JUAN PABLO II EN AZERBAIYÁN Y BULGARIA (22-26 DE MAYO)
96° VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA FUERA DE ITALIA

LLAMAMIENTO POR LA PAZ DESDE AZERBAIYÁN
120 CATÓLICOS EN UN PAÍS DE GRAN TOLERANCIA RELIGIOSA
MIENTRAS TENGA UN HILO DE VOZ SEGUIRÉ GRITANDO: PAZ EN EL NOMBRE DE DIOS
HONOR A QUIENES PAGARON LAS CONSECUENCIAS DE SU ADHESIÓN A CRISTO
BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA HE DEJADO DE AMAR AL PUEBLO BÚLGARO
VISITA DEL PAPA AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE BULGARIA
LA DIVISIÓN DE LOS CRISTIANOS CONTRADICE ABIERTAMENTE LA VOLUNTAD DE CRISTO
MARGINAR LAS RELIGIONES ES UNA INJUSTICIA Y UN ERROR DE PERSPECTIVA
EL MONASTERIO DE RILA MANTUVO ENCENDIDA LLAMA DE LA FE EN MOMENTOS MÁS OSCUROS
REFERENCIA CONSTANTE A JUAN XXIII
BEATIFICACIÓN DE TRES MÁRTIRES DE LA PERSECUCIÓN COMUNISTA
ABATIR BARRERAS DE LA SUPERFICIALIDAD Y EL MIEDO, NO CEDER A ILUSIONES FÁCILES
¡QUE DIOS CONCEDA A BULGARIA DÍAS DE PROGRESO, PROSPERIDAD Y PAZ!

VISITA AZERBAIYÁN: NUEVO PASO HACIA LA PAZ Y ENTENDIMIENTO DE RELIGIONES
EL PAPA NUNCA CREYÓ EN LA DENOMINADA "PISTA BÚLGARA"


SAN ALONSO DE OROZCO ERA "IMAGEN VIVA DEL EVANGELIO"
LOS OBISPOS DE ECUADOR FINALIZAN SU VISITA AD LÍMINA

LA CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA CUMPLE MEDIO SIGLO
UN FUTURO DE PAZ ES POSIBLE
TIMOR ORIENTAL: EDIFICAD UNA SOCIEDAD JUSTA, LIBRE, SOLIDARIA Y PACÍFICA
TELEGRAMA DEL PAPA POR LA MUERTE DEL CARDENAL RUMANO TODEA
PAPA EXPRESA PESAR POR ACCIDENTE AVIÓN TAIWÁN Y TREN MOZAMBIQUE
NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

VIDEOCONFERENCIA DEL ARZOBISPO FOLEY SOBRE LA IGLESIA E INTERNET
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO
SAN ALONSO DE OROZCO


MAYO 2002
SEMANA DEL 20 AL 26

 

JUAN PABLO II EN AZERBAIYÁN Y BULGARIA (22-26 DE MAYO)
96° VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA FUERA DE ITALIA

LLAMAMIENTO POR LA PAZ DESDE AZERBAIYÁN

El miércoles Juan Pablo II comenzó su nonagésimo sexto viaje apostólico fuera de Italia. En esta ocasión los países que ha visitado el Papa son Azerbaiyán y Bulgaria. Al primero de ellos dedicó la jornada del miércoles, por lo que, como es lógico, no se celebró la habitual Audiencia General, y la mañana del jueves. Azerbaiyán es el vigésimo cuarto País de mayoría musulmana que visita el Santo Padre, y el primero con una población principalmente chií.

La República de Azerbaiyán, situada a orillas del Mar Caspio, limita con Rusia, Georgia por el norte, con Armenia por el oeste y con Irán por el sur, país este con el que tiene relaciones especiales, sobre todo en campo religioso y económico, aunque se distingue de él en lo referente a la total separación de lo político y lo religioso, esforzándose en evitar un gobierno dirigido por jerarcas religiosos, como ocurre en Irán. Hay una mayor tolerancia y se verifica una laudable convivencia interreligiosa.

Esta es la faceta principal del encuentro del Obispo de Roma con el pueblo azerbaiyano, además, naturalmente, de confirmar en la fe a los católicos, reducidos en número, unos 120, con el anuncio de la palabra y la celebración de la Eucaristía. Esta intensificación del diálogo interreligioso hay que colocarla enlazada en cierto modo con el diálogo y la oración del 24 de enero pasado en Asís. En este diálogo hay un punto clave que el Papa ha destacado constantemente: la colaboración de las diversas religiones en la realización de un esfuerzo solidario y común en favor de la paz, del desarrollo y de la reconciliación de los pueblos.

Azerbaiyán tiene 86.500 kilómetros cuadrados de extensión y 7 millones y medio de habitantes, de los que 120, como hemos dicho, son católicos. Hay una sola parroquia, sita en la capital, Bakú, en la que prestan sus servicios dos sacerdotes y un hermano todos ellos salesianos. Con esta visita, Juan Pablo II ha querido dar un paso más hacia la paz y el entendimiento entre las diversas religiones, en especial las tres grandes religiones monoteístas: judíos, cristianos y musulmanes, además de rendir homenaje a un País que ha sido y sigue siendo una encrucijada de culturas y que tiende a consolidar una independencia, no siempre fácil, que sea socialmente garantizada.

A las 4 de la tarde del miércoles, hora local, tomó tierra el avión papal en el aeropuerto internacional de Bakú, donde esperaban al Santo Padre el nuncio apostólico, Mons. Claudio Gugerotti, que subió al avión para saludar al Pontífice, y el presidente de la República, Heidar Aliev, que lo esperaba al pie de la escalerilla. Después de los saludos, dos chicos ofrecieron unas flores al Papa y le presentaron un cesto con tierra del País que Juan Pablo II besó como suele hacer cuando visita por primera vez un País.

Interpretados los himnos pontificio y del Azerbaiyán, y tras el discurso de bienvenida del Presidente Aliev, Juan Pablo II pronunció su discurso de saludo destacando que la independencia, conquistada después de una larga dominación extranjera, ha sido vivida durante estos años con no pocas dificultades y sufrimientos, pero sin perder nunca la esperanza de poder edificar en la libertad un futuro mejor. "Pongo pie en este antiquísimo país, dijo el Pontífice, trayendo en el corazón la admiración por la complejidad y la riqueza de su cultura".

El Obispo de Roma destacó también la especial connotación caucásica caracterizada por la acogida de diversas civilizaciones. En esta tierra han estado presentes grandes religiones: el zoroastrismo ha convivido con el cristianismo de la Iglesia albana, tan significativa en la antigüedad. El Islam, que ha crecido y hoy es la religión de la mayoría de la población. También está presente desde tiempos antiguos, el judaísmo, muy apreciado también por todos. Juan Pablo II subrayó también el espíritu de tolerancia que caracteriza la convivencia de los fieles de diversas religiones.

Tras afirmar que Azerbaiyán es una puerta entre el Oriente y el Occidente, el Papa lanzó un llamamiento a la paz. "Desde esta puerta de civilizaciones que es el Azerbaiyán, dirijo hoy un llamamiento a aquellas tierras que son teatro de conflictos bélicos, de los que derivan sufrimientos inenarrables para las poblaciones inermes. Urge el esfuerzo de todos por la paz. Pero debe tratarse de la paz verdadera, fundada en el respeto recíproco, en el rechazo del fundamentalismo y de toda forma de imperialismo, en la búsqueda del diálogo como único instrumento valido para resolver las tensiones, sin precipitar a Naciones enteras en la barbarie de un baño de sangre".

Juan Pablo II reiteró una vez más que las religiones, que en este País se esfuerzan por trabajar en armonía, no son y no deben ser un trágico pretexto para contraposiciones que tienen su origen en otros lugares. Nadie, ha dicho el Papa, tiene derecho a invocar a Dios como cobertura de los propios intereses egoístas. El Santo Padre, aquí, a las puertas del Oriente, no lejos de lugares donde sigue oyéndose el crepitar de las armas, recordando el Espíritu de los encuentros de Asís, ha levantado su voz, pidiendo "a los responsables de las religiones que rechacen toda violencia como ofensiva del nombre de Dios", y que se hagan "promotores incansables de paz y de armonía, en el respeto de los derechos de todos y de cada uno".

Tras recordar a los emigrantes y a los refugiados de este país y de todo el Cáucaso y de pedir a la solidaridad internacional que encienda para ellos la esperanza de un futuro de prosperidad en su tierra de origen, el Pontífice terminó sus palabras dirigiendo un saludo afectuoso a la comunidad católica, que, a pesar de su escaso número, puede contribuir significativamente al progreso y prosperidad de su Patria. "El Señor recompensará con el don de una fe viva, de un empeño moral ejemplar y de vocaciones locales, las dificultades y los sufrimientos padecidos durante el tiempo del comunismo. El Papa concluyó con un augurio de prosperidad, de progreso y de paz para el pueblo azerbaiyano.

Terminada la ceremonia de bienvenida, Juan Pablo II se trasladó al Monumento a los caídos por la Independencia, situado en una elevación que domina del Golfo de Bakú, en el Mar Caspio. Se llega al mismo a través de una serie de avenidas a lo largo de las cuales se encuentran centenares de tumbas de caídos en las diversas guerras por la independencia de Azerbaiyán. El Santo Padre, llegado al monumento, se recogió en oración durante unos minutos y tras colocar una corona de flores ante el monumento, firmó en el libro de Oro.

A continuación, el Papa se trasladó al Palacio Presidencial de Bakú para realizar una visita de cortesía al Presidente Heidar Aliev, quien ocupa la presidencia de la República desde que alcanzara la independencia en 1993. Ha sido reelegido en 1998 para un segundo mandato. Ha sido un hombre comprometido en sus primeras etapas políticas con el Partido Comunista de la Unión Soviética, de la que Azerbaiyán formaba parte. Ha ocupado lugares de gran responsabilidad en el aparato del Partido y del gobierno soviético. Discrepancias con Gorbachov le llevaron a dimitir de su cargo en el Comité Central en 1987. Se retira del Partido en 1991 para ocupar un escaño en el Parlamento de la provincia autónoma de Najichevan y vicepresidente luego del Parlamento de Azerbaiyán.

El Santo Padre mantuvo un coloquio privado con el Presidente en lengua rusa. Luego el Sr. Aliev le presentó a sus familiares y colaboradores, pasándose después al intercambio de dones y a las fotografías oficiales.

 

120 CATÓLICOS EN UN PAÍS DE GRAN TOLERANCIA RELIGIOSA

"La breve visita del Papa Juan Pablo II influirá en las relaciones entre Azerbaiyán y los católicos de todo el mundo". Con estas palabras titulaba - en vísperas de la llegada del Santo Padre a Bakú - el diario azerbaiyano en lengua rusa "Eco", una entrevista al padre Daniel Pravda. El sacerdote salesiano, que es el superior de la Misión "sui iuris", integrada por otro sacerdote y un hermano también salesianos, ponía de relieve "la tolerancia religiosa" de los azerbaiyanos, con el anhelo de que "sirva de modelo para otros países vecinos, amenazados por los extremismos".

