimentara
de modo más intenso la presencia salvadora del Señor
resucitado" (Carta a los sacerdotes para el Jueves Santo de 2001,
3).
La rica
experiencia de un momento tan significativo para la historia de la
Iglesia y la humanidad no ha de quedarse en meros recuerdos, sino
que ha de ser escuela y aliciente para un nuevo dinamismo evangelizador,
pues "en la causa del Reino, no hay tiempo para mirar para atrás,
y menos aún para dejarse llevar por la pereza" (Novo millennio
ineunte, 15). No faltan en vuestras comunidades eclesiales retos importantes
a los que debéis hacer frente. Deseo alentaros de corazón
en este cometido, tantas veces sembrado de dificultades en apariencia
insolubles, recordando que Jesús mismo envió a los suyos
a predicar sin llevar nada consigo (cf. Mt 10, 9-10) y que Pedro,
tras fiarse plenamente de la palabra del Maestro, obtuvo una pesca
tan abundante como insospechada (cf. Lc 5, 6).
3. Si
bien no faltan indicios que alimentan la esperanza de un incremento
de las vocaciones sacerdotales y religiosas, sé bien que éste
es unos de los aspectos que más os apremian en el afán
de hacer más incisivo el anuncio del Evangelio, más
completa y organizada la atención pastoral al Pueblo de Dios,
más rica y floreciente la búsqueda de la santidad en
todas las comunidades eclesiales. Por eso se ha de insistir incansablemente
en la oración al "Dueño de la mies" (cf. Mt
9, 38) para que siga bendiciendo a Bolivia con el precioso don de
las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en sus diversas
formas. El anuncio de Cristo ha de hacerse eco también de su
invitación a seguirle en el camino específico de la
vida sacerdotal o de especial consagración, y suscitar la experiencia
de aquellos discípulos que "oyeron hablar así y
siguieron a Jesús" (Jn 1, 37). A ello se orienta la pastoral
de las vocaciones, una de las grandes urgencias de nuestro tiempo,
que ha de ser "amplia y capilar, que llegue a las parroquias,
a los centros educativos y familias" (Novo millennio ineunte,
46). Nadie puede sentirse eximido de esta responsabilidad que "pertenece
a todo el Pueblo de Dios" (Ecclesia in America, 40).
Como
Pastores, conocéis bien lo delicado de esta labor que, si por
un lado requiere la audacia de hacerse mediadores de la llamada del
Maestro a través de una propuesta directa y personal, exige
también un paciente acompañamiento espiritual y la indomable
esperanza propia del sembrador, que continúa su tarea aun sabiendo
lo incierto de la cosecha.
4. Ha
de ponerse, además, un especial cuidado en la formación
de los candidatos al sacerdocio y la vida consagrada, pues la penuria
de los llamados a proclamar y dar testimonio de Evangelio nunca justifica
que no se exija la debida idoneidad para esta crucial misión
de la Iglesia. Por eso, se les debe brindar una sólida preparación
teológica y una profunda espiritualidad, con el fin de que
comprendan y acepten con gozo las exigencias del ministerio y la consagración,
dando prueba de que son capaces de "gastar" toda la vida
por Cristo (cf. 2 Co 12,15) y de poner los propios talentos al servicio
de la Iglesia, lo cual da pleno sentido a la existencia personal y
la colma en todos sus aspectos.
Os invito,
pues, a seguir infundiendo aliento a vuestros seminaristas y sacerdotes,
sin tener miedo a presentar y exigir enteramente los requisitos que
la Iglesia, inspirada en el modelo del Buen Pastor, pide para sus
ministros ordenados. Pienso en la necesaria fraternidad sacerdotal,
sin forma alguna de animadversión, prejuicio o discriminación;
en la indispensable obediencia y comunión, sin reticencias,
con el propio Obispo, al que deben prestar con gozo y generosidad
su entera disponibilidad; en el aprecio sincero y efectivo del celibato
y en el desapego ante los bienes materiales (cf. Presbyterorum Ordinis,
14-17). Vuestra caridad pastoral sabrá encontrar el modo de
que dichas exigencias, más que como simples y penosas renuncias,
sean aceptadas y vividas con el corazón henchido de gozo de
quien, "al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo
lo que tiene y la compra" (Mt 13, 46). También sabéis
lo decisivo que puede resultar en muchos casos el trato individual,
afable y paternal del Obispo con sus sacerdotes, interesándose
también por los pormenores de la vida cotidiana que inciden
en su ánimo personal y pastoral. Éste es precisamente
uno de los ámbitos privilegiados para desarrollar el "espíritu
de comunión" que ha de caracterizar la Iglesia del tercer
milenio (cf. Novo millennio ineunte, 43).
5. No
se ha de olvidar un aspecto tan importante para la mayoría
de vuestras diócesis como es la presencia de numerosas personas
consagradas, a las que agradezco muy cordialmente su contribución
al servicio del Reino de Dios en Bolivia. Lo hacen en múltiples
campos, según el carisma del propio Instituto, desde el apostolado
directo en parroquias y misiones, a las obras educativas, sanitarias,
o de asistencia social y caritativa. No solamente merecen el reconocimiento
de los Pastores, sino el aliento continuo para sostener e incrementar
su generosidad y entrega, en plena sintonía con las directrices
de cada Iglesia particular. Esto les ayudará, además,
a tomar una conciencia cada vez más viva de que su aportación
a la vida de la comunidad eclesial no se limita a la eficacia material
de sus servicios, sino que la enriquecen sobre todo por su testimonio,
personal y comunitario, del Evangelio de las bienaventuranzas, por
la presencia del propio carisma, que recuerda a todos la inconmensurable
acción del Espíritu, y por ese importantísimo
cometido de contribuir de una manera muy peculiar a que las comunidades
lleguen a ser "auténticas escuelas de oración"
(ibíd., 33).
6. También
es un signo de vitalidad en muchas de las Iglesias particulares que
presidís la presencia de numerosos laicos comprometidos, que
"realizan, según su condición, la misión
de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo" (Lumen
gentium, 31). Su papel adquiere una especial importancia en aquellos
lugares donde resulta aún imposible contar con la presencia
permanente de sacerdotes que presidan la comunidad. Su disponibilidad
para promover la catequesis o animar encuentros de oración
comunitaria y de lectura de la Palabra de Dios, merece el sincero
reconocimiento de los Pastores que, a su vez, deberán esforzarse
en dotarles de una formación teológica, litúrgica
y espiritual, adecuada a los cometidos que les son asignados.
A este
respecto, sin embargo, se debe procurar que el interés y dedicación
a los servicios eclesiales no lleve, en ciertos casos, "a una
práctica dejación de sus responsabilidades específicas
en el mundo profesional, social, económico, cultural y político"
(Christifideles laici, 2). En efecto, esta vocación específica
de los laicos tiene una importancia decisiva en la sociedad actual,
en la que, como sucede también en Bolivia, se producen rápidas
y profundas transformaciones que requieren el respeto de los principios
éticos y la iluminación de los valores evangélicos
para que las realidades temporales se ordenen según Dios (cf.
Lumen gentium, 31). Por eso, en la formación específica
de los laicos no se deben escatimar medios, porque ellos son los llamados
en primer lugar a concretar y hacer efectiva la doctrina social de
la Iglesia.
Es importante,
pues, que cada Obispo ponga un especial empeño en cumplir,
también este campo, su responsabilidad de "reunir y formar
a toda la familia de su grey, de tal manera que todos, conscientes
de sus deberes, vivan y actúen en comunión de amor"
(Christus Dominus, 16). Las diversas formas de asociación son
un cauce adecuado para realizar este cometido entre los laicos y,
por eso, han de ser atendidas, promovidas y saludadas como una verdadera
"primavera del Espíritu" para la Iglesia (cf. Novo
millennio ineunte, 33). Como Pastores, sabéis de sobra el bien
inestimable que las diversas asociaciones laicales, cuando siguen
los "criterios de eclesialidad" (cf. Christifideles laici,
30), pueden aportar tanto a la santificación de sus miembros
como a la acción evangelizadora de la Iglesia.
7. Como
en otras partes de Latinoamérica, en Bolivia sentís
también preocupación por el avance proselitista de las
sectas, que frecuentemente aprovechan las mismas raíces religiosas
sembradas por la Iglesia en las gentes para apartarlas de quien las
sembró. Es un fenómeno doloroso que ha veces hace revivir
la experiencia de Jesús cuando decía: "Si digo
la verdad, ¿por qué no me creéis?" (Jn 8,
46). Sin embargo, la firmeza de la fe y la plena confianza en la fuerza
de la verdad misma para ganar los corazones es un precioso recurso
para inspirar apropiadas acciones pastorales. Una de ellas es precisamente
proclamar incesantemente el mensaje Cristo de manera comprensible
para todos, con "estilo llano, como conviene a la bondad de Dios"
(S. Cipriano, A Donato, 2) y, al mismo tiempo, mostrando todo su vigor
y atractivo. Hemos de aprender siempre de Jesús que, con su
forma de actuar y su enseñanza, causaba el asombro de las gentes
(cf. Lc 4, 32).
No faltan
en la rica tradición boliviana medios expresivos adecuados,
capaces de encauzar una vivencia profunda de fe, ni formas de piedad
popular bien arraigadas que llegan al corazón del pueblo. La
sencillez de éstas manifestaciones no se ha de confundir con
la superficialidad de la fe. Ésta sí que ha de ser motivo
de grave preocupación, sobre todo cuando se debe a una escasa
atención personal a los fieles, según su propia condición,
o a un retraimiento de la acción evangelizadora ante las expectativas
más profundas de quien ansía oír en lo más
íntimo de su ser aquellas palabras de Jesús: "Hoy
ha llegado la salvación a esta casa" (Lc 19, 9). En efecto,
la experiencia demuestra que las sectas no prosperan donde la Iglesia
vive intensamente la vida espiritual y se entrega al servicio de la
caridad.
