LOS OBISPOS DE VIETNAM FINALIZAN SU VISITA AD LIMINA
AUDIENCIA GENERAL
"LA FAMILIA, ATALAYA PARA EL FUTURO DE LA HUMANIDAD"
ÁNGELUS: CADA RELIGIÓN EXTIENDA EN LA TIERRA JUSTICIA Y PAZ, PERDÓN, VIDA Y AMOR
MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
DOLOR DEL PAPA POR LAS VÍCTIMAS DE LA ERUPCIÓN DE UN VOLCÁN EN CONGO
TELEGRAMA DE PÉSAME POR LA MUERTE DEL RECTOR MAYOR DE LOS SALESIANOS
NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

ASIS: JORNADA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN EL MUNDO
TESTIMONIOS DE LOS LÍDERES RELIGIOSOS Y DISCURSO DEL PAPA
COMPROMISO DE 68 LÍDERES RELIGIOSOS EN FAVOR DE LA PAZ
CRÓNICA DE LA JORNADA
ESPÍRITU DE LA CUMBRE
ÁGAPE FRATERNO EN EL VATICANO

FORO "LA CONTRIBUCIÓN DE LAS RELIGIONES A LA PAZ"
"EL DERECHO INTERNACIONAL PARA UNA PAZ POSIBLE"
LA CATEDRAL DE TIRANA DEDICADA A SAN PABLO

INICIATIVAS CRISTIANAS EN FAVOR DE LA PAZ

JORNADA MUNDIAL DE LOS ENFERMOS DE LEPRA
LLAMAMIENTO DE LOS SALESIANOS ANTE LA TRAGEDIA EN GOMA
LOS CHICOS DE ACCIÓN CATÓLICA CELEBRAN SU JORNADA DE LA PAZ
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO


ENERO 2002
SEMANA DEL 21 AL 27

 

LOS OBISPOS DE VIETNAM FINALIZAN SU VISITA AD LIMINA

Juan Pablo II, en su discurso a los Obispos de Vietnam, que finalizaron el martes su Visita Ad Limina, expresó su anhelo de que "todos los componentes de la nación se unan con el fin de promover una civilización del amor, fundada en los valores universales de paz, justicia, solidaridad y libertad". Como nos recuerda el Concilio Vaticano II - destacó el Pontífice - "la Iglesia, por razón de su misión y de su competencia, no se confunde en modo alguno con la comunidad política ni está ligada a sistema político alguno", y por tal motivo "la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno". Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre. Servicio que podrán realizar con mayor eficacia, para bien de todos, cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas". (Gaudium et spes, n.76)

Haciendo hincapié en que en nombre de esta "sana cooperación", la Iglesia invita a todos sus miembros a comprometerse lealmente en favor del crecimiento de todos y de la construcción de una sociedad justa, solidaria y equitativa, el Papa, con las palabras de la Constitución Conciliar sobre la Iglesia en el Mundo Actual, recordó que la Iglesia "no sólo comunica la vida divina al hombre, sino que además difunde su luz", y cree que de esta manera, "por medio de sus hijos y de su entera comunidad, puede ofrecer gran ayuda para dar un sentido más humano al hombre y a su historia". (Ibid., n.40).

Y para alcanzar esta "sana cooperación", señaló Juan Pablo II "la Iglesia espera de la comunidad política el respeto total de su independencia y de su autonomía". En este contexto, el Santo Padre destacó que "el bien precioso de la libertad religiosa - que se contempla en el Concilio Vaticano II y en las Declaraciones y Convenciones Internacionales - se dirige tanto a los individuos como a las comunidades religiosas".

La libertad religiosa garantiza a las personas el derecho a profesar y practicar sin constricciones su religión; recibir una educación que se inspira en los principios de su fe; seguir su vocación religiosa; y cumplir actos privados y públicos, que manifiestan la relación interior que les une a Dios y a los hermanos - reiteró el Santo Padre, señalando luego qué es lo que asegura la libertad religiosa a las comunidades.

Es decir, los derechos fundamentales de las comunidades religiosas de regirse por sus propias normas; celebrar sin restricciones el culto público; enseñar públicamente su propia fe oralmente y por escrito; sostener a sus miembros en la práctica de la vida religiosa; elegir, educar, nombrar y trasladar a sus propios ministros; manifestar la fuerza singular de su doctrina social; promover iniciativas en los campos educativo, cultural, caritativo y social.

Expresando su alegría por haber podido recibir a todos los miembros de la Conferencia Episcopal de Vietnam, el Santo Padre manifestó su satisfacción también por la vitalidad y valentía de los laicos en las diócesis vietnamitas, impulsando a los prelados a promover su formación para que sean "testimonios de Cristo en la vida social, política y económica". Asimismo destacó luego, la importante misión los sacerdotes, que "anuncian con valentía el Evangelio de Cristo" en este país asiático".

Y, recordando que para ello los sacerdotes deben recibir una "formación espiritual e intelectual adecuada a los desafíos misioneros que deben afrontar", el Papa puso de relieve también el apostolado de las personas de vida consagrada, a quienes exhortó a perseverar en su compromiso misionero en Vietnam, esmerándose con un fervor renovado en anunciar a Cristo y en el servicio a todos los hombres, con el ejemplo del valiente testimonio que a lo largo de los siglos han otorgado los Institutos de vida consagrada.

 

AUDIENCIA GENERAL

"El lamento de los que sufren no acaba nunca en desesperación: está abierto siempre a la esperanza, fundado en la certeza de que el Señor no abandona nunca a sus hijos". Esta era la afirmación de Juan Pablo II durante la Catequesis del miércoles en la Audiencia General.

En el Antiguo Testamento no sólo existe el Salterio como libro oficial de Oración del Pueblo de Dios. Otras páginas bíblicas están consteladas de cánticos, himnos, salmos, súplicas, oraciones e invocaciones dirigidas al Señor. Entre ellas está la súplica al "Señor Dios del Universo" contenida en el Libro de Ben Sirá, un sabio que recogió sus reflexiones, consejos y cánticos probablemente en torno al año 190-180 antes de Cristo. Su nieto 50 años más tarde lo tradujo al griego.

El libro de Ben Sirá es llamado Eclesiástico en la tradición cristiana. Los judíos no lo consideraban canónico. De ahí que, junto a otros, acabara caracterizando la llamada "veritas christiana", de tal modo que los valores propuestos por esta obra sapiencial entraron en la educación cristiana de la edad patrística, sobre todo en el ámbito monástico. Juan Pablo II durante la Audiencia General del miércoles dedicó su catequesis a comentar precisamente el capítulo 36 del Eclesiástico, dedicado a la "Oración por Israel": "Oración por el Pueblo santo de Dios".

