AUDIENCIA GENERAL: ¡ORACIÓN POR LA PAZ EN TIERRA SANTA!
LA ESPIRAL DE VIOLENCIA EN TIERRA SANTA ALCANZA NIVELES INTOLERABLES
"CONSERVAD EN LA TIERRA DE EMIGRACIÓN, VUESTRO PATRIMONIO DE FE Y CULTURA"
OBISPOS DE BOLIVIA: INICIATIVAS PACIFICADORAS EN MOMENTOS DIFÍCILES
SOLIDARIDAD SOCIAL FRENTE A LA MUNDIALIZACIÓN ECONÓMICA
YUGOSLAVIA: SOLIDARIDAD EXTERIOR Y RECONCILIACIÓN INTERNA
CAPÍTULO GENERAL DE LA CONGREGACIÓN DE LOS SALESIANOS

REGINA COELI: SOLIDARIDAD CON TODOS LOS QUE SUFREN EN TIERRA SANTA
LOS NUEVOS BEATOS: TESTIGOS ENTUSIASTAS Y VALIENTES PARA EL MUNDO

MENSAJE A LA II ASAMBLEA MUNDIAL DE LA ONU SOBRE EL ENVEJECIMIENTO
ADVERTENCIA CONTRA EL PELIGRO DE UNA CIENCIA BASADA EN LOS NEGOCIOS
CARTA DEL PAPA: 50 ANIVERSARIO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE BRASIL
750 ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DE SAN PEDRO DE VERONA
TELEGRAMA POR EL ASESINATO DE UN SACERDOTE Y UN FELIGRÉS EN COLOMBIA
INTENCIÓN GENERAL PARA EL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN PARA EL MES DE ABRIL

ORIENTE MEDIO: DECLARACIÓN DE LA OFICINA DE PRENSA
TIERRA SANTA:
LA SANTA SEDE FAVORABLE AL ENVÍO DE UNA FUERZA DE NTERPOSICIÓN
TIERRA SANTA: NECESARIA UNA INICIATIVA INTERNACIONAL PARA IMPONER LA PAZ
MEJORAR LAS CONDICIONES ECONÓMICAS Y SANITARIAS DE LOS ANCIANOS
BUDISTAS Y CRISTIANOS DEBEN PROMOVER LA CULTURA DE LA VIDA
VIII SESIÓN PLENARIA DE LA ACADEMIA PONTIFICIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
DIRECTORIO DE LA PIEDAD POPULAR Y LITURGIA. PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

LLAMAMIENTO URGENTE DE LOS FRANCISCANOS PIDIENDO UNA INTERVENCIÓN HUMANITARIA INMEDIATA EN LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD DE BELÉN
CARITAS INTERNACIONAL: ELECCIÓN ENTRE EL ODIO O LA PAZ EN ORIENTE MEDIO
ORIENTE MEDIO: "ENCONTRAR LA FORMA DE VIVIR JUNTOS EN EL RESPETO MUTUO"
OBISPOS, RELIGIOSAS Y LAICOS VALORAN LA FIGURA DEL CARDENAL PIRONIO


ABRIL 2002
SEMANA DEL 8 AL 14

 

AUDIENCIA GENERAL: ¡ORACIÓN POR LA PAZ EN TIERRA SANTA!

En el Salmo 79, expuesto por el Papa en la catequesis del miércoles, el pueblo de Israel lanza un llamamiento apremiante a Dios para que vuelva a ponerse de parte de las víctimas y rompa su silencio.

La lamentación y la súplica son elementos que se encuentran con frecuencia en los Salmos. Es la manifestación de una conciencia clara de la dependencia que el ser humano tiene de su Creador, de que por sí solo no puede nada. Por ello recurre al Señor de sus días y de su historia personal y colectiva, para que le salve. El Salmo 79, propuesto por el Santo Padre en la catequesis del miércoles en la acostumbrada Audiencia General, adquiere precisamente la tonalidad de súplica y lamentación de todo el pueblo de Israel. La primera parte usa un célebre símbolo bíblico: el pastoral. El Señor es invocado como "pastor de Israel", que "guía a José como a un rebaño". Desde lo alto del arca de la alianza, colocado sobre dos querubines, el Señor guía a su rebaño, es decir, a su pueblo y lo protege en los peligros.

La segunda parte del salmo utiliza otra imagen muy socorrida en la Biblia: la de la viña. En unos momentos densos de tensión y a la vez de confianza, el orante utiliza esa imagen de fácil comprensión porque pertenece al panorama de la tierra prometida y es, a la vez, signo de fecundidad y de alegría. Para Isaías, la viña encarna a Israel. Por una parte ha sido plantada por Dios, y representa el don, la gracia, el amor de Dios; por otra, requiere la labor del campesino, gracias a cuyo trabajo la viña produce la uva que puede dar vino, que es la respuesta humana, el esfuerzo personal, el fruto de obras de justicia.

Con la imagen de la viña el Salmo evoca las etapas principales de la historia del pueblo judío: sus raíces, la experiencia del éxodo de Egipto, la entrada en la tierra prometida. Pero la floreciente viña, que se había extendido por todo el reino de Salomón, desde los montes del Líbano, con sus cedros, al Mediterráneo y hasta las orillas del Éufrates, había sido destruida. El Salmo recuerda que sobre la viña ha pasado la tempestad. Es decir, Israel ha padecido una prueba amarga, una dura invasión que ha devastado la tierra prometida. Dios mismo ha demolido las paredes que protegían a la viña, dejándola a merced de viandantes y saqueadores, representados en el jabalí, animal considerado violento e impuro según las antiguas tradiciones, al que se unen otras bestias salvajes que lo devastan todo.

Llega el momento en que el pueblo lanza un llamamiento apremiante a Dios, en el versículo 15, para que vuelva a ponerse de parte de las víctimas y rompa su silencio: "Dios de los ejércitos, vuélvete, mira desde el cielo, fíjate, ven a inspeccionar tu viña, la cepa que tu diestra plantó". Dios será una vez más el protector de la viña, de su pueblo. Los Padres de la Iglesia afirman unánimemente que la viña evocada por el Salmo representa proféticamente a Cristo "verdadera vid" y a la Iglesia. El Salmo 79 es, pues, un Salmo marcado por el sufrimiento pero también por una confianza inquebrantable. Es también un Salmo de conversión: "No nos alejaremos de ti; danos vida, Señor, para que invoquemos tu nombre.

 

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:
El Salmo que meditamos hoy es como una lamentación y una súplica. La primera parte utiliza el símbolo bíblico del Señor como "pastor de Israel" que, desde lo alto del arca de la alianza, sentado sobre los querubines, guía a su grey. La segunda parte emplea otro símbolo común en la Biblia, el de la viña, signo de fecundidad y de alegría, evocando así las etapas principales de la historia del pueblo elegido.

Al contemplar cómo la floreciente viña pasa por una dura prueba con la invasión que devasta la tierra prometida, el salmista se dirige a Dios pidiéndole que visite su campo y sostenga a sus habitantes. Junto al sufrimiento hay una confianza firme, pues Dios está siempre dispuesto a proteger de nuevo a su pueblo, aunque para ello es necesario que éste vuelva a seguirle a Él con fidelidad.

Saludo a los fieles de lengua española; en especial a los misioneros de la Sociedad del Verbo Divino provenientes de varios países de América Latina y a la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal y San Antonio Abad, de Burgos. Que la meditación de este Salmo encuentre eco en vuestros corazones, abriéndolos a la esperanza.

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Terminados los saludos en las diversas lenguas, una vez más, el Santo Padre dirigió unas palabras afectuosas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. "Que el Señor resucitado, dijo el Papa a los jóvenes, llene de amor el corazón de cada uno de vosotros para que estéis preparados a seguirlo con entusiasmo".

Para los enfermos pidió a Cristo resucitado que los sostenga, para que acepten con serenidad el peso diario del sufrimiento. Y que guíe a los recién casados para que su familia crezca en santidad, siguiendo el modelo de la Sagrada Familia.

¡ORACIÓN POR LA PAZ EN TIERRA SANTA!

El Santo Padre, profundamente preocupado por la gravedad de la situación en los Santos Lugares y el recrudecimiento del sangriento conflicto que enfrenta a palestinos e israelíes, terminó la catequesis con estas palabras: "Os invito a todos vosotros a uniros a mí en la oración para implorar del Señor la paz en Tierra Santa. Pidamos a la Virgen Santa que interceda para que tengan éxito los esfuerzos que se están realizando para superar la trágica situación en la que se encuentran aquellas poblaciones tan probadas. ¡Oración por la paz en Tierra Santa! ¡Oración por la paz en Tierra Santa!"

 

LA ESPIRAL DE VIOLENCIA EN TIERRA SANTA ALCANZA NIVELES INTOLERABLES

Ante un mundo que sufre aún las terribles consecuencias del 11 de septiembre, la espiral de violencia en Tierra Santa que ha alcanzado niveles intolerables, y los estragos de guerras e injusticias Juan Pablo II recuerda el mensaje cristiano de paz y esperanza para toda la humanidad.

Juan Pablo II, recibiendo el lunes en audiencia a los miembros de la "Fundación Papal" en su peregrinación anual a Roma, los saludó con las palabras de San Pablo "Os deseo el favor y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor, Jesús Mesías" (Rom 1, 7). Palabras, subrayó el Pontífice, que nos "recuerdan que nuestro mundo demuestra con apremiante evidencia cuánta necesidad tiene la humanidad de la gracia y la paz de Dios".

"Aún permanecen con nosotros las terribles consecuencias de los trágicos acontecimientos del 11 de Septiembre", señaló Juan Pablo II haciendo hincapié en que "la espiral de violencia y hostilidad armada en Tierra Santa, la tierra del nacimiento de nuestro Señor, de su muerte y Resurrección - una tierra sagrada para las tres grandes religiones monoteístas - ha alcanzado niveles inimaginables e intolerables".

Tras lamentar que "en todo el mundo hombres, mujeres y niños inocentes siguen sufriendo los estragos de guerras, pobreza, injusticia y todo tipo de explotación", y que "actualmente, estamos experimentando una situación internacional verdaderamente difícil", el Santo Padre recordó luego que "a pesar de todo, la victoria del Señor y su promesa de permanecer con nosotros 'hasta el fin del mundo' (Mt 28,20) son faros de luz que nos indican que debemos afrontar los desafíos que se nos presentan con valentía y confianza".

El Pontífice afirmó que "la misma Fundación Papal, por medio de la generosidad de numerosas personas, demuestra que es posible seguir adelante en nombre de Cristo y de su Iglesia". En este contexto, Juan Pablo II expresó su "profunda gratitud" a todos ellos, pues por medio de su "apoyo es posible proclamar con mayor amplitud el mensaje pascual de alegría, esperanza y paz".

 

"CONSERVAD EN LA TIERRA DE EMIGRACIÓN, VUESTRO PATRIMONIO DE FE Y CULTURA"

Juan Pablo II recibió el sábado en el Aula Pablo VI, a cinco mil participantes en la Misión Ciudadana promovida por la diócesis de Roma para la comunidades latinoamericanas presentes en la diócesis del Papa. Audiencia -señaló el Santo Padre- que los mismos hermanos y hermanas de Latinoamérica en Roma han solicitado para reafirmar su devoción al Sucesor de Pedro, bella expresión de la fe propia de sus Naciones de origen.

Queridos Hermanos y Hermanas de Latinoamérica en Roma:

1. Me complace tener este encuentro, que me da la oportunidad de saludaros personalmente, con ocasión de la Misión Ciudadana promovida por la diócesis de Roma para vuestras comunidades. Habéis solicitado esta audiencia para reafirmar vuestra devoción al Sucesor de Pedro, bella expresión de la fe propia de vuestras Naciones de origen. Os doy a todos mi más cordial bienvenida. Saludo de manera particular al Cardenal Vicario Camilo Ruini, y le agradezco las amables palabras que me ha dirigido.

