NUEVO LLAMAMIENTO POR LA PAZ EN TIERRA SANTA Y PAÍSES EN GUERRA
AUDIENCIA GENERAL: SALMO 41
EL PONTÍFICE AGRADECE LA LABOR DE LOS AGENTES DE SEGURIDAD EN EL VATICANO
EL PAPA RECIBE A LA PLENARIA DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
COMPROMISO IRREVOCABLE DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL CAMINO ECUMÉNICO
ENCUENTRO DEL PAPA CON EL ALMO COLEGIO CAPRÁNICA
TIERRA SANTA, CONGO Y LA JORNADA DE ORACIÓN EN ASÍS EN EL ÁNGELUS
CARTA DEL PAPA A LA UNIÓN SACERDOTAL DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
VIGILIA DE ORACIÓN EN ASÍS
SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
EL PAPEL DE LAS RELIGIONES EN LA SOCIEDAD
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO


ENERO 2002
SEMANA DEL 14 AL 20

 

NUEVO LLAMAMIENTO EN FAVOR DE LA PAZ EN TIERRA SANTA Y EN TODOS LOS PAÍSES MARTIRIZADOS POR GUERRAS Y VIOLENCIA

Como cada año, por estas fechas, Juan Pablo II recibió el lunes a las autoridades civiles de la ciudad de Roma, de la provincia y de la Región del Lacio. Encuentro tradicional - afirmó el Papa - que representa también una ocasión propicia para reiterar los vínculos que unen a la Iglesia de la Urbe con el territorio que la rodea.

El Santo Padre señaló asimismo que, habiendo transcurrido un año de la conclusión del Gran Jubileo, los frutos de luz y de gracia de aquel evento espiritual extraordinario siguen sosteniendo a los creyentes. Y representan también para los hombres de buena voluntad motivo de esperanza, a pesar de que el escenario mundial está marcado por numerosos y persistentes conflictos. En este contexto, Juan Pablo II se refirió de modo especial a Tierra Santa y a todos los pueblos que sufren por la violencia, implorando a Dios por la paz: "Pienso, en particular en Tierra Santa, a la que Roma está íntimamente ligada, suplicando a Dios por el don de la paz para los pueblos que habitan en ella. Al mismo tiempo, elevo fervientes oraciones para que pronto se restablezcan condiciones de vida digna del ser humano en todos los países martirizados por guerras y varias formas de violencia".

El Papa señaló la necesidad de proseguir sin desalentarse en el esfuerzo de construir una sociedad solidaria y pacífica. E hizo hincapié en que este esfuerzo es un deber para todos. En primer lugar, para quienes ejercen tareas institucionales, que se deben apelar a todo recurso posible para alcanzar este objetivo de progreso y de paz. En este mismo contexto, Juan Pablo II expresó su satisfacción ante las iniciativas de las administraciones civiles de Roma y del Lacio, en favor de los más necesitados. Asimismo, el Pontífice reiteró que "una distribución más justa de los recursos y la integración entre las distintas culturas constituyen las premisas necesarias para un futuro que tenga una dimensión humana real".

Y, recordando que la Iglesia Católica colaborará siempre con las autoridades civiles en favor del bien común, el Papa aseguró su cercanía espiritual y su alegría ante los logros alcanzados. Entre éstos, el Santo Padre citó las medidas legislativas aprobadas el año pasado en favor de la familia fundada en el matrimonio. Asimismo, el Papa señaló la urgencia de ayudar a los jóvenes de modo que puedan afrontar con serenidad el matrimonio, asumiendo sus propias responsabilidades en la educación de los hijos.

Junto con la familia, el cuidado de los niños, de los chicos y de los jóvenes - subrayó el Santo Padre - representa una prioridad para aquellos que se preocupan por el futuro de la humanidad. En este contexto, puso de relieve que el reconocimiento de la función social y educadora de los Oratorios incrementará la cooperación entre la comunidad civil y la eclesial.

El Pontífice expresó además su aprecio por las medidas tomadas en favor de la tutela de los ancianos, en especial de los que viven solos. Luego, destacó también las iniciativas emprendidas para ayudar a los sectores más débiles de la población y de todos aquellos que viven en condiciones de parcial o total pobreza y marginación, de los que un alto porcentaje son inmigrantes.

En ninguna situación - reiteró el Papa - se puede considerar inútil una vida humana, aunque se trate de personas sin hogar; ancianos solos; niños y familias con graves problemas; jóvenes con problemas; inmigrantes; personas sin empleo; presos; enfermos terminales; o cualquier otra categoría con dificultades. Sin olvidar, por supuesto, los problemas ligados a la salud, de modo especial de las personas menos pudientes. Precisamente, en el sector de la salud, Juan Pablo II citó el "reciente acuerdo estipulado en lo que respecta a la asistencia religiosa en los hospitales y en las clínicas", manifestando que está seguro de que contribuirá a salir al paso de las reales exigencias de los enfermos.

El Papa finalizó su discurso, a las autoridades civiles de Roma y de su provincia, recomendando la salvaguardia de la persona y del bien común también ante el progreso tecnológico, en estos tiempos en que todo cambia. Tiempos en los que las condiciones de vida se van haciendo cada vez más complejas, debido a las transformaciones radicales, en el ámbito local, nacional e internacional. Y destacó la importancia de impulsar a los ciudadanos a asumir sus propias responsabilidades, en relación de toda la comunidad, y de modo especial en lo que respecta a la juventud. Animando a todos a proyectar y construir juntos el futuro.

