AUDIENCIA
GENERAL: "LA PASCUA ES LA FIESTA DE LAS FIESTAS"
EL ROSTRO SUFRIENTE DE CRISTO NOS HACE COMPRENDER EL DRAMATISMO
DE LOS ACONTECIMIENTOS Y SITUACIONES QUE EN ESTOS DÍAS AFLIGEN
A LA HUMANIDAD
"En
el misterio pascual está el sentido y el cumplimiento de la
historia". El contenido de esta frase, pronunciada por el Santo
Padre en la catequesis del miércoles, que al mismo tiempo es
Miércoles Santo, rebasa las fronteras de lo estrictamente cristiano
y abraza al hombre en su totalidad, en su devenir histórico
y social a lo largo de los siglos. Y es que la criatura humana es
la predilecta de Dios, creada a su imagen y semejanza. Cristo, enviado
del Padre, ha venido al mundo, se ha hecho hombre para salvar a esa
criatura por excelencia, derramando su sangre por ella y resucitando
de entre los muertos.
En esta
Semana Mayor, la Semana Santa, especialmente en el Triduo Pascual
que comienza el Jueves Santo, se revive de manera intensa el evento
central de nuestra salvación. El Catecismo de la Iglesia Católica,
afirmó el Papa, subraya que la Pascua no es simplemente una
fiesta entre las demás: es la Fiesta de las fiestas, la Solemnidad
de las solemnidades, de la misma manera que la Eucaristía es
el Sacramento de los sacramentos. Ante miles de fieles romanos y peregrinos,
reunidos en el Aula Pablo VI, Juan Pablo II expuso en esta catequesis
el sentido profundo del Triduo Sacro.
El Jueves
Santo contemplamos a Cristo en el Cenáculo, en vísperas
de su Pasión, instituyendo el sacerdocio ministerial y dejando
a sus discípulos el mandamiento nuevo, el mandamiento del amor.
Con la institución de la Eucaristía, Jesús ha
querido quedarse con nosotros, con el hombre, haciéndose alimento
de salvación, introduciéndose así de manera vivificante
en la propia vida del hombre y en su historia, dándolas sentido
y cumplimiento.
El Viernes
Santo recorreremos el trágico itinerario de la pasión
del Redentor hasta la crucifixión en el Gólgota. El
momento de la adoración de la Cruz, reiteró el Santo
Padre, nos va a permitir comprender más profundamente la infinita
misericordia de Dios. El camino de la Cruz es ciertamente difícil,
pero es allí donde se nos entrega el Misterio de la muerte
que da la vida.
El clima
de recogimiento y de silencio propio del Sábado Santo, nos
va a ofrecer la ocasión de esperar, orando con María,
el acontecimiento glorioso de la Resurrección, saboreando de
antemano ese gozo íntimo. Gozo y alegría que se manifiesta
en el canto del "Gloria" en la Vigilia Pascual y en el que
se manifiesta el esplendor de nuestro destino. El día de Pascua,
con el canto de la Secuencia: "El Señor de la vida estaba
muerto; pero ahora está vivo y triunfa", podremos comprender
y amar más profundamente la Cruz de Cristo, pues desde ella
ha derrotado para siempre al pecado y a la muerte.
El rostro
de Cristo, sufriente y agonizante, que vamos a contemplar durante
estos días, nos hace comprender mejor el dramatismo de los
acontecimientos y de las situaciones que también en estos días
afligen a la humanidad. En la hora suprema del sacrificio del Hijo
de Dios, termina diciendo el Santo Padre, depositaremos con confianza
a los pies de la Cruz el ansia que alberga el corazón de todos:
¡el deseo de paz!
RESUMEN
DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos
hermanos y hermanas:
Mañana
empieza el Triduo pascual, que hará revivir el misterio central
de nuestra salvación, a través de la pasión,
muerte y resurrección del Cristo. El Jueves Santo contemplaremos
a Cristo en el Cenáculo, donde instituyó el sacerdocio
ministerial y la Eucaristía, dejándonos también
el mandamiento nuevo, el mandamiento del amor.
El Viernes
Santo meditaremos la pasión del Redentor; adorando la Cruz
comprenderemos mejor la infinita misericordia de Dios, recordaremos
a los perseguidos por su fe y expresaremos el gran deseo de paz. El
Sábado Santo, rezando con María, esperaremos el acontecimiento
glorioso y gozoso de la Resurrección. La Vigilia Pascual, con
sus expresivos ritos, nos introduce en la humanidad nueva, redimida
por Cristo.
Saludo
con afecto a los visitantes de lengua española, en particular
a los Colegios de Barcelona y Bilbao, así como a los niños
de Caracas. Al invitaros a vivir intensamente este Triduo Santo, os
deseo a todos una ¡feliz Pascua de Resurrección!
*
* * * * * * *
Una vez
más, el Santo Padre dirigió unas palabras afectuosas
a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados,
formulándoles un especial augurio pascual. A los jóvenes
les pidió que no tengan miedo en seguir a Cristo, aunque les
invite a recorrer con Él el camino difícil de la cruz.
Para
los enfermos pidió que la meditación de la Pasión
de Jesús, misterio de sufrimiento transfigurado por el amor,
les proporcione alivio y consuelo. Y, por último, pidió
para los recién casados que la muerte y la resurrección
renueve la alegría y el compromiso de su pacto nupcial.
EL
PAPA CONFIESA A ALGUNOS FIELES EN LA BASÍLICA VATICANA
Juan
Pablo II confesó el viernes por la mañana a algunos
fieles en la Basílica de San Pedro. Al mediodía, el
Pontífice, como viene haciendo cada año el Viernes Santo
desde el inicio de su Pontificado, confesó durante una hora
aproximadamente, en concreto a 5 mujeres y 4 hombres. Los últimos
en ser confesados por el Santo Padre fueron una pareja con un bebé
de pocos meses.
CONGRESO
INTERNACIONAL "UNIV 2002": ESTUDIO, TRABAJO Y SERVICIO
El Papa
Juan Pablo II al recibir el lunes a los participantes en el Congreso
Internacional UNIV 2002, puso de relieve que la palabra "servicio"
representa la clave de lectura de las otras dos: "estudio y trabajo".
"Estudio,
trabajo y servicio" son los temas, o, si se prefiere, los compromisos
sobre los que han reflexionando los universitarios en su Congreso
Internacional UNIV 2002, que cada año celebran en Roma coincidiendo
con las celebraciones litúrgicas del Domingo de Ramos y del
Triduo Sacro, hasta la Pascua de Resurrección. Jóvenes
estudiantes de diversas nacionalidades, que participan en las múltiples
actividades formativas de la Prelatura del Opus Dei, se reúnen
en torno a la Sede de Pedro.
El Aula
Pablo VI reunió el lunes por la mañana a estos jóvenes
universitarios en torno al Papa en una cita que desde hace varios
años se ha convertido ya en tradicional. En su afectuoso discurso,
el Santo Padre puso de relieve que la palabra "servicio"
representa la clave de lectura de las otras dos: "estudio y trabajo".
El estudio y el trabajo, en efecto, presuponen una actitud personal
de disponibilidad y de entrega de sí, que llamamos precisamente
servicio.
Citando
al Beato José María Escrivá, a quien le gustaba
subrayar que en el Evangelio Jesús es conocido como el hijo
del carpintero, el Papa puso de relieve que el Hijo de Dios, aprendiz
en la escuela de José, hizo del trabajo manual no sólo
una fuente de subsistencia, sino un servicio a la humanidad, haciendo
de él un elemento integrante del designio salvífico.
Lo convirtió en un ejemplo para que cada uno, siguiendo su
propia vocación, valore plenamente sus propias posibilidades
y las ponga al servicio del prójimo.
Recordando
de nuevo al Beato Escrivá, el Papa citó aquella frase
suya en la que afirma que "Toda la dignidad del trabajo está
fundada en el amor"
"El trabajo nace del amor, manifiesta
amor, está ordenado al amor". De ahí que, reiteró
el Santo Padre, "cuando, fiel a este itinerario espiritual, uno
se aplica seriamente al estudio y al trabajo, se convierte realmente
en sal de la tierra y luz del mundo". Es un camino nada fácil
y que a menudo va contra corriente, según la mentalidad de
vuestros coetáneos y los comportamientos y modas dominantes.
Juan
Pablo II concluyo sus palabras en este encuentro con los jóvenes
de la UNIV 2002, exhortándolos a resistir a la tentación
de la mediocridad y del conformismo, pues sólo así podrán
hacer de su vida un don y un servicio a la humanidad; sólo
así podrán contribuir a aliviar las heridas y los sufrimientos
de los pobres y marginados, todavía muy numerosos en nuestro
mundo tan avanzado tecnológicamente. Para que esto sea posible,
concluyo el Santo Padre, es absolutamente necesaria la oración,
el diálogo íntimo con Aquél que les llama a ser
sus discípulos. Que sea Él quien les oriente hoy en
el estudio, y en el futuro, en su actividad profesional.
SANTA
MISA CRISMAL
EL PAPA INVITA A REZAR POR LOS PRESBÍTEROS QUE HAN DERRAMADO
SU SANGRE POR SU FIDELIDAD A CRISTO, POR LOS QUE HAN FALTADO A LOS
COMPROMISOS ASUMIDOS EN LA ORDENACIÓN Y POR LOS QUE ATRAVIESAN
UN PERIODO DE CRISIS
Juan
Pablo II presidió el jueves por la mañana la Santa Misa
Crismal en "la que se bendicen los Óleos, que otorgarán
el bálsamo de la gracia divina al pueblo cristiano".
En el
Jueves Santo, en el que se renuevan las promesas hechas en la Ordenación,
el Pontífice invitó también a rezar "por
los presbíteros que sufren dificultades y persecuciones. Por
los que han derramado su sangre por su fidelidad a Cristo y por aquellos
que han faltado a los compromisos asumidos con la Ordenación
sacerdotal o atraviesan un período de crisis".
Juan
Pablo II presidió, en la Basílica de San Pedro, el solemne
rito de la Santa Misa Crismal que - como recordó el Papa en
su homilía - "se celebra antes del comienzo del Tríduo
pascual y en el que se bendicen los Óleos, que otorgarán
el bálsamo de la gracia divina al pueblo cristiano".
El Santo
Padre, recordó las palabras del profeta Isaías: que
evocan ante todo la "misión mesiánica de Jesús,
consagrado por virtud del Espíritu Santo como sumo y eterno
Sacerdote de la Nueva Alianza, establecida con su sangre". Y,
tras reiterar que "todas las prefiguraciones del sacerdocio del
Antiguo Testamento encuentran cumplimiento en Él, único
y definitivo mediador entre Dios y los hombres", el Papa evocó
asimismo las palabras con las que Jesús comenta el anuncio
profético, en la Sinagoga de Nazaret.
Jesús,
"acogiendo la llamada del Padre a asumir la condición
humana, trae consigo el soplo de la vida nueva y dona la salvación
a todos los que creen en Él", hizo hincapié Juan
Pablo II, para luego poner de relieve que "si todo bautizado
participa de su sacerdocio real y profético", "los
presbíteros están llamados a compartir su oblación
de modo especial. Están llamados a vivirla en el servicio al
sacerdocio común de los fieles".