8. Queridos
Hermanos, os ha tocado ejercer vuestro ministerio pastoral en unos
momentos difíciles para el País, a causa de una situación
social delicada, con diversos conflictos y brotes de violencia. Habéis
aceptado ser parte de las iniciativas pacificadoras, con el único
fin de favorecer el acercamiento y el diálogo entre las partes
en conflicto.
En efecto,
ésta es sólo una forma temporal de ejercer una labor
más amplia, que integra la acción evangelizadora y lleva
a la promoción de la justicia y de la solidaridad fraterna
entre todos los ciudadanos. Con vosotros hago un llamado a todos los
creyentes bolivianos a que, fundándose en la fe que profesan
y en la esperanza en Cristo que los anima, se hagan paladines de una
sociedad ajena a todo partidismo egoísta, a cualquier forma
de violencia o a la falta de respeto de los derechos de la persona
humana, especialmente el derecho a la vida.
9. Al
terminar este encuentro, invoco sobre vosotros y vuestros diocesanos
la maternal protección de Nuestra Señora de Copacabana,
pidiéndole que vele por todos los bolivianos. Llevad el saludo
y el afecto del Papa a los hogares, a las comunidades y parroquias,
animándolos a ser difusores de los grandes ideales del Evangelio.
Repito hoy cuanto dije en el Aeropuerto de Santa Cruz al terminar
mi Viaje pastoral a vuestra patria en 1988: "A todos os llevo
en mi corazón y de todos guardaré un recuerdo imborrable"
(Discurso, 14-5-1988, 2).
Con
tales sentimientos os imparto de corazón la Bendición
Apostólica, que complacido extiendo a todos los hijos e hijas
de Bolivia.
Vaticano,
13 de abril de 2002.
SOLIDARIDAD
SOCIAL FRENTE A LA MUNDIALIZACIÓN ECONÓMICA
Juan
Pablo II recibió el jueves a los miembros de la Academia Pontificia
de las Ciencias Sociales, en ocasión de la celebración
de su VIII Asamblea General, que reflexiona sobre los temas de la
"democracia y la mundialización". En su discurso
el Santo Padre indicó una vez más a los responsables
políticos y económicos de todo el mundo a que trabajen
"para que la mundialización no se realice en detrimento
de los más desprotegidos y débiles, ensanchando todavía
más si cabe la gran diferencia entre pobres y ricos, entre
naciones pobres y naciones ricas".
El Papa
invitó a los gobernantes y a las personas que dirigen la vida
social a que reflexionen atentamente y examinen planes a largo plazo
para crear en el mundo equilibrios económicos y sociales duraderos,
sistemas de solidaridad que tengan en cuenta las mutaciones ocasionadas
por la globalización y que eviten los fenómenos que
provocan de manera parcial o totalmente el empobrecimiento de los
países en vías de desarrollo.
"La
solidaridad social supone la superación de los intereses particulares,
que han de ser armonizados en función de una jerarquía
de valores y evaluados según una concepción correcta
de la dignidad y de los derechos de las personas", dijo el Papa.
Conviene educar a las jóvenes generaciones en un espíritu
de solidaridad y con una verdadera cultura de apertura universal y
de atención hacia todas las personas, superando barreras de
tipo racial, cultural, o religioso.
El Santo
Padre invitó a todos los organismos internacionales al servicio
de la comunidad humana a que acompañen con rigor, justicia
y comprensión los esfuerzos de la Naciones en vista de un "bien
común universal". Sólo así, poco a poco,
serán aseguradas las modalidades para que la mundialización
no sea "impuesta" sino "controlada" y "guiada"
por la solidaridad. El Papa animó asimismo a los actores de
la vida social política y económica a que profundicen
en los caminos de la cooperación entre las personas y de las
naciones, "para que la gestión de nuestra tierra sea hecha
pensando en las personas y los pueblos y no sólo en el provecho
y las ganancias económicas".
SOLIDARIDAD
EXTERIOR Y RECONCILIACIÓN INTERNA PARA LA RECONSTRUCCIÓN
DEMOCRÁTICA EN YUGOSLAVIA
Para
la reconstrucción democrática en curso en la República
Yugoslava, es necesaria la constante solidaridad del exterior, pero
sobre todo una auténtica voluntad de reconciliación
al interno del país. Juan Pablo II recibía el jueves
al nuevo embajador de la República Federal de Yugoslavia ante
la Santa Sede, para el acto de presentación de las cartas credenciales.
En su
discurso el Pontífice puso de manifiesto las dificultades objetivas
con que se encuentran los intentos de normalización en el área
balcánica tras tantos años de guerra sangrienta. "Las
diferencias étnicas y religiosas son reales -ha dicho el Papa-
y muchos de los antagonismos tienen profundas raíces históricas",
pero con determinación y paciencia será posible lograr
una sociedad pacífica, con la condición de que se superen
la introversión étnica y nacionalista y se edifiquen
instituciones democráticas que aseguran a todos, pero sobre
todo a las minorías, la participación total en la vida
política y económica del país.
En el
contexto religioso, Juan Pablo II manifestó su aprecio al representante
diplomático yugoslavo por la reintroducción de la asignatura
de religión en las escuelas serbias. "Presupuesto esencial
-especificó el Papa- para enseñar a los jóvenes
los valores universales radicados en Dios y en el hombre. Y además
el verdadero rostro de una religión que, en el corazón
de los Balcanes como en los demás lugares, no es la verdadera
raíz del problema, sino parte esencial para su solución".
CAPÍTULO
GENERAL DE LA CONGREGACIÓN DE LOS SALESIANOS
Juan
Pablo II recibió el viernes en audiencia al Capítulo
General de la Congregación de los Salesianos, a quienes exhortó
a esforzarse en impregnar su trabajo de amor evangélico, para
poder así realizar completamente su misión con alegría
y eficacia.
La Familia
Salesiana celebraba el domingo con alegría la beatificación
de tres de sus hijos: el sacerdote Luigi Variara, el coadjutor Artemide
Zatti y la religiosa María Romero Meneses. "La santidad
- indicó el Pontífice- constituye la mejor garantía
de una evangelización eficaz, porque en ella reside el testimonio
más importante que se puede ofrecer a los jóvenes a
los que destináis vuestras distintas actividades".
REGINA
COELI: SOLIDARIDAD CON TODOS LOS QUE SUFREN EN TIERRA SANTA
Antes
de finalizar la solemne Concelebración Eucarística para
la beatificación de seis siervos de Dios presidida por el Papa
el domingo en la plaza de san Pedro, Juan Pablo II en su alocución
del canto del Regina Coeli encomendó a la Virgen María
a cuantos sufren en Tierra Santa, de donde "me llegan -dijo-
peticiones provenientes de todas partes. A todos les aseguro mi solidaridad
espiritual y humana, mientras invito a rezar para que los esfuerzos
que se están llevando a cabo, para restablecer el respeto de
las personas y de los bienes y favorecer la llegada de una paz justa
y duradera, alcancen el fin deseado".
Juan
Pablo II prosiguió saludando en varias lenguas a los participantes
en la celebración eucarística de beatificación.
Este fue su saludo para los participantes de lengua española:
"Al saludar ahora a los Obispos, Autoridades civiles, sacerdotes,
religiosos y fieles de lengua española, especialmente a los
venidos desde Costa Rica, Nicaragua, Colombia y Argentina, me complace
recordar cómo los nuevos Beatos procedentes de Latinoamérica
son también un elocuente ejemplo de devoción a la Santísima
Virgen. Que este ejemplo ayude a todos, y muy especialmente a los
que habéis podido participar hoy en esta solemne ceremonia
de beatificación, a confiar siempre en la Virgen María,
para ser, cada uno en su vocación específica, verdaderos
discípulos de su Hijo".
Juan
Pablo II finalizó sus palabras de saludo en lengua italiana
recordando a los nuevos beatos italianos y recordando que el domingo
se celebraba en Italia la jornada para la Universidad Católica
del "Sagrado Corazón", y la jornada para la donación
y el transplante de órganos deseando que la solidaridad de
muchos de la esperanza a los numerosos enfermos que esperan un trasplante.
LOS
NUEVOS BEATOS: TESTIGOS ENTUSIASTAS Y VALIENTES PARA EL MUNDO
Previamente
el Santo Padre, en una solemne Concelebración Eucarística
en la plaza de san Pedro había beatificado a los Siervos de
Dios: Cayetano Errico, italiano, fundador de los misioneros de los
Sagrados Corazones, a los también italianos Ludovico Pavoni,
fundador de la Congregación de los Hijos de María Inmaculada,
y Luis Variara fundador de las Hijas de los Sagrados Corazones de
Jesús y de María, a la argentina María Tránsito
de Jesús Sacramentado fundadora de las Terciarias Misioneras
Franciscanas, al religioso italiano Artemide Zatti de la Sociedad
de San Francisco de Sales y a la nicaragüense María Romero
Meneses, religiosa profesa de las Hijas de María Auxiliadora.
El Santo
Padre comenzó su homilía afirmando que la experiencia
pascual de Emaús, de la que nos habla en esta ocasión
el evangelio, continúa hoy en la Iglesia y se hace realidad
en la vida de los nuevos beatos que habían sido elevados a
la gloria de los altares, que han sabido reconocer la presencia viva
del Señor en la Iglesia y, venciendo dificultades y miedos,
se han convertido en testigos entusiastas y valientes para el mundo.
Refiriéndose
al Beato Gaetano Errico, que vivió en una época marcada
por profundos cambios políticos y sociales, supo anunciar la
grandeza de la misericordia de Dios contra el rigorismo espiritual
de los jansenistas, que siempre llama a conversión a los que
viven bajo el dominio del mal y del pecado. Fue un verdadero mártir
del confesionario al que dedicaba días enteros. Con su ejemplo
nos ayuda a descubrir el valor y la importancia del sacramento de
la penitencia.