 

AUDIENCIA GENERAL: SALMO 41

Una cierva sedienta, con la garganta seca, lanza un lamento ante el desierto árido, anhelando las frescas aguas de un arroyo. Con esta hermosa imagen se abre el Salmo 41, sobre el que el Santo Padre, en la catequesis de este miércoles, invitó a meditar a los fieles romanos y peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI. Juan Pablo II puso de relieve la profunda espiritualidad que de él se desprende, definiéndolo como una verdadera joya de fe y de poesía.

Es un Salmo de plegaria y de esperanza: "¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a darle gracias: salud de mi rostro y mi Dios". Este llamamiento, repetido dos veces en el Salmo 41 y una en el Salmo 42, con el que está estrechamente unido, es una invitación del orante dirigida a sí mismo con el fin de rechazar la melancolía a través de la manifestación de confianza en Dios, que se va a manifestar de nuevo como Salvador.

La imagen de la cierva sedienta, afirmó el Papa, es símbolo del orante que tiende con todo su ser, cuerpo y alma, hacia el Señor percibido como lejano y al mismo tiempo necesario. Es una búsqueda insistente de Dios por parte del hombre, una empresa, afirmaba Orígenes, insigne autor cristiano del siglo tercero, que no termina nunca, porque nuevos progresos son siempre posibles y necesarios.

Tres son los momentos que forman la trama de esta súplica. Dos de ellos en el Salmo 41 y el último en el Salmo 42. La primera escena, precisó el Papa, expresa la profunda nostalgia suscitada por el recuerdo de un pasado feliz por las magníficas celebraciones litúrgicas, ahora inaccesibles. El Salmista se encuentra ahora lejos de Sión. Un presente triste se opone a aquel pasado gozoso. El orante contempla las aguas del Jordán en la zona del monte Hermón. Aguas que bajan en cascada, que arrastran y destruyen. Son, como el diluvio, aguas caóticas, quitan la vida, no la sed, como la quitan las de Sión.

Esta irrupción de las aguas nos presenta la segunda escena con una fuerza simbólica: son los perversos, los adversarios del orante, acaso paganos también quienes viven en esta región remota donde el fiel se encuentra relegado. Se ríen del justo y se mofan de su fe, preguntándole irónicamente: "¿Dónde está tu Dios?".

El Salmo 42 nos presenta la tercera escena. Ante estos labios resecos que gritan, ante esta alma atormentada, Dios no permanece mudo. El orante se anima de nuevo con la esperanza: "Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi gozo y alegría".

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:

La bella imagen de la cierva que busca corrientes de agua refleja el anhelo de llegar a la presencia de Dios, sentido como lejano y necesario al mismo tiempo. Lo busca en cuerpo y alma, porque el deseo primario, espontáneo y substancial de Dios, implica a la persona en su integridad.

El Salmo alude a quienes se burlan de la oración del creyente, al que provocan preguntándole: "¿dónde está tu Dios?" La respuesta consiste en vencer el desánimo con la confianza plena en el Señor, que ciertamente se manifestará como Salvador. A las insidias de un ambiente indiferente o lejano del verdadero sentido religioso, el creyente que ora contrapone su firme esperanza de poder llegar realmente a la presencia de Dios para invocarlo y alabarlo.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los feligreses de las parroquias de San Bartolomé, San José Obrero y San Francisco, de Murcia. Invito a todos a persistir en la oración, afianzando así la fe y avanzando por los caminos del Señor.

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Una vez más, el Santo Padre dirigió unas palabras afectuosas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Aludiendo a la festividad del Bautismo del Señor, celebrada el domingo anterior, el Papa deseó a los jóvenes que suscite el recuerdo de su propio bautismo y que sea para ellos estímulo a testimoniar con gozo su fe en Cristo.

"Que constituya para los enfermos alivio en el sufrimiento y ayude a los recién casados a profundizar en la propia fe y a dar valientemente testimonio de ella para transmitirla luego fielmente a sus hijos".

 

EL PAPA AGRADECE LA LABOR DE LOS AGENTES DE SEGURIDAD EN EL VATICANO

"Tras los atentados del 11 de septiembre la función de los servicios de seguridad está aun más comprometida en la prevención de cualquier posible riesgo". Esta fue la afirmación de Juan Pablo II durante la audiencia a los a funcionarios y agentes de los servicios de seguridad en el Vaticano, a quienes agradeció la labor que con eficacia y discreción desarrollan cotidianamente.

"Como consecuencia del terrorismo se ha difundido entre las personas un sentimiento de miedo, que genera ansia, desconfianza y rechazo", por lo que el Pontífice recomendó que junto a la oportuna adopción de medidas adecuadas para garantizar la seguridad de todos, es necesario devolver a la gente la confianza en una sociedad que sepa vivir en su seno relaciones más abiertas y solidarias.

Juan Pablo II manifestó su agradecimiento a estos agentes que contribuyen en la protección de tantas personas, conocidas o desconocidas que vienen a visitar al Papa. Esta atenta vigilancia hace que se respete y salvaguarde el clima de fe y fraternidad de los miles de peregrinos de cada ángulo del mundo movidos por el deseo de profesar juntos su fe. Una invasión pacífica de personas de distintas edades, procedencias y culturas que llevan a cabo una significativa experiencia comunitaria: experimentan el respeto recíproco, la acogida y el diálogo fraterno y juntos, con lenguas y tradiciones distintas, proclaman valores humanos y espirituales que hermanan a los hombres.

