AUDIENCIA GENERAL: AZERBAIYÁN Y BULGARIA EN EL CENTRO DE LA CATEQUESIS
MISIÓN Y VIDA CONSAGRADA, REALIDADES ESTRECHAMENTE INTERDEPENDIENTES
CARTAS CREDENCIALES DEL EMBAJADOR DE RUMANIA ANTE LA SANTA SEDE

CORPUS DOMINI: LA EUCARISTÍA HACE MISIONERA A LA IGLESIA
ÁNGELUS: LA COMUNIDAD CRISTIANA SE ESTRECHA EN TORNO A LA EUCARISTÍA

VIII ASAMBLEA DEL MEIC: COMUNICAR EL EVANGELIO EN UN MUNDO QUE CAMBIA
VISITA DEL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS
REUNIÓN SUPERIORES DE INSTITUTOS MISIONEROS EN LA UNIVERSIDAD URBANIANA

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

DOCE MIL JÓVENES RENUEVAN COMPROMISO PARA CONSTRUIR UN FUTURO DE PAZ


SEMANA DEL 27 DE MAYO
AL 2 DE JUNIO

 

AUDIENCIA GENERAL: AZERBAIYÁN Y BULGARIA EN EL CENTRO DE LA CATEQUESIS
EL PAPA AGRADECE A DIOS HABER PODIDO REALIZAR ESTE VIAJE APOSTÓLICO

Juan Pablo II dedica habitualmente la Audiencia Genera del miércoles sucesivo a un viaje apostólico a hacer un resumen del mismo destacando los momentos, los acontecimientos más sobresalientes, incidiendo de manera particular en los contenidos y significado pastoral de los encuentros con la población de los Países visitados. El Santo Padre, en la Audiencia General del miércoles, hizo una breve síntesis del nonagésimo sexto viaje fuera de Italia que le ha llevado a Azerbaiyán y a Bulgaria, países que, son sus palabras, han producido en él un eco profundo.

El pontífice dió gracias a Dios por haberle permitido realizar este viaje apostólico y a todos los que lo han hecho posible, a los Jefes de los dos Estados y sus respectivos Gobiernos, a las Autoridades civiles y militares y un gracias especial a los Pastores de la Iglesia católica de los dos Países que extiende de corazón a los Pastores de las Iglesias ortodoxas, así como a los guías de las Comunidades musulmanas y judías. Juan Pablo II puso de relieve que las grandes tradiciones religiosas forman parte del rico patrimonio histórico y cultural del pueblo azerbaiyano. Por esta razón fue elocuente el encuentro en Bakú, capital de la Nación, con los representantes de la política, de la cultura, del arte y de las religiones.

La Comunidad católica de Azerbaiyán, dijo el Papa, es una de las menos numerosas que yo he visitado. Aquella pequeña grey es heredera de una tradición espiritual antiquísima, compartida pacíficamente con los hermanos ortodoxos, en medio de una población mayoritariamente musulmana. El Papa recordó idealmente Asís, renovando desde aquella tierra, verdadera puerta entre Oriente y Occidente, su llamamiento por la paz, insistiendo en que las religiones se opongan netamente a toda forma de violencia. Sobre todo durante la Misa en Bakú, terminó el Papa su resumen sobre la primera parte de su viaje apostólico, he percibido claramente que incluso en Azerbaiyán late el corazón de la Iglesia una, santa, católica y apostólica.

En cuanto a la visita a Bulgaria ha coincidido con la fiesta de los Santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de los pueblos eslavos. El Pontífice destacó que desde los comienzos de la evangelización, un sólido puente une la Sede de Pedro con el pueblo búlgaro, unión que se ha consolidado en el siglo pasado gracias al precioso servicio del Delegado Apostólico de entonces Angelo Roncalli, el Beato Juan XXIII. Esta visita, afirmó el Santo Padre, se proponía reforzar los vínculos de comunión con la Iglesia ortodoxa de Bulgaria, dirigida por el Patriarca Maxim", con el que ha tenido la alegría de encontrarse.

Tras recordar su encuentro con los representantes de la cultura, de la ciencia y del arte, el Papa aludió a su visita al Monasterio de San Juan de Rila, patrimonio cultural mundial, con la que ha rendido homenaje solemne al monacato oriental, que ilumina a la Iglesia entera con su testimonio. Por último, Juan Pablo II hizo referencia a la Celebración Eucarística en la Plaza central de la ciudad de Plovdiv, donde ha proclamado beatos a tres sacerdotes agustinos de la Asunción, fusilados en la cárcel de Sofía, junto con el Obispo Eugenio Bosilkov, beatificado hace cuatro años. Mártires que preparan, sin duda, una nueva primavera de la Iglesia en Bulgaria.

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:

Doy gracias a Dios por el viaje apostólico que acabo de concluir. La pequeña comunidad católica que he visitado en Azerbaiyán, convive pacíficamente con los hermanos ortodoxos en medio de una población prevalentemente musulmana. En esa tierra, verdadera puerta entre Oriente y Occidente, he renovado mi llamamiento a la paz.

