El Papa manifiesta su cercanía a las aspiraciones y preocupaciones de todos los cubanos
y pide al Señor que “les dé fortaleza y generosidad para vivir cada vez más intensamente
su fe y trabajar en favor de un mundo iluminado por el Evangelio”
Jueves, 21 feb (RV).- Benedicto XVI renueva el auténtico impulso evangelizador que
su predecesor Juan Pablo II dejó profundamente impreso en el corazón de los cubanos,
en su mensaje con motivo del X aniversario de la visita de Papa Wojtila a la isla.
“Pido constantemente al Señor que les dé fortaleza y generosidad para vivir cada vez
más intensamente su fe y trabajar en favor de un mundo iluminado por el Evangelio”.
Así lo expresó el Papa Benedicto XVI a los obispos de Cuba, en un mensaje con motivo
del X aniversario de la visita de Juan Pablo II.
De manos del Cardenal Secretario
de Estado Tarcisio Bertone, quien se encuentra en la isla como representante pontificio
para las celebraciones, el episcopado cubano pudo recibir estas palabras de aliento
de Benedicto XVI al recordar la memorable visita del Siervo de Dios Juan Pablo II
a tierras cubanas, a las que llegó con el propósito de “animarlos en la esperanza
y alentarlos en la caridad”, tal como lo dijo, hace una década, a su llegada al aeropuerto
de La Habana.
“El rememorar diez años después aquellas inolvidables jornadas
para la Iglesia y el pueblo cubano vividas también bajo la mirada emocionada de todo
el mundo –escribe el Papa en su mensaje- es sin duda un deber de gratitud para con
mi venerado Predecesor, así como manifestación de un ardiente propósito de renovar
el auténtico impulso evangelizador que él dejó profundamente impreso en el corazón
de todos”.
Tras saludar a todos los obispos encabezados por el Cardenal Jaime
Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana y el Presidente de la Conferencia de
Obispos Católicos de Cuba, Mons. Juan García Rodríguez, el Papa manifestó su cercanía
a las aspiraciones y preocupaciones de todos los cubanos, pidiendo al Señor que “les
dé fortaleza y generosidad para vivir cada vez más intensamente su fe y trabajar en
favor de un mundo iluminado por el Evangelio”.
El Santo Padre en su mensaje
coloca como núcleo de la Misión de la Iglesia cubana y meta de la acción pastoral
anunciar la recta doctrina, iniciar en la escucha y profundización de la Palabra de
Dios, promover la participación en los sacramentos y fomentar la vida de oración.
En ocasiones- escribe el Pontífice-, algunas comunidades cristianas se ven abrumadas
por las dificultades, por la escasez de recursos, la indiferencia o incluso el recelo,
que pueden inducir al desánimo. En estos casos, el Papa recordó que el buen discípulo
se verá confortado por las palabras del Jesús que invita a no temer, de modo que “el
creyente podrá siempre poner su esperanza en Cristo, que no defrauda y colma de alegría
su corazón, dando sentido y fecundidad a su vida de fe”.
Igualmente, Benedicto
XVI pone de relieve “la gran importancia de la misión que la Iglesia en Cuba desarrolla
en favor de los más necesitados, con obras concretas de servicio y atención a los
hombres y mujeres de cualquier condición, que merecen ser sostenidos no sólo en sus
necesidades materiales, sino acogidos con afecto y comprensión”. Por ello, el Papa
agradece profundamente el esfuerzo y el sacrificio de las personas y comunidades entregadas
a estas tareas.
La obra del Siervo de Dios Félix Valera como modelo del anuncio
del Evangelio en Cuba y el ejemplo de José Martí, padre de la patria y propagador
del amor entre los cubanos y entre todos los hombres, son resaltados en el mensaje
del Papa como “una herencia que ha calado hondo en el alma cubana, que hoy necesita
de la generosa solicitud pastoral para reavivarla cada vez más, mostrando que la Iglesia,
centrando su mirada en Jesucristo, tiende a hacer el bien, a promover la dignidad
de la persona y, sembrando sentimientos de comprensión, misericordia y reconciliación,
contribuye a la mejora del hombre y de la sociedad”.
Renovando una vez mas
su cercanía al pueblo cubano, Benedicto XVI invocó a la Virgen de la Caridad del Cobre
con las mismas palabras con las que oró ante ella su venerado Predecesor Juan Pablo
II durante su visita: “Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para
que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo, único
Salvador y Redentor”.