AUDIENCIA
GENERAL: AZERBAIYÁN Y BULGARIA EN EL CENTRO DE LA CATEQUESIS
EL PAPA AGRADECE A DIOS HABER PODIDO REALIZAR ESTE VIAJE APOSTÓLICO
Juan
Pablo II dedica habitualmente la Audiencia Genera del miércoles
sucesivo a un viaje apostólico a hacer un resumen del mismo
destacando los momentos, los acontecimientos más sobresalientes,
incidiendo de manera particular en los contenidos y significado pastoral
de los encuentros con la población de los Países visitados.
El Santo Padre, en la Audiencia General del miércoles, hizo
una breve síntesis del nonagésimo sexto viaje fuera
de Italia que le ha llevado a Azerbaiyán y a Bulgaria, países
que, son sus palabras, han producido en él un eco profundo.
El pontífice
dió gracias a Dios por haberle permitido realizar este viaje
apostólico y a todos los que lo han hecho posible, a los Jefes
de los dos Estados y sus respectivos Gobiernos, a las Autoridades
civiles y militares y un gracias especial a los Pastores de la Iglesia
católica de los dos Países que extiende de corazón
a los Pastores de las Iglesias ortodoxas, así como a los guías
de las Comunidades musulmanas y judías. Juan Pablo II puso
de relieve que las grandes tradiciones religiosas forman parte del
rico patrimonio histórico y cultural del pueblo azerbaiyano.
Por esta razón fue elocuente el encuentro en Bakú, capital
de la Nación, con los representantes de la política,
de la cultura, del arte y de las religiones.
La Comunidad
católica de Azerbaiyán, dijo el Papa, es una de las
menos numerosas que yo he visitado. Aquella pequeña grey es
heredera de una tradición espiritual antiquísima, compartida
pacíficamente con los hermanos ortodoxos, en medio de una población
mayoritariamente musulmana. El Papa recordó idealmente Asís,
renovando desde aquella tierra, verdadera puerta entre Oriente y Occidente,
su llamamiento por la paz, insistiendo en que las religiones se opongan
netamente a toda forma de violencia. Sobre todo durante la Misa en
Bakú, terminó el Papa su resumen sobre la primera parte
de su viaje apostólico, he percibido claramente que incluso
en Azerbaiyán late el corazón de la Iglesia una, santa,
católica y apostólica.
En cuanto
a la visita a Bulgaria ha coincidido con la fiesta de los Santos Cirilo
y Metodio, evangelizadores de los pueblos eslavos. El Pontífice
destacó que desde los comienzos de la evangelización,
un sólido puente une la Sede de Pedro con el pueblo búlgaro,
unión que se ha consolidado en el siglo pasado gracias al precioso
servicio del Delegado Apostólico de entonces Angelo Roncalli,
el Beato Juan XXIII. Esta visita, afirmó el Santo Padre, se
proponía reforzar los vínculos de comunión con
la Iglesia ortodoxa de Bulgaria, dirigida por el Patriarca Maxim",
con el que ha tenido la alegría de encontrarse.
Tras
recordar su encuentro con los representantes de la cultura, de la
ciencia y del arte, el Papa aludió a su visita al Monasterio
de San Juan de Rila, patrimonio cultural mundial, con la que ha rendido
homenaje solemne al monacato oriental, que ilumina a la Iglesia entera
con su testimonio. Por último, Juan Pablo II hizo referencia
a la Celebración Eucarística en la Plaza central de
la ciudad de Plovdiv, donde ha proclamado beatos a tres sacerdotes
agustinos de la Asunción, fusilados en la cárcel de
Sofía, junto con el Obispo Eugenio Bosilkov, beatificado hace
cuatro años. Mártires que preparan, sin duda, una nueva
primavera de la Iglesia en Bulgaria.
RESUMEN
DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos
hermanos y hermanas:
Doy
gracias a Dios por el viaje apostólico que acabo de concluir.
La pequeña comunidad católica que he visitado en Azerbaiyán,
convive pacíficamente con los hermanos ortodoxos en medio de
una población prevalentemente musulmana. En esa tierra, verdadera
puerta entre Oriente y Occidente, he renovado mi llamamiento a la
paz.
En Bulgaria
he querido reforzar los vínculos de comunión con la
Iglesia Ortodoxa. He encontrado también a los representantes
de la cultura, la ciencia y el arte en el recuerdo de los santos Cirilo
y Metodio. Ellos supieron conjugar admirablemente la fe y la cultura,
contribuyendo de modo determinante a establecer los fundamentos espirituales
de Europa. El culmen ha sido la celebración de la Eucaristía,
durante la cual he proclamado tres nuevos beatos, mártires
de la fe, que juntamente con los mártires del siglo pasado
preparan la nueva primavera de la Iglesia. En el encuentro con los
jóvenes he subrayado la llamada de Cristo, en la diversidad
de las tradiciones y en la unidad de una sola fe y un solo amor, al
heroísmo de la santidad.
Saludo
a los fieles de lengua española; en especial a los Miembros
de la Agrupación Española de Fomento Europeo ¡Que
vuestra peregrinación redunde en abundantes frutos espirituales!
******************************
El Santo
Padre, como todos los miércoles, terminó la catequesis
dirigiendo unas palabras afectuosas a los jóvenes, a los enfermos
y a los recién casados. A los jóvenes, especialmente
a los niños de Primera Comunión y a los de Confirmación,
muy numerosos en esta Audiencia, les deseó que su encuentro
con Jesús sea para ellos y para sus coetáneos que en
este período se acercan por primera vez a la mesa del altar,
como para los que reciben la unción crismal, una invitación
a crecer en el amor a Dios y al prójimo.