Saludo y agradezco a los Señores Cardenales, a los Arzobispos y Obispos Latinoamericanos que han querido estar presentes, al Vicegerente, a los responsables de la Migrantes diocesana y al Capellán de vuestra comunidad, que han preparado y promovido la misión, así como a tantos sacerdotes, religiosos, religiosas y misioneros laicos que han apoyado la iniciativa desde sus comienzos hasta la conclusión.

2. "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré" (Mt 11, 28).
Esta es la invitación suave y firme del Salvador, que la misión ha hecho resonar en estos meses en el alma de tantos inmigrantes latinoamericanos. El cansancio y el desánimo de quien se siente oprimido, débil e indefenso, encuentran alivio en el encuentro de fe con el Señor, porque Él carga con nuestras penas y miserias más profundas, haciendo renacer el vigor y la esperanza para seguir viviendo. Aprendiendo de Él, manso y humilde de corazón, y siguiendo la vía de su Evangelio, podemos encontrar paz y serenidad también en los momentos más costosos y difíciles, porque su yugo es suave y su carga ligera (cf. Mt 11, 28-29). Se trata de una vivencia singular de amor y de misericordia que vosotros, queridos hermanos y hermanas latinoamericanos, habéis experimentado tantas veces en vuestras comunidades de origen, donde la fe en Cristo Salvador marca profundamente la vida personal y familiar, así como la cultura de vuestros Países.

Conservad con celo, testimoniándolo también aquí, en la tierra de emigración, el apego a vuestro patrimonio de fe y de cultura, rico de valores espirituales y de tradiciones religiosas que se expresan en el canto y en las fiestas, en la danza y en el atuendo, en las peregrinaciones y en la devoción popular a las imágenes del Señor, de la Virgen y de los Santos Patronos, como habéis manifestado con gran gozo y unidad durante esta misión.
Yo mismo, con ocasión de mis visitas a vuestros Países del querido Continente Latinoamericano, he podido experimentar directamente el calor, el entusiasmo y la alegría que la fe católica desencadena en el corazón de las personas, de las familias y de los jóvenes.

Este es el tesoro más preciado que cada uno de vosotros posee en lo más íntimo de sí y que da cohesión a vuestra unidad y solidaridad. La misión lo ha recalcado vigorosamente a todos los latinoamericanos a través del generoso compromiso de los misioneros - sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos - que han llevado el Evangelio de Marcos a las casas, a las cárceles y hospitales, por las calles y a cualquier lugar dónde podría encontrarse un hermano o hermana emigrado.

A ellos les doy las gracias de todo corazón, a la vez que les invito a proseguir con empuje esta obra de acercamiento capilar a los propios compatriotas, para hacer sentir a cada uno de ellos el amor de Cristo y el abrazo materno de la Iglesia, ofreciendo la posibilidad de consolidar la fe y la solidaridad con la propia comunidad étnica presente en la ciudad.

La misión ha reservado una atención particular a los jóvenes, a los que me dirijo para invitarles a que se hagan promotores de la evangelización entre sus coetáneos y en su comunidad. Os renuevo también a vosotros, queridos jóvenes latinoamericanos, la invitación del Señor que preside la próxima Jornada mundial de Toronto: ¡sed la sal de la tierra y la luz del mundo! Junto con los jóvenes de la Diócesis esforzaos por mantener vivo el anuncio del Evangelio en la ciudad y en el mundo juvenil, dando testimonio de la alegría que nace del encuentro con Jesucristo y con su Iglesia.

3. La misión ha podido aprovechar el eficaz apoyo de los centros pastorales que desde hace años operan en la ciudad y que procuran atender las necesidades espirituales y humanas de los inmigrantes, promoviendo la catequesis, las celebraciones litúrgicas y sacramentales, y brindando todo tipo de ayuda necesaria para afrontar las dificultades que el inmigrante encuentra para satisfacer sus necesidades primarias, desde el trabajo a la casa o al servicio sanitario. Estos centros han surgido principalmente en el seno de Parroquias donde párrocos y sacerdotes diligentes ha abierto generosamente las puertas de la comunidad a tantos hermanos y hermanas inmigrantes, dándoles hospitalidad y apoyo material y espiritual.

La misión ha querido valorar estos centros que espero que se multipliquen, favoreciendo la necesaria integración de vuestras comunidades étnicas con las comunidades cristianas y civiles de Roma, para un intercambio mutuo de dones espirituales y culturales. Vuestra presencia y vuestro servicio es muy apreciado por el empeño con que realizáis vuestro trabajo, especialmente con tantos ancianos, en las casas y en otros ámbitos de la vida social.

Hago los mejores votos para que la misión haga crecer este espíritu e acogida y de mutua comunión, y que cada inmigrado sea considerado no como extranjero o huésped, sino como persona portadora de valores humanos, culturales y religiosos que enriquecen la sociedad y la Iglesia local. Para ello es preciso que se reconozca a cada uno los derechos fundamentales de toda persona y, en particular, la posibilidad de la reunificación familiar y el conjunto de condiciones de vida y de trabajo necesarias para llevar una existencia digna y serena en la sociedad.

4. Venid a mi... y yo os aliviaré.
Sí, queridos hermanos y hermanas latinoamericanos, acojamos con gozo la invitación del Señor. Acudamos a Él sin temor y con confianza. Confirmemos que sólo Él es nuestra esperanza. Llevemos a todos, con el anuncio y el testimonio, esta consoladora palabra del Salvador, sobre todo a los que, lejos de su tierra y su familia, sufren situaciones de desorientación y desánimo en el campo de la fe y la vida cristiana. Que la misión prosiga su compromiso de mantener viva en el corazón de cada hermano y hermana inmigrado la fe en Cristo, la luz de su Evangelio, la solidariedad con los más pobres y necesitados, la voluntad de consolidar la comunión y la unidad entre todos los latinoamericanos y las comunidades cristianas de la ciudad.

Confiemos los frutos de la misión a la Virgen María, Señora de Guadalupe, dulce madre de todo latinoamericano, Señora y patrona del Continente.

 

OBISPOS DE BOLIVIA: INICIATIVAS PACIFICADORAS EN MOMENTOS DIFÍCILES

El Santo Padre recibió el sábado a los prelados de la Conferencia Episcopal de Bolivia presentes en Roma con motivo de su quinquenal visita "ad Limina Apostolorum".

Queridos Hermanos en el Episcopado:
1. Me es grato recibiros hoy, con ocasión de la visita ad limina, que, tras un largo recorrido, os ha traído a Roma para renovar vuestro compromiso pastoral ante las tumbas de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y fortalecer los vínculos con esta Sede de Pedro y sus Sucesores, en los que reside "el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de la fe y de la comunión" (Lumen gentium, 18).

Agradezco cordialmente al Señor Cardenal Julio Terrazas, Arzobispo de Santa Cruz y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, las amables palabras que me ha dirigido, expresándome con ellas vuestro afecto y adhesión, y haciéndome partícipe al mismo tiempo de las esperanzas e inquietudes propias de vuestra generosa entrega al ministerio pastoral. Al encontrarme con sus Pastores, pienso con especial afecto en el querido pueblo boliviano, su grey, que ha tenido la gracia de acoger el mensaje de Cristo desde los primeros momentos de la Evangelización del Continente americano y que ahora se encuentra ante el apasionante desafío de transmitirlo, íntegro y fecundo, a las generaciones de un nuevo milenio.

2. En este sentido, me complace constatar cómo el Gran Jubileo del año 2000 ha marcado también profundamente la vida eclesial boliviana, con diversas celebraciones diocesanas y nacionales que han contado con numerosa participación y han significado un especial impulso para el crecimiento de la vida cristiana. En esta ocasión, también la Iglesia boliviana "se ha convertido, más que nunca, en pueblo peregrino, guiado por Aquél que es 'el gran Pastor de las ovejas' (Hb 13, 20)" (Novo millennio ineunte, 1). Por eso reitero a todos los Pastores, sacerdotes, religiosos y religiosas, catequistas y demás agentes de pastoral, lo que ya dije el año pasado a los sacerdotes: "hoy deseo agradecer a cada uno de vosotros todo lo que habéis hecho durante el Año Jubilar para que el pueblo confiado a vuestro cuidado experimentara de modo más intenso la presencia salvadora del Señor resucitado" (Carta a los sacerdotes para el Jueves Santo de 2001, 3).

La rica experiencia de un momento tan significativo para la historia de la Iglesia y la humanidad no ha de quedarse en meros recuerdos, sino que ha de ser escuela y aliciente para un nuevo dinamismo evangelizador, pues "en la causa del Reino, no hay tiempo para mirar para atrás, y menos aún para dejarse llevar por la pereza" (Novo millennio ineunte, 15). No faltan en vuestras comunidades eclesiales retos importantes a los que debéis hacer frente. Deseo alentaros de corazón en este cometido, tantas veces sembrado de dificultades en apariencia insolubles, recordando que Jesús mismo envió a los suyos a predicar sin llevar nada consigo (cf. Mt 10, 9-10) y que Pedro, tras fiarse plenamente de la palabra del Maestro, obtuvo una pesca tan abundante como insospechada (cf. Lc 5, 6).

3. Si bien no faltan indicios que alimentan la esperanza de un incremento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, sé bien que éste es unos de los aspectos que más os apremian en el afán de hacer más incisivo el anuncio del Evangelio, más completa y organizada la atención pastoral al Pueblo de Dios, más rica y floreciente la búsqueda de la santidad en todas las comunidades eclesiales. Por eso se ha de insistir incansablemente en la oración al "Dueño de la mies" (cf. Mt 9, 38) para que siga bendiciendo a Bolivia con el precioso don de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en sus diversas formas. El anuncio de Cristo ha de hacerse eco también de su invitación a seguirle en el camino específico de la vida sacerdotal o de especial consagración, y suscitar la experiencia de aquellos discípulos que "oyeron hablar así y siguieron a Jesús" (Jn 1, 37). A ello se orienta la pastoral de las vocaciones, una de las grandes urgencias de nuestro tiempo, que ha de ser "amplia y capilar, que llegue a las parroquias, a los centros educativos y familias" (Novo millennio ineunte, 46). Nadie puede sentirse eximido de esta responsabilidad que "pertenece a todo el Pueblo de Dios" (Ecclesia in America, 40).

Como Pastores, conocéis bien lo delicado de esta labor que, si por un lado requiere la audacia de hacerse mediadores de la llamada del Maestro a través de una propuesta directa y personal, exige también un paciente acompañamiento espiritual y la indomable esperanza propia del sembrador, que continúa su tarea aun sabiendo lo incierto de la cosecha.

4. Ha de ponerse, además, un especial cuidado en la formación de los candidatos al sacerdocio y la vida consagrada, pues la penuria de los llamados a proclamar y dar testimonio de Evangelio nunca justifica que no se exija la debida idoneidad para esta crucial misión de la Iglesia. Por eso, se les debe brindar una sólida preparación teológica y una profunda espiritualidad, con el fin de que comprendan y acepten con gozo las exigencias del ministerio y la consagración, dando prueba de que son capaces de "gastar" toda la vida por Cristo (cf. 2 Co 12,15) y de poner los propios talentos al servicio de la Iglesia, lo cual da pleno sentido a la existencia personal y la colma en todos sus aspectos.

