En el curso de la Audiencia General del miércoles Juan Pablo II expresó su solidaridad con los que sufren física y espiritualmente. “También los enfermos -dijo- tienen derecho a vivir una vida digna”. “Nadie tiene derecho a suprimir un ser a causa del sufrimiento”. Este miércoles, el Santo Padre reflexionó en su catequesis de la Audiencia General, sobre la Jornada Mundial del Enfermo, que precisamente la Iglesia celebraba ese día. “Nuestro pensamiento, comenzó diciendo Juan Pablo II, va al célebre Santuario Mariano de Lourdes, situado en los montes Pirineos, que continúa llamando de todo el mundo a miles de peregrinos, entre ellos a tantas personas enfermas. En él tienen lugar este año las celebraciones principales de la Jornada Mundial del Enfermo, acontecimiento que, por tradición ya consolidada, coincide precisamente con la memoria litúrgica de la Beata María Virgen de Lourdes. Seguidamente el Pontífice explicó porqué se ha elegido este santuario. “Ha sido elegido, manifestó textualmente el Papa, no solamente por la intensa relación que lo une al mundo de la enfermedad y de los agentes de la pastoral sanitaria. Sobretodo se ha pensado en Lourdes porque en este año 2004 se cumple el 150 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre de 1854. En Lourdes en 1858, cuatro años después, la Virgen María, apareciéndose en la Gruta de Massabielle a Bernardeta Soubirous, se presentó como “La Inmaculada Concepción”. A los pies de la Inmaculada de Lourdes nos acercamos ahora con espiritual peregrinación, para participar en la oración del clero y de los fieles, y especialmente de los enfermos presentes, allí congregados. La Jornada Mundial del Enfermo constituye un fuerte llamamiento a redescubrir la presencia importante que tienen las personas que sufren en la Comunidad cristiana, y a valorizar cada vez más su preciosa aportación. “Con una mirada simplemente humana, el dolor y la enfermedad, -recordó el Pontífice- pueden parecer como realidades absurdas”: pero, cuando se deja iluminar por la luz del Evangelio, se llega a entender el profundo significado salvífico que tiene. Seguidamente el Papa aludió a su Mensaje para la Jornada del Enfermo: Cristo sufre por nosotros, Cristo sufre con nosotros. Después el Santo Padre se dirigió a los que experimentan en el cuerpo y en el espíritu el peso del sufrimiento. A cada uno de ellos, dijo, le renuevo la expresión de mi afecto y de mi cercanía espiritual. Al mismo tiempo, quiero recordar que la existencia humana es siempre un don de Dios, incluso cuando está marcada por sufrimientos físicos de todo tipo; un “don” que debe ser valorado por la Iglesia y por el mundo. Ciertamente, quien sufre no debe dejarse jamás solo. A este propósito el Papa apreció a las personas que ayudan a los enfermos para aliviar sus sufrimientos, de manera especial, a los agentes sanitarios, a los médicos, a los enfermeros, a los científicos y a los investigadores, así como a los Capellanes de los Hospitales y a los voluntarios. ¡Es un gran acto de amor cuidar a quién sufre! Juan Pablo II finalizó su catequesis con las palabras con las que se había comenzado el encuentro. “Sub tuum praesidium . . . . “ “Bajo tu amparo buscamos refugio”, Virgen Inmaculada de Lourdes, que te presentas ante nosotros, como modelo perfecto de la creación según el plan original de Dios. A Ti confiamos a los enfermos, a los ancianos, a las personas solas: alivia el dolor, seca las lágrimas y obtiene para cada uno la fuerza necesaria para cumplir la voluntad divina. Se apoyo de los que cada día alivian las penas de los hermanos. Y ayúdanos a todos a crecer en el conocimiento de Cristo, que con su muerte y resurrección ha derrotado el poder del mal y de la muerte. ¡Virgen de Lourdes, ruega por nosotros! Este fue el resumen de la catequesis del Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI, leído por Mons. Miguel Huguet de la Secretaría de Estado: Queridos
hermanos y hermanas: Por eso es importante que la comunidad eclesial tenga en gran estima a estos hermanos y hermanas les preste toda la atención espiritual y humana que la caridad exige y ellos necesitan. Luego Juan Pablo II saludó en varias lenguas a los grupos de peregrinos presentes en el Aula Pablo VI. Estas fueron sus palabras en español:
Juan Pablo II al saludar en italiano recordó que ese día se cumplía el 75 aniversario de la estipulación del Tratado y del Concordato entre la Santa Sede y el Estado Italiano. Los “Pactos Lateranenses” han marcado un desarrollo positivo, de alcance histórico, en las relaciones entre la Iglesia y el Estado en Italia, abriendo el camino hacia una fructífera colaboración al servicio y beneficio de toda la población. Finalmente saludo a los jóvenes, enfermos y recién casados. Que la Beata Virgen María de Lourdes os proteja siempre. Invocadla con confianza y encontrareis en Ella consuelo y esperanza.
COLOMBIA: CAMINAR SIN DESÁNIMOS HACIA LA AUTÉNTICA PAZ SOCIAL, RECHAZANDO CUALQUIER FORMA DE VIOLENCIA El jueves Juan Pablo II mantuvo un encuentro con el presidente de la República de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, acompañado de su séquito. En su saludo, el Santo Padre expresó su satisfacción por la colaboración existente entre la Iglesia y las autoridades colombianas y asegurado sus oraciones por la paz social, en este país:
Tras agradecer la visita del presidente de la República de Colombia, renovando sus «votos por el progreso espiritual y material de los colombianos, por su convivencia en concordia y libertad», el Santo Padre reiteró que invoca del Altísimo «toda clase de bendiciones sobre los amadísimos hijos e hijas de Colombia, sobre las familias, las comunidades eclesiales y las diversas instituciones públicas y quienes las rigen». Luego, antes de impartir su Bendición Apostólica, Juan Pablo II confió sus «deseos a la maternal intercesión de Nuestra Señora de Chiquinquirá, Reina de Colombia».
TIERRA SANTA NECESITA PERDÓN Y NO VENGANZAS En su bienvenida al primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, Ahmed Querei, Juan Pablo II evocó el jueves el profundo recuerdo de su peregrinación a Tierra Santa, durante la cual rezó «fervientemente por la paz y la justicia en la región». El Santo Padre, refiriéndose a los signos de esperanza que se vislumbran y a la «triste situación en Tierra Santa que causa tantos sufrimientos» reiteró asimismo su llamamiento al diálogo, a la reconciliación y a no dejarse llevar por el desaliento: «Nadie se debe dejar llevar por la tentación de la desesperanza y menos aún por el odio o por las represalias. Lo que Tierra Santa necesita es perdón y no venganzas, puentes y no muros. Ello requiere que todos los líderes de la región sigan, con la ayuda de la comunidad internacional, la senda del diálogo y de las negociaciones que conduce a la paz duradera». Después del encuentro con el Papa, el primer ministro palestino fue recibido por el secretario para las Relaciones con los Estados, Mons. Giovanni Lajolo. Ambos conversaron sobre los temas citados por Juan Pablo II.