Ludovico
Pavoni, afirmó Juan Pablo II, se entregó plenamente
a la asistencia de los jóvenes y abandonados, sobre todo de
los sordomudos. Asimismo el nuevo Beato se dedicó al sector
de la educación y del mundo editorial. Su ejemplo nos anima
a confiar en Jesús y a sumergirnos en el misterio de su amor.
Juan
Pablo II, refiriéndose al encuentro de los discípulos
de Emaús con el Maestro y de cómo se les abrió
la inteligencia para comprender las escrituras e ir a llevar la alegre
noticia a sus hermanos, se refirió a los nuevos Beatos salesianos:
"Esta espiritualidad acomuna a tres de los nuevos beatos que
buscaron la santidad a la sombra de Don Bosco y de la tradición
salesiana. La elevación a los altares de Don Luigi Variara,
del Señor Artemide Zatti y de Sor María Romero son un
gran gozo para esa Familia religiosa."
Del Beato
Luis Variara, Juan Pablo II subrayó: "Desde el primer
momento dedicó su energía juvenil y la riqueza de sus
dones, al servicio de los leprosos. Primer salesiano ordenado sacerdote
en Colombia, logró reunir en torno de sí un grupo de
muchachas consagradas, algunas de ellas incluso leprosas o hijas de
leprosos y por ello no aceptadas en los Institutos religiosos".
Del Beato
Artemide Zatti el Papa puso de relieve sus cincuenta años de
servicio a los necesitados en Viedma, Argentina. "Que su ejemplo,
dijo, nos ayude a ser conscientes de la presencia del Señor
y nos lleve a acogerlo en los hermanos necesitados. De la Beata María
Romero Meneses, destacó cómo supo reflejar el rostro
de Cristo que se hace reconocer al partir el pan. "Con un amor
apasionado a Dios y una confianza ilimitada en el auxilio de la Virgen
María, Sor María Romero fue religiosa ejemplar, apóstol
y madre de los pobres, que, sin excluir a nadie, eran sus preferidos.
¡Que su recuerdo sea bendición para todos y que las obras
fundadas por ella, entre las que destaca la "Casa de la Virgen"
en San José, sigan siendo fieles a los ideales que les dieron
origen!"
El Pontífice
terminó su homilía refiriéndose a la Beata María
del Transito de Jesús Sacramentado Villegas, la primera mujer
argentina, de origen valenciano, España, que alcanza el honor
de los altares. "La llama que ardía en su corazón
llevó a María del Tránsito a buscar la intimidad
con Cristo en la vida contemplativa. No se apagó cuando por
enfermedad tuvo que abandonar los Monasterios en que estuvo, sino
que continuó en forma de confianza y abandono en la voluntad
de Dios, que siguió buscando incesantemente."
MENSAJE
A LA II ASAMBLEA MUNDIAL DE LA ONU SOBRE EL ENVEJECIMIENTO
Juan
Pablo II envió una carta a los participantes en la II Asamblea
Mundial de la ONU sobre el envejecimiento, que se celebró en
Madrid y cuyo desafío, según indicaba el mismo tema
de la cumbre es: "Construir una sociedad para todas las edades".
Participaron en la reunión, que se clausuró el viernes,
en nombre de la Santa Sede, el presidente del Consejo Pontificio para
la Pastoral de la Salud, monseñor Javier Lozano Barragán
y monseñor Renato Martino, Observador Permanente ante a las
Naciones Unidas.
Al Excmo.
Señor Presidente de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento
Excelentísimo Señor:
Me es
grato dirigir a Usted y, por medio suyo, a todos los participantes
en la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, un cordial saludo,
con los mejores deseos de éxito en sus trabajos.
Veinte
años después de la I Asamblea Mundial, celebrada en
Viena en 1982, la presente reunión es una meta significativa
y sobre todo un impulso hacia el futuro, desde el momento que el envejecimiento
de la población mundial será ciertamente uno de los
fenómenos más relevantes del siglo XXI. Durante las
dos últimas décadas, la Organización de las Naciones
Unidas se ha hecho promotora de numerosas iniciativas orientadas a
comprender y solucionar los problemas planteados por el aumento creciente
del número de personas que han entrado en la etapa de la ancianidad.
De estas
iniciativas, una de las más laudables ha sido el Año
internacional de las Personas Ancianas, celebrado en 1999, una ocasión
eficaz para volver a llamar la atención de toda la humanidad
sobre la necesidad de afrontar responsablemente el desafío
de construir "una sociedad para todas las edades".
He expresado
mi participación en dicho acontecimiento con una Carta dirigida
a los ancianos, de los que me siento cercano no sólo por solicitud
pastoral, sino también por compartir personalmente su condición.
Por otro lado, el Consejo Pontificio para los Laicos ha publicado
un documento titulado "La dignidad del anciano y su misión
en la Iglesia y en el mundo". En esta ocasión, la Iglesia
católica ha renovado la atención que siempre ha demostrado
en favor de esa categoría de personas, promoviendo iniciativas
propias y colaborando con las autoridades públicas y la sociedad
civil.
Ahora
os habéis reunido para una valoración de conjunto de
la aplicación del Plan de acción internacional de 1982
y para delinear estrategias para el futuro. Al venir de todas las
partes del mundo, dais testimonio de que la cuestión del envejecimiento
atañe a la humanidad entera y debe ser afrontada de una manera
global y, más en particular, integrada en la compleja problemática
del desarrollo.
En efecto,
se está produciendo por doquier un cambio profundo de la estructura
de la población, que lleva a replantearse los proyectos de
sociedad y a discutir de nuevo no sólo su estructura económica,
sino también la visión del ciclo vital y las relaciones
entre generaciones. Se puede decir que una sociedad se muestra justa
en la medida en que responde a las necesidades asistenciales de todos
sus miembros y que su grado de civilización se mide por la
protección prestada a los miembros más débiles
del entramado social.
¿Cómo
garantizar la duración de una sociedad que está envejeciendo,
consolidando la seguridad social de las personas ancianas y su calidad
de vida?
Para responder a esta cuestión es necesario no dejarse guiar
principalmente por criterios económicos, sino inspirarse más
bien en sólidos principios morales.
Hace
falta, en primer lugar, que se considere al anciano en su dignidad
de persona, dignidad que no merma con el pasar de los años
y el deterioro de la salud física y psíquica. Es evidente
que esta consideración positiva sólo puede encontrar
terreno fecundo en una cultura capaz de superar los estereotipos sociales,
que hacen consistir el valor de la persona en la juventud, la eficiencia,
la vitalidad física y la plena salud. La experiencia dice que,
cuando falta esta visión positiva, es fácil que se margine
al anciano y se le relegue a una soledad comparable a una verdadera
muerte social. Y la estima que el anciano tiene de sí mismo,
¿no depende acaso en buena parte de la atención que
recibe en la familia y en la sociedad?
Para
ser creíble y efectiva, la afirmación de la dignidad
de la persona anciana está llamada a manifestarse en políticas
orientadas a una distribución equitativa de los recursos, de
modo que todos los ciudadanos, y también los ancianos, puedan
beneficiarse de ellos.
Se trata
de una tarea ardua y que sólo es realizable aplicando el principio
de solidaridad, del intercambio entre las generaciones, de ayuda recíproca.
Dicha solidaridad ha de llevarse a cabo no sólo en el ámbito
de cada nación, sino también entre los pueblos, mediante
un compromiso que lleve a tener en cuenta las profundas desigualdades
económicas y sociales entre el norte y el sur del planeta.
En efecto, la presión de la pobreza puede poner en entredicho
muchos principios solidarios, causando víctimas en los sectores
más frágiles de la población, entre ellos el
de los ancianos.
Una ayuda
para la solución de los problemas relacionados con el envejecimiento
de la población proviene ciertamente de la inserción
efectiva del anciano en el entramado social, utilizando la aportación
de experiencia, conocimientos y sabiduría que él puede
ofrecer. Los ancianos, en efecto, no deben ser considerados como un
peso para la sociedad, sino como un recurso que puede contribuir a
su bienestar. No sólo pueden dar testimonio de que hay aspectos
de la vida, como los valores humanos y culturales, morales y sociales,
que no se miden en términos económicos o funcionales,
sino ofrecer también una aportación eficaz en el ámbito
laboral y en el de la responsabilidad. Se trata, en fin, no sólo
de hacer algo por los ancianos, sino de aceptar también a estas
personas como colaboradores responsables, con modalidades que lo hagan
realmente posible, como agentes de proyectos compartidos, bien en
fase de programación, de diálogo o de actuación.
Hace
falta también que tales políticas se complementen con
programas formativos destinados a educar a las personas para la ancianidad
durante toda su existencia, haciéndolas capaces de adaptarse
a los cambios, cada vez más rápidos, en el modo de vida
y de trabajo. Una formación centrada no sólo en el hacer,
sino, y sobre todo en el ser, atenta a los valores que hacen apreciar
la vida en todas sus fases y en la aceptación tanto de las
posibilidades como de los limites que tiene la vida.
Aunque
se deba considerar la ancianidad de manera positiva y con el propósito
de desarrollar todas sus posibilidades, no se han de eludir ni ocultar
las dificultades y el final inevitable de la vida humana. Si bien
es cierto que, como dice la Biblia, las personas "todavía
en la vejez producen fruto" (Sal 92, 15), sigue siendo verdad
que la tercera edad es una época de la vida en la que la persona
es particularmente vulnerable, víctima de la fragilidad humana.
Es muy frecuente que la aparición de enfermedades crónicas
reduzca al anciano a la invalidez y recuerde, inevitablemente, el
momento del final de la vida. En estos momentos particulares de sufrimiento
y dependencia, las personas ancianas no sólo necesitan ser
atendidas con los medios que ofrecen la ciencia y la técnica,
sino también acompañadas con competencia y amor, para
que no se sientan un peso inútil y, lo que es peor, lleguen
a desear y solicitar la muerte.