En este
contexto, el Santo Padre subrayó que "el Orden es, por
lo tanto, el sacramento gracias al cual la misión que el Maestro
confió a sus apóstoles sigue siendo ejercida por la
Iglesia hasta el final de los tiempos. Es, pues, el sacramento del
ministerio apostólico, que conlleva los grados del episcopado,
del presbiterado y del diaconado".
"Queridísimos
hermanos, en este día tomamos conciencia de modo especial de
este peculiar ministerio que nos ha sido conferido. El divino Maestro
nos ha confiado, en la Eucaristía, la celebración de
su propio Sacrificio, llamándonos con ello a su especial seguimiento.
Por ello, en el curso de esta celebración, le confirmamos juntos
fidelidad y amor, y, confiando en la potencia de su gracia, renovamos
las promesas hechas el día de nuestra Ordenación".
Y exclamando
¡Cuán grande es este día! El Jueves Santo, en
el que Jesús los estableció "ministros de su presencia
sacramental entre los hombres", en el que puso en sus manos "su
perdón y su misericordia, donándoles su Sacerdocio para
siempre", el Papa evocó la "llamada" del Señor
que hace sentir a los ordenados que sus vidas están ligadas
indisolublemente a la suya. Para siempre.
"Mientras
damos gracias por este don misterioso, no podemos dejar de confesar
nuestras infidelidades", señalado asimismo Juan Pablo
II, recordando luego lo que escribió en la Carta que, como
cada año, ha dirigido a los sacerdotes para el Jueves Santo.
"Todos nosotros - conscientes de la debilidad humana, pero confiando
en el poder salvador de la gracia divina - estamos llamados a abrazar
el 'mysterium Crucis' y a comprometernos aún más en
la búsqueda de la santidad" (n. 11)
Y, recomendando
a los queridos Hermanos "no olvidar el valor y la importancia
del sacramento de la Penitencia en nuestra existencia", pues
"está íntimamente ligado a la Eucaristía
y nos hace dispensadores de la misericordia divina", Juan Pablo
II ha hecho hincapié en que los ordenados, "acudiendo
a este manantial de perdón y reconciliación" podrán
"ser auténticos ministros de Cristo e irradiar su paz
y su amor".
Recemos
- invitó el Pontífice "por quienes han sido instrumentos
preciosos de la llamada divina para con nosotros", "nuestros
padres" y, con ellos, "recordemos a todos aquellos que con
su testimonio y consejo nos han guiado en el discernimiento de nuestra
vocación. Sin olvidar a "los fieles laicos", que
nos han acompañado hacia el Sacerdocio, y que siguen a nuestro
lado en el ministerio pastoral".
Juan
Pablo II, al finalizar su homilía en la Santa Misa Crismal,
invitó a rezar "por todos los presbíteros. En particular,
"por aquellos que obran entre tantas dificultades o sufren persecuciones".
Y evocó "de forma especial a aquellos que han pagado con
su sangre su fidelidad a Cristo".
"Oremos
por aquellos hermanos nuestros que han faltado a los compromisos asumidos
con la ordenación sacerdotal o que atraviesan un período
de dificultad y crisis"- pidió asimismo el Santo Padre.
Y recordó que "eligiéndonos para una misión
tan sublime, Cristo no nos hace faltar nunca la gracia y la alegría
de seguirlo, en el Tabor y en el Vía Crucis".
El Santo
Padre finalizó sus palabras invocando a María, Madre
del Sumo y Eterno Sacerdote, que ha llamado a sus Apóstoles,
no "siervos", sino "amigos".
SIGNIFICADO
MISA CRISMAL
MISA
DE LA CENA DEL SEÑOR
La celebración del misterio pascual comenzó la tarde
del Jueves Santo con la Misa de la Cena del Señor. La Iglesia
inicia el Triduo Pascual y recuerda la última cena en que el
Señor Jesús, bajo las especies de pan y vino, se entregó
a sus discípulos y les confirió el sacerdocio de la
Nueva Ley.
La solemne
Concelebración Eucarística estuvo presidida por el Santo
Padre en la Basílica de san Pedro a las cinco y media de la
tarde. Para la liturgia Eucarística, el Santo Padre fue ayudado
por el Cardenal Secretario de Estado Angelo Sodano. Tras el rito de
introducción y la Liturgia de la Palabra, los purpurados Sodano
y Etchegaray lavaron los pies a 12 presbíteros, cumpliendo
el mandato de Cristo de estar al servicio de los hermanos.
En su
homilía el Papa reflexionó sobre los textos que la liturgia
propone para este día, es decir, textos del libro del Éxodo,
de la primera Carta de san Pablo apóstol a los Corintios y
del Evangelio según san Juan.
Esta
tarde entramos en la Pascua de Cristo, que constituye el momento dramático
y conclusivo, largamente preparado y esperado, de la existencia terrena
del Verbo de Dios. Jesús ha venido entre nosotros, afirmó
el Papa, no para ser servido sino para servir, y ha asumido los dramas
y las esperanzas de los hombres de todos los tiempos. Esta celebración,
por lo tanto nos envuelve a todos y nos adentra en el Triduo Sacro,
durante el cual también nosotros aprenderemos del único
"Maestro y Señor" a "tender las manos"
para ir allá donde nos llama a cumplir la voluntad del Padre
celestial.
"Haced
esto en memoria mía". Con este mandato, que nos empeña
a repetir su gesto, Jesús concluye la institución del
Sacramento del Altar". No se puede separar la participación
en la mesa del Señor del deber de amar al prójimo. Es
el amor es, la herencia más preciosa, recordó Juan Pablo
II, que Él, deja a cuantos llama a seguirle. Es su amor, compartido
por sus discípulos, esta tarde el que se ofrece a toda la humanidad.
"La
tradición de la Iglesia, prosiguió diciendo el Pontífice,
ha evidenciado siempre la unión existente entre la Eucaristía
y el sacramento de la Reconciliación. He querido confirmarlo,
en la Carta a los Sacerdotes para el Jueves Santo de este año,
invitando a los presbíteros a considerar con renovado estupor
la belleza del Sacramento del perdón. Solo así podrán
conseguir que lo vuelvan a descubrir los fieles que les han sido confiados".
¡Volvamos
espiritualmente al Cenáculo! Recojámonos con fe alrededor
del Altar del Señor, recordando la Última Cena. Repitiendo
los gestos de Cristo, proclamamos, finalizó diciendo en su
homilía el Papa, que su muerte ha liberado a la humanidad del
pecado, y continúa abriendo la esperanza de un futuro de salvación
para los hombres de todas las época.
Después
de la comunión el Santísimo Sacramento fue trasladado
al Altar del Monumento, donde permaneció, adorado por los fieles,
hasta el viernes por la tarde.
VIA
CRUCIS EN EL COLISEO
ORACIÓN
INICIAL
El Santo
Padre:
En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R /. Amén.
Hermanos
y hermanas: ha llegado la penumbra de la tarde, tarde del Viernes
Santo de 2002. De nuevo la Iglesia de Roma, se prepara a revivir,
en la escucha de la Palabra, el último tramo de la vida de
Cristo: desde el Huerto de los Olivos a la tumba excavada en el Jardín.
*
* *
Vía Crucis
Camino de dolor, que Cristo recorre en obediencia al proyecto salvador
del Padre. Camino suyo y nuestro: "Si alguno quiere venir en
pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame"
(Mt 16, 24).
Vía
Crucis
Espacio de la revelación del Amor trinitario: del Padre que
"tanto amó al mundo que dio a su Hijo único"
(Jn 3, 16); del Hijo, que tanto amó a sus amigos hasta dar
la vida por ellos (cf. Jn 15, 13); del Espíritu de paz, de
misericordia y de consuelo.
Vía
Crucis
Escuela de vida evangélica, donde el discípulo, dirigiendo
la mirada al Crucifijo, aprende cómo se ama a Dios sobre todas
las cosas y se entrega la vida por los hermanos; cómo el perdón
vence la ofensa y al mal se le combate con el bien, cómo el
corazón se abre al amigo y con la aflicción se alivia
la pena.
Vía
Crucis
Súplica por la reconciliación y la paz, para que en
Asia, en África, en Medio Oriente, cesen los graves conflictos
actuales, cese el derramamiento de sangre y, por la acción
del Espíritu, se quiebre la dureza del corazón y "los
enemigos se abran al diálogo, los adversarios se estrechen
la mano, y los pueblos se encuentren en la concordia" (Lit. Rom.).
*
* *
El Santo
Padre:
¡Paz
a los de cerca y a los de lejos! Paz a ti, Jerusalén, ¡ciudad
amada por el Señor! Paz a ti, Roma, ciudad de muchos mártires,
raíz de la civilización cristiana. Oremos.
Breve
pausa de silencio.
Padre
santo y misericordioso, concédenos recorrer con fe y amor el
camino de la cruz, para que participando de la pasión de Cristo,
podamos llegar con Él a la gloria de tu Reino. Por Cristo Nuestro
Señor.
R /.
Amén.
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús
en el Huerto de los Olivos
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Marcos. 14, 32-36
Llegaron
a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos:
"Sentaos aquí, mientras yo hago oración".
Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor
y angustia. Y les dice: "Mi alma está triste hasta el
punto de morir; quedaos aquí y velad". Y adelantándose
un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara
de él aquella hora. Y decía: "¡Abbá,
Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero
no sea lo que yo quiero,sino lo que quieras tú".
MEDITACIÓN
El huerto
plagado de olivos no ofrece alivio esta tarde. Da pena el rostro abatido
en tierra, lacera la angustia que oprime tanto su corazón.
Los amigos elegidos como compañeros duermen, los mismos que
habían prometido: Siempre estaremos contigo, Jesús.
También las promesas, ahora, duermen. Poco antes, después
de la cena, Pedro se jactaba: Aunque todos huyan, yo no me iré.
Pero ahora, ni siquiera logra tener abiertos los ojos. Jesús
debía recorrer estos últimos pasos solo. El largo trayecto
de palabras y milagros, un recorrido tan poblado de gente, lo ha llevado
hasta aquí: a un rincón de tierra pedregosa, a una soledad
inmensa, que da miedo. Rostro en tierra: nada de majestuoso en esta
escena, si no es la sinceridad de un hombre que confiesa: Mi alma
está triste hasta la muerte. Él, que calmó las
aguas agitadas por el viento, ahora no puede apaciguarse a sí
mismo. La tempestad es la angustia, que le hace temblar la mente y
el corazón, como inquieta el ánimo de millones de hombres
y mujeres, ayer, hoy y mañana. La lucha puede durar mucho,
y en este jardín sólo acabará cuando el Hijo
le diga al Padre: "Lo que tú quieras". Una paz profunda
seguirá a la oración.
ORACIÓN
Jesús,
tú, que has entrado en Getsemaní lleno de angustia y
has salido con el ánimo decidido y apaciguado, conforta a quien
gime en el temor o es atenazado por la duda. Tú, que has experimentado
nuestra debilidad, concede fortaleza y esperanza a todos los desesperados
de la tierra. Tú, que caminas cada día a lado de los
oprimidos por las cargas de la vida, permanece a nuestro lado, paso
tras paso. A ti, Jesús, postrado en tierra, el rostro bañado
de sangre, el honor y la gloria con el Padre y con el Espíritu,
por los siglos de los siglos.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Stabat
mater dolorosa
iuxta crucem lacrimosa,
dum pendebat Filius.