La primera parte de esta oración, dijo el Papa, es una llamada ardiente, una imploración al Señor para que intervenga en favor de su pueblo y contra las naciones extranjeras que lo oprimen. La segunda parte del himno abre, en cambio, una perspectiva más positiva y pide los favores de Dios para Israel, implorando la piedad del Señor para el pueblo elegido y para la ciudad santa de Jerusalén.

En la Biblia -afirmó el Papa- el lamento de los que sufren no acaba nunca en desesperación. Sino que está abierto siempre a la esperanza. Su fundamento es la certeza de que el Señor no abandona a sus hijos. Desde la eternidad, Dios tiene un proyecto de amor y de salvación destinado a todas las criaturas llamadas a convertirse en su pueblo. Designio eterno, como dice san Pablo, "revelado por Dios a sus santos apóstoles y profetas por medio del Espíritu y realizado en Cristo Jesús Nuestro Señor.

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:
La oración que acabamos de proclamar, es una súplica al Señor para que tenga piedad de su pueblo e intervenga contra sus enemigos. Dios, que está siempre de parte de las víctimas, se presenta como juez severo de los violentos y los opresores. Pero su intervención no tiende a la destrucción. Mostrando su poder y su fidelidad en el amor, puede generar la conversión en la conciencia del malvado.

En la Biblia, los lamentos de los que sufren no acaban nunca en la desesperación, sino que están siempre abiertos a la esperanza, fundados en la certeza de que el Señor nunca abandona a sus hijos. Desde la eternidad Dios tiene un proyecto de amor y salvación para todas las criaturas, llamadas a ser su pueblo. Este designio lo ha realizado en Jesucristo Nuestro Señor.

Doy mi cordial bienvenida a todos los peregrinos venidos de España y de América Latina, de modo particular a los grupos de las parroquias de San Juan y San Pablo de Murcia. Que la lectura y meditación de este Cántico renueve en cada uno de vosotros la certeza de que el Señor nunca abandona a sus hijos. ¡Que Dios os bendiga!

************

Y al final de su alocución en distintas lenguas, el Papa recordó que al día siguiente viajaría a Asís para vivir una jornada dedicada a la oración por la Paz en el mundo, junto a exponentes de Iglesias y Comunidades eclesiales y representantes de otras religiones.

"Se tratará de una peregrinación de esperanza siguiendo las huellas de san Francisco, profeta y testigo de paz. Confío que esta iniciativa además de los efectos espirituales que escapan a la medidas humanas, pueda contribuir a aumentar los ánimos y las decisiones hacia sinceros y valientes propósitos de justicia y de perdón. Si es así, habremos contribuido a consolidar las bases de una paz auténtica y duradera".

 

"LA FAMILIA, ATALAYA PARA EL FUTURO DE LA HUMANIDAD"

Juan Pablo II recordó la importancia de la familia y exhortó a reaccionar "con firmeza ante las graves presiones culturales que ofenden y relativizan el matrimonio", en su discurso a un grupo de peregrinos de la diócesis italiana de Oria.

"Cuando crece la tensión a la santidad, se supera todo cansancio y desaliento, se robustece la 'imaginación de la caridad' y madura la atención hacia aquellos que están afligidos por antiguas y nuevas pobrezas". Lo recordaba el sábado Juan Pablo II, haciendo hincapié en que "el cristiano comprometido percibe la necesidad de afrontar con valentía y competencia los graves problemas sociales y culturales del momento presente y está listo para aceptar los desafíos que presenta el ambiente en el que vive, ofreciendo su contribución personal para aumentar la calidad de la convivencia civil".

Una vez más, el Papa puso de relieve la "singular atención" que merece la "familia, célula primaria de la sociedad y atalaya para el futuro de la humanidad", hizo un llamamiento para que se reaccione "con firmeza ante algunas graves presiones culturales que ofenden y relativizan el matrimonio". Al recibir a unos tres mil peregrinos de la diócesis italiana de Oria, el Santo Padre recordó que las familias cristianas son fácilmente cuna de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

El Pontífice, refiriéndose a la peregrinación de estos fieles para ver al Sucesor de Pedro, y, de este modo, prepararse a la Visita Pastoral que cumplirá su Obispo a esta Diócesis de Oria - sur de Italia -, destacó la importancia, precisamente, de las Visitas Pastorales. Recordando que comenzaron con el Concilio de Trento, y que, como afirmaba el Siervo de Dios Pablo VI, constituyen "una búsqueda de las almas necesitadas de saberse amadas y guiadas; y una búsqueda de la Iglesia, para que sea verdadera Iglesia".

El Papa, invitando a contemplar a Cristo y a perseverar en la fidelidad evangélica, evocó la figura del beato Bartolo Longo, hijo de esta región italiana de Brindis, tan devoto de la Madre de Dios, a la que dedicó el Santuario de Pompeya. Y, reiterando su exhortación al impulso misionero, Juan Pablo II expresó el anhelo de que toda comunidad parroquial sea "lugar privilegiado de escucha y anuncio de la Palabra; casa de oración reunida entorno a la Eucaristía; verdadera escuela de comunión, en la cual el ardor de la caridad venza la tentación de caer en una religiosidad superficial y de folclore, y constituya un ambiente adecuado a educar a los fieles en aquella medida alta de la vida cristiana ordinaria que es la santidad". De este modo - recomendó el Pontífice - "los creyentes no se contentarán con una existencia vivida en la mediocridad y la ética minimalista, sino que, más bien, asumirán mayor conciencia sobre lo que significan los compromisos del Bautismo".

 

ÁNGELUS: "QUE CADA RELIGIÓN EXTIENDA EN LA TIERRA JUSTICIA Y PAZ, PERDON, VIDA Y AMOR"

Juan Pablo II, en sus palabras antes del rezo del Ángelus, destacó la vibrante emoción vivida el pasado jueves en Asís, en la Jornada de oración por la paz, y el solemne llamamiento en contra de las armas y de la violencia: "¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más el terrorismo! En nombre de Dios, que toda religión extienda sobre la tierra justicia y paz, perdón, vida y amor! Éste es el solemne llamamiento que, junto con los responsables de varias religiones, he dirigido a los hombres de nuestro tiempo, rechazando con firmeza la tentación de resolver los graves problemas de la humanidad por medio de las armas y de la violencia. De este modo, hemos colocado otra piedra miliar en el camino de construcción de la civilización de la paz y del amor".

Una vez más, el Papa expresó su gratitud a los líderes religiosos que han respondido a su invitación. Tras hacer hincapié en que todos juntos en Asís "hemos reiterado que el deber de las religiones, en el respeto mutuo, es el de favorecer la pacífica convivencia entre los pueblos y las culturas", el Santo Padre extendió su agradecimiento también al "pueblo de los creyentes, a las innumerables personas de todo el mundo, que nos han acompañado sosteniéndonos espiritualmente; así como a cuántos, aun apartados de la religión, han compartido el 'espíritu' de esta singular Jornada y están listos a comprometerse en favor de la defensa y promoción de los auténticos valores humanos".