En Bulgaria he querido reforzar los vínculos de comunión con la Iglesia Ortodoxa. He encontrado también a los representantes de la cultura, la ciencia y el arte en el recuerdo de los santos Cirilo y Metodio. Ellos supieron conjugar admirablemente la fe y la cultura, contribuyendo de modo determinante a establecer los fundamentos espirituales de Europa. El culmen ha sido la celebración de la Eucaristía, durante la cual he proclamado tres nuevos beatos, mártires de la fe, que juntamente con los mártires del siglo pasado preparan la nueva primavera de la Iglesia. En el encuentro con los jóvenes he subrayado la llamada de Cristo, en la diversidad de las tradiciones y en la unidad de una sola fe y un solo amor, al heroísmo de la santidad.

Saludo a los fieles de lengua española; en especial a los Miembros de la Agrupación Española de Fomento Europeo ¡Que vuestra peregrinación redunde en abundantes frutos espirituales!

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El Santo Padre, como todos los miércoles, terminó la catequesis dirigiendo unas palabras afectuosas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. A los jóvenes, especialmente a los niños de Primera Comunión y a los de Confirmación, muy numerosos en esta Audiencia, les deseó que su encuentro con Jesús sea para ellos y para sus coetáneos que en este período se acercan por primera vez a la mesa del altar, como para los que reciben la unción crismal, una invitación a crecer en el amor a Dios y al prójimo.

A los enfermos les deseó que saquen de la Eucaristía aquel vigor espiritual que les haga capaces de afrontar todo tipo de prueba. Y a los recién casados les pidió que, sostenidos por la intercesión de la Virgen María, se comprometan a hacer de la Eucaristía el alimento cotidiano de su existencia y el corazón de su familia. El Papa recordó, por último, que el jueves se celebraba la solemnidad del Corpus Christi. "Invito a los romanos y a los peregrinos, concluyó el Pontífice, a participar en la celebración que tendrá lugar, como todos los años, mañana por la tarde en la Plaza de San Juan de Letrán, y en la solemne procesión eucarística que terminará en Santa María la Mayor".

 

MISIÓN Y VIDA CONSAGRADA, REALIDADES ESTRECHAMENTE INTERDEPENDIENTES

Juan Pablo II recibió el viernes en la Sala Clementina, a los participantes en la I Reunión de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos con los Superiores y Superioras de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, comprometidos en el servicio de la misión ad gentes. Destacando su profunda satisfacción por "este encuentro dedicado a la reflexión, intercambio y búsqueda de una colaboración más intensa y provechosa", el Santo Padre los invitó a "repetir esta experiencia y a mantener siempre vivo el clima de comunión, que se instaura en estas reuniones".

Tras saludar a los representantes de los numerosos Institutos y Sociedades que se dedican al apostolado misionero, el Papa expresó su gratitud por el "servicio eclesial" que desarrollan según su propio carisma y por la cooperación que ofrecen "cada día en la difusión del Evangelio en cada rincón del mundo".

Recordando como escribió en su Encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente validez del mandato misionero, que "después de dos mil años, la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse" (n. 1), y que el "Concilio Vaticano II ha reiterado que toda la Iglesia es misionera, por lo que todo bautizado debe sentirse llamado a dar su propia contribución para el anuncio del Evangelio", el Santo Padre destacó que "misión y vida consagrada son realidades estrechamente interdependientes".

Se puede decir - hizo hincapié Juan Pablo II - que la "misionariedad está inscrita en el corazón mismo de toda forma de vida consagrada". El Pontífice recordó que "en el curso de los siglos las personas de vida consagrada han estado siempre en la vanguardia de la acción misionera ad gentes. Muchos son los que han abandonado sus hogares, familias y países de origen para llegar con valentía 'hasta los confines de la tierra' (Hch 1, 8) con el fin de llevar a todo hombre y a toda mujer el mensaje del Evangelio". En este contexto, el Papa, refiriéndose a las dificultades, obstáculos, renuncias y sacrificios que han tenido que afrontar estos misioneros ha destacado que "algunos, y por cierto no pocos, han sellado con el martirio su testimonio de Cristo".

"Sobre estas huellas también vuestros Institutos siguen caminando con un solo objetivo, el de actuar de forma que la luz del Evangelio ilumine a los que 'se hallan sentados en tinieblas y sombras de muerte' (Lc 1,79)" señalaba el Papa en su discurso a los representantes de los numerosos Institutos y Sociedades que se dedican al apostolado misionero. Y los exhortó a esmerarse cada vez con mayor determinación en predicar el Evangelio; a no desanimarse ante la disminución de las vocaciones misioneras, los problemas, dificultades, e incomprensiones. A no dejarse "contagiar por el peligro de la rutina cotidiana o de una cierta aridez espiritual", confiando siempre en "la unión profunda con Dios para superar todos los obstáculos" y en la promesa de Cristo, que está siempre con nosotros.

"En la prometedora estación de la nueva evangelización que estamos viviendo", Juan Pablo II insistió en que "es necesario seguir cultivando una fecunda comunión entre los Institutos misioneros, los Obispos y las Iglesias particulares, manteniendo asimismo un diálogo constante animado por la caridad, en el ámbito diocesano y nacional, con las Uniones de los Superiores y Superioras, en el respeto de los distintos carismas, tareas y ministerios". Destacando al respecto los acuerdos estipulados entre los Obispos y los Moderadores de los Institutos que se dedican a la obra misionera, con el "fin de que las relaciones instauradas, los esfuerzos y las estructuras creadas contribuyan, en el mejor de los modos, a la acción misionera de la Iglesia".