A los
enfermos les deseó que saquen de la Eucaristía aquel
vigor espiritual que les haga capaces de afrontar todo tipo de prueba.
Y a los recién casados les pidió que, sostenidos por
la intercesión de la Virgen María, se comprometan a
hacer de la Eucaristía el alimento cotidiano de su existencia
y el corazón de su familia. El Papa recordó, por último,
que el jueves se celebraba la solemnidad del Corpus Christi. "Invito
a los romanos y a los peregrinos, concluyó el Pontífice,
a participar en la celebración que tendrá lugar, como
todos los años, mañana por la tarde en la Plaza de San
Juan de Letrán, y en la solemne procesión eucarística
que terminará en Santa María la Mayor".
MISIÓN
Y VIDA CONSAGRADA, REALIDADES ESTRECHAMENTE INTERDEPENDIENTES
Juan
Pablo II recibió el viernes en la Sala Clementina, a los participantes
en la I Reunión de la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos con los Superiores y Superioras de los Institutos de
Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, comprometidos
en el servicio de la misión ad gentes. Destacando su profunda
satisfacción por "este encuentro dedicado a la reflexión,
intercambio y búsqueda de una colaboración más
intensa y provechosa", el Santo Padre los invitó a "repetir
esta experiencia y a mantener siempre vivo el clima de comunión,
que se instaura en estas reuniones".
Tras
saludar a los representantes de los numerosos Institutos y Sociedades
que se dedican al apostolado misionero, el Papa expresó su
gratitud por el "servicio eclesial" que desarrollan según
su propio carisma y por la cooperación que ofrecen "cada
día en la difusión del Evangelio en cada rincón
del mundo".
Recordando
como escribió en su Encíclica Redemptoris Missio, sobre
la permanente validez del mandato misionero, que "después
de dos mil años, la misión de Cristo Redentor, confiada
a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse" (n.
1), y que el "Concilio Vaticano II ha reiterado que toda la Iglesia
es misionera, por lo que todo bautizado debe sentirse llamado a dar
su propia contribución para el anuncio del Evangelio",
el Santo Padre destacó que "misión y vida consagrada
son realidades estrechamente interdependientes".
Se puede
decir - hizo hincapié Juan Pablo II - que la "misionariedad
está inscrita en el corazón mismo de toda forma de vida
consagrada". El Pontífice recordó que "en
el curso de los siglos las personas de vida consagrada han estado
siempre en la vanguardia de la acción misionera ad gentes.
Muchos son los que han abandonado sus hogares, familias y países
de origen para llegar con valentía 'hasta los confines de la
tierra' (Hch 1, 8) con el fin de llevar a todo hombre y a toda mujer
el mensaje del Evangelio". En este contexto, el Papa, refiriéndose
a las dificultades, obstáculos, renuncias y sacrificios que
han tenido que afrontar estos misioneros ha destacado que "algunos,
y por cierto no pocos, han sellado con el martirio su testimonio de
Cristo".
"Sobre
estas huellas también vuestros Institutos siguen caminando
con un solo objetivo, el de actuar de forma que la luz del Evangelio
ilumine a los que 'se hallan sentados en tinieblas y sombras de muerte'
(Lc 1,79)" señalaba el Papa en su discurso a los representantes
de los numerosos Institutos y Sociedades que se dedican al apostolado
misionero. Y los exhortó a esmerarse cada vez con mayor determinación
en predicar el Evangelio; a no desanimarse ante la disminución
de las vocaciones misioneras, los problemas, dificultades, e incomprensiones.
A no dejarse "contagiar por el peligro de la rutina cotidiana
o de una cierta aridez espiritual", confiando siempre en "la
unión profunda con Dios para superar todos los obstáculos"
y en la promesa de Cristo, que está siempre con nosotros.
"En
la prometedora estación de la nueva evangelización que
estamos viviendo", Juan Pablo II insistió en que "es
necesario seguir cultivando una fecunda comunión entre los
Institutos misioneros, los Obispos y las Iglesias particulares, manteniendo
asimismo un diálogo constante animado por la caridad, en el
ámbito diocesano y nacional, con las Uniones de los Superiores
y Superioras, en el respeto de los distintos carismas, tareas y ministerios".
Destacando al respecto los acuerdos estipulados entre los Obispos
y los Moderadores de los Institutos que se dedican a la obra misionera,
con el "fin de que las relaciones instauradas, los esfuerzos
y las estructuras creadas contribuyan, en el mejor de los modos, a
la acción misionera de la Iglesia".
Espíritu
de comunión - subrayó Juan Pablo II - que se desarrolla
de forma significativa "en la colaboración con la Sede
Apostólica y con los organismos encargados de la actividad
misionera", empezando por la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos, a la que corresponde "dirigir y coordinar en
todo el mundo la obra misma de la Evangelización" (Pastor
Bonus, art. 85).
CARTAS
CREDENCIALES DEL EMBAJADOR DE RUMANIA ANTE LA SANTA SEDE
El Santo
Padre recibió el sábado al nuevo embajador de Rumania
ante la Santa Sede con motivo de la presentación de sus Cartas
Credenciales. La primera parte del discurso del Pontífice estuvo
dedicada a darle la bienvenida, a recordar su viaje apostólico
a Rumania en mayo del año 1999 en el que pudo abrazar al recientemente
fallecido Cardenal Todea y al camino que esa nación emprendió
hacia la democracia después de los tristes y dolorosos años
de régimen comunista.
