En su carta al Patriarca ruso, el Papa considera cada vez más necesario, en “nuestro
tiempo, a menudo caracterizado por conflictos y sufrimientos”, acelerar el camino
hacia la plena unidad de todos los discípulos de Cristo
Jueves, 2 oct (RV).- “Nuestro tiempo, a menudo caracterizado por conflictos y sufrimientos,
hace cada vez más necesario acelerar el camino hacia la plena unidad de todos los
discípulos de Cristo, de forma que su gozoso mensaje de salvación se difunda por toda
la humanidad”. De esta forma se dirige Benedicto XVI al Patriarca Alejo II, a través
de una carta autógrafa que le ha entregado el cardenal Crescenzio Sepe en Moscú.
En
la misiva el Papa expresa su profundo afecto por todos los hermanos ortodoxos y les
manifiesta su cercanía particular en los recientes acontecimientos, cuando el conflicto
ha causado sufrimientos significativos a pueblos tan queridos. El Pontífice asegura
sus oraciones incesantes por la paz y pide al Señor que los llamamientos del Patriarca
ruso, para que se cesen las hostilidades por el bien de las naciones, sean escuchados.
“La fe en nuestro Señor Jesucristo – escribe el Santo Padre- es un nexo que
une los corazones de forma profunda y nos invita a todos a reforzar nuestro esfuerzo,
a manifestar al mundo el testimonio compartido de vivir juntos en un mundo respetuoso
y pacífico”.
Desde ayer, se encuentran en Moscú el cardenal arzobispo de Nápoles,
Crescenzio Sepe, acompañado por el obispo Vincenzo Paglia y el profesor Andrea Riccardi,
fundador de la Comunidad de San Egidio. En su encuentro con el Patriarca de Moscú
y de toda Rusia, el cardenal Sepe ha subrayado por su parte que “las sociedades europeas
desorientadas y secularizadas tienen necesidad de orientación y raíces, como recuerda
a menudo el Papa Benedicto XVI y el mismo Patriarca Alejo II.
En su encuentro
con el patriarca ruso, el arzobispo de Nápoles ha expuesto la necesidad de trabajar
juntos con valor para dar un alma a nuestra Europa. “De esta alma – ha insistido el
purpurado- manan la esperanza para el futuro de nuestros pueblos y la caridad para
los sufrimientos del mundo actual”. En su discurso el cardenal Sepe ha manifestado
además que “Rusia, animada por la profundidad de su patrimonio espiritual de fe cristiana,
podrá ofrecer una aportación fundamental para que Europa viva con confianza su misión”.
Además, frente a los desafíos del mundo, el arzobispo de Nápoles se ha manifestado
convencido de que ambas iglesias deban recorrer el camino del testimonio común, y
por consiguiente creíble y eficaz. El cardenal Sepe ofreció como don al patriarca
ruso una partícula del cráneo de las reliquias del patrón de la Iglesia de Nápoles,
el santo mártir Genaro, “un tesoro precioso para nuestro pueblo –ha dicho el purpurado-
que lo venera con profunda devoción”.