Espíritu de comunión - subrayó Juan Pablo II - que se desarrolla de forma significativa "en la colaboración con la Sede Apostólica y con los organismos encargados de la actividad misionera", empezando por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, a la que corresponde "dirigir y coordinar en todo el mundo la obra misma de la Evangelización" (Pastor Bonus, art. 85).

 

CARTAS CREDENCIALES DEL EMBAJADOR DE RUMANIA ANTE LA SANTA SEDE

El Santo Padre recibió el sábado al nuevo embajador de Rumania ante la Santa Sede con motivo de la presentación de sus Cartas Credenciales. La primera parte del discurso del Pontífice estuvo dedicada a darle la bienvenida, a recordar su viaje apostólico a Rumania en mayo del año 1999 en el que pudo abrazar al recientemente fallecido Cardenal Todea y al camino que esa nación emprendió hacia la democracia después de los tristes y dolorosos años de régimen comunista.

Después de aludir a los esfuerzos que Rumania está realizando en todos los campos encaminados a integrase en la Unión Europea así como en otras organizaciones regionales e internacionales, el Papa manifestó al nuevo embajador de Rumania ante la Santa Sede que la Iglesia católica, en este camino de renovación, ofrece a través de sus estructuras y en lo que es de su competencia su propia ayuda: social, educativa, sanitaria, además del ministerio espiritual de la evangelización y del cuidado de las almas. El Evangelio, afirmó, el Santo Padre, constituye la inspiración profunda del pueblo rumano en muchas de sus manifestaciones históricas, que han encontrado en la fe cristiana su manantial revitalizador.

El Pontífice, en su discurso, recordó que durante su visita pastoral pudo constatar la buena voluntad que anima las relaciones entre la Iglesia ortodoxa, mayoritaria en ese País, y la Iglesia católica. Recuerdo con admiración, dijo textualmente el Papa, las palabras de Su Beatitud el patriarca Teoctist: en él percibí el profundo conocimiento del deber de trabajar juntos para anunciar el único Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida, en el recíproco respeto y en la colaboración activa.

"Sé, subrayó Juan Pablo II, que las iniciativas de carácter ecuménico son numerosas y que en diversas diócesis se ha instaurado un clima de verdadera fraternidad, de amor recíproco y de ayuda mutua. Rezo para que estas ocasiones se multipliquen, de manera que se pueda obedecer cada vez a Cristo, que pide a sus discípulos que sean una sola cosa. Pero las dificultades no faltan, ha añadido el Papa, aludiendo a la necesidad de que, en el campo de las estructuras eclesiales, se llegue a cumplimiento de los acuerdos alcanzados hasta ahora entre los responsables de la Iglesia ortodoxa, la Iglesia católica y la Santa Sede".

De esta manera se reforzaría el respeto y la colaboración, siempre que las instancias civiles se asumieran el deber no sólo de ayudar a encontrar las soluciones oportunas, sino también de restituir, según un criterio de justicia, el patrimonio eclesiástico confiscado, de tal forma que se consintiera a la Iglesia católica disponer de tales bienes para que pudiera cumplir su misión. La iglesia, le manifestó el Papa al nuevo embajador de Rumania ante la Santa Sede, desea encontrar al hombre en los diversos momentos de su vida: en familia, en la escuela, en el mundo del trabajo y de la cultura, en los hospitales en cualquier ámbito en el que vive.

Por esta razón, terminó su discurso el Papa, deseo que el Estado permita a la Iglesia mantener un diálogo constante con las autoridades públicas, con el fin de alcanzar acuerdos de cooperación en los diversos sectores de la vida social. La Iglesia no pide para ella privilegios o inmunidad. Al contrario, fiel a la finalidad que le es propia, desea servir a todas las personas en nombre de Cristo y su misión se hace tanto más urgente cuanto más sufre el hombre o se encuentra en situación de dificultad. El Santo Padre concluyó su discurso aludiendo a problemas concretos enlazados con la falta de trabajo, la emigración, el desconcierto familiar, así como los obstáculos que impiden a los jóvenes mirar con serenidad su futuro.

 

CORPUS DOMINI: LA EUCARISTÍA HACE MISIONERA A LA IGLESIA
¡JÓVENES! QUE NO OS DETENGA EL MIEDO O LAS DUDAS ANTE LA LLAMADA DEL SEÑOR

En la solemnidad del Corpus Domini, Juan Pablo II invitó a rezar por el éxito del Congreso eclesial diocesano que se celebra en la Basílica de San Juan a partir del lunes 3 de junio y que prestará atención especial al tema de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

El jueves por la tarde Juan Pablo II presidió la Santa Misa en el atrio de la Basílica Patriarcal de San Juan de Letrán y la posterior procesión eucarística que recorrió la via Merulana hasta la Basílica de Santa María la Mayor donde el Papa impartió la Bendición con el Santísimo Sacramento.

En la fiesta en la que revivimos la primera sagrada cena, la Eucaristía que convierte al nuevo pueblo de Dios en Iglesia misionera, el Papa subrayó la necesidad de sacerdotes que renueven el misterio eucarístico y dirigiéndose a los jóvenes romanos les exhortó a no permitir que las dudas o el miedo les detengan si advierten la llamada del Señor para donarse totalmente a Él para amarlo.

También durante su homilía, el Santo Padre afirmó que no obstante pasen los días, los años y siglos, siempre permanece este gesto santísimo en el que Jesús ha condensado su Evangelio de amor. Él no cesa de ofrecerse a sí mismo.