Después
de aludir a los esfuerzos que Rumania está realizando en todos
los campos encaminados a integrase en la Unión Europea así
como en otras organizaciones regionales e internacionales, el Papa
manifestó al nuevo embajador de Rumania ante la Santa Sede
que la Iglesia católica, en este camino de renovación,
ofrece a través de sus estructuras y en lo que es de su competencia
su propia ayuda: social, educativa, sanitaria, además del ministerio
espiritual de la evangelización y del cuidado de las almas.
El Evangelio, afirmó, el Santo Padre, constituye la inspiración
profunda del pueblo rumano en muchas de sus manifestaciones históricas,
que han encontrado en la fe cristiana su manantial revitalizador.
El Pontífice,
en su discurso, recordó que durante su visita pastoral pudo
constatar la buena voluntad que anima las relaciones entre la Iglesia
ortodoxa, mayoritaria en ese País, y la Iglesia católica.
Recuerdo con admiración, dijo textualmente el Papa, las palabras
de Su Beatitud el patriarca Teoctist: en él percibí
el profundo conocimiento del deber de trabajar juntos para anunciar
el único Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida, en el
recíproco respeto y en la colaboración activa.
"Sé,
subrayó Juan Pablo II, que las iniciativas de carácter
ecuménico son numerosas y que en diversas diócesis se
ha instaurado un clima de verdadera fraternidad, de amor recíproco
y de ayuda mutua. Rezo para que estas ocasiones se multipliquen, de
manera que se pueda obedecer cada vez a Cristo, que pide a sus discípulos
que sean una sola cosa. Pero las dificultades no faltan, ha añadido
el Papa, aludiendo a la necesidad de que, en el campo de las estructuras
eclesiales, se llegue a cumplimiento de los acuerdos alcanzados hasta
ahora entre los responsables de la Iglesia ortodoxa, la Iglesia católica
y la Santa Sede".
De esta
manera se reforzaría el respeto y la colaboración, siempre
que las instancias civiles se asumieran el deber no sólo de
ayudar a encontrar las soluciones oportunas, sino también de
restituir, según un criterio de justicia, el patrimonio eclesiástico
confiscado, de tal forma que se consintiera a la Iglesia católica
disponer de tales bienes para que pudiera cumplir su misión.
La iglesia, le manifestó el Papa al nuevo embajador de Rumania
ante la Santa Sede, desea encontrar al hombre en los diversos momentos
de su vida: en familia, en la escuela, en el mundo del trabajo y de
la cultura, en los hospitales en cualquier ámbito en el que
vive.
Por esta
razón, terminó su discurso el Papa, deseo que el Estado
permita a la Iglesia mantener un diálogo constante con las
autoridades públicas, con el fin de alcanzar acuerdos de cooperación
en los diversos sectores de la vida social. La Iglesia no pide para
ella privilegios o inmunidad. Al contrario, fiel a la finalidad que
le es propia, desea servir a todas las personas en nombre de Cristo
y su misión se hace tanto más urgente cuanto más
sufre el hombre o se encuentra en situación de dificultad.
El Santo Padre concluyó su discurso aludiendo a problemas concretos
enlazados con la falta de trabajo, la emigración, el desconcierto
familiar, así como los obstáculos que impiden a los
jóvenes mirar con serenidad su futuro.
CORPUS
DOMINI: LA EUCARISTÍA HACE MISIONERA A LA IGLESIA
¡JÓVENES! QUE NO OS DETENGA EL MIEDO O LAS DUDAS
ANTE LA LLAMADA DEL SEÑOR
En la
solemnidad del Corpus Domini, Juan Pablo II invitó a rezar
por el éxito del Congreso eclesial diocesano que se celebra
en la Basílica de San Juan a partir del lunes 3 de junio y
que prestará atención especial al tema de las vocaciones
al sacerdocio y a la vida consagrada.
El jueves
por la tarde Juan Pablo II presidió la Santa Misa en el atrio
de la Basílica Patriarcal de San Juan de Letrán y la
posterior procesión eucarística que recorrió
la via Merulana hasta la Basílica de Santa María la
Mayor donde el Papa impartió la Bendición con el Santísimo
Sacramento.
En la
fiesta en la que revivimos la primera sagrada cena, la Eucaristía
que convierte al nuevo pueblo de Dios en Iglesia misionera, el Papa
subrayó la necesidad de sacerdotes que renueven el misterio
eucarístico y dirigiéndose a los jóvenes romanos
les exhortó a no permitir que las dudas o el miedo les detengan
si advierten la llamada del Señor para donarse totalmente a
Él para amarlo.
También
durante su homilía, el Santo Padre afirmó que no obstante
pasen los días, los años y siglos, siempre permanece
este gesto santísimo en el que Jesús ha condensado su
Evangelio de amor. Él no cesa de ofrecerse a sí mismo.
ÁNGELUS:
LA COMUNIDAD CRISTIANA SE ESTRECHA EN TORNO A LA EUCARISTÍA
Juan
Pablo II, puntual a la cita con los fieles romanos y peregrinos presentes
en la Plaza de San Pedro, como hace todos los domingos y festivos,
rezó a mediodía el Ángelus, oración dirigida
a María y que tiene una tradición secular en nuestros
pueblos, aunque ya se haya casi perdido. A las doce de la mañana
se tocaban las campanas de una manera especial, según los lugares,
invitando a los fieles, estuvieran donde estuvieran, en los campos
o en las dehesas, sembrando, recogiendo la cosecha o pastoreando el
ganado, a dirigir una oración a la Virgen agradeciendo su intercesión
ante su Hijo para que bendiga sus esfuerzos y las fatigas de su trabajo.
