2011-11-04 16:50:56

La población mundial supera los 7 mil millones de habitantes


Viernes, 4 nov (RV).- RealAudioMP3 La población mundial ha superado esta semana los 7 mil millones de habitantes, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas, que subraya la necesidad de redistribuir la riqueza para combatir las crecientes desigualdades. 7 mil millones de personas que necesitan alimento y energía suficientes, oportunidades en la vida para el empleo y la educación, derechos y libertades. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha expuesto en la reunión del G20 en Cannes, que hoy se clausura, esta realidad de un mundo contradictorio, en el que hay muchas personas pero a la vez "mucha comida, según la FAO, que advierte, sin embargo, que mil millones de personas se van a dormir hambrientas cada noche".

El crecimiento demográfico, el control de los nacimientos, el desarrollo económico y los recursos naturales a disposición del hombre son algunos de los temas abordados por Benedicto XVI en su primera Encíclica Caritas in veritate. Dice el Pontífice que “uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual es la importancia del tema del respeto a la vida, que en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos”.

“Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre”.

El crecimiento demográfico es un aspecto muy importante del verdadero desarrollo, porque afecta a los valores irrenunciables de la vida y de la familia, afirma el Santo Padre, pero no es correcto considerar el aumento de población como la primera causa del subdesarrollo, incluso desde el punto de vista económico: baste pensar, por un lado, en la notable disminución de la mortalidad infantil y el aumento de la edad media en los países económicamente desarrollados y, por otra, en los signos de crisis que se perciben en la sociedades en las que se constata una preocupante disminución de la natalidad.

Obviamente, se ha de seguir prestando la debida atención a una procreación responsable que, por lo demás, es una contribución efectiva al desarrollo humano integral. La Iglesia, que se interesa por el verdadero desarrollo del hombre, exhorta a éste a que respete los valores humanos también en el ejercicio de la sexualidad: ésta no puede quedar reducida a un mero hecho hedonista y lúdico, del mismo modo que la educación sexual no se puede limitar a una instrucción técnica, con la única preocupación de eventuales contagios o del «riesgo» de procrear. Esto equivaldría a empobrecer y descuidar el significado profundo de la sexualidad.

La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica. Grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes. Al contrario, naciones en un tiempo florecientes pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de decadencia, precisamente a causa del bajo índice de natalidad, un problema crucial para las sociedades de mayor bienestar.

Por eso, se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio. Y en esta perspectiva, dice el Papa, los estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad.

ER







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