JOSÉ MANYANET Y VIVES

Juan Pablo II canonizó el domingo en el Atrio de la Basílica Vaticana, a seis beatos. Entre ellos, un español: José Manyanet y Vives, Sacerdote Fundador de las Congregaciones de los Hijos y de las Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret:

Este catalán, al que desde pequeño movió una profunda fe, funda en 1864, los Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José, y en 1874, a las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, con la misión de imitar, honrar y propagar el culto a la Sagrada Familia de Nazaret y procurar la formación cristiana de las familias, principalmente por medio de la educación e instrucción católica de la niñez, la juventud y el ministerio sacerdotal.

Especialmente llamado por Dios para presentar al mundo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, escribió varias obras y opúsculos para propagar su devoción. Fundó la revista La Sagrada Familia y promovió la erección, en Barcelona, del templo expiatorio de la Sagrada Familia, obra del arquitecto siervo de Dios Antonio Gaudí, destinado a perpetuar las virtudes y ejemplos de la Familia de Nazaret y ser el hogar universal de las familias.

Un ejemplo de esta devoción nos lo da el padre Everino Miri postulador de su causa:

“Durante su vida sintió una particular devoción por San José, tanto es así, que cada tarde dejaba al pie de una escultura de San José las llaves de la casa. Igualmente se lo recomendaba hacer a todos los religiosos de su congregación.”

El beato Josep Manyanet predicó abundantemente la Palabra de Dios y escribió también muchas cartas, libros y opúsculos para la formación de los religiosos y religiosas, de las familias y de los niños, y para la dirección de los colegios y escuelas talleres. Sobresale La Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia (Barcelona 1895), su autobiografía espiritual, en la cual, mediante unos diálogos del alma, traza todo un proceso de perfección cristiana y religiosa inspirada en la espiritualidad de la casa y escuela de Nazaret.

Minada su salud por unas llagas abiertas en el costado durante 16 años —que llamaba «las misericordias del Señor»—, el 17 de diciembre de 1901, esclarecido en virtudes y buenas obras, volvió a la casa del Padre, en Barcelona, en el colegio Jesús, María y José, el centro de su trabajo y rodeado de niños, con la misma sencillez que caracterizó toda su existencia. Sus últimas palabras fueron la jaculatoria que había repetido tantas veces: Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía.

La santidad de Josep Manyanet, como afirmó Juan Pablo II, tiene su origen en la Sagrada Familia. Fue llamado por Dios «para que en su nombre sean bendecidas todas las familias del mundo». El Espíritu forjó su personalidad para que anunciara con valentía el «Evangelio de la familia». Su gran aspiración era que «todas las familias imiten y bendigan a la Sagrada Familia de Nazaret»; por ello, quiso hacer un Nazaret en cada hogar, una «Santa Familia» de cada familia.

“Hoy, para quienes vivimos el espíritu del padre Manyanet, es importante dar siempre lo mejor de nosotros para poner en práctica, involucrar y animar a las familias a vivir ese mismo espíritu que el padre Manyanet pensaba poder infundir en las familias de todos los tiempos”.

Devotos del beato José Manyanet, religiosos y religiosas de los Hijos e Hijas de la Sagrada Familia que él fundó, alumnos y ex alumnos de los colegios y obras apostólicas extendidas por todo el mundo y una nutrida representación de la Iglesia de Cataluña llegaron a Roma para poder asistir mañana a la ceremonia de canonización del nuevo santo español.

La numerosa delegación de catalanes estba encabezada por el arzobispo de Barcelona, cardenal Ricardo Maria Carles, que nos habló de la actualidad del carisma del santo con relación a la familia.

Recordamos que San José Manaynet, además de las dos congregaciones por él fundadas, plasmó su amor a la Sagrada Familia también en el templo expiatorio que en su honor y bajo su inspiración se erigió en Barcelona, obra de Antonio Gaudí. En este contexto, les ofrecemos una declaración de, Silvia Correale, postuladora la causa de beatificación de este «arquitecto de Dios»