Era una respuesta, personal o colectiva, del pueblo fiel al "toque
de oración". Hoy nos queda la nostalgia de aquellos momentos
y el deseo de actualizarlos cada día.
Los fieles,
en esa estela mariana, se acercan a la Plaza de San Pedro a escuchar
la palabra del Papa y a elevar con él a los cielos la oración
mariana. Aprovechando la ocasión, el Santo Padre dirige cada
vez unas breves palabras a los presentes y, a través de los
medios de comunicación, a todo el mundo, en las que se hace
eco de los acontecimientos de todo tipo que agitan y desconciertan
la convivencia humana o celebran festividades litúrgicas, o
ambas cosas a la vez. En esta ocasión el Pontífice se
refería en sus palabras a la solemnidad del Corpus Christi,
trasladado en casi todo el mundo del jueves pasado al domingo siguiente,
por razones laborales fundamentalmente.
Juan
Pablo II reiteró una vez más que la Comunidad cristiana
se estrecha en torno a la Eucaristía, adorando en ella el tesoro
más precioso: "Cristo realmente presente bajo las especies
de pan y vino consagrados". El Pueblo entero sale de las Iglesia
llevando al Santísimo Sacramento por las calles y plazas de
pueblos y ciudades. "Es Cristo resucitado que camina por los
caminos de la humanidad y sigue ofreciendo su "carne" a
los hombres como auténtico "pan de vida". "Este
lenguaje, hoy como hace dos mil años, sigue siendo duro"
para la inteligencia humana que queda abrumada por el misterio.
Y es
que, para explorar las fascinantes profundidades de esta presencia
de Cristo bajo los "signos" de pan y vino, "es necesaria
la fe vivificada por el amor". Sólo quien cree y ama,
afirmó el Santo Padre, puede entender algo de este inefable
misterio, gracias al cual Dios se acerca a nuestra pequeñez,
busca nuestra enfermedad, se manifiesta como es: infinito amor que
salva. Esta es la razón por la que la Eucaristía es
el centro vital de la comunidad. Ya desde la época apostólica,
los cristianos de la primitiva comunidad de Jerusalén se reunían
el día del Señor para renovar en la Santa Misa el memorial
de la muerte y resurrección de Cristo.
En este
contexto, Juan Pablo II recordó que en la Carta Apostólica
"Novo millennio ineunte" ha vuelto a proponer como compromiso
pastoral prioritario la revalorización del domingo y en él
la de la celebración de la Eucaristía: "Es un deber
irrenunciable, que se ha de vivir no sólo para cumplir un precepto,
sino como necesidad de una vida cristiana verdaderamente consciente
y coherente" (n. 36). "Adorando la Eucaristía, recuerda
el Papa, debemos pensar con agradecimiento en la Virgen María,
Madre del Señor. A ella le pedimos hoy que cada hombre pueda
gustar la dulzura de la comunión con Jesús y convertirse,
gracias al pan de vida eterna, en partícipe de su misterio
de salvación y de santidad".
Terminado
el rezo mariano del Ángelus y el responso por los difuntos
el santo Padre saludó a los presentes en español y en
italiano: "Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española,
especialmente a los feligreses de la Parroquia de San José
de Madrid. Invito a todos a formar una sola familia, unida en torno
a la mesa de la Eucaristía".
VIII
ASAMBLEA DEL MEIC: COMUNICAR EL EVANGELIO EN UN MUNDO QUE CAMBIA
Juan
Pablo II envió un mensaje a los participantes a la VIII Asamblea
del MEIC (el Movimiento Eclesial de Compromiso Cultural) que desde
el 31 de mayo al 2 de junio han estado reunidos en Roma, para reflexionar
sobre el proyecto pastoral de la Iglesia italiana para el próximo
decenio, sobre el lema "Comunicar el Evangelio en un mundo que
cambia".
"Vuestro
objetivo -les dice el Papa- es definir con valentía y franqueza
cual deba ser hoy la misión de vuestro movimiento en el ámbito
de la comunidad eclesial y en la sociedad civil, conservándoos
siempre fieles a vuestra tradición asociativa". El Movimiento
del MEIC forma parte, recordamos, de la gran familia de la Acción
Católica Italiana: en la "vanguardia misionera" para
el mundo de la cultura y las profesiones.
Y es
en la profundización y renovación de esta "conciencia
misionera" a la que les anima el Santo Padre. "Traducid
la fantasía de la caridad en formas originales que sean un
servicio para la cultura, la política, la economía,
la familia, para que en todas partes sean respetados los principios
fundamentales, de los cuales depende el destino del ser humano y el
futuro de la civilización. Esta renovada conciencia misionera
os llama hoy más que nunca a ser testigos creíbles del
humanismo cristiano."
"En
la medida en que sabréis afirmar, sin tropiezos, la presencia
trascendente de Dios en la historia, seréis capaces también
de aceptar y salvaguardar el misterio que rodea a todo hombre y que
va más allá de cualquier explicación científica
e interpretación racional. Sin reducir la fe a cultura, la
Iglesia - señala el Papa - se esfuerza en dar espesor cultural
a la vida de fe".
El Movimiento
Eclesial de Compromiso Cultural nutre una gran sensibilidad por el
compromiso ecuménico de la Iglesia y dedica varias semanas
al año al estudio teológico y al examen de los desafíos
que la sociedad multiétnica pone al diálogo religioso.