Nuestra
civilización tiene que asegurar a los ancianos una asistencia
rica en humanidad e impregnada de valores auténticos. A este
respecto, pueden tener un papel determinante el desarrollo de la medicina
paliativa, la colaboración de los voluntarios, la implicación
de las familias - que por ello han de ser ayudadas a afrontar su responsabilidad
- y la humanización de las instituciones sociales y sanitarias
que acogen a los ancianos. Un amplio campo en el que la Iglesia Católica,
en particular, ha ofrecido - y sigue ofreciendo - una contribución
relevante y permanente.
Reflexionar
sobre la ancianidad significa por tanto tomar en consideración
a la persona humana que, desde el nacimiento hasta su ocaso, es don
de Dios, imagen y semejanza suya, y esforzarse para que cada momento
de su existencia sea vivido con dignidad y plenitud.
Sobre
Usted, Señor Presidente, y sobre todos los participantes en
II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, invoco la protección
del Dios de la vida.
ADVERTENCIA
CONTRA EL PELIGRO DE UNA CIENCIA BASADA EN LOS NEGOCIOS
Juan
Pablo II ha escrito una Carta, dirigida al Nuncio Apostólico
en Polonia, con motivo de la Conferencia Internacional sobre "Conflicto
de intereses y su importancia en la Ciencia y la Medicina", que
tuvo lugar la semana pasada en Varsovia.
"El
interesante tema de la Conferencia es un asunto, escribe el Santo
Padre, que no sólo afecta a la investigación médica
y a la ciencia, sino al bienestar de los pueblos y a la misma dignidad
y prestigio del saber científico. Ejemplos recientes han demostrado
que es uno de los problemas éticos más serios con los
que se ha enfrentado la comunidad internacional".
En las
sociedades avanzadas la investigación biomédica es uno
de los campos más extensos y dinámicos de la innovación
y el progreso, en el que invierten tanto los estamentos públicos
como las compañías privadas, frecuentemente multinacionales.
Y aunque es legítimo -reconoce el Papa- que la inversión
en la investigación biomédica o farmacéutica
produzca beneficios, en algunas ocasiones sólo se tienen en
cuenta exclusivamente los intereses financieros inmediatos con decisiones
y productos contrarios a los valores humanos genuinos y a la justicia,
que no pueden ser separadas del verdadero propósito de la investigación.
El resultado es un conflicto entre interés económico
y la medicina y la salud.
En otras
palabras, el Pontífice explica en su mensaje que existe un
serio peligro en una ciencia basada en los negocios y unas estructuras
sanitarias que en vez de atender a las personas en función
de su dignidad humana, lo hagan en función del aumento de los
beneficios y el incremento de las ganancias, lo que inevitablemente
se traducirá en una escasa atención a quien no pueda
pagar.
Juan
Pablo II enumera en su carta distintos tipos de conflicto de intereses
como el que se produce en la selección de programas de investigación.
Programas que ofrecen beneficios inmediatos son potenciados antes
que los que requieren grandes inversiones de dinero y de tiempo. La
industria farmacéutica ha favorecido, por ejemplo, investigaciones
sobre productos que no respetan la procreación y al mismo tiempo
suprimen la vida humana ya concebida.
Otro
ejemplo que ilustra el Santo Padre es la reciente decisión,
en algunos países de utilizar embriones humanos, producirlos
o clonarlos para cosechar células estaminales con fines terapéuticos
y que cuentan con el apoyo de grandes inversores. Sin embargo ya existen
programas aceptables y científicamente válidos que están
utilizando células adultas para las mismas terapias, con el
mismo éxito, pero cuyos beneficios no son tan altos.
También
el Papa denuncia como en los países desarrollados se gastan
enormes cifras en medicinas con finalidades hedonistas, mientras que
en las áreas pobres del mundo no hay medicamentos para el tratamiento
de enfermedades mortales y devastadoras. "En estos países
el acceso a la medicina básica es imposible porque no hay beneficios.
En el caso de las enfermedades poco comunes, la industria no ofrece
su apoyo con la investigación y la producción de medicinas,
por el mismo motivo, la poca ganancia.
El Papa
resalta en su carta la responsabilidad que los medios de comunicación
y las autoridades públicas tienen en este campo. Los primeros,
guiados por el mismo interés económico, creando expectativas
exageradas y sembrando una especie de consumismo farmacológico
y al mismo tiempo silenciando el significado de la protección
de la salud, que requiere responsabilidad y disciplina individual
de las personas. Los segundos, como guardianes del bienestar común,
tienen el papel de asegurar que la investigación se dirija
a toda la sociedad, utilizando los fondos públicos aplicando
el principio de subsidiariedad.
CARTA
DEL PAPA: 50 ANIVERSARIO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE BRASIL
El cardenal
Giovanni Battitista Re, prefecto de la Congregación para los
obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América
Latina, acompañado por monseñor Cipriano Calderón
Polo, vicepresidente de este último organismo, viajaron a Brasil
para entregar al presidente de la Conferencia Episcopal de este país
una carta del Papa en ocasión del 50 aniversario de la fundación
de la Conferencia Episcopal de Brasil. "La feliz coincidencia
de este aniversario justo al principio del nuevo milenio -escribe
el Papa- promueve un encuentro de reflexión y oración
común, pero sobre todo, de acción de gracias, elevada
al Dador de todos los bienes, por la obra realizada para la Iglesia
y el pueblo de Brasil. Al mismo tiempo expresa la confianza de que
Dios conservará en esta institución un perenne espíritu
de servicio y una fuerza evangélica para la promoción
de la unidad".
La Conferencia
Episcopal de Brasil está destinada a permanecer a lo largo
de la historia, señala el Santo Padre, como instrumento de
comunión efectiva entre los obispos y de eficaz colaboración
con los ordinarios diocesanos de cada Iglesia particular en su tríplice
función de enseñar, santificar y gobernar a las ovejas
del propio rebaño. Y la presencia celosa y vigilante de los
obispos en la vida nacional sirve asimismo, acaba indicando el Santo
Padre, de valiente estímulo para ayudar a recorrer el camino
trazado por el Concilio Vaticano II, sobre todo en el campo de la
vida eclesial, de la justicia social y de la unidad entre todos los
cristianos.
750
ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DE SAN PEDRO DE VERONA
Juan
Pablo II ha escrito una carta al cardenal Carlo Maria Martini, con
motivo del 750 aniversario del martirio de San Pedro de Verona, religioso
dominico, asesinado por la fe, "que se dedicó con atención
a la formación cristiana de los laicos y a la difusión
del culto de la Beata Virgen María. El santo mártir
fue nombrado en 1251, inquisidor para la ciudad y los territorios
de Milán y de Como, misión que sería la última
y que le conduciría a morir por la fe católica. En el
desarrollo de tan importante cargo, San Pedro de Verona intensificó
la predicación, anunciando el Evangelio de Cristo y explicando
la sana doctrina de la Iglesia, sin hacer caso de las repetidas amenazas
de muerte a las que estuvo sometido.
"A
750 años de la muerte -escribe el Pontífice- san Pedro
de Verona exhorta a los cristianos de nuestro tiempo a superar la
tentación de una adhesión tibia y parcial a la fe de
la Iglesia. San Pedro indica y propone de nuevo a los creyentes el
camino de la santidad "elevada medida de la vida cristiana ordinaria",
para que las comunidades eclesiales, los individuos y las familias
se orienten siempre en esta dirección. Cada cristiano, siguiendo
su ejemplo, estará preparado para resistir a las tentaciones
del poder y de la riqueza, para buscar ante todo 'el reino de Dios
y su justicia' y para contribuir en la instauración de un orden
social que responda cada vez más a las exigencias de la dignidad
de la persona".
Por último,
el Papa recuerda que "en una sociedad como la actual, donde a
menudo se siente una inquietante separación entre Evangelio
y cultura, drama recurrente en la historia del mundo cristiano, san
Pedro de Verona da testimonio de que tal ruptura sólo puede
ser superada cuando las distintas componentes del Pueblo de Dios se
comprometan a ser luces que brillen en los candiles, orientando a
los hermanos hacia Cristo, que da el sentido último a la búsqueda
y a las esperanzas del hombre".
TELEGRAMA
POR EL ASESINATO DE UN SACERDOTE Y UN FELIGRÉS EN COLOMBIA
El cardenal
Secretario de Estado Angelo Sodano envió en nombre del Papa,
un telegrama de pésame a monseñor Libardo Ramírez
Gómez, obispo de Garzón por el asesinato del padre Juan
Ramón Núñez y el feligrés Joaquín
Quebrada en Colombia.
"Profundamente
apenado ante la dolorosa noticia del asesinato del Padre Juan Ramón
Núñez mientras distribuía la comunión
durante la celebración de la Santa Misa, así como del
feligrés Joaquín Quebrada, Su Santidad desea hacer llegar
a vuestra Excelencia, -se lee en el telegrama-, al presbiterio y demás
fieles diocesanos y, en especial, a la comunidad parroquial de la
Argentina en el departamento de Huilla, su sentido pésame,
ofreciendo al mismo tiempo sufragios por el eterno descanso esas víctimas
de una violencia, tan pertinaz y feroz como injustificada y deleznable,
que no ha ahorrado la vida de un sacerdote de Cristo mientras ejercía
su ministerio sagrado".
El Santo
Padre, que reprueba una vez más con vigor cualquier atentado
a la vida y dignidad de las personas, invita a los sacerdotes y demás
evangelizadores de la Diócesis a poner toda su esperanza en
la fuerza de vida y de paz que nace de Jesús Resucitado, para
continuar sin desaliento en su misión pastoral.