 

EL PAPA RECIBE A LA PLENARIA DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

La colaboración efectiva entre los dicasterios de la Curia Romana y las Conferencias Episcopales, los documentos publicados por la Congregación para la Doctrina de la Fe y la pérdida de relevancia de la ley natural fueron los temas centrales del discurso dirigido por el Papa el sábado a la Asamblea Plenaria de este dicasterio vaticano presidido por el cardenal Joseph Ratzinger.

Refiriéndose al significado profundo de esta reunión, Juan Pablo II subrayó que "la Iglesia exige y vive de esta continua confrontación fraterna de la que sólo puede nacer una colaboración más efectiva y eficaz entre los dicasterios de la Curia Romana, con las Conferencias Episcopales y por consiguiente también con los Superiores generales de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica. Sin tal colaboración, ha insistido el Papa, que nace de una consolidada unidad de esfuerzos, la Iglesia no podría ser verdaderamente sí misma". En este contexto, el Pontífice ha subrayado que el testimonio común de cristianos, en este momento histórico, es una instancia primaria de la fidelidad al Señor, fidelidad que da sentido a nuestras existencias.

Más adelante Juan Pablo II se detuvo en el problema de la recepción de los documentos doctrinales que la Congregación para la Doctrina de la Fe va publicando progresivamente. "Un problema sobre todo -dijo el Papa- de asimilación de los contenidos de los documentos y de colaboración en la difusión y aplicación de las consecuencias prácticas que emergen de los mismos". Pero además existe un problema de trasmisión de las verdades fundamentales que estos documentos abordan. El Santo Padre manifestó al respecto la necesidad de mayor atención y ponderación en cuestiones como la incidencia en esta dificultad de recepción de la dinámica de los medios de comunicación de masas, de situaciones históricas particulares , o de la dificultad de acoger las severas exigencias del lenguaje evangélico.

"Son temas que exigen tiempo y estudios adecuados", insistió el Santo Padre, recordando además la utilidad de la atención recíproca para que las distintas sugerencias permitan que el mensaje íntegro llegue al mayor número posible de personas. El Pontifica subrayó también la evidente necesidad de una implicación cada vez mayor de las Conferencias Episcopales, de los obispos y a través de ellos, de todos los anunciadores del Evangelio, en la labor de sensibilización sobre los temas más urgentes de la proclamación de la fe hoy en día.

Otro de los temas abordados por el Santo Padre fue la pérdida de relevancia de la ley natural. "Una doctrina perteneciente al gran patrimonio del saber humano, purificada y llevada a la plenitud gracias a la luz de la Revelación". Juan Pablo II manifestó que la ley natural es la participación de la criatura racional en la ley eterna de Dios. Su individuación permite además una amplia base de diálogo con personas con distinta orientación o formación, para buscar el bien común.

Por esta razón, y en este momento tan inquietante para tantas naciones, comunidades y personas, el Santo Padre evidenció su grata aprobación por el estudio emprendido para redescubrir el valor de esta doctrina, sobre todo en vista de los retos que deberán afrontar los legisladores cristianos en su deber de defensa de la dignidad y de los derechos del hombre.

 

COMPROMISO IRREVOCABLE DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL CAMINO ECUMÉNICO

Juan Pablo II, recuerda que "no se puede dar marcha atrás en el camino ecuménico emprendido", y reitera el compromiso irrevocable de la Iglesia Católica en este sentido, al recibir el sábado a una Delegación Ecuménica de Finlandia.

Juan Pablo II recibía a una Delegación Ecuménica de Finlandia, en ocasión de la festividad de San Enrique, Apóstol y Patrón de este país. Tras destacar la feliz coincidencia de esta visita realizada en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el Pontífice hizo hincapié, precisamente, en la necesidad vital de rezar sin cesar por la unidad. La cual llegará, no como fruto del esfuerzo humano, sino como gracia.

Oración por la Unidad -subrayó asimismo el Papa - "que debe estar enlazada con la determinación de predicar el Evangelio de Jesucristo con un solo corazón y una sola voz, 'para que el mundo crea' (Jn 17, 21)". Cometido que requiere sacrificio y compromiso, como hizo a lo largo de su vida San Enrique, recordó Juan Pablo II, afirmando luego que "Finlandia también necesita a Cristo".

"La profundidad del alma finlandesa se percibe en los santos de su historia y en sus construcciones, como la de la Catedral de Turku", señaló el Papa, destacando luego que sólo Cristo puede satisfacer el anhelo creciente de esta profundidad. Juan Pablo II, recordando que "no se puede dar marcha atrás en el camino ecuménico emprendido", reiteró el compromiso irrevocable de la Iglesia Católica en este sentido. Animados en ello por la "esperanza de estar guiados por la presencia de Cristo resucitado y por la fuerza inagotable de su Espíritu, capaz de sorpresas siempre nuevas" (Novo Millennio Ineunte, 12).

El Papa finalizó su saludo a la Delegación Ecuménica de Finlandia invocando al Espíritu Santo, para que "nos ayude a descubrir los pasos que debemos cumplir para alcanzar la comunión plena y visible de todos los Cristianos".