Y Juan Pablo II desea que el MEIC continúe por este camino
de formación. Formación en el sector ecuménico
del diálogo de conocimiento de las demás religiones.
"Para contribuir a crear un mundo más justo y solidario
-escribe el Papa- difundid el llamado "Decálogo de Asís":
"si es difícil convivir sin paz política y económica,
no hay vida digna para el hombre sin paz religiosa ni interior".
VISITA
DEL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS
Juan
Pablo II recibió el martes 30 de marzo en el palacio apostólico
del Vaticano al presidente de Estados Unidos, George Bush, acompañado
de su séquito. El Papa agradeció al presidente estadounidense
la deferencia demostrada al venir a verle en un día lleno de
compromisos políticos internacionales antes de regresar a Estados
Unidos. Su Santidad y el presidente Bush estuvieron reunidos a solas
sin intérpretes ni colaboradores durante unos 25 minutos en
el estudio privado del Pontífice.
El mandatario,
tras recordar la cordial visita de julio del año pasado, en
Castel Gandolfo, tras la cumbre del G8 en Génova, presentó
al Santo Padre los históricos resultados del encuentro de los
líderes de los países de la OTAN y Rusia, celebrado
el martes por la mañana, en la localidad de 'Pratica di Mare',
cerca de Roma, así como algunos problemas de actualidad.
Durante
la Audiencia Pontificia al presidente de Estados Unidos, el Cardenal
Secretario de Estado, Angelo Sodano, y Mons. Jean Luis Tauran mantuvieron
paralelamente conversaciones con el Secretario de Estado estadounidense,
Colin Powell. En estas conversaciones se revisaron algunos de los
problemas internacionales más apremiantes, como los concernientes
a Oriente Medio. Además de los aspectos políticos, se
consideró la dimensión humanitaria de la dramática
situación que viven ambos pueblos, el israelí y el palestino,
mencionando asimismo la difícil situación de los cristianos
en Oriente Medio.
El Papa
reiteró, una vez más, toda su cercanía al pueblo
de Estados Unidos ante los trágicos eventos del 11 de septiembre,
y quiso expresar, a pesar de las dificultades del momento, su confianza
en los recursos espirituales de los católicos estadounidenses
comprometidos en testimoniar los valores evangélicos en la
sociedad. "Dios bendiga América", dijo el Santo Padre
al presidente estadounidense antes de despedirse, expresando también
su esperanza de poder encontrarle pronto nuevamente.
REUNIÓN
SUPERIORES DE INSTITUTOS MISIONEROS EN LA UNIVERSIDAD URBANIANA
En el primer encuentro del cardenal Prefecto de la Congregación
para la Evangelización de los Pueblos, Crescenzio Sepe, con
los superiores de Institutos Misioneros, se está poniendo de
relieve la novedad de esta cita, subrayada por el mismo purpurado,
es decir "el deseo de encontrar fraternalmente y de común
acuerdo los medios oportunos para responder mejor a las exigencias
y urgencias que la Misión presenta hoy a la Iglesia al inicio
del tercer milenio".
Los superiores
de los Institutos Misioneros destacan la importancia de este encuentro
y las perspectivas que se abren a la misión en el nuevo contexto
internacional. La reunión se celebró desde el lunes
hasta el viernes en la Universidad Pontificia Urbaniana, con la participación
de más de 200 responsables de Congregaciones misioneras de
África, América, Asia y Europa, además de 16
invitados directamente implicados en la misión "ad gentes".
Todos ellos fueron recibidos el viernes por Juan Pablo II, audiencia,
que junto con el documento final, sirvió de broche de oro para
clausurar estas jornadas de trabajos.
Las actividades
fueron inauguradas por el cardenal Sepe y el martes intervino como
invitado también el cardenal Eduardo Martínez Somalo,
prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada
y las Sociedades de Vida Apostólica. El purpurado español,
reiterando la identidad misionera de la Iglesia, recordó a
los innumerables religiosos y religiosas que han desarrollado - y
siguen desarrollando - su generoso apostolado en todo el mundo.
El Cardenal
Martínez Somalo, recordando la invitación de Juan Pablo
II de "remar mar adentro", con la confianza puesta en Cristo
y en su promesa "Yo estaré con vosotros todos los días
hasta
el final de los tiempos", puso de relieve la entrega total de
las personas consagradas. Aún en nuestro tiempo, aparentemente
árido por la tecnología y, en algunas partes, por la
abundancia - afirmó el prefecto del dicasterio para la Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica - "el Espíritu
Santo sigue invitando a aquellos que son capaces de dar gran amor
para que alaben aún más a Dios y otorguen a la sociedad
una riqueza de valores evangélicos que defiendan y promuevan
la dignidad personal, familiar y social. Contribuyendo de este modo
a una verdadera promoción humana".
El Cardenal
Martínez Somalo recordó que "aquél que ha
elegido a Dios en su vida está llamado a vivir de forma que
todos puedan percibir la misteriosa presencia divina en el corazón
de cada hombre y de cada mujer, a través de los gestos sencillos
y cotidianos de la caridad, el anuncio de la Palabra y la gracia de
los sacramentos.
En la
inauguración de los trabajos, de este que es el primero de
otros encuentros que se celebrarán en el futuro, el Cardenal
Sepe citaba lo que enseña Juan Pablo II en su Encíclica
'Redemptoris Missio' sobre la permanente validez del Mandato Misionero.