 

ÁNGELUS: LA COMUNIDAD CRISTIANA SE ESTRECHA EN TORNO A LA EUCARISTÍA

Juan Pablo II, puntual a la cita con los fieles romanos y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, como hace todos los domingos y festivos, rezó a mediodía el Ángelus, oración dirigida a María y que tiene una tradición secular en nuestros pueblos, aunque ya se haya casi perdido. A las doce de la mañana se tocaban las campanas de una manera especial, según los lugares, invitando a los fieles, estuvieran donde estuvieran, en los campos o en las dehesas, sembrando, recogiendo la cosecha o pastoreando el ganado, a dirigir una oración a la Virgen agradeciendo su intercesión ante su Hijo para que bendiga sus esfuerzos y las fatigas de su trabajo. Era una respuesta, personal o colectiva, del pueblo fiel al "toque de oración". Hoy nos queda la nostalgia de aquellos momentos y el deseo de actualizarlos cada día.

Los fieles, en esa estela mariana, se acercan a la Plaza de San Pedro a escuchar la palabra del Papa y a elevar con él a los cielos la oración mariana. Aprovechando la ocasión, el Santo Padre dirige cada vez unas breves palabras a los presentes y, a través de los medios de comunicación, a todo el mundo, en las que se hace eco de los acontecimientos de todo tipo que agitan y desconciertan la convivencia humana o celebran festividades litúrgicas, o ambas cosas a la vez. En esta ocasión el Pontífice se refería en sus palabras a la solemnidad del Corpus Christi, trasladado en casi todo el mundo del jueves pasado al domingo siguiente, por razones laborales fundamentalmente.

Juan Pablo II reiteró una vez más que la Comunidad cristiana se estrecha en torno a la Eucaristía, adorando en ella el tesoro más precioso: "Cristo realmente presente bajo las especies de pan y vino consagrados". El Pueblo entero sale de las Iglesia llevando al Santísimo Sacramento por las calles y plazas de pueblos y ciudades. "Es Cristo resucitado que camina por los caminos de la humanidad y sigue ofreciendo su "carne" a los hombres como auténtico "pan de vida". "Este lenguaje, hoy como hace dos mil años, sigue siendo duro" para la inteligencia humana que queda abrumada por el misterio.

Y es que, para explorar las fascinantes profundidades de esta presencia de Cristo bajo los "signos" de pan y vino, "es necesaria la fe vivificada por el amor". Sólo quien cree y ama, afirmó el Santo Padre, puede entender algo de este inefable misterio, gracias al cual Dios se acerca a nuestra pequeñez, busca nuestra enfermedad, se manifiesta como es: infinito amor que salva. Esta es la razón por la que la Eucaristía es el centro vital de la comunidad. Ya desde la época apostólica, los cristianos de la primitiva comunidad de Jerusalén se reunían el día del Señor para renovar en la Santa Misa el memorial de la muerte y resurrección de Cristo.

En este contexto, Juan Pablo II recordó que en la Carta Apostólica "Novo millennio ineunte" ha vuelto a proponer como compromiso pastoral prioritario la revalorización del domingo y en él la de la celebración de la Eucaristía: "Es un deber irrenunciable, que se ha de vivir no sólo para cumplir un precepto, sino como necesidad de una vida cristiana verdaderamente consciente y coherente" (n. 36). "Adorando la Eucaristía, recuerda el Papa, debemos pensar con agradecimiento en la Virgen María, Madre del Señor. A ella le pedimos hoy que cada hombre pueda gustar la dulzura de la comunión con Jesús y convertirse, gracias al pan de vida eterna, en partícipe de su misterio de salvación y de santidad".

Terminado el rezo mariano del Ángelus y el responso por los difuntos el santo Padre saludó a los presentes en español y en italiano: "Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, especialmente a los feligreses de la Parroquia de San José de Madrid. Invito a todos a formar una sola familia, unida en torno a la mesa de la Eucaristía".

 

VIII ASAMBLEA DEL MEIC: COMUNICAR EL EVANGELIO EN UN MUNDO QUE CAMBIA

Juan Pablo II envió un mensaje a los participantes a la VIII Asamblea del MEIC (el Movimiento Eclesial de Compromiso Cultural) que desde el 31 de mayo al 2 de junio han estado reunidos en Roma, para reflexionar sobre el proyecto pastoral de la Iglesia italiana para el próximo decenio, sobre el lema "Comunicar el Evangelio en un mundo que cambia".

"Vuestro objetivo -les dice el Papa- es definir con valentía y franqueza cual deba ser hoy la misión de vuestro movimiento en el ámbito de la comunidad eclesial y en la sociedad civil, conservándoos siempre fieles a vuestra tradición asociativa". El Movimiento del MEIC forma parte, recordamos, de la gran familia de la Acción Católica Italiana: en la "vanguardia misionera" para el mundo de la cultura y las profesiones.

Y es en la profundización y renovación de esta "conciencia misionera" a la que les anima el Santo Padre. "Traducid la fantasía de la caridad en formas originales que sean un servicio para la cultura, la política, la economía, la familia, para que en todas partes sean respetados los principios fundamentales, de los cuales depende el destino del ser humano y el futuro de la civilización. Esta renovada conciencia misionera os llama hoy más que nunca a ser testigos creíbles del humanismo cristiano."