En Bakú, el Papa va al encuentro de una Iglesia pequeña, formada por 120 fieles, con una sola parroquia encomendada a los Salesianos. Sin embargo, a pesar de ser tan pequeña, la parroquia de Bakú es muy activa en la asistencia a los pobres, que son muy numerosos, y a los prófugos provenientes de Nagorno-Karabaj, territorio azerbaiyano cedido a Armenia tras la guerra sangrienta de 1988-1994 iniciada en nombre de los derechos de la mayoría armenia del territorio asignado a Azerbaiyán en la época soviética.

La parroquia tiene un comedor para los pobres y un programa de asistencia destinado a distribuir semanalmente ropa y otros artículos de primera necesidad a 60 personas. La evangelización, según el Padre Pravda, consiste ante todo en dar a cada uno el sentido de ser personas. "Se les ha destruido la conciencia de la individualidad y de la identidad", por lo que "el sacerdote debe ser padre y amigo de cada uno".

 

MIENTRAS TENGA UN HILO DE VOZ SEGUIRÉ GRITANDO: PAZ EN EL NOMBRE DE DIOS

Juan Pablo II llegó a Azerbaiján como un embajador de paz, y mientras le quede un hilo de voz seguirá gritando: "Paz, en el nombre de Dios", "Basta con la guerra en nombre de Dios, basta con la profanación de su santo nombre". Esta era la contundente afirmación del Santo Padre durante el encuentro que mantuvo la tarde del miércoles con los representantes religiosos, políticos y del arte y la cultura en el Palacio presidencial de Bakú.

El Papa quiso reivindicar con energía la paz desde "este país que ha conocido y conoce la tolerancia como un valor preliminar de cualquier sana convivencia civil" y "reuniendo las palabras de todos nacerá un coro, una sinfonía que contagiará las almas, extinguirá el odio, desarmará los corazones". Prosiguiendo con esta misma línea el Pontífice reconoció que no obstante las diferencias persisten las relaciones de aprecio y benevolencia recíproca entre las tres religiones y en particular se refirió a la intensa obra desarrollada por los jefes religiosos en favor de la tolerancia y la mutua comprensión en Azerbaiján".

En el mismo contexto Juan Pablo manifestó que espera el encuentro del siguiente día con los representantes de las tres religiones monoteístas para manifestar junto a ellos la convicción de que la religión nunca debe servir para alimentar el enfrentamiento y el odio, sino para promover el amor y la paz. Y dirigiéndose en particular a los representantes de cada credo, el Papa elogió el Islam, cuyos fieles abiertos a la hospitalidad, un valor característico de esta religión y de este pueblo, han aceptado a los creyentes de otras religiones como a sus hermanos.

Con respecto a los hebreos el Papa alabó el que hayan mantenido con valor y constancia sus antiguas tradiciones de buena vecindad, enriqueciendo esta tierra con una aportación de gran valor y profundidad. Y de los cristianos, que han contribuido de forma consistente a construir la identidad de esta tierra, el Pontífice se refirió de forma especial a la Iglesia ortodoxa, quien en los tiempos en que se desencadenó la furia del ateísmo sobre esta región, acogió a los hijos de la Iglesia católica, privados de sus lugares de culto y de sus pastores y los puso en contacto con Cristo a través de la gracia de los santos sacramentos.

Dirigiéndose a los representantes de la cultura y el arte del país, el Papa afirmó que "si se margina la cultura y se descuida o desprecia el arte, se pone en peligro la supervivencia misma de una civilización, porque se impide la transmisión de aquellos valores que constituyen la identidad profunda de un pueblo. En el reciente pasado una visión materialista y neo pagana a menudo ha caracterizado el estudio de las culturas nacionales. Ahora es vuestra labor el redescubrir el entero patrimonio de vuestra civilización como fuente de valores siempre actuales.

A los hombres y mujeres de la política, una actividad específica al servicio del bien común, de promoción del derecho y de la justicia y garantía de libertad y de prosperidad para todos, el Papa les advirtió contra los peligros que encierra el ámbito político ya que "es fácil que se imponga la búsqueda egoísta del beneficio personal, en perjuicio de la obligatoria dedicación al bien común".

"La política -afirmó Juan Pablo II- necesita honestidad y transparencia. El pueblo debe poder sentirse comprendido y tutelado. Debe poder constatar que sus jefes trabajan para garantizarles un futuro mejor. No debe suceder que las personas frente a situaciones de creciente desigualdad social sean empujadas a añorar peligrosamente el pasado. Quien asume la responsabilidad de la gestión pública no puede eludirse: el pueblo no olvida. Igual que sabe recordar con gratitud a quien ha trabajado con honestidad al servicio del bien común, trasmite de generación en generación el descrédito hacia quien se ha aprovechado del poder para enriquecerse de forma fraudulenta".

 

HONOR A QUIENES PAGARON LAS CONSECUENCIAS DE SU ADHESIÓN A CRISTO
EL PAPA EXPRESA SU GRATITUD A LA IGLESIA ORTODOXA POR ACOGER A LOS CATÓLICOS DURANTE LA PERSECUCIÓN MARXISTA

Juan Pablo II rindió honores a todos los creyentes de la comunidad católica de Bakú y a todos los católicos que acudieron el jueves por la mañana al Palacio de Deportes de la capital de Azerbaiyán, donde el Pontífice presidió la Santa Misa y bendijo la primera piedra de la futura iglesia parroquial.

"La Iglesia rinde honores a aquellos que conocieron el drama de la persecución marxista pagando las consecuencias de su adhesión a Cristo, subrayó el Pontífice. Vuestra religión fue despreciada y considerada como superstición, un modo para huir de la responsabilidad. Por ello habéis sido considerados ciudadanos de segunda clase y habéis sido humillados y marginados". Juan Pablo II resaltó el esfuerzo realizado por abuelos y padres para mantener la fe en esos difíciles años del comunismo y sobre todo expresó su gratitud a la iglesia ortodoxa de Azerbaiyán, que acogió a los escasos católicos del país, que quedaron sin rediles ni pastores.

El Pontífice dijo a los católicos azerbaiyanos que nunca les olvidó durante los años en los que él también se vio obligado a peregrinar "en el desierto de la persecución marxista". "Hoy el Papa está aquí para participar en vuestra alegría por la libertad reencontrada. El Papa también conoce vuestros sufrimientos y os trae el saludo y el aprecio de toda la Iglesia Católica".

A los hijos de la Iglesia católica en Azerbaiyán el Papa los exhortó a compartir las alegrías y las esperanzas de la humanidad en un mañana mejor para todos. Y "aún en la prudencia, a tener valentía ante las novedades", pues también esa tierra necesita novedades, "aquellas que devuelvan a todos, en especial a los jóvenes, las ganas de vivir y luchar por un mundo más justo y solidario.

En este mismo contexto el Papa afirmó que los jóvenes están expuestos a caer en el engaño del ocio desmotivado, en la riqueza fácil y deshonesta, pero que si son bien guiados son capaces de vibrar por un ideal y de dar la vida para que triunfe la justicia, la libertad y la paz. Es necesario enseñarles a que no tengan miedo, añadió Juan Pablo II, que volvió a destacar la alegría de este país por haber reconquistado la libertad.

A la Santa Misa asistió la comunidad católica de Bakú, que cuenta con 120 fieles, y todos los católicos que han acudido desde los países vecinos, como Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán. Asistieron también fieles del Cáucaso y de Irán, así como ortodoxos y musulmanes, que en este país son la mayoría. El Palacio de Deportes de Bakú, con una capacidad para 1.500 personas estaba repleto.

Tras la misa, el Papa se reunió en la Casa Parroquial con el jeque de los musulmanes del Cáucaso Allahshukur Pasha Zade, el eparca ortodoxo de Bakú Aleksander Iscein, y el presidente de la comunidad judía, Semyon Ikhiidov.

 

BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA HE DEJADO DE AMAR AL PUEBLO BÚLGARO

Pasadas las cinco de la tarde del jueves, hora de Roma, el Santo Padre Juan Pablo II llegó al Aeropuerto internacional de Sofía, capital de Bulgaria. El Pontífice se dirigió a la plaza de San Alejandro Nevski, donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida. Acompañaban al Papa el Nuncio Apostólico Mons. Antonio Mennini, Mons. Christo Proykov, Exarca Apostólico de Sofía y Presidente de la conferencia Episcopal Búlgara, y demás Prelados del País.

En la plaza principal de la capital búlgara, en la que se encuentra la Catedral Ortodoxa dedicada a san Alejandro, el Papa fue recibido por el Presidente de la República de Bulgaria, Georgi Parvanov, representantes del Patriarcado Ortodoxo de Bulgaria, de las autoridades políticas, civiles y religiosas, por tres Obispos católicos del País, y por el Cuerpo Diplomático. Tras la interpretación de los himnos pontificio y de Bulgaria, El Presidente pronunció un discurso de bienvenida al Papa y a continuación lo hizo Juan Pablo II.

El Pontífice comenzó dando gracias a Dios por haberle concedido cumplir el deseo que desde hacía tiempo llevaba en el corazón. Agradeció la presencia de los representantes del Gobierno y de la Iglesia de Bulgaria en el Vaticano con ocasión de la fiesta de los apóstoles de los eslavos, Cirilo y Metodio. Recordó al Beato Juan XXIII, que durante diez años fue Delegado Apostólico en Bulgaria. "En su recuerdo, añadió, saludo a todos con afecto y a todos os digo que en ninguna circunstancia he dejado de amar al pueblo búlgaro, presentándolo constantemente en la oración ante el trono del Altísimo: que mi presencia hoy entre vosotros sea manifestación elocuente de los sentimientos de estima y de afecto que siento hacia esta noble Nación y hacia todos sus hijos". Saludó de manera particular a las Autoridades de la República, a Su Santidad el Patriarca Maxim, a los Metropolitas y Obispos del Santo Sínodo, así como a los fieles de la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria.

"Con particular afecto, afirmó Juan Pablo II, abrazo a mis hermanos Obispos Christo, Gheorhi, Petko y Metodio, junto a todos los hijos e hijas de la Iglesia Católica, sacerdotes, religiosos y laicos. El Papa saludó también a los cristianos de otras Comunidades eclesiales, a los miembros de la Comunidad Hebrea con sus Presidentes, a los fieles islámicos encabezados por el Gran Muftí, y reiteró lo dicho en Asís, "toda religión está llamada a promover la justicia y la paz entre los pueblos, el perdón, la vida y el amor". Juan Pablo II evocó a todos los mártires que dieron su vida "durante el largo y rígido invierno del sistema totalitario". Pero su recuerdo se dirigió a los mártires de las diversas confesiones cristianas, y no solo a los católicos: "que su sacrificio no sea en vano, sino que sea un ejemplo permanente y haga fecundo el compromiso en favor de la unión total de los cristianos".

Asimismo el Papa recordó que Bulgaria acogió el Evangelio gracias a la predicación de los Santos Cirilo y Metodio, manifestando su agradecimiento a los numerosos hijos de esa nación que con el sacrificio de su propia vida han vivido heroicamente su adhesión a Cristo. Es menester, añadió el Pontífice, curar las heridas y proyectar con optimismo el futuro. Deseo que el esfuerzo de renovación social emprendido con entusiasmo por parte de Bulgaria encuentre acogida y sostén generoso en la Unión Europea.