 

ENCUENTRO DEL PAPA CON EL ALMO COLEGIO CAPRÁNICA

El Papa, recordando que "Jesús no es el Mesías del triunfo y de la potencia", animó a los alumnos del Almo Colegio Capránica a "seguir con valentía al Señor, abriéndose siempre a las necesidades del prójimo". También este año, Juan Pablo II recibió el sábado a los superiores y alumnos del Almo Colegio Capránica. Cita tradicional con ocasión de la proximidad de la fiesta de la mártir romana Santa Inés, que es la patrona de este histórico centro, el primero, creado en Roma para la formación de candidatos al sacerdocio.

En su discurso, el Papa se refirió al secular vínculo de este Colegio con la Sede Apostólica y con el Sucesor de Pedro. Destacando que se trata de una de las más antiguas e ilustres instituciones para la formación sacerdotal, no sólo de la diócesis de Roma, sino también de otras diócesis de Italia y de todo el mundo.

Juan Pablo II invitó a la comunidad del Colegio Capránica a permanecer en la escucha permanente de la Palabra de Dios. Profundizando en aquellos vínculos de comunión, que ayudan a cada uno de los candidatos a impulsar la misión evangelizadora en el mundo. Y viviendo intensamente su experiencia comunitaria, que constituirá el cimiento de toda su existencia. Puesto que están llamados a vivir y a estar al lado y al servicio del prójimo. "Jesús no es el Mesías del triunfo y de la potencia. Como auténtico Siervo del Señor, Él realizo su misión de Mesías en la solidaridad, en el servicio, y en la humillación de la muerte" ha recordado el Papa, animando a los futuros sacerdotes a "seguir con valentía" a Jesús, avanzando confiados, renovando cada día su fidelidad a Cristo, y abriéndose siempre a las necesidades de los hermanos".

El Santo Padre, dirigiéndose de modo especial a los queridos alumnos del Almo Colegio Capránica les recordó que están llamados a ser testigos y modelos de la grey que se les confiará. Y que, para ello, es necesario que adquieran las disposiciones interiores y las conductas específicas, que son la base de la espiritualidad sacerdotal. Cuyo modelo es Cristo mismo. En este contexto, el Papa invitó a los candidatos al sacerdocio a contemplar el rostro del Maestro, tendiendo a la santidad y difundiendo por doquier el amor de Cristo.

Tras exhortarles a "permanecer siempre fieles a la Iglesia, obrando en comunión con los Obispos", Juan Pablo II recordó que el sacerdote, en efecto, "no es un hombre con iniciativas aisladas e independientes". Sino que "es ministro del Evangelio en nombre de la Iglesia", por lo que "cada una de sus obras apostólicas empieza en la Iglesia y a ella regresa". E, invitando a los candidatos al sacerdocio a no temer ante las dificultades que pueden encontrar en su misión, el Papa les animó a que "en estos años de preparación" aprendan a remar mar adentro con la ayuda del Espíritu Santo. Para "alcanzar el gozo en todo aquello que el Señor cumplirá por medio de ellos, experimentando, aun en medio de las pruebas y dificultades, la grandeza y la alegría de su misión".

 

TIERRA SANTA, CONGO Y LA JORNADA DE ORACIÓN EN ASÍS EN EL ÁNGELUS

Juan Pablo II, como todos los domingos y festivos, rezó la oración mariana del Ángelus con los fieles romanos y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro. En su breve alocución recordó que "después del trágico atentado del 11 de septiembre pasado, siempre presente en nuestra memoria, y ante el riesgo de nuevos conflictos, los creyentes advierten la urgencia de intensificar la oración por la paz, pues la paz es, sobre todo, un don de Dios".

Es en este contexto en el que se ha colocado tanto la Jornada de ayuno del 14 de diciembre pasado, como la Jornada de oración por la paz en Asís del 24 de enero, en la que van a tomar parte representantes de diversas confesiones cristianas y de otras religiones. Esta experiencia se tuvo por primera vez el 27 de octubre de 1986, cuando la ciudad de San Francisco acogió dentro de sus muros a exponentes de las religiones del mundo para elevar al Cielo una férvida imploración de paz.

Desde entonces, recordó el Pontífice, un nuevo espíritu -llamado con frecuencia "espíritu de Asís"- "anima el diálogo interreligioso, unido indisolublemente al compromiso por la justicia, por la salvaguardia de la creación y por la paz. Juan Pablo II dijo también que no se trata de un acto de sincretismo religioso, pues cada grupo religioso rezará en lugares diversos según la propia lengua, la propia tradición, en el pleno respeto de los demás. Esto unirá a todos en la certeza de que la paz es don de Dios. Precisamente, como creyente, cada uno sabe que está llamado a convertirse en operador de paz.

Por último, el Papa afirmó que hombres y mujeres de diversas pertenencias religiosas no sólo pueden colaborar sino que deben comprometerse cada vez más en defender y promover el reconocimiento efectivo de los derechos humanos, condición indispensable para una paz auténtica y duradera. Ante la violencia que en estos tiempos se ha desencadenado en numerosas regiones del mundo, se advierte la necesidad de demostrar que las religiones son un factor de solidaridad, desmintiendo y aislando a todos los que instrumentalizan el nombre de Dios con fines o con métodos que en realidad lo ofenden.