Mientras
desea expresar también a los familiares del padre Núñez
y del señor Quebrada su paternal cercanía en esta dolorosa
circunstancia, el Sumo Pontífice les imparte de corazón,
así como a esa comunidad eclesial la confortadora Bendición
Apostólica.
INTENCIÓN
GENERAL PARA EL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN PARA EL MES DE ABRIL
En la
Intención General de Oración de este mes de abril, Juan
Pablo II invita a rezar "Para que en los rápidos y múltiples
cambios del mundo contemporáneo se valorice el papel de la
familia, en su vocación fundamental de cuna de la vida y de
escuela de la fe y de los valores".
El Consejo
Pontificio para la Familia recuerda al respecto que el Santo Padre,
en su Exhortación post-sinodal 'Familiaris Consortio', del
22 de noviembre de 1981, enumeraba los cambios de nuestro mundo moderno
que inciden en la vida familiar.
A raíz
del Sínodo de los obispos de 1980 sobre "la misión
de la familia cristiana en el mundo actual" en su exhortación
apostólica (N. 6), Juan Pablo II se refería a varios
aspectos positivos. Como por ejemplo una conciencia más viva
de la libertad personal, una mejor calidad de la relación interpersonal
en el matrimonio, la promoción de la dignidad de la mujer,
la procreación responsable y la educación de los hijos.
Pero ya entonces, como ahora en los comienzos de este Tercer Milenio,
se van dibujando ciertas sombras
Con el
Santo Padre, el Consejo Pontificio para la Familia, recuerda que estos
desafíos de nuestro tiempo son consecuencia del relativismo
ético que tergiversa el significado y la presencia de los valores
cristianos y de las instituciones naturales.
En su
Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, (n. 47), Juan Pablo
II recomienda que "una atención especial se ha de prestar
también a la pastoral de la familia, especialmente necesaria
en un momento histórico como el presente, en el que se está
constatando una crisis generalizada y radical de esta institución
fundamental". En la visión cristiana del matrimonio, recuerda
el Papa "la relación entre un hombre y una mujer -relación
recíproca y total, única e indisoluble- responde al
proyecto primitivo de Dios, ofuscado en la historia por la "
dureza de corazón", pero que Cristo ha venido a restaurar
en su esplendor originario, revelando lo que Dios ha querido "
desde el principio" (cf. Mt 19,8)".
En el
matrimonio, elevado a la dignidad de Sacramento, se expresa además
el "gran misterio" del amor esponsal de Cristo a su Iglesia
(cf. Ef 5,32). En este punto - destaca Juan Pablo II - "la Iglesia
no puede ceder a las presiones de una cierta cultura, aunque sea muy
extendida y a veces "militante". Conviene más bien
procurar que, mediante una educación evangélica cada
vez más completa, las familias cristianas ofrezcan un ejemplo
convincente de la posibilidad de un matrimonio vivido de manera plenamente
conforme al proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias de la persona
humana: tanto la de los cónyuges como, sobre todo, la de los
más frágiles que son los hijos. Las familias mismas
deben ser cada vez más conscientes de la atención debida
a los hijos y hacerse promotoras de una eficaz presencia eclesial
y social para tutelar sus derechos.
ORIENTE
MEDIO: DECLARACIÓN DE LA OFICINA DE PRENSA
"La
Santa Sede sigue con extrema preocupación la situación
en Belén y está intentando verificar la veracidad de
los últimos acontecimientos". Lo declaraba el lunes el
director de la Oficina de Prensa vaticana, señalando también
que "el Secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor
Jean Louis Tauran, y el Nuncio Apostólico en Israel, monseñor
Pietro Sambi, habían mantenido contactos con las autoridades
de Israel para reiterar que la Santa Sede considera prioridad absoluta
el respeto del status quo de los Lugares Santos". De forma especial
en esos momentos en los que unos doscientos hombres -algunos armados-
permanecían en el interior de la Basílica de La Natividad,
constituyendo un hecho sin precedentes en la secular historia de los
Lugares Santos cristianos.
Navarro
Valls recordó asimismo que "tanto el Acuerdo fundamental
de 1993, entre la Santa Sede y el Estado de Israel, como el Acuerdo-Base
con la Autoridad Palestina de 2000, incluyen artículos que
sancionan el respeto del status quo de los Lugares Santos". El
director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede afirmó además
que "si las informaciones que provienen de Belén, en estas
últimas horas, llegan a ser confirmadas, se trataría
de algo que agravaría aún más la ya dramática
situación".
TIERRA
SANTA: LA
SANTA SEDE FAVORABLE AL ENVÍO DE UNA FUERZA DE INTERPOSICIÓN
El arzobispo
Jean-Louis Tauran, secretario vaticano para las Relaciones con los
Estados entrevistado por Radio Vaticano sobre la situación
en Tierra Santa reiteró la posición de la Santa Sede
favorable a enviar una fuerza de interposición a la zona.
"Tengo
que decir que la Santa Sede ha sido una de las primeras instancias
internacionales en perorar el envío de una fuerza de interposición,
ya en noviembre de 2000. Sé que es muy difícil pensar
en una fuerza de interposición clásica, porque las dos
partes no están desplegadas a lo largo de una línea.
Recientemente he hablado, más bien, del envío de una
'tercera fuerza'. Alguien, 'un amigo' - por decir las cosas de forma
simple - debe ir a la región y separar a los dos contendientes,
que no sólo disparan uno contra el otro, sino que son incapaces
incluso de mirarse los unos a los otros. Por lo tanto, se necesita
una tercera fuerza y no es la Santa Sede la que debe dar una solución
técnica al respecto. Sino que son los juristas los que deben
crear, tener inventiva, de forma que esta tercera fuerza sea capaz
de hacer callar las armas, crear un clima de confianza mutua y hacer
que los dos contendientes vuelvan a una mesa de negociación.
Así pues, se necesita una 'tercera presencia en el terreno'".
La Santa
Sede considera prioritario el respeto del status quo de los Santos
Lugares. ¿Qué diría a la luz de la situación
que se ha creado en el complejo de la Natividad de Belén? ¿Se
han violado los acuerdos?
Por el
momento el status quo de los Santos Lugares, es decir de la Basílica
de la Natividad de Belén, ha sido violado por los palestinos,
que se han refugiado con las armas dentro del convento, yo ya he dicho
que es la primera vez en la larga historia del status quo de los Lugares
santos que permanecen hombres armados durante tanto tiempo. Nosotros
peroramos la creación de una comisión mixta - si vendrá
aceptada - o de otra formula, de modo que las dos partes puedan resolver
esta situación.
De los
contactos que la Santa Sede tiene con las partes, ¿emergen
esperanzas de una solución negociada del conflicto entre israelíes
y palestinos?
De momento
no sería optimista. Pienso que las partes deben ser ayudadas
para que vean de nuevo sus posiciones. Espero mucho que la visita
del Secretario de Estado americano Powell pueda ayudarles a reflexionar
de que el camino que han tomado no lleva a ninguna parte.
El viernes
por la tarde, el Custodio de Tierra Santa, Padre Giovanni Battistelli
mantuvo una reunión con las Autoridades de esta Custodia para
estudiar las actuales gravísimas condiciones de la fraternidad
franciscana en el Santuario de la Natividad, Lugar Santo venerado
por toda la Cristiandad. Al final de dicha reunión, se hizo
público un Comunicado constatando con "extrema amargura
que las partes no han llegado aún a una solución pacífica".
Y ante
la trágica noticia del nuevo atentado suicida, perpetrado precisamente
en la tarde del viernes, en Jerusalén - mientras se celebraba
esta reunión del Custodio de Tierra Santa con las Autoridades
de la misma Custodia - el Comunicado asegura las oraciones de todos
ellos por "las víctimas y sus seres queridos, pidiendo
a Dios que cesen semejantes horrores, en esta Tierra que Él
mismo quiso elegir como lugar de su venida entre los hombres".
TIERRA SANTA: NECESARIA UNA INICIATIVA INTERNACIONAL PARA IMPONER
LA PAZ
Ante
la complejidad del conflicto entre israelíes y palestinos,
monseñor Jean Louis Tauran, secretario para las Relaciones
con los Estados, en una entrevista concedida al diario francés
"La Croix", pone de relieve la necesidad, ya señalada
por la Santa Sede, de "una iniciativa internacional que, gracias
a una estructura - cuya forma y misión deberán ser determinadas
por juristas competentes - tenga la capacidad de imponer la paz".
Aún
reconociendo las dificultades que conlleva dicha iniciativa, dada
la ausencia de una línea internacional continua de separación
entre ambas partes - señala monseñor Tauran - "lo
cierto es que, si no se interpone una presencia imparcial y amiga",
las acusaciones recíprocas entre israelíes y palestinos
proseguirán, la violencia aumentará y el desastre será
total".
Monseñor
Tauran afirma que la ocupación de la Basílica de la
Natividad en Belén es una "violación" del
status quo de un Lugar Santo, nunca ocurrida hasta ahora. Y recuerda,
en este contexto, los acuerdos bilaterales firmados con la Santa Sede.
Por parte del Estado de Israel, en el año 1993, y por parte
de la Autoridad Palestina, en el 2000. Asimismo, el prelado hace un
llamamiento para que "nadie se adapte a esta situación".
En particular los países europeos. En esta entrevista al citado
periódico francés, monseñor Tauran señala
que Francia y los otros miembros de la Unión Europea, cuya
historia está ligada a Tierra Santa, deben pronunciarse claramente
sobre la inmunidad de los Lugares Santos, no sólo cristianos
sino de las tres religiones monoteístas.