"En la medida en que sabréis afirmar, sin tropiezos, la presencia trascendente de Dios en la historia, seréis capaces también de aceptar y salvaguardar el misterio que rodea a todo hombre y que va más allá de cualquier explicación científica e interpretación racional. Sin reducir la fe a cultura, la Iglesia - señala el Papa - se esfuerza en dar espesor cultural a la vida de fe".

El Movimiento Eclesial de Compromiso Cultural nutre una gran sensibilidad por el compromiso ecuménico de la Iglesia y dedica varias semanas al año al estudio teológico y al examen de los desafíos que la sociedad multiétnica pone al diálogo religioso. Y Juan Pablo II desea que el MEIC continúe por este camino de formación. Formación en el sector ecuménico del diálogo de conocimiento de las demás religiones. "Para contribuir a crear un mundo más justo y solidario -escribe el Papa- difundid el llamado "Decálogo de Asís": "si es difícil convivir sin paz política y económica, no hay vida digna para el hombre sin paz religiosa ni interior".

 

VISITA DEL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS

Juan Pablo II recibió el martes 30 de marzo en el palacio apostólico del Vaticano al presidente de Estados Unidos, George Bush, acompañado de su séquito. El Papa agradeció al presidente estadounidense la deferencia demostrada al venir a verle en un día lleno de compromisos políticos internacionales antes de regresar a Estados Unidos. Su Santidad y el presidente Bush estuvieron reunidos a solas sin intérpretes ni colaboradores durante unos 25 minutos en el estudio privado del Pontífice.

El mandatario, tras recordar la cordial visita de julio del año pasado, en Castel Gandolfo, tras la cumbre del G8 en Génova, presentó al Santo Padre los históricos resultados del encuentro de los líderes de los países de la OTAN y Rusia, celebrado el martes por la mañana, en la localidad de 'Pratica di Mare', cerca de Roma, así como algunos problemas de actualidad.

Durante la Audiencia Pontificia al presidente de Estados Unidos, el Cardenal Secretario de Estado, Angelo Sodano, y Mons. Jean Luis Tauran mantuvieron paralelamente conversaciones con el Secretario de Estado estadounidense, Colin Powell. En estas conversaciones se revisaron algunos de los problemas internacionales más apremiantes, como los concernientes a Oriente Medio. Además de los aspectos políticos, se consideró la dimensión humanitaria de la dramática situación que viven ambos pueblos, el israelí y el palestino, mencionando asimismo la difícil situación de los cristianos en Oriente Medio.

El Papa reiteró, una vez más, toda su cercanía al pueblo de Estados Unidos ante los trágicos eventos del 11 de septiembre, y quiso expresar, a pesar de las dificultades del momento, su confianza en los recursos espirituales de los católicos estadounidenses comprometidos en testimoniar los valores evangélicos en la sociedad. "Dios bendiga América", dijo el Santo Padre al presidente estadounidense antes de despedirse, expresando también su esperanza de poder encontrarle pronto nuevamente.

 

REUNIÓN SUPERIORES DE INSTITUTOS MISIONEROS EN LA UNIVERSIDAD URBANIANA

En el primer encuentro del cardenal Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Crescenzio Sepe, con los superiores de Institutos Misioneros, se está poniendo de relieve la novedad de esta cita, subrayada por el mismo purpurado, es decir "el deseo de encontrar fraternalmente y de común acuerdo los medios oportunos para responder mejor a las exigencias y urgencias que la Misión presenta hoy a la Iglesia al inicio del tercer milenio".

Los superiores de los Institutos Misioneros destacan la importancia de este encuentro y las perspectivas que se abren a la misión en el nuevo contexto internacional. La reunión se celebró desde el lunes hasta el viernes en la Universidad Pontificia Urbaniana, con la participación de más de 200 responsables de Congregaciones misioneras de África, América, Asia y Europa, además de 16 invitados directamente implicados en la misión "ad gentes". Todos ellos fueron recibidos el viernes por Juan Pablo II, audiencia, que junto con el documento final, sirvió de broche de oro para clausurar estas jornadas de trabajos.

Las actividades fueron inauguradas por el cardenal Sepe y el martes intervino como invitado también el cardenal Eduardo Martínez Somalo, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. El purpurado español, reiterando la identidad misionera de la Iglesia, recordó a los innumerables religiosos y religiosas que han desarrollado - y siguen desarrollando - su generoso apostolado en todo el mundo.

El Cardenal Martínez Somalo, recordando la invitación de Juan Pablo II de "remar mar adentro", con la confianza puesta en Cristo y en su promesa "Yo estaré con vosotros todos los días…hasta el final de los tiempos", puso de relieve la entrega total de las personas consagradas. Aún en nuestro tiempo, aparentemente árido por la tecnología y, en algunas partes, por la abundancia - afirmó el prefecto del dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica - "el Espíritu Santo sigue invitando a aquellos que son capaces de dar gran amor para que alaben aún más a Dios y otorguen a la sociedad una riqueza de valores evangélicos que defiendan y promuevan la dignidad personal, familiar y social. Contribuyendo de este modo a una verdadera promoción humana".

El Cardenal Martínez Somalo recordó que "aquél que ha elegido a Dios en su vida está llamado a vivir de forma que todos puedan percibir la misteriosa presencia divina en el corazón de cada hombre y de cada mujer, a través de los gestos sencillos y cotidianos de la caridad, el anuncio de la Palabra y la gracia de los sacramentos.