La Iglesia católica, con el esfuerzo diario de sus hijos y la disponibilidad de sus estructuras, contribuye a conservar y a desarrollar el patrimonio de los valores espirituales y culturales de los que el País se siente orgulloso. Por su posición geográfica, terminó diciendo el Santo Padre, Bulgaria es como un puente entre la Europa oriental y la del sur, como encrucijada espiritual, tierra de encuentro y de recíproca comprensión. Rindo públicamente homenaje a esta tradición de hospitalidad del pueblo búlgaro, recordando particularmente los esfuerzos realizados por salvar a miles de hebreos durante el segundo conflicto mundial.

No es fácil el camino hacia el futuro en este país que tras cincuenta años de totalitarismo busca un nuevo sistema basado en la democracia parlamentaria, en el reconocimiento de los derechos humanos individuales y sociales y en la economía liberal. En este contexto el Papa añadió: "Se impone actuar en el respeto de la legalidad y de las instituciones democráticas, en defensa de los valores constitutivos de la grandeza de una nación; a saber, la honestidad moral, e intelectual, la defensa de la familia, la ayuda a los mas necesitados y el respeto a la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural".

Desde Bulgaria, evangelizada por los santos Cirilo y Metodio, y que aspira a integrarse en las instituciones europeas, no podía faltar una alusión de Juan Pablo II a los valores del cristianismo. "El cristianismo esta en las raíces mismas de la historia y la cultura de este país; y no se podrá ignorar esta realidad cuando se hagan nuevos proyectos de cara al futuro".

EL PAPA NUNCA CREYÓ EN LA DENOMINADA "PISTA BÚLGARA"

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Es la primera visita de un Sumo Pontífice a Bulgaria. El hecho en sí mismo tiene su importancia si se recuerda sobre todo la dictadura comunista y la ocupación soviética de estos países de Europa oriental.

El recibimiento oficial tuvo lugar, según estaba previsto, no en el aeropuerto sino en el centro de la ciudad de Sofía, en la plaza de la gran catedral ortodoxa de S. Alejandro Nevski. Es una zona monumental, de gran belleza urbanística, cerca de las mas importantes instituciones del Estado como el Parlamento, los palacios presidencial y del gobierno y la Universidad.

El presidente Sr. Parvanov pronunció un espléndido discurso, lleno de afirmaciones lapidarias: Bulgaria es una de las más antiguas civilizaciones, un país europeo que ha mantenido su dignidad, su personalidad y hoy esta comprometido en un ambicioso proceso de transformación. Un país que gracias a su fe cristiana ha ido superando muchos obstáculos a lo largo de la historia. Un país pluralista; aquí no tiene sitio el fundamentalismo. La tolerancia aquí fue siempre de casa. Estamos en paz con nuestros pueblos vecinos. Esta visita es uno de los acontecimientos más importantes de la historia cristiana de Bulgaria. Esta visita coincide con la fiesta de los Santos Cirilo y Metodio quienes nos dieron el primer ejemplo de convivencia y tolerancia. Bulgaria está a favor de un mundo sin violencia, en favor de la justicia. Un país digno de formar parte de la familia europea.

Juan Pablo II encontró un gran país, con un pasado histórico de enorme riqueza cultural, política y religiosa. Aquí conviven varios grupos étnicos (además de los propios búlgaros hay comunidades de turcos, cíngaros, macedonios, ármenos).

Juan Pablo II fue invitado por el gobierno de un país de mayoría ortodoxa, donde los católicos son sólo 80 mil entre los 8 millones de habitantes. El gobierno se ha esforzado por darle a la visita el trato y el protocolo propios de un acontecimiento histórico.

 

VISITA DEL PAPA AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE BULGARIA

El 24 de mayo, fiesta nacional en Bulgaria en honor de los Santos Cirilo y Metodio - proclamados por Juan Pablo II patronos de Europa junto con San Benito, el Papa comenzó su segunda jornada en Sofía con una visita de cortesía al presidente de la República, luego se ha dirigido a la Catedral Patriarcal dedicada a San Alejandro Nevski y ha visitado al Patriarca Maxim. Momento que Juan Pablo II ha calificado de "profunda dicha, porque es signo de un progresivo crecimiento en la comunión eclesial".

El Papa inició esta segunda jornada en Bulgaria con una visita al presidente de la nación Sr. Parvanov, afiliado hace años al partido comunista, y ahora al partido socialista. Al término del encuentro, firmaron una declaración en diez puntos en la que se confirma el pasado religioso de Bulgaria, la colaboración activa entre la Santa Sede y el Estado búlgaro, la defensa de los ideales de igualdad y justicia entre los pueblos del mundo, la vocación europea de Bulgaria, el apoyo a iniciativas de dialogo por la paz en Medio Oriente y en los Balcanes.

 

DIVISIÓN DE LOS CRISTIANOS CONTRADICE ABIERTAMENTE LA VOLUNTAD DE CRISTO
JUAN PABLO II VISITA AL PATRIARCA MAXIM Y AL SANTO SÍNODO

El viernes, con tiempo espléndido y ambiente festivo tuvieron lugar en Sofía importantes celebraciones que pasaran a la historia de Bulgaria. Con su visita a la gran catedral ortodoxa de San Alejandro Nevsky, ya es un hecho histórico la primera visita a esta catedral del obispo de Roma. Luego, ante el monumento a los santos Cirilo y Metodio, donde el Papa hizo depositar unas flores, estaban presentes las máximas autoridades del estado, con banda de música y una multitud que ha aplaudido con entusiasmo al Papa. Y de allí a la residencia oficial del Patriarca Maxim, máxima autoridad de la iglesia ortodoxa en Bulgaria. No son fáciles ni cordiales las relaciones entre los jerarcas católicos y ortodoxos. En su discurso ante Juan Pablo II, el patriarca Maxim reflejó claramente su posición o punto de vista sobre la división entre católicos y ortodoxos cuando afirmó por ejemplo que fue la iglesia de occidente la que se separo de la iglesia de oriente. O también cuando afirmó que la unión será una realidad cuando todos acepten la verdad, que la Iglesia ortodoxa conserva y predica.

Efectivamente la primera visita en la historia de un Obispo de Roma a Bulgaria ofreció la oportunidad a Juan Pablo II de exponer el drama de la división de los cristianos, aunque también dio al Papa la posibilidad de vivir un momento de alegría ya que el encuentro con el Santo Sínodo fue un signo del progresivo crecimiento en la comunión eclesial. "Cristo fundó una Iglesia única -quiso resaltar el Santo Padre en esta visita de cortesía que realizó al Patriarca Maxim y al Santo Sínodo - pero nosotros hoy, nos presentamos al mundo divididos, como si Cristo mismo hubiera sido dividido. Tal división no sólo contradice abiertamente la voluntad de Cristo sino que también es un escándalo y daña la santísima causa de la predicación del Evangelio a todas las criaturas".

"La comunión plena entre nuestras Iglesias - dijo con tristeza Juan Pablo II- ha conocido dolorosas laceraciones durante la historia, tal vez por culpa de ambas partes. Esos pecados del pasado, por desgracia, aún pesan y permanecen como tentaciones. Es necesario hacer propósito de enmienda e invocar con fuerza el perdón de Cristo". El dato positivo de este contexto que resaltó el Papa fue que, a pesar del alejamiento entre católicos y ortodoxos, el deseo de restablecer la plena comunión siempre ha sido constante.

Juan Pablo II subrayó además en su discurso, el carácter especial de este día, que además está inscrito en su corazón y en su memoria, porque desde el inicio de su Pontificado cada 24 de mayo ha tenido la alegría de recibir en el Vaticano las visitas de las delegaciones búlgaras en ocasión de la festividad de los Santos Cirilo y Metodio. Y que en esta especial ocasión permitió al Papa intercambiar el beso de la paz con el Patriarca ortodoxo Maxim.

Y relacionando directamente el ejemplo de unidad que en el primer milenio dieron los Santos Cirilo y Metodio con el proceso de unificación europea, el Pontífice insistió en el concepto de que el continente no puede olvidar sus raíces cristianas. Toda Europa, occidental y oriental, espera el compromiso común de católicos y ortodoxos en defensa de la paz y de la justicia, de los derechos del hombre y de la cultura de la vida.

"El ejemplo de los Santo Cirilo y Metodio es emblemático sobre todo para la unidad de los cristianos en la única Iglesia de Cristo". Juan Pablo definió a los co patrones de Europa como anillos de conjunción, como un puente espiritual entre la tradición oriental y la occidental, que confluyen en una única gran tradición de la Iglesia universal. "Son para nosotros los campeones y los patronos del esfuerzo ecuménico de las Iglesias hermanas de Oriente y Occidente, para reencontrar mediante el diálogo y la oración, la unidad visible en la comunión perfecta y total, la unidad que no significa absorción ni fusión, sino encuentro en la verdad y en el amor, que nos dona el Espíritu Santo".

Y como demostración del intento de alimentar el conocimiento recíproco Juan Pablo II ofreció a la comunidad ortodoxa búlgara en Roma el uso litúrgico de la iglesia de los Santos Vicente y Anastasio en la Fontana de Trevi.

 

MARGINAR LAS RELIGIONES ES UNA INJUSTICIA Y UN ERROR DE PERSPECTIVA
ENCUENTRO DEL PAPA CON LOS REPRESENTANTES DE LA CULTURA, LA CIENCIA Y EL ARTE

En su Visita Apostólica a Bulgaria, Juan Pablo II tuvo el viernes por la tarde un encuentro con los representantes de la Cultura, la Ciencia y el Arte. El acto se desarrolló en el Palacio de la Cultura de Sofía, que se ha convertido en el nuevo símbolo de la Ciudad, siendo el centro de Congresos más grande de Europa centro-oriental.

En su discurso en búlgaro el Papa resaltó la delicada e importante contribución que ofrecen a la noble empresa de la construcción de una sociedad en la que pueda realizarse la mutua comprensión y la rápida cooperación mediante el intercambio generoso de los bienes culturales y espirituales.

El Santo Padre, también en esta ocasión subrayó que los Santos Cirilo y Metodio no sólo son los apóstoles de los eslavos sino también los padres de su cultura. "La cultura, dijo el Papa, es la expresión encarnada en la historia de la identidad de un pueblo; forja el alma de una nación que se reconoce en determinados valores, se expresa en símbolos precisos y comunica a través de sus propios signos. La obra de los santos Cirilo y Metodio constituye una contribución eminente a la formación de las raíces cristianas comunes de Europa".

"Esas raíces, continuó diciendo el Santo Padre, que por su profundidad y vitalidad configuran uno de los más sólidos puntos de referencia cultural del que no puede prescindir ninguna iniciativa seria de recomposición de la unidad del continente en forma nueva y actual."

Según el Papa "la experiencia histórica demuestra que el anuncio de la fe cristiana ha integrado y exaltado los valores auténticos y culturales típicos del genio de los países evangelizados, contribuyendo a la apertura recíproca, ayudándoles a superar los antagonismos y a crear un común patrimonio espiritual y cultural, presupuesto de estabilidad y constructor de relaciones de paz".