Documento en el que el Papa alienta a "los responsables y los
agentes de la pastoral misionera" a "sentirse unidos en
la comunión que caracteriza al Cuerpo místico. Por ello
Cristo pidió en la última cena: "Como tú,
Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno
en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado"
(Jn 17, 21). En esta comunión está el fundamento de
la fecundidad de la misión. (RM 75)
En esta
misma Encíclica 'Redemptoris Missio' - recordaba el Cardenal
Sepe - Juan Pablo II señala que "para impulsar la misión
ad gentes es necesario un centro de promoción, dirección
y coordinación como es la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos". Por lo que el Santo Padre invita a "las
Conferencias Episcopales y a sus organismos, a los Superiores Mayores
de las Ordenes, Congregaciones e Institutos, y a los organismos laicales
comprometidos en la actividad misionera, a colaborar fielmente con
dicha Congregación, que tiene la autoridad necesaria para programar
y dirigir la actividad y la cooperación misionera a nivel universal".
El prefecto
de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos
dirigiéndose a los Superiores de los Institutos que "representan
a los miles de consagrados, hombres y mujeres, dedicados a la misión
en el mundo" ponía de relieve la riqueza de experiencias
que ellos representan con sus ideales y conocimiento vivo de las misiones
de las que son "anunciadores cualificados, por todos los logros
y dificultades de las que son intérpretes y representantes
en nombre de los hermanos misioneros". En una palabra por todo
lo que les "concierne y concierne al ideal de la Misión,
que consiste en llevar a Cristo a todo el mundo".
En la
Universidad Pontificia Urbaniana de Roma, prosiguieron durante toda
la semana los trabajos del Encuentro de los Superiores de los Institutos
Misioneros. Después del saludo del cardenal Crescenzio Sepe,
prefecto de la Congregación para la Evangelización de
los Pueblos, organizadora del encuentro, intervino el cardenal Eduardo
Martínez Somalo, Prefecto de la Congregación para los
Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de vida apostólica.
Después
de estas intervenciones comenzaron los trabajos por grupos lingüísticos
y por áreas geográficas, unos trabajos que han seguido
tres caminos de profundización:
Compartir los signos de vitalidad y de esperanza;
compartir las dificultades y problemáticas existentes en el
desarrollo de la misión y
formulación de sugerencias y "deseos" a dirigir a
la Congregación para la Evangelización.
Participaron
en el encuentro cerca de 210 responsables provenientes de todos los
Continentes, en representación de 200 Congregaciones. El jueves
se dedicó a la redacción del documento final que fue
presentado el viernes 31 de mayo.
"Considerar
la fe como un don para entregar al prójimo". Esta es la
manera más apropiada para acercar la fe cristiana a la sensibilidad
y a los valores asiáticos. Lo decía en su relación
en este importantísimo y primer gran encuentro de todos los
superiores de institutos misioneros, la religiosa filipina, sor Ancile
Evelena. Hablando en la perspectiva de un país asiático
como el suyo, de mayoría católica, la religiosa señaló
que "hay una creciente presencia y participación del laicado
en la vida y en la misión de la Iglesia. Laicado que ayuda
con su compromiso, próximo a las comunidades sociales, respondiendo
con gran fuerza a la crisis de esperanza, de valores y de sentido
de la vida que padecen sobre todo tantos jóvenes.
¿Pero
cuáles son los desafíos de la misión en Asia.
Los factores positivos, las bases... y cuáles los negativos,
los obstáculos? De ello habló en el congreso el padre
verbita, Antonio Pernia. Entre los factores positivos el padre Pernia
destacó: el dinamismo de las iglesias locales; la presencia
de las Conferencias Episcopales de Asia, que coordinan la vida y la
actividad de la Iglesia; los valores culturales asiáticos que
integran el Evangelio cristiano; la persecución y el martirio,
que la iglesia en Asia ha sufrido en países como China, Laos
Vietnam o Camboya. El sufrimiento ha dado a las comunidades cristianas
una particular vitalidad y fuerza que enriquecen a la Iglesia Universal.
Entre
los frenos a la misión el padre Pernia destacó: las
restricciones políticas a la libertad religiosa que la Iglesia
sufre en algunos países asiáticos; el fundamentalismo
religiosos que es fuente de conflictos y tensiones, y el hecho de
que el cristianismo viene vivido en muchos países asiáticos
como una "religión extranjera", a pesar de los esfuerzos
de inculturación.
Otro
continente del que se está hablando en esta Cumbre misionera
en Roma, organizada por la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos es Oceanía. De la situación misionera
en Oceanía habló el padre Enrique Losada, superior general
de los padres del Sagrado Corazón, presentes en el continente
austral desde 1820. El padre Losada recordó la vasta pluralidad
de culturas y pueblos: aborígenes, melanesios, polinesios,
micronesios, asiáticos y europeos presentes en estas tierras.
"Comunidades humanas condicionadas por las grandes distancias,
pero marcadas también por un gran sentido de lo sagrado, de
la comunión, de la solidaridad en la familia, en la tribu,
en el pueblo".
El padre
Losada, habló asimismo de los aspectos positivos de la misión
en Oceanía: apertura a la fe; países fundamentalmente
cristianos; gran participación del laicado en la vida comunitaria;
vocaciones en crecimiento; éxito y aceptación de la
educación católica; implicación de la Iglesia
en la justicia social.
Entre
los elementos que en cambio obstaculizan la misión en Oceanía,
el superior general de los padres del Sagrado Corazón destacó:
el moderno estilo de vida presentado por los medios de comunicación
que influencia el comportamiento de la gente y ataca importantes valores
como la vida familiar , la disciplina, la cultura y las tradiciones;
la lucha por la autodeterminación que a menudo se convierte
en nacionalismo, fanatismo y en conflicto étnico; los frecuentes
desastres naturales como los ciclones; la falta de institutos católicos
para la formación, y la difusión de las sectas.