SEGUNDA
ESTACIÓN
Jesús,
traicionado por Judas, es arrestado
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del
Evangelio según San Marcos. 14, 43. 45-46
De pronto
se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo
con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas
y de los ancianos. Nada más llegar, se acerca a él y
le dice: "Rabbí", y le dio un beso. Ellos le echaron
mano y le prendieron.
MEDITACIÓN
En aquella
trágica noche oscura de Getsemaní, "la noche en
que fue entregado" (1 Co 11, 23), el Hijo de Dios, con sus palabras
y sus gestos, suscita en nosotros sentimientos diferentes, a veces
contrastantes: advertimos la riqueza del diálogo espiritual
con los discípulos y experimentamos la alegría de la
cena común; contemplamos las más altas y puras intenciones
y nos estremecemos por la mezquindad de la traición. Jesús,
sabio y clarividente, siguiendo el designio salvador del Padre, se
encamina hacia el sacrificio para la liberación del género
humano. Al discípulo traidor, le queda sólo el desprecio
universal por los siglos, la "maldición de Judas",
el abismo tenebroso. De la muerte de Cristo florece la vida nueva,
memoria y anuncio de una esperanza imperecedera: la salvación
universal.
ORACIÓN
Señor
Jesús, en nuestras divisiones, fruto amargo del pecado, enséñanos
el camino hacia la unidad, el camino que conduce a la riqueza indecible
del Evangelio y de la Redención. Debe llegar el tiempo establecido
por el Padre, en el cual se manifiesta el amor que perdona y une.
Tú, sabio Maestro de vida, tú, bueno y paciente, ante
la traición del discípulo y a la prepotencia de los
gobernantes, danos en estos días de violencia inaudita y de
brutal oposición entre los hombres, un rayo de tu calma y tu
serenidad. Danos sentimientos de paz y perdón, porque no hay
paz sin perdón, no hay perdón sin compasión.
A ti, Jesús, que al amigo que te traiciona le muestras tu rostro
benigno, la alabanza y el honor, con el Padre y con el Espíritu,
hoy y por los siglos de los siglos.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Cuius
animam gementem,
contristatam et dolentem
pertransivit gladius.
TERCERA
ESTACIÓN
Jesús
es condenado por el Sanedrín
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del
Evangelio según San Marcos. 14, 55. 60-62. 64
Los sumos
sacerdotes y todo el Sanedrín andaban buscando contra Jesús
un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban. Entonces,
se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio,
preguntó a Jesús: "¿Eres tú el Cristo,
el Hijo del Dios bendito?" Y dijo Jesús: "Sí,
yo soy". Todos juzgaron que era reo de muerte.
MEDITACIÓN
La máquina
judicial se pone en movimiento. Aquel que condena sin pruebas, acusa
sin motivo, juzga sin apelación, oprime al inocente. Justicia
sumaria, expeditiva, de las dictaduras modernas y de las situaciones
de guerra. Justicia aplicada a veces -suprema blasfemia- en el nombre
del Dios que perdona y concede la gracia. Jesús preso. Como
todas las víctimas de la arbitrariedad, los presuntos culpables
de delitos de conciencia. Se resisten, se niegan a doblegarse al yugo
del sistema, de la imposición que sofocay destruye la personalidad
y la identidad. Control de identidad: "¿Quién eres?".
Cada uno que entra en prisión recibe un número. En todo
momento ha de mostrar la propia matrícula, entregar la placa.
En la hora de la arbitrariedad, tarea y mérito de la Iglesia
es decirle que él no es un número, que cada hombre tiene
derecho de ser llamado por su nombre. "¿Eres tú
el Cristo, el Hijo del Dios bendito?" (Mc 14, 61). La respuesta
es brillante: "¡Sí, yo soy!" (Mc 14, 62). Mostrar
la propia identidad y anunciar la propia fe son a veces hechos pasibles
de muerte. Pero ¿cuántos son los que buscan a Dios?
¿cuántos son quienes lo buscan tras las rejas? ¿cuántos
están en la prisión de su vida, de sus sufrimientos?
¿cuántos en el escarnio soportado y en la tortura padecida?
Hombres y mujeres de todas las cárceles, acorralados, marcados,
heridos, sin respuesta a las preguntas esenciales: sobre el sentido
de la vida y sobre el mal, sobre el arrepentimiento, el perdón
y la salvación, sobre el misterio de la Cruz y de la Redención.
Pueblo de carne y sangre. Tierra de encuentros, de rostros, de voces,
de gritos. Tierra del Evangelio.
ORACIÓN
Jesús,
basta que tú digas "Yo soy", para que acudamos a
ti. En las prisiones hombres y mujeres te suplican. Velan y ruegan
en la noche. Nos enseñan el aire que allí se respira,
el mal que oprime, la libertad que se busca. Escucha su súplica.
Si no se sienten perdonados, queridos por ti y por nosotros, si se
les niega la esperanza, están doblemente condenados, encerrados
en el brazo de la muerte. Concédeles a ellos cuanto nos has
concedido a nosotros: la fe en ti y en tu presencia, el amor a la
vida, la esperanza en un mundo nuevo. Danos a nosotros y a ellos los
medios para buscarte, para aceptar la espera y para encontrarte. A
ti, Jesús, Pastor bueno y Señor de nuestras vidas, Amigo
de rostro clemente, la alabanza pura y grata, con el Padre y con el
Espíritu, en el tiempo y en la eternidad.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
O quam
tristis et afflicta
fuit illa benedicta
mater Unigeniti!
CUARTA
ESTACIÓN
Jesús
es negado por Pedro
V /.
Adoramus tú, Christe, et benedicimus tibi.
R /. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del
Evangelio según San Marcos. 14, 72
Inmediatamente
cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que
le había dicho Jesús: "Antes que el gallo cante
dos veces, me habrás negado tres". Y rompió a llorar.
MEDITACIÓN
El gallo
canta por segunda vez, y las lágrimas de Pedro caen hasta el
suelo. ¿Qué le ha ocurrido a Cefas, la Roca? Ha vuelto
a negar a su Redentor, no una, ni dos, sino tres veces. Así
como vaciló su fe cuando trató de caminar sobre el agua,
ahora, una vez más, Pedro manifiesta su debilidad. Había
prometido ostentosamente morir antes que renegar de su Maestro. Pero
al final, basta una joven sirvienta para que se avergüence
de su amistad con Jesús. Pero, apenas la mirada de Jesús
se cruza con la de Pedro, el Apóstol reconoce su triste error.
Humillado, llora y pide perdón a Dios. Grande es la lección
de Pedro: hasta los más íntimos ofenderán a Jesús
con el pecado. El canto del gallo nunca será ya el mismo para
el Príncipe de los Apóstoles: le recordará para
siempre su miedo y su fragilidad.
ORACIÓN
Señor,
danos un corazón humilde y contrito. Haz que sepamos derramar
lágrimas por nuestras culpas, para volver a tu bondadoso abrazo
cada vez que te damos la espalda. Haz que aprendamos de Pedro a no
dar por descontada nuestra fe ni a suponer que somos mejores que los
otros. Ayúdanos a conocernos a nosotros mismos como somos realmente,
frágiles, pecadores, necesitados constantemente de tu perdón.
A ti, Jesús, que miras al amigo con rostro sereno, la alabanza
y la gloria con el Padre y con el Espíritu, por los siglos
de los siglos.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Quæ
mærebat et dolebat
pia mater, cum videbat
Nati pnas incliti.
QUINTA
ESTACIÓN
Jesús
es juzgado por Pilatos
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Lectura
del Evangelio según San Marcos. 15, 14-15
Pero
ellos gritaron con más fuerza: "¡Crucifícale!
" Pilatos, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó
a Barrabás y entregó a Jesús, después
de azotarle, para que fuera crucificado.
MEDITACIÓN
"¡Sea
crucificado!" (Mt 27, 22) Este grito resuena con fuerza cada
vez que un ser humano es maltratado. Diariamente cada uno de nosotros
se convierte en juez. Nos consideramos con derecho a juzgar y condenar
el comportamiento de los otros, pero rechazamos de ser objeto de la
crítica o del juicio ajeno. Siempre encontramos una justificación
para nuestras culpas y errores. Jesús responde con el silencio
frente a la hipocresía y a la soberbia del poder, la indiferencia
de quienes no asumen su propia responsabilidad. Confirma así
la enseñanza que dio a sus discípulos: "No juzguéis
y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados" (Lc 6, 37). Jesús, maniatado, se siente libre.
Al aceptar el misterio de la Cruz nos indica el verdadero amor y la
verdadera justicia.
ORACIÓN
Señor
Jesús, te rogamos que nos libres de la hipocresía y
de la indiferencia, de la tentación de lavarnos las manos ante
la injusticia. Concédenos la humildad necesaria para reconocer
nuestros errores. Enséñanos a rechazar cualquier componenda
con la injusticia y la mentira. Ayúdanos a conseguir el silencio
interior para escuchar el grito de los que sufren. Dales tu luz a
los que siempre buscan una justificación para sus culpas. A
todos nosotros, Señor, tú que diste tu sangre como precio
de nuestra libertad, préstanos tu voz para alzarla en defensa
de los oprimidos, de los que sufren en silencio, para que se haga
realidad en el mundo la paz, la justicia y el perdón. A ti,
Jesús, el condenado de rostro inocente, la alabanza pura y
agradecida, junto con el Padre y el Espíritu, en el tiempo
y en la eternidad.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Quis
est homo qui non fleret,
matrem Christi si videret
in tanto supplicio?
SEXTA ESTACIÓN
Jesús
es flagelado y coronado de espinas
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Lectura
del Evangelio según San Marcos 15, 17-19
Los soldados
le vistieron de púrpura y, trenzando una corona de espinas,
se la ciñeron en la cabeza. Y se pusieron a saludarle: "¡Salve,
Rey de los judíos!" Y le golpeaban en la cabeza con una
caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban
ante él.
MEDITACIÓN
Cristo,
tú eres el verdadero Rey, pero los hombres se han burlado de
ti, te han coronado, no para adorarte, sino para denigrarte. Sufrimos
contigo porque los hombres están ciegos y sordos a tu mensaje
de salvación. Tu Reino no es de este mundo, sin embargo nosotros,
los hombres, esperamos favores, poder, éxito, riquezas: un
mundo sin sufrimiento. Pero nosotros provocamos dolor a los demás,
incluso a los que aún no han nacido, y a los animales. Con
tu sacrificio nos has enseñado a romper la espiral de la violencia.
Verdadero hombre, has sufrido dolores indecibles; contemplando tu
rostro, logramos soportar nuestros dolores, con la esperanza de ser
recibidos en tu Reino, el auténtico y único Reino.