Juan Pablo II concluyo invitando al mundo a unirse a esta peregrinación de paz con estas palabras: "El jueves próximo, Dios mediante, realizaremos juntos una peregrinación en tren, siguiendo el ejemplo del Beato Juan XXIII, que fue a Loreto y a Asís, el 4 de octubre de 1962. Invito a que se unan a esta peregrinación a todos los creyentes y a las personas de buena voluntad de todo el mundo, porque todos estamos llamados a construir juntos la paz. Quisiera invitar a que se unan a nosotros en la oración particularmente las Comunidades religiosas y monásticas, especialmente las de clausura, así como los niños, los enfermos y los ancianos. Que María, Reina de la paz, obtenga para la humanidad el don precioso de la paz y nos ayude a ser en todos los ambientes, como lo fue Francisco, instrumentos de aquella paz que sólo Dios puede dar".

Terminada la oración mariana del Ángelus y el responso por los difuntos, el Santo Padre lanzó un acuciante y angustiado llamamiento en favor de la paz en los Santos Lugares con estas palabras: " Una vez más -y con cuánta tristeza- me veo obligado a evocar la dramática situación en Tierra Santa, donde repetidos ataques y represalias siembran cada día sangre y muerte. Esta lógica perversa no conduce a ninguna salida y es doloroso constatar que los protagonistas del conflicto han embocado un callejón sin salida. Invito apremiantemente a los responsables de las partes en lucha a poner fin a estos enfrentamientos y a la comunidad internacional a no abandonarlos. Es urgente precisar qué instrumentos son capaces de poner en movimiento la dinámica de la paz que pueda permitir a Israelíes y Palestinos pensar en su futuro. ¡Que, por intercesión de la Virgen María, Dios ilumine la mente y el corazón de todo hombre de buena voluntad!"

Juan Pablo II terminó su encuentro con los fieles en la Plaza de San Pedro, expresando su cercanía espiritual a las poblaciones azotadas por la furia del volcán Nyiragongo, en la República Democrática del Congo, que desde hace algunos días ha reemprendido su actividad con una violencia inaudita. Que no falte, dijo, nuestra ayuda concreta a todos los que sufren a causa de esta grande calamidad.

Antes de despedirse de los fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa saludó a los presentes en español y en italiano. Estas fueron sus palabras para los peregrinos de nuestra lengua.

"Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, de modo particular a los grupos de las parroquias de San Juan y San Pablo de Murcia. Que la oración del Ángelus os aliente a seguir dando testimonio de Jesucristo, el Hijo de Dios nacido de la Virgen María. ¡Qué la gracia y la paz del Señor os acompañen siempre!"

 

CARTA DEL PAPA A LA UNIÓN SACERDOTAL DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY

Por encargo del Santo Padre, el Cardenal Darío Castrillón, Prefecto de la Congregación para el clero y Presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, entregó el viernes a las 18 horas locales, las 22 de Roma, una Carta autógrafa del Papa y presenció la Profesión de fe y el juramento de fidelidad al Romano Pontífice, según la praxis vigente, de Mons. Licinio Rangel, que ha sido nombrado por Juan Pablo II como Administrador Apostólico de la Administración Apostólica Personal de "San Juan María Vianney" en Campos, Brasil.

El pasado viernes la Comunidad de fieles brasileños simpatizantes del arzobispo francés Marcel Lefebvre volvía al seno de la Iglesia, después de 20 años de separación. El único grupo cismático del continente americano estaba formado por el obispo, Licinio Rangel, 26 sacerdotes y numerosos fieles y laicos, que se encuentran en su mayoría en el estado de Río de Janeiro, y que ahora han vuelto a la plena comunión con la Iglesia católica, apostólica y romana.

La ceremonia oficial de nuevo ingreso en la Iglesia tuvo lugar en la catedral de Sao Salvador a Campos, con la lectura del documento de acogida escrito por el mismo Juan Pablo II, la declaración solemne de profesión de la fe y el canto del Te Deum. En el texto, leído durante el solemne acto, el Papa escribe que "la unidad de la Iglesia es un don que viene del Señor, cabeza del Cuerpo Místico, pero que al mismo tiempo requiere la respuesta efectiva de cada uno de sus miembros".

En la carta, el Pontífice expresaba su inmensa alegría a Licinio Rangel y a los hijos de la Unión de San Juan Maria Vianney de Brasil, por haber renovado la propia profesión de fe declarando la plena comunión con la cátedra de Pedro. "Con viva dicha pastoral -subraya el Papa- hemos tomado acto de vuestro deseo de colaborar con la Sede de Pedro en la propagación de la Fe y de la Doctrina Católica".

El Santo Padre les comunicó asimismo que está ya en fase de preparación el documento legislativo que establecerá la forma jurídica de reconocimiento de esta nueva realidad eclesial, donde vendrán respetadas sus peculiaridades. En este documento, la Unión será canónicamente erigida como Administración Apostólica, de carácter personal, directamente dependiente de la Sede Apostólica y con territorio en la Diócesis de Campos. El nuevo gobierno, el Papa lo ha confiado a Mons. Rangel. Asimismo el pontífice ha concedido a los tradicionalistas el permiso de celebrar la Misa y la Liturgia de las Horas en latín, según el rito de Pío V.