Os invito, pues, a seguir infundiendo aliento a vuestros seminaristas y sacerdotes, sin tener miedo a presentar y exigir enteramente los requisitos que la Iglesia, inspirada en el modelo del Buen Pastor, pide para sus ministros ordenados. Pienso en la necesaria fraternidad sacerdotal, sin forma alguna de animadversión, prejuicio o discriminación; en la indispensable obediencia y comunión, sin reticencias, con el propio Obispo, al que deben prestar con gozo y generosidad su entera disponibilidad; en el aprecio sincero y efectivo del celibato y en el desapego ante los bienes materiales (cf. Presbyterorum Ordinis, 14-17). Vuestra caridad pastoral sabrá encontrar el modo de que dichas exigencias, más que como simples y penosas renuncias, sean aceptadas y vividas con el corazón henchido de gozo de quien, "al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra" (Mt 13, 46). También sabéis lo decisivo que puede resultar en muchos casos el trato individual, afable y paternal del Obispo con sus sacerdotes, interesándose también por los pormenores de la vida cotidiana que inciden en su ánimo personal y pastoral. Éste es precisamente uno de los ámbitos privilegiados para desarrollar el "espíritu de comunión" que ha de caracterizar la Iglesia del tercer milenio (cf. Novo millennio ineunte, 43).

5. No se ha de olvidar un aspecto tan importante para la mayoría de vuestras diócesis como es la presencia de numerosas personas consagradas, a las que agradezco muy cordialmente su contribución al servicio del Reino de Dios en Bolivia. Lo hacen en múltiples campos, según el carisma del propio Instituto, desde el apostolado directo en parroquias y misiones, a las obras educativas, sanitarias, o de asistencia social y caritativa. No solamente merecen el reconocimiento de los Pastores, sino el aliento continuo para sostener e incrementar su generosidad y entrega, en plena sintonía con las directrices de cada Iglesia particular. Esto les ayudará, además, a tomar una conciencia cada vez más viva de que su aportación a la vida de la comunidad eclesial no se limita a la eficacia material de sus servicios, sino que la enriquecen sobre todo por su testimonio, personal y comunitario, del Evangelio de las bienaventuranzas, por la presencia del propio carisma, que recuerda a todos la inconmensurable acción del Espíritu, y por ese importantísimo cometido de contribuir de una manera muy peculiar a que las comunidades lleguen a ser "auténticas escuelas de oración" (ibíd., 33).

6. También es un signo de vitalidad en muchas de las Iglesias particulares que presidís la presencia de numerosos laicos comprometidos, que "realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo" (Lumen gentium, 31). Su papel adquiere una especial importancia en aquellos lugares donde resulta aún imposible contar con la presencia permanente de sacerdotes que presidan la comunidad. Su disponibilidad para promover la catequesis o animar encuentros de oración comunitaria y de lectura de la Palabra de Dios, merece el sincero reconocimiento de los Pastores que, a su vez, deberán esforzarse en dotarles de una formación teológica, litúrgica y espiritual, adecuada a los cometidos que les son asignados.

A este respecto, sin embargo, se debe procurar que el interés y dedicación a los servicios eclesiales no lleve, en ciertos casos, "a una práctica dejación de sus responsabilidades específicas en el mundo profesional, social, económico, cultural y político" (Christifideles laici, 2). En efecto, esta vocación específica de los laicos tiene una importancia decisiva en la sociedad actual, en la que, como sucede también en Bolivia, se producen rápidas y profundas transformaciones que requieren el respeto de los principios éticos y la iluminación de los valores evangélicos para que las realidades temporales se ordenen según Dios (cf. Lumen gentium, 31). Por eso, en la formación específica de los laicos no se deben escatimar medios, porque ellos son los llamados en primer lugar a concretar y hacer efectiva la doctrina social de la Iglesia.

Es importante, pues, que cada Obispo ponga un especial empeño en cumplir, también este campo, su responsabilidad de "reunir y formar a toda la familia de su grey, de tal manera que todos, conscientes de sus deberes, vivan y actúen en comunión de amor" (Christus Dominus, 16). Las diversas formas de asociación son un cauce adecuado para realizar este cometido entre los laicos y, por eso, han de ser atendidas, promovidas y saludadas como una verdadera "primavera del Espíritu" para la Iglesia (cf. Novo millennio ineunte, 33). Como Pastores, sabéis de sobra el bien inestimable que las diversas asociaciones laicales, cuando siguen los "criterios de eclesialidad" (cf. Christifideles laici, 30), pueden aportar tanto a la santificación de sus miembros como a la acción evangelizadora de la Iglesia.

7. Como en otras partes de Latinoamérica, en Bolivia sentís también preocupación por el avance proselitista de las sectas, que frecuentemente aprovechan las mismas raíces religiosas sembradas por la Iglesia en las gentes para apartarlas de quien las sembró. Es un fenómeno doloroso que ha veces hace revivir la experiencia de Jesús cuando decía: "Si digo la verdad, ¿por qué no me creéis?" (Jn 8, 46). Sin embargo, la firmeza de la fe y la plena confianza en la fuerza de la verdad misma para ganar los corazones es un precioso recurso para inspirar apropiadas acciones pastorales. Una de ellas es precisamente proclamar incesantemente el mensaje Cristo de manera comprensible para todos, con "estilo llano, como conviene a la bondad de Dios" (S. Cipriano, A Donato, 2) y, al mismo tiempo, mostrando todo su vigor y atractivo. Hemos de aprender siempre de Jesús que, con su forma de actuar y su enseñanza, causaba el asombro de las gentes (cf. Lc 4, 32).

No faltan en la rica tradición boliviana medios expresivos adecuados, capaces de encauzar una vivencia profunda de fe, ni formas de piedad popular bien arraigadas que llegan al corazón del pueblo. La sencillez de éstas manifestaciones no se ha de confundir con la superficialidad de la fe. Ésta sí que ha de ser motivo de grave preocupación, sobre todo cuando se debe a una escasa atención personal a los fieles, según su propia condición, o a un retraimiento de la acción evangelizadora ante las expectativas más profundas de quien ansía oír en lo más íntimo de su ser aquellas palabras de Jesús: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa" (Lc 19, 9). En efecto, la experiencia demuestra que las sectas no prosperan donde la Iglesia vive intensamente la vida espiritual y se entrega al servicio de la caridad.

8. Queridos Hermanos, os ha tocado ejercer vuestro ministerio pastoral en unos momentos difíciles para el País, a causa de una situación social delicada, con diversos conflictos y brotes de violencia. Habéis aceptado ser parte de las iniciativas pacificadoras, con el único fin de favorecer el acercamiento y el diálogo entre las partes en conflicto.

En efecto, ésta es sólo una forma temporal de ejercer una labor más amplia, que integra la acción evangelizadora y lleva a la promoción de la justicia y de la solidaridad fraterna entre todos los ciudadanos. Con vosotros hago un llamado a todos los creyentes bolivianos a que, fundándose en la fe que profesan y en la esperanza en Cristo que los anima, se hagan paladines de una sociedad ajena a todo partidismo egoísta, a cualquier forma de violencia o a la falta de respeto de los derechos de la persona humana, especialmente el derecho a la vida.

9. Al terminar este encuentro, invoco sobre vosotros y vuestros diocesanos la maternal protección de Nuestra Señora de Copacabana, pidiéndole que vele por todos los bolivianos. Llevad el saludo y el afecto del Papa a los hogares, a las comunidades y parroquias, animándolos a ser difusores de los grandes ideales del Evangelio. Repito hoy cuanto dije en el Aeropuerto de Santa Cruz al terminar mi Viaje pastoral a vuestra patria en 1988: "A todos os llevo en mi corazón y de todos guardaré un recuerdo imborrable" (Discurso, 14-5-1988, 2).

Con tales sentimientos os imparto de corazón la Bendición Apostólica, que complacido extiendo a todos los hijos e hijas de Bolivia.

Vaticano, 13 de abril de 2002.

 

SOLIDARIDAD SOCIAL FRENTE A LA MUNDIALIZACIÓN ECONÓMICA

Juan Pablo II recibió el jueves a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, en ocasión de la celebración de su VIII Asamblea General, que reflexiona sobre los temas de la "democracia y la mundialización". En su discurso el Santo Padre indicó una vez más a los responsables políticos y económicos de todo el mundo a que trabajen "para que la mundialización no se realice en detrimento de los más desprotegidos y débiles, ensanchando todavía más si cabe la gran diferencia entre pobres y ricos, entre naciones pobres y naciones ricas".

El Papa invitó a los gobernantes y a las personas que dirigen la vida social a que reflexionen atentamente y examinen planes a largo plazo para crear en el mundo equilibrios económicos y sociales duraderos, sistemas de solidaridad que tengan en cuenta las mutaciones ocasionadas por la globalización y que eviten los fenómenos que provocan de manera parcial o totalmente el empobrecimiento de los países en vías de desarrollo.

"La solidaridad social supone la superación de los intereses particulares, que han de ser armonizados en función de una jerarquía de valores y evaluados según una concepción correcta de la dignidad y de los derechos de las personas", dijo el Papa. Conviene educar a las jóvenes generaciones en un espíritu de solidaridad y con una verdadera cultura de apertura universal y de atención hacia todas las personas, superando barreras de tipo racial, cultural, o religioso.

El Santo Padre invitó a todos los organismos internacionales al servicio de la comunidad humana a que acompañen con rigor, justicia y comprensión los esfuerzos de la Naciones en vista de un "bien común universal". Sólo así, poco a poco, serán aseguradas las modalidades para que la mundialización no sea "impuesta" sino "controlada" y "guiada" por la solidaridad. El Papa animó asimismo a los actores de la vida social política y económica a que profundicen en los caminos de la cooperación entre las personas y de las naciones, "para que la gestión de nuestra tierra sea hecha pensando en las personas y los pueblos y no sólo en el provecho y las ganancias económicas".

 

SOLIDARIDAD EXTERIOR Y RECONCILIACIÓN INTERNA PARA LA RECONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA EN YUGOSLAVIA

Para la reconstrucción democrática en curso en la República Yugoslava, es necesaria la constante solidaridad del exterior, pero sobre todo una auténtica voluntad de reconciliación al interno del país. Juan Pablo II recibía el jueves al nuevo embajador de la República Federal de Yugoslavia ante la Santa Sede, para el acto de presentación de las cartas credenciales.

En su discurso el Pontífice puso de manifiesto las dificultades objetivas con que se encuentran los intentos de normalización en el área balcánica tras tantos años de guerra sangrienta. "Las diferencias étnicas y religiosas son reales -ha dicho el Papa- y muchos de los antagonismos tienen profundas raíces históricas", pero con determinación y paciencia será posible lograr una sociedad pacífica, con la condición de que se superen la introversión étnica y nacionalista y se edifiquen instituciones democráticas que aseguran a todos, pero sobre todo a las minorías, la participación total en la vida política y económica del país.

En el contexto religioso, Juan Pablo II manifestó su aprecio al representante diplomático yugoslavo por la reintroducción de la asignatura de religión en las escuelas serbias. "Presupuesto esencial -especificó el Papa- para enseñar a los jóvenes los valores universales radicados en Dios y en el hombre. Y además el verdadero rostro de una religión que, en el corazón de los Balcanes como en los demás lugares, no es la verdadera raíz del problema, sino parte esencial para su solución".

 

CAPÍTULO GENERAL DE LA CONGREGACIÓN DE LOS SALESIANOS

Juan Pablo II recibió el viernes en audiencia al Capítulo General de la Congregación de los Salesianos, a quienes exhortó a esforzarse en impregnar su trabajo de amor evangélico, para poder así realizar completamente su misión con alegría y eficacia.

La Familia Salesiana celebraba el domingo con alegría la beatificación de tres de sus hijos: el sacerdote Luigi Variara, el coadjutor Artemide Zatti y la religiosa María Romero Meneses. "La santidad - indicó el Pontífice- constituye la mejor garantía de una evangelización eficaz, porque en ella reside el testimonio más importante que se puede ofrecer a los jóvenes a los que destináis vuestras distintas actividades".