El Pontífice mencionó en especial a los jóvenes que, con su entusiasmo tan característico han animado la ciudad de San Francisco. Y, recordando que "las nuevas generaciones" tienen confiado el futuro del mundo, Juan Pablo II se dirigió a los numerosos chicos de la Acción Católica de Roma que han acudido este domingo a rezar la oración mariana con el Papa - que es su Obispo - encabezados por el Cardenal Vicario, Camillo Ruini. Dos de estos niños, que estaban a su lado, soltaron luego dos palomas, símbolo de paz. Gesto que el Santo Padre destacó con estas palabras: "Es un gesto significativo, dedicado a los numerosos niños que, lamentablemente, son víctimas aún de guerras y de graves injusticias. Que el empeño de todos pueda garantizar el respeto de los derechos fundamentales de todo ser humano que nace en la faz de la Tierra".

Y entre los derechos humanos que hay que defender y promover, Juan Pablo II puso de relieve, una vez más, el de la asistencia sanitaria. Recordando que, en muchas partes de nuestro planeta, siguen difundiéndose todavía enfermedades que se han dado por derrotadas. Como por ejemplo la enfermedad de Hansen, conocida como lepra.

En este contexto, el Papa señaló que el domingo se celebraba la Jornada Mundial de los enfermos de lepra. Jornada - afirmó - que contribuye a mantener la atención de la opinión pública hacia estos enfermos, alentando los esfuerzos para erradicarla por completo.

A la Virgen Santa, Juan Pablo II le pidió que consuele a los hermanos enfermos. Invitando a rezar a la Madre de Dios para que haga brotar las semillas de esperanza que en estos días se han derramado en el corazón de tantas personas. Con el anhelo de que María nos ayude a construir una paz auténtica y duradera.

Después del Ángelus y del recuerdo por los fieles difuntos, Juan Pablo II se refirió al Nacimiento instalado en el centro de la Plaza de San Pedro, señalando que nos ayuda a recordar que Dios se hizo hombre, para permanecer siempre con nosotros. Y que "su amor es nuestra esperanza".

 

MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

El Papa exhorta a toda la Iglesia a entrar en Internet, de modo que el gran compromiso del Evangelio muestre al mundo "la gloria de Dios"

El martes se hacía público el Mensaje del Santo Padre para la XXXVI Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales que tendrá lugar el próximo 12 de mayo y que este año lleva por tema: "Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio. Internet es ciertamente un nuevo "foro", escribe el Papa, entendido en el antiguo sentido romano de lugar público donde se trataba de política y negocios, se cumplían los deberes religiosos, se desarrollaba gran parte de la vida social de la ciudad.

Esto mismo sucede con el ciberespacio, que es una nueva frontera que se abre al inicio de este nuevo milenio. Para la Iglesia, el nuevo mundo del ciberespacio es una llamada a la gran aventura de usar su potencial para proclamar el mensaje evangélico. Este desafío, señala el Santo Padre, está en el centro de lo que significa, al comienzo del milenio, seguir el mandato del Señor de "remar mar adentro".

La Iglesia afronta este nuevo medio con realismo y confianza. Y como otros medios de comunicación, se trata de un medio, no de un fin en sí mismo. Internet puede ofrecer magníficas oportunidades para la evangelización si se usa con competencia, señala el Papa. Al proporcionar información y suscitar interés, hace posible un encuentro inicial con el mensaje cristiano, especialmente entre los jóvenes, que se dirigen al mundo del ciberespacio como una ventana abierta al mundo. Por esta razón, es importante que las comunidades cristianas piensen en medios muy prácticos de ayudar a los que se ponen en contacto por primera vez a través de Internet, para pasar del mundo virtual del ciberespacio al mundo real de la comunidad cristiana.

En una cultura que carece de bases firmes, la vida cristiana requiere una instrucción y una catequesis continuas, y esta es tal vez el área en que Internet puede brindar una excelente ayuda. Ya existen en la red innumerables fuentes de información, documentación y educación sobre la Iglesia, es evidente -subraya Juan Pablo II- que aunque Internet no puede suplir nunca la profunda experiencia de Dios, que sólo puede brindar la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia, sí puede proporcionar un suplemento y un apoyo únicos para preparar el encuentro con Cristo en la comunidad.

Sin embargo, en una cultura que se alimenta de lo efímero puede existir fácilmente el riesgo de considerar que lo que importa son los datos, más que los valores. Internet ofrece amplios conocimientos, pero no enseña valores; y cuando se descuidan los valores, advierte Juan Pablo II, se degrada nuestra misma humanidad, y el hombre con facilidad pierde de vista su dignidad trascendente. Las autoridades públicas tienen la responsabilidad de garantizar que este maravilloso instrumento contribuya al bien común y no se convierta en una fuente de daño.

El hecho de que a través de Internet la gente multiplique sus contactos de modos hasta ahora impensables, abre maravillosas posibilidades de difundir el Evangelio. Pero también es verdad que las relaciones establecidas mediante la electrónica jamás pueden tomar el lugar de los contactos humanos directos, necesarios para una auténtica evangelización ¿Cómo guía la Iglesia, desde el tipo de contacto que permite Internet, a la comunicación más profunda que exige el anuncio cristiano? ¿Cómo entablamos el primer contacto y el intercambio de información que permite Internet?, se pregunta el Santo Padre.

No cabe duda de que la revolución electrónica entraña la promesa de grandes y positivos avances con vistas al desarrollo mundial; pero existe también la posibilidad de que agrave efectivamente las desigualdades existentes. Es importante asegurar que la revolución de la información y las comunicaciones, que tiene en Internet su primer motor, promueva la globalización del desarrollo y de la solidaridad del hombre, objetivos vinculados íntimamente con la misión evangelizadora de la Iglesia.

Por último, el Papa cree que en estos tiempos tan agitados, este magnífico instrumento, concebido primero en el ámbito de operaciones militares puede contribuir a la causa de la paz y fomentar la cultura del diálogo, de la participación, de la solidaridad y de la reconciliación, sin la cual la paz no puede florecer. Internet se convertirá en un espacio auténticamente humano cuando en esta galaxia de imágenes y sonidos, se vea el rostro de Cristo, se oiga su voz y el mundo conozca la buena nueva de nuestra redención.

Esta es la finalidad de la evangelización, puesto que si no hay lugar para Cristo, tampoco hay lugar para el hombre. Por tanto, en esta Jornada mundial de las comunicaciones, el Papa exhorta a toda la Iglesia a cruzar intrépidamente este nuevo umbral, para entrar en lo más profundo de la red, de modo que ahora, como en el pasado, el gran compromiso del Evangelio y la cultura muestre al mundo "la gloria de Dios que está en la faz de Cristo".

