AUDIENCIA GENERAL: LOS CIMIENTOS DE LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR Y DE LA PAZ
EL TERRORISMO ALIMENTA LA VIOLENCIA, ENVENENA A GENERACIONES SUCESIVAS
EVITAR EXCLUSIÓN DEL CRISTIANISMO EN CONSTRUCCIÓN DE LA NUEVA EUROPA
AMPLIACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA SIN OLVIDAR LA HERENCIA CRISTIANA
LA IGLESIA PROCLAMA LA NECESIDAD DE TUTELAR LA DIGNIDAD HUMANA
MAYOR ATENCIÓN EN LA FORMACIÓN DE LOS SACERDOTES
VELADA MUSICAL EN EL PALACIO APOSTÓLICO DE CASTELGANDOLFO

EL ARTE DE LA ORACIÓN, TEMA CENTRAL DEL ÁNGELUS
LAS TINIEBLAS NO SE DISIPAN CON LAS ARMAS SINO CON FAROS DE LUZ
"LA PALABRA DE DIOS, UNA BENDICIÓN PARA TODAS LAS NACIONES"
PROCLAMAR Y TESTIMONIAR EL EVANGELIO DE LA CARIDAD Y DE LA SOLIDARIDAD

INTERVENCIÓN DE MONSEÑOR MARTINO ANTE EL FORO DE JOHANNESBURGO

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

PALERMO: LLAMAMIENTO FINAL DE PAZ DEL ENCUENTRO "HOMBRES Y RELIGIONES"
RELIGIONES Y CULTURAS ENTRE CONFLICTO Y DIÁLOGO
BALANCE DE LA CUMBRE DE JOHANNESBURGO
CONSAGRACIÓN DE LA CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
ENCUENTRO DE OBISPOS DEL CONTINENTE AMERICANO
ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO ALEMÁN ANTE LAS ELECCIONES AL PARLAMENTO


SEPTIEMBRE 2002
SEMANA DEL 2 AL 8

 

AUDIENCIA GENERAL: LOS CIMIENTOS DE LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR Y DE LA PAZ

"Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén". Este fue encabezamiento del cántico de Isaías, (2, 1-5), elegido por el Papa para la catequesis del miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI. La invitación "subir al monte del Señor", afirmó el Pontífice, resuena también para los cristianos, y hemos de acogerla con el fin de "echar los cimientos de la civilización del amor y de la paz en la que no exista la guerra, ni la muerte, ni el luto.

Los Salmos son una fuente inagotable de contenido orante del cristiano. Los Salmos son definidos como "oración de la Iglesia". Juan Pablo II, como hemos visto, en catequesis anteriores, está dedicando su atención, aunque no exclusivamente, a los Salmos de la Liturgia cotidiana de Laudes. Pero en ella, junto al Salterio, auténtico libro de oración de Israel y luego de la Iglesia, afirmó el Papa, existe una especie de otro "Salterio", "diseminado a lo largo de las numerosas páginas históricas, proféticas y sapienciales de la Biblia, constituido por himnos, súplicas e invocaciones, a menudo de una gran belleza e intensidad espiritual".

"En nuestra peregrinación ideal a lo largo de las oraciones de la Liturgia de Laudes, siguió diciendo el Pontífice, hemos encontrado ya muchos de estos cánticos que salpican las páginas bíblicas. El que exponemos hoy es un cántico admirable, obra de uno de los máximos profetas de Israel, Isaías, que vivió en el siglo VIII antes de Cristo. Él fue, por un lado, testigo de horas difíciles, vividas por el reino de Judá, y por otro cantor de la esperanza mesiánica usando un lenguaje poético altísimo". Encontramos este cántico en los primeros versículos del capítulo 2, precedidos de una nota escrita posteriormente, que dice: "Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén".

Este himno está concebido como una visión profética. En ella describe una meta a la que, en la esperanza, tiende la historia de Israel. No en vano las primeras palabras son: "Al final de los tiempos…", que es lo mismo que decir: "en la plenitud de los tiempos…". Es, por lo tanto una invitación a no quedarse anclados en el presente, un presente mísero, sino a saber intuir, bajo la superficie de los acontecimientos cotidianos la presencia misteriosa de la acción divina, que es la que lleva la historia hacia horizontes de luz y de paz. Esta "visión" de claro sabor mesiánico será retomada por el Profeta más adelante, en el capítulo 60 del mismo libro.

Sión, el monte de Sión se yergue en el centro de la visión, es el centro del reino escatológico. Se encuentra por encima de todos los demás montes porque lo habita Dios y, por ende, está en contacto con el cielo. La atracción que ejerce Sión se basa en dos realidades que derivan a su vez del mismo monte santo de Jerusalén: La Ley y la Palabra del Señor, que son, en definitiva, una realidad única, fuente de vida, de luz y de paz, expresión del misterio del Señor y de su voluntad.

Precisamente, cuando las naciones alcanzan la cima de Sión, donde se eleva el templo de Dios, los pueblos dejan caer de sus manos las armas, que son recogidas luego para forjar con ellas instrumentos pacíficos de trabajo: las espadas se convierten en arados y las lanzas en hoces. De esta manera se forma un horizonte de paz y cae para siempre el telón sobre la guerra y el odio.

El oráculo de Isaías se termina con un llamamiento que se encuentra en la línea de la espiritualidad de los cánticos de peregrinación a Jerusalén: "Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor. El pueblo de Israel no puede permanecer como espectador en la transformación histórica, radical que se está realizando en él mismo. No puede disociarse de la invitación que resuena al comienzo: Venid, subamos al monte del Señor". Invitación que resuena también para los cristianos, que hemos de acoger el llamamiento del Profeta Isaías con el fin de "echar los cimientos de la civilización del amor y de la paz en la que no exista la guerra, ni la muerte, ni el luto, ni el lamento, porque ya han pasado las cosas de antes".

RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:
El Cántico que acabamos de escuchar describe la presencia misteriosa de la acción divina que, en los acontecimientos cotidianos, conduce la historia hacia un horizonte de luz y paz.

Al monte Sión, atraídos por la Ley y la Palabra, afluirán pueblos de todos los rincones de la tierra. Cuando alcancen la cima, las espadas serán transformadas en arados y las lanzas en podaderas. Los Padres de la Iglesia veían cumplido este milagro con la venida de Cristo e identificaban el monte santo con la Iglesia, de la cual salía la Palabra del Señor y a la cual venían los pueblos paganos, en la nueva era de paz inaugurada por el Evangelio.

Saludo a los fieles de lengua española; en especial a los franciscanos de diversas provincias de España, así como a los peregrinos de las diócesis de Alcalá, Murcia, Tarazona y Barquisimeto. ¡Interpelados por este cántico, sed constructores de la civilización del amor y de la paz!

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Fiel a su cita semanal con los jóvenes, los enfermos y los recién casados, el Papa, dirigiéndose a los jóvenes, mientras se disponen a emprender de nuevo las acostumbradas actividades cotidianas después del período de vacaciones, les exhortó a ser en toda circunstancia verdaderos testigos de esperanza y de paz.

Juan Pablo II exhortó a los enfermos a buscar alivio en el Señor sufriente, que sigue realizando su obra de redención en la vida de cada hombre. Y ha deseado a los recién casados que su amor sea cada día más verdadero y solidario para con los demás.

 

EL TERRORISMO ALIMENTA LA VIOLENCIA, ENVENENA A GENERACIONES SUCESIVAS
CARTAS CREDENCIALES DE LA EMBAJADORA DE GRAN BRETAÑA

Los ataques terroristas del 11 de septiembre y las situaciones escandalosas de injusticia, opresión y marginación que afectan a gran parte de la humanidad fueron los temas principales del discurso de Juan Pablo II a la nueva embajadora de Gran Bretaña ante la Santa Sede, que presentó el sábado sus cartas credenciales.

Juan Pablo II subrayó en su discurso que junto a los ataques terroristas del 11 de septiembre, las múltiples situaciones de injusticia en el mundo nos recuerdan que el milenio que acaba de empezar exige grandes cambios. "En primer lugar requiere un compromiso serio y general para defender los derechos inalienables y la dignidad de cada miembro de la familia humana". Como recordó el Pontífice "la historia nos enseña que es más fácil reclutar terroristas en áreas donde los derechos humanos sean pisoteados y donde la injusticia forme parte de la vida cotidiana".

En este sentido el Papa explicó que estas situaciones de profunda desigualdad en ningún momento pueden justificar las acciones terroristas en el mundo, sin embargo la comunidad internacional no debe subestimar las causas subyacentes que hacen que jóvenes desesperados sean los protagonistas de actos de odio, violencia y deseo de venganza a toda costa.