INTERNET PARA QUE LOS JÓVENES DESCUBRAN LAS PROPUESTAS DE LA IGLESIA El Santo Padre recibió el viernes en audiencia al final de su Visita ad limina a los obispos de las provincias francesas de Burdeos y Poitiers. En su discurso, el Papa resaltó la atención especial que dedican los obispos franceses a la pastoral juvenil. Refiriéndose a la difícil y compleja situación en que vive la juventud francesa, según habían señalado los mismos prelados, el Santo Padre puso de relieve que el universo cultural juvenil está marcado por las nuevas tecnologías de la comunicación, que tienden a crear una cultura de lo inmediato y de lo efímero. En este contexto el Pontífice instó a los obispos franceses a crear sitios internet positivos, que les sirvan a los jóvenes para descubrir las propuestas de la Iglesia, impulsando el desarrollo de estos instrumentos al servicio del Evangelio. También dedicó el Pontífice unas palabras a la familia, destacando que la sociedad está caracterizada por numerosas fracturas que debilitan a los jóvenes actuales, haciéndoles sufrir terriblemente por la desintegración familiar. Conociendo la generosidad de la juventud, el Papa exhortó a los obispos franceses a estar atentos a estas realidades, dedicando un esfuerzo especial a la pastoral juvenil. En particular, Juan Pablo II alentó a las escuelas católicas a ser comunidades fundamentadas en los valores cristianos, transmitiendo la enseñanza del Magisterio por medio de catequesis adaptadas a las diferentes edades de los alumnos, también en las universidades. El Papa insistió en la necesidad de contar con sacerdotes de calidad que posean una buena formación y una vida espiritual y moral a toda prueba. Según Juan Pablo II los ministros sagrados deberán ayudarles a interrogarse sobre su existencia y proyectos de vida, haciéndoles descubrir el rostro de Cristo. Una invitación especial dirigió el Pontífice a los prelados franceses para que presenten a los jóvenes que se preparan al matrimonio un camino de progresión en la relación amorosa, que pasa por un período de noviazgo y que propone el ideal de la castidad. La Iglesia debe recordarles que el matrimonio entre un hombre y una mujer, así como la familia se construyen sobre una alianza fuerte entre las personas y un compromiso definitivo. “Que los pastores y los matrimonios creyentes, concluyó el Papa, les ayuden a reflexionar sobre estas cuestiones delicadas y esenciales, haciendo resplandecer la profundidad y la belleza del amor humano”.
IRÁN-SANTA SEDE, 50 AÑOS DE RELACIONES DIPLOMÁTICAS Juan Pablo II manifestó su esperanza de que continúe creciendo cada vez más el espíritu de colaboración que, desde hace más de 50 años, rigen las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Irán. Recibiendo el jueves al ministro de Asuntos Exteriores iraní Kamal Kharrazi, el Santo Padre evidenció el diálogo entre pueblos distintos como el punto central de esta colaboración. Uno de los puntos comunes de interés entre ambos estados, que citó Juan Pablo II, es el compromiso en la salvaguardia de los derechos inalienables y de la dignidad del ser humano, especialmente los esfuerzos en la promoción de una mayor comprensión entre pueblos con distintos bagajes religiosos, culturales y étnicos. Tras esta audiencia, el ministro iraní reunió también con el cardenal Angelo Sodano. Una visita que se enmarca en el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas y que ha permitido examinar las relaciones actuales entre la Santa Sede e Irán. También se trató la situación de la Iglesia católica en la república islámica, con especial atención a los aspectos relacionados con sus actividades. Por último también se abordó la colaboración entre ambos estados en el ámbito del diálogo interreligioso, la promoción de la paz y otras cuestiones internacionales.
QUE IDEALES CRISTIANOS «SIGAN ORIENTANDO A UNA EUROPA LIBRE Y SOLIDARIA Que los ideales cristianos «sigan orientando a una Europa libre y solidaria, capaz de armonizar sus distintas tradiciones culturales y religiosas». «Sería deletéreo olvidar que el Cristianismo ha contribuido de forma determinante en la formación del continente». Eran palabras del Papa al presidente de Eslovaquia y a unos dos mil peregrinos eslovacos a quienes recibió el sábado en audiencia. Es indispensable que los ideales cristianos «sigan orientando a una Europa libre y solidaria, capaz de armonizar sus distintas tradiciones culturales y religiosas». Lo reiteraba, una vez más, Juan Pablo II al recibir en audiencia al presidente de la República de Eslovaquia, Rudolf Schuster, que encabezaba a unos dos mil peregrinos de esta nación, venidos a manifestar su agradecimiento al Papa por la visita que realizó hace cinco meses a tierra eslovaca. En su discurso, el Santo Padre destacó su satisfacción por este encuentro, que los mismos peregrinos han querido que coincidiera con la fiesta de los santos Cirilo y Metodio, Patronos de Eslovaquia y Compatronos de Europa. Este feliz contexto litúrgico permite evidenciar los antiguos vínculos de comunión que ligan al Obispo de Roma con la Iglesia que está en Eslovaquia, señaló el Papa, haciendo hincapié - al mismo tiempo - en que «el testimonio de estos dos grandes apóstoles de los eslavos constituye una firme llamada a redescubrir las raíces de la identidad europea» de este pueblo, raíces que los eslovacos comparten con otras naciones del continente. Refiriéndose a la fe, que los peregrinos de Eslovaquia han venido a confirmar ante la tumba de san Pedro y que «representa el patrimonio más rico y sólido» de este pueblo, Juan Pablo II exhortó a los eslovacos a «custodiar íntegramente» su propia fe. Aún más a «alimentarla mediante la oración, una catequesis adecuada y una formación constante». La fe «no se debe esconder, se debe proclamar y testimoniar con valentía y tensión ecuménica y misionera», recomendó el Pontífice. Y recordó que ésta es «la enseñanza de los hermanos Cirilo y Metodio, maestros de una estela de numerosos santos y santas que han brotado a lo largo de los siglos» en la historia de Eslovaquia. Pues todos ellos, anclados a la cruz de Cristo, han cumplido lo que el divino Maestro había enseñado a los discípulos desde los comienzos de su predicación, «Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5, 13.14) Precisamente sobre la importancia de ser «sal» y «luz» insistió Juan Pablo II, reiterando que ello conlleva «hacer resplandecer la verdad evangélica en las elecciones personales y comunitarias de cada día». Y «significa mantener inalterada la herencia espiritual de los santos Cirilo y Metodio contrastando la difusa tendencia a uniformarse a modelos homologados y que son estándar de vida». Tras subrayar que «la Eslovaquia y la Europa del tercer milenio se van enriqueciendo con múltiples aportaciones culturales», pero que «sería deletéreo olvidar que el Cristianismo ha contribuido de forma determinante en la formación del continente», Juan Pablo II señaló que los eslovacos ofrecen un aporte significativo a la «anhelada construcción de la unidad europea», haciéndose «intérpretes de aquellos valores humanos y espirituales que han dado sentido» a su historia. Juan Pablo II evocó las tres veces que la divina Providencia le ha concedido la oportunidad de visitar Eslovaquia. «En 1990, poco después de la caída del régimen comunista; en 1995, y el año pasado, con ocasión del décimo aniversario de la proclamación de la República y de la institución de la Conferencia Episcopal Eslovaca». Y, al finalizar su discurso - renovando su profunda alegría por el encuentro de hoy - el Pontífice se despidió de sus huéspedes con una consigna, «la misma invitación de Cristo a Simón Pedro, ‘Rema mar adentro’ (Lc 5,4)». Exhortación – afirmó textualmente Juan Pablo II «que siento resonar constantemente en mi alma. Y que esta mañana os dirijo a vosotros». El Papa llamó al «pueblo de Dios que peregrina en Eslovaquia» a remar mar adentro y a «avanzar en el océano de este nuevo milenio contemplando constantemente a Cristo». Con el anhelo de que María, la Virgen Madre del Redentor, sea la Estrella de su camino, y con la protección de los santos Cirilo y Metodio y de tantos héroes de la fe, eslovacos, «algunos de los cuales han pagado con su sangre su fidelidad al Evangelio».