Para Juan Pablo II, "quien quiera trabajar activamente en la edificación de una auténtica unidad europea no puede prescindir de estos datos históricos". Por ello el Pontífice afirmó que la marginación de las religiones, que han contribuido y contribuyen a la cultura y al humanismo de los que Europa se siente orgullosa, es una injusticia y un error de perspectiva".

El Papa terminó su discurso recordando que "junto a una Europa de la cultura con los grandes movimientos filosóficos, artísticos y religiosos que la distinguen, encontramos una Europa del trabajo con las conquistas tecnológicas e informáticas del siglo apenas concluido; pero encontramos también, por desgracia, la Europa de los regímenes dictatoriales y de las guerras, una Europa de la sangre, de las lágrimas y de la crueldad más espantosas". Por ello, Juan Pablo II invitó a todos a reaccionar contra la tentación del escepticismo y la indiferencia, para poder volver a encontrar la profunda identidad europea en sus raíces cristianas y en la obra de los Santos Benito, Cirilo y Metodio.

 

EL MONASTERIO DE RILA MANTUVO ENCENDIDA LA LLAMA DE LA FE EN LOS MOMENTOS MÁS OSCUROS DE LA HISTORIA NACIONAL

En el Monasterio de San Juan de Rila, considerado por los búlgaros como la cuna de su cultura, de su identidad nacional y de su religiosidad, el Obispo de Roma expresó el sábado por la mañana la "gratitud también de la Iglesia latina y de los Monjes de Occidente" al Monaquismo Oriental. En sus palabras a los "Venerables Metropolitanos y Obispos, y a los amadísimos Monjes y Monjas de Bulgaria y de todas las santas Iglesias ortodoxas", Juan Pablo II destacó que "la vida monástica, en virtud de la tradición ininterrumpida de santidad en la que se afianza, custodia con amor y fidelidad algunos elementos de la vida cristiana, importantes también para el hombre de hoy". Sí, queridos hermanos y hermanas - afirmó asimismo el Papa - "el monaquismo oriental, junto con el occidental, constituye un gran don para toda la Iglesia".

Y, tras hacer hincapié en que el monaquismo es memoria evangélica para los cristianos y para el mundo, el Papa recordó que todas las Iglesias ortodoxas saben cuán inestimable es el patrimonio de fe y cultura que constituyen los monasterios. En este contexto, Juan Pablo II se refirió al importante papel de los monasterios en la historia de Bulgaria, Grecia y Rusia.

"¡Qué Dios os bendiga! Y os confirme en la fe y en la vocación y os haga instrumento de comunión en su santa Iglesia y testigos de su amor en el mundo" deseó el Papa en el Monasterio ortodoxo de Rila a los amadísimos monjes y monjas.

El Papa, destacando la figura de San Juan de Rila, recordó que él mismo quiso que se incluyera en las representaciones de los santos orientales y occidentales del mosaico de la Capilla Redemptoris Mater, en el Palacio Apostólico Vaticano. Durante esta peregrinación de Juan Pablo II al importante santuario y monasterio, el Papa mantuvo un encuentro privado también con el primer ministro búlgaro, Simeón de Sajónia Coburgo, hijo del rey Boris III, cuya sepultura se encuentra precisamente en el mismo Monasterio.

El Santo Padre efectuaba el sábado esta visita de una hora de duración al Santuario-Monasterio de S. Juan de Rila, hacia el sur de Bulgaria y a unos 120 kms de la capital. En la iglesia de la Natividad de Rila se conservan los restos del ermitaño S. Juan de Rila. Vivió en el siglo décimo, antes de la división entre oriente y occidente y por ello es objeto de veneración tanto de católicos como de ortodoxos.

Después de sucesivas destrucciones y reconstrucciones, el conjunto arquitectónico de Rila fue objeto de una renovación total en el siglo XIX con la participación de artistas, artesanos, técnicos de toda Bulgaria. Puede decirse que hoy Rila, con sus tesoros de obras de arte y artesanía, documentos, incunables es el corazón de la historia antigua y reciente de Bulgaria. Por ello la visita de Juan Pablo II a este lugar adquiere un significado notable en la vida de la nación.

A su llegada, el Santo Padre fue recibido por el Abad-Obispo Juan y su pequeña comunidad de siete monjes, y por el Primer Ministro Simeón. El abad ortodoxo hizo un discurso de elevado tono espiritual y positivo. "Los muros de nuestra división no llegan hasta el cielo. Son obra humana. Y los hombres estamos llamados a derribarlos". Recordó también su presencia personal como observador en el Concilio Vaticano II y la visita efectuada a este lugar por monseñor Roncallli (que llegaría a ser luego el papa Juan XXIII) cuando era delegado apostólico en Bulgaria los anos 1925-1934.

En su discurso Juan Pablo II se refirió a la vida monástica. Y se pregunto: " ¿Qué sería hoy de Bulgaria sin el Monasterio de Rila que en los momentos más oscuros de la historia nacional ha mantenido encendida la llama de la fe? Y ¿qué sería hoy de Grecia sin la santa montaña de Athos? ¿Y de Rusia sin tantos monasterios que le han permitido superar el infierno de la persecución soviética? Pues bien, hoy está aquí el obispo de Roma para deciros que también la iglesia latina y los monjes de occidente os están agradecidos por vuestra existencia y vuestro ejemplo".

A continuación el Santo Padre se detuvo unos instantes en actitud de oración ante la tumba del Rey Boris III, muerto en 1943, padre del actual Primer Ministro Simeón. La tumba en realidad se encuentra vacía ya que los restos del rey desaparecieron durante el régimen comunista.

Luego, en un salón del Monasterio el Santo Padre ha tenido un encuentro con el Primer Ministro a quien acompañaban su esposa, hijos y nietos. Al término del encuentro, el Primer Ministro hizo alusión a la necesidad de superar las divisiones entre católicos y ortodoxos que duran ya de hace unos once siglos.

 

REFERENCIA CONSTANTE A JUAN XXIII

El sábado por la tarde, el Papa se reunió en la Nunciatura Apostólica de Sofía, con el Gran Muftí y algunos representantes de la Comunidad Musulmana y seguidamente con algunos Representantes de las Iglesias Evangélicas. Además, Juan Pablo II visitó la Con-catedral Católica de rito latino, donde bendijo una estatua dedicada al Beato Juan XXIII y la primera piedra de la futura iglesia que sustituirá a la actual. En su discurso saludó al Obispo de la Diócesis, a los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles latinos de todas las regiones de Bulgaria. "Que las piedras necesarias para la construcción de la nueva iglesia, les dijo Juan Pablo II, sean imagen de las piedras vivas que cada uno de ellos está llamado a ser, en virtud del Bautismo". Y les deseó "que la intercesión y el ejemplo del Beato Juan XXIII les acompañe y sostenga en el camino de la vida".

Después el Pontífice visitó la Catedral católica de rito bizantino-eslavo dedicada a la dormición de la Virgen María. Aquí también evocó la figura del Beato Juan XXIII, que rezó en esa Catedral y que tanto se prodigó por la vida de la Iglesia católico de rito bizantino-eslavo en Bulgaria. "Que la reliquia que os he traído desde Roma sea custodiada y venerada en la Iglesia que se construirá y que habéis querido dedicarle".

 

BEATIFICACIÓN DE TRES MÁRTIRES DE LA PERSECUCIÓN COMUNISTA
EL ACTO DE FIDELIDAD A CRISTO HA UNIDO A LAS DOS COMUNIDADES ECLESIALES EN BULGARIA, HASTA LA ENTREGA SUPREMA

Juan Pablo II transcurrió la tercera y ultima jornada de su visita a Bulgaria, en la ciudad de Plovdiv a unos 150 kilómetros de la capital Sofía. Plovdiv es la sede de la diócesis principal católica de rito latino en Bulgaria en cuanto a numero de católicos. Y fue el centro de apostolado de los asuncionistas durante el régimen comunista. En esta ciudad Juan Pablo II tuvo dos celebraciones importantes: la beatificación de tres religiosos asuncionistas, de rito católico bizantino, mártires de la persecución comunista, y luego, por la tarde un encuentro con los jóvenes de Bulgaria. Plovdiv es la segunda ciudad por numero de habitantes, después de Sofía, en Bulgaria. Situada en un paisaje de grande belleza natural, con varias colinas que le han merecido el calificativo de "la ciudad de las colinas", es un centro turístico importante y de intensa actividad cultural. La jornada en Plovdiv cerró la visita de Juan Pablo II a Bulgaria.

Eran las once menos diez minutos hora local, cuando el Obispo de Roma, presente en la ciudad de Plovdiv, en Bulgaria, proclamó beatos tres mártires de la persecución comunista. Un hecho que hace todavía pocos años hubiera parecido imposible. El altar instalado para esta ocasión en la plaza parque de la ciudad de Plovdiv, tenía detrás el edificio que, años atrás, era la sede del Partido Comunista.

El Santo Padre llegó a la ciudad de Plovdiv en auto tras haber recorrido los 150 kilómetros que la separan de la capital Sofía. A su llegada, y bajo una lluvia fina, intermitente, le esperaban unos 40.000 fieles. Después de una breve visita al Ayuntamiento, atravesó en auto descubierto la plaza, entre el entusiasmo de los fieles, hasta llegar al altar alzado sobre una pequeña elevación.

Entre los obispos presentes en el estrado del altar figuraban dos ortodoxos: el Patriarca metropolita de la ciudad y el rector del seminario. Con sus hábitos negros, dejaban claro que no se consideraban concelebrantes con los demás obispos y sacerdotes. En su homilía Juan Pablo II agradeció esta presencia y la de muchos otros fieles ortodoxos confundidos entre la multitud. Dedicó también un saludo a los fieles del Islam.

Refiriéndose a los nuevos Beatos Juan Pablo II recordó expresamente no solo a los tres nuevos Beatos católicos, dos de rito latino y uno de rito bizantino, sino también a otros fieles de la Iglesia ortodoxa que sufrieron la persecución comunista. "Este acto de fidelidad a Cristo ha unido a las dos comunidades eclesiales en Bulgaria, hasta la entrega suprema. Esto ha de tener un sentido y una elocuencia ecuménica. El ecumenismo de los santos, de los mártires, es tal vez el más convincente. Esta unión de los santos habla mas fuerte que los factores de división ".

El acto de beatificación sirvió también para estrechar más las relaciones entre los católicos de rito oriental y los de rito latino, ya que entre los nuevos santos están representados ambos ritos. En la ceremonia, celebrada casi toda en rito latino, hubo intervenciones del rito bizantino.

El Santo Padre aparecía en bastante buena forma no obstante el largo viaje de casi dos horas en auto desde Sofía y la larga duración de la ceremonia (mas de dos horas). Concluida la celebración eucarística y antes del rezo del Ángelus, saludó a los religiosos agustinos asuncionistas, venidos de varios países para asistir a la beatificación de sus hermanos en religión; a los peregrinos procedentes de Rumania, de Serbia, de Croacia, de la República Checa y de Polonia. Eran casi las 12'30 hora local cuando con su bendición cerró el acto religioso en la plaza central de Plovdiv.