En el
marco de las posibilidades de acciones concretas por parte de la Santa
Sede, el secretario para las Relaciones con los Estados hace hincapié
en la incesante actividad diplomática y en las iniciativas
de oración cumplidas por Juan Pablo II, como la del pasado
domingo. "Con el objetivo de salvar vidas humanas, proteger los
Lugares Santos y mitigar el sufrimiento de los pueblos, la Santa Sede
sigue ofreciendo su ayuda desinteresada" a israelíes y
palestinos porque está convencida de que el futuro común
de ambos pueblos no podrá ser construido si siguen siendo enemigos.
Vale la pena obrar sin desmayo, de forma visible y discreta, para
que la violencia nunca llegue a tener la última palabra, sino
con el fin de que el sentimiento de fraternidad y humanidad se imponga
para la felicidad de todos".
Por su
parte, los Patriarcas y líderes de las Iglesias cristianas
en Jerusalén, que no pudieron llegar el lunes a Belén
como se habían propuesto, debido a una barrera militar israelí,
hicieron un llamamiento a los fieles a perseverar en la esperanza
y en la fe en la justicia de Dios. Invitando asimismo a tocar las
campanas de Navidad cada día a las dos de la tarde en Belén,
Beit-Jala y Beth Sahour, la ciudad de los pastores y de los ángeles
anunciadores de la paz, así como en todas las parroquias de
Tierra Santa.
MEJORAR
LAS CONDICIONES ECONÓMICAS Y SANITARIAS DE LOS ANCIANOS
"Mejores
condiciones económicas y sanitarias para los ancianos de todo
el mundo". Lo pedía el enviado del Papa a la II Asamblea
Mundial sobre el Envejecimiento que se ha celebrado en Madrid, patrocinada
por la ONU y que reunió en la capital española a delegaciones
de 160 países.
La II
Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, cuyo lema es: "Una
sociedad para todas las edades", está llamada precisamente
a proyectar un nuevo plan internacional que contenga específicos
proyectos que garanticen mejores condiciones económicas y sanitarias
para los ancianos de todo el mundo.
En representación
de la Santa Sede participó el arzobispo Javier Lozano Barragán,
presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, que
dijo que "los ancianos deben ser considerados como un tesoro
de la sociedad porque son custodios de la memoria colectiva, puesto
que longevidad entra en el designio divino como regalo de la culminación
de la vida que recibe sentido por la sabiduría del corazón".
Ante
la marginación del anciano en la sociedad actual Mons. Lozano
Barragán señaló que "se impone la necesidad
de crear una sociedad inclusiva para todas las edades que tenga como
base la equidad intergeneracional, en la que se dé lugar al
anciano, especialmente a la mujer anciana y a los más pobres
y desprotegidos". Unos problemas que se agravan en la ancianidad,
especialmente en situaciones de emergencia o en conflictos armados.
"La
impagable deuda externa en la mayoría de los países
en desarrollo, constituye - afirmó Mons. Lozano Barragán
-, uno de los principales obstáculos para atender las necesidades
prioritarias de los ancianos y la erradicación de la pobreza".
Lo mismo ocurre con los ancianos que emigran y que tienen grandes
dificultades para integrarse en el país al que llegan debido
a menudo a barreras culturales y lingüísticas infranqueables.
BUDISTAS
Y CRISTIANOS DEBEN PROMOVER LA CULTURA DE LA VIDA
Como
cada año, el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo
Interreligioso ha dirigido un mensaje para felicitar a los "queridos
amigos budistas" de todo el mundo en ocasión de la fiesta
de 'Vesakh'. "Los budistas y los cristianos debemos promover
una cultura de la vida", señala el cardenal Arinze lamentando
luego que a raíz de "los dramáticos acontecimientos
del pasado 11 de septiembre, se ha propagado en todo el mundo la incertidumbre
en lo que respecta al futuro" y, que "a pesar del gran progreso
tecnológico de la actualidad", como "paradoja"
se intenta promover una "cultura de la muerte". Como "el
aborto, la eutanasia y los experimentos genéticos sobre la
vida humana, que en algunos casos han obtenido o están por
obtener el reconocimiento legal".
El purpurado
señala que todos estos hechos están relacionados con
esa misma "cultura de la muerte", que se funda en el desprecio
de la vida humana. Y, recordando que la enseñanza y tradición
budista defienden el respeto de todos los seres vivientes, incluso
de los que parecen más insignificantes, el cardenal Arinze
hace hincapié, precisamente, en la necesidad de que budistas
y cristianos promuevan la "cultura de la vida" en su conducta
cotidiana y en las leyes de la sociedad, para mirar juntos con esperanza
hacia un futuro que lleve la paz y la prosperidad a todo el mundo.
VIII
SESIÓN PLENARIA DE LA ACADEMIA PONTIFICIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
El lunes
comenzó en el Vaticano la octava Sesión Plenaria de
la Academia Pontificia de las Ciencias sociales, que se prolongó
hasta el día 13 de abril. El programa de este año es
atípico, según explicaba el presidente de la Academia
Pontificia, profesor Edmond Malinvaud. Está constituido por
tres seminarios o mesas redondas, donde se tratarán diversos
temas: en primer lugar la globalización, la democracia, y,
por último, la solidaridad entre las generaciones.
El seminario
dedicado a la globalización estuvo dirigido por el profesor
Louis Sabourin de Canadá, y tuvo dos finalidades. Por un lado
preparar el terreno para las decisiones que se deberán tomar
en el programa de estudios del 2003, totalmente dedicado a este tema.
Y, por otro, fue la ocasión para cerrar dos argumentos, que
han sido objeto de dos recientes publicaciones: Las dimensiones sociales
de la globalización y Las influencias éticas e institucionales
de la globalización. También trataron de nuevo sobre
la pobreza y las desigualdades en el mundo.
En el
apartado sobre el tema de la democracia, examinaron los trabajos ya
realizados sobre el argumento para ofrecer diversas propuestas para
la Doctrina social de la Iglesia. Para ello habían pedido consejo
a diversos expertos que examinaron los escritos de la Academia Pontificia
y ofrecieron sus conclusiones a la Asamblea. Para concluir se dio
inicio este año al programa de estudio sobre la solidaridad
entre las generaciones.
La Academia
Pontificia de Ciencias Sociales fue fundada por el Papa Juan Pablo
II, en el mes de enero de 1994, con el fin de promover el estudio
y el desarrollo de las ciencias sociales, económicas, políticas
y jurídicas, y ofrecer así los elementos de los que
la Iglesia se pueda servir para profundizar y desarrollar su Doctrina
social. Desde su fundación la Academia ha elegido cuatro grandes
temas sobre los que poder reflexionar y profundizar: el trabajo y
el empleo, la democracia, la globalización y la solidaridad
entre las generaciones.
DIRECTORIO
DE LA PIEDAD POPULAR Y LITURGIA. PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES
La piedad
popular, la devoción de las generaciones que nos han precedido,
parece perder terreno en el corazón de algunos fieles que a
veces la reemplazan "con nuevas formas imperfectas o erradas
de piedad". La Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos preocupada por este fenómeno
ha publicado un "Directorio" que fue presentado el martes
en la Oficina de prensa de la Santa Sede por el prefecto del dicasterio
cardenal Jorge Medina Estévez.
El documento
está articulado en dos partes: por un lado, se intenta armonizar
el culto litúrgico con la piedad popular tras la renovación
determinada por el Concilio; y por otro, se dan una serie de orientaciones
sobre algunas propuestas operativas. El documento revela efectivamente
posturas que contrastan con formas de piedad heredadas del pasado
y que se alejan de la genuina revelación bíblica. Se
aclaran las críticas injustificadas a la piedad popular en
nombre de una presunta "pureza" de la fe. La necesidad de
purificación de los equívocos y de los peligros del
sincretismo. La renovada vitalidad y riqueza de la religiosidad popular
en contraposición a la cultura tecnológica programática
y del utilitarismo económico.
NOMBRAMIENTOS
PONTIFICIOS
DIÓCESIS
DE HUANCAVÉLICA (PERÚ)
Juan Pablo II ha nombrado obispo coadjutor a monseñor Isidro
BARRIO BARRIO, rector del Seminario mayor y vicario general de la
misma diócesis.
Monseñor
BARRIO nació en Villafranca Montes de Oca, archidiócesis
de Burgos (ESPAÑA), el 5 de mayo de 1943. Realizó sus
estudios filosóficos y teológicos en la Facultad de
Teología del Norte de España. Fue ordenado sacerdote
el 6 de julio de 1968. En 1969 se incorporó, como socio agregado,
en la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. En la archidiócesis
de Burgos ha sido docente en el Seminario Menor y vicario parroquial.
El 24 de octubre se trasladó a la diócesis de Huancavélica,
donde se la confió la dirección del colegio-seminario
menor. En 1995 fue nombrado vicario general y rector del Seminario
mayor..
DIÓCESIS
DE PIAZZA ARMERINA (ITALIA)
Juan Pablo II ha nombrado obispo a monseñor Michele PENNISI,
del clero de la diócesis de Caltagirone, rector del Almo Colegio
Capranica de Roma.
CONSEJO
PONTIFICIO PARA LA FAMILIA
El
Santo Padre ha nombrado secretario del Consejo a monseñor Karl
Josef ROMER, obispo titular de Colonnata, hasta ahora auxiliar de
San Sebastián de Río de Janeiro.
ACADEMIA
PONTIFICIA PARA LAS CIENCIAS
Juan Pablo II ha nombrado miembros ordinarios de la Academia a los
profesores:
- Thierry
BOON, profesor de Inmunología en la Universidad Católica
de Lovaina y director del Instituto Ludwig para la Investigación
del Cáncer de Bruselas (BÉLGICA);
- Pierre
LÉNA, profesor de Astrofísica en la Universidad de
Paris VII ? Denis Diderot en Meudon (FRANCIA);
- Günter
BLOBEL, profesor de Biología Celular en la Universidad Rockefeller
de Nueva York (ESTADOS UNIDOS);
- Enrico
BERTI, profesor de Filosofía en la Universidad de los Estudios
de Pádua (ITALIA)
COMENTARIO
A LA LITURGIA DEL DOMINGO
DOMINGO
III DE PASCUA (A): 14.04.02
"Le reconocieron al partir el pan"
A la
luz de la Resurrección, los discípulos pudieron entender
la salvación de Dios que encerraba la cruz. Con la fuerza del
Espíritu, fue Pedro el primero que lo proclamó a los
cuatro vientos. Nos lo cuenta la lectura inicial de este domingo.