 

REGINA COELI: SOLIDARIDAD CON TODOS LOS QUE SUFREN EN TIERRA SANTA

Antes de finalizar la solemne Concelebración Eucarística para la beatificación de seis siervos de Dios presidida por el Papa el domingo en la plaza de san Pedro, Juan Pablo II en su alocución del canto del Regina Coeli encomendó a la Virgen María a cuantos sufren en Tierra Santa, de donde "me llegan -dijo- peticiones provenientes de todas partes. A todos les aseguro mi solidaridad espiritual y humana, mientras invito a rezar para que los esfuerzos que se están llevando a cabo, para restablecer el respeto de las personas y de los bienes y favorecer la llegada de una paz justa y duradera, alcancen el fin deseado".

Juan Pablo II prosiguió saludando en varias lenguas a los participantes en la celebración eucarística de beatificación. Este fue su saludo para los participantes de lengua española: "Al saludar ahora a los Obispos, Autoridades civiles, sacerdotes, religiosos y fieles de lengua española, especialmente a los venidos desde Costa Rica, Nicaragua, Colombia y Argentina, me complace recordar cómo los nuevos Beatos procedentes de Latinoamérica son también un elocuente ejemplo de devoción a la Santísima Virgen. Que este ejemplo ayude a todos, y muy especialmente a los que habéis podido participar hoy en esta solemne ceremonia de beatificación, a confiar siempre en la Virgen María, para ser, cada uno en su vocación específica, verdaderos discípulos de su Hijo".

Juan Pablo II finalizó sus palabras de saludo en lengua italiana recordando a los nuevos beatos italianos y recordando que el domingo se celebraba en Italia la jornada para la Universidad Católica del "Sagrado Corazón", y la jornada para la donación y el transplante de órganos deseando que la solidaridad de muchos de la esperanza a los numerosos enfermos que esperan un trasplante.

 

LOS NUEVOS BEATOS: TESTIGOS ENTUSIASTAS Y VALIENTES PARA EL MUNDO

Previamente el Santo Padre, en una solemne Concelebración Eucarística en la plaza de san Pedro había beatificado a los Siervos de Dios: Cayetano Errico, italiano, fundador de los misioneros de los Sagrados Corazones, a los también italianos Ludovico Pavoni, fundador de la Congregación de los Hijos de María Inmaculada, y Luis Variara fundador de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, a la argentina María Tránsito de Jesús Sacramentado fundadora de las Terciarias Misioneras Franciscanas, al religioso italiano Artemide Zatti de la Sociedad de San Francisco de Sales y a la nicaragüense María Romero Meneses, religiosa profesa de las Hijas de María Auxiliadora.

El Santo Padre comenzó su homilía afirmando que la experiencia pascual de Emaús, de la que nos habla en esta ocasión el evangelio, continúa hoy en la Iglesia y se hace realidad en la vida de los nuevos beatos que habían sido elevados a la gloria de los altares, que han sabido reconocer la presencia viva del Señor en la Iglesia y, venciendo dificultades y miedos, se han convertido en testigos entusiastas y valientes para el mundo.

Refiriéndose al Beato Gaetano Errico, que vivió en una época marcada por profundos cambios políticos y sociales, supo anunciar la grandeza de la misericordia de Dios contra el rigorismo espiritual de los jansenistas, que siempre llama a conversión a los que viven bajo el dominio del mal y del pecado. Fue un verdadero mártir del confesionario al que dedicaba días enteros. Con su ejemplo nos ayuda a descubrir el valor y la importancia del sacramento de la penitencia.

Ludovico Pavoni, afirmó Juan Pablo II, se entregó plenamente a la asistencia de los jóvenes y abandonados, sobre todo de los sordomudos. Asimismo el nuevo Beato se dedicó al sector de la educación y del mundo editorial. Su ejemplo nos anima a confiar en Jesús y a sumergirnos en el misterio de su amor.

Juan Pablo II, refiriéndose al encuentro de los discípulos de Emaús con el Maestro y de cómo se les abrió la inteligencia para comprender las escrituras e ir a llevar la alegre noticia a sus hermanos, se refirió a los nuevos Beatos salesianos: "Esta espiritualidad acomuna a tres de los nuevos beatos que buscaron la santidad a la sombra de Don Bosco y de la tradición salesiana. La elevación a los altares de Don Luigi Variara, del Señor Artemide Zatti y de Sor María Romero son un gran gozo para esa Familia religiosa."

Del Beato Luis Variara, Juan Pablo II subrayó: "Desde el primer momento dedicó su energía juvenil y la riqueza de sus dones, al servicio de los leprosos. Primer salesiano ordenado sacerdote en Colombia, logró reunir en torno de sí un grupo de muchachas consagradas, algunas de ellas incluso leprosas o hijas de leprosos y por ello no aceptadas en los Institutos religiosos".

Del Beato Artemide Zatti el Papa puso de relieve sus cincuenta años de servicio a los necesitados en Viedma, Argentina. "Que su ejemplo, dijo, nos ayude a ser conscientes de la presencia del Señor y nos lleve a acogerlo en los hermanos necesitados. De la Beata María Romero Meneses, destacó cómo supo reflejar el rostro de Cristo que se hace reconocer al partir el pan. "Con un amor apasionado a Dios y una confianza ilimitada en el auxilio de la Virgen María, Sor María Romero fue religiosa ejemplar, apóstol y madre de los pobres, que, sin excluir a nadie, eran sus preferidos. ¡Que su recuerdo sea bendición para todos y que las obras fundadas por ella, entre las que destaca la "Casa de la Virgen" en San José, sigan siendo fieles a los ideales que les dieron origen!"

El Pontífice terminó su homilía refiriéndose a la Beata María del Transito de Jesús Sacramentado Villegas, la primera mujer argentina, de origen valenciano, España, que alcanza el honor de los altares. "La llama que ardía en su corazón llevó a María del Tránsito a buscar la intimidad con Cristo en la vida contemplativa. No se apagó cuando por enfermedad tuvo que abandonar los Monasterios en que estuvo, sino que continuó en forma de confianza y abandono en la voluntad de Dios, que siguió buscando incesantemente."

 

MENSAJE A LA II ASAMBLEA MUNDIAL DE LA ONU SOBRE EL ENVEJECIMIENTO

Juan Pablo II envió una carta a los participantes en la II Asamblea Mundial de la ONU sobre el envejecimiento, que se celebró en Madrid y cuyo desafío, según indicaba el mismo tema de la cumbre es: "Construir una sociedad para todas las edades". Participaron en la reunión, que se clausuró el viernes, en nombre de la Santa Sede, el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, monseñor Javier Lozano Barragán y monseñor Renato Martino, Observador Permanente ante a las Naciones Unidas.

Al Excmo. Señor Presidente de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento
Excelentísimo Señor:

Me es grato dirigir a Usted y, por medio suyo, a todos los participantes en la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, un cordial saludo, con los mejores deseos de éxito en sus trabajos.

Veinte años después de la I Asamblea Mundial, celebrada en Viena en 1982, la presente reunión es una meta significativa y sobre todo un impulso hacia el futuro, desde el momento que el envejecimiento de la población mundial será ciertamente uno de los fenómenos más relevantes del siglo XXI. Durante las dos últimas décadas, la Organización de las Naciones Unidas se ha hecho promotora de numerosas iniciativas orientadas a comprender y solucionar los problemas planteados por el aumento creciente del número de personas que han entrado en la etapa de la ancianidad.

De estas iniciativas, una de las más laudables ha sido el Año internacional de las Personas Ancianas, celebrado en 1999, una ocasión eficaz para volver a llamar la atención de toda la humanidad sobre la necesidad de afrontar responsablemente el desafío de construir "una sociedad para todas las edades".

He expresado mi participación en dicho acontecimiento con una Carta dirigida a los ancianos, de los que me siento cercano no sólo por solicitud pastoral, sino también por compartir personalmente su condición. Por otro lado, el Consejo Pontificio para los Laicos ha publicado un documento titulado "La dignidad del anciano y su misión en la Iglesia y en el mundo". En esta ocasión, la Iglesia católica ha renovado la atención que siempre ha demostrado en favor de esa categoría de personas, promoviendo iniciativas propias y colaborando con las autoridades públicas y la sociedad civil.

Ahora os habéis reunido para una valoración de conjunto de la aplicación del Plan de acción internacional de 1982 y para delinear estrategias para el futuro. Al venir de todas las partes del mundo, dais testimonio de que la cuestión del envejecimiento atañe a la humanidad entera y debe ser afrontada de una manera global y, más en particular, integrada en la compleja problemática del desarrollo.

En efecto, se está produciendo por doquier un cambio profundo de la estructura de la población, que lleva a replantearse los proyectos de sociedad y a discutir de nuevo no sólo su estructura económica, sino también la visión del ciclo vital y las relaciones entre generaciones. Se puede decir que una sociedad se muestra justa en la medida en que responde a las necesidades asistenciales de todos sus miembros y que su grado de civilización se mide por la protección prestada a los miembros más débiles del entramado social.

¿Cómo garantizar la duración de una sociedad que está envejeciendo, consolidando la seguridad social de las personas ancianas y su calidad de vida?
Para responder a esta cuestión es necesario no dejarse guiar principalmente por criterios económicos, sino inspirarse más bien en sólidos principios morales.

Hace falta, en primer lugar, que se considere al anciano en su dignidad de persona, dignidad que no merma con el pasar de los años y el deterioro de la salud física y psíquica. Es evidente que esta consideración positiva sólo puede encontrar terreno fecundo en una cultura capaz de superar los estereotipos sociales, que hacen consistir el valor de la persona en la juventud, la eficiencia, la vitalidad física y la plena salud. La experiencia dice que, cuando falta esta visión positiva, es fácil que se margine al anciano y se le relegue a una soledad comparable a una verdadera muerte social. Y la estima que el anciano tiene de sí mismo, ¿no depende acaso en buena parte de la atención que recibe en la familia y en la sociedad?

Para ser creíble y efectiva, la afirmación de la dignidad de la persona anciana está llamada a manifestarse en políticas orientadas a una distribución equitativa de los recursos, de modo que todos los ciudadanos, y también los ancianos, puedan beneficiarse de ellos.

Se trata de una tarea ardua y que sólo es realizable aplicando el principio de solidaridad, del intercambio entre las generaciones, de ayuda recíproca. Dicha solidaridad ha de llevarse a cabo no sólo en el ámbito de cada nación, sino también entre los pueblos, mediante un compromiso que lleve a tener en cuenta las profundas desigualdades económicas y sociales entre el norte y el sur del planeta. En efecto, la presión de la pobreza puede poner en entredicho muchos principios solidarios, causando víctimas en los sectores más frágiles de la población, entre ellos el de los ancianos.

Una ayuda para la solución de los problemas relacionados con el envejecimiento de la población proviene ciertamente de la inserción efectiva del anciano en el entramado social, utilizando la aportación de experiencia, conocimientos y sabiduría que él puede ofrecer. Los ancianos, en efecto, no deben ser considerados como un peso para la sociedad, sino como un recurso que puede contribuir a su bienestar. No sólo pueden dar testimonio de que hay aspectos de la vida, como los valores humanos y culturales, morales y sociales, que no se miden en términos económicos o funcionales, sino ofrecer también una aportación eficaz en el ámbito laboral y en el de la responsabilidad. Se trata, en fin, no sólo de hacer algo por los ancianos, sino de aceptar también a estas personas como colaboradores responsables, con modalidades que lo hagan realmente posible, como agentes de proyectos compartidos, bien en fase de programación, de diálogo o de actuación.

Hace falta también que tales políticas se complementen con programas formativos destinados a educar a las personas para la ancianidad durante toda su existencia, haciéndolas capaces de adaptarse a los cambios, cada vez más rápidos, en el modo de vida y de trabajo. Una formación centrada no sólo en el hacer, sino, y sobre todo en el ser, atenta a los valores que hacen apreciar la vida en todas sus fases y en la aceptación tanto de las posibilidades como de los limites que tiene la vida.