ORACIÓN
Oh Jesús,
nuestro Rey, perdona nuestra incoherencia: lloramos tu dolor, y perjudicamos
los demás para hacer prevalecer nuestro egoísmo. Sé
para nosotros, extraviados, un guía seguro, para nosotros,
débiles, fortaleza en la prueba, para nosotros, volubles, firmeza
en el seguimiento. Haz que la violencia de los hombres sea vencida
por tu mansedumbre y que el sufrimiento incomprensible, amparado en
la fe, se convierta en instrumento de paz y salvación. A ti,
Jesús, Rey coronado de espinas, de rostro sereno y pacífico,
honor y gloria, con el Padre y el Espíritu, en el tiempo efímero
y en el día sin fin.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Quis
non posset contristari,
piam matrem contemplari
dolentem cum Filio?
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús
es cargado con la Cruz
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del
Evangelio según San Marcos 15, 20
Cuando
se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le
pusieron sus ropas y lo sacan fuera para crucificarle.
MEDITACIÓN
Jesús
ha cargado sobre sus hombros la cruz que estaba destinada a cada uno
de nosotros. Ésta es, ante nuestros ojos, el símbolo
de la paradoja y la contradicción. A pesar de estar investido
de la gloria y del poder que el Padre le dio, Jesús aceptó
una muerte horrible, deshonrosa, más aún, vergonzosa.
Sabía que la Cruz era el único camino para entrar en
la intimidad del hombre; una muerta violenta, como el único
medio para entrar dulcemente en nuestros corazones. Es difícil
llevar esta cruz paradójica en el mundo contemporáneo,
globalizado, dominado por el poder económico, político,
militar. Los poderosos del mundo se alían, para llevar a cabo
represalias, para atacar poblaciones pobres y exhaustas. Se justifica
incluso el terrorismo en nombre de la "justicia" y de la
"defensa" de los pobres. Un mensaje violento, el de los
hombres poderosos: irrumpe violentamente en nuestro corazón
y nuestro corazón se petrifica. También por esta gran
parte de la humanidad doliente, por las víctimas de la violencia
y la injusticia, Jesús lleva la cruz.
ORACIÓN
Señor,
danos la fuerza y el ánimo de compartir tu cruz y tus sufrimientos
en la vida cotidiana y en las tareas profesionales. Infunde en nosotros
el espíritu de servicio y sacrificio, para que no aspiremos
al poder y a la gloria, sino a ser instrumento de solidaridad y de
paz, para quienes están agobiados por la violencia y la injusticia
de los poderosos del mundo. A ti, Jesús, cargado con la cruz
y con el rostro cansado, nuestro saludo lleno de gratitud y estupor,
con el Padre y el Espíritu, por los siglos de los siglos.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Pro peccatis
suæ gentis
vidit Iesum in tormentis
et flagellis subditum.
OCTAVA ESTACIÓN
Jesús
es ayudado por el Cirineo a llevar la Cruz
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Marcos 15, 21
Entonces
obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía
del campo, el padre de Alejandro y de Rufo,a que llevara la cruz.
MEDITACIÓN
Un hombre
que venía del campo entró en Jerusalén por negocios.
Un cortejo extraño le cerraba la calle. En una calle estrecha
y abarrotada soldados, mujeres que lloraban, algunos fanáticos
con ojos llenos de odio y un condenado, que ya no tenía fuerzas
para llevar sobre los hombros el madero de la vergüenza. Los
soldados buscan a alguien que le alivie de este peso. No lo hacen
por piedad: han de respetar la hora de la ejecución. Eligen
al primero que encuentran a mano, porque aparece bastante robusto.
Un hombre que venía del campo entró en Jerusalén
por negocios. Ha ganado mucho: cinco minutos en la historia de la
salvación y una frase en el Evangelio. Ha conocido gratis el
peso de la cruz. Así se desvela el misterio. La cruz es demasiado
pesada para Dios, que se ha hecho hombre. Jesús necesita solidaridad.
El hombre necesita solidaridad. Se nos ha dicho: "Ayudaos mutuamente
a llevar vuestras cargas" (Ga 6, 2). Solidaridad.
ORACIÓN
Señor,
tú dijiste: "Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame"
(Mc 8, 34). ¿Cómo puedo hacerlo? Enséñamelo
tú, y con tu gracia vence en mí el miedo al odio ajeno,
el miedo al dolor, el miedo a una muerte solitaria, el miedo al miedo.
Señor, apiádate de mi debilidad. A ti, Jesús,
abatido por la fatiga, el rostro sellado por el cansancio, nuestro
amor solidario y agradecido, con el Padre y el Espíritu, con
los que eres un solo Dios, en este tiempo que pasa y en la eternidad
inmutable.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Tui Nati
vulnerati,
tam dignati pro me pati
pnas mecum divide.
NOVENA ESTACIÓN
Jesús
encuentra a las mujeres de Jerusalén
V /.
Adoramus tú, Christe, et benedicimus tibi.
R /. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Lucas. 23, 27-28. 31
Le seguía
una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban
por él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: "Hijas
de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más
bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque si en el leño
verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?".
MEDITACIÓN
Un lamento
fúnebre acompaña el camino del Condenado a muerte. A
lo largo de la calle que lleva al Calvario las mujeres lloran y se
dan golpes de pecho. No saben que a cambio de sus lágrimas,
recibirán la profecía tremenda del tiempo futuro. No
lloréis por mí. Ahorrad vuestro llanto para los años
y los días futuros, Porque, si tratan así al Inocente,
¿qué será de vosotras y de vuestros hijos? Jesús
conoce la respuesta a la pregunta que dirige a las mujeres de Jerusalén.
Él, cargado con la cruz, se tambalea bajo el peso del pecado
y del dolor de los hombres, que ha querido como a hermanos. Ya sabe
lo larga que es en la historia la vía dolorosa que lleva a
los "Calvarios" del mundo.
ORACIÓN
Señor
Jesucristo, tú que conoces la profundidad de nuestro corazón,
la capacidad de bien y de mal que hay en cada hombre, enséñanos
a perdonar y a pedir perdón, a tener piedad de nosotros mismos
y de los demás. Acuérdate de Jerusalén, bendecida
por tu amor y destrozada por el odio de los hombres. Da a los hombres
y a las mujeres de aquella Tierra Santa paz y resurrección.
A ti, Jesús, en cuyo rostro resplandece la luz del Padre y
la ternura de la Madre, alabanza y gloria con la Luz eterna y el eterno
Amor, en el tiempo de la espera y en el cumplimiento eterno.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Eia,
mater, fons amoris,
me sentire vim doloris
fac, ut tecum lugeam.
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús
es crucificado
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Marcos. 15, 24
Le crucifican
y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se
llevaba cada uno.
MEDITACIÓN
Jesús
es crucificado. Sus manos y sus pies son traspasados por crueles clavos.
Despojado de sus vestidos, es cubierto ahora por los pecados del mundo.
Por amor se deja crucificar y en el amor el sufrimiento humano adquiere
valor salvífico. Apoyadas por esta certeza, generaciones de
hombres y mujeres, de jóvenes y viejos, siguen al Crucificado
en esta radical experiencia de amor. Las llagas del Salvador siguen
hoy sangrando, agravadas por los clavos de la injusticia, de la mentira
y del odio, de los ultrajes, de los sacrilegios y de la indiferencia.
Sobre la palma de sus manos traspasadas por los clavos está
escrito el nombre de aquellos que siguen siendo crucificados con él.
ORACIÓN
Señor
Jesús, clavado sobre el madero por nuestro amor, danos tu libertad.
Enséñanos a vencer el miedo del sufrimiento con la fuerza
que mana de tu cruz. Haznos penetrar en este misterio de amor, que
transforma en momentos de gracia incluso los simples acontecimientos
de cada día. Jesús, levantado en la cruz, atrae hacia
ti a cuantos buscan tu rostro; ayuda a cuantos participan en tus sufrimientos
a descubrir el sentido de su misteriosa llamada y a compartir tu pasión
y el dolor del mundo. A ti, Jesús, Crucificado, en cuyo rostro
resplandece la misericordia, nuestra adoración perenne y agradecida
con el Padre y con el Espíritu, hoy y en los siglos eternos.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Fac ut
ardeat cor meum
in amando Christum Deum,
ut sibi complaceam.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús
promete su Reino al buen ladrón
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Lucas. 23, 39-43
Uno de
los malhechores colgados le insultaba: "¿No eres tú
el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!"Pero
el otro le respondió diciendo: "¿Es que no temes
a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón,
porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste
nada malo ha hecho".Y decía: "Jesús, acuérdate
de mí cuando vengas con tu Reino". Jesús le dijo:
"Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso".
MEDITACIÓN
"Hoy
estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23,43): es la
palabra más consoladora qué Jesús pronuncia en
el Evangelio. Es aún más alentador el hecho de que la
dirija a un malhechor. El buen ladrón seguramente había
matado, quizás más de una vez, y no sabía nada
de Jesús, sino lo que había oído gritar a la
muchedumbre. Pero he aquí que escucha las palabras de perdón
que el Nazareno dirige a quienes los crucifican e intuye, como en
un relámpago, de qué Reino había hablado aquel
"profeta". Enseguida lo defiende del escarnio del otro malhechor
y enseguida invoca la salvación. Un sentimiento de solidaridad
y un grito de ayuda han bastado para salvarlo. Aquel ladrón
nos representa a todos. Su rápida aventura nos enseña
que el Reino predicado por Jesús no es difícil de alcanzar
para cada uno que lo invoque.
ORACIÓN
Señor
Jesús, qué has prometido el paraíso al malhechor
que te habló desde la cruz junto a la tuya, acuérdate
también de nosotros, ahora que estás en tu Reino. Haz
que llegue, consoladora, tu promesa de vida eterna y de eterno amor
a cada mujer y a cada hombre que afronta el acontecimiento de la muerte.
A ti, Jesús, el Condenado del rostro acogedor, la alabanza
y el agradecimiento perenne, con el Padre y con el Espíritu,
hoy y por los siglos eternos.
R/. Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Sancta
mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas
cordi meo valide.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús
en Cruz, la Madre y el Discípulo
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Juan. 19, 26-27
Jesús,
viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo" Luego
dice al discípulo: "Ahí tienes a tu madre".
Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa
MEDITACIÓN
María,
tú estás erguida a los pies de la Cruz; el discípulo
más joven está a tu lado. En medio del estruendo de
los soldados y de la muchedumbre, vosotros levantáis silenciosos,
la mirada hacia Cristo. María, has levantado las manos para
recoger la sangre que goteaba de la cruz, ¿savia del árbol
de la vida? ¿Han regado tus lágrimas la tierra, dónde
tantas madres dejan a sus propios hijos? Tú, desde el principio,
has meditado en tu corazón, en el silencio y en el abandono,
en la paz y en la confianza lo que viste y oíste. Ahora ofreces
a tu Hijo al mundo, y recibes al Discípulo que él amaba.
Desde aquel instante, Juan te acoge en la morada del corazón
y en su vida, y la fuerza del Amor se difunde en él. Él
es ahora, en la Iglesia, el testigo de la luz y con su Evangelio revela
el Amor del Salvador.