En la inauguración de los trabajos, de este que es el primero de otros encuentros que se celebrarán en el futuro, el Cardenal Sepe citaba lo que enseña Juan Pablo II en su Encíclica 'Redemptoris Missio' sobre la permanente validez del Mandato Misionero. Documento en el que el Papa alienta a "los responsables y los agentes de la pastoral misionera" a "sentirse unidos en la comunión que caracteriza al Cuerpo místico. Por ello Cristo pidió en la última cena: "Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17, 21). En esta comunión está el fundamento de la fecundidad de la misión. (RM 75)

En esta misma Encíclica 'Redemptoris Missio' - recordaba el Cardenal Sepe - Juan Pablo II señala que "para impulsar la misión ad gentes es necesario un centro de promoción, dirección y coordinación como es la Congregación para la Evangelización de los Pueblos". Por lo que el Santo Padre invita a "las Conferencias Episcopales y a sus organismos, a los Superiores Mayores de las Ordenes, Congregaciones e Institutos, y a los organismos laicales comprometidos en la actividad misionera, a colaborar fielmente con dicha Congregación, que tiene la autoridad necesaria para programar y dirigir la actividad y la cooperación misionera a nivel universal".

El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos dirigiéndose a los Superiores de los Institutos que "representan a los miles de consagrados, hombres y mujeres, dedicados a la misión en el mundo" ponía de relieve la riqueza de experiencias que ellos representan con sus ideales y conocimiento vivo de las misiones de las que son "anunciadores cualificados, por todos los logros y dificultades de las que son intérpretes y representantes en nombre de los hermanos misioneros". En una palabra por todo lo que les "concierne y concierne al ideal de la Misión, que consiste en llevar a Cristo a todo el mundo".

En la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma, prosiguieron durante toda la semana los trabajos del Encuentro de los Superiores de los Institutos Misioneros. Después del saludo del cardenal Crescenzio Sepe, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, organizadora del encuentro, intervino el cardenal Eduardo Martínez Somalo, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de vida apostólica.

Después de estas intervenciones comenzaron los trabajos por grupos lingüísticos y por áreas geográficas, unos trabajos que han seguido tres caminos de profundización:
Compartir los signos de vitalidad y de esperanza;
compartir las dificultades y problemáticas existentes en el desarrollo de la misión y
formulación de sugerencias y "deseos" a dirigir a la Congregación para la Evangelización.

Participaron en el encuentro cerca de 210 responsables provenientes de todos los Continentes, en representación de 200 Congregaciones. El jueves se dedicó a la redacción del documento final que fue presentado el viernes 31 de mayo.

"Considerar la fe como un don para entregar al prójimo". Esta es la manera más apropiada para acercar la fe cristiana a la sensibilidad y a los valores asiáticos. Lo decía en su relación en este importantísimo y primer gran encuentro de todos los superiores de institutos misioneros, la religiosa filipina, sor Ancile Evelena. Hablando en la perspectiva de un país asiático como el suyo, de mayoría católica, la religiosa señaló que "hay una creciente presencia y participación del laicado en la vida y en la misión de la Iglesia. Laicado que ayuda con su compromiso, próximo a las comunidades sociales, respondiendo con gran fuerza a la crisis de esperanza, de valores y de sentido de la vida que padecen sobre todo tantos jóvenes.

¿Pero cuáles son los desafíos de la misión en Asia. Los factores positivos, las bases... y cuáles los negativos, los obstáculos? De ello habló en el congreso el padre verbita, Antonio Pernia. Entre los factores positivos el padre Pernia destacó: el dinamismo de las iglesias locales; la presencia de las Conferencias Episcopales de Asia, que coordinan la vida y la actividad de la Iglesia; los valores culturales asiáticos que integran el Evangelio cristiano; la persecución y el martirio, que la iglesia en Asia ha sufrido en países como China, Laos Vietnam o Camboya. El sufrimiento ha dado a las comunidades cristianas una particular vitalidad y fuerza que enriquecen a la Iglesia Universal.

Entre los frenos a la misión el padre Pernia destacó: las restricciones políticas a la libertad religiosa que la Iglesia sufre en algunos países asiáticos; el fundamentalismo religiosos que es fuente de conflictos y tensiones, y el hecho de que el cristianismo viene vivido en muchos países asiáticos como una "religión extranjera", a pesar de los esfuerzos de inculturación.

Otro continente del que se está hablando en esta Cumbre misionera en Roma, organizada por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos es Oceanía. De la situación misionera en Oceanía habló el padre Enrique Losada, superior general de los padres del Sagrado Corazón, presentes en el continente austral desde 1820. El padre Losada recordó la vasta pluralidad de culturas y pueblos: aborígenes, melanesios, polinesios, micronesios, asiáticos y europeos presentes en estas tierras. "Comunidades humanas condicionadas por las grandes distancias, pero marcadas también por un gran sentido de lo sagrado, de la comunión, de la solidaridad en la familia, en la tribu, en el pueblo".

El padre Losada, habló asimismo de los aspectos positivos de la misión en Oceanía: apertura a la fe; países fundamentalmente cristianos; gran participación del laicado en la vida comunitaria; vocaciones en crecimiento; éxito y aceptación de la educación católica; implicación de la Iglesia en la justicia social.