 

DOLOR DEL PAPA POR LAS VÍCTIMAS DE LA ERUPCIÓN DE UN VOLCÁN EN CONGO

El Papa, a través del cardenal secretario de estado, Angelo Sodano, envió un telegrama de pésame al obispo de Goma, por la intensa y devastadora erupción del volcán Nyiregongo. El Santo Padre manifestó su hondo pesar por esta tragedia en la República Democrática del Congo y expresó su "dolor por las víctimas de esta catástrofe natural y reza para que todos los damnificados que sufren este terrible drama encuentren, con la ayuda de la comunidad internacional y la solidaridad generosa de todos, la asistencia y la confortación necesarias".

 

TELEGRAMA DE PÉSAME POR LA MUERTE DEL RECTOR MAYOR DE LOS SALESIANOS

El Papa ha manifestado su pesar, por la reciente muerte del Rector Mayor de los Salesianos, Don Juan Edmundo Vecchi. En un telegrama dirigido al vicario general de la Sociedad Salesania de San Juan Bosco, el Papa se une al dolor de toda la Familia religiosa y resalta la figura de este comprometido ministro del Evangelio, su íntegra fidelidad a Cristo y a la Iglesia, unida al generoso espíritu de servicio.

 

NOMBRAMIENTOS Y RENUNCIAS

DIÓCESIS DE SÃO GABRIEL DA CACHOEIRA (BRASIL)
Juan Pablo II ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada por monseñor Walter Ivan DE AZEVEDO, S.D.B. El Papa ha nombrado en su lugar al reverendo Don José SONG SUI-WAN, S.D.B., hasta ahora director del Oratorio Salesiano "São Luiz" en la diócesis de Limeira.

DIÓCESIS DE SAVONA-NOLI (ITALIA)
El Santo Padre ha nombrado obispo de Savona-Noli (ITALIA) a monseñor Domenico CALCAGNO, del clero de la archidiócesis de Génova, hasta ahora ecónomo de la Conferencia Episcopal Italiana.

EXARCADO PATRIARCAL DE JERUSALÉN Y AMMAN
El Santo Padre ha dado su consentimiento a la elección de dignidad episcopal canónicamente realizada por Sínodo de los Obispos de la Iglesia armenia católica, reunido en Roma el 15 de octubre del año pasado, del arcipreste Kévork KHAZOUMIAN a Exarca patriarcal de Jerusalén y Amman
.

VICARIATO APOSTÓLICO DE BAQUIO (FILIPINAS)
Juan Pablo II ha nombrado Vicario Apostólico a monseñor Carlito J. CENZON, obispo titular de Scebaziana, hasta ahora vicario apostólico de Tabuk.

 

ASIS: JORNADA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN EL MUNDO

TESTIMONIOS DE LOS LÍDERES RELIGIOSOS Y DISCURSO DEL PAPA

La ciudad italiana de Asís ofreció una emotiva acogida al Santo Padre y a los representantes religiosos, que con un poco de retraso sobre el horario previsto llegaron a la estación de Santa María de los Ángeles. Banderas con los colores del arco iris y la palabra paz ondeaban en las manos de los miles de personas que se agolpaban tanto en la estación como en las calles aledañas, a pesar de ser una jornada muy desapacible, ventosa, amenazando lluvia y bastante fría. Con el Papa viajaron en el mismo tren desde Roma todos los miembros de las delegaciones de las religiones presentes en esta Jornada de oración por la paz en el mundo. Juan Pablo II fue recibido por el Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi y algunos miembros de su gobierno, además del Obispo de la Diócesis de Asís, Mons. Sergio Goretti. Las campanas de Santa María de los Ángeles acompañaron con su tañido a los vítores de la muchedumbre que se agolpaba a los lados de la carretera que sube desde la estación de ferrocarril a la plaza inferior de San Francisco, lugar del encuentro de oración por la Paz.

El Papa llegó en papamóvil hasta la puerta de la Basílica inferior, desde donde, a pie, entró en la Plaza. Las campanas de Asís fueron echadas al vuelo al mismo tiempo que entraba el Papa en la Plaza y acogía a los huéspedes cristianos y de otras religiones y a medida que iban entrando para ocupar sus puestos a la derecha e izquierda del Papa. Música de orquesta acompañaba a esta ceremonia.

Con una voz que recordaba tiempos pasados por su fuerza y su entonación, Juan Pablo II pronunció unas palabras de saludo a los representantes de las diversas religiones, agradeciendo al mismo tiempo el que hubiesen adherido a su invitación de intervenir en Asís en este encuentro de oración por la paz, citando sus nombres o las delegaciones presentes. Comenzó por el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I; el Patriarca de Antioquia, Su Beatitud Ignacio IV; el Catolicós Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, Su Santidad Mar Dinkha IV; al Arzobispo de Tirana, Durres y de toda Albania, Su Beatitud Anastasio; a los delegados de los Patriarcas de Alejandría, Jerusalén, Moscú, Serbia, Rumania; de las Iglesias ortodoxas de Bulgaria, Chipre, Polonia. Las Antiguas Iglesias de Oriente, como el Patriarcado Siro Ortodoxo de Antioquia, la Iglesia Ortodoxa Armenia, de Cilicia, Etiopía. Luego saludó al representante del Arzobispo de Canterbury y a todos los representantes de las Iglesias y Comunidades eclesiales, federaciones, al Secretario General del Consejo Ecuménico de las Iglesia, y a los representantes del Judaísmo mundial que han adherido a esta especial Jornada de oración por la paz. Luego dio la bienvenida a los exponentes del Islam, llegados de Albania, Arabia Saudí, Bosnia, Bulgaria, Egipto, Jerusalén, Jordania, Irán, Irak, Líbano, Libia, Marruecos, Senegal, Estados Unidos, Sudan, Turquía; a los representantes del Budismo, del Taoísmo e Hinduismo; los representantes de las religiones tradicionales africanas, representantes Sik, del Confucionismo, Zoroastrismo, y Jainismo.

Luego el Santo Padre dirigió un salido a los Cardenales y Obispos presentes, en particular al Cardenal Edward Egan, Arzobispo de Nueva York, ciudad especialmente golpeada por los trágicos eventos del 11 de septiembre. Saludó también a los representantes de los Episcopados de aquellas naciones donde se advierta con fuerza la exigencia de la paz. Entre ellos se encontraba el Obispo español de San Sebastián, Mons Uriarte.

Juan Pablo II terminó su saludo recordando la acogida generosa y la familiar hospitalidad de los Frailes Menores Conventuales de San Francisco. Tras agradecer la presencia del Presidente del Consejo de Ministros italiano y de los ministros presentes, así como a las fuerzas de policía presentes para asegurar la buena marcha de la jornada, el Papa tuvo unas afectuosas palabras para los jóvenes que seguían los actos desde la Basílica Superior y los presentes en la misma Plaza, que habían pasado la noche en oración para que de este encuentro surjan frutos de paz para el mundo entero.