En la solemnidad de Navidad de 2001, el Santo Padre había enviado ya otra carta autógrafa a Mons. Rangel absolviéndolo de la excomunión. Por su parte, los hijos separados vuelven a reconocer la autoridad del Papa como vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia; la legitimidad del Concilio Vaticano II; y la validez del rito de la Santa Misa aprobado por Pablo VI.

En ocasión del acto de erección de la Administración Apostólica "San Juan María Vianney", el enviado papal, cardenal Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, pronunció una alocución en la que dijo que "el Papa del Totus Tuus no podía negarse a aceptar esta petición de volver ser acogidos, en plena comunión, en el seno de la Iglesia". "Es verdad que la nave de la Iglesia debe surcar aguas tempestuosas, pero tiene la seguridad de la asistencia divina" . En la solemne ceremonia de "bienvenida al seno materno de la Iglesia", estuvieron presentes también: el nuncio apostólico en Brasil, Mons. Alfio Rapisarda; el arzobispo emérito de Río, cardenal Eugenio Sales; y otros prelados brasileños.

 

NOMBRAMIENTOS Y RENUNCIAS

ADMINISTRACIÓN APOSTÓLICA PERSONAL DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY (BRASIL)
El Santo Padre ha acogido benignamente la solicitud de la Unión sacerdotal de San Juan María Vianney, de la Diócesis brasileña de Campos, de volver a la plena comunión con la Iglesia Universal. Juan Pablo II ha dispuesto que la Unión venga erigida como una Administración Apostólica, dependiendo directamente de la Santa Sede, con una jurisdicción personal, acumulada con la del Ordinario diocesano de Campos y que coincide con el mismo territorio, concediéndole el uso del Rito Romano y de la disciplina litúrgica codificada por San Pío V, con las adaptaciones introducidas por sus sucesores hasta el Beato Juan XXIII. Mons. Licinio RANGEL ha sido nombrado Administrador Apostólico.

ARCHIDIÓCESIS DE PORT OF SPAIN (TRINIDAD Y TOBAGO)
El Papa ha aceptado la renuncia al cargo de auxiliar de la archidiócesis presentada por mons. John MENDES, obispo titular de Elefantaria de Proconsolare.

ARCHIDIÓCESIS DE GLASGOW (ESCOCIA)
Juan Pablo II ha nombrado Arzobispo Metropolitano, a Mons. Mario Joseph Conti, hasta la fecha Obispo de Aberdeen.

ARCHIDIÓCESIS DE IMPHAL (INDIA)
El Papa ha nombrado Arzobispo coadjutor, al sacerdote Dominic LUMON, actualmente vicario general de la misma archidiócesis.

DIÓCESIS DE SAN VICENTE (EL SALVADOR)
Juan Pablo II ha nombrado obispo auxiliar, al reverendo José Luis Escobar Alas, hasta el momento Vicario General de la misma diócesis, asignándole la sede titular episcopal de Tibica.

DIÓCESIS DE PONTA DE PEDRAS (BRASIL)
Juan Pablo II ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada por mons. Angelo Maria RIVATO. En su lugar el Papa ha nombrado como obispo al padre Alessio SACCARDO, director del colegio "São Francisco de Sales", en la archidiócesis de Teresina.

DIÓCESIS DE REGENSBURG (REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA)
Renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, presentada por Mons. Manfred MULLER.

DIÓCESIS DE KENGTUNG (MYANMAR)
Renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, presentada por Mons. Abraham THAN. El Papa ha nombrado en su lugar a mons. Peter Louis CAKÚ, hasta la fecha auxiliar de la misma diócesis.

DIÓCESIS DE MYTKYINA (MYANMAR)
El Papa ha nombrado Obispo Auxiliar al Padre Francis DAW TANG, hasta la fecha Párroco de Kamaing de la misma diócesis.

VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN ROMÁN (PERÚ)
El Papa ha nombrado coadjutor al Padre Gerardo Antonio ZERDÍN BUKOVEC, OFM, hasta ahora párroco de la Misión de Atalaya.

PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE FEIRA DE SANTANA (BRASIL)
Juan Pablo II ha erigido la provincia eclesiástica de Feira de Santana, elevando a Iglesia Metropolitana la sede episcopal de Feira de Santana y asignándole como sufragáneas las diócesis de Barra, Barreiras, Bonfim, Irecê, Juazeiro, Paulo Afonso e Ruy Barbosa, hasta ahora pertenecientes a la Provincia Ecclesiástica de São Salvador da Bahia.

PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE VITORIA DA CONQUISTA (BRASIL)
El Santo Padre ha erigido la Provincia Eclesiástica de Vitória da Conquista, elevando a Iglesia Metropolitana la sede episcopal de Vitória da Conquista y asignándole como sufragáneas las diócesis de Bom Jesus da Lapa, Caetité, Jequié e Livramento de Nossa Senhora, hasta el momento pertenecientes a la Provincia Ecclesiastica di São Salvador da Bahia.

PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE KUMASI (GHANA)
Juan Pablo II ha creado la nueva Provincia Eceleiástica de Kumasi, dividiéndola de la Provincia Eclesiástica de Cape Coast (GHANA). La nueva provincia Ecclesiastica comprenderá las diócesis sufragáneas di Obuasi, Goaso, Sunyani e Konongo-Mampong. El Papa ha nombrado como primer arzobispo metropolitano de Kumasi a mons. Peter Kwasi Sarpong, hasta ahora obispo de la misma diócesis.