Entre los elementos que en cambio obstaculizan la misión en Oceanía, el superior general de los padres del Sagrado Corazón destacó: el moderno estilo de vida presentado por los medios de comunicación que influencia el comportamiento de la gente y ataca importantes valores como la vida familiar , la disciplina, la cultura y las tradiciones; la lucha por la autodeterminación que a menudo se convierte en nacionalismo, fanatismo y en conflicto étnico; los frecuentes desastres naturales como los ciclones; la falta de institutos católicos para la formación, y la difusión de las sectas.

Los males para la Iglesia católica cambian según los continentes. En África desafían la misión de la Iglesia especialmente: la corrupción, la guerra, la anarquía, la falta de democracia, las usanzas tribales, la violación de los derechos humanos. Estos son algunos de los flagelos que afligen África, denunciados por sor Reingard Berger, una dominica que trabaja en Zimbabwe. Se ha hablado también de esclavitud en el continente africano. Y de la condición inhumana en la que viven muchas mujeres en familia: tratadas como animales por sus padres y luego por sus maridos.

En el encuentro de superiores de Institutos misioneros de Roma se dieron algunos datos sobre el continente africano: la población rural es del 65%; la esperanza de vida es de 50 años; la alfabetización llega tan sólo al 42%. Los 750 millones de africanos hablan más de dos mil lenguas; las religiones cristianas son el 45% entre las cuales los católicos representan el 15% frente al 40% de los musulmanes. Otro 15% son animistas.

 

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

ARCHIDIÓCESIS DE LA PAZ (BOLIVIA)
Juan Pablo II ha nombrado auxiliar de la archidiócesis al sacerdote Oscar Omar APARICIO CÉSPEDES, del clero de la misma archidiócesis, rector del Seminario Mayor de "San Jerónimo", asignándole la sede titular episcopal de Cizio.

DIÓCESIS DE VALDIVIA (CHILE)
Juan Pablo II ha nombrado obispo al sacerdote Ignacio DUCASSE MEDINA.

DIÓCESIS DE STEUBENVILLE (ESTADOS UNIDOS)
El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada por monseñor Gilbert Ignatius SHELDON y ha nombrado obispo de esa diócesis al sacerdote Robert Daniel CONLON.

DIÓCESIS DE COVINGTON (ESTADOS UNIDOS)
El Pontífice ha nombrado obispo a monseñor Roger FOYS.

DIÓCESIS DE PUERTO VICTORIA (SEYCHELLES)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la dióceis presentada por monseñor Xavier BARONNET, S.I., en conformidad al canon 401 § 1 del Código de Derecho Canónico. Le sucede monseñor Denis WIEHE, C.S.Sp., obispo coadjutor de la misma diócesis.

DIÓCESIS DE GBARNGA (LIBERIA)
El Santo Padre ha nombrado obispo al sacerdote Lewis ZEIGLER, actual administrador diocesano.

ENVIADO ESPECIAL PARA LAS CELEBRACIONES DEL V CENTENARIO DE LA PRIMERA MISA EN HONDURAS
El Papa ha nombrado al cardenal Nicolás de Jesús LÓPEZ RODRÍGUEZ, arzobispo de Santo Domingo, Su Enviado Especial para las celebraciones del V Centenario de la primera misa en Honduras, que tendrán lugar en Tegucigalpa el 14 agosto 2002.

 

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

FIESTA DEL CORPUS CHRISTI (A): 02.06.02
"El pan que yo daré es mi carne"

En dos ocasiones celebramos los cristianos el misterio eucarístico a lo largo del Año Litúrgico: en la Misa Vespertina del Jueves Santo, cuando hacemos memoria de la Última Cena del Señor, y en la Fiesta del Corpus Christi, situada como un faro luminoso entre el final del Tiempo Pascual y el inicio del Ordinario. La Misa del Jueves Santo nos inspiraba pensamientos confusos a causa de la cercana cruz del Señor. La del Corpus es, por el contrario, un cántico de victoria que, por la cercanía con el Tiempo Pascual, resplandece con la gloria del Cristo resucitado.

Al final de la Misa del Jueves Santo, la liturgia prevé una procesión en el interior del templo, para acompañar a la Eucaristía a un altar lateral y presentarla a la silenciosa y contemplativa adoración de los fieles. También, después de la del Corpus, se prevé una procesión, pero, esta vez, se la hace salir de la Iglesia, se la lleva por las calles y plazas para adorar con himnos y cantos el sacramento que manifiesta el culmen del amor de Dios por los hombres. Sin olvidar que la Eucaristía es el sacrificio de la cruz presente sobre el altar y hecha actual para los hombres de todas las generaciones, la liturgia de hoy exalta la hermosura infinita del pan eucarístico y alaba con toda la potencia de la mente y del corazón a Cristo, Dios y hombre verdadero, que se ha quedado para siempre cercano a los hombres.

La primera lectura del Libro del Deuteronomio, nos invita a meditar sobre el alimento milagroso con el que Dios nutre a su pueblo en la peregrinación hacia la tierra prometida: "te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres"; este "maná" será una lejana figura, como una sombra, de la Eucaristía, "nuevo alimento" que supera al antiguo, poniendo luz entre las sombras. La Eucaristía es luz, es el sol de la Iglesia y del mundo; es el verdadero alimento bajado del cielo para sostener al pueblo de Dios en el viaje hacia la patria eterna. Es, también, el sacrificio de la nueva alianza con el que el Hijo se ofrece al Padre y le reconcilia con la humanidad. Es el verdadero Cordero Pascual que, sacrificado, libera de la esclavitud, y, comido, sostiene el camino hacia la libertad.