ORACIÓN
Jesús,
que desde la Cruz diriges tu mirada a tu Madre y al Discípulo,
danos, en medio de los sufrimientos, la audacia y la alegría
de acogerte y de seguirte con confiado abandono. Cristo, fuente de
la vida, de toda gracia y de toda belleza, concédenos contemplar
tu rostro sonriente, rostro de quien salva al mundo y lo guía
hacia el Padre. Señor, a ti se dirige nuestra alabanza, acompañada
por la Iglesia y por tu Madre: concédenos descubrir en la locura
de la Cruz la promesa de nuestra resurrección.A
ti, Jesús, cuyo rostro resplandece en la hora de las tinieblas,
como rostro de Maestro, de Hijo, de Amigo, nuestro amor y nuestra
gratitud, con el Padre y con el Espíritu, en el tiempo que
pasa y en la perenne eternidad.
R/. Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Vidit
suum dulcem Natum
morientem desolatum,
cum emisit spiritum.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús
muere en la Cruz
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Marcos. 15, 34. 36-37
A las
tres de la tarde gritó Jesús con fuerte voz: "Eloì,
Eloì, lema sabactàni?", -que quiere decir? "¡Dios
mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?"
Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola
a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: "Dejad,
vamos a ver si viene Elías a descolgarle". Pero Jesús
lanzando un fuerte grito, expiró.
MEDITACIÓN
Nunca
como en la hora de su muerte, la hora más importante en la
historia de la humanidad, Jesús ha estado más cerca
de nosotros. Como uno de nosotros, en el momento final, Jesús
se ve impotente y lleno de angustia. Nos morimos solos. Los clavos
traspasan su carne, pero sobre todo su espíritu. ¿Quizás
el Padre lo ha abandonado? Sufre por el dolor de su Madre, escogida
para dar la vida a un Hijo que verá morir. Sin embargo Jesús,
en el amor y en la obediencia, acepta el proyecto del Padre. Sabe
que sin el don de su vida nuestra muerte sería sin esperanza;
las tinieblas de la desesperación no se convertirían
en luz; el dolor no desembocaría en el consuelo, en la esperanza
de la eternidad.
ORACIÓN
Gracias
Jesús, para haber vencido nuestra muerte, con tu muerte: haz
que las cruces de quienes, como tú, mueren de manos de otros
hombres, se transformen en árboles de la vida. Gracias Jesús,
por haber hecho de la cruz, lugar de sufrimiento y de muerte, la señal
de nuestra reconciliación con el Padre: haz que tu sacrificio
enjuague todas las lágrimas que hay en el mundo, sobre todo
las de quien, como tu Madre, lleva la cruz de la muerte de un inocente.
A ti, Jesús, con la cabeza inclinada sobre la cruz y el rostro
ya apagado, la alabanza adorante y perenne, en el día que no
tiene ocaso y en el día de la luz inextinguible.
R/. Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Fac me
vere tecum flere,
Crucifixo condolere,
donec ego vixero.
DÉCIMOCUARTA
ESTACIÓN
Jesús
es puesto en el sepulcro
V/. Adoramus
te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Del Evangelio
según San Marcos. 15, 46
José
de Arimatea, comprando una sábana, lo descolgó de la
cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro
que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la
entrada del sepulcro.
MEDITACIÓN
Tras
el estruendo del trueno en el momento de la muerte, el gran silencio.
Los discípulos en la noche, que por temor siguieron a hurtadillas
al Maestro, ahora ya no tienen miedo. A la luz del día, piden
a Pilatos el cuerpo de Jesús para enterrarlo. La Virgen del
gran silencio, que ha llevado en su vientre el Fruto bendito - Aquel
que el universo no puede contener - acoge de nuevo en su regazo el
cuerpo de Jesús bajado de la Cruz: lo contempla y lo adora,
lo venera en su inmenso dolor. El Rey duerme, pero su Esposa vela:
es el día del descanso de Dios. también la creación
duerme con su Rey en espera de que despierte. El Hijo de Dios desciende
a los infiernos para rescatar a los retenidos por la muerte. Su luz
interrumpe las tinieblas del Hades. Tiembla la tierra y los sepulcros
se abren. Jesús viene para liberar a los justos y llevarlos
a la luz de la resurrección. Él ha sido absorbido por
la oscuridad de la muerte, pero para ser devuelto a la plenitud de
la luz y la vida: como la ballena retuvo en su vientre a Jonás,
para devolverlo después de tres días, así también
la tierra abrirá sus fauces para liberar el cuerpo luminoso
del Viviente.
ORACIÓN
Jesús,
tú te has hecho el más pequeño entre los hombres,
te has dejado caer en la tierra como un grano de trigo. Ahora, de
este grano ha germinado el árbol de la Vida, que abraza el
universo. Señor, haz que, así como las piadosas mujeres
fueron temprano a tu tumba con bálsamo y ungüentos, también
nosotros vengamos hacia ti con los aromas y perfumes de nuestro pobre
amor. Jesús, en nuestras iglesias tú esperas: esperas
anhelante a alguien que sepa hacerse pequeño y humilde como
tú en la Eucaristía, adorarte y testimoniar tu amor
delante de los hombres, reconocerte en el pobre y en el que sufre.
Haz que cada uno de nosotros se convierta en adorador y testigo tuyo
en el misterio del Sagrario y en el sacramento del hombre hambriento,
sediento, enfermo. A ti, Jesús, del rostro sereno en la rígida
solemnidad de la muerte, nuestro amor y nuestra adoración,
en esta hora tardía y en el día que no conoce ocaso.
R /.
Amén.
Todos:
Pater
noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Quando
corpus morietur,
fac ut animæ donetur
paradisi gloria. Amen.
***
TEXTOS DE MEDITACIÓN PREPARADOS POR: John M. Thavis
(Estados Unidos de América), Alexej Bukalov (Federación
Rusa), Henri Tincq (Francia), Greg Burke (Estados Unidos de América),
Angel Gómez Fuentes (España), Erich Kusch (República
Federal de Alemania), Hiroshi Miyahira (Japón), Jacek Moskwa
(Polonia), Marina Ricci (Italia), Aura Miguel (Portugal), Luigi Accattoli
(Italia), Sophie de Ravinel (Francia), Valentina Alazraki (México),
Marie Czernin (República Federal de Alemania).
VIA
CRUCIS: ¡TU CRUZ ES EL ESTANDARTE DE NUESTRA VICTORIA!
Palabras
del Santo Padre al final del Via Crucis en el Coliseo
(Viernes Santo, 29 de marzo de 2002)
Crucem
tuam adoramus, Domine! - ¡Adoramos tu Cruz, oh Señor!
Al final
de esta sugestiva conmemoración de la pasión de Cristo,
nuestra mirada queda fija en la Cruz. Contemplamos en la fe el misterio
de la salvación, revelada por ella. Jesús muriendo ha
quitado el velo de delante de nuestros ojos, y ahora la Cruz brilla
en el mundo con todo su esplendor. El silencio pacificador de Aquel,
que la maldad humana ha colgado en aquel Leño, comunica paz
y amor. En la Cruz muere el Hijo del hombre, haciéndose cargo
de todo sufrimiento humano e injusticia. En el Gólgota muere
por nosotros Aquel que con su muerte redimió al mundo.
"Mirarán
al que traspasaron" (Jn 19, 37)
En el
Viernes Santo se cumplen las palabras proféticas que el evangelista
Juan, testigo ocular, refiere con meditada precisión. Al Dios
hecho hombre, que por amor aceptó el suplicio más humillante,
lo contemplan multitudes de toda raza y cultura. Cuando los ojos son
guiados por la intuición profunda de la fe, descubren en el
Crucificado al "testigo" supremo del Amor.
En la
Cruz Jesús reúne en un solo pueblo a judíos y
paganos, manifestando la voluntad del Padre celeste de hacer de todos
los hombres una única familia reunida en su nombre.
En el
dolor agudo del Siervo sufriente se vislumbra ya el grito triunfante
del Señor resucitado. Cristo en la Cruz es el Rey del nuevo
pueblo rescatado del peso del pecado y de la muerte. Aunque el curso
de la historia pueda aparecer convulso y confuso, nosotros sabemos
que, caminando tras la huellas del Nazareno crucificado, alcanzaremos
la meta. Entre las contradicciones de un mundo dominado a menudo por
el egoísmo y el odio, nosotros, los creyentes, estamos llamados
a proclamar la victoria del Amor. Hoy, Viernes Santo, testimoniamos
la victoria de Cristo crucificado.
Crucem
tuam adoramus, Domine!
Sí,
te adoramos, Señor elevado en la Cruz entre la tierra y el
cielo, Mediador único de nuestra salvación. ¡Tu
Cruz es el estandarte de nuestra victoria!
Te adoramos,
Hijo de la Virgen Santísima, erguida al pie de tu Cruz, con
actitud valiente de compartir tu sacrificio redentor.
Por
medio del Leño en el cual has sido crucificado ha venido al
mundo entero la alegría - Propter Lignum venit gaudium in universo
mundo. De esto somos hoy aún más conscientes, mientras
nuestra mirada se proyecta hacia el prodigio inefable de tu resurrección.
"¡Adoramos, Señor, tu Cruz, alabamos y glorificamos
tu santa resurrección!".
Con
estos sentimientos, a todos, queridos Hermanos y Hermanas, dirijo
una cordial felicitación pascual, que acompaño complacido
con mi Bendición.
VIGILIA
SOLEMNE, MADRE DE TODAS LAS VIGILIAS
A las
ocho de la tarde del sábado, el Santo Padre Juan Pablo II presidió
la solemne Vigilia Pascual en la Basílica de san Pedro. Por
antiquísima tradición esta es "la noche de vigilia
en honor del Señor". En esta noche, "Madre de todas
las vigilias", cada cristiano permanece en oración para
celebrar la Pascua de resurrección de Cristo y la propia Pascua,
reviviendo los compromisos del Bautismo y participando en le sacramento
de la Eucaristía.
La liturgia
pascual se inició en el atrio de la Basílica Vaticana
con la bendición del fuego y tras encender el cirio pascual
se inició la procesión hacia el Altar, con el canto
"Lumen Christi". Seguidamente el Diácono, tras haber
recibido la bendición del Papa cantó el solemne anuncio
de la Pascua, el canto del Exsultet.
Después
de la Liturgia de la Palabra, como siempre, el Santo Padre pronunció
la homilía.
Homilía
del Santo Padre en la Vigilia pascual
(Sábado, 30 de marzo de 2002)
1. "Y dijo Dios: Que exista la luz. Y la luz existió"
(Gn 1, 3). Una explosión de luz, que la palabra de Dios sacó
de la nada, rompió la primera noche, la noche de la creación.
Como dice el apóstol Juan: "Dios es Luz, en él
no hay tiniebla alguna" (1 Jn 1, 5). Dios no ha creado la oscuridad,
sino la luz. Y el libro de la Sabiduría, revelando claramente
que la obra de Dios tiene siempre una finalidad positiva, se expresa
de la siguiente manera: "Él todo lo creó para que
subsistiera, las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas
veneno de muerte ni imperio del Hades sobre la tierra" (Sab 1,
14).
En aquella primera noche de la creación hunde sus raíces
el misterio pascual que, tras el drama del pecado, representa la restauración
y la culminación de aquel comienzo primero. La Palabra divina
ha llamado a la existencia a todas las cosas y, en Jesús, se
ha hecho carne para salvarnos. Y, si el destino del primer Adán
fue volver a la tierra de la que había sido hecho (cf. Gn 3,
19), el último Adán ha bajado del cielo para volver
a él victorioso, primicia de la nueva humanidad (cf. Jn 3,
13; 1 Co 15, 47).