 

ABATIR LAS BARRERAS DE LA SUPERFICIALIDAD Y DEL MIEDO, NO CEDER A LAS VANAS ESPERANZAS Y A LAS ILUSIONES FÁCILES DEL MUNDO
EL PAPA DICE A LOS JÓVENES QUE SÓLO CRISTO DA LAS RESPUESTAS QUE NO DEFRAUDAN

Juan Pablo II tuvo en la Catedral de Plovdiv a primera hora de la tarde del domingo un encuentro con los jóvenes búlgaros. "Al final de mi estancia en el país de las rosas" les dijo el Papa en su discurso, este encuentro es un anuncio de la primavera que se abre hacia el futuro. La belleza de la comunión que nos une en la caridad de Cristo, nos mueve a remar mar a dentro, con confianza, para responder a los dones y tareas recibidas del Señor.

La juventud, dijo Juan Pablo II es un tiempo en el que se ponen los fundamentos de la persona, es un don y un trabajo para cada uno. Por esto el Papa manifestó su alegría por estás cerca de ellos para escuchar con respeto vuestras ansias y soledades, vuestras expectativas y esperanza. Quiero comunicaros la certeza que es Cristo; la Verdad que es Cristo, el Amor que es Cristo.

Después el Papa partiendo de la Palabra de Dios dirigió a los jóvenes dos invitaciones: "Venid y veréis", así descubriréis lo que Jesús puede ofreceros, Él que es un amigo exigente os invita a abatir las barreras de la superficialidad y del miedo, a no ceder a las vanas esperanzas y a las ilusiones fáciles del mundo. No existen atajos hacia la felicidad y la luz, sólo Cristo nos da las respuestas que nodefraudan.

¡"Vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo"! Esta fue la segunda invitación del Papa a los jóvenes búlgaros que se están preparando para la Jornada Mundial de la Juventud de Toronto. Sólo Cristo es la verdadera luz y la verdadera sal. Aceptad con humilde valentía, manifestó el Santo Padre, la propuesta que Dios os dirige. Él os llama a ser santos. Os pide que seáis sal y luz en todos los momentos de vuestra vida. Ofreced vuestra aportación para que Bulgaria sea cada día más una tierra de acogida de prosperidad y de paz.

Juan Pablo II finalizó su discurso a los jóvenes búlgaros, refiriéndose a los beatos mártires de Bulgaria para que les sirvan de ejemplo y pidió al Beato Juan XXIII que interceda por este país al que quiso tanto.

 

¡QUE DIOS CONCEDA A BULGARIA DÍAS DE PROGRESO, PROSPERIDAD Y PAZ!

"Que Dios bendiga Bulgaria y que, con la abundancia de su gracia, haga que sus habitantes sientan mi afecto y gratitud y conceda a la Nación días de progreso, prosperidad y paz". Con estas palabras se despidió ayer Juan Pablo II de este país, concluyendo así el Viaje Apostólico, que hace el número 96 fuera de Italia de su Pontificado y que le ha llevado primero a Azerbaiyán y luego a Bulgaria.

El Pontífice saludó y agradeció al presidente y autoridades búlgaras; al Santo Sínodo y fieles de la Iglesia ortodoxa, encabezados por el Patriarca Maxim; y a los fieles del Islam y a la comunidad judía. Y dirigiéndose "a todo el amado pueblo búlgaro", evocó las palabras que había pronunciado el Beato Juan XXIII al despedirse de Bulgaria en diciembre de 1934. Entonces, mons. Roncalli, que había sido Delegado Apostólico precisamente en Sofía desde 1929 a 1934, decía que su casa iba a estar siempre abierta para todos los hermanos búlgaros, católicos y ortodoxos.

El acto de despedida en el aeropuerto de Plovdiv, conclusión de la visita de casi cuatro días a Bulgaria, se celebró con gran sencillez. El ministro de Asuntos Exteriores del gobierno búlgaro expresó el agradecimiento y el saludo de todos los búlgaros por esta visita, recordando las palabras del Presidente; esta ha sido una verdadera Pascua para nosotros. Juan Pablo II, por su parte, manifestó su agradecimiento nombrando expresamente a los no católicos: el Patriarca Maxim, toda la comunidad ortodoxa, musulmana, hebrea. Y citando unas hermosas palabras de la primera carta de San Pedro dijo: "Adorad al Señor en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar cuentas de la esperanza que lleváis dentro". De esta forma serviréis eficazmente a la causa del Evangelio y contribuiréis positivamente al verdadero progreso de Bulgaria. Poco después el avión de Alitalia, que conducía al Papa y su séquito emprendió vuelo a Roma.

 

VISITA AZERBAIYÁN: NUEVO PASO HACIA LA PAZ Y ENTENDIMIENTO DE RELIGIONES

Juan Pablo II emprendió el 22 de mayo un nuevo viaje apostólico - el que hace el número 96 de su Pontificado - y que le condujo primero a Azerbaiyán, y después a Bulgaria, hasta el domingo 26, día en que regresó al Vaticano.

"Con su visita a Azerbayán, el Santo Padre desea dar un nuevo paso hacia la paz y el entendimiento entre las religiones, además de rendir homenaje a un país que ha sido crisol de culturas y que se encamina hacia una independencia no siempre fácil y socialmente garantizada". Lo afirmaba monseñor Piero Marini, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, en la presentación de este viaje, en la que señaló además que "el Papa desea, asimismo en primer lugar, confirmar en la fe a la pequeña comunidad católica de Azerbaiyán con el anuncio de la palabra y la celebración de la Eucaristía".

En lo que respecta a Bulgaria, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias señaló que "en el nuevo camino que se ha abierto para la Iglesia con el comienzo del Tercer milenio, después e la celebración del Gran Jubileo del Año dos mil, el Sucesor de Pedro viaja a Bulgaria para reiterar a todos los búlgaros - católicos, ortodoxos, musulmanes, y a todos los que no creen, su invitación de seguir adelante con esperanza". Invitación que "Juan Pablo II dirige de forma especial a las Iglesias y a los creyentes, con el fin de que el Espíritu de comunión, derramado en Pentecostés, impulse a todos a volver a empezar, con renovado entusiasmo, sostenidos en la esperanza que nunca desilusiona" (cfr. Novo Millennio Ineunte, 58).

 

EL PAPA NUNCA CREYÓ EN LA DENOMINADA "PISTA BÚLGARA"
COMUNICADO CONJUNTO DE LA SANTA SEDE Y LA PRESIDENCIA DE BULGARIA

"El Papa nunca creyó en la 'denominada pisa búlgara' que culpaba a un pueblo que aprecia con afecto y admira". Efectivamente, así se lee en el comunicado conjunto hecho público el viernes por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y el de la Presidencia de la República de Bulgaria, después del primer acto del Papa en Sofía, es decir la visita de cortesía al presidente búlgaro.

Un comunicado de 10 puntos, que finaliza con un apremiante llamamiento a la paz entre israelíes y palestinos, a impulsar la unidad de Europa y en el que se destaca asimismo la importante herencia histórica de los Santos Cirilo y Metodio. Se confirma el amor del Santo Padre al pueblo búlgaro, a su cultura y tradición espiritual y su apoyo al modelo étnico y religioso en esta nación, así como a los esfuerzos que está cumpliendo Bulgaria para construir una verdadera sociedad democrática, en el respeto de los derechos humanos fundamentales.

Tras confirmar la importancia del respeto de la libertad religiosa y de conciencia, como principios básicos de la democracia, el comunicado conjunto de la Santa Sede y la Presidencia de la República de Bulgaria destaca también el deseo común de reforzar el desarrollo de las relaciones bilaterales en el campo social, de caridad, científico y cultural. Declarando además, en este contexto, que ambas partes están dispuestas a preparar un acuerdo al respecto entre Bulgaria y la Santa Sede.

Tras condenar el racismo, la xenofobia y la intolerancia étnica, haciendo un llamamiento contra el terrorismo, el crimen organizado, el tráfico ilegal de drogas y el de personas, la pornografía infantil y la explotación laboral de los menores, la Santa Sede y Bulgaria ponen de relieve que la globalización debe marchar acompañada de la solidaridad, para prevenir que aumente la brecha entre los países ricos y los pobres. Y hacen hincapié en la necesidad de que la humanidad encuentre soluciones a las consecuencias negativas de la globalización, como el aumento de la pobreza que conduce al desempleo y a la falta de cultura.

La Santa Sede y Bulgaria, intercambiando puntos de vista sobre lo que concierne a la paz, seguridad y cooperación en Europa, exhortan a la construcción de una casa común europea que respete las riquezas culturales, espirituales y religiosas de cada nación. Y subrayan el histórico y significativo papel de las Iglesias Cristianas en la construcción de la nueva Europa.

El Santo Padre expresa además su apoyo a los esfuerzos de la República de Bulgaria para ser miembro de la Unión Europea y la importancia de esta nación como puente entre Oriente y Occidente.

La Santa Sede y Bulgaria expresan asimismo profunda satisfacción por la paz y estabilidad en el sudeste europeo, en particular en los Balcanes, impulsando a la creación de condiciones para transformar esta región en un lugar de paz, libertad y concordia entre todos sus habitantes.

Y, tras reiterar que los Balcanes son una parte de Europa, la Santa Sede y Bulgaria hacen hincapié en la necesidad de hacer todo lo posible para su integración en la Unión Europea. El comunicado conjunto finaliza afirmando la profunda preocupación de ambas partes ante la violencia en Oriente Medio. Hacen un llamamiento para que finalice esta violencia, para que los israelíes y los palestinos reanuden pronto las negociaciones con el apoyo de la comunidad internacional y se logre la anhelada y justa solución del conflicto.

La Santa Sede y Bulgaria reiteran que las negociaciones son la única oportunidad de encontrar una solución para el conflicto árabe-israelí, fundada en el principio de "tierra para la paz" y en las resoluciones de las Naciones Unidas, garantizando a todos los países de la región el derecho de vivir en paz y seguridad con fronteras internacionalmente reconocidas.

 


 

SAN ALONSO DE OROZCO ERA "IMAGEN VIVA DEL EVANGELIO"

Juan Pablo II recibió el lunes a los numerosos peregrinos que el domingo participaron en la canonización de cinco nuevos santos: Alonso de Orozco, agustino español; Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, primera santa de Brasil; y los italianos Ignacio de Santhiá, Humilde de Bisignano y Benedicta Cambiagio. En un encuentro que el mismo Papa calificó de fiesta, en el que la luz y alegría de Pentecostés se prolongan, el Pontífice hizo hincapié en la acción del Espíritu Santo, cuyo fruto es la santidad.