CONSTRUIR EL ‘GRAN ECUMENISMO DE LA SANTIDAD’ Juan Pablo II exhortó a las brigidinas a construir el ‘gran ecumenismo de la santidad’», en especial en el Norte de Europa, donde los católicos son una minoría y donde es importante «la promoción del diálogo» con los hermanos de otras Confesiones cristianas. Juan Pablo II recibió el lunes a las participantes en el Capítulo General de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida y expresó su satisfacción por «el consolador desarrollo apostólico y el prometedor florecimiento vocacional» de la Familia ‘brigidina’, que en estos años ha ido creciendo y enriqueciéndose con nuevas obras y actividades. En su discurso, el Santo Padre exhortó a las brigidinas a impulsar el ecumenismo de la santidad, en especial en el norte del continente europeo: «Os pido, queridas hermanas, que seáis por doquier constructoras infatigables del ‘gran ecumenismo de la santidad’. Vuestra acción ecuménica es particularmente apreciada, puesto que abarca a las naciones del Norte de Europa, donde la presencia de los católicos es menor y donde es importante la promoción del diálogo con los hermanos de otras confesiones cristianas». Tras destacar su gran alegría por este encuentro, al finalizar el IX Capítulo General de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida, el Papa saludó a las brigidinas que desarrollan su apostolado en numerosos países del mundo, así como a la abadesa general, madre Tekla Famiglietti, que ha sido confirmada en este cargo para un nuevo sexenio. Refiriéndose luego al tema del Capítulo General, dedicado a «Volver a las raíces, para una renovación de la vida religiosa», el pontífice puso de relieve la importancia de «ponerse a la escucha del Espíritu Santo para discernir cuáles son las prioridades» de la Orden de las brigidinas «en esta época nuestra». Y, en este contexto, Juan Pablo II hizo hincapié en que «toda auténtica renovación requiere una sabia recuperación del espíritu de los orígenes, para traducir el carisma fundacional en elecciones apostólicas apropiadas a las exigencias de los tiempos». El Santo Padre ha alentado a la familia brigidina a perseverar en la fidelidad a su peculiar vocación monástica», reiterando «la primacía absoluta de Dios» en la existencia de cada religiosa y de cada comunidad. Recordando asimismo que están llamadas a ser «especialistas del espíritu». Es decir, «almas encendidas de amor divino, contemplativas y dedicadas constantemente a la oración». Pues sólo así, como fue la misma Santa Brígida «podréis encarnar fielmente en esta época nuestra el carisma de radicalidad evangélica y de unidad, heredado de la Beata Isabel Hesselblad», afirmó el Papa, añadiendo que a través de la hospitalidad y de la acogida que la brigidinas ofrecen en sus casas, podrán «testimoniar el amor misericordioso de Dios hacia todo hombre y el anhelo de unidad que Cristo ha dejado a sus discípulos». Evocando lo que escribió en su Carta Apostólica Novo millennio ineunte, Juan Pablo II subrayó también que «el gran desafío del tercer milenio es ‘hacer que la Iglesia sea casa y escuela de comunión’». Y que para tal fin, hay que «promover una espiritualidad de comunión».
ÁNGELUS: CRISTIANISMO HA ACTUADO COMO "FUERZA DE COHESIÓN" EN LOS PUEBLOS EUROPEOS “El encuentro entre el Evangelio y la cultura ha hecho que Europa se convirtiese en un “laboratorio” donde, a lo largo de los siglos, se han ido consolidando valores significativos y duraderos”. Juan Pablo II presidió el domingo el rezo del Ángelus desde el balcón de su despacho privado del Palacio Apostólico Vaticano. En su reflexión antes de la oración mariana, recordó la fiesta de los santos Cirilo y Metodio, celebrada el 14 de febrero, apóstoles de los pueblos eslavos y Patronos de Europa junto con san Benito Abad: “Evangelizando las regiones centro-orientales del Continente, contribuyeron de modo determinante a hacer que la Europa cristiana pudiese respirar con dos pulmones: el de occidente y el de oriente”. En efecto, continuó afirmando el Pontífice, no se puede pensar a la civilización europea sin la obra y la herencia benedectina, como no se puede prescindir de la acción evangelizadora y social de los dos santos Hermanos de Salónica. El Papa se refirió después al proceso de integración política del Continente, que en estos meses se está llevando a cabo, y en el que están implicados algunos Países del este europeo, donde trabajaron los santos Cirilo y Metodio: “Son Naciones portadoras de una específica riqueza cultural y espiritual: en ellas el Cristianismo ha ejercido una extraordinaria fuerza de cohesión, en el respeto de sus peculiares características”. Cirilo y Metodio, puso de relieve Juan Pablo II, movidos por el ideal de unir en Cristo a los nuevos creyentes, en su método de evangelización adaptaron a la lengua eslava los textos litúrgicos y las costumbres de los nuevos pueblos al derecho greco-romano: “El encuentro entre el Evangelio y la cultura ha hecho que Europa se convirtiese en un “laboratorio” donde, a lo largo de los siglos, se han ido consolidando valores significativos y duraderos”. El Papa concluyó sus palabras pidiendo que, por intercesión de María y de los Santos y Santas, que son invocados como Patronos de Europa, también en nuestros días, el mensaje universal de Cristo, confiado a la Iglesia sea luz de verdad y manantial de justicia y de paz para los pueblos del Continente y del mundo entero. Y tras el rezo mariano del Ángelus y del recuerdo por los fieles difuntos el Pontífice saludó a los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, deseando a todos un buen domingo.
EXEQUIAS DEL CARDENAL OPILIO ROSSI «Del odio, del desprecio a los demás, de la violencia y del nacionalismo exacerbado surgen sólo lágrimas y sangre». El Papa recordó el viernes - en las exequias del Card. Opilio Rossi - «la importante lección del siglo XX» que el purpurado fallecido quería transmitir a la juventud. En el Altar de la Confesión de la Basílica Vaticana, Juan Pablo II presidió el viernes la liturgia exequial por el eterno descanso del cardenal Opilio Rossi, presidente emérito de la Comisión Cardenalicia para los Santuarios Pontificios de Pompeya, Loreto y Bari, que falleció a los 93 años de edad. La Santa Misa fue celebrada por el cardenal Joseph Ratzinger, Decano del Colegio Cardenalicio, con el que han concelebrado otros purpurados de la Curia Romana junto con otros cardenales presentes en Roma. En su homilía, el Santo Padre puso de relieve la fe que «animó el largo y fecundo ministerio sacerdotal del cardenal Opilio Rossi». Tras introducir sus palabras con las que pronunció Jesús, afirmando «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día», Juan Pablo II recordó que «precisamente en la Eucaristía», este purpurado sabía «encontrar la luz y la fuerza interior necesarias para sus elecciones de cada día y para su apostolado». «Todo en Cristo», era el lema episcopal del cardenal Rossi y esta tensión total hacia Cristo animó infatigablemente su servicio a la Santa Sede en las representaciones pontificias de distintos países en América y en Europa, así como también en la Curia Romana, ha hecho hincapié el Papa, evocando luego los momentos dramáticos de la segunda guerra mundial. «Cuando, el entonces, don Opilio Rossi era auditor en la Representación Pontificia en Berlín y se esmeró, junto con el recordado Nuncio Apostólico Orsenigo, en favor de numerosos hermanos que sufrían, infundiéndoles ánimo y alimentando en ellos la fe y la esperanza cristiana». En este contexto, Juan Pablo II señaló que esta «enriquecedora experiencia de humanidad y solidaridad para con los más débiles» es la que el cardenal Rossi se propuso transmitir siempre a las nuevas generaciones: «Pues estaba convencido de que los jóvenes debían aprender una importante lección de la historia del siglo XX. Es decir, que del odio, del desprecio a los demás, de la violencia y del nacionalismo exacerbado surgen sólo lágrimas y sangre». El Santo Padre recordó que «por la sabiduría demostrada en su servicio eclesial, unida a las especiales cualidades humanas y espirituales que enriquecían su personalidad», el cardenal Opilio Rossi «fue llamado por el Siervo de Dios Pablo VI a formar parte del Colegio Cardenalicio, entrando así con mayor profundidad en la vida de la Iglesia de Roma». Además de su valiosa colaboración con la Sede Apostólica, en particular, en calidad de primer Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, presidiendo asimismo el que era entonces el Comité para la Familia, Juan Pablo II puso de relieve que él mismo encargó luego al cardenal Rossi que presidiera el Comité Permanente para los Congresos Eucarísticos Internacionales. Este purpurado – señaló el Papa – ha dejado en todas sus actividades el recuerdo de haber sido un digno ministro de Dios: «Dondequiera que desarrollara su actividad pastoral y diplomática, el cardenal Opilio Rossi ha dejado el recuerdo de un digno ministro de Dios, que sabía ‘ser prójimo’ de todos». Finalmente, el Santo Padre deseó al «querido Hermano» fallecido, que «en el pasaje hacia el Cielo» le acompañe la Virgen María de la que fue tan filialmente devoto que quiso representarla en su escudo episcopal, con el símbolo de la estrella.