Respecto al encuentro de 1986 hay que decir que se han observado algunas diferencias. Ciertamente la situación la mundial es de crisis como entonces, tal vez en esta ocasión la situación provocada por los atentados del 11 de septiembre han agudizado la crisis y la inseguridad mundial, mientras entonces estaba más circunscrita. Hoy es más global. Por otro lado la presencia de líderes religiosos fue más abundante y se dio la grata sorpresa de la presencia de un delegado del Patriarca de Moscú, y mayor presencia tanto musulmana como judía. La situación de Oriente Medio lleva al mundo a reflexionar y a los líderes religiosos a intensificar el diálogo interreligioso y la oración por la paz.

La Capilla Sixtina inició la parte de los testimonios con el canto "Non levabit…": "Un pueblo no levantará nunca más la espada contra otro pueblo", dando paso a la monición de introducción hecha por el Cardenal Francisco Javier Nguyen Van Thuan, que destacó que en este momento histórico la humanidad tiene necesidad de contemplar gestos de paz, de escuchar palabras de esperanza. El primer testimonio fue el del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, quien hablando en griego y dando a su intervención una dimensión espiritual afirmó que "La paz de Dios y la paz en la tierra tienen entre sí una relación de madre e hija". Un representante de las religiones tradicionales africanas terminaba, tras un largo testimonio, diciendo: Que Dios bendiga el Encuentro de Asís y que conceda a nuestro mundo la paz.

El Rabino Israel Singer, residente en los Estados Unidos, comenzó con estas palabras improvisadas de fuerte contenido emotivo: "Sólo tú, Juan Pablo II, sólo tú podías organizar un acto de este tipo, sólo tu". Citó muchas veces el nombre de Juan Pablo II a lo largo de su testimonio. Insistió con un tono fuerte que la paz no se la debemos dejar a los generales ni a los políticos. La paz es una cosa muy seria y lo debemos decir así, convencidos, a nuestras gentes. Por último Adrea Riccardi afirmó refiriéndose al tema de la "guerra santa" tan traída y llevada en este tiempo por extremistas musulmanes, ha afirmado que "los católicos, con todos los cristianos, con los creyentes de las grandes religiones, hemos comprendido mejor que sólo la paz es santa, jamás lo es la guerra.

Terminados los testimonios, Juan Pablo II dirigió su discurso en el que puso de relieve que las religiones están al servicio de la paz; deben ser conscientes de que deben construir la paz. Puso una vez más de relieve lo que ha escrito en el mensaje para la Jornada mundial de la Paz del 1 de enero, destacando los dos pilares en los que se apoya la paz son el compromiso por la justicia y la disponibilidad al perdón. Muy aplaudidas fueron sus palabras de condena de la violencia en nombre de Dios o de la religión, hablando en concreto de la Asamblea Interreligiosa en el Vaticano en el mes de octubre de 1999: "En aquella ocasión fue reconocido que trágicos conflictos se derivan con frecuencia de la injusta asociación de la religión con intereses nacionalistas, políticos, económicos o de otro tipo. Una vez may nosotros juntos reunidos aquí, afirmamos que quien utiliza la religión para fomentar la violencia contradice su inspiración más profunda y auténtica. Es un deber, por lo tanto, que las personas y las comunidades religiosas manifiesten el más absoluto rechazo de la violencia, de toda violencia, a partir de aquella que se quiere adornar de religiosidad, haciendo apelo al nombre sacrosanto de Dios para ofender al hombre".

Juan Pablo II terminó sus palabras dirigiéndose a los jóvenes del tercer milenio, jóvenes cristianos, jóvenes de todas las religiones, para que sean centinelas dóciles y valientes de la verdadera paz, basada en la justicia y en el perdón, en la verdad y en la misericordia.

 

COMPROMISO DE 68 LÍDERES RELIGIOSOS EN FAVOR DE LA PAZ

"Las tinieblas no se disipan con las armas; las tinieblas se alejan encendiendo faros de luz". "Las religiones están al servicio de la paz". "Nunca más la violencia en nombre de Dios". Son frases pronunciadas en Asís por el Papa el jueves 24 de enero durante la Jornada de Oración por la Paz. Sesenta y ocho líderes religiosos, representando a las principales religiones del mundo se reunieron ese día en la ciudad de San Francisco para, unidos por la oración, aunque rezaran los cristianos todos juntos en la Basílica inferior y las demás religiones en lugares separados, según sus ritos y tradiciones, contribuir a alejar las nubes del terrorismo, del odio, de los conflictos armados, nubes que en estos últimos tiempos han oscurecido particularmente el horizonte de la humanidad. "Dios ha puesto en el corazón del hombre un impulso a vivir en paz y armonía".

Este momento histórico ha sido la prolongación de la Jornada de oración por la Paz de 1986, cuando la situación en los Balcanes era explosiva. La finalidad es la misma: Rezar por la paz. De aquel momento se conserva en la Basílica inferior de San Francisco un panel con una única palabra: PAZ, escrita con grandes caracteres dorados, en catorce lenguas diversas, entre ellas el español. Entre aquella ocasión y ésta hay algunas diferencias fundamentales. Entonces el número de participantes fue menor que ahora, sobre todo por lo que respecta a los representantes judíos y musulmanes. Entonces se rezó por la paz y el cese de la violencia. En esta ocasión se ha añadido algo tan fundamental: "Nunca más la violencia en nombre de Dios". Algo que podría parecer tan obvio, sin embargo ha sido destacado como algo básico por todos los líderes religiosos, empezando por el Santo Padre."Que las personas y las religiones, dijo el Papa, manifiesten su rechazo, neto y radical, de la violencia, de toda violencia, empezando por la que pretende cobijarse bajo la capa de la religiosidad, recurriendo incluso al nombre de Dios para ofender y atacar al hombre".

En esta ocasión se ha añadido otra novedad, que es como un legado a todos los creyentes, de cualquier fe o religión: el compromiso de todas las religiones favor de la paz. Las doce personas que leyeron el compromiso en doce lenguas diferentes más el Papa que lo hizo en italiano. Cada una de ellas destacaba un punto concreto comenzando con la frase "Nos comprometemos a… promover la cultura del diálogo… a educar a las personas en el respeto y estima recíprocos… a condenar la violencia y la guerra provocadas en nombre de Dios y de la religión…" etc. Estos compromisos quedaron materializados simbólicamente como esperanza de paz, en otras tantas lámparas encendidas que fueron depositadas en una mesa-candelabro, donde serán renovadas para que mantengan la luz que ha de iluminar, en la fe, las tinieblas.

El Papa antes del abrazo con que terminó la ceremonia del "Compromiso por la paz", dijo con voz potente: "¡Nunca más la violencia! ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más el terrorismo! ¡Que en nombre de Dios toda religión extienda sobra la tierra Justicia y Paz, Perdón y Vida, Amor!"

 

CRÓNICA DE LA JORNADA

Los líderes de las religiones del mundo rezaron junto al Papa contra las guerras y el terrorismo, durante la Jornada mundial de oración por la paz convocada el 24 de enero por Juan Pablo II en Asís.