El Santo Padre destacó la acción de gracias de toda la Iglesia por estos "amigos y protectores, intercesores y modelos de vida". Y, reiterando su bienvenida a los numerosos presentes en el Aula Pablo VI, el Papa recordó las figuras de los cinco nuevos santos, en un discurso que pronunció en español, portugués e italiano. Juan Pablo II saludó con afecto a los peregrinos españoles venidos para la solemne canonización de Alonso de Orozco, fraile agustino y manchego universal, destacando así sus cualidades: "Las ricas cualidades que lo distinguen nos hacen destacar en él la figura de un hombre de letras y piedad, de servicio y caridad, de cultura y abnegación. Entre los elogios que se le han dedicado quisiera evidenciar el de "imagen viva del Evangelio" porque éste es el objetivo al que los cristianos están llamados: ser imitadores de Jesús, siguiéndole cada uno desde su vocación particular. Y San Alonso de Orozco lo hizo como religioso agustino. Que la vida y las enseñanzas de este nuevo Santo sean para todos de ayuda y estímulo para seguir a Jesucristo.

En sus palabras a los peregrinos procedentes de Brasil, el Papa subrayó el testimonio cristiano de Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, fundadora de las Hermanas de la Inmaculada Concepción. Nacida en Italia y crecida en Brasil, donde desarrolló su apostolado con gestos de entrega y abnegación por el bien de las almas, la Madre Paulina - recordó Juan Pablo II - sirvió a la Iglesia en los más necesitados y en cuantos sufrían por las injusticias, con sencillez, humildad y vida interior.

El Pontífice evocó asimismo el carisma de San Ignacio de Santhiá, saludando a los capuchinos que celebran con alegría la canonización de este santo, conocido como "padre de los pecadores y desesperados". Siempre atento y disponible hacia los que buscaban en él el consuelo, el aliento y el perdón de Dios.

Asimismo, el Papa recordó la figura de San Humilde de Bisignano. De este religioso franciscano de los frailes menores, Juan Pablo II destacó nuevamente que es para todos los creyentes "un modelo de fidelidad heroica al Amor, vivida en la humildad y entrega a la santa voluntad de Dios".

De Santa Benedicta Cambiagio - saludando de forma especial a las Hermanas Benedictinas de la Providencia, que ella fundó - el Pontífice puso de relieve su fiel obediencia a la voluntad de Dios, contemplando siempre a Cristo crucificado.

 

LOS OBISPOS DE ECUADOR FINALIZAN SU VISITA AD LÍMINA

El lunes finalizaban los Obispos ecuatorianos su visita quinquenal. Después de recibirles uno a uno, Juan Pablo II les entregó un discurso. En el mismo, el Papa constata con satisfacción cómo los Pastores en el Ecuador han acogido su invitación, hecha al término del Gran Jubileo, de que "el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida, mediante el testimonio de los valores evangélicos, en la sociedad y en la cultura. En sintonía con este criterio se ha elaborado el "Plan global pastoral de la Iglesia en el Ecuador 2001-2010", el cual ha de poner en marcha actividades efectivas, continuadas y coordinadas que dinamicen la pastoral ordinaria de este primer decenio del nuevo milenio.

En este sentido, el Papa recuerda que cualquier plan pastoral ha de tener como meta última e irrenunciable la santidad de todo cristiano, el cual no puede "contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una religiosidad superficial". Por eso, no han de escatimarse esfuerzos para promover aquellos recursos más fundamentales de la acción evangelizadora.

Una particular atención debe prestarse a la formación de los laicos y a su papel y misión en la Iglesia. Se ha de poner gran esmero también en la formación permanente de los sacerdotes. En cuanto al derecho a la "libertad de educación", Juan Pablo II dice que los pastores "no pueden permanecer impasibles ante el hecho de que una parte de las nuevas generaciones, sobre todo las menos dotadas de medios económicos, se vea privada de la apertura a un sentido de la vida y de una formación religiosa que será crucial en toda su existencia. También se ha de proponer el mensaje de Cristo con confianza a los diversos grupos culturales y étnicos, de los cuales el Ecuador, por naturaleza e historia, es particularmente rico.

Ante el fenómeno de la emigración, en los últimos años, de ecuatorianos que han dejado su tierra en busca de mejores condiciones de vida. El Pontífice invita a los pastores a interesarse por esta parte de la grey, planteando una pastoral de la emigración que ayude a las familias disgregadas a no perder el contacto con quienes están fuera y que establezca los cauces necesarios con las diócesis de destino para asegurarles la asistencia religiosa necesaria, de modo que no se ofusquen sus raíces y tradiciones cristianas.

El Santo Padre, a pesar de que es consciente de las muchas preocupaciones que acompañan el ministerio pastoral de los obispos ecuatorianos como son la inestabilidad familiar, la desorientación de buena parte de la juventud, la influencia de mentalidad laicista en la sociedad, el acecho de las sectas o la zozobra de una situación social y económica llena de incertidumbres, el Papa les alienta a no desfallecer y les invita "a tener el mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos". "La magnífica experiencia eclesial del Gran Jubileo del 2000 -dice- sigue siendo aleccionadora, pues ha puesto de relieve la inagotable capacidad del mensaje de Cristo para llegar al corazón de los hombres de hoy y la inconmensurable fuerza transformadora del Espíritu".

 

LA CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA CUMPLE MEDIO SIGLO

Juan Pablo II ha escrito un mensaje a los obispos italianos en ocasión del 50 aniversario de fundación de la Conferencia Episcopal Italiana nacida en 1952. Medio siglo de fiel, generoso e iluminado servicio colegial a la Iglesia - dice el Papa - que ha significado un renovado camino de comunión afectiva y efectiva entre los obispos de Italia y que se ha revelado también proficuo para la Iglesia y para el país.

Insertada en la gran herencia y en la viva tradición de fe, santidad y cultura cristiana, suscitadas por la predicación apostólica que Italia ha vivido desde los primeros años de la era cristiana, la Conferencia Episcopal Italiana ha contribuido a conservar y renovar esta herencia y tradición con particular atención y referencia al evento eclesial que ha sido el Concilio Vaticano II.

En esta circunstancia conmemorativa de los 50 años de vida de la CEI, el Santo Padre a la vez que confirma su apoyo espiritual, aconseja a los obispos a que "perseveren con caridad y serena firmeza en el ejercicio de sus responsabilidades pastorales. En especial, dice, que los prelados dediquen especial atención a los derechos de la familia fundada en el matrimonio; les indica que den confianza y apertura a los jóvenes; que se dediquen con pasión a promover auténticas vocaciones cristianas y a que continúen siendo testimonios creíbles de solidaridad y generosos agentes de paz, de concordia social y de búsqueda del bien común.

Juan Pablo II está seguro que Italia en virtud de su historia, de su cultura y vitalidad cristiana podrá desarrollar un gran papel dentro de Europa, para que el continente que se está edificando no pierda las propias raíces espirituales, sino que, al contrario, encuentre en la fe vivida de los cristianos inspiración y estímulo en su camino hacia la unidad.

 

UN FUTURO DE PAZ ES POSIBLE

Juan Pablo II envió un mensaje a los muchachos por la unidad del Movimiento de los Focolares, reunidos el sábado en la ciudad lacial de Marino en el "Super Congreso Gen 3". Se trata de un congreso que reúne cada 5 años a miles de jóvenes de todo el mundo, que entre cantos y músicas, con reflexiones y testimonios propios, dan voz a sus esperanzas de paz en el mundo. El domingo junto con otros jóvenes de ochenta países y de distintas culturas y religiones partirán del Coliseo de Roma para realizar una marcha por la paz, con el lema "Un futuro de paz es posible".

"Vuestro gran ideal -escribe el Santo Padre- es el ideal de la unidad". Por eso comprendéis que "pueda, de vez en cuando dejar mi sede de Roma y encontrarme, como hoy, en visita apostólica en Azerbaiyán y Bulgaria", porque "esto forma parte de mi servicio de Sucesor del Apóstol Pedro, encargado por Cristo de custodiar y promover la unidad".

"Nos mueve el mismo Espíritu... el mismo Espíritu nos une. Es el Espíritu Santo de Dios, que de manera misteriosa empuja a la Iglesia hacia una profunda comunión. Y lo hace con el Amor, que vivifica y santifica", dice el Papa. "Jesucristo es el Salvador de todo el mundo. Es el Príncipe de la Paz. Jesús es nuestra esperanza, la esperanza para toda la unidad que, en cada generación, está llamada a construir la paz en la justicia, en la verdad y en la libertad". El Santo Padre exhorta a los muchachos a ser los "anunciadores y testigos de esta espléndida verdad, ser apóstoles de la paz".

 

TIMOR ORIENTAL: EDIFICAD UNA SOCIEDAD JUSTA, LIBRE, SOLIDARIA Y PACÍFICA

Tras varios siglos de ocupación extranjera, primero portuguesa y después indonesia, y tras tres años de administración de Naciones Unidas, en la capital de Timor Oriental, Dili, finalmente ondea la bandera nacional, símbolo de la declaración de independencia. Entre los testigos que asistieron el domingo a la ceremonia oficial de nacimiento de este nuevo estado, el 192 país libre de la Tierra, había lideres políticos y delegaciones de 80 países. Entre ellos el secretario general de la ONU, Kofi Annan, que entregó los poderes institucionales al líder histórico de la resistencia contra Indonesia y nuevo primer presidente de Timor Este, Xanana Gusmao.

Y el lunes el Vaticano fue uno de los primeros países del mundo que quiso establecer permanentes lazos de amistad con la nueva nación timorense. De hecho la Santa Sede y la República Democrática de Timor Oriental, de común acuerdo, han decidido establecer relaciones diplomáticas a nivel de nunciatura apostólica en Dili, por parte de la Santa Sede y de embajada en Roma por parte de Timor Este.

Desde el punto de vista eclesiástico en el territorio de la nueva nación se encuentran dos diócesis: Dili y Baucau, confiadas respectivamente al cuidado pastoral de dos Administradores Apostólicos, monseñor Carlos Felipe Ximenes Bello y Mons. Basilio do Nascimento. El 80 % de la población de la isla, unos 850 mil habitantes, es católico.

Y el domingo con una solemne celebración eucarística, en Dili, se quiso dar las gracias a Dios por el don de la libertad y la independencia conseguidos. Durante la homilía del enviado extraordinario de Su Santidad, el arzobispo Renato Martino, se leyó el mensaje que el Papa ha escrito para todo el pueblo timorense, en el cual, el Santo Padre se une espiritualmente a ellos compartiendo sus sentimientos de exultación y alegría y deseándoles que edificaran una sociedad justa, libre, solidaria y pacífica.

"Esta patria que Dios confía a vuestras manos - les dice el Pontífice- tendrá que apoyarse sobre aquellos valores sin los cuales no existe una verdadera democracia: respeto por la vida; solidaridad efectiva entre los miembros de la misma comunidad; apertura y respeto de todas las minorías; atención a las necesidades de la familia, de modo especial a los jóvenes. Y en todo ello los cristianos deberán siempre ser los primeros en dar ejemplo.

En su mensaje el Papa anima a los dos administradores apostólicos, Mons. Ximenes Bello y Mons. Do Nascimento, a que con la palabra iluminada de la fe, su ejemplo de vida, su testimonio de fidelidad al Evangelio y su generoso servicio pastoral puedan ser punto de referencia y de orientación segura para sus fieles. Un saludo especial también lo dedicó el Papa a todos los que trabajan incansablemente en las parroquias, escuelas, dispensarios médicos, para que "continúen con ardor, su precioso apostolado de evangelización y de promoción".