''Generado por el odio, el aislamiento y la desconfianza -prosiguió el Papa- el terrorismo añade la violencia a la violencia en una trágica espiral que envenena a las generaciones sucesivas. "Tras los ataques terroristas del pasado 11 de septiembre, la comunidad internacional ha constatado la urgente necesidad de combatir el fenómeno de la buena financiación y organización del terrorismo internacional, que representa una seria e inmediata amenaza a la paz mundial". Paralelamente a esta afirmación el Papa insistió en que además de combatir cualquier forma de terrorismo la comunidad internacional debe elaborar y crear nuevas formas e iniciativas políticas, diplomáticas y económicas destinadas a resolver las escandalosas situaciones de injusticia, marginación y opresión que continúan padeciendo innumerables seres humanos.

Juan Pablo II elogió también los esfuerzos que el gobierno británico ha realizado para reforzar instituciones dedicadas a la paz internacional y al desarrollo humano. El Pontífice citó como ejemplos concretos: la reducción o cancelación de la deuda internacional de los países pobres, el papel protagonista desempeñado por los militares británicos en la protección del nuevo gobierno en Afganistán y la prioridad dada al continente africano, concentrada especialmente en los llamamientos realizados en la reciente cumbre del G-8 en Canadá a favor del "Plan de Acción por África". Asimismo el Papa expresó su aprecio por los esfuerzos continuos realizados para alcanzar la paz en Irlanda del Norte.

 

EVITAR EXCLUSIÓN DEL CRISTIANISMO EN CONSTRUCCIÓN DE LA NUEVA EUROPA
CARTAS CREDENCIALES DEL EMBAJADOR DE ESLOVENIA ANTE LA SANTA SEDE

Juan Pablo II subrayó la necesidad de reaccionar contra los intentos de exclusión del Cristianismo de la construcción de la nueva Europa, en su discurso al nuevo embajador de Eslovenia ante la Santa Sede. El Pontífice resaltó la necesidad de reaccionar contra los intentos de exclusión del Cristianismo de la construcción de la nueva Europa, porque se prescindiría de una importante energía para el proceso de fundación ético-cultural de la convivencia civil en el Continente. Esta fue la afirmación de Juan Pablo II el jueves por la mañana al embajador de Eslovenia ante la Santa Sede, quien le presentó sus cartas credenciales. El Pontífice insistió en que la Iglesia católica no pretende privilegios, sino que sólo desea cumplir su misión en beneficio de toda la sociedad eslovena.

En el ámbito de la edificación de la "casa común europea" por medio de instrumentos legislativos dirigidos a promover la unidad y la solidaridad entre los pueblos de Continente, el Papa recomendó prestar atención a los valores sobre los que está fundada. "Estos valores -prosiguió el Pontífice- conforman el patrimonio del humanismo europeo y continúan asegurando su irradiación en la historia de la civilización".

En este contexto Juan Pablo II manifestó su deseo de que en el futuro sean salvaguardadas la identidad y el papel de la Iglesia, que siempre ha revestido una función, a veces determinante, educando en los principios fundamentales de la convivencia civil, ofreciendo respuestas a cuestiones fundamentales relacionadas con el sentido de la vida, y defendiendo y promoviendo la cultura e identidad de distintos pueblos.

 

AMPLIACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA SIN OLVIDAR LA HERENCIA CRISTIANA
CARTAS CREDENCIALES DEL EMBAJADOR DE GRECIA

El Papa reiteró la importancia de la ampliación de la Unión Europea a todas las naciones del continente, impulsando la paz sin olvidar la herencia cristiana, en su discurso al nuevo embajador de Grecia, a quien recibió el lunes en audiencia.

"La Santa Sede anhela el establecimiento de una paz firme y duradera entre las naciones y apoya todo lo que permita a lo pueblos encontrarse, dialogar y poner en marcha los proyectos comunes por el bien de todos sus habitantes". Así lo reiteraba Juan Pablo II en su discurso al nuevo embajador de Grecia, para el acto de presentación de sus Cartas Credenciales.

Tras destacar el papel de Grecia en el marco de la Unión Europea, de la que este país es miembro desde hace veinte años, y cómo el cristianismo es uno de los elementos constitutivos de la nación helénica, el Papa recordó que la herencia cristiana, tan viva en el corazón de Europa, es también un elemento importante de la cultura europea, capaz de impulsar el dinamismo necesario para la construcción del continente. En este contexto, Juan Pablo II hizo hincapié asimismo en su preocupación y pesar por el hecho de que la Convención, instituida en la cumbre de Laeken, en vista de una posible Constitución Europea, no menciona explícitamente a las comunidades de creyentes.

Una vez más, el Santo Padre abogó por la apertura de la Unión a todas las naciones de Europa. Es evidente - reiteró el Papa - que ello permitirá reducir perdurablemente todo riesgo de enfrentamiento en la región. Para que nunca más se repitan los dramáticos conflictos que han ensangrentado el siglo XX. La acogida progresiva de todos los países consolidará en sus pueblos una cultura de la paz y de la solidaridad, que es precisamente uno de los objetivos del proyecto europeo por el bien de todos los pueblos.

En esta perspectiva, Juan Pablo II deseó que las Olimpiadas, que tendrán lugar en Atenas en 2004, ofrezcan la posibilidad de una nueva experiencia de fraternidad. El Pontífice, hizo además un llamamiento para que en ocasión de los juegos olímpicos se establezca una tregua duradera en todos los tipos de violencia y los conflictos del mundo, tal como se hacía en la tradición del mundo griego. Con el anhelo de que este acontecimiento deportivo "sea una alegre manifestación de la pertenencia de todos a una misma comunidad humana, fraternal y solidaria".

Al dar su bienvenida al nuevo embajador de Grecia ante la Santa Sede, el Papa recordó asimismo los gratos momentos que vivió en el viaje que realizó a este país el año pasado, en el marco de su Peregrinación jubilar siguiendo las huellas de San Pablo. En este contexto, Juan Pablo II destacó, además de la calurosa acogida de parte de las autoridades griegas, el encuentro que mantuvo con Su Beatitud Christódoulos, Arzobispo de Atenas y de toda Grecia. Encuentro que representó una bella oportunidad para afirmar "la voluntad común de hacer todo lo posible para avanzar en el camino de la fraternidad cristiana y de la unidad", con la esperanza de que "constituya una etapa importante en el largo camino que queda aún por recorrer".

 

LA IGLESIA PROCLAMA LA NECESIDAD DE TUTELAR LA DIGNIDAD HUMANA
CARTAS CREDENCIALES DEL EMBAJADOR DE URUGUAY

La Iglesia sigue proclamando con fuerza la necesidad de relaciones fluidas y cordiales entre las naciones, de diálogo para resolver los conflictos, y de tutela de la dignidad humana, con especial atención a los más pobres. Estos fueron los puntos principales del discurso de Juan Pablo II al nuevo embajador de Uruguay, a quien recibió en audiencia el viernes.

En este comienzo de milenio, ante las nuevas e inesperadas inquietudes que parecen hacer zozobrar los equilibrios y el progreso que se creían alcanzados, una vez superados los turbulentos acontecimientos que han caracterizado el siglo pasado, Juan Pablo II reiteró que "la Iglesia sigue proclamando con fuerza la necesidad de unas relaciones fluidas y cordiales entre las diversas naciones, asegurando así los cauces apropiados para un diálogo ininterrumpido que ayude eficazmente a resolver los conflictos, aunar los esfuerzos para promover la concordia y construir, con la colaboración de todos, el bien común de la sociedad".

DISCURSO DEL PAPA
Señor Embajador

1. Me es grato recibir las cartas que acreditan a Vuestra Excelencia como Embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Oriental del Uruguay ante la Santa Sede, en este acto solemne en el cual quiero darle mi más cordial bienvenida.

Deseo manifestar también mi sincero agradecimiento por el deferente saludo del Señor Presidente de la República, del que Vuestra Excelencia se ha hecho portavoz, rogando al mismo tiempo que le haga llegar mi especial cercanía al pueblo uruguayo, que encomiendo al Todopoderoso para que, en la actual singladura de su vida social y económica, pueda encontrar las soluciones más idóneas para alcanzar metas cada vez más altas de justicia, solidaridad y progreso, según el espíritu cristiano que tanto ha contribuido a forjar la identidad nacional.

2. La Misión que su Gobierno le ha encomendado inicia en unos momentos en que diversas circunstancias atraen poderosamente la atención, tanto en el concierto de las Naciones como en su propio País. Nuevas e inesperadas inquietudes parecen hacer zozobrar, en este comienzo de milenio, los equilibrios y el progreso que se creían alcanzados, una vez superados los turbulentos acontecimientos que han caracterizado el siglo pasado.

En este contexto, la Iglesia sigue proclamando con fuerza la necesidad de unas relaciones fluidas y cordiales entre las diversas naciones, asegurando así los cauces apropiados para un diálogo ininterrumpido que ayude eficazmente a resolver los conflictos, aunar los esfuerzos para promover la concordia y construir, con la colaboración de todos, el bien común de la sociedad.