UNIVERSIDAD PONTIFICIA LATERANENSE
El Santo Padre ha nombrado Rector Magnífico de la Universidad Pontificia Lateranense y director del Instituto Pontificio "Juan Pablo II" para los estudios sobre matrimonio y familia para el próximo cuatrienio a mons. Salvatore FISICHELLA, obispo titular de Voghenza y auxiliar de Roma.

CONGREGACIÓN PARA LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS
El Santo Padre ha nombrado Jefe de Departamento de la Congregación al salesiano italiano, P. Genesio TARASCO.

ENVIADO ESPECIAL PARA LA X JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
El Santo Padre ha nombrado a Mons. Javier Lozano Barragán, Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, su enviado especial para la celebración de la X Jornada Mundial del Enfermo, que tendrá lugar en Vailankanni, en la India, el 11 de febrero.

 

VIGILIA DE ORACIÓN EN ASÍS

El 23 de enero, desde las nueve a las once de la noche, tendrá lugar en la basílica de Santa María de los Ángeles de Asís, una vigilia de oración preparada por la diócesis, la oficina litúrgica nacional italiana y los franciscanos. La vigilia será presidida por Mons. Sergio Goretti, obispo de Asís y presidente de la Conferencia episcopal de la región de Umbría. Al final de la oración y antes de medianoche, los fieles en procesión de antorchas recorrerán el camino que les separa desde Santa María de los Ángeles hasta la catedral de San Rufino. La misma noche en todas las diócesis italianas, el obispo convocará a los fieles para la vigilia preparatoria del encuentro del siguiente día con el Papa.

El pasado 18 de noviembre, durante la oración mariana del Ángelus, Juan Pablo II invitó a Asís, para el 24 de enero, a todos los representantes de las religiones, con la finalidad de rezar para superar los enfrentamientos y contraposiciones en todos los rincones del planeta y, para promocionar la auténtica paz en el mundo.

Con el intento de preparase para este importante encuentro de Asís, también en Roma, a las once de la noche, los católicos se recogerán en oración en la basílica de san Juan de Letrán con todos los representantes de las diversas confesiones cristianas en Roma para la Vigilia Ecuménica diocesana que será celebrada en el ámbito de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos.

Al término del acto ecuménico los jóvenes, especialmente, serán invitados para realizar una peregrinación a pie hasta la basílica de la Santa Cruz en Jerusalén, donde se permanecerá en oración hasta medianoche para pedir a Dios que el encuentro de Asís produzca frutos abundantes de bien y de concordia entre los hombres y las religiones.

 

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Al final de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que comenzó el viernes 18 de enero, tendrá lugar el encuentro anual de la Comisión Conjunta de la Conferencia de las Iglesias Europeas (KEK) y del Consejo de las Conferencias Episcopales Católicas de Europa (CCEE), que ha redactado el material para este acontecimiento.

En la cita, que comenzará el 24 de enero en Ottmaring (Alemania), se hará un primer balance de los encuentros, diálogos y proyectos ecuménicos que han surgido en Europa tras la publicación de la Carta Ecuménica, publicada con el consentimiento de líderes de las confesiones cristianas más importantes en Estrasburgo, el 22 de abril 2001. La Comisión conjunta preparará en el encuentro, además, un libro-testimonio sobre la historia de la Carta, y estudiará la posibilidad de convocar una tercera asamblea ecuménica europea, tras las de Basilea (1989) y Graz (1997).

En el orden del día está también el informe de las actividades de la Comisión Islam en Europa y la confrontación sobre los posibles desarrollos tras el encuentro islamo-cristiano que tuvo lugar en Sarajevo del 12 al 16 de septiembre pasados. La tragedia del 11 de septiembre, observan el Consejo de las Conferencias Episcopales Católicas de Europa y la Conferencia de las Iglesias Europeas, "ha mostrado en modo nuevo la grave responsabilidad de los cristianos y la urgencia de la reconciliación y del reencuentro de la unidad visible entre las Iglesias: la división entre los cristianos obstaculiza la difusión de aquella vida según el Evangelio capaz de instaurar la fraternidad universal, verdadera alternativa a la violencia, a la injusticia y al terrorismo".

En Ottamaring se hablará además de las iniciativas de las Iglesias en el proceso de unificación de Europa, la aportación en favor de la paz en el Sudeste de Europa, y las actividades de las Iglesias para la salvaguarda de la creación. Los trabajos de la comisión se concluirán en Augusta el 26 de enero con un encuentro con los responsables de las Iglesias y las autoridades civiles de la ciudad y de Baviera, y una solemne celebración ecuménica.

 

EL PAPEL DE LAS RELIGIONES EN LA SOCIEDAD

El presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) pide a la Unión Europea (UE) no marginar la contribución de los cristianos. "Es indiscutible que vivimos en una época en la que la religión se ve cada vez más como un asunto privado y la aportación de las religiones y de las instituciones religiosas al bien de la sociedad es cada vez más desconocida por los líderes políticos", constata monseñor Josef Homeyer, obispo de Hildsheim (Alemania), en una entrevista concedida a la agencia católica italiana SIR.