 

TELEGRAMA DEL PAPA POR LA MUERTE DEL CARDENAL RUMANO TODEA

Con un afectuoso mensaje, Juan Pablo II expresó su profundo pesar por la muerte el miércoles del cardenal, Alexandru Todea, símbolo de la resistencia de la Iglesia católica en Rumania durante el régimen comunista. Todea, que habría cumplido 90 años el próximo 5 de junio, transcurrió 16 años de su vida en las cárceles de Bucarest y otros 27 en régimen de libertad vigilada. En su mensaje a monseñor Lucian Muresan, arzobispo sucesor del metropolita fallecido, Juan Pablo II dice haber acogido "con tristeza" la noticia de la "pía muerte" mientras tenía lugar su viaje apostólico a Azerbayán y Bulgaria. El Santo Padre se asocia al dolor del obispo, de los sacerdotes y los fieles rumanos. El Papa en su telegrama de pésame recuerda también "la intensa y activa obra del purpurado desaparecido en sostener a la Iglesia rumana bajo el régimen tirano, dando siempre testimonio de su fe".

 

PAPA EXPRESA PESAR POR ACCIDENTE AVIÓN TAIWÁN Y TREN MOZAMBIQUE

Juan Pablo II envió, por medio del Secretario de Estado, dos telegramas de condolencia por el accidente aéreo producido en el estrecho de Taiwán, con más de doscientas víctimas, y por la catástrofe ferroviaria registrada en Maputo (Mozambique) donde han perecido más de ciento cincuenta personas y el número de heridos es también muy elevado.

El Cardenal Sodano escribe que "entristecido por las noticias del trágico accidente aéreo cerca de la isla de Penghu (Taiwán), el Santo Padre desea asegurar a todos los afectados su cercanía en las oraciones. Su Santidad encomienda a las víctimas a la piedad y el cariño de Dios todopoderoso, y sobre sus apenadas familias y todos los afectados por este desastre terrible él invoca las bendiciones divinas de fuerza y consuelo".

El Cardenal Sodano, en el telegrama al Cardenal Arzobispo de Maputo (Mozambique), le asegura que habiendo conocido con profundo pesar la catástrofe ferroviaria, el Santo Padre confía a Dios Padre de la misericordia las numerosas víctimas pidiendo que las acoja en su paz, y le ruega que transmita sus vivas condolencias a todos los que están de luto, asegurándoles su proximidad espiritual a los siniestrados". El telegrama concluye "suplicando para ellos el consuelo de lo alto y solicita la ayuda de las instituciones y de las personas de buena voluntad".

 

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

DIÓCESIS DE LES GONAÏVES (HAITI)
Juan Pablo II ha nombrado obispo coadjutor al reverendo padre Yves-Marie PÉAN, C.S.C., hasta ahora rector de la sección filosófica del Seminario Mayor de Port-au-Prince.

ARCHIDIÓCESIS DE MILWAUKEE (ESTADOS UNIDOS)
El Pontífice ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis presentada por monseñor Rembert G. WEAKLAND, O.S.B., en conformidad al canon 401 §1 del Código de Derecho Canónico.

ORIDINARIATO MILITAR PARA GRAN BRETAÑA
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al encargo de Ordinario Militar para Gran Bretaña presentada por monseñor Francis Joseph WALMSLEY, en conformidad al canon 401 §1 del Código de Derecho Canónico. En su lugar el Papa ha nombrado al Reverendo Padre Thomas Matthew BURNS, S.M., hasta ahora vicario general del mismo Ordinariato.

VICARIATO APOSTÓLICO DE KONTAGORA (NIGERIA)
El Santo Padre ha elevado la Prefectura Apostólica de Kontagora, en Nigeria, al rango de Vicariato Apostólico, con la misma denominación y configuración territorial. Y ha nombrado primer vicario apostólico de este Vicariato, a Timothy Joseph CARROLL, hasta la fecha Prefecto Apostólico de Kontagora, asignándole la sede titular episcopal di Tipasa di Mauritania.

EPARQUÍA DE SAN PEDRO APÓSTOL DE SAN DIEGO DE LOS CALDEOS
El Papa ha erigido la Eparquía de "San Pedro Apóstol de San Diego" de los Caldeos desmembrándola del territorio de la actual Eparquía de "Santo Tomás Apóstol de Detroit" de los Caldeos. Y ha nombrado al Reverendo Sarhad JAMMO primer obispo de esta nueva Eparquía.

 

VIDEOCONFERENCIA DEL ARZOBISPO FOLEY SOBRE LA IGLESIA E INTERNET
CONGRESO EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SAN ANTONIO DE MURICA

El arzobispo, monseñor John Foley, Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales intervino el 20 de mayo, a través de una videoconferencia, en un congreso organizado por la Univesidad Católica de San Antonio de Murcia. La intervención de monseñor Foley se centró en el tema: LA IGLESIA E INTERNET.

El tema que me ha sido solicitado se refiere al uso que la Iglesia hace de estos nuevos medios, y pienso que es ya muy elocuente el vehículo mismo de esta comunicación.

Se nos interpela constantemente sobre la actitud de la Iglesia ante el nuevo panorama tecnológico y cultural. La respuesta no puede separarse del proceso histórico que nos ha traído hasta aquí. En contraste con lo que muchas personas creen, la Iglesia ha sido pionera a lo largo de su historia en usar los medios que tenía a su alcance para comunicar la Buena Noticia. Tomando oportunas precauciones antes de aceptar sin más algunas innovaciones científicas y tecnológicas, en los aspectos más profundos de la vida humana la Iglesia no "responde" a los desafíos de la cultura: los plantea. No debe verse a sí misma como quien reacciona constantemente a provocaciones. Contiene en sí misma una tal carga de novedad y de futuro, que es una auténtica locomotora del desarrollo humano, e interpela al hombre de todos los tiempos. Ha abierto caminos en numerosos aspectos de la convivencia humana, del arte, de la propia ciencia, de la educación. ¡También en el de las comunicaciones sociales! Esto sigue siendo así aún en estos momentos en que vemos una relación difícil, en no pocos países, entre algunos medios y la Iglesia.

En la larga historia de la comunicación de la fe, el testimonio y la palabra son medios esenciales y perennes. Junto a ellos surgió el documento escrito, que en su momento actuó como salvaguarda de autenticidad y objetividad. Otros medios fueron la cantiga, el gregoriano y la catedral, de gran eficacia para comunicar al pueblo el Amor de Dios. También la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, han sido vehículos que unían arte, belleza y mensaje. Con el avanzar de los siglos surgieron el teatro, la prensa, la radio, la televisión y el cine, usados también por la Iglesia con ánimo de llevar a Cristo al corazón de los oyentes.

No olvidemos que el primer libro impreso por Gutemberg fue la Biblia, y la primera radio pública del mundo fue la Radio Vaticana, instalada por el propio Marconi. La Santa Sede fue asimismo uno de los firmantes del acuerdo que inició el consorcio internacional Intelsat, la primera red intercontinental para la comunicación vía satélite. Nuestro Pontificio Consejo empezó a promover con el CELAM la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL) mucho antes de que Internet se convirtiera en una realidad social, y la Santa Sede tiene páginas web desde hace años. Por su parte, la Congregación del Clero está usando la videoconferencia un gran medio para facilitar la formación permanente de los sacerdotes en el mundo.

La Iglesia y las nuevas tecnologías de la información

La relación del ser humano con la tecnología que él mismo crea, incide profundamente en la vida social, no siempre con efectos positivos. El "homo faber", que busca liberarse de las esclavitudes laborales y potenciar su esfuerzo a través de las herramientas técnicas, ha sido no pocas veces esclavo de sus propios hallazgos. Más aún cuando éstos se refieren a la comunicación humana y le dan dimensiones masivas. Así pues, no está de más una reflexión serena ahora que la tecnología digital está abriendo una nueva fase histórica. La Iglesia no se conforma con usar los medios, y usarlos en orden a la comunión y al progreso de los pueblos; también y sobre todo reflexiona sobre ellos a la luz del Evangelio, y ofrece unos criterios para su uso.

En primer lugar desearía aclarar que no es lo mismo informática que Internet. Es posible usar los medios informáticos allá donde no existe Internet. Todos conocemos la utilidad del archivo de documentos, de las redes locales y de los servicios comunes a través del ordenador; estas soluciones prestan grandes servicios a la Iglesia en ambientes poco dotados. Una sola conexión a Internet, además, puede abrir estas realidades al mundo. Nuestras experiencias con la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL) nos han mostrado la eficacia de personalizar las soluciones técnicas para situaciones de pobreza, poniendo la tecnología al servicio de las necesidades reales de cada comunidad. El multiplicar los usuarios en zonas necesitadas puede llamarse "apostolado del acceso a las nuevas tecnologías", y marca el quehacer de numerosas iniciativas eclesiales, como la RIIAL en América Latina y otras que están surgiendo en los demás continentes. Así el gran banquete de la cultura, servido en formato digital, tendrá cada vez más comensales que participen activamente y se beneficien de él.

Por su parte, Internet es un fenómeno social de largo alcance que está transformando el panorama mundial. Ha sido llamada por el Papa Juan Pablo II "nuevo foro para la proclamación del Evangelio", en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año. En él el Santo Padre lanzó una valiente convocatoria a entrar sin temores en el mundo de la informática. Superando la perplejidad de algunos y la indiferencia de otros, el Sucesor de Pedro señala un nuevo campo de misión que no podemos ignorar. Este es un eco de aquella convocatoria emblemática, expresada a los Obispos de Haití en 1983, cuando el Papa invitó a toda la Iglesia a realizar una nueva evangelización que fuera "nueva en sus métodos, nueva en su ardor y nueva en su expresión".

La Iglesia ante el fenómeno Internet

Me referiré ahora a los dos documentos de este Pontificio Consejo que fueron publicados el 22 de febrero pasado: "Ética en Internet" e "Iglesia e Internet", que les recomiendo vivamente lean y profundicen. Aquí recojo sólo algunos de los rasgos comunes a ambos textos, sin poder, evidentemente, agotar su contenido. Han sido muy bien acogidos, y los propios medios electrónicos han posibilitado su amplia difusión en todo el mundo.

El primer aspecto característico de ambos textos es que señalan el valor del medio electrónico en sí mismo. La Iglesia no teme la objetividad del análisis, y detecta en cada momento los "signos de los tiempos" reconociendo la validez de las cosas cuando la tienen. Estos documentos expresan cuán providencial ha sido el surgimiento de estas nuevas herramientas para la comunicación y la comunión.

Por otra parte, reconocen la novedad del medio informático, y de ahí la necesidad de formación e información sobre sus características propias. El camino recorrido por la Iglesia en el uso de los otros medios de comunicación social es sin duda una excelente base, pero no pueden aplicarse los mismos métodos y lenguajes en un medio que tiene otras valencias. Es necesario aprender y ser creativos en formas nuevas.