Los males
para la Iglesia católica cambian según los continentes.
En África desafían la misión de la Iglesia especialmente:
la corrupción, la guerra, la anarquía, la falta de democracia,
las usanzas tribales, la violación de los derechos humanos.
Estos son algunos de los flagelos que afligen África, denunciados
por sor Reingard Berger, una dominica que trabaja en Zimbabwe. Se
ha hablado también de esclavitud en el continente africano.
Y de la condición inhumana en la que viven muchas mujeres en
familia: tratadas como animales por sus padres y luego por sus maridos.
En el
encuentro de superiores de Institutos misioneros de Roma se dieron
algunos datos sobre el continente africano: la población rural
es del 65%; la esperanza de vida es de 50 años; la alfabetización
llega tan sólo al 42%. Los 750 millones de africanos hablan
más de dos mil lenguas; las religiones cristianas son el 45%
entre las cuales los católicos representan el 15% frente al
40% de los musulmanes. Otro 15% son animistas.
NOMBRAMIENTOS
PONTIFICIOS
ARCHIDIÓCESIS
DE LA PAZ (BOLIVIA)
Juan Pablo II ha nombrado auxiliar de la archidiócesis al sacerdote
Oscar Omar APARICIO CÉSPEDES, del clero de la misma archidiócesis,
rector del Seminario Mayor de "San Jerónimo", asignándole
la sede titular episcopal de Cizio.
DIÓCESIS
DE VALDIVIA (CHILE)
Juan Pablo II ha nombrado obispo al sacerdote Ignacio DUCASSE MEDINA.
DIÓCESIS
DE STEUBENVILLE (ESTADOS UNIDOS)
El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis
presentada por monseñor Gilbert Ignatius SHELDON y ha nombrado
obispo de esa diócesis al sacerdote Robert Daniel CONLON.
DIÓCESIS
DE COVINGTON (ESTADOS UNIDOS)
El Pontífice ha nombrado obispo a monseñor Roger FOYS.
DIÓCESIS
DE PUERTO VICTORIA (SEYCHELLES)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la
dióceis presentada por monseñor Xavier BARONNET, S.I.,
en conformidad al canon 401 § 1 del Código de Derecho
Canónico. Le sucede monseñor Denis WIEHE, C.S.Sp., obispo
coadjutor de la misma diócesis.
DIÓCESIS
DE GBARNGA (LIBERIA)
El Santo Padre ha nombrado obispo al sacerdote Lewis ZEIGLER, actual
administrador diocesano.
ENVIADO
ESPECIAL PARA LAS CELEBRACIONES DEL V CENTENARIO DE LA PRIMERA MISA
EN HONDURAS
El Papa ha nombrado al cardenal Nicolás de Jesús LÓPEZ
RODRÍGUEZ, arzobispo de Santo Domingo, Su Enviado Especial
para las celebraciones del V Centenario de la primera misa en Honduras,
que tendrán lugar en Tegucigalpa el 14 agosto 2002.
COMENTARIO
A LA LITURGIA DEL DOMINGO
FIESTA
DEL CORPUS CHRISTI (A): 02.06.02
"El pan que yo daré es mi carne"
En dos ocasiones celebramos los cristianos el misterio eucarístico
a lo largo del Año Litúrgico: en la Misa Vespertina
del Jueves Santo, cuando hacemos memoria de la Última Cena
del Señor, y en la Fiesta del Corpus Christi, situada como
un faro luminoso entre el final del Tiempo Pascual y el inicio del
Ordinario. La Misa del Jueves Santo nos inspiraba pensamientos confusos
a causa de la cercana cruz del Señor. La del Corpus es, por
el contrario, un cántico de victoria que, por la cercanía
con el Tiempo Pascual, resplandece con la gloria del Cristo resucitado.
Al final
de la Misa del Jueves Santo, la liturgia prevé una procesión
en el interior del templo, para acompañar a la Eucaristía
a un altar lateral y presentarla a la silenciosa y contemplativa adoración
de los fieles. También, después de la del Corpus, se
prevé una procesión, pero, esta vez, se la hace salir
de la Iglesia, se la lleva por las calles y plazas para adorar con
himnos y cantos el sacramento que manifiesta el culmen del amor de
Dios por los hombres. Sin olvidar que la Eucaristía es el sacrificio
de la cruz presente sobre el altar y hecha actual para los hombres
de todas las generaciones, la liturgia de hoy exalta la hermosura
infinita del pan eucarístico y alaba con toda la potencia de
la mente y del corazón a Cristo, Dios y hombre verdadero, que
se ha quedado para siempre cercano a los hombres.
La primera
lectura del Libro del Deuteronomio, nos invita a meditar sobre el
alimento milagroso con el que Dios nutre a su pueblo en la peregrinación
hacia la tierra prometida: "te alimentó en el desierto
con un maná que no conocían tus padres"; este "maná"
será una lejana figura, como una sombra, de la Eucaristía,
"nuevo alimento" que supera al antiguo, poniendo luz entre
las sombras. La Eucaristía es luz, es el sol de la Iglesia
y del mundo; es el verdadero alimento bajado del cielo para sostener
al pueblo de Dios en el viaje hacia la patria eterna. Es, también,
el sacrificio de la nueva alianza con el que el Hijo se ofrece al
Padre y le reconcilia con la humanidad. Es el verdadero Cordero Pascual
que, sacrificado, libera de la esclavitud, y, comido, sostiene el
camino hacia la libertad.