Era la fiesta de Pentecostés, y ante los que habían
acudido de muchos sitios, Pedro levantó la voz para decir:
Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre
que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los
milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al plan
previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por
mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó
rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte
lo retuviera bajo su dominio... No fue fácil el camino que
los llevó a esta fe. El mismo Resucitado tuvo que ganárselos,
rompiendo su estrechez. El Evangelio de hoy nos narra la forma en
que el Señor Jesús logró cambiar la mentalidad
a dos de ellos, en un domingo.
Se habían
separado del grupo y se dirigían a Emaús, distante unas
leguas de Jerusalén. Iban comentado, precisamente, lo que había
pasado con su Maestro. La cruz había desmoronado todas las
ilusiones que él les había despertado. Mientras conversaban
y discutían, Jesús en persona se acercó y se
puso a caminar con ellos. No los interrumpe de momento. Se pone a
la escucha, bajando a la visión de ellos, para subirlos desde
ahí a la suya. Ellos no son capaces de reconocerlo, porque
sus ojos estaban cerrados a la fe. Por eso, decidido a abrírselos,
les interrumpe con la pregunta: ¿Qué conversación
es esa que traéis mientras vais de camino? Ellos, sorprendidos
de que no estuviera "al loro" -como dirían hoy otros
jóvenes en su situación-, se detuvieron para replicarle:
"¿Eres tú el único que no se ha enterado
de lo que ha pasado estos días?" Él no se inmuta
y pregunta ingenuamente: "¿Qué?" Quiere que
manifiesten su propia impresión. Quiere llevarlos a la fe,
desde su propia versión. Y ellos le dicen: "Lo de Jesús
el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras... cómo
lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran
a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él
fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días
que esto sucedió..." Sí, ellos habían creído
que era el Mesías, pero ya no. Y es entonces, cuando el Señor
les dice dónde radica la ceguera para no comprender; dónde
está el problema para no ver las cosas como Dios las ve: "¡Qué
necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas!"
Y comenzando por Moisés y siguiendo por los anuncios de los
profetas, les explicaba cómo la cruz era precisamente el camino
de la gloria, en el proyecto de Dios. El Señor les habría
así otro panorama, distinto y contrario a los criterios con
los piensan los hombres. Y es que sólo la Palabra de Dios nos
da luz para discernir en la historia las proezas de Dios; los signos
más contundentes de ese su inmenso amor que escapa a los que
sólo miran humanamente las cosas, sin pensar en Él.
Llegando
a la aldea, hizo ademán de seguir. Pero aquellos jóvenes
ya no querían quedarse sin aquella luz: "Quédate
con nosotros porque atardece..." Sí, aquel modo de entender
había prendido su corazón en un modo de mirar que quitaba
su ceguera; aquel modo de conocer el proyecto de Dios les había
quitado la tristeza y les había devuelto la ilusión.
Fue al partir el pan, cuando se les abrieron del todo los ojos a esa
fe desconocida... Y él, desapareció ya de la vista exterior.
Porque se quedaba para siempre en el lugar que le pertenece como Señor:
en lo más profundo del corazón. Y aquella experiencia
hizo que ya no quisieran seguir apartados del grupo. Y se volvieron
sobre sus pasos, para contar; para contagiar a otros de la gran verdad
que ya todos compartían y testimoniaban: Era verdad, ha resucitado
el Señor y se ha aparecido a Simón.
En el
camino de la vida, el Señor se acerca cada domingo a los suyos
que van de camino. Y vuelve a explicar la Escritura que se ha cumplido
en Él. Y vuelve a partir el pan para quedarse en lo más
profundo. Y vuelve a suscitar esa alegría que nos hace pregoneros
de la verdad más grande. Esa que los hombres necesitamos, para
ver las cosas de otra manera...
LLAMAMIENTO
URGENTE DE LOS FRANCISCANOS PIDIENDO UNA INTERVENCIÓN HUMANITARIA
INMEDIATA EN LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD DE BELÉN
El superior
general de la orden de los hermanos menores realizó un llamamiento
para solucionar con urgencia el drama de la basílica de la
Natividad de Belén. El padre fanciscano Giacomo Bini, en un
comunicado, expone la necesidad de una inmediata intervención
de carácter humanitario y asegura que los frailes en Belén
no son rehenes.
La situación
en la Basílica de la Natividad, que dura dos semanas, es crítica,
según el padre Bini, que informa que desde el miércoles
por la noche se han acabado el agua y los víveres; no se ha
permitido recoger el cadáver del joven palestino asesinado,
tampoco pueden atender adecuadamente a otro palestino gravemente herido
y se ha cortado el suministro eléctrico al convento franciscano.
El religioso
franciscano asegura con firmeza que "los hermanos y hermanas
de la Comunidad religiosa de Belén no pueden ser considerados
rehenes, porque han elegido libremente permanecer en el lugar. Los
más de 200 palestinos atrincherados en la Basílica,
se han visto obligados a refugiarse en la misma escapando del ejército
israelí, lo mismo que ocurrió con los 5 periodistas
italianos durante los 5 primeros días de asedio".
El comunicado,
en nombre de todos los Hermanos Menores y de forma particular de los
que están en Tierra Santa, rechaza de forma absoluta cualquier
acto de violencia, provenga de donde provenga, y se solidariza con
todos los que están sufriendo a causa del grave conflicto presente.
Para evitar una catástrofe, un inútil derramamiento
de sangre que comportaría más odio entre las partes,
los franciscanos piden con urgencia que se consienta la salida de
los palestinos de los edificios de la Basílica y se garanticen
sus vidas.
CARITAS
INTERNACIONAL: ELECCIÓN ENTRE EL ODIO O LA PAZ EN ORIENTE MEDIO
Caritas
Internacional está horrorizada por la espantosa violencia que
se ha desencadenado en Tierra Santa. La dramática intensificación
de los enfrentamientos entre israelíes y palestinos está
ensanchando cada vez más la espiral de odio entre los dos pueblos,
que en las últimas semanas han visto como aumentaba el número
de muertos y heridos en los dos bandos. Caritas está preocupada
sobre todo por el asalto bélico que el ejército israelí
ha llevado a cabo en las ciudades y en los campos refugiados de Cisjordania,
Gaza y Jerusalén . En tales circunstancias, es cada vez más
difícil, incluso para las organizaciones humanitarias como
Caritas, distribuir medicinas, alimentos y otros productos de primera
necesidad entre los más débiles: niños, mujeres
y ancianos.
Muchos
menores no pueden ir al colegio. Los controles de carretera impiden
el movimiento de la mayoría del pueblo palestino que no puede
ir a trabajar y que vive aislado y humillado en su propia casa, asistiendo
diariamente a la lluvia de misiles lanzados desde los helicópteros,
cazabombarderos F-16 y carros de combate, que causan el terror entre
la población civil palestina que se siente indefensa ante estos
ataques
Caritas
Internacional condena estas maniobras del ejército judío,
así como condena sin paliativos los sangrientos atentados terroristas
de los camicaces contra los civiles israelíes. Las atroces
represalias de unos y otros están minando, afirma Caritas,
cualquier intento de acuerdo político y están dañando
también el futuro de las negociaciones a las cuales forzosamente
están llamados a realizar los dos pueblos.
Ante
el dilema de la "elección entre el odio o la paz",
la Confederación humanitaria de Caritas Internacional afirma
que "un futuro de esperanza sólo puede elegir una paz
justa, basada en la comprensión, el perdón y la reconciliación".
Caritas pide además que la Comunidad internacional exija el
fin inmediato de las actuales operaciones militares israelíes
en los territorios ocupados, donde tendrían que llegar observadores
internacionales.
ORIENTE
MEDIO: "ENCONTRAR LA FORMA DE VIVIR JUNTOS EN EL RESPETO MUTUO"
¿Qué
está sucediendo en Tierra Santa? Es una pregunta que nos hacemos
muchos cristianos ante la barbarie desencadenada allí y cuya
expresión más profunda es el odio y la venganza manifestada
de la manera más sangrienta y con los métodos más
crueles que la historia haya conocido. Dos pueblos monoteístas,
el palestino y el israelí, obligados a vivir juntos, y que
se reconocen en el mismo Padre Abraham. Pero la otra pregunta que
se desliza entre líneas es ésta: ¿Qué
va a ser de Tierra Santa, de los santos lugares, de los cristianos,
los pocos que van quedando en aquel lugar sagrado para judíos,
cristianos y musulmanes? ¿La destrucción que acompaña
a la venganza hasta dónde va a llegar? Esta situación
no sólo está provocando el éxodo de los cristianos
de Tierra Santa, sino la destrucción física de los lugares
más sagrados del cristianismo. Lugares que recuerdan el paso
de Jesús por el mundo y por la historia y donde realizó
toda su obre salvífica; donde nació, padeció,
murió y resucitó.