El mensaje cristiano, al invitar a esperar "contra toda esperanza" (Rm 4, 18), proclama su confianza en el ser humano y en su capacidad, con la ayuda de Dios, de no sucumbir a las dificultades, advirtiendo al mismo tiempo de que los progresos obtenidos en cada momento de la historia, no obstante la fascinación que pueden producir, son transitorios, susceptibles de mejoras y, en todo caso, necesitan ser reafirmados constantemente por las personas e instituciones para encauzar las más nobles aspiraciones del ser humano.

Por eso "la Iglesia sabe muy bien que su mensaje conecta con los deseos más profundos del corazón humano cuando reivindica la dignidad de la vocación humana, devolviendo la esperanza a quienes ya no esperan" (Gaudium et spes, 21). En ello funda su misión de contribuir al bien común de los pueblos, colaborando con las autoridades civiles y manteniéndose siempre en el ámbito que le es propio, sin pretender usurpar competencias ajenas. A ella le compete también promover los valores que son, a la vez, el alma de una nación y que favorecen la democracia, pues "una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia" (Centesimus annus, 46).

3. Recientemente ha tenido lugar también en el Uruguay una crisis social y económica de inusuales proporciones, que ha afectado gravemente a numerosos hogares. Esta situación, si bien obedece a factores complejos, algunos de ellos de origen externo a la Nación, debe llevarnos no obstante a una reflexión serena y realista sobre aquellas premisas que la han provocado o favorecido.

A este respecto, es oportuno recordar que la situación social no mejora aplicando exclusivamente unas medidas técnicas. Como Usted ha hecho presente, se ha de cuidar especialmente el cultivo de los valores y el respeto a la dimensión ética de la persona, de la familia y de la sociedad. Para un auténtico progreso de los pueblos se ha de fomentar la honestidad, la austeridad, la responsabilidad por el bien común, la solidaridad, el espíritu de sacrificio y la cultura del trabajo. De este modo será más fácil asegurar un desarrollo integral para todos los miembros de la comunidad nacional, para que no falten a cada uruguayo los bienes necesarios para desarrollarse como persona y como ciudadano, teniendo siempre en cuenta que, en épocas de dificultad y de crisis, se ha de prestar un especial cuidado en no seguir deteriorando la situación de aquellos que ya sufren la pobreza en sus múltiples formas.

4. En el ámbito de la asistencia a los más desfavorecidos, la Iglesia "está presente desde siempre con sus obras que tienden a ofrecer al hombre necesitado un apoyo material que no lo humille ni lo reduzca a ser únicamente objeto de asistencia, sino que lo ayude a salir de su situación precaria, promoviendo su dignidad de persona" (ibíd., 49). Así ha sido y continúa siendo en Uruguay, por lo que la coordinación y colaboración con las Instituciones civiles en tantos campos que promueven el bien de los ciudadanos, como la educación, la atención sanitaria o la asistencia a los marginados o desprotegidos, es un modo de contribuir validamente al bien común de toda la comunidad nacional.

Al mismo tiempo, la Iglesia, precisamente por el total respeto a la dignidad de todo ser humano, cualquiera que sea su condición o situación social, defiende siempre sus derechos inalienables, como el de la vida desde su concepción hasta su ocaso natural, el derecho a nacer y crecer en una familia, a construir un hogar estable y a profesar sin obstáculos, tanto privada como públicamente, su fe religiosa. En efecto, los derechos fundamentales de la persona no pueden sacrificarse en aras de otros objetivos considerados falazmente como benéficos, pues esto atentaría contra la verdadera dignidad de todo ser humano.

5. Señor Embajador, al concluir este encuentro, le reitero mis mejores augurios en el desempeño de la alta misión que se le ha encomendado, para que las relaciones entre el Uruguay y la Santa Sede, como Usted ha puesto de relieve, se refuercen y progresen, reflejando así el gran aprecio que por el Sucesor de Pedro siente el pueblo uruguayo, el cual ha querido perpetuar la memoria de mi primera visita a ese País manteniendo como monumento nacional la Cruz que presidió la Eucaristía allí celebrada.

Le ruego que se haga portavoz de mi sincero reconocimiento por todo ello, así como de mi especial cercanía y afecto a todos los queridos hijos e hijas del Uruguay, para los que invoco siempre la maternal protección de la Virgen de los Treinta y Tres en su camino hacia una sociedad más justa, solidaria y pacífica.

Vaticano, 6 de septiembre de 2002.
IOANNES PAULUS PP. II

 

MAYOR ATENCIÓN EN LA FORMACIÓN DE LOS SACERDOTES
OBISPOS DE BRASIL EN VISITA AD LIMINA

El Papa pidió el jueves a los obispos de Brasil mayor atención en la formación de los sacerdotes al recibir a un grupo de prelados brasileños en visita ad limina. El Papa en el discurso que entregó a los obispos de Brasil en visita ad limina apostolorum puso de relieve la atención que deben prestar a la formación de los futuros sacerdotes. Ante todo, el Santo Padre agradeció la presencia en Roma de los prelados. Una presencia con la que manifiestan la comunión con el Sucesor de Pedro y con la Iglesia. Pero acto seguido, el Pontífice hizo una serie de consideraciones sobre la formación en los seminarios de los futuros presbíteros brasileños. "Una absoluta prioridad -dice- para una pastoral renovada y misionera".

Juan Pablo II afirmaba que son "sabios los pastores que unen sus fuerzas a través de seminarios diocesanos abiertos a alumnos de otras diócesis o a través de seminarios ínter diocesanos". Pero es importante no olvidar los puntos fundamentales cuando se habla de formación eclesial. Por un lado, dice el Papa, nos encontramos con la confortadora realidad del aumento de vocaciones sacerdotales; por otro, debe ser cultivada "la calidad" en las vocaciones, con el profundo amor por Cristo y su Reino en un mundo que tiende cada vez más al secularismo y el hedonismo.

En otra parte de discurso, Juan Pablo II habla también de la doctrina de la Iglesia y especialmente del celibato. Éste debe ser encarado con gran estima por la Iglesia, dice, especialmente en la vida sacerdotal. "Es una conveniencia íntima a participar en la dignidad de Cristo y en el servicio de nueva humanidad que en Él y por Él da origen y conduce a la plenitud".

El Santo Padre subraya "la selección" que debe haber en los seminarios. Una selección que empieza por los mismos educadores. Para Juan Pablo II es un "preocupante y triste" comprobar el que haya profesores poco preparados, especialmente en los estudios teológicos. El Papa señala que hay que vigilar "para que no se dé una visión mutilada de la Iglesia mostrando sólo el rostro humano de la misma". Una adecuada formación en los seminarios, concluye, dará un gran beneficio a la propia Iglesia, y ayudará a una evangelización y auténtica promoción humana".

 

VELADA MUSICAL EN EL PALACIO APOSTÓLICO DE CASTELGANDOLFO

En la tarde del domingo, la Fundación "Mundo del arte" de Moscú ofreció un concierto al Santo Padre en el marco del Programa "Mil ciudades del Mundo". Al final de la sugestiva velada musical en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, en la que participaron los Coros de niños de la UNESCO y de la Academia de Arte y la Orquesta Sinfónica del Estado Ruso, el Papa dirigió unas palabras de agradecimiento y saludo a las autoridades presentes. El Pontífice expresó su profunda gratitud asimismo al Patriarca de Moscú y de toda Rusia, Su Santidad Alejo II por el mensaje enviado para esta ocasión.

Juan Pablo II, que pronunció una parte de su discurso en ruso, expresó su anhelo de que esta benemérita Fundación pueda contribuir, con sus múltiples actividades, "a difundir los valores humanos y espirituales que constituyen el cimiento indispensable de todo auténtico progreso moral, civil y cultural de Europa y de toda la humanidad".

 

EL ARTE DE LA ORACIÓN, TEMA CENTRAL DEL ÁNGELUS

El arte de la oración fue el tema central que Juan Pablo II desarrolló durante el rezo mariano del Ángelus, el domingo a mediodía en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo.

"Quien reza no se desanima ni aún ante las dificultades más graves". Esta era la afirmación de Juan Pablo II durante el rezo mariano del Ángelus, en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, que se centró en el arte de la oración. "Cuando los creyentes rezan llegan al corazón de Dios, para quien nada es imposible". "Es necesario -prosiguió citando la Carta Apostólica 'Novo millenio ineunte' que un cristianismo se distinga ante todo en el arte de la oración de forma que todas las comunidades cristianas lleguen a ser auténticas escuelas de oración".

"Por desgracia asistimos a menudo a hechos y episodios dramáticos, que siembran en la opinión pública desorientación y angustia. El hombre moderno parece seguro de sí mismo, sin embargo en ocasiones cruciales debe enfrentarse a su impotencia: experimenta su incapacidad de intervención, y en consecuencia vive en la incertidumbre y con miedo. En la oración hecha con fe está el secreto para afrontar, no sólo las situaciones de emergencia, sino día tras día, la fatiga y los problemas personales y sociales. Quien reza no se desanima ni ante las dificultades más graves, porque siente a Dios a su lado y encuentra refugio, serenidad y paz entre sus brazos paternales. Entregándose con confianza a Dios, se abre uno con mayor generosidad al prójimo, se es capaz de construir la historia según el proyecto divino".

Juan Pablo II saludó en distintas lenguas a los numerosos peregrinos presentes en el Palacio de Castelgandolfo. Estas fueron sus palabras en español: Saludo a los peregrinos de lengua española. Que el Señor Todopoderoso, por la intercesión maternal de la Virgen María, Reina de la Paz, haga de vosotros instrumentos de su amor y de su paz.

 

LAS TINIEBLAS NO SE DISIPAN CON LAS ARMAS SINO CON FAROS DE LUZ
MENSAJE AL ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ORACIÓN POR LA PAZ

"Las tinieblas no se disipan con las armas sino encendiendo faros de luz". Este es un fragmento del mensaje de Juan Pablo II al Encuentro Internacional de Oración por la Paz, en el que recuerda el trágico 11 de septiembre, los conflictos como el de Tierra Santa y el hambre y la pobreza que oprimen a tantos seres humanos, en especial en África.

"La urgencia del momento recuerda a la humanidad que sólo en el rostro de Dios podemos encontrar la razón de nuestra existencia y la raíz de nuestra esperanza", y que "las tinieblas no se disipan con las armas sino que se alejan encendiendo faros de luz". Lo reiteraba Juan Pablo II en su mensaje a los participantes en el XVI Encuentro Internacional de Oración por la Paz, que se inauguró el lunes en Palermo. Mensaje en el que el Papa recuerda el trágico 11 de septiembre, los conflictos como el de Tierra Santa y el hambre y la pobreza que oprimen a tantos seres humanos, en especial en África.

En nuestro tiempo, después de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre, es aún más necesario vivir el "espíritu de Asís", en el que "cada uno se abre a los demás con estima y con la conciencia de que Dios es la fuente de la paz". El Santo Padre, evocando aquel 27 de octubre de 1986 en Asís, cuando invitó por primera vez a representantes de las Iglesias, de las Comunidades cristianas y de otras religiones a "rezar por la paz, uno al lado del otro", señala que esa jornada marcó el "comienzo de un nuevo modo de encontrarse entre creyentes de distintas religiones". Por tal motivo, destaca asimismo el Pontífice, el pasado mes de enero quiso volver a ese lugar de encuentro y oración por la paz.

"No en la mutua contraposición, y, aún menos, en el desprecio recíproco, sino en la búsqueda de un diálogo constructivo". Con el anhelo de que desde este encuentro de Palermo, organizado por la Comunidad de San Egidio, "se eleve un nuevo llamamiento para que todos se comprometan de forma responsable en la promoción de la justicia y auténtica solidaridad", Juan Pablo II espera que los "faros de luz", que se encendieron ayer en esa ciudad de la isla italiana de Sicilia, iluminen toda la zona del Mediterráneo, lugar de antigua cohabitación entre religiones y culturas distintas. Pero, lamentablemente, también escenario de profundas incomprensiones y conflictos cruentos.

Y, tras destacar la violencia imparable en la que ha precipitado Tierra Santa, el Papa expresa su pesar por los numerosos pueblos, que además de sufrir la opresión de dolorosos conflictos, padecen hambre y pobreza. En especial en África, continente que parece encarnar el desequilibrio que existe entre el Norte y el Sur del planeta.

Un planeta que necesita esfuerzos conjuntos para salir al paso de las grandes transformaciones del siglo XX, recuerda Juan Pablo II, en un compromiso que interpela a las distintas culturas y tradiciones religiosas. Sabiendo que no es suficiente la revolución tecnológica en curso, que parece regulada sólo por criterios de productividad y eficiencia, sin tener en cuenta la dimensión religiosa del hombre y sin un discernimiento ético universalmente compartido.

PALERMO: LLAMAMIENTO FINAL DE PAZ DEL ENCUENTRO "HOMBRES Y RELIGIONES"
RELIGIONES Y CULTURAS ENTRE CONFLICTO Y DIÁLOGO

 

"LA PALABRA DE DIOS, UNA BENDICIÓN PARA TODAS LAS NACIONES"

Juan Pablo II envió un Mensaje a los participantes en la VI Asamblea Plenaria de la Federación Bíblica Católica, inaugurada el martes 3 de septiembre en Beirut, con el lema "La Palabra de Dios, una bendición para todas las naciones".

Tras destacar que este encuentro, que finaliza el jueves 12 de septiembre, se celebra en Líbano, el Santo Padre recuerda que este país es "una de las tierras de la Biblia desde la cual la Palabra, en el cumplimiento de su promesa de bendecir a todas las naciones, empieza su peregrinación por un mundo diversificado y pluralista".

Confiando en la fuerza y poder de la Palabra de Dios - señala el Papa - la Federación Bíblica Católica asume la gran responsabilidad, que pertenece a la Iglesia entera, de hacer que "la Palabra Divina esté al alcance de los pueblos de todas las partes del mundo, haciendo que se arraigue y guíe sus corazones".

Juan Pablo II señala que el compromiso de este organismo "es un elemento necesario de la nueva Evangelización, que refuerza asimismo los lazos de unidad que ya existen entre los cristianos". El Mensaje del Papa finaliza asegurando sus oraciones con el fin de que esta Asamblea de la Federación Bíblica Católica dé "los frutos necesarios para evaluar los logros alcanzados y determinar lo que queda aún por hacer para proclamar la Palabra de Dios a un mundo que busca la verdad".

Esta Federación nació, en 1969, por deseo del Papa Pablo VI, para promover el Apostolado Bíblico a la luz de la Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II "Dei Verbum", en diálogo con las sociedades bíblicas de confesión evangélica. Tiene como miembros ordinarios a las Conferencias Episcopales del mundo y como asociados centros y organizaciones de pastoral bíblica de un total de 123 países. Su presidente es monseñor Vincenzo Paglia, obispo de Terni-Narni-Amelia, Italia.

El hilo conductor de esta "Cumbre Bíblica" es el encuentro del creyente con la Escritura en un contexto de pluralismo al inicio del tercer milenio. Encuentro que se centra en la escucha de la Biblia misma a partir de los Hechos de los Apóstoles, la "Novo Millennio Ineunte", las reflexiones de los expertos y testimonios de distintas partes del mundo.

Todo ello en Líbano, señalan los organizadores, en interacción con la realidad de un país, encrucijada de tantos acontecimientos pasados y recientes, en los que se entrelazan religiones, culturas, etnias. Con el desafío de comunicar el Evangelio en un mundo que cambia y tan rápidamente como evidencian los hechos que se producen en Oriente Medio.

 

PROCLAMAR Y TESTIMONIAR EL EVANGELIO DE LA CARIDAD Y DE LA SOLIDARIDAD
MENSAJE POR EL 175 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA FAMILIA DEL COTTOLENGO

Juan Pablo II ha subrayado la necesidad de "proclamar y testimoniar el Evangelio de la caridad y de la solidaridad" en su mensaje con motivo del 175 aniversario de la fundación de la familia del Cottolengo.

Juan Pablo II envió un mensaje al superior General de la Sociedad de los sacerdotes de san Giuseppe Benedetto Cottolengo con motivo del 175 aniversario de la fundación de la Pequeña Casa de la Divina Providencia. Una Casa definida "ciudadela del milagro" en la que, según las palabras de su fundador, "habrían encontrado asistencia enfermos y desvalidos, personas pobres y abandonadas a las que se les aseguraba la posibilidad de tener una digna asistencia sanitaria cristiana".

San Giuseppe Benedetto Cottolengo trabajó intensamente en su empresa durante diez años y hasta su muerte, en 1842, fundó 3 institutos: la comunidad de las religiosas, la de los hermanos y la de los sacerdotes, así como algunos monasterios de vida contemplativa. Su fervor apostólico abrió las puertas de esta comunidad a infinidad de desvalidos, y hoy la simiente de la "Pequeña Casa" se ha convertido en un vigoroso árbol de caridad que continúa produciendo abundantes frutos en todo el mundo, de África a los EEUU, de Suiza a la India o al Ecuador.

Las distintas ramas de esta familia religiosa trabajan bajo la guía del Padre de la Pequeña Casa, sucesor del fundador turinés. Desde hace 40 años se ha multiplicado el número de voluntarios que ofrecen su colaboración, mientras un numeroso grupo de laicos ha dado vida recientemente a la asociación "Amigos del Cottolengo". Se trata de un servicio eclesial que llega a los más míseros y a los últimos de la tierra: un servicio alimentado por una incesante confianza en la Providencia divina.

En una época en que frecuentemente la vida es olvidada y hasta despreciada, el egoísmo, el interés y el provecho personal parecen prevalecer en los criterios de comportamiento, la diferencia entre ricos y pobres se ensancha peligrosamete en el planeta y los más perjudicados son los pequeños y las personas más frágiles y débiles, el Papa afirma que es "urgente proclamar y testimoniar el Evangelio de la caridad y de la solidaridad". "La caridad - dice el Pontífice- es tesoro precioso de la Iglesia, la cual con sus obras caritativas habla a los corazones más duros y aparentemente insensibles".

Hoy como ayer, san Giuseppe Benedetto Cottolengo recuerda que cada servicio de la institución carismática del Cottolengo debe nacer de un constante y profundo contacto con Dios. A todos los que se encuentran en dificultad no bastan respuestas contingentes. Es necesario no sólo satisfacer sus legítimas exigencias materiales, sino sobre todo salvar las almas de los hermanos más necesitados, buscando siempre en este empeño la gloria de Dios".

Para vivir este ideal ascético y apostólico, san Giuseppe Benedetto Cottolengo fundó tres institutos que en su distinta diversidad de condición canónica ofrecen un singular y válido testimonio actuando de manera unitaria en el ámbito de la Pequeña Casa. El Santo Padre termina su mensaje a la familia del Cottolengo expresando el deseo de que sus miembros caminen unidos y fieles siguiendo las huellas caritativas y pastorales del fundador, e implicando en esta acción a los laicos y especialmente a los jóvenes.

 

INTERVENCIÓN DE MONSEÑOR MARTINO ANTE EL FORO DE JOHANNESBURGO

El representante de la Santa Sede ante la cumbre mundial sobre el desarrollo sostenible, arzobispo Renato Martino, intervino el lunes en el foro de Johannesburgo. El jefe de la delegación vaticana, que se pronunció en línea con la posición de la Iglesia, reclamó de nuevo el primer principio de la Declaración de Río adoptada en 1992, donde se indicaba que los seres humanos están en el centro de las preocupaciones para un desarrollo sostenible y tienen el derecho a una vida sana y productiva que esté en armonía con la naturaleza.

Mons. Martino, en unas declaraciones a nuestra emisora resumió su relación:"Poner el ser humano en el centro de los principios, en el centro de las preocupaciones, es el camino seguro - como ha dicho el Papa - para salvaguardar la creación. La delegación ha subrayado que todas las acciones de naturaleza jurídica, económica o técnica no son suficientes para resolver los problemas que dificultan y entorpecen el desarrollo sostenible. Muchos de estos problemas son cuestiones de naturaleza ética y moral que exigen un cambio profundo de los modelos de consumo y de producción de la vida moderna".

Por esto la delegación vaticana, aclaró Mons. Martino, se ha hecho eco de las palabras del Papa con respecto a "una conversión ecológica" que no es solamente una conversión a una "ecología física" del problema, sino a una "ecología humana", que se basa en los sanos principios morales que deben guiar las acciones de los seres humanos en la salvaguardia del ambiente.

La Santa Sede subrayó también en Johannesburgo que la pobreza es el problema principal que impide un sano desarrollo sostenible, y que el "agua" es el elemento primordial para asegurar un desarrollo sostenible en las zonas rurales del mundo, donde viven todavía la mayoría de seres humanos. "Es necesario asegurar el abastecimiento y el acceso al agua potable a los dos mil millones de personas que carecen de este elemento indispensable", señaló Mons. Martino. El desarrollo de las áreas rurales podría resolver muchos de los problemas que tiene hoy planteado el hombre.

 

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

DIÓCESIS DE PALM BEACH (ESTADOS UNIDOS)
Juan Pablo II ha nombrado obispo a monseñor Sean Patrick O'MALLEY, O.F.M., Cap., hasta ahora obispo de Fall River.

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
El Papa ha nombrado miembros de la Congregación a los cardenales:

  • Polycarp PENGO, arzobispo de Dar-es-Salaam (TANZANIA);
  • Cláudio HUMMES, arzobispo de São Paulo (BRASILE);
  • Crescenzio SEPE, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos;
  • Mario Francesco POMPEDDA, prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica;

y a los monseñores:

  • Henryk MUSZYNSKI, arzobispo de Gniezno (POLONIA);
  • Jean-Pierre RICARD, arzobispo de Bordeaux (FRANCIA);
  • Salvatore FISICHELLA, obispo titular de Voghenza, Rector Magnífico de la Universidad Pontificia Lateranense, Roma.

 

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (A): 08.09.02
"Reunidos en el nombre del Señor"

Continuamos a la escucha del Evangelio de Marcos. Este domingo y el próximo nos narrarán el llamado "discurso eclesial", que contiene las normas del comportamiento correcto y fraterno dentro de la Iglesia. Como no podía ser de otro modo, las otras lecturas de esta liturgia festiva están en perfecta armonía entre ellas, orientándose a la iluminación del Evangelio. La lectura profética está tomada de Ezequiel y, la apostólica, de la Carta del Apóstol S. Pablo a los Romanos.

La corrección fraterna es ciertamente una tarea difícil, ya que exige tanta humildad y caridad; pero, por otro lado, es necesaria dado que el Señor la prescribe con gran convicción y la describe con ansia y delicadeza: "Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano". La Iglesia, antes que comunidad es una comunión en la que todos y cada uno estamos unidos a los demás y somos responsables de ellos. La comunión es lo opuesto del egoísmo, del individualismo, del intimismo. Nadie que aspire a ser discípulo del Señor, puede decir: ¿Acaso soy yo responsable de mi hermano? Esta es la pregunta de Caín, no la del cristiano. Cabe la posibilidad de poder conocer el pecado cometido por un hermano en la fe y, entonces, deberemos preguntarnos qué hacer. El Evangelio ya ha respondido por nosotros: Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tu con él, sin hacer publicidad de su culpa, sin juzgar ni condenar. "Reprender" es una obra de quien ama, no de quien condena. Si la reprensión obtiene su fruto, sólo nos queda alegrarnos, pero si no lo obtiene, no es lícito darse por vencidos: la caridad nos obliga a seguir intentándolo. En este caso la reprensión tendrá voces diversas. Así nos lo indica el Señor citando el Deuteronomio: "Toma contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos". Como último recurso queda el apelo a la Comunidad para que pueda intervenir el apóstol o el obispo. Si no escucha ni siquiera a la Iglesia, que sea como un pagano o un publicano, que es lo mismo que decir, que sea excomulgado, que se le imponga una pena medicinal que le haga reflexionar y convertirse.

Encaja aquí perfectamente lo que nos dice hoy la primera lectura de Ezequiel: Si tú no hablas para advertir al malvado que deje su conducta, él, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti. Si por el contrario adviertes al malvado... y él no se convierte, morirá él debido a su culpa, mientras que tú habrás salvado tu vida. De este modo, Antiguo y Nuevo Testamento concuerdan a la hora de proclamar el deber de reprender, es decir de corregir, al hermano que peca; el que no lo hace desobedece a Dios. Hay también un silencio muy elocuente y doloroso ante el pecado del hermano, pero ese silencio debe ser el preludio de una palabra humilde y fraternal que el hermano espera. Es inadmisible que callemos con el que peca y que después hablemos, más aún murmuremos, de él en privado o en público. Esto es una maldad, tanto mayor cuanto más nos hace gozar y nos divierte.

En nuestros labios, la palabra "Iglesia" puede tener múltiples significados; para Jesús es la reunión de las personas que han acogido la invitación a entrar en comunión con él y con los hermanos; es la reunión de los que creen, esperan y aman según el Evangelio. Sólo nos queda por saber cuántas personas se necesitan para construir la Iglesia. Hoy el Señor afirma que "donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Basta con ser más de uno, lo importante es reunirse en el nombre de Jesús, ya que hemos sido llamados por él y en él creemos. Cuando se dan estas condiciones, allí está la Iglesia; pero no podemos ser Iglesia sólo cuando celebramos la Eucaristía, aunque ésta sea la manifestación más alta y completa de nuestra eclesialidad. Seamos Iglesia cuando la oración forma parte esencial de nuestro encuentro, recordando, así, que somos Iglesia cuando rezamos juntos. La oración individual es preciosa, necesaria y eficaz, pero la comunitaria -aunque sea sólo entre dos creyentes- es más rica y más eficaz. Rezar juntos es expresión de que estamos animados por la caridad hacia Dios y hacia el prójimo, esa caridad sobre la que hoy nos advierte S. Pablo que es una deuda que hemos de pagar gozosamente: Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

 

PALERMO: LLAMAMIENTO FINAL DE PAZ DEL ENCUENTRO "HOMBRES Y RELIGIONES"

El XVI Encuentro "Hombres y Religiones", promovido, como los anteriores, por la Comunidad romana de San Gil, se clausuró a las 8 de la tarde del miécoles en Palermo con un "Llamamiento Final de Paz", en el que, entre otras cosas, se afirma que "este nuevo siglo, ya desde sus comienzos, ha estado marcado por la violencia. Por eso, como peregrinos, añade, nos hemos reunido en Palermo para invocar de Dios, al comienzo del nuevo milenio, el gran don de la paz. Somos hombres y mujeres de religiones diversas, provenientes de numerosas partes del mundo con un único anhelo: la paz entre todos los pueblos"

Muchos hombres y mujeres, oprimidos por el miedo al futuro, se han dejado arrastrar por la resignación y el pesimismo. Nosotros, como hombres de religión y como buscadores de paz, somos conscientes del enorme potencial de mal que encierra en nuestro mundo. Es fácil dejarse arrastrar por la violencia, por el enfrentamiento de los unos contra los otros, por la oposición de un mundo contra otro, por el choque de una religión y de una cultura contra otra.

Hemos sido alcanzados, sigue diciendo el Llamamiento, por montañas de sufrimiento y de lamentos, a veces silenciosos, de millones de pobres sin agua, sin medicinas, sin seguridad, sin comida, sin libertad, sin tierra, sin los derechos humanos fundamentales". El miedo y la desconfianza hacia el otro provocan situaciones peligrosas. El dolor del mundo nos impone que busquemos juntos, creyentes y no creyentes, caminos de paz y de solidaridad.

El Llamamiento pone de relieve también la necesidad que todo el mundo tiene de esperanza. La esperanza de poder vivir con el otro, de construir un mundo en el que todos podamos vivir con dignidad. La globalización no puede ser solamente la libre circulación de bienes; debe ser también globalización de la solidaridad, del diálogo, de la justicia y de la seguridad para todos. Se nos pregunta sobre nuestras responsabilidades como hombres y mujeres de religión. No queremos ceder a la tentación del pesimismo que empuja a muchos a cerrarse en sí mismos, sino que sentimos más urgente aún la necesidad de continuar con decisión el camino del diálogo. Es el camino para superar la división y los conflictos. Es el camino para no dejar al mundo a merced de una globalización sin rostro que inevitablemente se vuelve cruel. El diálogo no deja indefensos: protege. No debilita: refuerza. Empuja a todos a ver lo mejor del otro y a enraizarse en lo mejor de sí.

El diálogo transforma al extraño en amigo y libra del demonio de la violencia. Nada se pierde con el diálogo. Es medicina que cura en lo profundo, que libera de la patología de la memoria, que abre al futuro. Pedimos a Dios que haga crecer en el mundo el arte del diálogo y de la convivencia. No es el conflicto el que salva.

El texto del Llamamiento recuerda algo sobre lo que el Papa ha insistido con energía en numerosas ocasiones, a propósito de los que invocan el nombre de Dios para justificar el odio y la violencia. "Las religiones, se lee en el texto, no justifican jamás el odio y la violencia; el nombre de Dios es paz. Nadie puede invocarlo para bendecir la propia guerra. Sólo la paz rinde culto a Dios. El culto del odio genera violencia y humilla la esperanza".

A quienes matan y hace la guerra en nombre de Dios, termina el "Llamamiento Final de Paz", que ha clausurado el XVI Encuentro "Hombres y Religiones", les decimos: '¡Deteneos. No matéis! ¡Dialoguemos y Dios nos iluminará!'. "¡En nombre de Dios, respetad a la creación y a toda criatura! Su vida es vuestro futuro y nuestra esperanza".Y concluye: "Reunidos en Palermo como humildes peregrinos de paz, queremos decir al mundo entero que ningún conflicto, ningún odio, ningún rencor puede resistir a la oración, al perdón y al amor. Por esto pedimos perdón y perdonamos. Y Dios transformará la desconfianza y el miedo en confianza y amistad".

 

RELIGIONES Y CULTURAS ENTRE CONFLICTO Y DIÁLOGO

Hombres y religiones de todo el mundo se reunieron desde el domingo hasta el martes 3 de septiembre, para promover el diálogo y la paz. Representantes de las Iglesias cristianas y de las grandes religiones, exponentes de las diversas culturas de la tierra, hombres y mujeres que buscan la paz, se reunieron en la ciudad siciliana de Palermo, bajo el lema "Religiones y culturas entre conflicto y diálogo". Se trata del XVI Encuentro interreligioso mundial organizado por la Comunidad de San Gil. En él se mantiene vivo el espíritu de las Jornadas de oración de líderes religiosos por la paz, convocadas por Juan Pablo II en Asís.

Todavía están vivas en nuestra mente y en nuestra memoria las trágicas imágenes del 11 de septiembre de 2001. Para Andrés Riccardi, fundador de la Comunidad romana de San Gil, aquella enorme y dramática montaña de escombros no ha enterrado el diálogo. Riccardi responde de esta manera a quienes consideran iluso o incluso ingenuo a quien, después de aquellos atentados, sigue pensando que el camino de la pacificación pasa a través de la serena y dialogante confrontación entre el Islam y Occidente.

La presencia de más de 450 participantes, número nunca alcanzado en las 15 ediciones anteriores, da la razón a Riccardi. La tarea que están realizando los máximos representantes de las Iglesias cristianas, del judaísmo, del islamismo y de otras religiones, así como exponentes de la cultura, de la política, de los medios de comunicación de numerosos Países del mundo, es la de deslindar nuevos caminos de encuentro y de esfuerzo común hacia la paz, desde la confrontación, la oración y el intercambio de ideas. Lo que no se puede es resignarse al enfrentamiento Islam-occidente.

Por su parte el cardenal Di Giorgi, arzobispo de Palermo, en la Misa solemne de apertura del Encuentro, fue muy crítico con los que buscan la vida fácil y el bienestar material. Coincidiendo con el presidente del Consejo Metodista Mundial, el nigeriano Domingo Mbang, invitó a los hombres a aceptar el sacrificio que comporta ponerse al servicio del Señor, auténtica misión de los cristianos, a los que el Cardenal palermitano ha pedido también que avancen hacia la unidad, pues está convencido que el diálogo ecuménico es el que va a favorecer el diálogo con las demás religiones.

Las mesas redondas, que comenzaron el lunes, trataron temas como qué respuesta dar a la grave pregunta de si , después del 11 de septiembre pasado, va a ser inevitable un conflicto de civilizaciones. Se abordaron también temas que encierran gran tensión, como la cuestión palestino-israelí, África, la cultura de la violencia y las religiones, la inmigración. Hay sitio también y amplio para temas como el perdón, la justicia, la reconciliación, la solidaridad y, estando en Sicilia, no podía faltar el tema de la mafia. El portavoz de la Comunidad de San Gil, Mario Marazziti, en unas declaraciones hechas desde Palermo, ayer domingo, a Radio Vaticano, afirmaba que "el diálogo no sólo parece posible a los participantes en el Encuentro sino que es una necesidad que emerge de las grandes religiones mundiales y que indica, tanto al presente como al futuro, cómo vaciar esos grandes contenedores de odio y desconfianza que se han ido llenando hasta casi rebosar".

En el Encuentro de Palermo, sigue diciendo Mario Marazziti, está presente el tema de Oriente Medio, con representantes de alto nivel de la política y de la cultura palestina e israelí, con lo que es posible crear puentes entre ambas riberas del conflicto. Huno una amplia representación del mundo islámico y judío procedentes de varias partes del mundo. Esto quiere decir que hay una necesidad apremiante de paz y de diálogo para alcanzarla. También estuvo presente la Conferencia sobre "Desarrollo sostenible" que se celebraba en esos momentos en Johannesburgo. Las dificultades en Johannesburgo fueron muchas. Y es que el mundo, ciertamente, está en dificultad. Parece que se tiene miedo de dar unas reglas claras que den esperanza concreta al Sur del mundo en breve tiempo. El mundo del Norte, vinculado a un estilo de vida propio, tiene miedo a renunciar al mismo, pero está convencido, por otra parte, que no se puede seguir manteniendo ni prolongar por más tiempo un problema que abarca todos los aspectos de la existencia humana, desde el hambre, al ambiente, la inmigración, la pobreza, la educación, la alfabetización, el agua, la sanidad, el desarrollo derivado del acceso libre y equitativo a los recursos de la tierra. Todos estos temas están también presentes en Palermo, manifestándose entre los participantes una gran sintonía en todos ellos. Una vez más la Iglesia, desde una organización seglar, aporta su grano de arena a la solución de los problemas más acuciantes de la humanidad.

 

BALANCE DE LA CUMBRE DE JOHANNESBURGO
PADRE PASCUAL BORGOMEO, DIRECTOR GENERAL DE RADIO VATICANO

"Llegan luces y sombras de la cumbre de Johannesburgo, con las previsibles contraposiciones de intereses políticos y económicos. Particular desconcierto provoca la propuesta de promoción del aborto como medio para el desarrollo: a parte de ser inaceptable éticamente, la propuesta hace pensar en la genial receta atribuida a Bush, según el cual para salvaguardar los bosques de los incendios, la mejor medida es cortar los árboles. Pero una luz, a parte de los compromisos más o menos vinculantes tomados por los gobiernos, es ciertamente el crecimiento, en la mentalidad corriente, de la conciencia de la interdependencia que cada día se va extendiendo más en el mundo. La interdependencia entre los países ricos y los países pobres, interdependencia entre desarrollo y salvaguardia del ambiente, interdependencia entre justicia y paz en el planeta.

Precisamente porque señala y al mismo tiempo promueve una creciente conciencia de interdependencia, la cumbre de Johannesburgo es objetivamente una gran ocasión. Pero también un gran desafío: las ocasiones perdidas acaban por acentuar las diferencias y la rigidez de posturas creando abismos insalvables.

Uno de estos, nefasto para lo que continuamos llamando Occidente, es el abismo entre EEUU y Europa. La ausencia del presidente Bush no es un buen signo: esto parece confirmar también, ante una problemática fundamental como la del ambiente, el unilateralismo de la Administración estadounidense, lamentado cada vez más por los aliados europeos e incompatible en el fondo, con una vocación al liderazgo mundial, como es hoy la de EEUU.

Ciertamente, los EEUU están concentrados actualmente en la lucha al terrorismo: pero también en esto hay una interdependencia de factores que son valorados distintamente por EEUU y Europa. Uno no se salva por sí solo. Todos estamos en la misma barca. Tan convencidos están de ello los EEUU que han pedido la colaboración de otros países, y Europa ha sido la primera en dársela. ¿Pero cómo puede aceptar Europa un unilateralismo de decisiones, cuyas consecuencias está destinada a padecer? ¿Y en nombre de qué valores de Occidente, que proclama querer defender, la superpotencia americana toma las distancias de sus aliados europeos, por ejemplo, en el protocolo de Kyoto o sobre la Corte Penal Internacional?

¿Dónde ha ido a parar la América de la libertad y de los derechos humanos a la que Europa ha mirado con esperanza y gratitud el pasado siglo, una Europa afligida por la pobreza, las matanzas y las tiranías?"

El asunto de la guerra al Irak, que ha sido telón de fondo de la cumbre de Johannesburgo, es un ejemplo clamoroso de la distancia cada vez más grande que hay entre Europa y los EEUU. Sobre esta cuestión, existe en el mismo seno de la Administración Bush, un contraste evidente entre los halcones y las palomas del gobierno. Coinciden una serie de valoraciones discordantes de carácter estratégico, militar, ético, político. Pero más allá de una oposición a la intervención militar que va desde Europa a Rusia y a los Países árabes y musulmanes -y será por esto que los EEUU piden la colaboración de un país por ejemplo como el Japón, cuya constitución excluye cualquier tipo de guerra que no sea la exclusivamente defensiva- más allá de ello, lo que preocupa es que los EEUU continúan creyendo que una acción militar es el medio más eficaz para combatir el terrorismo, y que el ataque a Irak es una prioridad.

Cuando se considera lo que el gobierno americano ha hecho, o mejor dicho, no ha hecho respecto al conflicto de Medio Oriente, uno tiene dificultad en entender cuál es la estrategia de la casa Blanca. La trágica situación en la que se encuentra hoy Tierra Santa no es una demostración de habilidad política o de prestigio moral para los EEUU. La sangre continúa corriendo, sobre todo entre los civiles palestinos, afligidos por la destrucción, la miseria y la desnutrición. Pero también Israel está postrado económicamente y sobre todo moralmente.

No haber tomado en consideración el hecho de que el irresuelto conflicto palestino-israelí estaba destinado a multiplicar focos de terrorismo en el mundo árabe y musulmán, demuestra desgraciadamente que la Administración Bush está dispuesta a aceptar como un mal menor las recaídas políticas con efectos colaterales inevitables, ante la eficacia de la opción militar frente al terrorismo. ¿Pero se pueden considerar "efectos colaterales" las consecuencias que sobre los Países árabes y musulmanes tendría un ataque a Irak? Más de un país árabe y musulmán ha manifestado a los EEUU su abierta oposición al respecto. Pero los EEUU no se dan cuenta por sí solos de cómo crecen los problemas que afligen a sus aliados árabes y musulmanes. Cada uno de ellos afronta grupos extremistas internos, a los que un ataque a Irak daría oxígeno e influencia sobre los moderados, haciendo popular Sadam Hussein incluso entre aquellos que lo detestan.

¿Y también fuera de los países árabes y musulmanes, no hay suficiente resentimiento en el mundo contra los EEUU y Occidente? ¿Cómo se puede olvidar que hace 11 años, para la guerra del Golfo, el presidente Bush padre tuvo necesidad del aval de las Naciones Unidas?

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"Nada será ya como antes" Esto repetían con instinto premonitorio los ciudadanos de Nueva York todavía cubiertos por el polvo de los cascotes de las torres gemelas hechas añicos. En realidad mucho ha cambiado: con la revelación de una fragilidad insospechada de la superpotencia y de una complejidad cada vez más difícil de gobernar el mundo. Después del tremendo impacto, la primera reacción fue prometedora: el presidente Bush dio la vuelta al mundo para tejer una red de relaciones diplomáticas y de solidaridad. China, Rusia, Europa, los Países árabes y musulmanes. Pero incluso fuera de las relaciones diplomáticas, nosotros occidentales nos sentimos todos americanos. Después, sin embargo, aquel capital de solidaridad se ha ido deshilachando. Ha habido el unilateralismo de la política americana, el deterioro cada vez más grave de la tragedia medio- oriental, la guerra en Afganistán conducida con métodos discutibles y resultados ambiguos, los escándalos financieros que han provocado golpes tremendos a la economía estadounidense y - por interdependencia - también a la economía mundial.

El Pentágono ha recibido un enorme aumento de recursos para los gastos militares, el presidente Bush ha promovido una eficaz movilización patriótica, pero también un impropio espíritu de cruzada contra el mal.

Se ha notado a faltar desgraciadamente una reflexión adecuada y a todo campo sobre la reciente política internacional de los EEUU. A la pregunta instintiva que muchos se hacían en Nueva York el pasado 11 de septiembre "¿pero por qué nos odian?", no creo que el ciudadano medio estadounidense haya encontrado una respuesta satisfactoria.

Mientras tanto, la popularidad de Bush, altísima después del 11 de septiembre, ha ido perdiendo puntos lentamente, pero continuamente. Las elecciones de mitad de mandato se están acercando, (serán en noviembre) y es de esperar que las preocupaciones electorales no condicionen decisiones y comportamientos políticos.

Yo diría que a un año del 11 de septiembre nos sentimos amigos un poco desilusionados de los EEUU, pero amigos al fin y al cabo. Y creemos en la potencialidad moral y cultural de este gran país, más que en su gran potencia tecnológica y militar. Continuamos siendo amigos exigentes, como es natural que sea cuando se estima de verdad a alguien y cuando se siente una profunda preocupación por los destinos de la humanidad.

 

CONSAGRACIÓN DE LA CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES

El 11 de junio de 1996, el arquitecto español José Rafael Moneo recibía una misiva personal del Cardenal de Los Ángeles, EE. UU. en la que le encomendaba la construcción de la nueva catedral de aquella ciudad estadounidense. La Declaración de la Comisión de la construcción de la nueva catedral empieza así:

Declaración sobre la Comisión al Sr. José Rafael Moneo como Arquitecto de la Nueva Catedral Católica de Los Ángeles.
Cardenal Roger Mahony
Arzobispo de Los Angeles

Es un honor y una alegría personal anunciar este día que la Arquidiócesis de Los Ángeles ha seleccionado al Sr. José Rafael Moneo como Arquitecto de la nueva Iglesia Catedral para la Arquidiócesis de Los Ángeles. Estamos en un momento decisivo y culminante en la historia del Núcleo Histórico de nuestra gran Ciudad de Los Ángeles. Esperamos y oramos para que se nos permita construir nuestra nueva Iglesia Catedral en este sitio histórico, y para ser catalizadores de un nuevo y brillante futuro para el Núcleo Histórico de nuestra ciudad. Estamos en el umbral de "la oportunidad del siglo" y no podemos - no nos atrevemos - perder este momento de gracia. Tengo la seguridad que contamos con el mejor arquitecto del mundo para que realice nuestros sueños. Y añade: Señor Arquitecto Moneo, por este medio, como Arzobispo de Los Ángeles, lo comisiono para que ejecute en el sitio ya existente de la antigua Catedral, o si se requiere, cambiar la nueva Catedral a un sitio alternativo, las labores arquitectónicas a continuación expuestas.