En un mundo, al inicio del tercer milenio, cada vez más frágil a causa de la violencia, la guerra y el terrorismo, Juan Pablo II convocó en Asís a representantes de las religiones más importantes de la tierra para vivir todos juntos una jornada dedicada a la oración por la paz en nuestro planeta. El Santo Padre comenzó esta histórica jornada viajando en tren junto a los líderes religiosos y sus respectivas delegaciones, desde la ciudad del Vaticano a la ciudad de Asís.

Una peregrinación que ya desde el principio quiso tener la forma de un compromiso coral de todas las religiones contra la violencia y en favor de la concordia entre los hombres. Se trata de una iniciativa que, como ha dicho el mismo Pontífice, "además de los efectos espirituales que escapan a la medida humana, puede contribuir a orientar los ánimos y las decisiones hacia propósitos sinceros y valientes de justicia y de perdón.

A la una y media se volvieron a reunir todos los representantes junto al Papa para compartir juntos un ágape de hermandad. La Jornada de oración en Asís finalizó con un compromiso común por la paz. Durante este último acto, en la plaza inferior de san Francisco, se leyeron textos en 10 lenguas diferentes. Como gesto simbólico, el Santo Padre encendió un cirio que se colocó posteriormente en la basílica. Antes de regresar al Vaticano en tren con todos los representantes, Juan Pablo II saludó brevemente a las religiosas en la basílica de Santa Clara y a los frailes menores en la basílica de Santa María de los Ángeles.

 

ESPÍRITU DE LA CUMBRE

"Nunca más un pueblo se levante con la espada contra otro pueblo. Nunca más violencia, ni guerras, ni terrorismo". Este fue el espíritu de la cumbre interreligiosa de oración por la paz en Asís, querida por el Papa Juan Pablo II para rezar por un mundo que, al inicio del tercer milenio cristiano, es cada vez más frágil a causa del odio, los conflictos armados y el terrorismo.

El Pontífice y los líderes religiosos junto con todos los representantes de las diferentes delegaciones viajaron con tren a Asís desde el Vaticano. Una peregrinación y una cumbre que el Papa quiso convocar en Asís después de los atentados del 11 de septiembre y de la guerra en Afganistán, pero también para rechazar la violencia y los conflictos que constelan el planeta desde el continente africano a Oriente Medio. El Santo Padre se comprometió junto a los representantes de las principales religiones del planeta en dar un mismo sentido y destino común a la paz en el mundo.

"Una vez más nosotros, juntos aquí reunidos, afirmamos que quien utiliza la religión para fomentar la violencia contradice su inspiración más auténtica y profunda...Es necesario que les persones y les comunidades religiosas manifiesten el más neto y radical rechazo a la violencia...de cualquier violencia, a partir de aquella que pretende disfrazarse de religiosidad haciendo incluso apelo al sacrosanto nombre de Dios para ofender al hombre".

Las lámparas de aceite que encendieron todos los líderes religiosos en signo de comunión...El fraternal abrazo final entre todos los presentes... el compromiso común por la paz... el rechazo de la violencia en nombre de Dios y de la religión...el valor fundamental de la oración como signo de transformación del corazón humano...fueron los dones de la esperanza para alcanzar esta anhela paz en el mundo.

 

ÁGAPE FRATERNO EN EL VATICANO

El jueves después de la Jornada de oración por la paz en Asís, el Papa invitó a todos los representantes religiosos a un ágape colectivo en el Vaticano. Nuestro compromiso común -dijo Juan Pablo II, saludando a sus invitados- es una esperanza para el mundo".

"Violencia y religión no podrán nunca caminar juntas (...) y nuestro compromiso común es la esperanza que podemos ofrecer en este momento especial. Qué Dios nos conceda ser humildes y eficaces instrumentos de su paz". Eran las palabras de Juan Pablo II durante el ágape ofrecido en la sala ducal del Vaticano a los participantes en el encuentro interreligioso del día anterior en Asís, agradeciéndoles una vez más su "valentía" y su "voluntad de trabajar por la paz".

Más de doscientos representantes de doce religiones entre las más importantes del mundo volvieron a reafirmar su compromiso en contra de la violencia y el fanatismo, durante esta comida fraterna que tuvo lugar en el palacio pontificio. Y si el miércoles fueron los frailes franciscanos los que ofrecieron un frugal almuerzo, en esta ocasión fue el mismo Papa quien invitó a sus huéspedes a comer.

"De las colinas de Asís hemos llegado a las de Roma. Con gran alegría os doy la bienvenida a mi casa", dijo el Papa, subrayando que su "casa está abierta a todos", y que los invitados estaban "sentados a su mesa no como extranjeros, sino como amigos". "Ayer estábamos reunidos bajo la protección de san Francisco; aquí estamos reunidos al amparo del pescador, Pedro. Asís y Roma, Francisco y Pedro: son lugares y personas distintas, pero ambos eran portadores del mensaje de paz".

"A pesar de todas nuestras diferencias -dijo finalmente el Santo Padre- nosotros estamos sentados en esa mesa, unidos en el compromiso por la causa de la paz. Un compromiso de sincera religiosidad que es que el que Dios y el mundo esperan de nosotros. Este compromiso es la esperanza que podemos ofrecer en este momento especial".

 

FORO "LA CONTRIBUCIÓN DE LAS RELIGIONES A LA PAZ"

Los representantes oficiales de las distintas religiones que participaron en la Jornada de oración de Asís, se reunieron el miércoles en el Vaticano para tratar "La contribución de las religiones a la Paz". El foro, en el que los participantes transmitieron un breve mensaje, estuvo presidido por el Cardenal Francis Arince, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo interreligioso.

 

"EL DERECHO INTERNACIONAL PARA UNA PAZ POSIBLE"

Mons. Jean Louis Tauran, Secretario para las Relaciones con los Estados, a su regreso de la Jornada de Oración por la Paz de Asís, en el curso de un encuentro sobre "El Derecho Internacional para una paz posible", organizado por la Acción Católica Italiana, reiteró los auspicios de la Santa Sede en favor de que se envíen observadores internacionales a Oriente Medio, ante el deterioro de la dramática situación.

El Arzobispo recordó que en Bosnia-Herzegovina, en la antigua Yugoslavia, durante la crisis libanesa, y en Oriente Medio, la postura de la Santa Sede es siempre la misma - como señala también el mismo Pontífice - es decir la de "reiterar que la violencia no puede resolver los conflictos entre personas o naciones, puesto que la violencia genera más violencia. Y que los únicos medios dignos del ser humano para obtener soluciones justas son el diálogo; la negociación y el respeto del derecho.