INMACULADA CONCEPCIÓN ES SEÑAL DE VICTORIA DE VIDA SOBRE MUERTE Una vez más la Basílica de San Pedro abrió sus puertas a numerosos enfermos que participaron en la celebración eucarística, y a quienes el Papa aseguró que “la Inmaculada Concepción es la señal de la victoria de la vida sobre la muerte, del amor sobre el pecado y de la salvación sobre cualquier enfermedad”. El Santo Padre se reunió el miércoles por la tarde con los enfermos en la Jornada Mundial del Enfermo y festividad de la Virgen de Lourdes. Tras la Santa Misa celebrada por el cardenal Camilo Ruini, vicario general de Su Santidad para la diócesis de Roma, el Pontífice se dirigió a los enfermos presentes en la Basílica, e idealmente a todos los del mundo, para proyectar la mirada hacia la venerada imagen de María que se encuentra en la gruta de Massabielle y que se presentó a la joven Bernadette Soubirous en 1858 como la "Inmaculada Concepción". Unas palabras que este año tienen una resonancia especial ya que en el 2004 se cumplen los 150 años de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción, tema de inspiración de Juan Pablo II para el mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo. Ante varios miles de personas reunidas en la basílica de San Pedro, el Papa subrayó que mirando a María, los corazones se abren a la esperanza: "La Inmaculada es la estupenda señal de la victoria sobre la muerte, del amor sobre el pecado, de la salvación sobre toda enfermedad del cuerpo y del espíritu. Es signo de consolación y de esperanza”.
«POR
LA PACÍFICA CONVIVENCIA ENTRE CRISTIANOS, JUDÍOS Y MUSULMANES
EN TIERRA SANTA» «Por la pacífica convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes en Tierra Santa». Es la Intención General que Juan Pablo II propone para el Apostolado de la Oración, en este mes de Febrero y es también una preocupación constante del Papa, como él mismo señalaba el pasado jueves, 5 de febrero, recibiendo a una Delegación del Comité Judío Estadounidense: «En estos días, nuestra atención se sigue centrando en Tierra Santa, que sigue siendo afligida por la violencia y el sufrimiento. Mi ferviente plegaria es que se encuentre una solución justa que respete los derechos y la seguridad de israelíes y palestinos». En su saludo a este grupo de judíos provenientes de Estados Unidos, el Santo Padre reiteró la firme necesidad de condenar el racismo y el antisemitismo, haciendo hincapié en que la violencia en nombre de la religión es una profanación: «La violencia en nombre de la religión es siempre una profanación de la religión. Para contrarrestar esta alarmante tendencia debemos impulsar juntos la educación religiosa que promueve el respeto y el amor al prójimo». Y para profundizar en la Intención General para el Apostolado de la Oración, en este mes de febrero, reflexionamos sobre las palabras que el Papa dirigió, el 13 de marzo de 2002, al grupo de líderes religiosos de las tres religiones monoteístas presentes, precisamente, en Tierra Santa, y que ese día participaban en la Audiencia General del Santo Padre. El Pontífice, recordando que los mencionados líderes habían celebrado una reunión en Alejandría, publicando la Primera Declaración que lleva el nombre de esta ciudad, hacía hincapié en que «a todos nos entristecen las noticias diarias de violencia y muerte en Israel y en los territorios palestinos». En este contexto, Juan Pablo II – al igual que en muchas otras oportunidades – reiteraba que «nuestra misión de hombres y mujeres religiosos nos impulsa a orar por la paz, a proclamar la paz y a hacer todo lo posible para contribuir a poner fin a ese derramamiento de sangre». Asimismo, el Santo Padre volvía a manifestar «la firme determinación de la Iglesia católica de trabajar por una paz justa», deseando que Dios Todopoderoso bendiga todos «los esfuerzos que se cumplen para promover la reconciliación y la confianza en todo el amado pueblo de Tierra Santa». La mencionada Primera Declaración de Alejandría, firmada el 21 de enero de 2002, comienza implorando la paz verdadera para Jerusalén y Tierra Santa – en nombre de Dios, que es Todopoderoso, Misericordioso y Compasivo. En este mismo documento, los líderes religiosos de las Comunidades Musulmana, Cristiana y Judía declaran que se comprometen a «poner fin a la violencia y al derramamiento de sangre que niegan el derecho a la vida y a la dignidad». Y, tras recordar que «según las tradiciones de nuestra fe, matar a inocentes en el nombre de Dios constituye una profanación de su Santo Nombre y difama la religión en todo el mundo», la Declaración de Alejandría afirma que «la violencia en Tierra Santa es un mal al que se deben oponer todas las personas de buena voluntad». Los mismos líderes religiosos cristianos, musulmanes y judíos hacen un llamamiento a «vivir como buenos vecinos, respetando la integridad de la herencia histórica y religiosa de unos y otros», e invitan «a todos a oponerse a la provocación, al odio y a los prejuicios los unos contra los otros». La Primera Declaración de Alejandría, que consta de siete puntos, subraya que los seguidores del cristianismo, del islam y del judaísmo deben respetar la sacralidad de Tierra Santa y que no se puede consentir que el derramamiento de sangre la contamine. Así como se ha de garantizar la santidad e integridad de los Lugares Santos, asegurando la libertad de culto para todos. El segundo punto señala que «palestinos e israelíes deben respetar los designios del Creador, divinamente ordenados, por cuya gracia habitan en una misma tierra llamada santa». Luego, después de interpelar – en el punto 3 - «a los líderes políticos de ambos pueblos a que elaboren una solución justa, segura y duradera, según el espíritu de las palabras del Todopoderoso y de los Profetas»; pidiendo – en el punto 4 – que cese la violencia de todo tipo, que se cumplan las recomendaciones internacionales, «incluidas la supresión de las restricciones y la vuelta a las negociaciones, la misma Declaración afirma – en el punto cinco - el anhelo de «ayudar a crear una atmósfera donde las generaciones presentes y futuras coexistan con respeto mutuo y confianza los unos en los otros». Solicitando además que «todos dominen la incitación y la demonización, y que eduquen a las futuras generaciones de acuerdo con estos principios». Finalmente, en los puntos seis y siete, los líderes religiosos cristianos, musulmanes y judíos se comprometen en «la búsqueda en común de la paz justa que conduzca a la reconciliación en Jerusalén y en Tierra Santa, por el bien de todos los pueblos» y anuncian el establecimiento de «un comité conjunto permanente para poner por obra las recomendaciones de esta misma Declaración, y para comprometer a los respectivos líderes políticos según la misma».
TELEGRAMA DE PÉSAME POR EL FALLECIMIENTO DEL CARDENAL OPILIO ROSSI Al conocer la triste noticia del fallecimiento del cardenal Opilio Rossi, Juan Pablo II dirigió un telegrama de pésame a los familiares del purpurado que, durante largos años se distinguió como «fiel colaborador de la Santa Sede», en particular, desempeñando el cargo de Nuncio Apostólico, primero, y, luego en calidad de presidente del Consejo Pontificio para los Laicos. El Papa eleva fervientes oraciones a Dios, Padre de Misericordia, para que acoja a este celoso servidor del Evangelio y le conceda el premio eterno prometido a los justos. El cardenal Opilio Rossi, Presidente emérito de la Comisión Cardenalicia para los Santuarios Pontificios de Pompeya, Loreto y Bari, tenía 93 años. Había nacido, en Nueva York el 14 de mayo de 1910, siendo hijo de italianos. Tras ser creado cardenal por el Papa Pablo VI, en 1976, fue durante ocho años presidente del Consejo Pontificio para los Laicos. Presidiendo también, hasta 1981, el Comité para la Familia. Asimismo, este purpurado encabezó el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, desde 1983 a 1990.