2. Hay otra noche como acontecimiento fundamental de la historia de
Israel: la salida prodigiosa de Egipto, cuyo relato se lee cada año
en la solemne Vigilia pascual.
"El Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte
viento del este que secó el mar y se dividieron las aguas.
Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que
las aguas formaban muralla a derecha e izquierda" (Ex 14, 21-22).
El pueblo de Dios ha nacido de este "bautismo" en el Mar
Rojo, cuando experimentó la mano poderosa del Señor
que lo rescataba de la esclavitud para conducirlo a la anhelada tierra
de la libertad, de la justicia y de la paz. Esta es la segunda noche,
la noche del éxodo.
La profecía del libro del Éxodo se cumple hoy también
en nosotros, que somos israelitas según el espíritu,
descendientes de Abraham por la fe (cf. Rm 4, 16). Como el nuevo Moisés,
Cristo nos ha hecho pasar en su Pascua de la esclavitud del pecado
a la libertad de los hijos de Dios. Muertos con Jesús, resucitamos
con Él a un vida nueva, por la fuerza del Espíritu Santo.
Su Bautismo se ha convertido en el nuestro.
3. También recibiréis este Bautismo, que engendra el
hombre a una vida nueva, vosotros, queridos Hermanos y Hermanas catecúmenos
provenientes de diversos países: de Albania, China, Japón,
Italia, Polonia y República Democrática del Congo. Dos
de vosotros, una mamá japonesa y otra china, llevan consigo
también a su hijo, de tal manera que, en la misma celebración,
las madres serán bautizadas junto con sus hijos.
"En esta noche de gracia", en la que Cristo ha resucitado
de entre los muertos, se realiza en vosotros un "éxodo"
espiritual: dejáis atrás la vieja existencia y entráis
en la "tierra de los vivos". Esta es la tercera noche, la
noche de la resurrección.
4. "¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció
el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos".
Así se ha cantado en el Pregón pascual, al comienzo
de esta Vigilia solemne, madre de todas las Vigilias.
Después de la noche trágica del Viernes Santo, cuando
el "poder de las tinieblas" (cf. Lc 22, 53) parecía
prevalecer sobre Aquel que es "la luz del mundo" (Jn 8,
12), después del gran silencio del Sábado Santo, en
el cual Cristo, cumplida su misión en la tierra, encontró
reposo en el misterio del Padre y llevó su mensaje de vida
a los abismos de la muerte, ha llegado finalmente la noche que precede
el "tercer día", en el que, según las Escrituras,
el Señor habría de resucitar, como Él mismo había
preanunciado varias veces a sus discípulos. ""¡Qué
noche tan dichosa en que une el cielo con la tierra, lo humano y lo
divino!" (Pregón pascual).
5. Esta es la noche por excelencia de la fe y de la esperanza. Mientras
todo está sumido en la oscuridad, Dios - la Luz - vela. Con
Él velan todos los que confían y esperan en Él.
¡Oh María!, esta es por excelencia tu noche. Mientras
se apagan las últimas luces del sábado y el fruto de
tu vientre reposa en la tierra, tu corazón también vela.
Tu fe y tu esperanza miran hacia delante. Vislumbran ya detrás
de la pesada losa la tumba vacía; más allá del
velo denso de las tinieblas, atisban el alba de la resurrección.
Madre, haz que también velemos en el silencio de la noche,
creyendo y esperando en la palabra del Señor. Así encontraremos,
en la plenitud de la luz y de la vida, a Cristo, primicia de los resucitados,
que reina con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos
de los siglos. ¡Aleluya!
ACUCIANTE
RUEGO POR LA PAZ EN EL MENSAJE PASCUAL
EL
PAPA PIDE QUE SE FRENE LA DRAMÁTICA ESPIRAL DE VIOLENCIA Y
MUERTE QUE ENSANGRIENTA TIERRA SANTA, SUMIDA EN EL HORROR Y LA DESESPERACIÓN
El
Santo Padre Juan Pablo II celebró en la Plaza de san Pedro
la Misa del Domingo de Resurrección en la que han participado
miles de fieles procedentes de todo el mundo. Como siempre antes de
finalizar la Eucaristía ha pronunciado el Mensaje Pascual,
ha saludado en más de sesenta lenguas y ha impartido la Bendición
Urbi et Orbi
Juan
Pablo II ha pedido hoy a todas las comunidades cristianas de todos
los continentes que trabajen para que la paz de Jesús resucitado
frene la dramática espiral de violencia y muerte que ensangrienta
la Tierra Santa, sumida de nuevo, en estos últimos días
en el horror y la desesperación. Esta ha sido la petición
emocionada y esperanzada del Papa en su Mensaje Urbi et Orbí,
desde la Plaza de San Pedro, cuyo contenido central ha sido un ruego
acuciante de paz.
"¡Parece
como si se hubiese declarado la guerra a la paz! Pero la guerra no
resuelve nada, acarrea solamente mayor sufrimiento y muerte, ni sirven
retorsiones o represalias. La tragedia es verdaderamente grande. ¡Nadie
puede quedar callado e inerte; ningún responsable político
o religioso! A las denuncias sigan hechos concretos de solidaridad
que ayuden a todos a encontrar el mutuo respeto y el tratado leal".
El Pontífice
ha recordado a todos los discípulos actuales de Jesús
que tenemos un serio compromiso en la eliminación de cualquier
causa de odio y venganza, sobre todo en la misma "Tierra, en
que Cristo ha muerto y resucitado y ha dejado como silencioso pero
elocuente testimonio la tumba vacía", porque "destruyendo
en sí mismo la enemistad, muro de separación entre los
hombres, reconcilió a todos por medio de la Cruz".
No ha
olvidado el Santo Padre denunciar con energía la miseria y
la violencia que oprime a tantos miembros de la familia humana. "En
cuantos rincones de la tierra resuena el grito que implora auxilio,
porque se sufre y se muere; desde Afganistán, probado duramente
en los últimos meses y dañado ahora por un terremoto
desastroso, hasta tantos países del planeta donde desequilibrios
sociales y ambiciones contrapuestas golpean a innumerables hermanas
y hermanas nuestros".
En este
contexto el Papa ha exhortado a los hombres y mujeres del tercer milenio
a abrir el corazón a Cristo crucificado y resucitado, que viene
ofreciendo la paz."
Donde entra Cristo resucitado, con Él entra la verdadera paz.
Que entre ante todo en todo corazón humano, abismo profundo,
nada fácil de sanear (cf. Jer 17, 9). Que impregne también
las relaciones entre las clases sociales, entre pueblos, lenguas y
mentalidades diversas, llevando a todo ello el fermento de la solidaridad
y del amor".
En este
día nuevo "hecho por el Señor", en que el
cuerpo glorioso del Resucitado devuelve al mundo, herido por el pecado,
su belleza inicial, radiante de nuevo esplendor, el Papa ha reivindicado
el mensaje de Cristo victorioso: 'Paz con vosotros'. Una paz, fruto
de la victoria que Él logró a un precio muy alto, sobre
el pecado y la muerte. Y subrayando que Cristo nos dejó "su"
paz, Juan Pablo II ha explicado que por el contrario la paz "a
la manera del mundo", como demuestra la experiencia de todos
los tiempos, "es con frecuencia un precario equilibrio de fuerzas,
que antes o después vuelven a hostigarse. Sólo la paz,
don de Cristo resucitado, es profunda y completa, y puede reconciliar
al hombre con Dios, consigo mismo y con la creación.
"
Muchas religiones proclaman que la paz es un don de Dios. Esta ha
sido también la experiencia del reciente encuentro de Asís.
Ojalá que todos lo creyentes del mundo unan sus esfuerzos para
construir una humanidad más justa y fraterna; ojalá
actúen sin descanso para que sus convicciones religiosas nunca
sean causa de división y de odio, sino sólo y siempre
fuente de fraternidad, de concordia, de amor".
Tras
el mensaje Pascual, el Pontífice ha felicitado la Pascua de
Resurrección en 62 lenguas.
MENSAJE
URBI ET ORBI
(Pascua de Resurrección, 31 de marzo de 2002)
1. "Venit Iesus... et dixit eis: 'Pax vobis'".
"Se presentó Jesús... y les dijo: 'La paz con vosotros'"
(Jn 20,19).
Resuena hoy, en este día solemnísimo, el augurio de
Cristo: ¡La Paz con vosotros! ¡Paz a los hombres y mujeres
de todo el mundo! ¡Cristo ha resucitado verdaderamente y trae
a todos la paz! Esta es la "buena noticia" de la Pascua.
Hoy es el día nuevo "hecho por el Señor" (Sal
117, 24), que en el cuerpo glorioso del Resucitado devuelve al mundo,
herido por el pecado, su belleza inicial, radiante de nuevo esplendor.
2. "Muerte y vida se han enfrentado en un prodigioso duelo"
Tras la durísima batalla, Cristo vuelve victorioso y avanza
en la escena de la historia anunciando la Buena Noticia: "Yo
soy la resurrección y la vida" (Jn 11, 25), "Yo soy
la luz del mundo" (Jn 9, 5). Su mensaje se resume en una palabra:
"Pax vobis - paz con vosotros". Su paz es el fruto de la
victoria, lograda por Él a un precio muy alto, sobre el pecado
y la muerte.
3. "Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el
mundo" (Jn 14, 27).La paz "a la manera del mundo"-
lo demuestra la experiencia de todos los tiempos - es con frecuencia
un precario equilibrio de fuerzas, que antes o después vuelven
a hostigarse. Sólo la paz, don de Cristo resucitado, es profunda
y completa, y puede reconciliar al hombre con Dios, con sigo mismo
y con la creación. Muchas religiones proclaman que la paz es
un don de Dios. Esta ha sido también la experiencia del reciente
encuentro de Asís. Ojalá que todos lo creyentes del
mundo unan sus esfuerzos para construir una humanidad más justa
y fraterna; ojalá actúen sin descanso para que sus convicciones
religiosas nunca sean causa de división y de odio, sino sólo
y siempre fuente de fraternidad, de concordia, de amor.
4. Comunidades cristianas de todos los continentes, os pido, con emoción
y esperanza, que deis testimonio de que Jesús ha resucitado
verdaderamente, y que trabajéis para que su paz frene la dramática
espiral de violencia y muerte, que ensangrienta la Tierra Santa, sumida
de nuevo, en estos últimos días, en el horror y la desesperación.
¡Parece como si se hubiese declarado la guerra a la paz! Pero
la guerra no resuelve nada, acarrea solamente mayor sufrimiento y
muerte, ni sirven retorsiones o represalias. La tragedia es verdaderamente
grande.
¡Nadie puede quedar callado e inerte; ningún responsable
político o religioso! A las denuncias sigan hechos concretos
de solidaridad que ayuden a todos a encontrar el mutuo respeto y el
tratado leal. En aquella Tierra Cristo ha muerto y resucitado, y ha
dejado como silencioso pero elocuente testimonio la tumba vacía.