Luego el Cardenal indica cuáles son las características que tanto él como el Consejo de colaboradores y el Comité Asesor desean que tenga el nuevo templo catedralicio, sobre todo que quede bien integrado en el contexto ambiental que rodea a la catedral, pues se realiza sobre la sede de la catedral vieja; ambientes litúrgicos y de oración que ayuden a vivir los actos que en ella se celebren. La Comisión sigue así: Los afiliados de nuestro Comité Asesor de la Catedral y yo, encontramos en usted y en su presentación una profunda y excepcional espiritualidad, que creemos esencial que posea el arquitecto que diseñe nuestra Catedral. Desde un principio, sentimos que para usted este proyecto era más importante que el diseño de cualquier otro edificio. Este proyecto es el de crear un maravilloso espacio sagrado en medio de una ciudad moderna que es conocida por su efímera brillantez del espectáculo.

Cuando le hablé a Madrid el Domingo de Pentecostés para informarle sobre mi decisión, su respuesta fue: "Con la gracia de Dios y del Espíritu Santo tendremos el diseño adecuado para la nueva Catedral." Y cuando me confirmó por medio de una misiva de su decisión en aceptar esta comisión, concluyó la misiva con estas palabras: "Finalmente, le quiero decir que cuento con sus oraciones para que sea inspirado para este proyecto. Estoy consciente de las grandes expectativas que tiene el pueblo de Los Ángeles para ésta muy necesitada y deseada Catedral, y en verdad espero que encuentren en mí la persona que les ayude a realizar su sueño." "Señor Moneo, termina la misiva del Cardenal de Los Ángeles, tengo la plena confianza que ciertamente hemos encontrado la persona adecuada que nos ayudará a realizar nuestro sueño de construir una nueva e histórica Catedral con la cual iniciaremos el Tercer Milenio de la Cristiandad".

El 2 de septiembre, tras 6 años de proyecto y obras, tuvo lugar la solemne consagración de la colosal y austera catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, en la ciudad californiana de Los Ángeles. Más de 500 sacerdotes, obispos y cardenales participaron en la consagración del templo católico más grande de los EE.UU. y tercero en tamaño del mundo. Más de 3.000 personas, encabezadas por el Cardenal Mahony, participaron en la solemne ceremonia. El Papa Juan Pablo II envió un mensaje que fue leído durante la ceremonia de consagración, que fue realizada en el contexto de la Santa Misa. "La catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, dijo el arquitecto Moneo en unas declaraciones, es un edificio público "abierto a todo el mundo". La catedral es la reinterpretación modernista que ha realizado Moneo de las antiguas misiones españolas de California, que aúna altos techos con muros de hormigón y tapices con figuras de 135 santos junto a esquinas que huyen del ángulo recto.

El diario "Los Ángeles Times" ha destacado el "austero misticismo" y la "inesperada calidez interior de la catedral" que considera muestra de "una destacable inteligencia arquitectónica". El coste ha sido de casi 200 millones de dólares. La catedral está construida en un área de 23 mil metros cuadrados de la que el edificio ocupa 5.300, colocada junto a una plaza de 10.000 metros cuadrados. Como se ve, todavía se construyen catedrales, templos que aspiran a reunir en torno al altar de Dios miles de personas en un acto de fe profundo y comprometido. Por último, diremos con palabras de Moneo, que el diseño está dominado por la idea de la luz y la peregrinación hacia un espacio íntimo donde las personas buscan respuestas a las preguntas transcendentales".

 

ENCUENTRO DE OBISPOS DEL CONTINENTE AMERICANO

La preocupante situación de la vida y la familia en Estados Unidos y Canadá fue analizada por un encuentro de obispos del continente americano celebrado en la capital de la República Dominicana. El informe de la "situación de la familia y vida en los Estados Unidos" fue ofrecido por el obispo William Skylstad, vicepresidente la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos.

En su ponencia, el obispo norteamericano, destacó las grandes oportunidades y desafíos que se presentan a la familia en la sociedad norteamericana diversa y pluralista. Denunció que al año tienen lugar en el país mas de 1.2 millones de abortos. Asimismo, constató que muchas familias --sobre todo las emigrantes-- sufren pobreza.

El prelado explicó también que hay grupos que ejercen fuertes presiones para que sean considerados como matrimonio las parejas de un mismo sexo y, aún que adopten niños. Ahora bien, recordó que el Congreso de Estados Unidos ha declarado que la ley sólo reconoce como matrimonio "la unión de un hombre y una mujer".

Otro de los fenómenos constatados por monseñor Skylstad es el del crecimiento de las mujeres y padres solteros, así como el aumento de familias en las que los dos padres trabajan fuera del hogar. "Cerca de 39 millones de norteamericanos no tienen seguros de salud, incluso 8.5 millones de niños", denunció.

Sin embargo, el prelado consideró que existen reales signos de esperanza, constituidos sobre todo por los servicios eclesiales a la familia y los esfuerzos para una legislación a favor de la familia y de la vida, cada vez más numerosos.

La situación de Canadá fue presentada por el obispo Jacques Berthelet, presidente de la Conferencia Episcopal de Canadá. Este país no ha legalizado el aborto, pero no hay una ley que lo prohíba. Se espera desde 1993 una legislación sobre las tecnologías genéticas y reproductivas. Uno de los trabajos de la Organización ha sido promover una legislación adecuada a la dignidad de las personas y de la familia. Tampoco está permitida la eutanasia, ni el suicidio asistido, ni la pena de muerte".

Tras la revolución sexual, añadió el prelado, se cuestiona en Canadá la definición del matrimonio para reconocer como tal las uniones de parejas del mismo sexo y las uniones libres. Pero se mantiene a nivel legal la definición de matrimonio como "la unión voluntaria de por vida de un hombre y una mujer", concluyó.

El encuentro de representantes de los episcopados de América ha sido promovida por el Pontificio Consejo para la Familia, la Comisión Pontificia para América Latina, y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Tras el estudio de las legislaciones sobre la familia y la vida en el continente americano, los obispos pretenden hacer presión ante sus gobernantes y legisladores en defensa de estas dos realidades.

 

ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO ALEMÁN ANTE LAS ELECCIONES AL PARLAMENTO

La Conferencia Episcopal de Alemania ofreció unas orientaciones ante las elecciones al Parlamento Federal, previstas para el 22 de septiembre próximo. Los obispos se basan en la "comprensión cristiana del hombre y en la convivencia social, encaminada a tutelar la dignidad de la persona y a realizar una sociedad humana", para detectar "criterios de orientación para una política a largo plazo".

"Sostenibilidad, bien común y justicia social" son los principios que ofrecen los obispos alemanes para hacer una "opción electoral responsable". De las próximas elecciones surgirá el próximo canciller alemán. Los pretendientes son Gerhard Schroeder, actual canciller y candidato del Partido Social-Demócrata y Edmund Stoiber, candidato de la Unión Democristiana de Alemania.

El documento del episcopado alemán ha sido sintetizado, además, en una versión más breve en forma de llamamiento, que fue leída el 8 de septiembre, al final de la liturgia dominical, en las diferentes parroquias del país. El episcopado alemán, cuyo presidente es el cardenal Karl Lehmann, arzobispo de Maguncia, subraya "con fuerza" la tutela de la vida de los más débiles, en especial del niño no nacido y condena la experimentación o el uso de embriones en la medicina.

Antes de votar, los pastores piden a los electores católicos que presten "especial tutela" del matrimonio y de la familia: la unión conyugal debe permanecer como "modelo ideal para la mayoría de las personas", explican. El problema del desempleo es, para los obispos, una "prioridad absoluta" que debe ser afrontada durante la próxima legislatura; urgente es también el tema de la "formación como base de una sociedad capaz de futuro".

En el ámbito internacional, la Conferencia episcopal de Alemania auspicia un mayor compromiso en favor de "un bienestar común global" y deplora la escasez de fondos dedicados por Alemania a la cooperación al desarrollo. Pide además un mayor empeño, "en el futuro, para tutelar la paz" en el mundo. La Conferencia "apoya expresamente la unión de Europa" y subraya la necesidad de una constitución que se corresponda "sobre todo al espíritu del cristianismo y la herencia religiosa europea". Recordando en su manifiesto las recientes inundaciones en Alemania, los obispos hacen hincapié en la necesidad de una mayor tutela del medio ambiente.