JUAN PABLO II “EMBAJADOR” DE LA LENGUA ITALIANA EN EL MUNDO Juan Pablo II “embajador” de la lengua italiana en el mundo. El título, asignado al Papa por el Instituto Italiano de Cultura de Cracovia, se encuentra en el “Diploma de lengua italiana para extranjeros” que se le ha concedido honoris causa a Karol Wojtyla y que le fue entregado al Pontífice en el curso de una audiencia privada en el Vaticano, por parte del subsecretario italiano de Asuntos Exteriores, Mario Baccini, presidente de la Comisión Nacional para la Promoción de la Cultura Italiana en el Extranjero. “El título – se lee en un comunicado - constituye el don más significativo enviado a Juan Pablo II por los Institutos Italianos de Cultura, al final de las manifestaciones promovidas en cuarenta ciudades del mondo con ocasión XXV aniversario del Pontificado”. Las manifestaciones, titulados “Mi segunda patria”, se desarrollaron en el arco del 2003, bajo la dirección del periodista Piero Schiavazzi.
CONSISTORIO ORDINARIO PÚBLICO: BEATO JOSEP MANYANET ENTRE 6 CAUSAS DE CANONIZACIÓN El próximo jueves 19 de febrero ante la presencia del Santo Padre tendrá lugar en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano el consistorio ordinario público para el voto sobre seis causas de canonización. Entre ellos está la del beato español nacido en Tremp, (Lérida), Josep Manyanet i Vives, presbítero, fundador de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José y de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. Los otros cinco futuros santos son: don Luigi Orione, presbítero fundador de la Obra de la Divina Providencia y de la Congregación de las religiosas Misioneras de la Caridad; Annibale Maria di Francia, sacerdote fundador de la Congregación de los Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús y fundador también de la Congregación de las religiosas Hijas del Divino Celo. Subirá también a los altares Nimatullah Al Hardini, sacerdote de la Orden libanesa maronita. El Consistorio aprobará también las causa de canonización de dos futuras santas: las beatas italianas: sor Paola Elisabetta, fundadora del Instituto de los religiosos y de las religiosas de la Sagrada Familia y Gianna Beretta Molla, madre de familia.
LOS ESTADOS DEBEN TUTELAR LOS DERECHOS INALIENABLES DE LAS FAMILIAS El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas reiteró la necesidad de que los estados tutelen los derechos inalienables de las familias. En su intervención ante la 42 sesión de la Comisión para el Desarrollo Social - en el marco del décimo aniversario del Año Internacional de la Familia - el arzobispo Celestino Migliore subrayó el «papel primordial» de la familia en la sociedad y recordó que, precisamente la familia, es «el primer lugar de integración social, ya que constituye la primera y la fundamental célula de la sociedad». Mons. Migliore destacó que «para la Santa Sede la familia es una institución natural basada en el matrimonio - unión íntima y complementaria de un hombre y una mujer - y que, en cuanto tal, posee derechos propios e inalienables». Tras hacer hincapié en que «mucho más que una simple unidad jurídica, sociológica y económica, la familia constituye una comunidad de amor y solidaridad», el prelado señaló que por tal motivo, la misma familia «es particularmente apta para realizar la integración de todos los miembros que la forman, sean jóvenes, ancianos o discapacitados». Por lo que se puede afirmar asimismo que «una familia así concebida puede servir de modelo de integración social a gran escala». El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, lamentó que «sin embargo, el mundo actual plantea muchos retos a las familias, sobre todo en aquellas situaciones en que los jóvenes viven en las llamadas familias disfuncionales, caracterizadas por conflictos, control inadecuado de los padres, uso de drogas o familias con desventajas». En este contexto, la delegación de la Santa Sede recordó, una vez más, «la urgencia de adoptar políticas familiares que estén a la altura de las exigencias actuales», con la convicción de que esas políticas «constituyen la forma ética y concreta de resolver la crisis de la sociedad y de garantizar un porvenir posible para la democracia». Como el mismo Santo Padre ha recordado, en varias oportunidades, la sociedad tiene el deber de ayudar a las familias, señaló también Mons. Migliore, citando asimismo la Exhortación Apostólica «Familiaris Consortio», de Juan Pablo II «Sobre la Misión de la Familia Cristiana en el Mundo Actual». Documento en el que el Papa afirma que «el Estado no puede ni debe substraer a las familias aquellas funciones que pueden igualmente realizar bien, por sí solas o asociadas libremente, sino favorecer positivamente y estimular lo más posible la iniciativa responsable de las familias» (n.45). El representante de la Santa Sede ante la ONU subrayó finalmente que «los Estados tienen la responsabilidad de defender la 'soberanía' de la familia» pues «defenderla es contribuir a la soberanía de las naciones».
REUNIÓN COMITÉ DE EXPERTOS DE CONVENCIÓN SOBRE PROHIBICIÓN DE MINAS ANTI PERSONA El Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas y las Instituciones especializadas en Ginebra, Mons. Silvano María Tomasi, intervino el martes ante la primera reunión de este año 2004 del comité de expertos de la Convención sobre la prohibición de las minas anti persona. El representante de la Santa Sede hizo hincapié en que «curar a enteros pueblos de las consecuencias de las guerras y de los conflictos armados, especialmente a las víctimas que han sido más afectadas, es la mejor inversión para construir la verdadera seguridad y la paz duradera». Tras poner de relieve la urgente importancia de «brindar asistencia a las víctimas de las minas anti persona» y, en particular, la de «impulsar su indispensable reintegración en una vida socioeconómica normal», Mons. Tomasi señaló que él mismo ha podido comprobar personalmente en Asia y en África «la devastación causada» por estas armas. Devastación que afecta a numerosos desplazados y refugiados así como a mujeres y hombres de pueblos de frontera. «Tales minas causan sufrimientos inhumanos», reiteró Mons. Tomasi, subrayando, una vez más, que la Santa Sede otorga «una importancia capital a la Convención de Ottawa, a su implementación como medio de prevención y a la exigencia de asistir a las víctimas de estas armas horrorosas». En este contexto, el prelado insistió en que, «en efecto, el punto central de la Convención es prevenir que las personas lleguen a ser víctimas inocentes de estas viles, sanguinarias e inútiles armas». Asimismo, Mons. Tomasi subrayó que «las autoridades nacionales y la comunidad internacional no tienen el derecho de eludir sus respectivas responsabilidades en la atención integral a las víctimas de las trágicas consecuencias de las minas anti persona». El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU y las Instituciones especializadas en Ginebra exhortó a que «no se haga que las víctimas de las minas sean víctimas también del olvido, de la discriminación y de una asistencia condescendiente». En este contexto, Mons. Tomasi reiteró que «las víctimas de las minas son ciudadanos y miembros con pleno derecho de sus comunidades respectivas». Y que además tienen «el derecho de ser asociados de forma efectiva en las políticas de rehabilitación y de reintegración social y económica». «Un verdadero sentido de solidaridad implica que se garantice una atención especial a aquellos hombres y mujeres que lo requieren para alcanzar un papel activo en la promoción de una humanidad pacífica y fraternal». Tras señalar que «las víctimas de las minas anti persona son testigos inocentes de un malentendido sentido de la seguridad», Mons. Tomasi recordó que el programa de asistencia a las víctimas de estas armas debe ocupar un lugar primordial en la próxima reunión en Nairobi para revisar esta Convención. Antes de finalizar su intervención, el representante de la Santa Sede puso de relieve que «hay que reconocer que se han alcanzado substanciales progresos en este sector». Y que «millones de minas han sido destruidas. Estados, voluntarios y comunidades religiosas han brindado una asistencia incalculable a las víctimas mutiladas y traumatizadas». Sin embargo «aún queda mucho por hacer», reconoció también Mons. Tomasi, invitando a no dejarse llevar por la tentación del desaliento ante la enormidad de esta tarea. Nunca la destrucción de los almacenes o los desafíos que presenta el desminado de los territorios nos deberán hacer olvidar a las víctimas, que necesitan un compromiso nacional constante y una amplia solidaridad internacional por largos años».