Aunque se deba considerar la ancianidad de manera positiva y con el propósito de desarrollar todas sus posibilidades, no se han de eludir ni ocultar las dificultades y el final inevitable de la vida humana. Si bien es cierto que, como dice la Biblia, las personas "todavía en la vejez producen fruto" (Sal 92, 15), sigue siendo verdad que la tercera edad es una época de la vida en la que la persona es particularmente vulnerable, víctima de la fragilidad humana. Es muy frecuente que la aparición de enfermedades crónicas reduzca al anciano a la invalidez y recuerde, inevitablemente, el momento del final de la vida. En estos momentos particulares de sufrimiento y dependencia, las personas ancianas no sólo necesitan ser atendidas con los medios que ofrecen la ciencia y la técnica, sino también acompañadas con competencia y amor, para que no se sientan un peso inútil y, lo que es peor, lleguen a desear y solicitar la muerte.

Nuestra civilización tiene que asegurar a los ancianos una asistencia rica en humanidad e impregnada de valores auténticos. A este respecto, pueden tener un papel determinante el desarrollo de la medicina paliativa, la colaboración de los voluntarios, la implicación de las familias - que por ello han de ser ayudadas a afrontar su responsabilidad - y la humanización de las instituciones sociales y sanitarias que acogen a los ancianos. Un amplio campo en el que la Iglesia Católica, en particular, ha ofrecido - y sigue ofreciendo - una contribución relevante y permanente.

Reflexionar sobre la ancianidad significa por tanto tomar en consideración a la persona humana que, desde el nacimiento hasta su ocaso, es don de Dios, imagen y semejanza suya, y esforzarse para que cada momento de su existencia sea vivido con dignidad y plenitud.

Sobre Usted, Señor Presidente, y sobre todos los participantes en II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, invoco la protección del Dios de la vida.

 

ADVERTENCIA CONTRA EL PELIGRO DE UNA CIENCIA BASADA EN LOS NEGOCIOS

Juan Pablo II ha escrito una Carta, dirigida al Nuncio Apostólico en Polonia, con motivo de la Conferencia Internacional sobre "Conflicto de intereses y su importancia en la Ciencia y la Medicina", que tuvo lugar la semana pasada en Varsovia.

"El interesante tema de la Conferencia es un asunto, escribe el Santo Padre, que no sólo afecta a la investigación médica y a la ciencia, sino al bienestar de los pueblos y a la misma dignidad y prestigio del saber científico. Ejemplos recientes han demostrado que es uno de los problemas éticos más serios con los que se ha enfrentado la comunidad internacional".

En las sociedades avanzadas la investigación biomédica es uno de los campos más extensos y dinámicos de la innovación y el progreso, en el que invierten tanto los estamentos públicos como las compañías privadas, frecuentemente multinacionales. Y aunque es legítimo -reconoce el Papa- que la inversión en la investigación biomédica o farmacéutica produzca beneficios, en algunas ocasiones sólo se tienen en cuenta exclusivamente los intereses financieros inmediatos con decisiones y productos contrarios a los valores humanos genuinos y a la justicia, que no pueden ser separadas del verdadero propósito de la investigación. El resultado es un conflicto entre interés económico y la medicina y la salud.

En otras palabras, el Pontífice explica en su mensaje que existe un serio peligro en una ciencia basada en los negocios y unas estructuras sanitarias que en vez de atender a las personas en función de su dignidad humana, lo hagan en función del aumento de los beneficios y el incremento de las ganancias, lo que inevitablemente se traducirá en una escasa atención a quien no pueda pagar.

Juan Pablo II enumera en su carta distintos tipos de conflicto de intereses como el que se produce en la selección de programas de investigación. Programas que ofrecen beneficios inmediatos son potenciados antes que los que requieren grandes inversiones de dinero y de tiempo. La industria farmacéutica ha favorecido, por ejemplo, investigaciones sobre productos que no respetan la procreación y al mismo tiempo suprimen la vida humana ya concebida.

Otro ejemplo que ilustra el Santo Padre es la reciente decisión, en algunos países de utilizar embriones humanos, producirlos o clonarlos para cosechar células estaminales con fines terapéuticos y que cuentan con el apoyo de grandes inversores. Sin embargo ya existen programas aceptables y científicamente válidos que están utilizando células adultas para las mismas terapias, con el mismo éxito, pero cuyos beneficios no son tan altos.

También el Papa denuncia como en los países desarrollados se gastan enormes cifras en medicinas con finalidades hedonistas, mientras que en las áreas pobres del mundo no hay medicamentos para el tratamiento de enfermedades mortales y devastadoras. "En estos países el acceso a la medicina básica es imposible porque no hay beneficios. En el caso de las enfermedades poco comunes, la industria no ofrece su apoyo con la investigación y la producción de medicinas, por el mismo motivo, la poca ganancia.

El Papa resalta en su carta la responsabilidad que los medios de comunicación y las autoridades públicas tienen en este campo. Los primeros, guiados por el mismo interés económico, creando expectativas exageradas y sembrando una especie de consumismo farmacológico y al mismo tiempo silenciando el significado de la protección de la salud, que requiere responsabilidad y disciplina individual de las personas. Los segundos, como guardianes del bienestar común, tienen el papel de asegurar que la investigación se dirija a toda la sociedad, utilizando los fondos públicos aplicando el principio de subsidiariedad.

 

CARTA DEL PAPA: 50 ANIVERSARIO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE BRASIL

El cardenal Giovanni Battitista Re, prefecto de la Congregación para los obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, acompañado por monseñor Cipriano Calderón Polo, vicepresidente de este último organismo, viajaron a Brasil para entregar al presidente de la Conferencia Episcopal de este país una carta del Papa en ocasión del 50 aniversario de la fundación de la Conferencia Episcopal de Brasil. "La feliz coincidencia de este aniversario justo al principio del nuevo milenio -escribe el Papa- promueve un encuentro de reflexión y oración común, pero sobre todo, de acción de gracias, elevada al Dador de todos los bienes, por la obra realizada para la Iglesia y el pueblo de Brasil. Al mismo tiempo expresa la confianza de que Dios conservará en esta institución un perenne espíritu de servicio y una fuerza evangélica para la promoción de la unidad".

La Conferencia Episcopal de Brasil está destinada a permanecer a lo largo de la historia, señala el Santo Padre, como instrumento de comunión efectiva entre los obispos y de eficaz colaboración con los ordinarios diocesanos de cada Iglesia particular en su tríplice función de enseñar, santificar y gobernar a las ovejas del propio rebaño. Y la presencia celosa y vigilante de los obispos en la vida nacional sirve asimismo, acaba indicando el Santo Padre, de valiente estímulo para ayudar a recorrer el camino trazado por el Concilio Vaticano II, sobre todo en el campo de la vida eclesial, de la justicia social y de la unidad entre todos los cristianos.

 

750 ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DE SAN PEDRO DE VERONA

Juan Pablo II ha escrito una carta al cardenal Carlo Maria Martini, con motivo del 750 aniversario del martirio de San Pedro de Verona, religioso dominico, asesinado por la fe, "que se dedicó con atención a la formación cristiana de los laicos y a la difusión del culto de la Beata Virgen María. El santo mártir fue nombrado en 1251, inquisidor para la ciudad y los territorios de Milán y de Como, misión que sería la última y que le conduciría a morir por la fe católica. En el desarrollo de tan importante cargo, San Pedro de Verona intensificó la predicación, anunciando el Evangelio de Cristo y explicando la sana doctrina de la Iglesia, sin hacer caso de las repetidas amenazas de muerte a las que estuvo sometido.

"A 750 años de la muerte -escribe el Pontífice- san Pedro de Verona exhorta a los cristianos de nuestro tiempo a superar la tentación de una adhesión tibia y parcial a la fe de la Iglesia. San Pedro indica y propone de nuevo a los creyentes el camino de la santidad "elevada medida de la vida cristiana ordinaria", para que las comunidades eclesiales, los individuos y las familias se orienten siempre en esta dirección. Cada cristiano, siguiendo su ejemplo, estará preparado para resistir a las tentaciones del poder y de la riqueza, para buscar ante todo 'el reino de Dios y su justicia' y para contribuir en la instauración de un orden social que responda cada vez más a las exigencias de la dignidad de la persona".

Por último, el Papa recuerda que "en una sociedad como la actual, donde a menudo se siente una inquietante separación entre Evangelio y cultura, drama recurrente en la historia del mundo cristiano, san Pedro de Verona da testimonio de que tal ruptura sólo puede ser superada cuando las distintas componentes del Pueblo de Dios se comprometan a ser luces que brillen en los candiles, orientando a los hermanos hacia Cristo, que da el sentido último a la búsqueda y a las esperanzas del hombre".

 

TELEGRAMA POR EL ASESINATO DE UN SACERDOTE Y UN FELIGRÉS EN COLOMBIA

El cardenal Secretario de Estado Angelo Sodano envió en nombre del Papa, un telegrama de pésame a monseñor Libardo Ramírez Gómez, obispo de Garzón por el asesinato del padre Juan Ramón Núñez y el feligrés Joaquín Quebrada en Colombia.

"Profundamente apenado ante la dolorosa noticia del asesinato del Padre Juan Ramón Núñez mientras distribuía la comunión durante la celebración de la Santa Misa, así como del feligrés Joaquín Quebrada, Su Santidad desea hacer llegar a vuestra Excelencia, -se lee en el telegrama-, al presbiterio y demás fieles diocesanos y, en especial, a la comunidad parroquial de la Argentina en el departamento de Huilla, su sentido pésame, ofreciendo al mismo tiempo sufragios por el eterno descanso esas víctimas de una violencia, tan pertinaz y feroz como injustificada y deleznable, que no ha ahorrado la vida de un sacerdote de Cristo mientras ejercía su ministerio sagrado".

El Santo Padre, que reprueba una vez más con vigor cualquier atentado a la vida y dignidad de las personas, invita a los sacerdotes y demás evangelizadores de la Diócesis a poner toda su esperanza en la fuerza de vida y de paz que nace de Jesús Resucitado, para continuar sin desaliento en su misión pastoral.

Mientras desea expresar también a los familiares del padre Núñez y del señor Quebrada su paternal cercanía en esta dolorosa circunstancia, el Sumo Pontífice les imparte de corazón, así como a esa comunidad eclesial la confortadora Bendición Apostólica.

 

INTENCIÓN GENERAL PARA EL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN PARA EL MES DE ABRIL

En la Intención General de Oración de este mes de abril, Juan Pablo II invita a rezar "Para que en los rápidos y múltiples cambios del mundo contemporáneo se valorice el papel de la familia, en su vocación fundamental de cuna de la vida y de escuela de la fe y de los valores".

El Consejo Pontificio para la Familia recuerda al respecto que el Santo Padre, en su Exhortación post-sinodal 'Familiaris Consortio', del 22 de noviembre de 1981, enumeraba los cambios de nuestro mundo moderno que inciden en la vida familiar.

A raíz del Sínodo de los obispos de 1980 sobre "la misión de la familia cristiana en el mundo actual" en su exhortación apostólica (N. 6), Juan Pablo II se refería a varios aspectos positivos. Como por ejemplo una conciencia más viva de la libertad personal, una mejor calidad de la relación interpersonal en el matrimonio, la promoción de la dignidad de la mujer, la procreación responsable y la educación de los hijos. Pero ya entonces, como ahora en los comienzos de este Tercer Milenio, se van dibujando ciertas sombras…

Con el Santo Padre, el Consejo Pontificio para la Familia, recuerda que estos desafíos de nuestro tiempo son consecuencia del relativismo ético que tergiversa el significado y la presencia de los valores cristianos y de las instituciones naturales.