Destruyendo en sí mismo la enemistad, muro de separación
entre los hombres, reconcilió a todos por medio de la Cruz
(Cfr. Ef 2, 14-16), y ahora nos compromete a nosotros, sus discípulos,
a eliminar cualquier causa de odio y venganza.
5. ¡Cuántos miembros de la familia humana viven oprimidos
aún por la miseria y la violencia! En cuantos rincones de la
tierra resuena el grito que implora auxilio, porque se sufre y muere:
desde Afganistán, probado duramente en los últimos meses
y dañado ahora por un terremoto desastroso, hasta tantos países
del planeta, donde desequilibrios sociales y ambiciones contrapuestas
golpean a innumerables hermanas y hermanos nuestros. ¡Hombres
y mujeres del tercer milenio! Dejadme que os repita: ¡abrid
el corazón a Cristo crucificado y resucitado, que viene ofreciendo
la paz! Donde entra Cristo resucitado, con Él entra la verdadera
paz. Que entre ante todo en todo corazón humano, abismo profundo,
nada fácil de sanear (cf. Jer 17, 9). Que impregne también
las relaciones entre las clases sociales, entre pueblos, lenguas y
mentalidades diversas, llevando a todo ello el fermento de la solidaridad
y del amor.
6. ¡Y tú, Señor resucitado, que has vencido la
tribulación y la muerte, danos tu paz! Sabemos que esa se manifestará
plenamente al final, cuando vendrás en la gloria. Paz que,
no obstante, donde Tu estás presente, está ya ahora
actuando en el mundo. Esta es nuestra certeza, fundada en Ti, hoy
resucitado de la muerte. ¡Cordero inmolado por nuestra salvación!
Tú nos pides que mantengamos viva en el mundo la llama de la
esperanza. Con fe y con gozo, la Iglesia canta en este día
radiante: "Surrexit Christus, spes mea!" Sí, Cristo
ha resucitado, y con Él ha resucitado nuestra esperanza. Aleluya.
NOMBRAMIENTOS
PONTIFICIOS
ARCHIDIÓCESIS
DE BURGOS (ESPAÑA)
Juan Pablo II ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis
presentada por monseñor Santiago MARTÍNEZ ACEBES, y
ha nombrado Arzobispo Metropolitano de Burgos a monseñor Francisco
GIL HELLÍN, hasta ahora obispo titular de Cizio y Secretario
del Consejo Pontificio para la Familia.
Monseñor
Gil Hellín nació en Murcia, diócesis de Cartagena
el 2 de julio de 1940. Realizó los estudios eclesiásticos
en el Seminario diocesano y fue ordenado sacerdote el 21 de junio
de 1964. En 1968 se licenció en Teología en la Universidad
Pontificia Gregoriana y en 1970 obtuvo la licenciatura en Teología
Moral en la Academia Alfonsiana de Roma. En 1975 se doctoró
en Teología en la Universidad de Navarra. Es autor de varios
libros de Teología y de numerosos artículos relacionados
con temas sobre la moral del matrimonio y de la vida.
Ha sido
vice párroco, vice director y profesor de Religión en
el "Instituto Laboral" femenino de Murcia; profesor de Teología
en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia; director espiritual
del Liceo femenino de Albacete; capellán del Colegio Mayor
"La Asunción" de Valencia; docente de Teología
en el Instituto Superior de Teología de Murcia, en la Facultad
de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, en el Instituto
Juan Pablo II para los Estudios sobre Matrimonio y Familia y en el
Ateneo Pontificio de la Santa Cruz, en Roma. Además ha sido
también Canónigo Penitenciario en las diócesis
de Albacete y Valencia. Ha desempeñado el cargo de subsecretario
del Consejo Pontificio para la Familia desde 1985 hasta 1996, año
en que fue nombrado secretario del mismo dicasterio. El 3 de abril
del 96 fue nombrado obispo titular de Cizio y recibió la consagración
episcopal el 1 de junio de ese mismo año.
ARCHIDIÓCESIS
DE CUMANÁ (VENEZUELA)
El Santo Padre ha nombrado arzobispo metropolitano de Cumaná
(Venezuela) a monseñor Diego Rafael PADRÓN SÁNCHEZ,
hasta ahora obispo de Maturín.
DIÓCESIS
DE CHACHAPOYAS (PERÚ)
Juan Pablo II ha nombrado obispo a monseñor Emiliano Antonio
CISNEROS MARTINEZ, hasta ahora obispo prelado de Chota.
Monseñor
Emiliano Antonio CISNEROS MARTÍNEZ nació en Almazul,
diócesis de Osma-Soria (ESPAÑA) el 8 de febrero de 1945.
Recibió formación religiosa y cultural desde la escuela
secundaria hasta los cursos teológicos, en los Institutos que
la Orden de los Agustinos Recoletos tienen en Logroño, San
Millán de la Cogolla y Salamanca. Emitió la profesión
religiosa en 1962. Ya ordenado sacerdote, completó sus estudios
en el Instituto Teológico de Vida Religiosa, en Madrid. Durante
13 años desarrolló su ministerio sacerdotal en la Prelatura
de Chota: vicario parroquial en Tacamba (1969-1972); párroco
en Querecotillo (1974-1975); superior de los Agustinos Recoletos de
la "Delegación de Chota" (1975-1981). Posteriormente
ha desarrollado otras funciones en su Orden: secretario provincial
del Perú (1981-1984); maestro de novicios (1984-1987); vicario
provincial en el Perú (1987-1992). En 1992 desarrolló
en Roma el encargo de 'segundo asistente general de la Orden de los
Agustinos Recoletos'. Fue nombrado prelado de Chota el 7 de diciembre
de 1993 y recibió la ordenación episcopal el 6 de enero
de 1994. El 25 de mayo de 2000 fue nombrado administrador apostólico
"sede vacante" de Chachapoyas.
DIÓCESIS
DE CHOTA (PERÚ)
El Papa ha nombrado obispo prelado al padre José Carmelo MARTINEZ
LÁZARO, O.A.R, superior de la Comunidad y vice-párroco
de la parroquia de "Santa Rita de Casia" en Lima.
Monseñor
José Carmelo MARTÍNEZ LÁZARO, nació en
Luezas, diócesis de La Rioja (ESPAÑA), el 21 de agosto
de 1954. Tras los estudios secundarios como aspirante a la vida religiosa
en el colegio "San Agustín" de Logroño, prosiguió
los estudios filosóficos y teológicos en el Instituto
Teológico "Gaudium et Spes", de Salamanca. Obtuvo
el bachillerato en Teología en la Universidad de Salamanca.
Emitió la profesión perpetua el 26 de agosto de 1978.
Fue ordenado sacerdote el 19 de julio de 1980 en Logroño y
posteriormente ha desempeñado los siguientes encargos: formador
en el Seminario de su Orden en Salamanca y después en Lima,
vicario parroquial de las parroquias de "Santa Rita de Casia"
de Lima, de "San Antonio" de Arequipa, y de Huambos, en
Chota. Siempre en la Prelatura de Chota ha sido párroco de
la parroquia de "Todos los Santos" (1980-1992); administrador
apostólico con facultades de administrador diocesano de la
vacante Prelatura (1992-1994) y vicario general de la Prelatura (1994-1996);
vicario parroquial en Chota (1996-1997); vicario parroquial de la
parroquia de "Santa María Magdalena", Lima (1998-1999);
desde 1999 es prior de la comunidad y vicario parroquial de "Santa
Rita de Casia" en Lima.
ARCHIDIÓCESIS
DE POZNAM (POLONIA)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la
Archidiócesis presentada por monseñor Juliusz PAETZ
y ha promovido a esta sede metropolitana a monseñor Stanislaw
GADECKI, hasta ahora obispo titular de Rubicon y auxiliar de la archidiócesis
de Gniezno.
DIÓCESIS
DE SIEDLCE (POLONIA)
El Papa ha nombrado obispo a monseñor Zbigniew KIERNIKOWSKI,
del clero de Gniezno, hasta ahora rector del Instituto Pontificio
Polaco en Roma.
DIÓCESIS
DE RADOM (POLONIA)
El Pontífice ha nombrado obispo a monseñor Zygmunt ZIMOWSKI,
del clero de Ternów, hasta ahora oficial en la Congregación
para la Doctrina de la Fe.
DIÓCESIS
DE JHABUA (INDIA)
El Pontífice ha erigido la diócesis de Jhabua (India),
con territorio desmembrado de la diócesis de Indore y de Udaipur,
haciéndola sufragánea de la Iglesia Metropolitana de
Bhopal, y ha nombrado primer Obispo de Jhabua al Padre Chacko THOTTUMARICKAL.
VICARIATO
APOSTÓLICO DE SAN JOSÉ EN MINDORO (FILIPINAS)
Juan Pablo II ha nombrado Vicario Apostólico al padre Antonio
PALANG, actual Administrador Apostólico del mismo Vicariato,
asignándole la sede titular de Tuburno minore.
NUNCIATURA
APOSTÓLICA EN BOLIVIA
El Santo Padre ha nombrado Nuncio Apostólico a monseñor
Ivo Scapolo, consejero de Nunciatura, elevándolo al mismo tiempo
a la sede titular de Tagaste, con dignidad de arzobispo.
DIÓCESIS
DE MUKACHEVE DE LOS LATINOS
Juan Pablo II ha elevado la administración apostólica
de Zakarpattia de los Latinos a diócesis de Mukacheve de los
Latinos y ha nombrado primer obispo de la nueva diócesis a
monseñor Antal MAJNEK. O.F.M., hasta ahora obispo titular de
Febiana y Administrador Apostólico de la misma circunscripción
eclesiástica.
LLAMAMIENTO
DEL CARDENAL DE MILÁN: "APAGAR EL INCENDIO DE LA
VIOLENCIA EN TIERRA SANTA"
"El
corazón de cada sincero creyente en el Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob, de Ismael y de Jesucristo se siente profundamente
herido por las continuas y atroces violencias, que incluso con suicidios
desesperados ensangrientan Israel y los territorios palestinos, Tierra
Santa y Jerusalén desde hace tiempo, e incuso ahora durante
la solemnidad de la Pascua hebrea". Esta es la afirmación
del Cardenal Carlo María Martini, en un artículo publicado
el Domingo de Resurrección en el periódico italiano
'il Corriere della Sera', en el que pide a todos, creyentes y no creyentes,
pedir con firmeza la paz para Jerusalén y apagar juntos el
incendio de la violencia.
El purpurado
sugiere en su artículo que debemos interrogarnos sobre cómo
y por qué la espiral del odio haya ido en aumento, alimentándose
de falsas motivaciones religiosas, de violaciones de los derechos
humanos, de sospechas y venganzas, de humillaciones y atentados, de
actos de inaudita crueldad. "Parece, casi, que la voz de la fe
y de la razón no sepa encontrar eco en los corazones y en las
mentes de quienes han sido tan duramente golpeados y ya no tienen
nada que perder en la situación de prisioneros en la que se
encuentran".
El cardenal
Martini denuncia que el peso de los prejuicios, de la historia y de
las guerras del siglo pasado, hace que sea imposible cargar con ese
peso, mientras que los mediadores no consiguen obtener la confianza
de ninguna de las partes implicadas directamente en el conflicto.