75 ANIVERSARIO DE LA FIRMA DE LOS PACTOS DE LETRÁN La conmemoración anual del 11 de febrero tuvo este año un particular significado: se celebraba el 75 aniversario de la firma de los Pactos de Letrán, que configuran, como es conocido, el Tratado y el Concordato entre la Santa Sede e Italia. A este aniversario se asocia también el de los veinte años del posterior Acuerdo, que ambas partes firmaron el 18 de febrero de 1984, siendo Papa naturalmente el actual Pontífice, Juan Pablo II, y por parte italiana el entonces primer ministro Bettino Craxi. Pacto con el cual se aportaron nuevas modificaciones al Concordato de 1929 firmado por el Papa Pío XI y Benito Mussolini. En el discurso dirigido el pasado 9 de enero al nuevo embajador de Italia ante la Santa Sede, el Santo Padre recordaba estas “dos importantes etapas en las relaciones entre la Santa Sede e Italia” y afirmaba que “testimonian cuán proficua haya sido la colaboración existente entre ambas Partes. Colaboración que se ha desarrollado mediante el respeto de los recíprocos ámbitos y en un constante y sereno diálogo, con la voluntad de encontrar siempre soluciones justas a las exigencias recíprocas”. Es por tanto motivo de satisfacción para la Santa Sede e Italia recordar estos acontecimientos que han asegurado la paz religiosa en Italia y han dado un provechoso beneficio a ambas partes. “Los Pactos Lateranenses han resuelto de manera definitiva e irrevocable –escribía el miércoles el Osservatore Romano- la llamada “cuestión romana”, que se abrió en 1870 con la anexión de Roma al Reino de Italia (preámbulo del Tratado). A casi un siglo de distancia, hoy es difícil imaginar cuán profunda y dolorosa haya sido la laceración espiritual que se produjo en el ánimo de muchos italianos que entonces fueron obligados a elegir entre su fidelidad a la Iglesia al Sumo Pontífice y la voluntad de ser leales a la propia patria. A 75 años de aquella que ha sido definida la “Conciliación” es obligado valorar adecuadamente la importancia de aquel evento que permitió restañar una herida profunda y dio la justa orden y equilibrio a las relaciones entre la Santa Sede e Italia y a la presencia de la Iglesia Católica en este país.
XI ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS El Santo Padre ha convocado la undécima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema «La Eucaristía fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia». Esta Asamblea tendrá lugar en el Vaticano del 2 al 29 de octubre de 2005. ************************** Para conmemorar el XXV aniversario del primer Viaje Apostólico Internacional de Juan Pablo II, el Consejo Episcopal Latinoamericano celebró una reunión en la ciudad mexicana de Puebla, desde el 12 el domingo 15 de febrero. Con esta cita, los Obispos Latinoamericanos conmemoran los 25 años de la III Conferencia General del CELAM que inauguró, precisamente, Juan Pablo II el 28 de enero de 1979, sobre el tema «El presente y el futuro de la Evangelización en América Latina».
NUNCIATURA
APOSTÓLICA EN GUATEMALA ARCHIDIÓCESIS
DE MÉXICO (MÉXICO) DIÓCESIS
DE CHIQUINQUIRÁ (COLOMBIA) DIÓCESIS
DE AZOGUES (ECUADOR) DIÓCESIS
DE IBARRA (ECUADOR) DIÓCESIS
DE AZOGUES (ECUADOR) ORDINARIATO
MILITAR PARA ECUADOR DIÓCESIS
DE SAN JUSTO (ARGENTINA) DIÓCESIS
DE PORTLAND (ESTADOS UNIDOS) DIÓCESIS
DE MADISON (ESTADOS UNIDOS) DIÓCESIS
DE SPRINGFIELD, MASSACHUSETTS (ESTADOS UNIDOS) ARCHIDIÓCESIS
DE DIJON (FRANCIA) EPARQUÍA
DE TERNOPIL-ZBORIV (UCRANIA) CONGREGACIÓN
PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y SOCIEDADES DE VIDA
APOSTÓLICA SÍNODO
DE LOS OBISPOS ACADEMIA
PONTIFICIA PARA LA VIDA
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO DOMINGO
VI DEL TIEMPO ORDINARIO (C): 15 de febrero de 2004 Desde lo más profundo de su ser, el hombre siempre busca ser feliz. Pero cada uno ha de encontrar el camino de su propia felicidad. Esa que es fruto de una vida fecunda y lograda. Por boca del profeta Jeremías, el mismo Dios, que puso ya en el corazón humano esta aspiración a ser feliz, revelaba dónde estaba el criterio para conseguirlo: Así dice el Señor: “Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien... Bendito quien confía en el Señor y pone en él su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; no deja de dar fruto...”. No, no logrará ser profundamente feliz, ni experimentará la posesión plena del bien quien confía sólo en sus propias fuerzas, sin apoyarse en el Señor; quien espera sólo de los hombres, olvidándose de Dios. Hoy es el mismo Jesús quien, mirando a sus discípulos, nos dice dónde está el camino para ser felices de verdad. Y nos da unas pistas sorprendentes. Sí, porque nos tienen tan acostumbrados a que la felicidad viene de la mano del dinero, del prestigio o la buena posición, de la fama o la abundancia... Estamos tan impactados por esos rostros sonrientes y satisfechos, como símbolos de la dicha... que resulta desconcertante escuchar hoy a quién llama Jesús felices: “¡Dichosos los pobres!, ¡dichosos los que ahora tenéis hambre!, ¡dichosos los que ahora lloráis!, ¡dichosos cuando os odien, os excluyan, os insulten y os rechacen! porque vuestro es el Reino de Dios”. No, Jesús no dice simplemente que llegarán a ser felices en un cambio de suerte futuro, sino que ya lo son. El Reino de Dios no es para Jesús sólo esa realidad que un día llegará, cuando se imponga la justicia de Dios y cada uno reciba el premio de sus buenas decisiones. Para Jesús, el Reino de Dios, es algo ya presente en el corazón de los que lo acogen. En realidad, Jesús quiere contagiar su propia felicidad. Esa que él experimenta en una situación de pobreza y de rechazo. Y es que la felicidad de verdad consiste en experimentar el amor de Dios, que es lo único que puede saciar y sosegar los mejores anhelos del hombre. Frente a este don, todo lo demás pierde relevancia, es más secundario, no cansa ni ahoga el corazón. Por eso, cuando la pobreza o el dolor, la carencia o el rechazo es por causa del amor a Dios, eso ya no es motivo de tristeza sino de profunda satisfacción. En contraste, también dice Jesús quiénes son los verdaderos desgraciados: ¡Ay de vosotros, los ricos! ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! ¡Ay de los que ahora reís! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! No, no está ahí la felicidad que reclama el corazón, esa para la que está hecho y que no puede ser saciada ni con el dinero, ni con el placer, ni con la buena fama. No, no son los síntomas de una vida lograda, ni son signo evidente de una existencia fecunda. Más bien desgraciados porque les acecha el peligro de conformarse; porque tienen esa situación que amenaza la libertad, el don mejor del hombre para volar sin ataduras que lo arrastren. Y es que el Señor, que baja hoy del monte, nos quiere llevar a su altura. Nos quiere asomar a ese panorama liberador y gratificante, cuando las cosas todas se ven bajo la luz de Dios, cuando las situaciones todas se viven con el amor de Dios en el corazón. Si nos decidimos a probar esta alegría que nos ofrece Jesús, nuestra vida se convierte en ensayo de la plena felicidad, a la que estamos llamados. Es entonces cuando nuestra vida es logro que espera su fruto mejor: compartir con Cristo su triunfo pascual. Por eso, nos dice hoy San Pablo: Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos el primero de todos. Es la altura a la que nos quiere llevar el Señor, pero hemos de enraizarnos en su amor. Sólo así seremos, como dice el salmista: Un árbol plantado al borde de la acequia que da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin.