En su Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, (n. 47), Juan Pablo II recomienda que "una atención especial se ha de prestar también a la pastoral de la familia, especialmente necesaria en un momento histórico como el presente, en el que se está constatando una crisis generalizada y radical de esta institución fundamental". En la visión cristiana del matrimonio, recuerda el Papa "la relación entre un hombre y una mujer -relación recíproca y total, única e indisoluble- responde al proyecto primitivo de Dios, ofuscado en la historia por la " dureza de corazón", pero que Cristo ha venido a restaurar en su esplendor originario, revelando lo que Dios ha querido " desde el principio" (cf. Mt 19,8)".

En el matrimonio, elevado a la dignidad de Sacramento, se expresa además el "gran misterio" del amor esponsal de Cristo a su Iglesia (cf. Ef 5,32). En este punto - destaca Juan Pablo II - "la Iglesia no puede ceder a las presiones de una cierta cultura, aunque sea muy extendida y a veces "militante". Conviene más bien procurar que, mediante una educación evangélica cada vez más completa, las familias cristianas ofrezcan un ejemplo convincente de la posibilidad de un matrimonio vivido de manera plenamente conforme al proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias de la persona humana: tanto la de los cónyuges como, sobre todo, la de los más frágiles que son los hijos. Las familias mismas deben ser cada vez más conscientes de la atención debida a los hijos y hacerse promotoras de una eficaz presencia eclesial y social para tutelar sus derechos.

 

ORIENTE MEDIO: DECLARACIÓN DE LA OFICINA DE PRENSA

"La Santa Sede sigue con extrema preocupación la situación en Belén y está intentando verificar la veracidad de los últimos acontecimientos". Lo declaraba el lunes el director de la Oficina de Prensa vaticana, señalando también que "el Secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Jean Louis Tauran, y el Nuncio Apostólico en Israel, monseñor Pietro Sambi, habían mantenido contactos con las autoridades de Israel para reiterar que la Santa Sede considera prioridad absoluta el respeto del status quo de los Lugares Santos". De forma especial en esos momentos en los que unos doscientos hombres -algunos armados- permanecían en el interior de la Basílica de La Natividad, constituyendo un hecho sin precedentes en la secular historia de los Lugares Santos cristianos.

Navarro Valls recordó asimismo que "tanto el Acuerdo fundamental de 1993, entre la Santa Sede y el Estado de Israel, como el Acuerdo-Base con la Autoridad Palestina de 2000, incluyen artículos que sancionan el respeto del status quo de los Lugares Santos". El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede afirmó además que "si las informaciones que provienen de Belén, en estas últimas horas, llegan a ser confirmadas, se trataría de algo que agravaría aún más la ya dramática situación".

 

TIERRA SANTA: LA SANTA SEDE FAVORABLE AL ENVÍO DE UNA FUERZA DE INTERPOSICIÓN

El arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados entrevistado por Radio Vaticano sobre la situación en Tierra Santa reiteró la posición de la Santa Sede favorable a enviar una fuerza de interposición a la zona.

"Tengo que decir que la Santa Sede ha sido una de las primeras instancias internacionales en perorar el envío de una fuerza de interposición, ya en noviembre de 2000. Sé que es muy difícil pensar en una fuerza de interposición clásica, porque las dos partes no están desplegadas a lo largo de una línea. Recientemente he hablado, más bien, del envío de una 'tercera fuerza'. Alguien, 'un amigo' - por decir las cosas de forma simple - debe ir a la región y separar a los dos contendientes, que no sólo disparan uno contra el otro, sino que son incapaces incluso de mirarse los unos a los otros. Por lo tanto, se necesita una tercera fuerza y no es la Santa Sede la que debe dar una solución técnica al respecto. Sino que son los juristas los que deben crear, tener inventiva, de forma que esta tercera fuerza sea capaz de hacer callar las armas, crear un clima de confianza mutua y hacer que los dos contendientes vuelvan a una mesa de negociación. Así pues, se necesita una 'tercera presencia en el terreno'".

La Santa Sede considera prioritario el respeto del status quo de los Santos Lugares. ¿Qué diría a la luz de la situación que se ha creado en el complejo de la Natividad de Belén? ¿Se han violado los acuerdos?

Por el momento el status quo de los Santos Lugares, es decir de la Basílica de la Natividad de Belén, ha sido violado por los palestinos, que se han refugiado con las armas dentro del convento, yo ya he dicho que es la primera vez en la larga historia del status quo de los Lugares santos que permanecen hombres armados durante tanto tiempo. Nosotros peroramos la creación de una comisión mixta - si vendrá aceptada - o de otra formula, de modo que las dos partes puedan resolver esta situación.

De los contactos que la Santa Sede tiene con las partes, ¿emergen esperanzas de una solución negociada del conflicto entre israelíes y palestinos?

De momento no sería optimista. Pienso que las partes deben ser ayudadas para que vean de nuevo sus posiciones. Espero mucho que la visita del Secretario de Estado americano Powell pueda ayudarles a reflexionar de que el camino que han tomado no lleva a ninguna parte.

El viernes por la tarde, el Custodio de Tierra Santa, Padre Giovanni Battistelli mantuvo una reunión con las Autoridades de esta Custodia para estudiar las actuales gravísimas condiciones de la fraternidad franciscana en el Santuario de la Natividad, Lugar Santo venerado por toda la Cristiandad. Al final de dicha reunión, se hizo público un Comunicado constatando con "extrema amargura que las partes no han llegado aún a una solución pacífica".

Y ante la trágica noticia del nuevo atentado suicida, perpetrado precisamente en la tarde del viernes, en Jerusalén - mientras se celebraba esta reunión del Custodio de Tierra Santa con las Autoridades de la misma Custodia - el Comunicado asegura las oraciones de todos ellos por "las víctimas y sus seres queridos, pidiendo a Dios que cesen semejantes horrores, en esta Tierra que Él mismo quiso elegir como lugar de su venida entre los hombres".

 

TIERRA SANTA: NECESARIA UNA INICIATIVA INTERNACIONAL PARA IMPONER LA PAZ

Ante la complejidad del conflicto entre israelíes y palestinos, monseñor Jean Louis Tauran, secretario para las Relaciones con los Estados, en una entrevista concedida al diario francés "La Croix", pone de relieve la necesidad, ya señalada por la Santa Sede, de "una iniciativa internacional que, gracias a una estructura - cuya forma y misión deberán ser determinadas por juristas competentes - tenga la capacidad de imponer la paz".

Aún reconociendo las dificultades que conlleva dicha iniciativa, dada la ausencia de una línea internacional continua de separación entre ambas partes - señala monseñor Tauran - "lo cierto es que, si no se interpone una presencia imparcial y amiga", las acusaciones recíprocas entre israelíes y palestinos proseguirán, la violencia aumentará y el desastre será total".

Monseñor Tauran afirma que la ocupación de la Basílica de la Natividad en Belén es una "violación" del status quo de un Lugar Santo, nunca ocurrida hasta ahora. Y recuerda, en este contexto, los acuerdos bilaterales firmados con la Santa Sede. Por parte del Estado de Israel, en el año 1993, y por parte de la Autoridad Palestina, en el 2000. Asimismo, el prelado hace un llamamiento para que "nadie se adapte a esta situación". En particular los países europeos. En esta entrevista al citado periódico francés, monseñor Tauran señala que Francia y los otros miembros de la Unión Europea, cuya historia está ligada a Tierra Santa, deben pronunciarse claramente sobre la inmunidad de los Lugares Santos, no sólo cristianos sino de las tres religiones monoteístas.

En el marco de las posibilidades de acciones concretas por parte de la Santa Sede, el secretario para las Relaciones con los Estados hace hincapié en la incesante actividad diplomática y en las iniciativas de oración cumplidas por Juan Pablo II, como la del pasado domingo. "Con el objetivo de salvar vidas humanas, proteger los Lugares Santos y mitigar el sufrimiento de los pueblos, la Santa Sede sigue ofreciendo su ayuda desinteresada" a israelíes y palestinos porque está convencida de que el futuro común de ambos pueblos no podrá ser construido si siguen siendo enemigos. Vale la pena obrar sin desmayo, de forma visible y discreta, para que la violencia nunca llegue a tener la última palabra, sino con el fin de que el sentimiento de fraternidad y humanidad se imponga para la felicidad de todos".

Por su parte, los Patriarcas y líderes de las Iglesias cristianas en Jerusalén, que no pudieron llegar el lunes a Belén como se habían propuesto, debido a una barrera militar israelí, hicieron un llamamiento a los fieles a perseverar en la esperanza y en la fe en la justicia de Dios. Invitando asimismo a tocar las campanas de Navidad cada día a las dos de la tarde en Belén, Beit-Jala y Beth Sahour, la ciudad de los pastores y de los ángeles anunciadores de la paz, así como en todas las parroquias de Tierra Santa.

 

MEJORAR LAS CONDICIONES ECONÓMICAS Y SANITARIAS DE LOS ANCIANOS

"Mejores condiciones económicas y sanitarias para los ancianos de todo el mundo". Lo pedía el enviado del Papa a la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento que se ha celebrado en Madrid, patrocinada por la ONU y que reunió en la capital española a delegaciones de 160 países.

La II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, cuyo lema es: "Una sociedad para todas las edades", está llamada precisamente a proyectar un nuevo plan internacional que contenga específicos proyectos que garanticen mejores condiciones económicas y sanitarias para los ancianos de todo el mundo.

En representación de la Santa Sede participó el arzobispo Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, que dijo que "los ancianos deben ser considerados como un tesoro de la sociedad porque son custodios de la memoria colectiva, puesto que longevidad entra en el designio divino como regalo de la culminación de la vida que recibe sentido por la sabiduría del corazón".

Ante la marginación del anciano en la sociedad actual Mons. Lozano Barragán señaló que "se impone la necesidad de crear una sociedad inclusiva para todas las edades que tenga como base la equidad intergeneracional, en la que se dé lugar al anciano, especialmente a la mujer anciana y a los más pobres y desprotegidos". Unos problemas que se agravan en la ancianidad, especialmente en situaciones de emergencia o en conflictos armados.

"La impagable deuda externa en la mayoría de los países en desarrollo, constituye - afirmó Mons. Lozano Barragán -, uno de los principales obstáculos para atender las necesidades prioritarias de los ancianos y la erradicación de la pobreza". Lo mismo ocurre con los ancianos que emigran y que tienen grandes dificultades para integrarse en el país al que llegan debido a menudo a barreras culturales y lingüísticas infranqueables.

 

BUDISTAS Y CRISTIANOS DEBEN PROMOVER LA CULTURA DE LA VIDA

Como cada año, el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso ha dirigido un mensaje para felicitar a los "queridos amigos budistas" de todo el mundo en ocasión de la fiesta de 'Vesakh'. "Los budistas y los cristianos debemos promover una cultura de la vida", señala el cardenal Arinze lamentando luego que a raíz de "los dramáticos acontecimientos del pasado 11 de septiembre, se ha propagado en todo el mundo la incertidumbre en lo que respecta al futuro" y, que "a pesar del gran progreso tecnológico de la actualidad", como "paradoja" se intenta promover una "cultura de la muerte". Como "el aborto, la eutanasia y los experimentos genéticos sobre la vida humana, que en algunos casos han obtenido o están por obtener el reconocimiento legal".

El purpurado señala que todos estos hechos están relacionados con esa misma "cultura de la muerte", que se funda en el desprecio de la vida humana. Y, recordando que la enseñanza y tradición budista defienden el respeto de todos los seres vivientes, incluso de los que parecen más insignificantes, el cardenal Arinze hace hincapié, precisamente, en la necesidad de que budistas y cristianos promuevan la "cultura de la vida" en su conducta cotidiana y en las leyes de la sociedad, para mirar juntos con esperanza hacia un futuro que lleve la paz y la prosperidad a todo el mundo.

 

VIII SESIÓN PLENARIA DE LA ACADEMIA PONTIFICIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

El lunes comenzó en el Vaticano la octava Sesión Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias sociales, que se prolongó hasta el día 13 de abril. El programa de este año es atípico, según explicaba el presidente de la Academia Pontificia, profesor Edmond Malinvaud. Está constituido por tres seminarios o mesas redondas, donde se tratarán diversos temas: en primer lugar la globalización, la democracia, y, por último, la solidaridad entre las generaciones.

El seminario dedicado a la globalización estuvo dirigido por el profesor Louis Sabourin de Canadá, y tuvo dos finalidades. Por un lado preparar el terreno para las decisiones que se deberán tomar en el programa de estudios del 2003, totalmente dedicado a este tema. Y, por otro, fue la ocasión para cerrar dos argumentos, que han sido objeto de dos recientes publicaciones: Las dimensiones sociales de la globalización y Las influencias éticas e institucionales de la globalización. También trataron de nuevo sobre la pobreza y las desigualdades en el mundo.

En el apartado sobre el tema de la democracia, examinaron los trabajos ya realizados sobre el argumento para ofrecer diversas propuestas para la Doctrina social de la Iglesia. Para ello habían pedido consejo a diversos expertos que examinaron los escritos de la Academia Pontificia y ofrecieron sus conclusiones a la Asamblea. Para concluir se dio inicio este año al programa de estudio sobre la solidaridad entre las generaciones.

La Academia Pontificia de Ciencias Sociales fue fundada por el Papa Juan Pablo II, en el mes de enero de 1994, con el fin de promover el estudio y el desarrollo de las ciencias sociales, económicas, políticas y jurídicas, y ofrecer así los elementos de los que la Iglesia se pueda servir para profundizar y desarrollar su Doctrina social. Desde su fundación la Academia ha elegido cuatro grandes temas sobre los que poder reflexionar y profundizar: el trabajo y el empleo, la democracia, la globalización y la solidaridad entre las generaciones.

 

DIRECTORIO DE LA PIEDAD POPULAR Y LITURGIA. PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES

La piedad popular, la devoción de las generaciones que nos han precedido, parece perder terreno en el corazón de algunos fieles que a veces la reemplazan "con nuevas formas imperfectas o erradas de piedad". La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos preocupada por este fenómeno ha publicado un "Directorio" que fue presentado el martes en la Oficina de prensa de la Santa Sede por el prefecto del dicasterio cardenal Jorge Medina Estévez.

El documento está articulado en dos partes: por un lado, se intenta armonizar el culto litúrgico con la piedad popular tras la renovación determinada por el Concilio; y por otro, se dan una serie de orientaciones sobre algunas propuestas operativas. El documento revela efectivamente posturas que contrastan con formas de piedad heredadas del pasado y que se alejan de la genuina revelación bíblica. Se aclaran las críticas injustificadas a la piedad popular en nombre de una presunta "pureza" de la fe. La necesidad de purificación de los equívocos y de los peligros del sincretismo. La renovada vitalidad y riqueza de la religiosidad popular en contraposición a la cultura tecnológica programática y del utilitarismo económico.

 

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

DIÓCESIS DE HUANCAVÉLICA (PERÚ)
Juan Pablo II ha nombrado obispo coadjutor a monseñor Isidro BARRIO BARRIO, rector del Seminario mayor y vicario general de la misma diócesis.

Monseñor BARRIO nació en Villafranca Montes de Oca, archidiócesis de Burgos (ESPAÑA), el 5 de mayo de 1943. Realizó sus estudios filosóficos y teológicos en la Facultad de Teología del Norte de España. Fue ordenado sacerdote el 6 de julio de 1968. En 1969 se incorporó, como socio agregado, en la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. En la archidiócesis de Burgos ha sido docente en el Seminario Menor y vicario parroquial. El 24 de octubre se trasladó a la diócesis de Huancavélica, donde se la confió la dirección del colegio-seminario menor. En 1995 fue nombrado vicario general y rector del Seminario mayor..

DIÓCESIS DE PIAZZA ARMERINA (ITALIA)
Juan Pablo II ha nombrado obispo a monseñor Michele PENNISI, del clero de la diócesis de Caltagirone, rector del Almo Colegio Capranica de Roma.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LA FAMILIA
El Santo Padre ha nombrado secretario del Consejo a monseñor Karl Josef ROMER, obispo titular de Colonnata, hasta ahora auxiliar de San Sebastián de Río de Janeiro.

ACADEMIA PONTIFICIA PARA LAS CIENCIAS
Juan Pablo II ha nombrado miembros ordinarios de la Academia a los profesores:

  • Thierry BOON, profesor de Inmunología en la Universidad Católica de Lovaina y director del Instituto Ludwig para la Investigación del Cáncer de Bruselas (BÉLGICA);
  • Pierre LÉNA, profesor de Astrofísica en la Universidad de Paris VII ? Denis Diderot en Meudon (FRANCIA);
  • Günter BLOBEL, profesor de Biología Celular en la Universidad Rockefeller de Nueva York (ESTADOS UNIDOS);
  • Enrico BERTI, profesor de Filosofía en la Universidad de los Estudios de Pádua (ITALIA)

 

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

DOMINGO III DE PASCUA (A): 14.04.02
"Le reconocieron al partir el pan"

A la luz de la Resurrección, los discípulos pudieron entender la salvación de Dios que encerraba la cruz. Con la fuerza del Espíritu, fue Pedro el primero que lo proclamó a los cuatro vientos. Nos lo cuenta la lectura inicial de este domingo. Era la fiesta de Pentecostés, y ante los que habían acudido de muchos sitios, Pedro levantó la voz para decir: Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio... No fue fácil el camino que los llevó a esta fe. El mismo Resucitado tuvo que ganárselos, rompiendo su estrechez. El Evangelio de hoy nos narra la forma en que el Señor Jesús logró cambiar la mentalidad a dos de ellos, en un domingo.

Se habían separado del grupo y se dirigían a Emaús, distante unas leguas de Jerusalén. Iban comentado, precisamente, lo que había pasado con su Maestro. La cruz había desmoronado todas las ilusiones que él les había despertado. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. No los interrumpe de momento. Se pone a la escucha, bajando a la visión de ellos, para subirlos desde ahí a la suya. Ellos no son capaces de reconocerlo, porque sus ojos estaban cerrados a la fe. Por eso, decidido a abrírselos, les interrumpe con la pregunta: ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino? Ellos, sorprendidos de que no estuviera "al loro" -como dirían hoy otros jóvenes en su situación-, se detuvieron para replicarle: "¿Eres tú el único que no se ha enterado de lo que ha pasado estos días?" Él no se inmuta y pregunta ingenuamente: "¿Qué?" Quiere que manifiesten su propia impresión. Quiere llevarlos a la fe, desde su propia versión. Y ellos le dicen: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras... cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días que esto sucedió..." Sí, ellos habían creído que era el Mesías, pero ya no. Y es entonces, cuando el Señor les dice dónde radica la ceguera para no comprender; dónde está el problema para no ver las cosas como Dios las ve: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas!" Y comenzando por Moisés y siguiendo por los anuncios de los profetas, les explicaba cómo la cruz era precisamente el camino de la gloria, en el proyecto de Dios. El Señor les habría así otro panorama, distinto y contrario a los criterios con los piensan los hombres. Y es que sólo la Palabra de Dios nos da luz para discernir en la historia las proezas de Dios; los signos más contundentes de ese su inmenso amor que escapa a los que sólo miran humanamente las cosas, sin pensar en Él.

Llegando a la aldea, hizo ademán de seguir. Pero aquellos jóvenes ya no querían quedarse sin aquella luz: "Quédate con nosotros porque atardece..." Sí, aquel modo de entender había prendido su corazón en un modo de mirar que quitaba su ceguera; aquel modo de conocer el proyecto de Dios les había quitado la tristeza y les había devuelto la ilusión. Fue al partir el pan, cuando se les abrieron del todo los ojos a esa fe desconocida... Y él, desapareció ya de la vista exterior. Porque se quedaba para siempre en el lugar que le pertenece como Señor: en lo más profundo del corazón. Y aquella experiencia hizo que ya no quisieran seguir apartados del grupo. Y se volvieron sobre sus pasos, para contar; para contagiar a otros de la gran verdad que ya todos compartían y testimoniaban: Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.

En el camino de la vida, el Señor se acerca cada domingo a los suyos que van de camino. Y vuelve a explicar la Escritura que se ha cumplido en Él. Y vuelve a partir el pan para quedarse en lo más profundo. Y vuelve a suscitar esa alegría que nos hace pregoneros de la verdad más grande. Esa que los hombres necesitamos, para ver las cosas de otra manera...

 

LLAMAMIENTO URGENTE DE LOS FRANCISCANOS PIDIENDO UNA INTERVENCIÓN HUMANITARIA INMEDIATA EN LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD DE BELÉN

El superior general de la orden de los hermanos menores realizó un llamamiento para solucionar con urgencia el drama de la basílica de la Natividad de Belén. El padre fanciscano Giacomo Bini, en un comunicado, expone la necesidad de una inmediata intervención de carácter humanitario y asegura que los frailes en Belén no son rehenes.

La situación en la Basílica de la Natividad, que dura dos semanas, es crítica, según el padre Bini, que informa que desde el miércoles por la noche se han acabado el agua y los víveres; no se ha permitido recoger el cadáver del joven palestino asesinado, tampoco pueden atender adecuadamente a otro palestino gravemente herido y se ha cortado el suministro eléctrico al convento franciscano.

El religioso franciscano asegura con firmeza que "los hermanos y hermanas de la Comunidad religiosa de Belén no pueden ser considerados rehenes, porque han elegido libremente permanecer en el lugar. Los más de 200 palestinos atrincherados en la Basílica, se han visto obligados a refugiarse en la misma escapando del ejército israelí, lo mismo que ocurrió con los 5 periodistas italianos durante los 5 primeros días de asedio".

El comunicado, en nombre de todos los Hermanos Menores y de forma particular de los que están en Tierra Santa, rechaza de forma absoluta cualquier acto de violencia, provenga de donde provenga, y se solidariza con todos los que están sufriendo a causa del grave conflicto presente. Para evitar una catástrofe, un inútil derramamiento de sangre que comportaría más odio entre las partes, los franciscanos piden con urgencia que se consienta la salida de los palestinos de los edificios de la Basílica y se garanticen sus vidas.

 

CARITAS INTERNACIONAL: ELECCIÓN ENTRE EL ODIO O LA PAZ EN ORIENTE MEDIO

Caritas Internacional está horrorizada por la espantosa violencia que se ha desencadenado en Tierra Santa. La dramática intensificación de los enfrentamientos entre israelíes y palestinos está ensanchando cada vez más la espiral de odio entre los dos pueblos, que en las últimas semanas han visto como aumentaba el número de muertos y heridos en los dos bandos. Caritas está preocupada sobre todo por el asalto bélico que el ejército israelí ha llevado a cabo en las ciudades y en los campos refugiados de Cisjordania, Gaza y Jerusalén . En tales circunstancias, es cada vez más difícil, incluso para las organizaciones humanitarias como Caritas, distribuir medicinas, alimentos y otros productos de primera necesidad entre los más débiles: niños, mujeres y ancianos.

Muchos menores no pueden ir al colegio. Los controles de carretera impiden el movimiento de la mayoría del pueblo palestino que no puede ir a trabajar y que vive aislado y humillado en su propia casa, asistiendo diariamente a la lluvia de misiles lanzados desde los helicópteros, cazabombarderos F-16 y carros de combate, que causan el terror entre la población civil palestina que se siente indefensa ante estos ataques

Caritas Internacional condena estas maniobras del ejército judío, así como condena sin paliativos los sangrientos atentados terroristas de los camicaces contra los civiles israelíes. Las atroces represalias de unos y otros están minando, afirma Caritas, cualquier intento de acuerdo político y están dañando también el futuro de las negociaciones a las cuales forzosamente están llamados a realizar los dos pueblos.

Ante el dilema de la "elección entre el odio o la paz", la Confederación humanitaria de Caritas Internacional afirma que "un futuro de esperanza sólo puede elegir una paz justa, basada en la comprensión, el perdón y la reconciliación". Caritas pide además que la Comunidad internacional exija el fin inmediato de las actuales operaciones militares israelíes en los territorios ocupados, donde tendrían que llegar observadores internacionales.

 

ORIENTE MEDIO: "ENCONTRAR LA FORMA DE VIVIR JUNTOS EN EL RESPETO MUTUO"

¿Qué está sucediendo en Tierra Santa? Es una pregunta que nos hacemos muchos cristianos ante la barbarie desencadenada allí y cuya expresión más profunda es el odio y la venganza manifestada de la manera más sangrienta y con los métodos más crueles que la historia haya conocido. Dos pueblos monoteístas, el palestino y el israelí, obligados a vivir juntos, y que se reconocen en el mismo Padre Abraham. Pero la otra pregunta que se desliza entre líneas es ésta: ¿Qué va a ser de Tierra Santa, de los santos lugares, de los cristianos, los pocos que van quedando en aquel lugar sagrado para judíos, cristianos y musulmanes? ¿La destrucción que acompaña a la venganza hasta dónde va a llegar? Esta situación no sólo está provocando el éxodo de los cristianos de Tierra Santa, sino la destrucción física de los lugares más sagrados del cristianismo. Lugares que recuerdan el paso de Jesús por el mundo y por la historia y donde realizó toda su obre salvífica; donde nació, padeció, murió y resucitó.

Veamos algunas de las intensas actividades llevadas a cabo en este contexto, por los representantes de la Santa Sede en organismos internacionales, tanto a nivel humanitario, como a nivel de conservación de los Lugares Santos. No insistimos en los apremiantes llamamientos del Santo Padre a orar por la paz y sus invitaciones al diálogo para llegar a acuerdos justos y equitativos entre ambos pueblos, el israelí y el palestino. En los diversos encuentros realizados por los representantes pontificios ha sido confirmada siempre la posición de la Santa Sede, expresada por Juan Pablo II y reiterada también en las intervenciones públicas de estos últimos días:
1. Condena inequívoca del terrorismo, de cualquier parte que provenga;
2. Reprobación de las condiciones de injusticia y de humillación impuestas al pueblo palestino, así como las represalias y retorsiones, que no hacen otra cosa que aumentar el sentido de frustración y de odio;
3. Respeto de las Resoluciones de las Naciones Unidas por parte de todos;
4. Proporcionalidad en el uso de los medios legítimos de defensa;
5. Deber para las partes en conflicto de tutelar los Lugares sacros, muy significativos para las tres religiones monoteístas y patrimonio de toda la humanidad.

La Santa Sede, en la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha apoyado el envió de una misión a Israel y a los Territorios Ocupados para verificar la situación humanitaria, sin perder de vista que la solución final está en la vuelta a la negociación. Lo anunció el lunes monseñor Diarmuid Martín, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Ginebra, en declaraciones a Radio Vaticano. El viernes 5 de abril, la Comisión tuvo una sesión especial dedicada a la falta de respeto de los derechos humanos en los Territorios Ocupados. "Tras un debate larguísimo, con la intervención de unos veinte países, entre los que se encontraba la Santa Sede, se decidió enviar una misión especial", reveló el prelado. Muchos países hablaron de la inmovilidad forzada en que se encuentra Yasser Arafat, jefe de la Autoridad Palestina, así como del problema del terrorismo. "La Santa Sede afirmó explícitamente que es legítimo para la ONU verificar la situación de los derechos humanos, y que es importante seguir adelante para llegar a una negociación".

"Para mí está muy claro, añadió el prelado, que el futuro de los pueblos de Oriente Medio está en encontrar la manera de vivir juntos en el respeto mutuo. Tarde o temprano, se sentarán en torno a una mesa. La pregunta es: ¿por qué esperar? ¿Por qué tiene que haber todavía muertos?". En definitiva, añadió, "¿por qué envenenar la esperanza del futuro con actos que hoy están inspirados por el terror y la represalia?" Monseñor Martín concluye sus declaraciones revelando que Estados Unidos y la Unión Europea están destinando ya fondos para afrontar la emergencia humanitaria: "El problema es que mientras no haya seguridad sobre el terreno será difícil afrontarla. Y las noticias que siguen llegando son preocupantes".

En medio de noticias contradictorias procedentes desde Belén, la Santa Sede recordó ayer lunes a israelíes y palestinos que, según acuerdos internacionales firmados por esas dos partes, el respeto de los Santos Lugares es una "prioridad absoluta". El portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls comentó con estas palabras las escenas de violencia que están transformando la Basílica de la Natividad de Belén en una zona de guerra.

El comunicado de la Sala de Prensa refiere que "la Santa Sede sigue con extrema aprensión la situación en Belén y está tratando de confirmar la veracidad de los últimos acontecimientos"."El secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Jean-Louis Tauran, y el nuncio apostólico en Israel, el arzobispo Pietro Sambi --aclara el portavoz en su comunicado-- han tenido contactos con las autoridades de Israel para confirmar que la Santa Sede considera una prioridad absoluta el respeto del status quo de los Santos Lugares". "Con más razón por el hecho de que actualmente permanecen unos doscientos hombres --algunos armados-- en el interior de la Basílica de la Natividad, algo sin precedentes en la centenaria historia de los Santos Lugares cristianos", aclara Navarro-Valls.

El portavoz vaticano recuerda que "tanto el Acuerdo fundamental de 1993 entre la Santa Sede y el Estado de Israel, como el Acuerdo básico con la Autoridad Palestina de 2000 incluyen artículos que sancionan el respeto del status quo de los Lugares Santos". Por su parte, el Papa, en su encuentro de ayer con un grupo de peregrinos estadounidenses, dijo: "Sentimos todavía las tremendas consecuencias de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre. La espiral de violencia y de hostilidad armada en Tierra Santa --la tierra del nacimiento nuestro Señor, de su muerte y resurrección, una tierra considerada sagrada por las tres religiones monoteístas-- ha aumentado hasta llegar a niveles inimaginables e intolerables", siguió denunciando el Pontífice. "Alrededor del mundo, hombres inocentes, mujeres y niños siguen sufriendo las tragedias de la guerra, de la pobreza, de la injusticia y de los abusos de todo tipo", añadió. "Verdaderamente estamos viviendo una situación internacional muy difícil. Pero la victoria del Señor y su promesa de quedarse con nosotros "hasta el fin del mundo" (Mateo 28, 20) son antorchas de luz que nos alientan a afrontar los desafíos que se presentan ante nosotros con valor y confianza".

Nosotros tenemos una única arma, la más fuerte y poderosa, como dijo en una ocasión Juan Pablo II: la oración, la súplica al Señor de los pueblos y de la historia. Usémosla de verdad, con fe y confianza, y la paz volverá a reinar en aquella Tierra donde el saludo del Señor resucitado a los Apóstoles era: "La paz con vosotros".

 

OBISPOS, RELIGIOSAS Y LAICOS VALORAN LA FIGURA DEL CARDENAL PIRONIO

Un significativo número de obispos, tanto locales como latinoamericanos, sacerdotes, religiosas y laicos (entre ellos su hermana Zulema) rescataron diversos aspectos de la vida espiritual del cardenal Eduardo Pironio, durante el seminario sobre la figura del purpurado argentino, que tuvo lugar del 6 al 8 de abril en la Universidad Católica Argentina (UCA).

El arzobispo de Paraná y presidente del Episcopado argentino, monseñor Estanislao Karlic sostuvo, en su reflexión sobre la "Iglesia pascual", que el cardenal fue "sacramento de la palabra de la Cruz en su Pascua cotidiana, en su dolor y alegría de cada día. Pero también lo era su palabra dicha y escrita. También cuando se refería a los problemas de justicia y opresión social". "Así como no dejó de fustigar las injusticias sociales inmensas del continente, nunca salió de las fronteras del Evangelio y siempre quiso seguir los pasos del Salvador", aclaró el prelado paranaense.

En un telegrama dirigido a la presidenta de la Acción Católica Argentina (ACA) -entidad organizadora del encuentro-, profesora Beatriz Buzzetti Thomson, el Papa Juan Pablo II expresa su beneplácito por "esta iniciativa que desea mantener viva y ahondar aún más en la huella marcada por el cardenal Pironio, caracterizada por una visión de la vida firmemente arraigada en la fe y alimentada por la contemplación de la cruz de Cristo, en la que se hace patente la debilidad del ser humano y la gloria a la que está destinado". "Esto hizo de él -subraya- una persona particularmente comprensible y afable a todos, a la vez que un animador incansable y un pertinaz sembrador de esperanza aún en medio de las dificultades".

Tras implorar a la Virgen María que el seminario "contribuya a fomentar el espíritu sencillo del buen pastor, la humildad en la entrega al servicio del Evangelio y la fidelidad inquebrantable a la Iglesia y sus pastores", el Sumo Pontífice imparta a todos los congresistas la implorada bendición apostólica.

Por su parte el nuncio apostólico, monseñor Santos Abril y Castelló, rescató en su mensaje "la importancia de revivir, ya en perspectiva histórica, una figura bien conocida y que interesaba no sólo a la Iglesia en Argentina, sino también en el ámbito latinoamericano y universal".

Tras señalar que "sus connotaciones polifacéticas y la diversidad de su servicio eclesial requerían estas jornadas, no largas en tiempo, pero densas en contenido y significado", el representante papal enumeró los tres "amores" del Cardenal: "El Padre, María Santísima y la Cruz marcaron el rasgo inconfundible de 'la esperanza pascual' en él".

También lo describió como un hombre "afable, cariñoso, buen amigo y abierto a todos, al que le pesaba mucho el corazón y lo daba con generosidad. Un teólogo, pastor, amigo, hombre de mirada ancha, tan amante de la Iglesia, podía haberla servido en cualquier otra misión más alta".

Monseñor Jiménez Carvajal, titular del Consejo Episcopal Latinoamericano reconoció que "en la Iglesia continental lo recordamos como uno de los más ilustres obispos, pastor generoso, teólogo visionario, padre espiritual, contemplativo. Fue llamado muchas veces profeta de la esperanza. Su testimonio y palabras son un estímulo para todos".

La profesora Buzzetti Thomson calificó las jornadas como "un acontecimiento eclesial" que permite actualizar el "pensamiento y testimonio del cardenal Pironio, cuya personalidad dejó huellas profundas a lo largo de su rica y ejemplar vida al servicio de la Iglesia y de los hombres".

La titular de la ACA agradeció a todos los que hicieron posible el seminario, pero particularmente la "generosa disposición" del rector de la UCA y de Zulema Pironio, quien con "su presencia y acompañamiento, es testigo fiel de la santidad de vida de su hermano". También recordó alguna de sus palabras siempre esperanzadoras, sobre todas aquellas de su despedida como asesor eclesiástico de la ACA, pronunciadas en los "difíciles" años setenta: "sean testigos de esperanza, no profetas de calamidades".

"No tengamos miedo -memoró citando al purpurado-. No contagiemos desaliento ni pesimismo. Como si todo se quebrara en nuestra Iglesia o no hubiera más valores en el mundo. Como si los sacerdotes ya no fueran 'luz y sal' o los laicos ya no fueran 'fermento o levadura' entre los hombres".