AUDIENCIA GENERAL: ORACIÓN POR LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO En un contexto de oración por las víctimas del terrorismo, Juan Pablo II recordó en la catequesis del miércoles los atentados que, hace un año, consternaron a los Estados unidos y al mundo. "El terrorismo, la violencia armada o la guerra, reiteró el Papa, son opciones crueles que, no resuelven los conflictos humanos, sino que provocan rencor y muerte. Sólo la razón y el amor ayudan a resolverlos". Si el 12 de septiembre de 2001, miércoles, la Audiencia General del Santo Padre tuvo un desarrollo y un contenido especial, debido a que el día anterior, 11 de septiembre, tuvo lugar aquel terrible acto terrorista que abatió las torres gemelas de Nueva York, asesinando a más 3.000 personas, este miércoles, a un año exacto de distancia, el Papa, en una Audiencia General, también especial, recordó de manera particular aquellos horribles acontecimientos, envolviendo este luctuoso recuerdo en un contexto de oración por las víctimas del terrorismo. A las 10 y media de la mañana, Juan Pablo II hacía su entrada en el Aula Pablo VI, procedente de Castel Gandolfo. Pocos minutos antes de su llegada, los miles de peregrinos que lo esperaban escucharon la lectura de las Bienaventuranzas, ese pasaje evangélico del Sermón de la Montaña, en el que Jesús llama "Bienaventurados" a los pobres de espíritu, a los mansos, a los que lloran, a los que padecen hambre y sed de justicia, a los misericordiosos, a los limpios de corazón, a los que trabajan por la paz, a los perseguidos a causa de la justicia, a los que sufren todo tipo de males y persecuciones, porque serán llamados hijos de Dios verán a Dios, y porque de ellos es el Reino de los cielos. La misericordia divina abre paso, pues, a la esperanza humana. En este contexto de fe y de esperanza, de oración y de recogimiento interior, y tras el canto de un Salmo, Juan Pablo II dio comienzo a su catequesis. Haciéndose intérprete del pensamiento de millones de personas, se ha trasladado espiritualmente a la ciudad de Nueva York, "donde el 11 de septiembre del año pasado, dijo, las torres gemelas del World Trade Center se derrumbaron a consecuencia de un cruel atentado, enterrando entre sus escombros a muchos hermanos y hermanas nuestros inocentes". El Santo Padre insistió una vez más en la necesidad de construir juntos una cultura de la solidaridad, que devuelva a los jóvenes la esperanza en el futuro, subrayando también que sólo de la verdad y de la justicia pueden nacer la libertad y la paz. "Sobre estos valores, afirmó, es posible construir una vida digna del hombre. Fuera de ellos hay solamente ruina y destrucción. RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL Queridos
hermanos y hermanas: El terrorismo, la violencia armada o la guerra son opciones crueles que, en vez de resolver los conflictos humanos, provocan rencor y muerte. Sólo la razón y el amor ayudan a resolver las contiendas entre las personas y entre los pueblos. Es urgente acometer iniciativas políticas y económicas que afronten las situaciones de injusticia, para evitar así posibles tentaciones de odio y violencia. Deseo saludar con afecto a los peregrinos de lengua española, venidos de España y de México. Saludo en particular a los sacerdotes alumnos del Pontificio Colegio Mexicano de Roma; a los neosacerdotes y a los que celebran las Bodas de Plata y de Oro de Orihuela-Alicante, acompañados de sus Obispos. Invito a todos a trabajar unidos para que la concordia y la solidaridad se instauren en todo el mundo. ************* Después de dirigirse a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, a quienes pidió, respectivamente, adhesión a Cristo y a su Evangelio, acoger con serenidad y valentía la voluntad de Dios y construir día tras día una convivencia familiar al estilo de la casa de Nazaret, Juan Pablo II concluyó su encuentro con los miles de fieles romanos y peregrinos, elevando una especial oración de los fieles. El Santo Padre introdujo las diversas oraciones en inglés, francés, árabe y español, reiterando que la memoria de los acontecimientos trágicos de la historia humana no oscurece la confianza en la bondad y en la fidelidad de Dios. Su inmutable voluntad de amor y de paz, manifestada en Cristo muerto y resucitado, es fundamento de esperanza segura para todos los hombres y para todos los pueblos. En inglés se pidió por las víctimas del terrorismo, en especial por las que perecieron en los atentados de hace un año, por sus familiares, para que el Señor los dé alivio y reciban apoyo fraterno. En francés se pidió por la Iglesia, signo e instrumento de unidad, para que, con el testimonio del Evangelio, extienda, alimente y sostenga la esperanza de los hombres de buena voluntad, llevándolos por el camino de la justicia y de la paz. En árabe se rezó por los creyentes de todas las religiones, para que en el nombre de Dios, misericordioso y amante de la paz, rechacemos con firmeza toda forma de violencia y nos comprometamos a resolver los conflictos con el diálogo sincero y paciente, respetuoso de las diversas experiencias históricas, culturales y religiosas. Esta fue la oración en español: "Por los niños y los jóvenes, que son la esperanza del nuevo milenio, para que, ante ejemplos y modelos de auténtica dignidad humana, sean ayudados a construir la civilización del amor y de la paz, en un mundo donde se defiendan los derechos de todos y los bienes sean distribuidos con equidad en todas partes. Oremus El Papa concluyó la oración de los fieles pidiendo al Dios de la infinita misericordia, que tenga piedad de las numerosas injusticias que manchan la conciencia del género humano y que infunda en el corazón de cada hombre y de cada mujer el poderoso soplo de su Santo Espíritu, para juntos, día tras día, crezcan en la concordia y formen una gran familia, donde todos sean acogidos y reconocidos como hijos suyos.
CARTAS CREDENCIALES DEL EMBAJADOR DE ALEMANIA ANTE LA SANTA SEDE Juan Pablo II señaló las raíces cristianas del continente como factor determinante en la futura integración europea en su discurso al nuevo embajador de Alemania ante la Santa Sede, a quien recibió el viernes por la mañana para el acto de presentación de las cartas credenciales. La Europa de hoy y la del futuro y las raíces cristianas del continente fueron algunos de los temas desarrollados por Juan Pablo II en su discurso al nuevo embajador de Alemania. El Pontífice subraó que "Europa no sería tal sin el rico patrimonio de todos los pueblos que la componen, que forman y continúan formando la identidad de este continente... Hoy los europeos se enfrentan al reto de construir una cultura y una ética de la unidad, ya que si faltan éstas, antes o después cualquier política de unidad está condenada al fracaso". Juan Pablo II definió precisamente a la Iglesia como el factor determinante de esta identidad, como un elemento central y caracterizador en la historia europea, que no podría comprenderse sin referencia a los acontecimientos religiosos que la han atravesado. "Es necesaria -insistió el Papa- una referencia clara a Dios y a la fe cristiana en la elaboración de la Constitución europea, como reconocimiento de una realidad histórico-cultural". En otro contexto distinto el Papa manifestó la satisfacción de la Santa Sede por el hecho de que Alemania, a pesar del esfuerzo económico y social realizado en la reunificación, continúe apostando por la integración europea y prestando ayuda a los países pobres.
LOS PASTORES DEL PUEBLO DEBEN SER PROMOTORES Y MODELOS DE COMUNIÓN "La unidad colegial de la Iglesia y el vigor vivencial de la fe" fueron los puntos básicos del discurso del Papa a un grupo de obispos de las regiones del norte y noroeste del Brasil en visita ad Limina Apostolorum. En el discurso que les entregó el sábado, el Papa habla del papel en la misión de pastores del pueblo a ellos confiado, cuya nota distintiva ha de ser antes de todo - dice el pontífice - "la de ser promotores y modelos de comunión". "Así como la Iglesia es una, así también el episcopado debe ser uno solo, y como afirma el Concilio Vaticano II, el Papa constituye el principio y fundamento perpetuo y visible de esta unidad, no sólo de los obispos, sino también de todos los fieles. Por eso la unidad colegial del episcopado -subrayó el Santo Padre- es uno de los elementos constitutivos de la unidad de la Iglesia". Esta unidad entre los obispos - explica el Santo Padre - es particularmente necesaria en nuestros días en momentos en que las iniciativas pastorales tienen múltiples formas y trascienden los límites de las propias diócesis. En este sentido "la comunión debe concretizarse en una cooperación pastoral, en programas y proyectos comunes, en temas de mayor relieve sobre todo cuando se refieren a los pobres". La región amazónica, indica el Papa, es sin duda alguna una región sensible a los problemas del desarrollo relacionados con el aprovechamiento de las riquezas del subsuelo. Pero esta región es también conocida como gran reserva de la biodiversidad en el mundo. "Una región que tiene por tanto un conjunto de factores relacionados con el hombre y su hábitat y que requieren de vuestra parte - dijo el Papa a los obispos- una debida atención para proporcionar un justo amparo a vuestra gente". Por otro lado, Juan Pablo II hizo hincapié en la necesidad que tiene la Iglesia y las comunidades eclesiales brasileñas de pastores que sean hombres de fe y estén unidos entre sí. Pastores que sean capaces de afrontar los desafíos de una sociedad cada vez más propensa a la secularización y al consumismo. La falta de vigor vivencial y eclesial de la fe y una indiferencia ante los valores religiosos y los principios éticos son un fuerte obstáculo para la evangelización - advirtió el Santo Padre. "No debéis sentiros distantes unos de otros, a pesar de la vastísima superficie que frecuentemente debéis cubrir para atender las zonas más remotas de vuestras diócesis y mantener el contacto necesario con vuestros fieles" les dijo el Papa. "Uniendo los hombres más estrechamente a Cristo, la Eucaristía hace de ellos un solo Cuerpo, el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia. La Eucaristía es símbolo, principio y raíz de la unidad católica, factor de concordia entre los espíritus".
ÁNGELUS: "EL CRISTIANISMO TIENE EN LA CRUZ SU SÍMBOLO PRINCIPAL" "El Cristianismo tiene en la Cruz su símbolo principal. Allí donde el Evangelio ha echado raíces, la Cruz indica la presencia de los cristianos". A mediodía del domingo en su alocución del Ángelus en Castel Gandolfo Juan Pablo II invocó también a la Virgen de los Dolores, cuya memoria litúrgica se celebraba, "por los enfermos y los que sufren, por las víctimas de la injusticia y de la violencia, por los cristianos perseguidos a causa de su fe". La Iglesia celebraba el sábado la festividad de la "Exaltación de la Santa Cruz", y la sigue, el día después la memoria litúrgica de la Virgen de los Dolores. El Santo Padre, Juan Pablo II, en la alocución anterior al rezo mariano del Ángelus del domingo, se refirió a estas dos conmemoraciones litúrgicas, poniendo de relieve que nos invitan, una vez más, a realizar una peregrinación espiritual hasta el Calvario. Nos estimulan, afirmó, a unirnos a la Virgen María en la contemplación del misterio de la Cruz. En el proceso de secularización, que caracteriza a gran parte del mundo contemporáneo, siguió diciendo el Santo Padre, es más importante que nunca que los creyentes fijen su mirada en esta señal, punto central de la revelación y capten su significado original y auténtico. A continuación añadió: " El Cristianismo tiene en la Cruz su símbolo principal. Allí donde el Evangelio ha echado raíces, la Cruz indica la presencia de los cristianos. En las iglesias, en las casas, en los hospitales, en las escuelas, en los cementerios la Cruz se ha convertido en el signo por excelencia de una cultura que saca del mensaje de Cristo verdad y libertad, confianza y esperanza". La Iglesia también hoy, siguiendo la escuela de los antiguos Padres, presenta al mundo la Cruz como "árbol de la vida", del que se puede captar el sentido último y pleno de cada existencia y de toda la historia humana. "Desde que Jesús hizo de ella, reiteró el Pontífice, el instrumento de la salvación universal, la Cruz ya no es sinónimo de maldición sino, al contrario, de bendición. Al hombre atormentado por la duda y por el pecado, la Cruz le revela que 'tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna'. En una palabra, la Cruz es el supremo símbolo del amor". Por esta razón, terminó diciendo el Papa, los jóvenes cristianos la llevan con orgullo por los caminos del mundo, confiando a Cristo sus preocupaciones y sus expectativas de libertad, de justicia y de paz. A continuación, el Santo Padre saludó a los presentes en sus diversas lenguas. Estas fueron sus palabras en español: "Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Cultivad sentimientos de reconciliación y perdón, como Cristo ha enseñado, siendo así artífices y mensajeros de paz". Juan Pablo II concluyó su encuentro en Castel Gandolfo con los fieles y peregrinos allí presentes recordando que la Virgen María, a los pies de la Cruz, en perfecta unión con el Hijo, compartió de manera especial la profundidad de dolor y de amor de su sacrificio. Nadie mejor que Ella puede enseñar a amar la Cruz. Y añadió: "A la Virgen Dolorosa confiamos los jóvenes y las familias, las naciones y la humanidad entera. La invocamos de manera especial por los enfermos y los que sufren, por las víctimas inocentes de la injusticia y de la violencia, por los cristianos perseguidos a causa de su fe. Que la Cruz gloriosa de Cristo sea para todos prenda de esperanza, de rescate y de paz".
ORACIÓN: "A MARÍA, LUZ DE ESPERANZA" En una Novena por la Justicia y la Paz, en preparación del aniversario del trágico 11 de septiembre de 2001, que oscureció la historia de la humanidad, la Conferencia Episcopal estadounidense, había recordado a lo largo de los nueve días anteriores que "la oración es uno de los primeros pasos para actuar con justicia en nuestro mundo", sin perder nunca la esperanza en la Misericordia Divina y lograr así desarmar el odio con el amor. Que el Señor Todopoderoso, por la intercesión maternal de la Virgen María, Reina de la Paz, nos haga instrumentos de su amor y de su paz, decía Juan Pablo II el domingo 8 de septiembre recordando el misterio de la Natividad de la Virgen en sus palabras antes del Ángelus. "Que María nos ayude a comprender el gran valor de la oración, íntima unión del alma con Dios" - pedía el Santo Padre con el anhelo de que "la Virgen Santa" abra nuestro corazón a "una confianza cada vez más firme en el Señor, que en Ella, esclava humilde y dócil, ha cumplido grandes maravillas". En este contexto les ofrecemos la oración escrita por Juan Pablo II "A María, Luz de Esperanza": Inmaculado
Corazón de María, ayúdanos a conquistar la amenaza
de la maldad, que tan fácilmente anida en el corazón
de los humanos, y cuyos efectos inmensurables ya pesan sobre nuestro
mundo moderno y parecen bloquear las sendas del futuro.
"TESTIMONIAR
A CRISTO, ESPERANZA NUESTRA EN UN MUNDO QUE CAMBIA" "Sed infatigables y gozosas anunciadoras de esperanza para la humanidad de nuestro tiempo, esperanza tan a menudo casi ensombrecida por violencias e injusticias y encerrada en horizontes meramente terrenales". Es la exhortación de Juan Pablo II a las Religiosas Mínimas de Nuestra Señora del Sufragio, en un mensaje enviado con motivo del Capítulo General de esta Congregación. Esta Congregación, fundada por Francisco Faá di Bruno - beatificado por el mismo Papa en 1988 - y cuyo carisma característico es el de rezar por el sufragio de las almas del purgatorio, desarrolla su apostolado en la actualidad en Argentina, Colombia, Rumanía e Italia. En su mensaje, tras destacar el tema de reflexión elegido por estas religiosas, "Testimoniar a Cristo, esperanza nuestra en un mundo que cambia", el Santo Padre recuerda que "la meta última del hombre es el encuentro con Dios, encuentro al que hay que prepararse desde ahora con un constante compromiso ascético, rechazando el mal y obrando el bien". Tras destacar la importancia de la actividad evangelizadora de las Hermanas Mínimas de Nuestra Señora del Sufragio, Juan Pablo II hace hincapié en que "la primera y más elevada forma de caridad para con los hermanos es el anhelo de su salvación eterna". Pues, "el amor cristiano no conoce confines y supera incluso los límites del espacio y del tiempo, permitiéndonos amar a cuantos han dejado ya esta tierra". Y tras animar a esta Familia religiosa a conservar íntegro el carisma de su Fundador, Juan Pablo II vuelve a repetir lo que afirmó al beatificar a Francisco Faá di Bruno y recuerda que "es un gigante de la fe y de la caridad", puesto que su mensaje de luz y de amor, más allá de apagarse, se revela más actual que nunca, impulsando a la acción a cuantos tienen apego a los valores evangélicos".
FALLECE EN ROMA EL CARDENAL BRASILEÑO LUCAS MOREIRA NEVES Juan Pablo II manifestó su profunda consternación por la muerte del cardenal Lucas Moreira Neves en un telegrama dirigido a la familia del purpurado, que con 76 años de edad, falleció el domingo 8 de septiembre por la tarde, tras un largo periodo de enfermedad a causa de graves problemas de diabetes y complicaciones renales. El cardenal Lucas Moreira Neves, prefecto emérito de la Congregación para los Obispos y presidente emérito de la Comisión Pontificia para América Latina, nació en Sao Joao del Rei el 16 de septiembre de 1925. Ingresó muy joven en la orden de los hermanos predicadores, los dominicos y fue ordenado sacerdote en 1950. El Cardenal Moreira Neves participó en 1979 en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla como vicepresidente del Consejo Pontificio para los Laicos. En octubre del mismo año Juan Pablo II le nombró secretario de la Congregación para los Obispos, promoviéndole al mismo tiempo al título de arzobispo. En el curso de su servicio en Roma fue también miembro de la Comisión Pontificia "Justicia y Paz", de la Comisión de la Pastoral de las Migraciones y del Turismo, de la Comisión Pontificia para América Latina. También desempeño los cargos de consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. Fue creado cardenal por Juan Pablo II en el Consistorio del 28 de junio de 1988 y fue arzobispo de San Salvador de Bahía y primado de Brasil hasta el 25 de junio del 98, cuando el Papa le nombró prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina. Con la desaparición del purpurado, el Colegio Cardenalicio consta en la actualidad de un total de 173 cardenales, 117 de ellos electores. El miércoles tuvieron lugar las exequias del cardenal Moreira Neves en el altar de la Confesión de la Basílica Vaticana. Juan Pablo II presidió la liturgia exequial y pronunció la homilía. "Una existencia totalmente consagrada a Dios y al servicio de los hermanos pobres". Así definía Juan Pablo II la vida pastoral del cardenal Moreira Neves. La liturgia eucarística en memoria del que fue arzobispo emérito de San Salvador de Bahía, prefecto emérito de la Congregación de los obispos y presidente emérito de la Comisión Pontificia para América Latina, fue celebrada por el cardenal Joseph Ratzinger, vicedecano del colegio cardenalicio, junto a los demás purpurados. En su homilía, el Santo Padre destacó "el profundo amor que durante toda su vida tuvo el cardenal Moreira Neves por la orden de los Predicadores, donde entró muy joven". Una vocación religiosa que se enriqueció con un "intenso ministerio sacerdotal". Como obispo auxiliar de Sao Paulo se hizo apreciar por sus "destacadas cualidades intelectuales y de corazón, por su sensibilidad pastoral, por su inagotable caridad hacia los más pobres", en particular hacia sus "meninos de rua". "La Iglesia, el laicado, el sacerdocio, el servicio petrino, los jóvenes en las asociaciones y en los movimientos eclesiales", fueron algunos de los temas más apreciados por el cardenal brasileño. "Enriquecido por el servicio desarrollado en la Curia Romana en favor de la comunidad católica, Lucas Moreira Neves -dijo el Papa- regresó a su amado Brasil en calidad de arzobispo en la sede de san Salvador de Bahía". Pero pronto, después de haberlo creado cardenal, el Santo Padre le volvió a llamar a Roma en 1998 para confiarle la Congregación de los obispos, encargo que mantuvo hasta el año 2000 cuando por motivos de salud pidió al Santo Padre que los relevara de su puesto. "Precisamente en estos largos años marcados por la enfermedad, -afirmó el Pontifice- su incesante cooperación por el bien de los hermanos se hizo todavía más apostólica y, en cierto sentido, más eficaz en virtud de la íntima unión con el Señor. "Me consuela la certeza -decía- que con este sufrimiento he entrado en comunión con la Pasión de Cristo, he probado en vida una parte del Purgatorio, y he colaborado, más que con cualquier predicación, en la redención de los hermanos. "El dolor por la pérdida de tan venerada persona, un gran don para la Iglesia y para la sociedad civil, viene mitigado -afirmó el Pontífice- por la esperanza en la resurrección, fundada en la palabra misma de Jesús. Precisamente en este horizonte de fe nuestro querido hermano vivió su entera existencia, totalmente consagrada a Dios y al servicio de los hermanos, especialmente los más pobres, convirtiéndose así en testigo de aquella fe valiente que sabe confiarse plenamente en Dios".
TELEGRAMA POR LA MUERTE DE KAROLINA LANCKORONSKA El Santo Padre envió un telegrama al cardenal Marian Jaworski, metropolitano de Leópolis de los Latinos con motivo del funeral de la profesora Karolina Lanckoronska, una celebridad en Polonia por su compromiso científico y académico, humano y espiritual testimoniado desde los años de reclusión en el campo de concentración de Revensbruck, durante la II Guerra Mundial, y más tarde durante los años del régimen comunista. El funeral de la profesora Lanckoronska, fallecida a los 104 años de edad tuvo lugar en la Iglesia de San Estanislao Obispo en Roma y fue presidido por el cardenal Jaworski. En su telegrama el Pontífice recuerda que la vida de la profesora polaca abrazaba tres siglos y enlazaba, de alguna manera, su destino personal con los distintos acontecimientos de la historia de Europa y de Polonia en particular. "Su vida -escribe el Papa- estuvo marcada profundamente por el drama de las guerras, las detenciones, el campo de concentración y por último la emigración de su patria. Juan Pablo II subraya además que en todos estos episodios Karolina Lanckoronska, consiguió encontrar suficiente valor para ayudar a los oprimidos y a quien se encontrase en apuros. Tres fueron las fuentes de su valor: la inquebrantable fe en Dios, el amor desinteresado por la patria y una convicción personal de que la fuerza del hombre proviene del espíritu formado en contacto con la cultura, en sentido estricto.
"VERDADERA
PERSECUCIÓN DE LOS CATÓLICOS EN RUSIA" Ante la nueva expulsión de un sacerdote católico del territorio ruso, que tuvo lugar el martes mañana, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede declaraba que "se trata de un hecho tan grave que ya se empieza a hablar de verdadera persecución". El Doctor Joaquín Navarro Valls destacó que "es aún más grave que la Santa Sede no haya recibido explicaciones oficiales" sobre los motivos que puedan justificar las expulsiones realizadas hasta hoy. El director de la Oficina de Prensa finalizaba su declaración afirmando que la Santa Sede pondrá en marcha iniciativas diplomáticas para resolver el problema. EL DRAMA DE LA IGLESIA CATÓLICA RUSA, SOMETIDA A NUEVAS PRUEBAS
"TODOS LOS CREYENTES TIENEN LA TAREA COMÚN DE DESARMAR EL ODIO" Pero ante todo lo ocurrido "se puede vislumbrar una luz". El Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede reiteró que a pesar de los tambores de guerra en dirección de Irak, de las dificultades de la crisis en Oriente Próximo y de que aún persistan en el mundo las causas profundas de la violencia ciega, la "luz de la condena universal contra el terrorismo" permanece encendida. En una entrevista concedida al diario de la Conferencia Episcopal italiana "Avvenire", monseñor Jean Louis Tauran hizo hincapié en que después de la "abominable acción" perpetrada el 11 de septiembre de 2001, "ningún político digno de llevar este nombre, así como tampoco ningún líder religioso" puede justificar el terrorismo. En este contexto, tras recordar los innumerables llamamientos del Papa en favor de la paz, condenando el terrorismo y rechazando cualquier vinculación entre religión y violencia, y que "es cada vez más urgente desarmar el odio", el arzobispo Tauran señaló además que en lo que respecta a Irak, toda decisión se debe enmarcar en "las Naciones Unidas, teniendo en cuenta las consecuencias que cualquier acción podría tener sobre el pueblo iraquí". En lo que respecta a Tierra Santa, el Secretario para las Relaciones con los Estados recordó la necesidad de una presencia más activa de la comunidad internacional en la región. Y, sobre el tema de los terroristas, el prelado señala que "los culpables deben ser castigados y puestos en condición de no hacer más daño". En el marco de la "luz de esperanza" que se mantiene encendida ante la "inhumana violencia del terrorismo", monseñor Tauran ponía de relieve el encuentro de Oración por la Paz en Asís, el pasado 24 de enero, querido por Juan Pablo II y el que se celebró recientemente en Palermo, con el lema "Hombres y Religión". El secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, haciendo hincapié en que "nunca la religión puede justificar el terrorismo" y que "todos los creyentes tienen la tarea común de desarmar el odio", destacó la importancia de la "condena universal del terrorismo". Condena que a lo largo de este año que se cumple ha impulsado a los juristas a definir mejor las acciones terroristas y, a los responsables de las sociedades, a examinar las causas de semejante violencia. Los problemas, reiteró monseñor Tauran, se pueden resolver sólo por medio del diálogo, el derecho y el amor. Sólo así se podrá construir un mundo en el que los hombres puedan vivir en la paz y en la justicia. En lo que respecta al peligro de guerra que se cierne sobre Irak, el prelado señaló una vez más la postura de la Santa Sede. Y, poniendo de relieve que "hay que privilegiar siempre el diálogo y nunca se debe aislar a un país o a un gobierno, de forma que se puedan destacar con mayor eficacia los deberes de aquél que haya infringido las reglas del derecho internacional", el prelado subraya que "no se puede combatir un mal con otro mal" y "añadir mal al mal". "Si la comunidad internacional, inspirándose en el derecho internacional y, en especial, en las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, juzga oportuno y proporcionado el recurso a la fuerza", advirtió monseñor Tauran, "ello debería ser con una decisión tomada en el marco de las Naciones Unidas, después de haber sopesado las consecuencias que sufriría la población civil iraquí. Así como las repercusiones que ello podría conllevar para los países de la región y sobre la estabilidad mundial. De lo contrario sería imponer sólo la ley del más fuerte". Además, señala el arzobispo, es legítimo preguntarse si "el tipo de operaciones que se piensan son un medio adecuado para hacer madurar una verdadera paz". En lo que respecta a Oriente Medio, monseñor Tauran pidió asimismo que "ante todo, callen las armas". Y que cada uno respete a los demás y sus legítimas aspiraciones. Que todos apliquen las reglas del derecho internacional. Que finalice la ocupación de los territorios en esta región atormentada y que se elabore un estatuto especial garantizado internacionalmente, con el fin de salvaguardar el carácter único y sagrado de los Lugares Santos de las tres religiones en Jerusalén. Recordando el Magisterio pontificio de condena del terrorismo y el rechazo a "vincular la religión con la violencia", el secretario para las Relaciones con los Estados hizo hincapié en que "no se puede confundir a algunos grupos extremistas que se inspiran en el Islam con los musulmanes verdaderos". Monseñor Tauran recordó asimismo las innumerables iniciativas y declaraciones que reafirman que "entre judíos, cristianos y musulmanes existe una solidaridad en la fe que debe ser fuente de reconciliación para todas las sociedades. Además, el prelado puso de relieve que numerosos Jefes de Estado que han visitado el Vaticano han expresado satisfacción ante la postura de la Santa Sede y el llamamiento de Juan Pablo II a la comunidad internacional, del pasado 10 de enero, en el que el Papa reiteraba que "matar en nombre de Dios es una blasfemia y una perversión de la religión".
DIÓCESIS
DE CHARLOTTE (ESTADOS UNIDOS) CONGREGACIÓN
PARA LOS OBISPOS
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO DOMINGO
XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO (A): 15.09.02 En la vida eclesial es claramente necesario el recurso a la corrección fraterna, pero lo es aún más recurrir al fraterno perdón. De corrección nos hablaba la liturgia del pasado domingo, del perdón la de hoy. Como Dios manifiesta su omnipotencia sobre todo usando del perdón y de la misericordia, así los hijos de Dios demuestran su semejanza con el Padre imitándole en el ejercicio del perdón y de la misericordia. Tema éste fascinante que desarrolla el Maestro en la parábola del siervo sin entrañas de este domingo. La parábola posee dos introducciones dignas de mención. El preludio inicial nos lo ofrece el Sirácida en la primera lectura, cuando afirma: Del vengativo se vengará el Señor... ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de sus semejantes ¿y pide perdón de sus pecados? San Pedro, por su parte, introduce las enseñanzas de Jesús sobre el perdón de las ofensas, preguntando: "Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano? ¿Hasta siete veces?" Y, Jesús le responde: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete", es decir, siempre. Después, para hacer más claro su mandamiento, el Señor nos narra la parábola del siervo sin entrañas, en la que un rey quiso ajustar las cuentas con sus empleados y le presentaron uno que debía 10.000 talentos, una cifra astronómica. Esta claro que este rey no es otro que Dios Padre y el siervo deudor el hombre pecador, siendo su pecado una deuda incalculable. Santo Tomás de Aquino explicaba que la gravedad del pecado no se mide por la poquedad del pecador, sino por la infinita grandeza de Dios que es el ofendido, por lo que el pecado asume una gravedad casi infinita. Pero Dios que se complace más en usar de la misericordia que de la justicia, después de amenazar con meter en la cárcel al deudor, se conmueve por sus ruegos y elimina la deuda. Actúa como el rey de la parábola. Así como la figura del rey destaca por su bondad, la del siervo beneficiado abunda en crueldad. Al que se le había condonada una deuda enorme, no es capaz de perdonar una miseria a un compañero comportándose de un modo inesperado: en vez de compartir la alegría del perdón con su colega le constriñe con violencia a efectiva la mísera deuda. Los que contemplan la escena refieren al rey lo ocurrido, y así se indica el escándalo que se provoca en la comunidad eclesial cuando alguno de sus miembros no tiene piedad hacia el hermano y no está dispuesto a perdonar las pequeñas ofensas recibidas, incluso habiendo recibido él mismo el perdón de las grandes ofensas de parte de Dios. El que no quiso aprender la lección de la misericordia, mereció experimentar el rigor de la justicia. El rey le hace llamar y le dice: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdone porque me lo pediste, ¿no debías tener tú compasión de tu compañero como yo tuve compasión de ti?" Y el Señor indignado lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Como si el Señor tuviese miedo de que la parábola no quedase clara, añadió: "Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano". Fijémonos que no es suficiente con perdonar, debemos perdonar de corazón, sin resentimiento alguno, sin deseo de revancha. Observemos, igualmente, que la parábola es el comentario más elocuente a la petición del Padre Nuestro con la que rogamos al Padre que perdone nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Si no perdonas de corazón no podremos esperar que el Señor nos perdone. La segunda lectura nos presenta una breve exhortación tomada de la Carta a los Romanos donde Pablo afirma: Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida y en la muerte somos del Señor. Para ser auténticamente del Señor, debemos perdonar todo, debemos perdonar siempre. Sabemos bien cómo el Señor perdonaba con gusto a los pecadores que se acercaban a él para pedir perdón. Si queremos seguirle debemos imitarle en el cumplimiento de la ley del perdón fraterno siendo, así, como el Padre que, como dice el hoy el Salmista: Es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
ROMA: MISAS POR LA PAZ Y LA JUSTICIA EN EL 11 DE SEPTIEMBRE "Aunque sea justo anhelar la justicia y un castigo para los responsables de tales atrocidades, debemos rechazar clamar únicamente venganza". Esta fue la recomendación de monseñor John Foley, presidente del Consejo Pontificio para las comunicaciones sociales, durante su Homilía de la Misa por la Paz y la justicia celebrada en la Iglesia de Santa Susana, uno de los numerosos actos que han tenido hoy lugar en la capital italiana en este 11 de septiembre. El arzobispo insistió en que, además de llevar ante los tribunales a los responsables de la matanza del 11 de septiembre, debemos profundizar en las raíces de tanto odio y reflexionar en el porqué de tanto resentimiento y hostilidad.También el aeropuerto internacional "Leonardo da Vinci" fue el miércoles el escenario de una solemne Concelebración Eucarística para conmemorar a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre. El presidente del Consejo Pontificio para la pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, monseñor Stephen Fumio Hamao, participó en esta concelebración junto a la dirección y personal del aeropuerto romano y los miembros de la Capellanía en la iglesia de Santa María de los Ángeles. En su introducción a la celebración eucarística, monseñor Fumio recordó que los ataques terroristas del año pasado han producido efectos traumáticos en la comunidad internacional, pero también en el sector de la aviación civil mundial. Junto a las miles de personas que perdieron la vida aquel trágico día, quedan innumerables personas que han perdido a sus seres queridos y la quiebra de algunas compañías aéreas ha dejado a otros muchos sin trabajo. En su enumeración de las consecuencias de los ataques terroristas, monseñor Fumio, jefe de un dicasterio que se ocupa de la pastoral de la movilidad humana, recordó también el resentimiento económico en la industria del turismo.
11-S EN SAN GIOVANNI ROTONDO: UNA JORNADA DE ORACIÓN POR LA PAZ También el Santuario de Santa María de Las Gracias, de San Giovanni Rotondo, "tierra de Padre Pío", se sumó a las innumerables iniciativas de oración por la paz, en memoria de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre del año pasado en Estados Unidos. Una "jornada dedicada a la Paz y para no olvidar a todas las víctimas del terrorismo y de todos los conflictos en el mundo". Nueva York, Sarajevo, Kabul, Kosovo, Chechenia fueron los puntos cardinales de una oración que abarcará todo el planeta. Los organizadores se propusieron dar vida a una "jornada de compromiso, oración por la paz, por todos aquellos que no pueden olvidar y por las víctimas de todo odio y de toda violencia". Participaron en esta vigilia, que se abrirá con una misa en el Santuario mariano de San Giovanni Rotondo, los franciscanos del Convento de San Pío de Pietrelcina, representantes de Nueva York y de varios movimientos pacifistas.
EL DRAMA DE LA IGLESIA CATÓLICA RUSA, SOMETIDA A NUEVAS PRUEBAS "En calidad de ciudadano ruso y de Presidente de la Conferencia Episcopal católica de Rusia", el Arzobispo Metropolitano de Moscú dirige un llamamiento a las organizaciones rusas e internacionales que defienden los derechos humanos así como a todos los hombres de buena voluntad. El Arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz dirige este "apremiante llamamiento" ante lo que califica como "drama de la Iglesia Católica en Rusia, que después de haber soportado las crueles persecuciones del siglo XX - que la había destruido casi totalmente - y después de un decenio de fatigosa reconstrucción es sometida ahora a nuevas pruebas". El Arzobispo Metropolitano de Moscú señala que, además de la sistemática expulsión de sacerdotes extranjeros, en los últimos tiempos se ha puesto en marcha en Rusia una "campaña anticatólica". Campaña que incluye varios actos como manifestaciones y piquetes, prohibiciones para construir iglesias, actos de vandalismo y profanaciones de edificios de culto, así como la difusión de la imagen de que "todo el que es católico es visto como un enemigo". Tras citar los casos de las últimas cinco expulsiones de sacerdotes, como la del Obispo Jerzy Mazur, y la más reciente del pasado día 10 de septiembre del Padre Jaroslav Wisniewski, Mons. Kondrusiewicz pide a los defensores de los derechos humanos y a los hombres de buena voluntad que hagan todo lo posible para detener la violación de las libertades religiosas y de los derechos de la persona. No permitáis que se congele el renacer de la Iglesia Católica en Rusia - clama el Arzobispo Metropolitano de Moscú - y que se niegue a los creyentes la normal asistencia espiritual. Y llamando a la solidaridad ante esta nueva tragedia en Rusia, el presidente de la Conferencia Episcopal de este país pide que no se deje que "en el país donde se vivió el Gólgota del siglo XX se vuelva a suprimir la libertad de conciencia". En la actualidad se menosprecian los derechos de los católicos - advierte el llamamiento - mañana la víctima podría ser otra. Mons. Kondrusiewicz señala asimismo que "las principales víctimas de las expulsiones no son los sacerdotes y el Obispo que han sido expulsados, sino sus rebaños formados por ciudadanos rusos, a los cuales la Constitución garantiza el mismo derecho a confesar su creencia religiosa que a los demás creyentes". Esta situación, lamenta el Arzobispo Metropolitano de Moscú, "impulsa a la desconfianza y no ayuda a la consolidación de la sociedad, así como tampoco ayuda al diálogo intercristiano e interreligioso". Recordando "los tiempos del régimen precedente, cuando los católicos rusos se habían quedado sin pastores y sin asistencia espiritual" y el temor actual de este pueblo de "no poder recibir los sacramentos antes de morir y de no ser enterrados en conformidad con las tradiciones de la Iglesia Católica", el Arzobispo Metropolitano de Moscú hace hincapié en que las autoridades del estado de la Federación Rusa no han dado hasta ahora ninguna respuesta clara a las solicitudes presentadas por la Iglesia Católica. Iglesia - subraya el prelado - "que es una Iglesia integrada por rusos y que colabora en la construcción de un estado democrático de derecho". "VERDADERA PERSECUCIÓN DE LOS CATÓLICOS EN RUSIA"
"MÉXICO
Y SUS INDÍGENAS SE NECESITAN MUTUAMENTE" Los obispos mexicanos señalan que no basta con aprobar leyes para lograr el bienestar de los indígenas sino que urgen proyectos que los promuevan. Los obispos piden a toda la sociedad mexicana pronunciarse por un diálogo nacional en torno a las formas y acciones étnicas actuales y de largo plazo mediante las cuales se cumplan las palabras pronunciadas por Juan Pablo II en su última visita al país: "¡México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan de México!" Tras la ratificación de la Ley de Derechos y Cultura Indígenas por parte de la Suprema Corte de Justicia, el arzobispo de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, aseguró que el bienestar de los indígenas no depende de las leyes, sino de los proyectos de desarrollo educativos, de trabajo y de alimentación que se lleven a cabo en cada región, "porque los indígenas no viven y no comen con leyes". Al concluir su Misa dominical en la Catedral Metropolitana, el purpurado pidió que no se cierre la posibilidad de buscar el bienestar de los indígenas, porque aún "hay caminos legales por los cuales se mejore la ley que existe". La Conferencia Episcopal Mexicana reconoció a través de un comunicado que no es posible seguir viviendo en un México dividido por el racismo y la discriminación, "los pueblos indios merecen con justicia, un reconocimiento a sus culturas, a su modo de ver y a su autonomía". Mons. Carlos Talavera Ramírez, de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, explicó que es necesario apoyar a los indígenas en sus legítimas aspiraciones, pero "respetando y defendiendo" los auténticos valores de cada grupo étnico. Por su parte, el obispo de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), que alberga al mayor número de indígenas en el país, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, aseguró que "la 'Ley Indígena', tal como fue aprobada por nuestros legisladores, es susceptible de mejoras. Y en eso hemos de empeñarnos cuantos estamos interesados en lograr un bien mayor para los indígenas, como personas y como pueblos". Asimismo, aseguró que los obispos insistirán para que "se den los pasos pertinentes para que la ley reconozca más plenamente los derechos indígenas" a pesar que las autoridades "consideran difícil que el tema tenga cabida en la agenda del Congreso". El obispo pidió a los parlamentarios de las legislaturas locales ser "generosos y creativos" al momento de adecuar la "Ley Indígena" a las necesidades y situaciones más concretas de cada Estado y de cada etnia". |