El prelado ha comentado el discurso de Juan Pablo II a los embajadores acreditados ante la Santa Sede, el pasado 10 de enero, en el que denunció la exclusión de las comunidades de creyentes en el proceso de redacción de la Convención europea. El prelado explica que no todos en la Unión Europea excluyen esta dimensión. Por ejemplo, en el Libro Blanco para los puestos de dirección, publicado el año pasado, la Comisión Europea reconoce "la especial contribución" ofrecida por las Iglesias y las comunidades de los creyentes a la sociedad.

"Y, si bien la declaración de Laeken no menciona explícitamente a tales comunidades, tal como ha subrayado el Papa, tampoco las excluye, añade Homeyer. Ciertamente, habríamos preferido que hubieran sido claramente reconocidas pero tenemos presente que hay muchos ciudadanos europeos que querrían que fueran explícitamente excluidas".

"En este sentido, el Papa ha dicho algo muy importante --concluye el prelado alemán--: " Reconocer un hecho histórico innegable no significa en absoluto ignorar toda la exigencia moderna de una justa laicidad de los Estados y, por tanto, de Europa". Como representantes de las Iglesias y de las comunidades de los creyentes, no pedimos ningún privilegio extraordinario, sino sólo que sea reconocida la especificidad de nuestra especial aportación a la sociedad".

 

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO (A): 20.01.02
"Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"

El tema de la llamada, de la vocación, unifica las lecturas sagradas de este segundo domingo del tiempo ordinario. Es Dios quien habla para revelar su proyecto de salvación, para manifestar su voluntad. El Vaticano II, y lo repite la Tertio millenio adveniente, recuerda que Cristo "en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación... y la vocación última del hombre es realmente una sola, es decir, la vocación divina" (GS 22; TMA 52). Es la llamada a ser santos, a convertirnos en apóstoles, a seguir al Cordero.

El evangelista San Juan insiste mucho sobre la necesidad de ver y contemplar a Jesús. Su evangelio es un cúmulo de testimonios sobre su visión del Maestro. Hoy nos transmite el testimonio de Juan Bautista: "Yo lo he visto". El cristiano no es sólo alguien que sigue a una figura evanescente en la historia pasada, sino el que ha visto y oído a Jesús, ha experimentado la fuerza y el calor de sus acciones y ha sido, como dice San Pablo "conquistado por Jesucristo". Por eso el Apóstol nos recuerda hoy en la segunda lectura "que hemos sido consagrados por Jesucristo, llamados al pueblo santo junto con todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo Señor nuestro". Esta llamada a la santidad se realiza sobre todo en la oración. Como modelo de esta contemplación de Jesús se nos presenta también a Juan Bautista.

Algunos de los apóstoles, que habían sido discípulos del Bautista, le piden expresamente a Jesús: "Señor enséñanos a orar, como también Juan enseñaba a sus discípulos". Los apóstoles tienen ya el ejemplo de Jesús que alargaba su oración, para hacer la voluntad del Padre. Pero necesitan que esta oración de Jesús sea adaptada a sus vidas, a la nueva situación del grupo en el que se han introducido. Siempre es necesario adaptar la oración a nuestras circunstancias concretas, ya que la santidad se desarrolla en todas las situaciones de la vida. Nuestra vocación cristiana exige la oración, la visión de Dios, la contemplación de su proyecto de santidad. Sólo en la oración puede existir la docilidad interior, con una espera paciente y perseverante de todo lo que Dios quiere realizar en cada uno de nosotros.

La visión de Dios no nace en una oración egoísta, sino que se realiza sólo en el que desea la salvación de los hermanos y se empeña en el apostolado según su vocación. Hoy Pablo nos dice que él ha sido "llamado a ser apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios". Jesús nos revela el papel que nos toca desempeñar a cada uno de nosotros, nos comunica su luz y su fuerza, dándonos aquél Espíritu que él mismo ha recibido. Sólo en el Espíritu se puede realizar la misión de la Iglesia en el mundo, en una experiencia de amor que iniciando desde Dios, nos implica a todos los bautizados. Es una misión que se puede vivir en el matrimonio y en el celibato, pero que siempre posee como fermento una experiencia de amor en el Espíritu Santo. Este amor, se puede convertir en servicio. El tema del "siervo de Dios" se nos presenta en la primera lectura de este día como profecía y, en el evangelio, encuentra la primera realización en Jesús, siervo de la voluntad del Padre.

Nosotros cristianos estamos al servicio de este mundo, de la gente que encontramos cada día, con sus esperanzas, sus dudas y sus miserias. Pero nuestro primer servicio consiste en ser testigos de Cristo. Si Cristo no es él que ha transformado y dado la vuelta a nuestra existencia, nuestro servicio será inútil, vanos nuestros esfuerzos, nuestras reflexiones y nuestros programas pastorales. Pero Dios, por el contrario, quiere convertirnos en "luz de las naciones, para que llevemos su salvación hasta los confines de la tierra". El cristiano que está con Jesús sabe iluminar y reconocer todas las manifestaciones del Espíritu de Jesús.

La vocación cristiana es siempre una vocación para la misión, para llevar la salvación "hasta los confines de la tierra". Llevar la salvación significa aceptar la potencia del Señor, que con la colaboración humana quiere realizar gestos de misericordia. Significa seguir la llamada a seguir al Cordero, aceptar el compromiso de salvar a los otros, de llevar la Palabra de salvación que tenga la fuerza del Espíritu Santo. En esto tenemos que convertirnos si queremos seguir a Jesús y obedecer plenamente su mandato. Es tan simple y a la vez tan comprometido.