"Sin embargo - continúa el purpurado- no podemos ni debemos
creer que todo está perdido, ni que no existan personas de
buena voluntad y de fe, dispuestas a reanudar los caminos de la paz.
Toca a cada uno de nosotros comprometernos en primera persona con
la oración e iniciativas concretas, para apagar el incendio
de la violencia ciega y cruel y colaborar con iniciativas de paz justas
y reconciliadoras".
Asimismo
el cardenal de Milán recuerda cómo todos los días
vemos que se violan los lugares santos, e incluso la santidad misma
de la vida humana de tantos inocentes en Jerusalén y Hebron,
en Netanya y Ramallah, Gaza y Belén, Nablus y Tel Aviv. "No
tenemos armas para imponer la paz que no se comparte -escribe el purpurado-
sólo tenemos armas espirituales de esperanza y de amor".
"Sabemos
que en el Islam, la Yihad es un compromiso por la paz y la armonía,
no es guerra. La pascua hebrea, que Jesús ha celebrado y santificado
instituyendo en ella la Eucaristía, es una fiesta de libertad
y de vida, contra cualquier violencia y opresión. Por esta
razón, fortalecidos por esta solidaridad que nos une, porque
Uno es el creador de todos nosotros, dirigimos un apremiante y urgente
llamamiento a todos los creyentes en el único Dios, para que
podamos unirnos para reconstruir puentes y caminos, que predispongan
los corazones de todos a la verdadera y completa paz".
"También
nos dirigimos a todos los que, sin compartir las mismas convicciones
de fe, tienen la alta y grave responsabilidad, en distintos niveles
de la vida pública, entre las naciones cercanas, y las lejanas,
de escuchar las voces de la multitud, la voz que implora la paz.
CARTA
DEL CARDENAL DAOUD CON MOTIVO DE LA COLECTA "PRO TIERRA SANTA"
El Cardenal
Daoud, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales,
ha escrito una carta con motivo de la tradicional colecta "Pro
Tierra Santa", que se realiza cada año el Viernes Santo.
En ella el purpurado recuerda el lugar que ocupa la Iglesia de Jerusalén
en la solicitud de la Santa Sede y en la preocupación de todo
el mundo cristiano. Asimismo evoca la premura del Santo Padre por
la Tierra del señor y las Iglesias de aquella región.
"Para
que la comunidad católica de Tierra Santa pueda continuar desarrollando
su misión en el tiempo, escribe el cardenal, es necesario que
los cristianos de todo el mundo sean generosos, haciendo llegar a
aquella Iglesia la caridad de sus oraciones, el calor de su comprensión
y el signo tangible de su solidaridad".
VIERNES
SANTO: ORACIÓN ESPECIAL POR LOS PUEBLOS PALESTINO E ISRAELÍ
EXHORTACIÓN PARA QUE CESE LA VIOLENCIA EN LA CIUDAD
BAÑANA POR LA SANGRE DEL SEÑOR
En la
tarde del viernes en la Basílica de San Pedro, Juan Pablo II
presidió la celebración de la Liturgia del Viernes Santo,
que celebra precisamente la pasión y muerte de Jesús
en la Cruz, en la predicción profética y en la actuación
histórica, con Liturgia de la Palabra. Invoca los beneficios
de la Redención sobre todos los hombres, con la Oración
universal. Venera la Cruz gloriosa del Señor, con la Adoración
de la Cruz. Y ofrece a los fieles la prenda de su Redención,
con la Santa Comunión.
El Predicador
de la Casa Pontificia pronunció la homilía meditando
sobre las palabras de Cristo, citadas por San Juan (12,32), "Cuando
yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí".
Destacando que lo que dijo Jesús se ha venido realizando siempre
desde ese mismo momento en que fue levantado de la tierra, el Padre
Raniero Cantalamessa concluyó con una oración.
Rogándole
al Señor que siga atrayendo todos a él, "a los
que lo conocen y a los que no lo conocen". Que su Espíritu
siga poniendo en contacto, de forma que sólo Él conoce,
a todo hombre y mujer con su misterio pascual de muerte y resurrección,
el Predicador de la Casa Pontificia dirigió un rezo especial
por el pueblo palestino y por el pueblo de Israel y una exhortación
apremiante para que cese la violencia en la ciudad bañada por
la sangre del Señor.
"En
Ramá se escuchan gemidos y llanto amargo: es Raquel que llora
inconsolable a sus hijos que ya no viven" (Jer 31,15; Mt 2,18).
Raquel llora a sus hijos, pero también Agar, la madre de Ismael,
llora a sus hijos. Que ante tanta tragedia los grandes de la tierra
no imiten a Pilatos que se lava las manos. Bendice, Señor las
iniciativas en marcha para restaurar la paz en tu tierra y en todo
el mundo. Escúchanos Señor.
En cuanto
al mandato de Jesús "Id por todo el mundo y proclamad
la Buena Nueva a toda la creación", el padre Cantalamessa
instó a no basarse tanto en la creencia de que si no se conoce
el Evangelio, la gente no se salva, y en cambio apostar por el deseo
de compartir con todos los hombres el inmenso don de Cristo es para
nosotros. "El pluralismo religioso -afirmó- no consiste
en considerar todas las religiones igualmente verdaderas, sino en
reconocer a cada persona el derecho de considerar verdadera la propia
religión y difundirla, siempre con métodos pacíficos,
dignos de la religión".
"Lo
que debe preocuparnos más -advertía el predicador- no
es la salvación de quien no conoce a Cristo, sino aquella de
quien lo conoce y vive como si nunca lo hubiese conocido, olvidándose
de su propio bautismo, de Dios, de todo. A ellos dirige la Iglesia
su invitación: Dejaos reconciliar con Dios. Entre sus brazos
abiertos, hermano lejano, hay también un lugar para ti".
CRECE
LA TENSIÓN ENTRE HINDÚES Y MUSULMANES EN LA INDIA
La tensión
entre hindúes y musulmanes está alcanzando proporciones
de guerra civil. "Carnicería en Gujarat", denuncia
la Iniciativa Ciudadana por la Justicia y la Paz. Tras el acto terrorista,
a finales de febrero, en el que musulmanes asaltaron e incendiaron
un tren, en el que murieron 58 personas, se desató una ola
indiscriminada de venganza por todo el estado de Gujarat, con asesinatos
de musulmanes en plena calle, sus casas y tiendas incendiadas y al
menos 50.000 refugiados en campamentos improvisados.
El gobierno
de Gujarat esperó varios días antes de enviar a las
fuerzas armadas para restaurar el orden. Más de veinte ONGs
en la zona, incluida media docena de instituciones jesuitas, han organizado
un esfuerzo conjunto de ayuda a los heridos, desplazados y traumatizados,
tanto del bando hindú como del musulmán. Pero los ataques
también se dirigen contra quienes ayudan o protegen a los musulmanes.
Denunciando la violenta limpieza étnica que se avecina, los
jesuitas están tratando de que los medios de comunicación
social de la India despierten la opinión pública y exijan
responsabilidades políticas.
No obstante,
las dos cámaras del Parlamento federal indio aprobaron el martes,
en una sesión conjunta, una draconiana ley antiterrorista con
la que el Gobierno pretende hacer frente al separatismo islámico
en el estado norteño de Yamu y Cachemira. El Decreto Para la
Prevención del Terrorismo, ha sido criticado por la oposición
por su recorte de las libertades.
Además
de la oposición, intelectuales y grupos defensores de derechos
humanos consideran "draconiana" la ley y acusan al Gobierno
de dotarse de un instrumento que puede utilizar tanto contra las minorías
étnicas y religiosas, como para suprimir la oposición
política. Según advirtieron algunos observadores, la
ley ha permitido la detención de cientos de personas en el
estado occidental de Gujarat, casi todas musulmanas, en relación
con los recientes enfrentamientos entre hindúes y musulmanes,
que causaron la muerte de 700 personas, en su mayoría de la
minoría islámica.
MOVILIZACIÓN
DE CÁRITAS PARA AYUDAR A LOS DAMNIFICADOS POR EL TERREMOTO
DE AFGANISTÁN
El
personal de la red internacional de Cáritas que viene trabajando en
el terreno desde el estallido de la crisis bélica de Afganistán se
ha movilizado para prestar ayuda humanitaria de urgencia a los miles
de damnificados por los terremotos que han asolado el distrito de
Nahrin, en la provincia de Baghlan, situada al noreste de Afganistán.
Según las noticias facilitadas por los responsables de la oficina
de Cáritas en Kabul, las primeras operaciones de ayuda que han comenzado
a poner en marcha las distintas organizaciones no gubernamentales
que trabajan en Afganistán están siendo coordinadas por UNOCHA, la
oficina de Naciones Unidas especializada en catástrofes. Por su parte,
Cáritas Internacional ha hecho un llamamiento urgente de provisión
de fondos por un importe aproximado de 285.000 euros (250 mil dólares)
al conjunto de las Cáritas donantes del mundo para poder responder
a la primera fase de esta emergencia. Cáritas Española ha respondido
a este llamamiento con el envío de 240.000 euros (210 mil dólares).
Actualmente,
las Cáritas de Alemania, de Estados Unidos, de Holanda y de Irlanda
cuentan con personal técnico en el terreno. Los responsables estadounidenses
de la oficina en Quetta (Pakistán) han confirmado que han puesto a
disposición de Naciones Unidas sus reservas de emergencia -tiendas,
mantas y alimentos de primera necesidad- para que puedan ser enviados
inmediatamente a la zona siniestrada. Cáritas Española mantiene abierta
una cuenta corriente solidaria para canalizar los donativos de los
ciudadanos españoles en apoyo de las víctimas del terremoto, así como
un teléfono de información permanente. Los fondos recaudados por Cáritas
Española serán remitidos a la red de Cáritas Internacional para apoyar
las acciones de socorro a los damnificados que se están realizando.
X
SIMPOSIO EUROPEO DE OBISPOS
Del 24
al 28 de abril se desarrollará en Roma el X Simposio europeo
de los obispos cuyo tema central será: "Jóvenes
de Europa cambiando. Laboratorio de la fe". En el encuentro,
organizado por el Consejo de las Conferencias episcopales del Europa,
tomarán parte más de 150 participantes de todas las
partes de Europa, entre ellos unos 100 obispos, incluidos los presidentes
de todas las conferencias episcopales y algunos prefectos de dicasterios
romanos. Por su parte cada Conferencia Episcopal enviará un
joven como delegado.
El hilo
conductor del Simposio serán las palabras del Papa durante
la Jornada Mundial de la Juventud de agosto de 2000 en Roma, cuando
el Papa se refirió a los jóvenes como "laboratorio
de la fe", espacio de gracia, de búsqueda y de reunión,
lugar de experiencia". El Simposio 2002 quiere hacer también
suya esta exhortación del Papa y reflexionar sobre cómo
la realidad de Jesucristo, vivo en su Iglesia y esperanza de la Europa
de hoy y de sus jóvenes, pueda ser vivida concreta y plenamente
en nuestra sociedad europea. Partiendo de la experiencia de fe de
los jóvenes, los obispos intentarán analizar el cambio
cultural actual para responder mejor al compromiso pastoral de inculturación
de la fe en la Europa de hoy.
El
tema será afrontado en cuatro fases: