Juan Pablo II, en la catequesis del miércoles reflexionó sobre el Cántico de Isaías “Júbilo del profeta por la nueva Jerusalén”. Ante su inminente viaje apostólico a Bosnia Herzegovina, el Papa pidió a los participantes en la audiencia general que le acompañaran con sus oraciones y confió este viaje apostólico del domingo, el 101 del pontificado, a la solicitud materna de la Virgen Santa. BOSNIA
HERZEGOVINA Este miércoles, Juan Pablo II, en la catequesis de la Audiencia General, reflexionó sobre el Cántico de Isaías ‘Júbilo del profeta por la nueva Jerusalén’. “Se ha abierto como un Magnificat -dijo-, el admirable Cántico que la Liturgia de los Laudes nos propone y que ahora ha sido proclamado. “Con gozo me gozaré en Yahvéh, exulta mi alma en mi Dios”. El texto, explicó el Papa, está colocado en la tercera parte del libro del profeta Isaías, una sección que los estudiosos sitúan en una época más tardía, cuando el pueblo de Israel, vuelve del exilio de Babilonia (VI siglo antes de Cristo), comienza su vida como pueblo libre en la tierra de los padres y reedifica Jerusalén y el templo. El profeta, prosiguió diciendo el Papa, abre su canto representando al pueblo renacido, envuelto en espléndidos ropajes, como una pareja de esposos, que se prepara para el gran día de las celebraciones nupciales. Después, se evoca otro símbolo, expresión de vida, de alegría y de novedad: el símbolo vegetal del germinar de las plantas. Los profetas recurren a la imagen del germen, de maneras diversas para representar el rey mesiánico. El Mesías es un germen fecundo que renueva el mundo, y el profeta explica de manera clara el sentido profundo de esta vitalidad: “El Señor Dios hará germinar la justicia”, y la ciudad santa será como un jardín de justicia, es decir, de fidelidad y de verdad, de derecho y de amor”. Como dice el profeta, “llamarás a tus murallas “Salvación” y a tus puertas “Alabanzas”. El profeta continúa elevando de manera fuerte su voz: el canto es incansable y representa el renacer de Jerusalén, ante el cual está por abrirse una nueva era. La ciudad viene pintada como una esposa a punto de celebrar sus bodas. El simbolismo esponsal, manifestó Juan Pablo II, que aparece con fuerza en este paso, es en la Biblia una de las imágenes más intensas para exaltar la unión íntima y el pacto de amor que corre entre el Señor y el pueblo elegido. Su belleza, hecha de “salvación”, de “justicia” y de “gloria”, será tan maravillosa que podrá ser “una magnífica corona en la mano del Señor”. El elemento decisivo será la mutación del nombre, como sucede también en nuestros días cuando la joven se casa. Tener un “nombre nuevo” significa casi revestirse de una nueva identidad, llevar a cabo una nueva misión, cambiar radicalmente de vida. El nuevo nombre que asumirá la esposa “Jerusalén”, destinada a representar a todo el pueblo de Dios, queda ilustrado en el contraste que el profeta especifica: “nadie te llamará más “Abandonada”, tu tierra nunca más será llamada “Devastada”. Llegados a este punto, toda la atención se concentra en el esposo. Y aquí aparece la gran sorpresa: es el Señor mismo quién asigna a Sión el nuevo nombre nupcial. Estupenda es sobre todo la declaración final: “Porque como se casa joven con doncella, se casará contigo tu edificador, y con gozo de esposo por su novia se gozará por ti tu Dios”. El Papa finalizó su catequesis explicando que el canto más que alabar las bodas entre un rey y una reina, celebra el amor profundo que une para siempre a Dios con Jerusalén. En su esposa terrena, que es la nación santa, el Señor encuentra la misma felicidad que el marido comparte con la esposa amada. El Dios distante y trascendente, juez justo, es sustituido ahora por el Dios cercano y enamorado. Este simbolismo nupcial se transferirá al Nuevo Testamento y será tomado de nuevo y desarrollado por los Padres de la Iglesia. RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL Queridos hermanos y hermanas: En el Cántico hoy proclamado, Isaías describe la reconstrucción de Jerusalén tras el exilio, utilizando la imagen de la novia que se esposa. Lo que antes era desolación, devastación y drama, ahora es amor, ternura, fiesta y felicidad. Dios ha pasado de ser distante y juez a estar cercano y enamorado de su pueblo. Los primeros cristianos han aplicado este texto a la relación de Cristo con su Iglesia, Esposa fiel. Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. En especial a los miembros de la Institución Teresiana, gozosos por la reciente canonización de su Fundador, San Pedro Poveda. También a los estudiantes de diversos Colegios, así como a los fieles argentinos de Los Lobos. ********* Como siempre, tras saludar en varias lenguas, el Papa se dirigió a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. La inminente fiesta de “Corpus Christi” nos invita a profundizar nuestra fe en el Misterio Eucarístico, para avanzar cada vez más por el camino de la santidad. Con motivo de la fiesta solemne de Corpus Christi, invito a los romanos y a los peregrinos a participar generosamente en la celebración que tendrá lugar en la Plaza de San Juan de Letrán, y en la solemne procesión eucarística que concluirá en santa María la Mayor”. “El próximo domingo, viajaré a Bosnia Herzegovina, para confirmas en la fe a aquella comunidad católica, comprometida en un importante camino de reconciliación y de concordia. Os pido que me acompañéis con vuestra oración en este viaje apostólico, que confío a la solicitud materna de la Virgen Santa”.
APOYO A LAS POBLACIONES DEL SAHEL CASTIGADAS POR LA DESERTIFICACIÓN Nuevo llamamiento del Papa a la Comunidad internacional para que dé su apoyo a las poblaciones del Sahel afectadas duramente por las condiciones climáticas y la desertificación, en el discurso de Juan Pablo II a los obispos de Burkina Faso y Níger al final de su visita ad Limina. Los obispos de la Conferencia Episcopal de Burkina Faso y de Níger terminaron el martes su vista ad Limina Apostolorum. Juan Pablo II les recibió a todos ellos esta mañana en el Vaticano. Una ocasión que dio pie al Santo Padre para lanzar de nuevo un llamamiento a la Comunidad Internacional a fin de que manifieste con hechos concretos y perdurables su apoyo a la población que vive en los países del Sahel. El Papa afirmó que “la solidaridad, en la justicia y la caridad, no conoce ni fronteras, ni límites y que “la generosidad permite prevenir el futuro con más serenidad”. Y esto, en unos países donde la preocupación del desarrollo de sus poblaciones está puesta a la prueba constantemente ante la lucha cotidiana que han de sostener para sobrevivir. De hecho, las condiciones climáticas “difíciles de la zona del Sahel y la desertificación creciente de la región mantienen a la población en una pobreza endémica” que engendra precariedad y desánimo en sus habitantes, los cuales tienen la impresión de vivir “descartados” de la escena internacional. Juan Pablo II subrayó, por otra parte, la importancia de la inculturación del Evangelio que es “una prioridad y una urgencia en la vida de las Iglesias particulares”. A este respecto, el Pontífice saludó con satisfacción la pastoral de la inculturación puesta en marcha en las diócesis de Burkina Faso y en Níger que está recogiendo “sus frutos en la vida y en el testimonio de las comunidades cristianas de base”. “Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer - dijo el Santo Padre - para que el Evangelio, desde el interior, transforme el espíritu y el corazón de los creyentes. “La vuelta a prácticas animistas tradicionales todavía pervive”. Y tampoco ayudan - señaló el Santo Padre- los peligros del progreso de la llamada civilización moderna que deteriora las relaciones entre las familias y los grupos humanos. Todo esto subrayó el Papa es una invitación a no relajar los esfuerzos para que los discípulos de Cristo asimilen plenamente el mensaje evangélico, conformando sus vidas a este mensaje sin dejar de renunciar por ello a los valores africanos auténticos. Juan Pablo II animó asimismo a los obispos a que ayuden a los fieles laicos a tomar conciencia para que vivan su papel en la Iglesia y honren su misión de bautizados. Finalmente Juan Pablo II recordó a las comunidades cristianas que viven en Burkina Faso y Níger en el seno de una sociedad marcada por el predomino del Islam, que tienen el deber de entablar con ellos relaciones que reflejen el respeto mutuo y el diálogo respetuoso.
¡TENDED A LA SANTIDAD! VERDADERA URGENCIA PASTORAL DE NUESTRO TIEMPO «¡Tended a la santidad! He aquí la verdadera urgencia pastoral de nuestro tiempo». Es la exhortación que Juan Pablo II dirigió el lunes a los Hermanos Menores Franciscanos, al recibir a los participantes en el Capítulo General de la Orden fundada por San Francisco de Asís, cuyos aproximadamente 16 mil miembros desarrollan su apostolado, en la actualidad, en 110 países del mundo. En su discurso, tras destacar que en el alba del tercer milenio, los discípulos de Cristo perciben con mayor fuerza la urgencia de la nueva evangelización, el Papa puso de relieve asimismo el profundo anhelo apostólico de los franciscanos, que «en fidelidad a su propia vocación, se proponen llevar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo el gozoso anuncio de la salvación ofrecida por Cristo a la humanidad». El Santo Padre hizo hincapié en que «este compromiso misionero será provechoso en la medida en que se cumpla en sintonía con los legítimos Pastores, a los cuales el Señor ha confiado la responsabilidad de su rebaño». Y, en este contexto, expresando su satisfacción «por los esfuerzos cumplidos al respecto para superar dificultades que existen desde hace algún tiempo en algunos territorios», Juan Pablo II reiteró el llamamiento de su predecesor Pablo VI al entendimiento y al seguimiento de San Francisco, en la contemplación de Cristo: «Anhelo de corazón que, gracias a la contribución de todos, se realice plenamente aquel entendimiento con la Autoridad diocesana que fue solicitada por mi venerado predecesor el Papa Pablo VI y que se revela indispensable para una eficaz obra de evangelización. Queridos Hermanos Menores, conservad vuestro estilo característico marcado por la pobreza y la vida fraterna, docilidad y obediencia, manteniendo la mirada fija en Cristo, como hacía el ‘Pobrecillo de Asís’, vuestro padre y maestro». El Pontífice, dando su bienvenida a los capitulares franciscanos, encabezados por el nuevo Ministro General – Fray José Rodríguez Carballo – y extendiendo su saludo a todos los miembros de la orden, recordó que según la antigua tradición, el que están celebrando en la actualidad se llama el «Capítulo de Pentecostés», debido a que suele celebrarse en la proximidad de esta Solemnidad. Circunstancia que evidencia, señaló también Juan Pablo II, evocando su Mensaje a los Menores Franciscanos, «el papel fundamental que San Francisco reconocía al Espíritu Santo, que él amaba definir como ‘Ministro General’ de la Orden».
CORPUS CHRISTI, DEDICADO EN ESPECIAL A LAS FAMILIAS Y PAZ EN ORIENTE MEDIO El jueves a las siete de la tarde, el Santo Padre Juan Pablo II presidió la Santa Misa y la Procesión Eucarística en la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor. Concelebraron en la Plaza de la Patriarcal Archibasílica de San Juan de Letrán, Catedral de Roma, el Cardenal Vicario, Camilo Ruini, el Vicegerente, los seis Obispos Auxiliares y 31 neo presbíteros. Juan Pablo II comenzó su homilía aludiendo a su última Encíclica. “La Iglesia vive de la Eucaristía”. Con estas palabras inicia la Carta encíclica sobre la Eucaristía, que firmé, dijo, el pasado Jueves Santo, durante la Misa in Cena Domini. La Solemnidad del “Corpus Christi” nos lleva a aquella sugestiva celebración, revivir al mismo tiempo, la atmósfera intensa de la Última Cena. Seguidamente recordó las palabras de San Marcos “Tomad, este es mi cuerpo . . . . Esta es mi sangre”. Volvemos a escuchar las palabras de Jesús, mientras ofrece a los discípulos el pan convertido en su Cuerpo, y el vino convertido en su Sangre. De esta manera Él inaugura el nuevo rito Pascual: La Eucaristía es el sacramento de la nueva y eterna Alianza. Con estos gestos y esas palabras, Cristo lleva a su cumplimiento la larga pedagogía de los antiguos ritos, evocada, ha subrayado el Pontífice, hace unos instantes en la primera lectura. La Iglesia vuelve constantemente al Cenáculo como el lugar de su nacimiento. Vuelve porque el don eucarístico establece una misteriosa “contemporaneidad” entre la Pascua del señor y el devenir del mundo y de las generaciones. También esta tarde, con profunda gratitud a Dios, nos detenemos en silencio ante el misterio de la fe – Mysterium fidei. Lo contemplamos, dijo Juan Pablo II, con el íntimo sentimiento que en la Encíclica he llamado el “Estupor eucarístico”. Contemplamos el rostro eucarístico de Cristo, como han hecho los Apóstoles y, después, los santos de todos los siglos. Lo contemplamos sobre todo con la escuela de María, “mujer “eucarística” con su vida entera”, Ella que fue “el primer “tabernáculo” de la historia”. Este es el significado de la bella tradición del Corpus Christi que se renueva esta tarde. Con ella también la Iglesia que peregrina en Roma manifiesta su unión constitutiva con la Eucaristía, profesada con la alegría de “vivir de la Eucaristía”. De la Eucaristía, manifestó el Papa, viven su Obispo, Sucesor de Pedro, sus Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio; de la eucaristía viven los Religiosos y Religiosas, los laicos consagrados y todos los bautizados. De la Eucaristía viven, en particular, las familias cristianas, a las que hace uno días se les ha dedicado un Convenio eclesial diocesano. ¡Estimadas familias de Roma! La viva presencia eucarística de Cristo alimente la gracia del matrimonio y os permita proseguir en el camino de la santidad conyugal y familiar. Después de la Santa Misa, recordó el Papa, nos dirigiremos rezando y cantando hacia la Basílica de santa María la Mayor. Con esta procesión manifestamos simbólicamente el ser peregrinos, “caminantes”, hacia la patria celeste. ''Para las familias, y en particular para las viven momentos de cansancio y de dificultades”, se rezó también durante la oración de los fieles: “para que se consolide la relación entre los cónyuges y se ofrezca a los hijos un ambiente favorable en donde poder crecer en edad y en gracia, frente a Dios y a los hombres; y para la comunidad familiar se convierta en modelo de la humanidad reconciliada en el amor”. También se pidió por la paz en Oriente Medio y en todas aquellas partes del mundo donde hay guerra. El Pontífice finalizó su homilía reflexionando sobre lasa palabras del “Ave, Verum corpus natum de maría Virgine”. Al final de la solemne Eucaristía tuvo lugar la procesión Eucarística, a través de la vía Merulana, hasta el atrio de la basílica de Santa María la mayor donde el Santo Padre impartió la Bendición con el Santísimo.
APOYO AL PAPEL DE ONU COMO GUÍA PARA LA HUMANIDAD HACIA LA PAZ A TRAVÉS DEL DERECHO El Cardenal Sodano subraya la necesidad de una autoridad internacional independiente que sea capaz de guiar a la familia humana hacia la paz por los caminos del derecho. En una carta dirigida al secretario general de la ONU, Kofi Annan, en nombre del Santo Padre, el purpurado manifestó el apoyo de la Santa Sede al papel que la Organización debe cumplir en las circunstancias internacionales actuales. El Secretario de Estado añade que “la reciente resolución 1483 sobre la reconstrucción de las instituciones y la economía en Irak, puede considerarse una nueva confirmación de la validez de la misión de las Naciones Unidas, ya estipulada en la Carta de 1945”. Además el cardenal expresa el apoyo de la Santa Sede, manifestado personalmente por Juan Pablo II, al papel fundamental de las Naciones Unidas en la actualidad. “El Papa – escribe el purpurado- se ha referido en distintas ocasiones a la necesidad de una autoridad internacional e independiente que sea capaz de servir no sólo como potencial mediador en los conflictos, sino también que sea una guía para toda la humanidad hacia la paz a través del derecho”.
ASEGURAR CONDICIONES VIDA, OPORTUNIDADES, Y DIGNIDAD DE DISCAPACITADOS “La discapacidad no debe considerarse un castigo o una maldición, sino más bien una circunstancia extraordinaria de la existencia que puede ayudar a la humanidad a construir un mundo basado en la solidaridad, esperanza y amor”. Era una de las afirmaciones del arzobispo Celesino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, en su intervención ante el comité de las Naciones Unidas para la protección y promoción de los derechos de los discapacitados. “La Santa Sede –afirmo mons. Migliore- anima a los responsables políticos a trabajar para asegurar que las condiciones de vida y las oportunidades, así como la dignidad de los discapacitados, sean efectivamente reconocidas y protegidas. El prelado subrayó además que “en una sociedad tecnológicamente avanzada como la nuestra es necesario y posible hacer mucho más: desde el campo de la investigación biomédica para prevenir discapacidades hasta el tratamiento, asistencia, rehabilitación e integración social”
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PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO SOLEMNIDAD
DEL CORPUS CHRISTI (B): 22 de junio de 2003 En esta solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, la Iglesia expresa su fe y su piedad para con el Señor. Su origen es claro. Se la llamó "la Fiesta Nueva”, fue en el siglo XIII. Algunos, en el mismo seno de la Iglesia, habían puesto en duda la presencia de Jesucristo bajo las especies sacramentales. La reacción fue una manifestación de fe universal. Hubo, al mismo tiempo, personas piadosas -dos mujeres en especial- que pidieron a unos y otros que se estableciera una fiesta, en la que todos pudiéramos compensar aquellas faltas de veneración, que habitualmente tenemos respecto a la presencia sacramental de Jesucristo en la Eucaristía. Efectivamente, la Iglesia, con la suprema autoridad del Romano Pontífice, instituyó la fiesta y señaló este día, como extensión de la misma Solemnidad del Jueves Santo. Para expresar con actos extraordinarios nuestra fe y devoción hacia el Señor, presente en la Eucaristía. La Iglesia cree que, en la Eucaristía, el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, muerto y resucitado por todos los hombres, se hacen presentes de manera verdadera, real y sustancial. Cree la Iglesia esta presencia, apoyada en las palabras del Señor. No puede dudar. Después de la consagración, es decir, de la acción sagrada y sacramental, bajo las apariencias de pan y vino, permanece presente el mismo Señor, que ha muerto, ha resucitado y subido al cielo, para la salvación de todos los hombres. La Eucaristía es, así, el recuerdo vivo de la obra salvadora. Jesucristo ha muerto y ha resucitado para salvar a todos los hombres. Pues bien, ese acontecimiento salvador se nos hace presente en el sacramento, para que todos nosotros podamos tomar parte en él y aprovecharnos de su obra redentora. Esta presencia del Señor es, por tanto, una presencia salvífica. En la Eucaristía, Jesús sale al encuentro de todos y de cada uno de nosotros, y se nos entrega en comida y bebida. Para derramar en nosotros su gracia, para comunicarnos su Espíritu, para santificarnos y salvarnos. Como veis, la presencia no es ?como dicen? estática, sino dinámica y activa. Convendréis entonces, hermanos, que nuestra fe, como respuesta que es a la entrega de Jesucristo, debe ser también activa. Debemos reconocer y aceptar que él está presente en el sacramento. Pero debemos también entregarnos a él en el encuentro. Hemos de reconocerlo, adorarlo y venerarlo, al mismo tiempo que nos entregamos a él en el amor. La Eucaristía es un encuentro del Señor con su Iglesia. Con todos y cada uno de sus miembros. El encuentro con la Esposa se expresa, si está presente el amor, en un abrazo incondicional. Se explica entonces que esta solemnidad sea una consigna clara para avivar en nosotros el amor hacia el Señor. Ahora bien, vosotros sabéis perfectamente, por las mismas palabras de Jesús, que si uno quiere entregarse a él, esa entrega ha de realizarse en el hermano. “Lo que hacéis con uno de estos, lo hacéis conmigo”. Creemos que el Señor está ahí, en el sacramento. Nuestro gesto de entrega se ha de manifestar, de manera humana y real, en la persona de nuestro prójimo. En ese hermano está Jesús. Podría devolverle el abrazo de la comunión con la visita a un enfermo. También al volver a casa, abrazando a mis padres. O de cualquiera otra forma. Algo debemos hacer. Algún signo exterior debiera seguir siempre a la Misa, como expresión del amor al Señor en la persona de mis hermanos. Es así bien explicable que se haya querido hacer coincidir con la Solemnidad del Jueves Santo, y con la del Santísimo Cuerpo de Jesucristo, el Día de la Caridad. Porque amor a Jesucristo no tiene otro cauce, ni otra medida, que ésta: el amor a nuestros prójimos. Sabiendo todo esto, hermanos, seamos consecuentes con nuestra fe. No nos contentemos con arrodillarnos y postrarnos ante el Santísimo. Por ahí debemos empezar. Pero nuestro gesto ha de continuarse luego, a la manera como la acción redentora de Jesús se continúa en el espacio y en el tiempo. Movidos por la fe y el amor, debemos hacernos también nosotros presentes allí donde está Jesús, necesitado de nuestra ayuda. Para expresarle en los hermanos la entrega de nuestro corazón.
80 ASAMBLEA PLENARIA DEL EPISCOPADO ESPAÑOL El lunes a las 11, en la casa de la Iglesia de Madrid, con el discurso del Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Rouco Varela, se inauguró la 80 Asamblea Plenaria del Episcopado español, cuyas sesiones se prolongaron hasta la tarde del viernes día 20. En la sesión de apertura, saludó a los Obispos el Nuncio Apostólico en España, Mons. Manuel Monteiro de Castro. El núcleo del orden del día estaba constituido por la aprobación de distintas traducciones al castellano y al catalán de algunos libros y rituales litúrgicos, el estudio y aprobación de un Directorio de Pastoral Familiar, la posible aprobación de los estatutos de la Región Eclesiástica del Sur de España, el estudio de unas orientaciones pastorales para la atención pastoral a los católicos de ritos orientales y una propuesta de reforma de algunos artículos de los estatutos de la CEE. Otro tema destacado fue la presentación, a cargo de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (CEEC) y de la Federación Española de Religiosos y Religiosas de la Enseñanza (FERE), de una información sobre el momento presente de la Escuela Católica. El Obispo de Osma-Soria y director nacional en España de las Obras Misionales Pontificias (OMP), Mons. Francisco Pérez González, presentó a la Asamblea un informe sobre las Obras Misionales Pontificias. Por su parte, Mons. Joan Enric Vives Sicilia, Obispo de Urgell, que representó a la CEE en un encuentro de Conferencias Episcopales en Jerusalén, informó a los Obispos sobre la situación de los cristianos en Tierra Santa y hará propuestas sobre la ayuda que se les puede prestar desde España. Los Obispos conocieron también otros informes sobre el estado de la Causa de doctorado de la Iglesia para San Juan de Ávila y sobre el estado de la preparación de la Biblia de la CEE. Asimismo, el Rector Magnífico de la Universidad Pontificia de Salamanca, P. Marceliano Arranz Rodrigo, presentó un informe sobre esta Universidad del Episcopado español. Como es habitual, los Obispos dedicaron también parte de su tiempo a conocer las actividades y proyectos de las Comisiones Episcopales en relación con el cumplimiento del Plan Pastoral de la CEE. Recibieron también una información del Obispo Secretario de la CEE sobre el Fondo “Nueva Evangelización”. En otro orden de cosas tuvieron un cambio de impresiones sobre la reciente Visita Apostólica del Santo Padre a España. Durante la Asamblea Plenaria hubo un encuentro entre los Obispos y los dirigentes de la Adoración Nocturna Española, institución que ha cumplido 125 años. Concluido el periodo estatutario de cinco años para el que en abril de 1998 fue elegido Secretario General de la CEE el Obispo auxiliar de Toledo, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina, correspondía a la presente Asamblea Plenaria elegir Secretario General para los próximos cinco años. Teniendo en cuenta los Estatutos y Reglamentos de la Conferencia Episcopal Española, la Comisión Permanente elaboró la terna de candidatos. A la una de la tarde, en el aula de la Plenaria y de manos del Cardenal Rouco, Presidente de la CEE, el sacerdote D. Bernardo Herráez, Vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, recibió la bula acreditativa del título de Protonotario Apostólico Supernumerario, que le ha sido concedida por el Santo Padre Juan Pablo II a petición del Comité Ejecutivo de la CEE con ocasión de sus Bodas de Oro sacerdotales. Asimismo, los también sacerdotes D. Eduardo García Parrila, Vicesecretario para Asuntos Generales de la CEE, y D. José Miguel Abad Vallejo, taquígrafo de la CEE desde 1996, recibieron a su vez, la bula acreditativa del título de Prelados de Honor, con que el Papa acaba también de distinguirles.
OBISPO DE BANJA LUKA ESPERA QUE VISITA DEL PAPA ASIENTE LA PAZ EN LA ZONA Monseñor Komarica, obispo de Banja Luka, lanzó la voz de alarma ante la situación de la población en Bosnia Herzegovina y mostró su esperanza de que la próxima visita del Papa este domingo sirva para cimentar la paz en la zona. El obispo de Banja Luka y presidente de la Conferencia Episcopal de Bosnia Herzegovina, Monseñor Franjo Komarica, ha lanzado la voz de alarma por la situación en la que vive la población de esta zona y ha señalado la esperanza de que la visita del Papa - el próximo 22 de junio - signifique un cambio de rumbo en la política internacional. Monseñor Komarica explicó en una entrevista concedida a nuestros micrófonos, que la llegada de Juan Pablo II a Bosnia Herzegovina, no sólo es deseada por los católicos, sino que toda la población tiene la esperanza puesta en que, con este viaje, se desenmascare la criminalidad, la injusticia, el sacrilegio y un largo etcétera, que impide a la población de esta región salir adelante. El prelado recordó que el Santo Padre siempre ha defendido los derechos de los hombres a una vida digna y por esa razón, una vez que Juan Pablo II abandone territorio bosnio, las cosas empezarán a cambiar, aseguró Monseñor Komarica esperanzado. La situación de los católicos en Bosnia Herzegovina ha sido denunciada en multitud de ocasiones por el obispo, ya que, según explicó, de los 220.000 católicos expulsados, sólo han regresado 10.000 desde que se firmaran, hace ocho años, los acuerdos de Dayton por los que se establecía la paz en el territorio. Monseñor Komarica se ha entrevistado con los más altos dirigentes del panorama internacional con la esperanza de encontrar una salvación a la situación de Bosnia Herzegovina, pero siempre ha obtenido respuestas vagas, lo que le ha llevado a la amargura, porque se ha dado cuenta que detrás de la guerra existe una gran rivalidad por el poder entre Estados Unidos y Europa. “Mañana no estaré más en este mundo, pero mientras siga aquí, seguiré defendiendo los derechos del hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios. No es culpa nuestra haber nacido en este territorio ¿De qué somos culpables?”, se pregunta el obispo. Para Monseñor Komarica está claro que en Bosnia Herzegovina falta una dirección clara a seguir por parte de los políticos, ya que la población está descontenta y no sabe qué rumbo tomar. Además, el obispo considera que este territorio ha servido de excusa para mostrar el poder de las potencias, anulando los valores de la dignidad del hombre, el derecho de éste y otras tantas bases de la libertad fundamental de la humanidad. El prelado quiso finalizar sus declaraciones comparando el territorio de Bosnia Herzegovina con una carroza. Cada país sería una de estas carrozas que caminan hacia adelante, pero solamente la de Bosnia se quedaría parada porque no puede salir de un charco de fango que han dejado las demás. BOSNIA
HERZEGOVINA
RESTAÑAR LAS HERIDAS ABIERTAS EN BOSNIA-HERZEGOVINA Los obispos de la Conferencia Episcopal de Bosnia Herzegovina han escrito una carta en ocasión de la visita pastoral de Juan Pablo II el próximo domingo a Banja Luka para beatificar al Siervo de Dios Ivan Merz. Los prelados agradecen la presencia del Santo Padre por segunda vez en esta república ex-yugoslava que ha sufrido recientemente los dramáticos embates de la guerra entre serbios croatas y musulmanes e invocan la intercesión del primer laico beato croata para que restañe las heridas que están todavía abiertas en el pueblo. La carta que lleva por título “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios” está dedicada casi por completo a Ivan Merz, el primer beato de Bosnia Herzegovina. Un don de Dios, dicen los obispos, “para exhortar y llamar a los laicos creyentes a la santidad”. Ivan Merz beatificado en el 75 aniversario de su nacimiento. Un joven beato, por tanto, que “se convierte sobre todo en ejemplo y en protector de la misma juventud”. “Si quieres ser feliz en esta tierra y en la otra vida, cree en Cristo y sigue sus mandamientos de amor”, decía este joven siervo de Dios, que será en el noveno santo y beato croata en subir al honor de los altares. Con su original mensaje de pureza, sencillez y profundo amor a Dios y a los hombres, Ivan Merz “supera las fronteras de Bosnia, Herzegovina y Croacia” para convertirse, ante los ojos de los prelados de su tierra, “en un claro guía para la Europa descristianizada en agonía de dudas y tentaciones contemporáneas”. BOSNIA
HERZEGOVINA
"NO
AL DESALIENTO Y VIOLENCIA, SÍ A LA VERDAD, JUSTICIA, AMOR Y
LIBERTAD" «Ante la actual situación social, económica y política que afecta a todos los peruanos y, en particular, a los más pobres y desfavorecidos», los Obispos del Perú dicen no al desaliento y no a la violencia. Sí a verdad, justicia, amor y libertad para la consecución de la «paz auténtica». «Ante la actual situación social, económica y política que afecta a todos los peruanos y, en particular, a los más pobres y desfavorecidos», los Obispos del Perú no pueden «permanecer indiferentes», lo señala un Mensaje de la Conferencia Episcopal de este país, recordando que «nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de los discípulos de Cristo» (Cf. G. et S. 1). Mensaje que quiere ser «una palabra serena de orientación y de aliento», con el anhelo de «propiciar relaciones fundadas sobre la base de la verdad, la justicia, el amor y la libertad, pilares que el Papa Juan XXIII y, más recientemente Juan Pablo II – en su Mensaje para la Jornada mundial por la Paz, de 2003 - han señalado como necesarios para la consecución de la paz auténtica». Tras destacar el «ambiente de desconfianza generalizada y de falta de credibilidad en las instituciones, sean públicas o privadas, lo que propicia el desaliento y la inseguridad en el presente y de cara al futuro», los Obispos peruanos lamentan «las desigualdades económicas ofensivas a la dignidad de la persona humana, las justas demandas expresadas en forma desproporcionada de algunos y las expectativas insatisfechas de muchos que favorecen un clima de frustración preocupante y de inestabilidad social, que algunos pretenden aprovechar para desestabilizar políticamente el país». Asimismo, los prelados del Perú ponen en guardia contra «la violencia, que tanto dolor y angustia» ha causado al pueblo peruano en tiempos recientes y que «ha vuelto a aparecer con acciones que dificultan el normal desarrollo de la vida y atropellan los derechos de los ciudadanos». Conscientes de que la «mentira, el engaño, la manipulación de la información y las desigualdades insultantes empañan el diario vivir y socavan la paz y el auténtico progreso del país», los Obispos peruanos quieren, como siempre lo han hecho, «acompañar, orientar e impulsar» el «proceso democrático» de su país «por caminos de paz y justicia, que favorezcan el desarrollo humano». El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana llama a la tutela de la «dignidad de las personas», «salvaguardando el estado de derecho»; se aúna «al rechazo general de la violencia, venga de donde venga, como camino para la solución de los problemas, porque la violencia engendra más violencia» y hace hincapié en la necesidad de «una cultura de diálogo donde la leal confrontación de ideas haga posible la convivencia en paz». Los Obispos peruanos instan «al Gobierno y demás poderes del Estado a asumir el deber que les corresponde de velar por el bien común, que es el bien integral de toda persona, y a trabajar decididamente por superar las actuales condiciones que hacen muy difícil la vida de la mayoría de los ciudadanos y provocan la desesperación de muchos». Invitan a las instituciones públicas y privadas a «impulsar la unidad de todos en torno a los grandes ideales y valores éticos que llevan a construir una patria grande para todos». Exhortan a estas instituciones y al Estado peruano a dar una señal «clara de austeridad y sobriedad», «como expresión de solidaridad con los más necesitados». Y, tras invitar a los comunicadores sociales a resaltar cuanto contribuye a la paz», evitando lo que pueda exaltar «la violencia, descalificación de personas o fomento de la cultura de la sospecha», que provocan desaliento, desconcierto y divisiones, los Pastores del Perú animan a todos los peruanos «a vivir el momento presente como un llamado a fortalecer la solidaridad», manteniendo viva la esperanza, virtud cristiana que se funda en la certeza de que en toda circunstancia estamos en las manos de Dios, Señor de la Vida y de la Historia.
JORNADA MUNDIAL REFUGIADO 2003: JÓVENES REFUGIADOS: CONSTRUID EL MUNDO Con el lema “Jóvenes refugiados: construid el mundo”, el viernes se celebró la Jornada Mundial del Refugiado 2003. Una Jornada instituida por la Asamblea General de la ONU en el año 2.000 y cuyas manifestaciones internacionales están coordinadas por el Alto Comisariato de las Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR. La Jornada de este año se dedicó a los jóvenes refugiados víctimas de la guerra para sensibilizar a la comunidad internacional acerca de sus necesidades, y para subrayar al mismo tiempo la potencialidad que reside en ellos y la capacidad de servicio de estos jóvenes en el servicio a las comunidades en las que han sido insertados. Sobre este mismo tema intervino el Santo Padre, durante el Ángelus del domingo 16 de junio definiendo como “una grave ofensa a Dios y al hombre, cualquier situación en la que se obliga a personas o enteros grupos humanos a huir de su propia tierra para buscar refugio. En el mundo –denunció Juan Pablo II- casi la mitad de los refugiados son mujeres y niños. Muchos de ellos no asisten a la escuela, carecen de los bienes esenciales, viven en campos de prófugos o incluso detenidos. El drama de los refugiados interpela a la comunidad internacional para que se comprometa en sanar no sólo los síntomas sino antes que nada las causas del problema; es decir, prevenir los conflictos promoviendo la justicia y la solidaridad en cualquier ámbito de la familia humana”. El acto central de esta Jornada Mundial del Refugiado, programado como una jornada cultural, tendrá lugar en Nairobi el próximo 4 de julio, y ha sido una iniciativa del Servicio Jesuita a los Refugiados, que se ocupa de forma especial de los jóvenes refugiados en todo el mundo. Uno de sus muchos ámbitos de acción es Venezuela donde ofrece asistencia sanitaria y acompañamiento psicológico a los adolescentes refugiados procedentes de Colombia. En Bosnia Herzegovina se ocupa de la rehabilitación de jóvenes víctimas de las minas. En Nepal más de 100 jóvenes están siendo instruidos por voluntarios del Servicio Jesuita, mientras que en Tailandia prosigue la asistencia a los desplazados birmanos que huyen de la limpieza étnica. En África los proyectos del Servicio Jesuita a los Refugiados alcanzan a más de 76 mil personas, entre ellas muchas mujeres y niños: los huérfanos en Sudáfrica, heridos y mutilados en Angola y Uganda, los niños marcados por la guerra en la región de los Grandes Lagos. Y también el viernes, en Roma, tuvo lugar una Conferencia, de 2 días de duración, sobre el Derecho a la Alimentación y el costo del Hambre. La Conferencia, inaugurada por el director general de la FAO Jacques Diouf, ha sido organizada por el Instituto Jacques Maritain, y el Comité Nacional para las relaciones entre el gobierno italiano y la FAO, con la colaboración científica de la Universidad LUMSA. Durante los dos días, se analizaron distintas cuestiones económicas como la autosuficiencia alimentaria, la relación entre hambre y pobreza, entre renta y derechos de las comunidades rurales, la importancia de las políticas de crecimiento, el vínculo entre democracia y programas contra el hambre y la pobreza, la liberación del comercio o la importancia del buen gobierno.
Mujeres Decir que los textos que hoy hablan de los problemas de la feminidad son numerosos es un lugar común. Si hay algo que puede llamarse "emergente", es el hecho de que la mujer pide y exige que se tome conciencia de su propio valer y de su auténtico valor en la sociedad actual. Y se buscan mil maneras de expresarlo, desde un feminismo militante, en muchas ocasiones superficial y estridente, hasta las reflexiones serias que intentan análisis desde el punto de vista sociológico, psicológico o de la teología. Anne-Marie Pelletier ha escrito un libro breve y substancioso sobre la historia de las oscuridades y los avances de la historia de las mujeres en el mundo católico, Intenta en él encontrar las huellas de las cristianas que vivieron trabajaron y tejieron la vida, quizás a un nivel que no han captado siempre las miradas masculinas centradas en unos valores que no son, en primer los de las propias mujeres, pero que podrían ser, por el contrario, la verdad más profunda de la humanidad. Y todo ello, además, dejándose llevar por una coyuntura inédita, la de nuestro presente, en la que un hombre eminente, un cristiano, ha sabido, con una mirada clara y un corazón educado por la fe, mirar a las mujeres, a las que considera marcadas por su dignidad, proclamándolo alto y fuerte ante las sociedades de nuestro tiempo: este hombre es Juan Pablo II, autor de una carta apostólica que tiene por título, precisamente MULIEREM DIGNITATEM, y que nos sugiere que vivimos en este campo, como en otros, un momento importante de la historia. Arranca la obra de una lectura de las Escrituras: Antiguo y Nuevo Testamento, con la presentación en el Antiguo de las mujeres en la historia bíblica, la tradición de los profetas para finalizar en el Cantar de los Cantares. En el Nuevo Testamento ve a las mujeres en la proximidad de Jesús, viviendo al unísono con el Mesías-servidor, culminando con María al llegar la plenitud de los tiempos. La visión crítica y real de la condición femenina en los primeros siglos de la Iglesia hace reflexionar. No resulta fácil aceptar lo que fue la visión de la mujer en los primeros tiempos, sobre todo por las veces de la malevolencia, basadas en las páginas del Génesis, con discursos auténticamente degradantes, aunque mejoraran de alguna manera bajo la ley de Roma. Un recorrido por lo que fue la visión de la mujer en estas épocas no puede terminar con justicia si no es acudiendo a la llegada a los tiempos modernos, analizando la condición femenina en el derecho, en el resultado de las guerras de religión, hasta culminar en la visión del matrimonio. En la Iglesia del siglo XX nos presenta la autora la lenta y larga marcha hacia un reconocimiento de la igualdad entre hombre y mujer, y la revalorización de l papel de la mujer en la actualidad. La presentación de mujeres ilustres dentro del mundo cristiano y católico comprensiblemente - dada la nacionalidad de la autora - se centra casi exclusivamente en el ambiente eclesial francés, con la excepción de Santa Teresa de Jesús. Concluye con unas palabras de un sentido lleno de humanidad: Silenciosa pero eficazmente, estas (mujeres) cristianas han hecho la historia, al lado de multitud de mujeres de toda época y cultura que, desde la noche de los tiempos, tejen ternura en torno a un hombre, dan a luz, alimentan, educan, lloran a los muertos, consuelan a los que lloran, permanecen fieles al infiel...No negaremos que la feminidad así entendida tropieza con mil obstáculos Por parte de los hombres, que una determinada orientación masculina corre el riesgo de desviar de este saber, por eso, esta feminidad tiene algo que decirles. Por parte de las mujeres, que pueden preferir caminos más conformista, inspiradas en una historia pasada en la que era, indudablemente, más cómodo ser hombre que ser mujer. Por eso, también esta feminidad puede constituir en la actualidad un proyecto, por muchas razones exultante tomado de manos de unas mujeres que habrán reconocido su honor y la suerte de poner un poco de humanidad en el mundo en el que ésta suele faltar. |