Para animarnos a realizar esa misión con realismo y esperanza, los documentos señalan sin disimulos las virtudes y los riesgos de estos medios electrónicos. No los idealizan ni los condenan en sí mismos; hacen una valoración que no es sólo tecnológica o sólo cultural, ni siquiera sólo espiritual, sino dirigen una mirada global que considera íntegramente a la tecnología en relación con la persona, la familia y la sociedad a la luz de los valores del Evangelio. Se señalan los peligros que entraña un medio tan sugestivo en el que la legislación apenas está intentando entrar, y se clama por una protección para los más débiles, como pueden ser los adolescentes y los niños.

Por otra parte, se proclama la centralidad de la persona y de la comunidad reales en este medio "virtual". El contacto directo entre personas no podrá nunca ser sustituido en la vida de fe. El medio electrónico puede informar, animar y motivar al individuo, pero nunca sustituir a la comunidad reunida físicamente. Por eso los documentos señalan el uso que ha de hacerse de Internet para no confundirse ni desplazar indebidamente los esfuerzos pastorales.

El último aspecto que deseo subrayar es la sensibilidad social de los documentos, que invitan a la Iglesia a trabajar activamente para evitar la "brecha digital", es decir el abismo entre los llamados "info-pobres" e "info-ricos". La llamada a la solidaridad, al respeto de la dignidad de la persona y la comunidad, son un eje sobre el cual se apoya una verdadera acción humanizadora de la tecnología.

Proyectos vivos

Ahora bien, quizá lo más importante de estos documentos es que no se refieren a realidades aún por construir, sino que animan y orientan a los creyentes en un momento en que la propia Iglesia tiene ya muchos proyectos activos y novedosos en este campo. Por ello su diálogo con el mundo se establece tanto en la categoría de la palabra como en la de las obras. Las redes informáticas eclesiales se extienden cada vez más, y estas experiencias crean "cultura informática". La Iglesia está logrando suscitar un espíritu de discernimiento tecnológico que escape a la "fascinación" por lo novedoso en sí mismo. También se ha empeñado en difundir una "cultura del producto original", evitando el uso de software ilegal. Asimismo está logrando definir un perfil del técnico informático que también desea ser agente de pastoral en este novísimo campo.

Por otra parte, la presencia de la Iglesia en Internet es cada vez más intensa, más eficaz y multiforme. Son cientos de miles las páginas web eclesiales, muchas de altísima calidad y con numerosos visitantes. El gran acerbo cultural católico está teniendo más difusión que nunca antes, y estamos apenas al inicio del proceso. No olvidemos que Internet es un espacio donde las personas buscan y encuentran información y motivación humana, de valores, y religiosa.

Un gran "común denominador" de toda esta acción eclesial podría ser llamado "formación". Este esfuerzo educativo a todos los niveles que la Iglesia realiza adaptándose a las formas nuevas que ofrece la informática, se corresponde perfectamente con la más antigua tradición educativa de la Iglesia en las culturas de cada época. La Iglesia promueve una cultura de uso de la informática que ya nazca en clave de red, en clave solidaria, de comunicación cristiana de bienes.

Tanta información requiere de unos valores, un marco de referencia que dé orden y prioridad a los datos recibidos. Así, la Iglesia está llamada a actuar como "agencia de sentido" en este abigarrado panorama. No olvidemos que, paradójicamente, el silencio es el gran amigo del comunicador cristiano. Precisamente en un mundo marcado por la información, es necesario el sosiego y la escucha del Señor para poder orientarse en él con acierto y decir una palabra justa.

No me queda más que animarlos a lanzarse con fe intrépida, a la vez que prudente sagacidad, a usar estos nuevos medios al servicio del Señor, y aplicándolos para ampliar el diálogo entre la Iglesia y el mundo. Poner en ellos creatividad, belleza y armonía, con toda docilidad a Aquél que nos ha enviado como mensajeros de la Buena Noticia en el tiempo en que nos ha tocado vivir.

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

Domingo de la Santísima Trinidad (A): 26.05.02

"Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único"

El misterio trinitario que celebramos en este domingo es demasiado grande y luminoso para ser totalmente comprendido por nuestra pobre inteligencia: ante él todas las facultades humanas vacilan y se empequeñecen. Sólo nos queda hincar las rodillas en tierra, adorar y agradecer a Jesucristo por habernos revelado que Dios es único en naturaleza y trino en personas.

A pesar de esta grandeza, el misterio trinitario tiene un reflejo y una presencia cierta en la vida íntima de cada hombre por medio e la Creación y de la Redención. No podemos olvidar que Dios creó al hombre "a su imagen y semejanza". A pesar de que en ese momento aún no se había revelado el misterio trinitario, Dios imprimió en Adán y sus descendientes la impronta de su unidad y trinidad. San Agustín la descubría en el alma humana: es una y única, pero posee tres facultades espirituales (memoria, inteligencia, voluntad). Y es justamente a través de estas facultades como el misterio más impenetrable de la fe se hace, de alguna forma, presente en el interior de cada hombre; por esta presencia cada criatura humana es capaz de recordar a Dios (memoria), de conocerlo (inteligencia), de amarlo (voluntad). Pero es bien cierto que no hubiésemos sido capaces de descubrir en la criatura esta imagen del Dios uno y trino, si Jesús no nos hubiera revelado el misterio trinitario.

Las lecturas bíblicas de esta festividad son un verdadero camino del Antiguo al Nuevo Testamento, de la afirmación del Dios uno a la revelación del Dios trino. Ya en la entrega a Moisés de las Tablas de la Ley, el mismo Dios proclamó el nombre del Señor, según nos relata el Libro del Éxodo; y ya que en la Biblia el nombre indica a la persona, debemos ser conscientes que se manifiesta como un Dios personal, "Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad"(Ex 34,6). Es un Padre compasivo y justo, que sabe perdonar las ofensas y castigar a los hijos que pecan, para llevarlos al camino recto.

El Evangelio nos revela que este Padre tiene un Hijo: eterno, infinito, santo, manifestación perfecta de su amor paterno hacia los hombres. Para los hebreos esta revelación era blasfema, pero Jesús la repetirá sin cansarse: "tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16). El Hijo es una persona divina como el Padre; posee la vida eterna y se la comunica a los hombres para hacer hijos por adopción. El Padre confirmará en dos ocasiones al Hijo, afirmando: "Este es mi Hijo, el predilecto: ¡Escuchadlo!". Por último, el Hijo promete enviar al Espíritu Santo, presentándolo, también, como persona divina; se le encomendará la obra de salvación querida por el Padre y realizada por el Hijo. Sólo nos queda, de este modo, adorar y amar a la Santísima Trinidad, que estando infinitamente alejada ha querido instalar en nosotros su morada.

Es lo que desea S. Pablo en la segunda lectura de hoy, cuando dice: "La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros". Es la más breve y hermosa profesión de fe en la Trinidad divina y la liturgia la pone en los labios del sacerdote cuando saluda a la asamblea al comienzo de la Eucaristía.

No, no es justo decir que el misterio trinitario no se puede conocer; es sólo incomprensible. Entre conocer y comprender hay, ciertamente, una enorme diferencia. Querer comprender a Dios, que es infinito, eterno y omnipotente, es tan absurdo como querer meter todo el océano en un vaso. Podemos conocer a Dios y sus misterios. Desde que Jesús nos reveló el misterio sabemos que la Trinidad existe, y existe desde siempre y para siempre. Sabemos, además, que no es contrario, sino superior a la razón: superioridad que eleva y perfecciona la misma razón.

 

SAN ALONSO DE OROZCO

"El santo de San Felipe". Así lo llamaba la gente sencilla del Madrid de los Austrias. Vivía precisamente en el convento de San Felipe, situado en un ángulo de la Puerta del Sol, a la entrada de la Calle Mayor. Predicador, consejero y amigo de Felipe II. Pasó 30 años como Predicador en la Corte. Fue nombrado en 1554 por Carlos V y ratificado en 1556 por Felipe II. "Valedor de los pobres, enfermos y encarcelados" de la ciudad, los cuales eran objeto constante de sus atenciones caritativas: para ellos reservaba una tercera parte del salario o gajes que recibía por su oficio de predicador. Digno hijo espiritual del llamado Arzobispo de los pobres, santo Tomás de Villanueva, el cual, siendo Prior en el convento de San Agustín de Salamanca, recibió su profesión religiosa de Fray Alonso de Orozco. Fundador de tres comunidades religiosas, dos de monjas y una de frailes.

Sus escritos ascético-místicos estaban dedicados, en general, al pueblo cristiano y su finalidad era siempre catequética y pastoral. La sencillez y la claridad son sus notas características, como su vida misma. San Alonso de Orozco, canonizado por el Santo Padre con otros cuatro Beatos el pasado 19 de mayo, domingo de Pentecostés, es una de esas figuras que aún no han sido suficientemente estudiadas, especialmente en sus escritos. Escribió unos 60 libros, el primero de ellos en 1542, siendo Prior del convento de San Agustín de Sevilla. Se titulaba "El Vergel de oración y monte de contemplación". Fue un humanista no erasmista. Estuvo también de Prior en Granada.

Nació en la villa toledana de Oropesa el 17 de octubre del año 1500, como Carlos V, y murió en 1591 en Madrid. Al morir ejercía el cargo de Superior del Convento de la Encarnación, popularmente conocido como Colegio de doña María de Aragón, hoy sede del Senado. Coincidió con personajes de la estatura de San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Santo Tomás de Villanueva, Santa Teresa de Jesús, San Juan de Ávila, San Pedro de Alcántara, San Juan de Dios y un largo etcétera de santos, místicos, teólogos y literatos eximios.

Fray Alonso de Orozco, afirma el P. Teófilo Viñas Román, fue uno de los primeros escritores que rompió la costumbre de escribir en latín los grandes tratados espirituales, alegando que el romance habla con toda nuestra nación y el latín con los menos. Y esto no sólo porque se llegaba más fácilmente a los destinatarios de sus escritos, sino también porque consideraba la lengua vernácula aptísima para expresar los más elevados conceptos teológicos. De San Alonso de Orozco dijo el Papa en la homilía, haciendo hincapié en su preocupación por los más desamparados, que "su dedicación pastoral al servicio de los más pobres en los hospitales y cárceles hace de él un modelo para quienes, impulsados por el Espíritu, fundan toda su existencia en el amor a Dios y al prójimo, según el supremo mandato de Jesús".

Fue beatificado por el Papa León XIII en 1882, pero han tenido que transcurrir más de cuatro siglos (411 años) para que el fraile agustino Alonso de Orozco, conocido en vida como "el santo de San Felipe", haya sido proclamado oficialmente santo por la Iglesia -pues el vulgo ya lo había reconocido como tal- el pasado día 19 de mayo. Entre los desamparados y abandonados y enfermos asistidos por el santo de San Felipe, se encontraban también niños y adolescentes. Las cosas no han cambiado mucho en el siglo XXI. Tal vez en muchas cosas hayan empeorado. Precisamente el sábado 18, cumpleaños del Papa, se celebró en Italia una jornada de sensibilización sobre el grave problema del trabajo de los menores. "Tal iniciativa, dijo el Papa antes del canto del Regina Coeli del domingo de Pentecostés debe ser una ocasión propicia para buscar caminos de solución a este fenómeno intolerable".