 

LA CATEDRAL DE TIRANA DEDICADA A SAN PABLO

Desde el sábado 26 de enero la archidiócesis de Tirana tiene una catedral propia, dedicada a San Pablo, que fue el fundador de la comunidad. Un acontecimiento de gran satisfacción para la comunidad católica, que representa un 10 por ciento de la población. Un nuevo signo de renacimiento de la Iglesia que, durante la dictadura comunista de Enver Hoxha, padeció una de las persecuciones más feroces perpetradas por los regímenes comunistas en Europa occidental.

El solemne rito de dedicación de la nueva Iglesia fue presidido el sábado por la mañana por el Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, Angelo Sodano, nombrado por Juan Pablo II Legado Pontificio para este acto.

Esta celebración es el fruto del cambio producido en 1992 de la antigua sede episcopal de Durazo a Tirana. Los trabajos de construcción del templo se iniciaron en 1998, bajo la dirección del Arquitecto Gortmund Winfried Hinz, que ha ofrecido su trabajo gratuitamente. Tanto la construcción del templo como del arzobispado han recibido una gran ayuda económica por parte de la Asociación "Ayuda a la Iglesia que sufre", que en el último decenio ha sostenido diversos proyectos de la Iglesia albanesa.

El Cardenal Sodano comenzó su homilía transmitiendo los saludos del Santo Padre a esta nación que está preparando una nueva era en la vida de la patria. La nueva Catedral de Tirana, afirmó el Cardenal, quiere ser símbolo de este nuevo capítulo de la historia nacional, indicando el deseo de todo creyente de poner en el centro de la vida individual y social el culto de Dios, nuestro Creador y Señor.

El templo, continuó diciendo el Cardenal Sodano, es un lugar privilegiado para dar el debido culto a Dios y poder recibir de Él luz y fuerza para nuestro camino. Es la "casa de Dios", pero debe ser también la casa de los hombres en la que los hijos de un mismo Padre se reconocen hermanos. En ella se "entra para amar a Dios, de ella se sale para amar a los hombres", con esta invitación concluyó su intervención el Secretario de Estado, encomendado las tierras albanesas a la Madre de Jesús, a la que invocan bajo la advocación de Madre del Buen Consejo.

 

INICIATIVAS CRISTIANAS EN FAVOR DE LA PAZ

Mientras en el conflicto palestino-israelí crece la violencia y las represalias, los cristianos de Tierra Santa han multiplicado las iniciativas a favor de la paz y la unidad. Del 20 al 22 de enero se celebró en Alejandría (Egipto), una reunión de líderes cristianos, hebreos y musulmanes, organizada gracias a una iniciativa del arzobispo de Canterbury, George Carey. Jefes palestinos, israelíes y egipcios se han comprometido a elaborar y firmar la "Declaración de Alejandría para la paz en Jerusalén y Tierra Santa".

Los líderes religiosos estudiaron iniciativas concretas para poner fin a la violencia y retomar el proceso de paz. Las propuestas serán presentadas después a los lideres políticos israelíes y palestinos. Entre los participantes se encontraban mons. Michel Sabbah, Patriarca Latino de Jerusalén, el obispo anglicano Riyah abu Al-Asal, el jeque palestino Tala Seder, el rabino hebreo Michael Melchior, el copto egipcio Sehnouda III, y el mufti de Egipto, Mitwalli Al Tantawi.

Del 21 al 24 de enero se celebró también en Jerusalén una asamblea de los presidentes de las Conferencias Episcopales de América, Canadá y Europa con los obispos de Tierra Santa. Más de 45, entre obispos y representantes de los episcopados discutieron sobre la situación actual, las dificultades de la Iglesia en Tierra Santa, el proceso de paz y el futuro de los cristianos. La Asamblea concluyó el 24 de enero en Belén con una Santa Misa en la Iglesia de Santa Catalina, en sintonía con la Jornada de oración en Asís.

 

JORNADA MUNDIAL DE LOS ENFERMOS DE LEPRA

El domingo se celebraba la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra. En este contexto, la Agencia Fides ha publicado diversos informes, en los que se señala que "en la época de las manipulaciones genéticas y clonaciones no se ha vencido todavía la plaga de la lepra, más aún, hay zonas donde aumenta su difusión. A esta situación contribuye la superficialidad, el desinterés de los Estados y de las industrias farmacéuticas, así como el subdesarrollo.

Con ocasión de esta cuadragésimo nona Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra, Fides presenta algunos datos generales ofrecidos por la Asociación Italiana Amigos de Raúl Follereau. Esta Jornada, recordamos, fue instituida en 1953 por Raúl Follereau, definido el Apóstol de los Leprosos.

La lepra o enfermedad de Hansen (del nombre de Gerhard Armauer Hansen, que en 1873 aisló el virus que provoca esta enfermedad) afecta a las terminaciones nerviosas, con consiguiente atrofia de los músculos y de la sensibilidad. Si no se cura a tiempo puede ocasionar daños irreparables. Los afectados por esta enfermedad en todo el mundo son 11 millones, de ellos 750.000 gravemente.

Aunque desde hace decenios se encontraron los medios para curar la lepra, cada día se registran 2.000 nuevos casos y, al menos, otros 2.000 pasan inobservados por falta de conocimiento, ignorancia, o temor. Cerca de 250.000 personas al año reciben el diagnóstico cuando ya están afectados por incapacidades permanentes. La curación plena de un enfermo de lepra cuesta cerca de 130 Euros. Pero, desgraciadamente, los países en los que está más difundida esta enfermedad, son también los países más pobres, sin recursos que destinar a este fin.

También hay que decir - subraya la Agencia Fides - que las grandes industrias farmacéuticas no tienen interés en invertir dinero para acelerar el descubrimiento de una vacuna para los más pobres de la tierra. La mitad de los enfermos de todo el mundo recibe asistencia sólo de las asociaciones humanitarias. La Iglesia se encuentra desde siempre en primera fila en la ayuda a los leprosos. En todo el mundo hay actualmente 875 leproserías dirigidas por católicos.

Según el Dr. Giovanni Gazzoli, del AIFO: "Uno de los riesgos que debemos afrontar es la infravaloración de la enfermedad". En mayo de 2001, la Organización Mundial de Sanidad (OMS) anunciaba que la lepra en el mundo había descendido a 'niveles bajìsimos'". Explica Gazzoli: "La OMS considera eliminada la lepra como problema de salud pública cuando hay menos de un caso por cada 10.000 habitantes. Pero las estadísticas no tienen en cuenta a los enfermos que deben ser reinsertados en la sociedad o los inhábiles.

Hay que afrontar la lepra no sólo desde el punto de vista médico, sino también desde el social". Según estadísticas oficiales de la OMS, hay 90 países en los que está difundida aún la lepra, en 25 de ellos es endémica, y , en 19, es un problema de salud pública. India es el país más afectado con el 75% de todos los casos de lepra en el mundo, seguida de Brasil con el 7%. Los países que registran el mayor número de nuevos casos de lepra son: Madagascar (48,2 por cada 100.000 hab.), India (46,8), Mozambique (33,6), Nepal (27,8), Brasil (25,4), Guinea Conakry (26,7) y Myanmar (22,5).