Veamos
algunas de las intensas actividades llevadas a cabo en este contexto,
por los representantes de la Santa Sede en organismos internacionales,
tanto a nivel humanitario, como a nivel de conservación de
los Lugares Santos. No insistimos en los apremiantes llamamientos
del Santo Padre a orar por la paz y sus invitaciones al diálogo
para llegar a acuerdos justos y equitativos entre ambos pueblos, el
israelí y el palestino. En los diversos encuentros realizados
por los representantes pontificios ha sido confirmada siempre la posición
de la Santa Sede, expresada por Juan Pablo II y reiterada también
en las intervenciones públicas de estos últimos días:
1. Condena inequívoca del terrorismo, de cualquier parte que
provenga;
2. Reprobación de las condiciones de injusticia y de humillación
impuestas al pueblo palestino, así como las represalias y retorsiones,
que no hacen otra cosa que aumentar el sentido de frustración
y de odio;
3. Respeto de las Resoluciones de las Naciones Unidas por parte de
todos;
4. Proporcionalidad en el uso de los medios legítimos de defensa;
5. Deber para las partes en conflicto de tutelar los Lugares sacros,
muy significativos para las tres religiones monoteístas y patrimonio
de toda la humanidad.
La Santa
Sede, en la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, ha apoyado el envió de una misión a Israel
y a los Territorios Ocupados para verificar la situación humanitaria,
sin perder de vista que la solución final está en la
vuelta a la negociación. Lo anunció el lunes monseñor
Diarmuid Martín, Observador Permanente de la Santa Sede ante
la ONU en Ginebra, en declaraciones a Radio Vaticano. El viernes 5
de abril, la Comisión tuvo una sesión especial dedicada
a la falta de respeto de los derechos humanos en los Territorios Ocupados.
"Tras un debate larguísimo, con la intervención
de unos veinte países, entre los que se encontraba la Santa
Sede, se decidió enviar una misión especial", reveló
el prelado. Muchos países hablaron de la inmovilidad forzada
en que se encuentra Yasser Arafat, jefe de la Autoridad Palestina,
así como del problema del terrorismo. "La Santa Sede afirmó
explícitamente que es legítimo para la ONU verificar
la situación de los derechos humanos, y que es importante seguir
adelante para llegar a una negociación".
"Para
mí está muy claro, añadió el prelado,
que el futuro de los pueblos de Oriente Medio está en encontrar
la manera de vivir juntos en el respeto mutuo. Tarde o temprano, se
sentarán en torno a una mesa. La pregunta es: ¿por qué
esperar? ¿Por qué tiene que haber todavía muertos?".
En definitiva, añadió, "¿por qué
envenenar la esperanza del futuro con actos que hoy están inspirados
por el terror y la represalia?" Monseñor Martín
concluye sus declaraciones revelando que Estados Unidos y la Unión
Europea están destinando ya fondos para afrontar la emergencia
humanitaria: "El problema es que mientras no haya seguridad sobre
el terreno será difícil afrontarla. Y las noticias que
siguen llegando son preocupantes".
En medio
de noticias contradictorias procedentes desde Belén, la Santa
Sede recordó ayer lunes a israelíes y palestinos que,
según acuerdos internacionales firmados por esas dos partes,
el respeto de los Santos Lugares es una "prioridad absoluta".
El portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls comentó
con estas palabras las escenas de violencia que están transformando
la Basílica de la Natividad de Belén en una zona de
guerra.
El comunicado
de la Sala de Prensa refiere que "la Santa Sede sigue con extrema
aprensión la situación en Belén y está
tratando de confirmar la veracidad de los últimos acontecimientos"."El
secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, el arzobispo
Jean-Louis Tauran, y el nuncio apostólico en Israel, el arzobispo
Pietro Sambi --aclara el portavoz en su comunicado-- han tenido contactos
con las autoridades de Israel para confirmar que la Santa Sede considera
una prioridad absoluta el respeto del status quo de los Santos Lugares".
"Con más razón por el hecho de que actualmente
permanecen unos doscientos hombres --algunos armados-- en el interior
de la Basílica de la Natividad, algo sin precedentes en la
centenaria historia de los Santos Lugares cristianos", aclara
Navarro-Valls.
El portavoz
vaticano recuerda que "tanto el Acuerdo fundamental de 1993 entre
la Santa Sede y el Estado de Israel, como el Acuerdo básico
con la Autoridad Palestina de 2000 incluyen artículos que sancionan
el respeto del status quo de los Lugares Santos". Por su parte,
el Papa, en su encuentro de ayer con un grupo de peregrinos estadounidenses,
dijo: "Sentimos todavía las tremendas consecuencias de
los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre. La espiral
de violencia y de hostilidad armada en Tierra Santa --la tierra del
nacimiento nuestro Señor, de su muerte y resurrección,
una tierra considerada sagrada por las tres religiones monoteístas--
ha aumentado hasta llegar a niveles inimaginables e intolerables",
siguió denunciando el Pontífice. "Alrededor del
mundo, hombres inocentes, mujeres y niños siguen sufriendo
las tragedias de la guerra, de la pobreza, de la injusticia y de los
abusos de todo tipo", añadió. "Verdaderamente
estamos viviendo una situación internacional muy difícil.
Pero la victoria del Señor y su promesa de quedarse con nosotros
"hasta el fin del mundo" (Mateo 28, 20) son antorchas de
luz que nos alientan a afrontar los desafíos que se presentan
ante nosotros con valor y confianza".
Nosotros
tenemos una única arma, la más fuerte y poderosa, como
dijo en una ocasión Juan Pablo II: la oración, la súplica
al Señor de los pueblos y de la historia. Usémosla de
verdad, con fe y confianza, y la paz volverá a reinar en aquella
Tierra donde el saludo del Señor resucitado a los Apóstoles
era: "La paz con vosotros".
OBISPOS,
RELIGIOSAS Y LAICOS VALORAN LA FIGURA DEL CARDENAL PIRONIO
Un significativo número de obispos, tanto locales como latinoamericanos,
sacerdotes, religiosas y laicos (entre ellos su hermana Zulema) rescataron
diversos aspectos de la vida espiritual del cardenal Eduardo Pironio,
durante el seminario sobre la figura del purpurado argentino, que
tuvo lugar del 6 al 8 de abril en la Universidad Católica Argentina
(UCA).
El
arzobispo de Paraná y presidente del Episcopado argentino,
monseñor Estanislao Karlic sostuvo, en su reflexión
sobre la "Iglesia pascual", que el cardenal fue "sacramento
de la palabra de la Cruz en su Pascua cotidiana, en su dolor y alegría
de cada día. Pero también lo era su palabra dicha y
escrita. También cuando se refería a los problemas de
justicia y opresión social". "Así como no
dejó de fustigar las injusticias sociales inmensas del continente,
nunca salió de las fronteras del Evangelio y siempre quiso
seguir los pasos del Salvador", aclaró el prelado paranaense.
En un telegrama dirigido a la presidenta de la Acción Católica
Argentina (ACA) -entidad organizadora del encuentro-, profesora Beatriz
Buzzetti Thomson, el Papa Juan Pablo II expresa su beneplácito
por "esta iniciativa que desea mantener viva y ahondar aún
más en la huella marcada por el cardenal Pironio, caracterizada
por una visión de la vida firmemente arraigada en la fe y alimentada
por la contemplación de la cruz de Cristo, en la que se hace
patente la debilidad del ser humano y la gloria a la que está
destinado". "Esto hizo de él -subraya- una persona
particularmente comprensible y afable a todos, a la vez que un animador
incansable y un pertinaz sembrador de esperanza aún en medio
de las dificultades".
Tras implorar a la Virgen María que el seminario "contribuya
a fomentar el espíritu sencillo del buen pastor, la humildad
en la entrega al servicio del Evangelio y la fidelidad inquebrantable
a la Iglesia y sus pastores", el Sumo Pontífice imparta
a todos los congresistas la implorada bendición apostólica.
Por su parte el nuncio apostólico, monseñor Santos Abril
y Castelló, rescató en su mensaje "la importancia
de revivir, ya en perspectiva histórica, una figura bien conocida
y que interesaba no sólo a la Iglesia en Argentina, sino también
en el ámbito latinoamericano y universal".
Tras señalar que "sus connotaciones polifacéticas
y la diversidad de su servicio eclesial requerían estas jornadas,
no largas en tiempo, pero densas en contenido y significado",
el representante papal enumeró los tres "amores"
del Cardenal: "El Padre, María Santísima y la Cruz
marcaron el rasgo inconfundible de 'la esperanza pascual' en él".
También lo describió como un hombre "afable, cariñoso,
buen amigo y abierto a todos, al que le pesaba mucho el corazón
y lo daba con generosidad. Un teólogo, pastor, amigo, hombre
de mirada ancha, tan amante de la Iglesia, podía haberla servido
en cualquier otra misión más alta".
Monseñor Jiménez Carvajal, titular del Consejo Episcopal
Latinoamericano reconoció que "en la Iglesia continental
lo recordamos como uno de los más ilustres obispos, pastor
generoso, teólogo visionario, padre espiritual, contemplativo.
Fue llamado muchas veces profeta de la esperanza. Su testimonio y
palabras son un estímulo para todos".
La profesora Buzzetti Thomson calificó las jornadas como "un
acontecimiento eclesial" que permite actualizar el "pensamiento
y testimonio del cardenal Pironio, cuya personalidad dejó huellas
profundas a lo largo de su rica y ejemplar vida al servicio de la
Iglesia y de los hombres".
La titular de la ACA agradeció a todos los que hicieron posible
el seminario, pero particularmente la "generosa disposición"
del rector de la UCA y de Zulema Pironio, quien con "su presencia
y acompañamiento, es testigo fiel de la santidad de vida de
su hermano". También recordó alguna de sus palabras
siempre esperanzadoras, sobre todas aquellas de su despedida como
asesor eclesiástico de la ACA, pronunciadas en los "difíciles"
años setenta: "sean testigos de esperanza, no profetas
de calamidades".
"No
tengamos miedo -memoró citando al purpurado-. No contagiemos
desaliento ni pesimismo. Como si todo se quebrara en nuestra Iglesia
o no hubiera más valores en el mundo. Como si los sacerdotes
ya no fueran 'luz y sal' o los laicos ya no fueran 'fermento o levadura'
entre los hombres".