La segunda
lectura de esta Solemnidad es brevísima: sólo son dos
preguntas que San Pablo formula a los cristianos de Corinto. Dicen
los lingüistas que son "preguntas retóricas",
es decir, afirmaciones que no dejan lugar a dudas y que son expresadas
en forma interrogativa. Pablo recuerda de este modo a los Corintios,
y a nosotros, también, que bebiendo el cáliz eucarístico
se bebe la sangre del Señor y, comiendo el "pan partido",
es decir, ofrecido en sacrificio, se come el cuerpo de Cristo. Dudar
de ello es lo mismo que renegar de la fe.
Por
fin, el Evangelio nos propone hoy un pasaje del Discurso de Jesús
en la Sinagoga de Cafarnaúm, donde afirma: "Yo soy el
pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan vivirá
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del
mundo". El consiguiente escándalo de los judíos
es evidente. Lo cierto es que ante la Eucaristía las discusiones
son peligrosas, sólo sirve la fe. Es bien cierto que nosotros
no somos capaces de comprender este misterio, pero con la Palabra
de Jesús, que es el Dios que ha venido a salvarnos, podemos
creer. Santo Tomás habla así al cristiano que se cuestiona
ante la Eucaristía: "Lo que no entiendes, lo que no ves,
te lo confirma la fe, que va más allá de la experiencia
material". Sí, desde la fe podemos penetrar este misterio
divino. Dice el Maestro Angélico que "la presencia de
Cristo en la hostia consagrada se extiende hasta donde se extendía
la sustancia del pan; y como ésta era entera en cada parte
del mismo, así la presencia de Cristo es plena en el fragmento
de la hostia.
Hermanos,
el Señor nos manda: "haced esto en memoria mía";
nosotros, por nuestra parte celebramos la Eucaristía con fe
y devoción. Ante la Hostia sólo nos brota una humilde
y confiada plegaria: "Buen pastor, pan verdadero. Oh Jesús,
ten piedad de nosotros".
DOCE
MIL JÓVENES RENUEVAN COMPROMISO PARA CONSTRUIR UN FUTURO DE
PAZ
MUCHACHOS CATÓLICOS, PROTESTANTES, ORTODOXOS, JUDÍOS,
MUSULMANES Y BUDISTAS UNIDOS EN LA MARCHA DESDE EL COLISEO A SAN PEDRO
Más
de 12 mil muchachos de 92 países católicos, protestantes,
ortodoxos, judíos, musulmanes y budistas renovaron su compromiso
el domingo 26 de mayo en el Coliseo de Roma para construir un futuro
de paz. "Es necesario invadir el mundo con el amor, un amor sin
límites" les dijo Chiara Lubich, fundadora y presidente
del Movimiento de los Focolares.
El acontecimiento
se convirtió en una especie de "Asís de los muchachos",
en alusión al encuentro de líderes de religiones por
la paz que convocó Juan Pablo II el 24 de enero pasado. Al
igual que en la ciudad de san Francisco, los muchachos repitieron
en el Coliseo la regla de oro común a los creyentes en todas
las religiones: "Haz a los demás lo que quisieras que
te hicieran".
Se trataba
del "Supercongreso" que cada cinco años organizan
los "Chicos y chicas por la unidad", pertenecientes al Movimientos
de los Focolares. También los muchachos musulmanes, presentes
en el encuentro, pronunciaron su compromiso: "Nosotros, muchachos
musulmanes, queremos comprometernos con vosotros a amar por doquier,
en todo momento, sin esperar nada a cambio. Estamos seguros de que
cada uno de nosotros será constructor de paz en torno a sí,
si pedimos la ayuda de Dios".
En el
sugestivo antiguo circo de los gladiadores, se elevaron cantos y testimonios
de los chicos. Todos hicieron silencio para escuchar el mensaje que
les enviaba Juan Pablo II desde Bulgaria. "Os invito a ser apóstoles
de paz -decía el texto pontificio. Construid la paz en todas
las situaciones en las que vivís diariamente".
Chiara
Lubich también confío un importante mensaje a estos
muchachos: "Si bien han pasado ya varios meses, -dijo- ciertamente
sigue vivo en vuestros jóvenes corazones aquel tristísimo
11 de septiembre, y está particularmente vivo en estos días,
en los que parecen perfilarse nuevas amenazas análogas de terrorismo".
"Frente
a estas situaciones y a todas las demás formas de violencia
se abre camino el pensamiento de que todo esto no es sólo fruto
del odio entre individuos y pueblos, sino también efecto de
la oscura fuerza del mal, con "eme" mayúscula, de
las tinieblas, como dice el Papa", explicó la fundadora
de los Focolares.
"La
situación, por tanto, es seria, pues no es suficiente oponerse
a este peligro sólo con las fuerzas humanas: es necesario comprometer
las fuerzas del bien, con "be" mayúscula. Y todos
vosotros sabéis bien cuál es este bien, señaló
Chiara Lubich: "es ante todo Dios y todo aquello que tiene origen
en él, el mundo del espíritu, de los grandes valores,
del amor auténtico, de la oración".
Antes
de emprender una festiva marcha de paz que les llevó hasta
la plaza de San Pedro en el Vaticano, los doce mil muchachos suscribieron
su compromiso a ser constructores del amor imprimiendo la huella de
la mano en la escenografía de esta edición 2002 del
Supercongreso de los "Chicos y chicas por la unidad".