Los leprosarios católicos en el mundo por continentes están en: Africa 339 (88 solo en Senegal), América Central 13, Antillas 8, América del Sur 68 (Brasil 37), Asia 361 (India 282), Europa 9, Oceanía 1.

 

LLAMAMIENTO DE LOS SALESIANOS ANTE LA TRAGEDIA EN GOMA

Después de diez años de guerra, de campos de prófugos, rivalidades políticas, explotación económica, expropiación de las riquezas del subsuelo y epidemias destructivas, ahora se añade la catástrofe de la erupción del volcán de Nyiragongo. Este es resumen que los salesianos han hecho de las calamidades sucedidas en la República Democrática del Congo en un llamamiento en el que denuncian que "esta tragedia se está consumando en Goma ante los ojos de todos". Los habitantes que huyeron de Goma para escapar a la furia de la lava han regresado poco después del territorio de Ruanda donde se habían refugiado inicialmente.

Los salesianos de Don Bosco, que trabajan en el área desde hace más de 20 años han pedido a las organizaciones internacionales y autoridades locales que las ayudas lleguen donde estén las personas necesitadas; que se escuche a la población y a los grupos sociales y religiosos presentes en el territorio a la hora de organizar y distribuir las ayudas; que las Naciones Unidas hagan los esfuerzos necesarios para conseguir en la zona una paz estable y duradera.

La erupción del volcán Nyirangongo, uno de los dos activos de la cadena de las montañas Virunga, que separan a la República Democrática del Congo, Uganda y Ruanda, destruyó un tercio de Goma y provocó el éxodo de más de 300.000 personas, que posteriormente regresaron a la ciudad y se encuentran desde entonces en situación de necesidad.

 

LOS CHICOS DE ACCIÓN CATÓLICA CELEBRAN SU JORNADA DE LA PAZ

Este domingo, numerosos chicos de la Acción Católica de Roma han celebrado su "Jornada de la paz", que ha culminado en la Plaza de San Pedro, con el Papa, haciendo volar dos palomas - símbolo precisamente de la paz.

Los chicos han dirigido un mensaje de gratitud al Santo Padre. Un momento lleno de ternura, alegría y esperanza, que comprendía una serie de actos previstos para la mañana del domingo, como la colecta de donativos para "las víctimas del terrorismo y de las guerras", respondiendo así al llamamiento del Papa, del pasado 14 de diciembre, promovido por el Consejo Pontificio Cor Unum.

 

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO (A): 27.01.02
"Entonces empezó Jesús a predicar, diciendo: "Convertíos""

Cada domingo nos sale al encuentro la Palabra de Dios, para despertar nuestra fe y levantarnos a la esperanza de los bienes eternos. Hoy nos trae el recuerdo luminoso de los comienzos. "Al enterarse Jesús que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí..., porque está cerca el Reino de los cielos"". El evangelista ve cumplirse, en aquella "Galilea de los gentiles" una antigua profecía: "El pueblo que habitaba en tinieblas, vio una luz grande; a los que estaban sentados en paraje de sombras de muerte, una luz les brilló".

Sería bueno que, con el recuerdo de este amanecer evangé1ico, reflexionáramos sobre nosotros mismos, para ver hasta qué punto esa luz penetra todos los espacios de nuestra alma y hace luminosa nuestra vida. Fundamentalmente tres son las situaciones posibles frente al Evangelio: la de quienes, con culpa o sin ella, no lo aceptan; la de los que han aceptado la Palabra: iniciados en la fe, andan necesitados de instrucción catequética y deben ejercitarse en las virtudes cristianas; y la de los adultos que, gracias a su entrega, pueden colaborar en la predicación del mensaje salvador. ¿Cuál de las tres es nuestra situación personal? El pasaje evangélico de hoy nos recuerda, así mismo, la vocación y respuesta de los primeros discípulos: "Les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos dejaron inmediatamente las redes y le siguieron". ¿Es tal nuestra entrega a la causa del Evangelio?

Cuenta San Lucas en el Libro de los Hechos cómo, a raíz. de la muerte de Esteban, el primer mártir cristiano, se desató una gran persecución contra la comunidad de Jerusalén; hubieron de dispersarse. Y escribe: "Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Y la Palabra de Dios crecía y se multiplicaba". ¿Seremos nosotros capaces de anunciar el Evangelio con tal eficacia a los hombres, con quienes nos encontramos y convivimos? ¿Estamos preparados doctrinal, pedagógica y espiritualmente para esta colaboración apostólica? ¿Aportamos en esta empresa aquel entusiasmo, aquella convicción, aquella entrega que está pidiendo de nosotros?... Por la respuesta sincera a tales preguntas, ha de medirse nuestra fe y el amor que nos mueve hacia Jesucristo y hacia nuestros hermanos. Se nos pide la participación personal en la predicación evangélica.

Jesús dio comienzo a su ministerio profético con esta exhortación: "Convertíos, porque está cerca el reino de Dios". Sus oyentes, sencillos galileos de pueblos y aldeas, podían entender su mensaje, familiarizados como estaban con el recuerdo de las promesas de Dios a su pueblo. Nuestro caso es bien distinto. Mas lo decisivo no son, en último término, las palabras, sino su contenido. Cuanto se encierra en la expresión "Reino de Dios", se concreta en un nombre querido, cuya noticia, más o menos precisa, ha llegado a todos los oídos: Jesucristo. La fe cristiana consiste en aceptarle, tal como es él y se ofrece a nosotros en su misteriosa realidad. Entregarse a él, seguirle, obedecerle incondicionalmente, rendirle nuestra inteligencia, nuestro corazón, nuestros sentimientos, nuestra vida. Desde los mismos comienzos, a partir de la Ascensión del Señor y de Pentecostés, los Apóstoles anunciaban a Jesús de Nazaret, "muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación". En Jerusalén, en Atenas, en Corinto, en Roma, Pedro y Pablo proclamaron el Evangelio de la salvación, presentando a Jesucristo como Mesías de Dios y único Salvador de los hombres. Como discípulos de tal Maestro, todos tenemos la obligación de confesar nuestra fe cristiana. "Se cree con el corazón para conseguir la justificación; con la boca se confiesa, para alcanzar la salvación". Hemos de dar testimonio ante los hombres, en especial ante aquellos con quienes convivimos y a los que nos debemos. La colaboración apostó1ica fluye como compromiso, en virtud de los sacramentos recibidos; pero lleva consigo dos cosas fundamentales: desprendimiento generoso de todo interés, de todo egoísmo; serenidad a toda prueba, en lo íntimo de nuestro corazón y en toda nuestra actitud. "¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero, que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que anuncia la salvación". Todo lo demás, es cosa del Señor. Su Palabra permanece con nosotros para siempre.