NUEVO
LLAMAMIENTO EN FAVOR DE LA PAZ EN TIERRA SANTA Y EN TODOS LOS PAÍSES
MARTIRIZADOS POR GUERRAS Y VIOLENCIA
Como cada
año, por estas fechas, Juan Pablo II recibió el lunes
a las autoridades civiles de la ciudad de Roma, de la provincia y de
la Región del Lacio. Encuentro tradicional - afirmó el
Papa - que representa también una ocasión propicia para
reiterar los vínculos que unen a la Iglesia de la Urbe con el
territorio que la rodea.
El Santo
Padre señaló asimismo que, habiendo transcurrido un año
de la conclusión del Gran Jubileo, los frutos de luz y de gracia
de aquel evento espiritual extraordinario siguen sosteniendo a los creyentes.
Y representan también para los hombres de buena voluntad motivo
de esperanza, a pesar de que el escenario mundial está marcado
por numerosos y persistentes conflictos. En este contexto, Juan Pablo
II se refirió de modo especial a Tierra Santa y a todos los pueblos
que sufren por la violencia, implorando a Dios por la paz: "Pienso,
en particular en Tierra Santa, a la que Roma está íntimamente
ligada, suplicando a Dios por el don de la paz para los pueblos que
habitan en ella. Al mismo tiempo, elevo fervientes oraciones para que
pronto se restablezcan condiciones de vida digna del ser humano en todos
los países martirizados por guerras y varias formas de violencia".
El Papa
señaló la necesidad de proseguir sin desalentarse en el
esfuerzo de construir una sociedad solidaria y pacífica. E hizo
hincapié en que este esfuerzo es un deber para todos. En primer
lugar, para quienes ejercen tareas institucionales, que se deben apelar
a todo recurso posible para alcanzar este objetivo de progreso y de
paz. En este mismo contexto, Juan Pablo II expresó su satisfacción
ante las iniciativas de las administraciones civiles de Roma y del Lacio,
en favor de los más necesitados. Asimismo, el Pontífice
reiteró que "una distribución más justa de
los recursos y la integración entre las distintas culturas constituyen
las premisas necesarias para un futuro que tenga una dimensión
humana real".
Y, recordando
que la Iglesia Católica colaborará siempre con las autoridades
civiles en favor del bien común, el Papa aseguró su cercanía
espiritual y su alegría ante los logros alcanzados. Entre éstos,
el Santo Padre citó las medidas legislativas aprobadas el año
pasado en favor de la familia fundada en el matrimonio. Asimismo, el
Papa señaló la urgencia de ayudar a los jóvenes
de modo que puedan afrontar con serenidad el matrimonio, asumiendo sus
propias responsabilidades en la educación de los hijos.
Junto con
la familia, el cuidado de los niños, de los chicos y de los jóvenes
- subrayó el Santo Padre - representa una prioridad para aquellos
que se preocupan por el futuro de la humanidad. En este contexto, puso
de relieve que el reconocimiento de la función social y educadora
de los Oratorios incrementará la cooperación entre la
comunidad civil y la eclesial.
El Pontífice
expresó además su aprecio por las medidas tomadas en favor
de la tutela de los ancianos, en especial de los que viven solos. Luego,
destacó también las iniciativas emprendidas para ayudar
a los sectores más débiles de la población y de
todos aquellos que viven en condiciones de parcial o total pobreza y
marginación, de los que un alto porcentaje son inmigrantes.
En ninguna
situación - reiteró el Papa - se puede considerar inútil
una vida humana, aunque se trate de personas sin hogar; ancianos solos;
niños y familias con graves problemas; jóvenes con problemas;
inmigrantes; personas sin empleo; presos; enfermos terminales; o cualquier
otra categoría con dificultades. Sin olvidar, por supuesto, los
problemas ligados a la salud, de modo especial de las personas menos
pudientes. Precisamente, en el sector de la salud, Juan Pablo II citó
el "reciente acuerdo estipulado en lo que respecta a la asistencia
religiosa en los hospitales y en las clínicas", manifestando
que está seguro de que contribuirá a salir al paso de
las reales exigencias de los enfermos.
El Papa
finalizó su discurso, a las autoridades civiles de Roma y de
su provincia, recomendando la salvaguardia de la persona y del bien
común también ante el progreso tecnológico, en
estos tiempos en que todo cambia. Tiempos en los que las condiciones
de vida se van haciendo cada vez más complejas, debido a las
transformaciones radicales, en el ámbito local, nacional e internacional.
Y destacó la importancia de impulsar a los ciudadanos a asumir
sus propias responsabilidades, en relación de toda la comunidad,
y de modo especial en lo que respecta a la juventud. Animando a todos
a proyectar y construir juntos el futuro.
AUDIENCIA
GENERAL: SALMO 41
Una cierva sedienta, con la garganta seca, lanza un lamento ante el
desierto árido, anhelando las frescas aguas de un arroyo. Con
esta hermosa imagen se abre el Salmo 41, sobre el que el Santo Padre,
en la catequesis de este miércoles, invitó a meditar a
los fieles romanos y peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI. Juan Pablo
II puso de relieve la profunda espiritualidad que de él se desprende,
definiéndolo como una verdadera joya de fe y de poesía.
Es un Salmo
de plegaria y de esperanza: "¿Por qué te acongojas,
alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás
a darle gracias: salud de mi rostro y mi Dios". Este llamamiento,
repetido dos veces en el Salmo 41 y una en el Salmo 42, con el que está
estrechamente unido, es una invitación del orante dirigida a
sí mismo con el fin de rechazar la melancolía a través
de la manifestación de confianza en Dios, que se va a manifestar
de nuevo como Salvador.