AÑO SANTO COMPOSTELANO: PEREGRINACIÓN EUROPEA DE LOS JÓVENES El Arzobispo de Santiago de Compostela, D. Julián Barrio, viajó a Roma para presentar la Peregrinación Europea de los Jóvenes. Acompañado del responsable diocesano de la PEJ ´2004, D. Roberto Martínez, y del director del departamento de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal, D. Víctor Cortizo, Mons. Barrio expuso a los movimientos de laicos de la Iglesia esta jornada de la juventud que se celebrará en agosto en Santiago de Compostela. El sábado, Mons. Julián Barrio, presentó en Roma la “Peregrinación Europea de los Jóvenes”, que a través de su lema: “Testigos de Cristo para una Europa de la esperanza” pretende que los jóvenes cristianos tomen conciencia de la herencia espiritual de Europa. En otras palabras el objetivo general de esta peregrinación es el desarrollo de un encuentro de ámbito europeo en el que los jóvenes del continente conozcan y profundicen en las raíces cristinas de Europa y se comprometan con la construcción de la Nueva Europa de la esperanza. El arzobispo de Santiago de Compostela habló del Año Santo Compostelano que significa que “a los hombres y mujeres de hoy, en nuestra condición de peregrinos, se nos ofrece una ocasión providencial para encontrarnos con Dios, con nosotros mismos y con los demás”. “El Año Santo –explicó Mons. Julián Barrio- más que un símbolo exterior, es la expresión de una determinada concepción del hombre y de su relación con Dios, de la presencia de lo sacro en el corazón de nuestra civilización, de las distinción entre dimensión temporal y espiritual. Es un momento importante para volver a los orígenes de la tradición apostólica y para reavivar nuestras raíces cristianas, reencontrar el sentido de nuestra vida y descubrir que somos hombres y mujeres llamados a construir una civilización fundada sobre la Justicia, el Amor y la Paz”. Tras la presentación y aprobación de este encuentro de ámbito europeo por parte del Consejo Pontificio para los Laicos, el mes de octubre pasado, comenzaron los trabajos para la difusión de la Peregrinación, tanto a nivel nacional como europeo. El 12 de diciembre pasado se presentó en Madrid a los delegados diocesanos de la juventud y a los responsables de los distintos movimientos con presencia institucional en España. Y con la misma finalidad, el pasado mes de enero se convocó en Santiago a los responsables de la juventud de las Conferencias Episcopales de Europa. En su Carta Pastoral para el Año Santo Compostelano 2004, Mons. Julián Barrio cita las palabras de JUAN PABLO II, en su discurso para la IV Jornada Mundial de la Juventud en Santiago de Compostela, en Agosto de 1989. Aquellas en las que el Santo Padre hacía hincapié en que «Compostela, hogar espacioso y de puertas abiertas, donde se ha venido dispensando por siglos y siglos, sin discriminación alguna, el pan de la perdonanza y de la gracia, quiere convertirse en foco luminoso de vida cristiana, en reserva de energía apostólica para nuevas vías de Evangelización». Éste – señala Mons. Barrio – «es el anuncio gozoso y la invitación fraterna a traspasar los umbrales de la Puerta Santa en el Año Jubilar Compostelano 2004, primero del tercer milenio del cristianismo. En la Casa del Señor Santiago sigue resonando la llamada a la esperanza que consume pero trasforma y rejuvenece a través del Evangelio siempre joven, y “la esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rom 5,5)». Asimismo el Arzobispo de Compostela, en su Carta Pastoral para este Año-Santo, hace hincapié en que «los comienzos del tercer milenio del cristianismo con toda la carga simbólica y expresiva que ello encierra y con todos los retos que la Iglesia ha de afrontar en esta nueva etapa de su camino, sitúan providencialmente a este Año Santo en una perspectiva especial para responder a la invitación a “remar mar adentro” en la hondura de nuestro compromiso cristiano». Pues «de un modo u otro la herencia espiritual y cultural de Compostela se nos presenta en estos momentos como inequívoca luminaria que orienta el espíritu cristiano de Occidente. Siguiendo una tradición de siglos, el hombre de nuestros días, en la búsqueda de la referencia apostólica, peregrinará al Sepulcro del Apóstol Santiago el Mayor».
400 ANIVERSARIO INAUGURACIÓN COLEGIO SEMINARIO CORPUS CHRISTI El domingo 8 de febrero el arzobispo de Valencia don Agustín García Gasco presidió la santa misa en la capilla del Real del Colegio Seminario Corpus Christi conocido como “El Patriarca”, con motivo de cumplirse el 400 aniversario de su inauguración por el rey Felipe III y el que fuera fundador de la Institución y arzobispo de Valencia, san Juan de Ribera. El colegio junto a su capilla fue inaugurado el 8 de febrero de 1604. De esta insigne institución nos habló el ex colegial Mons. Vicente Cárcel Ortí, historiador de la Iglesia.
BURKINA FASO: ASESINADO MISIONERO ESPAÑOL El misionero español, Ignacio García Alonso, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, fue asesinado en el colegio que La Salle tiene en la localidad de Bobo Dioulasso, en Burkina Faso, informó el martes la agencia Fides. El asesinato del religioso tuvo lugar el pasado viernes, día 6, a mediodía en su oficina del Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, del que era director. Según la agencia Fides, varios individuos entraron en su despacho y le mataron con machetes. Después los asesinos se dieron a la fuga, sin que hasta el momento hayan sido detenidos. El misionero español fue encontrado horas después por varios compañeros. Su cuerpo apareció desfigurado y tenía el cráneo destruido. El hermano Ignacio era muy conocido en esa zona de Burkina Faso. Tenía 63 años, de los que 40 había transcurrido como misionero en Marruecos, Níger y Burkina Faso. Los funerales de Ignacio García Alonso tuvieron lugar el mares en Toussiana, donde fue enterrado.
CONMEMORACIÓN DEL I VIAJE APOSTÓLICO INTERNACIONAL DE JUAN PABLO II El Consejo Episcopal Latinoamericano celebró, en la ciudad mexicana de Puebla, una reunión para conmemorar el XXV aniversario del primer Viaje Apostólico Internacional de Juan Pablo II, es decir, el que el Santo Padre realizó para inaugurar la III Conferencia General del CELAM – el 28 de enero de 1979 –, cuyo lema era: «El presente y el futuro de la Evangelización en América Latina». En el marco de esta importante conmemoración, entrevistamos al Dr. RODRIGO GUERRA, Experto en Doctrina Social de la Iglesia y Consejero del CELAM. El Dr. Guerra, que ha sido invitado a los actos que se han preparado para celebrar este aniversario, nos habló sobre los actos principales de esta cita y sobre el significado y aplicación pastoral del ‘Documento de Puebla’:
CONSEJO PONTIFICIO PARA LA CULTURA PUBLICA EL LIBRO “FE Y CULTURA” El Consejo Pontificio para la Cultura ha publicado recientemente el libro “Fe y Cultura”, recogiendo las intervenciones de los últimos papas sobre el argumento. Para hablarnos con más detalle de este nuevo libro estuvo con nosotros D. Melchor Sánchez de Toca, jefe de oficina del Consejo Pontificio para la Cultura.
CRUCES DE ORO Y DE PLATA DE LA ORDEN CIVIL DE LA SOLIDARIDAD SOCIAL La Reina Doña Sofía entregó el miércoles, en el Palacio de la Zarzuela, las cruces de Oro y de Plata de la Orden Civil de la Solidaridad Social, respectivamente, a la religiosa Aurora Gallego, directora de la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia, y al sacerdote valenciano Vicente Aparicio, fundador y director de la Asociación de Padres de Discapacitados Psíquicos (ASPADIS). Según informa la agencia AVAN, las distinciones han sido concedidas a propuesta del ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales cuyo titular, Eduardo Zaplana, estuvo presente en el acto, además del arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco. La directora de la Casa Cuna, Aurora Gallego, declaró a la citada agencia AVAN que dedicará el premio a "todas las mujeres víctimas de malos tratos, separadas y embarazadas sin recursos y a tantos niños inocentes a quienes se les ha negado la vida". Y que el galardón que recibirá de manos de la reina significa "todo un estímulo para seguir adelante". Por su parte, el sacerdote Vicente Aparicio Tordera, de 53 años, fundador y director de ASPADIS, que atiende a niños discapacitados psíquicos profundos, destacó el esfuerzo de todo el equipo profesional que trabaja en la asociación, formado por cerca de 90 profesionales. Aparicio, que es también párroco de la localidad valenciana de Benicull, dedicó el premio "a todos los jóvenes voluntarios que cada verano nos ayudan" en los campamentos que organiza la entidad. La Casa Cuna Santa Isabel, ubicada en la calle Casa Misericordia 8 de Valencia, es atendida por religiosas de la congregación Siervas de la Pasión. En sus 68 años de presencia en Valencia ha auxiliado a más de 15.000 mujeres. En la actualidad, las religiosas asisten también, junto a varios colaboradores, a un grupo de más 70 mujeres en sus propios domicilios. "Nuestro objetivo es lograr el desarrollo integral y la reinserción social y laboral de las mujeres a través de servicios de atención psicológica, asesoramiento sociolaboral y de formación que favorezcan su promoción", según Gallego. Para ello, un trabajador social, una psicóloga y cerca de 25 voluntarios colaboran con las religiosas en la atención y seguimiento de las residentes. De otro lado, la asociación ASPADIS, que pretende la rehabilitación social de niños y jóvenes con discapacidad psíquica, acoge, en la actualidad, a un total de 94 niños en cuatro centros especializados, tres de ellos dedicados a discapacitados profundos. Para hablarnos de la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia entrevistamos a su directora, la religiosa Aurora Gallego.
"PAZ EN LAS AULAS Y AULAS PARA LA PAZ" El arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco, defiende en su carta pastoral la opción por la asignatura de religión en la escuela porque fomenta "la paz en las aulas y ayuda a que trabajen las aulas por la paz". Además, el prelado manifiesta que "el sentido religioso del ser humano hace de la paz una necesidad", en contraste con los "excesivos mensajes violentos" que niños y jóvenes reciben en la sociedad actual. La paz en las aulas se consigue cuando "se educa con claridad en que todos somos al mismo tiempo iguales, diferentes y complementarios", que son "tres pasos ineludibles para comprender la paz verdadera", señala el prelado. Sin embargo, "en un mundo donde los padres y madres se ven compelidos a delegar cada vez más la educación de sus hijos, no podemos dar por supuesto que los menores conocen el sentido completo de la paz". Por ello, añade el arzobispo de Valencia, "la reflexión religiosa sobre la necesidad de la paz en el mundo y en cada hogar, como algo ligado a la sustancia del ser humano, es una enseñanza que no debe ser censurada". Monseñor García-Gasco se hace eco de cómo los estudios sociológicos "muestran que los niños y los jóvenes reciben excesivos mensajes violentos a través de algunos medios de comunicación y la difusión sin control de determinados videojuegos que hacen apología de la violencia", afirma el prelado. Por este motivo, también, "necesitan, tanto ellos como nosotros, de una reflexión que erradique la agresividad y la violencia para resolver inquietudes y problemas". La enseñanza de la religión es "muy importante para todos los que creemos que el camino seguro para la paz está en la educación", asegura el arzobispo, quien enfatiza que "es una opción legítima recogida en los planes de estudio y secundada mayoritariamente". A este respecto el prelado insiste en que "no se trata de imponer nada a nadie" y expresa que la Iglesia "no quiere privilegios, sino que se respete el derecho de los padres a ejercer su libertad religiosa". Concluye el arzobispo de Valencia su carta semanal, que titula "Paz en las aulas y aulas para la paz", expresando que los niños y los jóvenes "tienen derecho a que se les anuncie el sentido último de los valores", y los padres a que esta explicación "se produzca de manera acorde al estilo educativo que están desarrollando en su familia".
PAKISTÁN: MUJERES CRISTIANAS Y MUSULMANAS PONEN EN PRÁCTICA DIÁLOGO INTERRELIGIOSO Mujeres cristianas y musulmanas se han reunido en Pakistán para poner en práctica el diálogo interreligioso. En el marco de un encuentro islámico-cristiano, mujeres de ambos credos se han reunido a finales de enero en la diócesis de Multan, para reflexionar sobre el tema: “Construir armonía y reconciliación”. El encuentro organizado por la Comisión Nacional para el Ecumenismo y el Dialogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal de Pakistán se ubicó fuera de la semana de la Unidad de los cristianos, para intentar reforzar la unidad no sólo dentro de la comunidad cristiana, sino también en las relaciones con los musulmanes. El tema del encuentro como informa una nota enviada a la redacción de la Agencia Fides, estaba basado sobre las palabras de la encíclicas Ut Unum Sint en la que se afirma que “la vida social y cultural ofrece amplias oportunidades de cooperación” (n. 74-75). Las participantes han recordado las dificultades que atraviesa la condición femenina en Pakistán: las mujeres se ven con frecuencia afectadas por tradiciones y leyes fuertemente discriminatorias. Un sistema social de base patriarcal que no a la mujer igual dignidad y oportunidades en comparación con los hombres: por esto, las participantes cristianas han señalado que “es necesario construir comunidades que se interesen por la vida de la mujer, la apoyen inspirándose en el modelo de mujer que es la Virgen Maria”. Las mujeres musulmanas han apreciado el clima que se creó durante el encuentro, sobre todo la confrontación abierta de ideas y el debate sobre la condición femenina, llevando la propia visión sobre la base de los principios de la religión islámica, recordando el ejemplo de tantas mujeres cristianas, como la Madre Teresa de Calcuta, que han vivido la reconciliación y la paz en sociedades islámicas o con una mayoría de otra religión. Todas las participantes, musulmanas y cristianas, estuvieron de acuerdo sobre el hecho de que las mujeres constituyen una parte importante del país, inciden en la vida familiar y en la formación de las nuevas generaciones; pueden pues dar una contribución decisiva en la construcción de una sociedad justa y pacifica.
OBISPO DENUNCIA ABUSOS QUE PADECE LA MUJER EN EL CHAD Discriminación en la educación, equiparación a un objeto y mutilación genital: son abusos que padece la mujer en el Chad y que el obispo de la diócesis de Sarh –monseñor Edmund Jitangar—, al sur del país africano, ha condenado en una reciente carta pastoral. «Es urgente que nos pronunciemos claramente sobre algunas actitudes ante la mujer. No podemos quedarnos callados ante ciertos abusos», advierte el prelado en su misiva, cuyo objetivo es devolver a la mujer su justo lugar en la sociedad. Monseñor Jitangar denuncia en su documento --enviado a la agencia misionera «Misna»-- la «negligencia en la escolarización de las niñas», que se convierten en víctimas de discriminación y de sumisión ante el hombre. También advierte que la mujer ha pasado a ser, para algunos hombres, un bien que hay que adquirir para demostrar el propio poder, y que la sociedad local la considera un valor financiero debido a la difundida práctica de dotes desorbitadas. El obispo de Sarh igualmente condena con firmeza las mutilaciones genitales femeninas, «prohibidas en nuestra Iglesia-familia de Dios porque representan un atentado a la integridad de la persona humana como Dios la ha creado». No olvida elogiar «el valor de las asociaciones femeninas y de las mujeres cristianas que se empeñan en combatir» ésta y otras prácticas «que impiden el crecimiento de las personas». «Las mujeres necesitan ser reconocidas y respetadas como criaturas amadas por Dios», subraya en la conclusión de la carta, e invita a las comunidades cristianas a construir espacios donde las mujeres puedan desarrollar su propia conciencia y hablar de sus problemas, de forma que se les puedan brindar ocasiones de formación humana y espiritual. |