La segunda lectura de esta Solemnidad es brevísima: sólo son dos preguntas que San Pablo formula a los cristianos de Corinto. Dicen los lingüistas que son "preguntas retóricas", es decir, afirmaciones que no dejan lugar a dudas y que son expresadas en forma interrogativa. Pablo recuerda de este modo a los Corintios, y a nosotros, también, que bebiendo el cáliz eucarístico se bebe la sangre del Señor y, comiendo el "pan partido", es decir, ofrecido en sacrificio, se come el cuerpo de Cristo. Dudar de ello es lo mismo que renegar de la fe.

Por fin, el Evangelio nos propone hoy un pasaje del Discurso de Jesús en la Sinagoga de Cafarnaúm, donde afirma: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo". El consiguiente escándalo de los judíos es evidente. Lo cierto es que ante la Eucaristía las discusiones son peligrosas, sólo sirve la fe. Es bien cierto que nosotros no somos capaces de comprender este misterio, pero con la Palabra de Jesús, que es el Dios que ha venido a salvarnos, podemos creer. Santo Tomás habla así al cristiano que se cuestiona ante la Eucaristía: "Lo que no entiendes, lo que no ves, te lo confirma la fe, que va más allá de la experiencia material". Sí, desde la fe podemos penetrar este misterio divino. Dice el Maestro Angélico que "la presencia de Cristo en la hostia consagrada se extiende hasta donde se extendía la sustancia del pan; y como ésta era entera en cada parte del mismo, así la presencia de Cristo es plena en el fragmento de la hostia.

Hermanos, el Señor nos manda: "haced esto en memoria mía"; nosotros, por nuestra parte celebramos la Eucaristía con fe y devoción. Ante la Hostia sólo nos brota una humilde y confiada plegaria: "Buen pastor, pan verdadero. Oh Jesús, ten piedad de nosotros".

 

DOCE MIL JÓVENES RENUEVAN COMPROMISO PARA CONSTRUIR UN FUTURO DE PAZ
MUCHACHOS CATÓLICOS, PROTESTANTES, ORTODOXOS, JUDÍOS, MUSULMANES Y BUDISTAS UNIDOS EN LA MARCHA DESDE EL COLISEO A SAN PEDRO

Más de 12 mil muchachos de 92 países católicos, protestantes, ortodoxos, judíos, musulmanes y budistas renovaron su compromiso el domingo 26 de mayo en el Coliseo de Roma para construir un futuro de paz. "Es necesario invadir el mundo con el amor, un amor sin límites" les dijo Chiara Lubich, fundadora y presidente del Movimiento de los Focolares.

El acontecimiento se convirtió en una especie de "Asís de los muchachos", en alusión al encuentro de líderes de religiones por la paz que convocó Juan Pablo II el 24 de enero pasado. Al igual que en la ciudad de san Francisco, los muchachos repitieron en el Coliseo la regla de oro común a los creyentes en todas las religiones: "Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran".

Se trataba del "Supercongreso" que cada cinco años organizan los "Chicos y chicas por la unidad", pertenecientes al Movimientos de los Focolares. También los muchachos musulmanes, presentes en el encuentro, pronunciaron su compromiso: "Nosotros, muchachos musulmanes, queremos comprometernos con vosotros a amar por doquier, en todo momento, sin esperar nada a cambio. Estamos seguros de que cada uno de nosotros será constructor de paz en torno a sí, si pedimos la ayuda de Dios".

En el sugestivo antiguo circo de los gladiadores, se elevaron cantos y testimonios de los chicos. Todos hicieron silencio para escuchar el mensaje que les enviaba Juan Pablo II desde Bulgaria. "Os invito a ser apóstoles de paz -decía el texto pontificio. Construid la paz en todas las situaciones en las que vivís diariamente".

Chiara Lubich también confío un importante mensaje a estos muchachos: "Si bien han pasado ya varios meses, -dijo- ciertamente sigue vivo en vuestros jóvenes corazones aquel tristísimo 11 de septiembre, y está particularmente vivo en estos días, en los que parecen perfilarse nuevas amenazas análogas de terrorismo".

"Frente a estas situaciones y a todas las demás formas de violencia se abre camino el pensamiento de que todo esto no es sólo fruto del odio entre individuos y pueblos, sino también efecto de la oscura fuerza del mal, con "eme" mayúscula, de las tinieblas, como dice el Papa", explicó la fundadora de los Focolares.

"La situación, por tanto, es seria, pues no es suficiente oponerse a este peligro sólo con las fuerzas humanas: es necesario comprometer las fuerzas del bien, con "be" mayúscula. Y todos vosotros sabéis bien cuál es este bien, señaló Chiara Lubich: "es ante todo Dios y todo aquello que tiene origen en él, el mundo del espíritu, de los grandes valores, del amor auténtico, de la oración".

Antes de emprender una festiva marcha de paz que les llevó hasta la plaza de San Pedro en el Vaticano, los doce mil muchachos suscribieron su compromiso a ser constructores del amor imprimiendo la huella de la mano en la escenografía de esta edición 2002 del Supercongreso de los "Chicos y chicas por la unidad".