La imagen
de la cierva sedienta, afirmó el Papa, es símbolo del
orante que tiende con todo su ser, cuerpo y alma, hacia el Señor
percibido como lejano y al mismo tiempo necesario. Es una búsqueda
insistente de Dios por parte del hombre, una empresa, afirmaba Orígenes,
insigne autor cristiano del siglo tercero, que no termina nunca, porque
nuevos progresos son siempre posibles y necesarios.
Tres son
los momentos que forman la trama de esta súplica. Dos de ellos
en el Salmo 41 y el último en el Salmo 42. La primera escena,
precisó el Papa, expresa la profunda nostalgia suscitada por
el recuerdo de un pasado feliz por las magníficas celebraciones
litúrgicas, ahora inaccesibles. El Salmista se encuentra ahora
lejos de Sión. Un presente triste se opone a aquel pasado gozoso.
El orante contempla las aguas del Jordán en la zona del monte
Hermón. Aguas que bajan en cascada, que arrastran y destruyen.
Son, como el diluvio, aguas caóticas, quitan la vida, no la sed,
como la quitan las de Sión.
Esta irrupción
de las aguas nos presenta la segunda escena con una fuerza simbólica:
son los perversos, los adversarios del orante, acaso paganos también
quienes viven en esta región remota donde el fiel se encuentra
relegado. Se ríen del justo y se mofan de su fe, preguntándole
irónicamente: "¿Dónde está tu Dios?".
El Salmo
42 nos presenta la tercera escena. Ante estos labios resecos que gritan,
ante esta alma atormentada, Dios no permanece mudo. El orante se anima
de nuevo con la esperanza: "Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi gozo y alegría".
RESUMEN
DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos
hermanos y hermanas:
La bella
imagen de la cierva que busca corrientes de agua refleja el anhelo de
llegar a la presencia de Dios, sentido como lejano y necesario al mismo
tiempo. Lo busca en cuerpo y alma, porque el deseo primario, espontáneo
y substancial de Dios, implica a la persona en su integridad.
El Salmo
alude a quienes se burlan de la oración del creyente, al que
provocan preguntándole: "¿dónde está
tu Dios?" La respuesta consiste en vencer el desánimo con
la confianza plena en el Señor, que ciertamente se manifestará
como Salvador. A las insidias de un ambiente indiferente o lejano del
verdadero sentido religioso, el creyente que ora contrapone su firme
esperanza de poder llegar realmente a la presencia de Dios para invocarlo
y alabarlo.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular
a los feligreses de las parroquias de San Bartolomé, San José
Obrero y San Francisco, de Murcia. Invito a todos a persistir en la
oración, afianzando así la fe y avanzando por los caminos
del Señor.
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Una vez
más, el Santo Padre dirigió unas palabras afectuosas a
los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Aludiendo
a la festividad del Bautismo del Señor, celebrada el domingo
anterior, el Papa deseó a los jóvenes que suscite el recuerdo
de su propio bautismo y que sea para ellos estímulo a testimoniar
con gozo su fe en Cristo.
"Que
constituya para los enfermos alivio en el sufrimiento y ayude a los
recién casados a profundizar en la propia fe y a dar valientemente
testimonio de ella para transmitirla luego fielmente a sus hijos".
EL
PAPA AGRADECE LA LABOR DE LOS AGENTES DE SEGURIDAD EN EL VATICANO
"Tras
los atentados del 11 de septiembre la función de los servicios
de seguridad está aun más comprometida en la prevención
de cualquier posible riesgo". Esta fue la afirmación de
Juan Pablo II durante la audiencia a los a funcionarios y agentes de
los servicios de seguridad en el Vaticano, a quienes agradeció
la labor que con eficacia y discreción desarrollan cotidianamente.
"Como
consecuencia del terrorismo se ha difundido entre las personas un sentimiento
de miedo, que genera ansia, desconfianza y rechazo", por lo que
el Pontífice recomendó que junto a la oportuna adopción
de medidas adecuadas para garantizar la seguridad de todos, es necesario
devolver a la gente la confianza en una sociedad que sepa vivir en su
seno relaciones más abiertas y solidarias.
Juan Pablo
II manifestó su agradecimiento a estos agentes que contribuyen
en la protección de tantas personas, conocidas o desconocidas
que vienen a visitar al Papa. Esta atenta vigilancia hace que se respete
y salvaguarde el clima de fe y fraternidad de los miles de peregrinos
de cada ángulo del mundo movidos por el deseo de profesar juntos
su fe. Una invasión pacífica de personas de distintas
edades, procedencias y culturas que llevan a cabo una significativa
experiencia comunitaria: experimentan el respeto recíproco, la
acogida y el diálogo fraterno y juntos, con lenguas y tradiciones
distintas, proclaman valores humanos y espirituales que hermanan a los
hombres.
EL
PAPA RECIBE A LA PLENARIA DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA
DE LA FE
La colaboración
efectiva entre los dicasterios de la Curia Romana y las Conferencias
Episcopales, los documentos publicados por la Congregación para
la Doctrina de la Fe y la pérdida de relevancia de la ley natural
fueron los temas centrales del discurso dirigido por el Papa el sábado
a la Asamblea Plenaria de este dicasterio vaticano presidido por el
cardenal Joseph Ratzinger.
Refiriéndose
al significado profundo de esta reunión, Juan Pablo II subrayó
que "la Iglesia exige y vive de esta continua confrontación
fraterna de la que sólo puede nacer una colaboración más
efectiva y eficaz entre los dicasterios de la Curia Romana, con las
Conferencias Episcopales y por consiguiente también con los Superiores
generales de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de
Vida Apostólica. Sin tal colaboración, ha insistido el
Papa, que nace de una consolidada unidad de esfuerzos, la Iglesia no
podría ser verdaderamente sí misma". En este contexto,
el Pontífice ha subrayado que el testimonio común de cristianos,
en este momento histórico, es una instancia primaria de la fidelidad
al Señor, fidelidad que da sentido a nuestras existencias.
Más
adelante Juan Pablo II se detuvo en el problema de la recepción
de los documentos doctrinales que la Congregación para la Doctrina
de la Fe va publicando progresivamente. "Un problema sobre todo
-dijo el Papa- de asimilación de los contenidos de los documentos
y de colaboración en la difusión y aplicación de
las consecuencias prácticas que emergen de los mismos".
Pero además existe un problema de trasmisión de las verdades
fundamentales que estos documentos abordan. El Santo Padre manifestó
al respecto la necesidad de mayor atención y ponderación
en cuestiones como la incidencia en esta dificultad de recepción
de la dinámica de los medios de comunicación de masas,
de situaciones históricas particulares , o de la dificultad de
acoger las severas exigencias del lenguaje evangélico.
"Son
temas que exigen tiempo y estudios adecuados", insistió
el Santo Padre, recordando además la utilidad de la atención
recíproca para que las distintas sugerencias permitan que el
mensaje íntegro llegue al mayor número posible de personas.
El Pontifica subrayó también la evidente necesidad de
una implicación cada vez mayor de las Conferencias Episcopales,
de los obispos y a través de ellos, de todos los anunciadores
del Evangelio, en la labor de sensibilización sobre los temas
más urgentes de la proclamación de la fe hoy en día.
Otro de
los temas abordados por el Santo Padre fue la pérdida de relevancia
de la ley natural. "Una doctrina perteneciente al gran patrimonio
del saber humano, purificada y llevada a la plenitud gracias a la luz
de la Revelación". Juan Pablo II manifestó que la
ley natural es la participación de la criatura racional en la
ley eterna de Dios. Su individuación permite además una
amplia base de diálogo con personas con distinta orientación
o formación, para buscar el bien común.
Por esta
razón, y en este momento tan inquietante para tantas naciones,
comunidades y personas, el Santo Padre evidenció su grata aprobación
por el estudio emprendido para redescubrir el valor de esta doctrina,
sobre todo en vista de los retos que deberán afrontar los legisladores
cristianos en su deber de defensa de la dignidad y de los derechos del
hombre.
COMPROMISO
IRREVOCABLE DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL CAMINO ECUMÉNICO
Juan Pablo
II, recuerda que "no se puede dar marcha atrás en el camino
ecuménico emprendido", y reitera el compromiso irrevocable
de la Iglesia Católica en este sentido, al recibir el sábado
a una Delegación Ecuménica de Finlandia.
Juan Pablo
II recibía a una Delegación Ecuménica de Finlandia,
en ocasión de la festividad de San Enrique, Apóstol y
Patrón de este país. Tras destacar la feliz coincidencia
de esta visita realizada en la Semana de Oración por la Unidad
de los Cristianos, el Pontífice hizo hincapié, precisamente,
en la necesidad vital de rezar sin cesar por la unidad. La cual llegará,
no como fruto del esfuerzo humano, sino como gracia.
Oración
por la Unidad -subrayó asimismo el Papa - "que debe estar
enlazada con la determinación de predicar el Evangelio de Jesucristo
con un solo corazón y una sola voz, 'para que el mundo crea'
(Jn 17, 21)". Cometido que requiere sacrificio y compromiso, como
hizo a lo largo de su vida San Enrique, recordó Juan Pablo II,
afirmando luego que "Finlandia también necesita a Cristo".
"La
profundidad del alma finlandesa se percibe en los santos de su historia
y en sus construcciones, como la de la Catedral de Turku", señaló
el Papa, destacando luego que sólo Cristo puede satisfacer el
anhelo creciente de esta profundidad. Juan Pablo II, recordando que
"no se puede dar marcha atrás en el camino ecuménico
emprendido", reiteró el compromiso irrevocable de la Iglesia
Católica en este sentido. Animados en ello por la "esperanza
de estar guiados por la presencia de Cristo resucitado y por la fuerza
inagotable de su Espíritu, capaz de sorpresas siempre nuevas"
(Novo Millennio Ineunte, 12).
El Papa
finalizó su saludo a la Delegación Ecuménica de
Finlandia invocando al Espíritu Santo, para que "nos ayude
a descubrir los pasos que debemos cumplir para alcanzar la comunión
plena y visible de todos los Cristianos".
ENCUENTRO
DEL PAPA CON EL ALMO COLEGIO CAPRÁNICA
El Papa,
recordando que "Jesús no es el Mesías del triunfo
y de la potencia", animó a los alumnos del Almo Colegio
Capránica a "seguir con valentía al Señor,
abriéndose siempre a las necesidades del prójimo".
También este año, Juan Pablo II recibió el sábado
a los superiores y alumnos del Almo Colegio Capránica. Cita tradicional
con ocasión de la proximidad de la fiesta de la mártir
romana Santa Inés, que es la patrona de este histórico
centro, el primero, creado en Roma para la formación de candidatos
al sacerdocio.
En su discurso,
el Papa se refirió al secular vínculo de este Colegio
con la Sede Apostólica y con el Sucesor de Pedro. Destacando
que se trata de una de las más antiguas e ilustres instituciones
para la formación sacerdotal, no sólo de la diócesis
de Roma, sino también de otras diócesis de Italia y de
todo el mundo.
Juan Pablo
II invitó a la comunidad del Colegio Capránica a permanecer
en la escucha permanente de la Palabra de Dios. Profundizando en aquellos
vínculos de comunión, que ayudan a cada uno de los candidatos
a impulsar la misión evangelizadora en el mundo. Y viviendo intensamente
su experiencia comunitaria, que constituirá el cimiento de toda
su existencia. Puesto que están llamados a vivir y a estar al
lado y al servicio del prójimo. "Jesús no es el Mesías
del triunfo y de la potencia. Como auténtico Siervo del Señor,
Él realizo su misión de Mesías en la solidaridad,
en el servicio, y en la humillación de la muerte" ha recordado
el Papa, animando a los futuros sacerdotes a "seguir con valentía"
a Jesús, avanzando confiados, renovando cada día su fidelidad
a Cristo, y abriéndose siempre a las necesidades de los hermanos".
El Santo
Padre, dirigiéndose de modo especial a los queridos alumnos del
Almo Colegio Capránica les recordó que están llamados
a ser testigos y modelos de la grey que se les confiará. Y que,
para ello, es necesario que adquieran las disposiciones interiores y
las conductas específicas, que son la base de la espiritualidad
sacerdotal. Cuyo modelo es Cristo mismo. En este contexto, el Papa invitó
a los candidatos al sacerdocio a contemplar el rostro del Maestro, tendiendo
a la santidad y difundiendo por doquier el amor de Cristo.
Tras exhortarles
a "permanecer siempre fieles a la Iglesia, obrando en comunión
con los Obispos", Juan Pablo II recordó que el sacerdote,
en efecto, "no es un hombre con iniciativas aisladas e independientes".
Sino que "es ministro del Evangelio en nombre de la Iglesia",
por lo que "cada una de sus obras apostólicas empieza en
la Iglesia y a ella regresa". E, invitando a los candidatos al
sacerdocio a no temer ante las dificultades que pueden encontrar en
su misión, el Papa les animó a que "en estos años
de preparación" aprendan a remar mar adentro con la ayuda
del Espíritu Santo. Para "alcanzar el gozo en todo aquello
que el Señor cumplirá por medio de ellos, experimentando,
aun en medio de las pruebas y dificultades, la grandeza y la alegría
de su misión".
TIERRA
SANTA, CONGO Y LA JORNADA DE ORACIÓN EN ASÍS EN EL ÁNGELUS
Juan
Pablo II, como todos los domingos y festivos, rezó la oración
mariana del Ángelus con los fieles romanos y peregrinos presentes
en la Plaza de San Pedro. En su breve alocución recordó
que "después del trágico atentado del 11 de septiembre
pasado, siempre presente en nuestra memoria, y ante el riesgo de nuevos
conflictos, los creyentes advierten la urgencia de intensificar la oración
por la paz, pues la paz es, sobre todo, un don de Dios".
Es en este
contexto en el que se ha colocado tanto la Jornada de ayuno del 14 de
diciembre pasado, como la Jornada de oración por la paz en Asís
del 24 de enero, en la que van a tomar parte representantes de diversas
confesiones cristianas y de otras religiones. Esta experiencia se tuvo
por primera vez el 27 de octubre de 1986, cuando la ciudad de San Francisco
acogió dentro de sus muros a exponentes de las religiones del
mundo para elevar al Cielo una férvida imploración de
paz.
Desde entonces,
recordó el Pontífice, un nuevo espíritu -llamado
con frecuencia "espíritu de Asís"- "anima
el diálogo interreligioso, unido indisolublemente al compromiso
por la justicia, por la salvaguardia de la creación y por la
paz. Juan Pablo II dijo también que no se trata de un acto de
sincretismo religioso, pues cada grupo religioso rezará en lugares
diversos según la propia lengua, la propia tradición,
en el pleno respeto de los demás. Esto unirá a todos en
la certeza de que la paz es don de Dios. Precisamente, como creyente,
cada uno sabe que está llamado a convertirse en operador de paz.
Por último,
el Papa afirmó que hombres y mujeres de diversas pertenencias
religiosas no sólo pueden colaborar sino que deben comprometerse
cada vez más en defender y promover el reconocimiento efectivo
de los derechos humanos, condición indispensable para una paz
auténtica y duradera. Ante la violencia que en estos tiempos
se ha desencadenado en numerosas regiones del mundo, se advierte la
necesidad de demostrar que las religiones son un factor de solidaridad,
desmintiendo y aislando a todos los que instrumentalizan el nombre de
Dios con fines o con métodos que en realidad lo ofenden.
Juan Pablo
II concluyo invitando al mundo a unirse a esta peregrinación
de paz con estas palabras: "El jueves próximo, Dios mediante,
realizaremos juntos una peregrinación en tren, siguiendo el ejemplo
del Beato Juan XXIII, que fue a Loreto y a Asís, el 4 de octubre
de 1962. Invito a que se unan a esta peregrinación a todos los
creyentes y a las personas de buena voluntad de todo el mundo, porque
todos estamos llamados a construir juntos la paz. Quisiera invitar a
que se unan a nosotros en la oración particularmente las Comunidades
religiosas y monásticas, especialmente las de clausura, así
como los niños, los enfermos y los ancianos. Que María,
Reina de la paz, obtenga para la humanidad el don precioso de la paz
y nos ayude a ser en todos los ambientes, como lo fue Francisco, instrumentos
de aquella paz que sólo Dios puede dar".
Terminada
la oración mariana del Ángelus y el responso por los difuntos,
el Santo Padre lanzó un acuciante y angustiado llamamiento en
favor de la paz en los Santos Lugares con estas palabras: " Una
vez más -y con cuánta tristeza- me veo obligado a evocar
la dramática situación en Tierra Santa, donde repetidos
ataques y represalias siembran cada día sangre y muerte. Esta
lógica perversa no conduce a ninguna salida y es doloroso constatar
que los protagonistas del conflicto han embocado un callejón
sin salida. Invito apremiantemente a los responsables de las partes
en lucha a poner fin a estos enfrentamientos y a la comunidad internacional
a no abandonarlos. Es urgente precisar qué instrumentos son capaces
de poner en movimiento la dinámica de la paz que pueda permitir
a Israelíes y Palestinos pensar en su futuro. ¡Que, por
intercesión de la Virgen María, Dios ilumine la mente
y el corazón de todo hombre de buena voluntad!"
Juan Pablo
II terminó su encuentro con los fieles en la Plaza de San Pedro,
expresando su cercanía espiritual a las poblaciones azotadas
por la furia del volcán Nyiragongo, en la República Democrática
del Congo, que desde hace algunos días ha reemprendido su actividad
con una violencia inaudita. Que no falte, dijo, nuestra ayuda concreta
a todos los que sufren a causa de esta grande calamidad.
Antes de
despedirse de los fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro,
el Papa saludó a los presentes en español y en italiano.
Estas fueron sus palabras para los peregrinos de nuestra lengua.
"Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española, de modo particular
a los grupos de las parroquias de San Juan y San Pablo de Murcia. Que
la oración del Ángelus os aliente a seguir dando testimonio
de Jesucristo, el Hijo de Dios nacido de la Virgen María. ¡Qué
la gracia y la paz del Señor os acompañen siempre!"
CARTA
DEL PAPA A LA UNIÓN SACERDOTAL DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY
Por
encargo del Santo Padre, el Cardenal Darío Castrillón,
Prefecto de la Congregación para el clero y Presidente de la
Comisión Pontificia Ecclesia Dei, entregó el viernes a
las 18 horas locales, las 22 de Roma, una Carta autógrafa del
Papa y presenció la Profesión de fe y el juramento de
fidelidad al Romano Pontífice, según la praxis vigente,
de Mons. Licinio Rangel, que ha sido nombrado por Juan Pablo II como
Administrador Apostólico de la Administración Apostólica
Personal de "San Juan María Vianney" en Campos, Brasil.
El pasado
viernes la Comunidad de fieles brasileños simpatizantes del arzobispo
francés Marcel Lefebvre volvía al seno de la Iglesia,
después de 20 años de separación. El único
grupo cismático del continente americano estaba formado por el
obispo, Licinio Rangel, 26 sacerdotes y numerosos fieles y laicos, que
se encuentran en su mayoría en el estado de Río de Janeiro,
y que ahora han vuelto a la plena comunión con la Iglesia católica,
apostólica y romana.
La ceremonia
oficial de nuevo ingreso en la Iglesia tuvo lugar en la catedral de
Sao Salvador a Campos, con la lectura del documento de acogida escrito
por el mismo Juan Pablo II, la declaración solemne de profesión
de la fe y el canto del Te Deum. En el texto, leído durante el
solemne acto, el Papa escribe que "la unidad de la Iglesia es un
don que viene del Señor, cabeza del Cuerpo Místico, pero
que al mismo tiempo requiere la respuesta efectiva de cada uno de sus
miembros".
En la carta,
el Pontífice expresaba su inmensa alegría a Licinio Rangel
y a los hijos de la Unión de San Juan Maria Vianney de Brasil,
por haber renovado la propia profesión de fe declarando la plena
comunión con la cátedra de Pedro. "Con viva dicha
pastoral -subraya el Papa- hemos tomado acto de vuestro deseo de colaborar
con la Sede de Pedro en la propagación de la Fe y de la Doctrina
Católica".
El Santo
Padre les comunicó asimismo que está ya en fase de preparación
el documento legislativo que establecerá la forma jurídica
de reconocimiento de esta nueva realidad eclesial, donde vendrán
respetadas sus peculiaridades. En este documento, la Unión será
canónicamente erigida como Administración Apostólica,
de carácter personal, directamente dependiente de la Sede Apostólica
y con territorio en la Diócesis de Campos. El nuevo gobierno,
el Papa lo ha confiado a Mons. Rangel. Asimismo el pontífice
ha concedido a los tradicionalistas el permiso de celebrar la Misa y
la Liturgia de las Horas en latín, según el rito de Pío
V.
En la solemnidad
de Navidad de 2001, el Santo Padre había enviado ya otra carta
autógrafa a Mons. Rangel absolviéndolo de la excomunión.
Por su parte, los hijos separados vuelven a reconocer la autoridad del
Papa como vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia; la legitimidad del
Concilio Vaticano II; y la validez del rito de la Santa Misa aprobado
por Pablo VI.
En ocasión
del acto de erección de la Administración Apostólica
"San Juan María Vianney", el enviado papal, cardenal
Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el
Clero, pronunció una alocución en la que dijo que "el
Papa del Totus Tuus no podía negarse a aceptar esta petición
de volver ser acogidos, en plena comunión, en el seno de la Iglesia".
"Es verdad que la nave de la Iglesia debe surcar aguas tempestuosas,
pero tiene la seguridad de la asistencia divina" . En la solemne
ceremonia de "bienvenida al seno materno de la Iglesia", estuvieron
presentes también: el nuncio apostólico en Brasil, Mons.
Alfio Rapisarda; el arzobispo emérito de Río, cardenal
Eugenio Sales; y otros prelados brasileños.
NOMBRAMIENTOS
Y RENUNCIAS
ADMINISTRACIÓN
APOSTÓLICA PERSONAL DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY (BRASIL)
El Santo Padre ha acogido benignamente la solicitud de la Unión
sacerdotal de San Juan María Vianney, de la Diócesis brasileña
de Campos, de volver a la plena comunión con la Iglesia Universal.
Juan Pablo II ha dispuesto que la Unión venga erigida como una
Administración Apostólica, dependiendo directamente de
la Santa Sede, con una jurisdicción personal, acumulada con la
del Ordinario diocesano de Campos y que coincide con el mismo territorio,
concediéndole el uso del Rito Romano y de la disciplina litúrgica
codificada por San Pío V, con las adaptaciones introducidas por
sus sucesores hasta el Beato Juan XXIII. Mons. Licinio RANGEL ha sido
nombrado Administrador Apostólico.
ARCHIDIÓCESIS
DE PORT OF SPAIN (TRINIDAD Y TOBAGO)
El Papa ha aceptado la renuncia al cargo de auxiliar de la archidiócesis
presentada por mons. John MENDES, obispo titular de Elefantaria de Proconsolare.
ARCHIDIÓCESIS
DE GLASGOW (ESCOCIA)
Juan Pablo II ha nombrado Arzobispo Metropolitano, a Mons. Mario Joseph
Conti, hasta la fecha Obispo de Aberdeen.
ARCHIDIÓCESIS
DE IMPHAL (INDIA)
El Papa ha nombrado Arzobispo coadjutor, al sacerdote Dominic LUMON,
actualmente vicario general de la misma archidiócesis.
DIÓCESIS
DE SAN VICENTE (EL SALVADOR)
Juan Pablo II ha nombrado obispo auxiliar, al reverendo José
Luis Escobar Alas, hasta el momento Vicario General de la misma diócesis,
asignándole la sede titular episcopal de Tibica.
DIÓCESIS
DE PONTA DE PEDRAS (BRASIL)
Juan Pablo II ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis
presentada por mons. Angelo Maria RIVATO. En su lugar el Papa ha nombrado
como obispo al padre Alessio SACCARDO, director del colegio "São
Francisco de Sales", en la archidiócesis de Teresina.
DIÓCESIS
DE REGENSBURG (REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA)
Renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, presentada por
Mons. Manfred MULLER.
DIÓCESIS
DE KENGTUNG (MYANMAR)
Renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, presentada por
Mons. Abraham THAN. El Papa ha nombrado en su lugar a mons. Peter Louis
CAKÚ, hasta la fecha auxiliar de la misma diócesis.
DIÓCESIS
DE MYTKYINA (MYANMAR)
El Papa ha nombrado Obispo Auxiliar al Padre Francis DAW TANG, hasta
la fecha Párroco de Kamaing de la misma diócesis.
VICARIATO
APOSTÓLICO DE SAN ROMÁN (PERÚ)
El Papa ha nombrado coadjutor al Padre Gerardo Antonio ZERDÍN
BUKOVEC, OFM, hasta ahora párroco de la Misión de Atalaya.
PROVINCIA
ECLESIÁSTICA DE FEIRA DE SANTANA (BRASIL)
Juan Pablo II ha erigido la provincia eclesiástica de Feira de
Santana, elevando a Iglesia Metropolitana la sede episcopal de Feira
de Santana y asignándole como sufragáneas las diócesis
de Barra, Barreiras, Bonfim, Irecê, Juazeiro, Paulo Afonso e Ruy
Barbosa, hasta ahora pertenecientes a la Provincia Ecclesiástica
de São Salvador da Bahia.
PROVINCIA
ECLESIÁSTICA DE VITORIA DA CONQUISTA (BRASIL)
El Santo Padre ha erigido la Provincia Eclesiástica de Vitória
da Conquista, elevando a Iglesia Metropolitana la sede episcopal de
Vitória da Conquista y asignándole como sufragáneas
las diócesis de Bom Jesus da Lapa, Caetité, Jequié
e Livramento de Nossa Senhora, hasta el momento pertenecientes a la
Provincia Ecclesiastica di São Salvador da Bahia.
PROVINCIA
ECLESIÁSTICA DE KUMASI (GHANA)
Juan Pablo II ha creado la nueva Provincia Eceleiástica de Kumasi,
dividiéndola de la Provincia Eclesiástica de Cape Coast
(GHANA). La nueva provincia Ecclesiastica comprenderá las diócesis
sufragáneas di Obuasi, Goaso, Sunyani e Konongo-Mampong. El Papa
ha nombrado como primer arzobispo metropolitano de Kumasi a mons. Peter
Kwasi Sarpong, hasta ahora obispo de la misma diócesis.
UNIVERSIDAD
PONTIFICIA LATERANENSE
El Santo Padre ha nombrado Rector Magnífico de la Universidad
Pontificia Lateranense y director del Instituto Pontificio "Juan
Pablo II" para los estudios sobre matrimonio y familia para el
próximo cuatrienio a mons. Salvatore FISICHELLA, obispo titular
de Voghenza y auxiliar de Roma.
CONGREGACIÓN
PARA LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS
El Santo Padre ha nombrado Jefe de Departamento de la Congregación
al salesiano italiano, P. Genesio TARASCO.
ENVIADO
ESPECIAL PARA LA X JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
El Santo Padre ha nombrado a Mons. Javier Lozano Barragán, Presidente
del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, su enviado especial
para la celebración de la X Jornada Mundial del Enfermo, que
tendrá lugar en Vailankanni, en la India, el 11 de febrero.
VIGILIA
DE ORACIÓN EN ASÍS
El 23 de enero, desde las nueve a las once de la noche, tendrá
lugar en la basílica de Santa María de los Ángeles
de Asís, una vigilia de oración preparada por la diócesis,
la oficina litúrgica nacional italiana y los franciscanos. La
vigilia será presidida por Mons. Sergio Goretti, obispo de Asís
y presidente de la Conferencia episcopal de la región de Umbría.
Al final de la oración y antes de medianoche, los fieles en procesión
de antorchas recorrerán el camino que les separa desde Santa
María de los Ángeles hasta la catedral de San Rufino.
La misma noche en todas las diócesis italianas, el obispo convocará
a los fieles para la vigilia preparatoria del encuentro del siguiente
día con el Papa.
El pasado
18 de noviembre, durante la oración mariana del Ángelus,
Juan Pablo II invitó a Asís, para el 24 de enero, a todos
los representantes de las religiones, con la finalidad de rezar para
superar los enfrentamientos y contraposiciones en todos los rincones
del planeta y, para promocionar la auténtica paz en el mundo.
Con el
intento de preparase para este importante encuentro de Asís,
también en Roma, a las once de la noche, los católicos
se recogerán en oración en la basílica de san Juan
de Letrán con todos los representantes de las diversas confesiones
cristianas en Roma para la Vigilia Ecuménica diocesana que será
celebrada en el ámbito de la Semana de Oración para la
Unidad de los Cristianos.
Al término
del acto ecuménico los jóvenes, especialmente, serán
invitados para realizar una peregrinación a pie hasta la basílica
de la Santa Cruz en Jerusalén, donde se permanecerá en
oración hasta medianoche para pedir a Dios que el encuentro de
Asís produzca frutos abundantes de bien y de concordia entre
los hombres y las religiones.
SEMANA
DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Al
final de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos,
que comenzó el viernes 18 de enero, tendrá lugar el encuentro
anual de la Comisión Conjunta de la Conferencia de las Iglesias
Europeas (KEK) y del Consejo de las Conferencias Episcopales Católicas
de Europa (CCEE), que ha redactado el material para este acontecimiento.
En la cita,
que comenzará el 24 de enero en Ottmaring (Alemania), se hará
un primer balance de los encuentros, diálogos y proyectos ecuménicos
que han surgido en Europa tras la publicación de la Carta Ecuménica,
publicada con el consentimiento de líderes de las confesiones
cristianas más importantes en Estrasburgo, el 22 de abril 2001.
La Comisión conjunta preparará en el encuentro, además,
un libro-testimonio sobre la historia de la Carta, y estudiará
la posibilidad de convocar una tercera asamblea ecuménica europea,
tras las de Basilea (1989) y Graz (1997).
En el orden
del día está también el informe de las actividades
de la Comisión Islam en Europa y la confrontación sobre
los posibles desarrollos tras el encuentro islamo-cristiano que tuvo
lugar en Sarajevo del 12 al 16 de septiembre pasados. La tragedia del
11 de septiembre, observan el Consejo de las Conferencias Episcopales
Católicas de Europa y la Conferencia de las Iglesias Europeas,
"ha mostrado en modo nuevo la grave responsabilidad de los cristianos
y la urgencia de la reconciliación y del reencuentro de la unidad
visible entre las Iglesias: la división entre los cristianos
obstaculiza la difusión de aquella vida según el Evangelio
capaz de instaurar la fraternidad universal, verdadera alternativa a
la violencia, a la injusticia y al terrorismo".
En Ottamaring
se hablará además de las iniciativas de las Iglesias en
el proceso de unificación de Europa, la aportación en
favor de la paz en el Sudeste de Europa, y las actividades de las Iglesias
para la salvaguarda de la creación. Los trabajos de la comisión
se concluirán en Augusta el 26 de enero con un encuentro con
los responsables de las Iglesias y las autoridades civiles de la ciudad
y de Baviera, y una solemne celebración ecuménica.
EL PAPEL DE LAS RELIGIONES EN LA SOCIEDAD
El presidente
de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad
Europea (COMECE) pide a la Unión Europea (UE) no marginar la
contribución de los cristianos. "Es indiscutible que vivimos
en una época en la que la religión se ve cada vez más
como un asunto privado y la aportación de las religiones y de
las instituciones religiosas al bien de la sociedad es cada vez más
desconocida por los líderes políticos", constata
monseñor Josef Homeyer, obispo de Hildsheim (Alemania), en una
entrevista concedida a la agencia católica italiana SIR.
El prelado
ha comentado el discurso de Juan Pablo II a los embajadores acreditados
ante la Santa Sede, el pasado 10 de enero, en el que denunció
la exclusión de las comunidades de creyentes en el proceso de
redacción de la Convención europea. El prelado explica
que no todos en la Unión Europea excluyen esta dimensión.
Por ejemplo, en el Libro Blanco para los puestos de dirección,
publicado el año pasado, la Comisión Europea reconoce
"la especial contribución" ofrecida por las Iglesias
y las comunidades de los creyentes a la sociedad.
"Y,
si bien la declaración de Laeken no menciona explícitamente
a tales comunidades, tal como ha subrayado el Papa, tampoco las excluye,
añade Homeyer. Ciertamente, habríamos preferido que hubieran
sido claramente reconocidas pero tenemos presente que hay muchos ciudadanos
europeos que querrían que fueran explícitamente excluidas".
"En
este sentido, el Papa ha dicho algo muy importante --concluye el prelado
alemán--: " Reconocer un hecho histórico innegable
no significa en absoluto ignorar toda la exigencia moderna de una justa
laicidad de los Estados y, por tanto, de Europa". Como representantes
de las Iglesias y de las comunidades de los creyentes, no pedimos ningún
privilegio extraordinario, sino sólo que sea reconocida la especificidad
de nuestra especial aportación a la sociedad".
COMENTARIO
A LA LITURGIA DEL DOMINGO
DOMINGO
II DEL TIEMPO ORDINARIO (A): 20.01.02
"Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"
El tema de la llamada, de la vocación, unifica las lecturas sagradas
de este segundo domingo del tiempo ordinario. Es Dios quien habla para
revelar su proyecto de salvación, para manifestar su voluntad.
El Vaticano II, y lo repite la Tertio millenio adveniente, recuerda
que Cristo "en la misma revelación del misterio del Padre
y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le
descubre la grandeza de su vocación... y la vocación última
del hombre es realmente una sola, es decir, la vocación divina"
(GS 22; TMA 52). Es la llamada a ser santos, a convertirnos en apóstoles,
a seguir al Cordero.
El
evangelista San Juan insiste mucho sobre la necesidad de ver y contemplar
a Jesús. Su evangelio es un cúmulo de testimonios sobre
su visión del Maestro. Hoy nos transmite el testimonio de Juan
Bautista: "Yo lo he visto". El cristiano no es sólo
alguien que sigue a una figura evanescente en la historia pasada, sino
el que ha visto y oído a Jesús, ha experimentado la fuerza
y el calor de sus acciones y ha sido, como dice San Pablo "conquistado
por Jesucristo". Por eso el Apóstol nos recuerda hoy en
la segunda lectura "que hemos sido consagrados por Jesucristo,
llamados al pueblo santo junto con todos los demás que en cualquier
lugar invocan el nombre de Jesucristo Señor nuestro". Esta
llamada a la santidad se realiza sobre todo en la oración. Como
modelo de esta contemplación de Jesús se nos presenta
también a Juan Bautista.
Algunos
de los apóstoles, que habían sido discípulos del
Bautista, le piden expresamente a Jesús: "Señor enséñanos
a orar, como también Juan enseñaba a sus discípulos".
Los apóstoles tienen ya el ejemplo de Jesús que alargaba
su oración, para hacer la voluntad del Padre. Pero necesitan
que esta oración de Jesús sea adaptada a sus vidas, a
la nueva situación del grupo en el que se han introducido. Siempre
es necesario adaptar la oración a nuestras circunstancias concretas,
ya que la santidad se desarrolla en todas las situaciones de la vida.
Nuestra vocación cristiana exige la oración, la visión
de Dios, la contemplación de su proyecto de santidad. Sólo
en la oración puede existir la docilidad interior, con una espera
paciente y perseverante de todo lo que Dios quiere realizar en cada
uno de nosotros.
La
visión de Dios no nace en una oración egoísta,
sino que se realiza sólo en el que desea la salvación
de los hermanos y se empeña en el apostolado según su
vocación. Hoy Pablo nos dice que él ha sido "llamado
a ser apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios". Jesús
nos revela el papel que nos toca desempeñar a cada uno de nosotros,
nos comunica su luz y su fuerza, dándonos aquél Espíritu
que él mismo ha recibido. Sólo en el Espíritu se
puede realizar la misión de la Iglesia en el mundo, en una experiencia
de amor que iniciando desde Dios, nos implica a todos los bautizados.
Es una misión que se puede vivir en el matrimonio y en el celibato,
pero que siempre posee como fermento una experiencia de amor en el Espíritu
Santo. Este amor, se puede convertir en servicio. El tema del "siervo
de Dios" se nos presenta en la primera lectura de este día
como profecía y, en el evangelio, encuentra la primera realización
en Jesús, siervo de la voluntad del Padre.
Nosotros
cristianos estamos al servicio de este mundo, de la gente que encontramos
cada día, con sus esperanzas, sus dudas y sus miserias. Pero
nuestro primer servicio consiste en ser testigos de Cristo. Si Cristo
no es él que ha transformado y dado la vuelta a nuestra existencia,
nuestro servicio será inútil, vanos nuestros esfuerzos,
nuestras reflexiones y nuestros programas pastorales. Pero Dios, por
el contrario, quiere convertirnos en "luz de las naciones, para
que llevemos su salvación hasta los confines de la tierra".
El cristiano que está con Jesús sabe iluminar y reconocer
todas las manifestaciones del Espíritu de Jesús.
La
vocación cristiana es siempre una vocación para la misión,
para llevar la salvación "hasta los confines de la tierra".
Llevar la salvación significa aceptar la potencia del Señor,
que con la colaboración humana quiere realizar gestos de misericordia.
Significa seguir la llamada a seguir al Cordero, aceptar el compromiso
de salvar a los otros, de llevar la Palabra de salvación que
tenga la fuerza del Espíritu Santo. En esto tenemos que convertirnos
si queremos seguir a Jesús y obedecer plenamente su mandato.
Es tan simple y a la vez tan comprometido.