Sábado, 3 dic (RV).- “¿Qué será de este niño?”. Es la pregunta que formula nuestro
director general, el Padre Federico Lombardi, en su editorial semanal Octava Dies
del Centro Televisivo Vaticano:
“¿Que será de este
niño?” es la pregunta que en el Evangelio está en boca de amigos y parientes con el
nacimiento del pequeño Juan, que será el Bautista, y es también la pregunta de todos
nosotros ante la maravilla de un niño que viene al mundo. Pregunta que guarda al mismo
tiempo esperanza y una cierta preocupación.
Es la pregunta que nos hemos hecho
durante el encuentro del Papa con los niños hace dos semanas - ciertamente el momento
más bello y conmovedor de todo el viaje a Benín. El anciano Pontífice llevado de la
mano y rodeado de graciosos pequeñitos a paso de danza. El documento sinodal llevado
a África por el Papa enumera, en un pasaje impresionante, algunos de los “tratamientos
intolerables infligidos a tantos niños ”: “Los niños asesinados antes de nacer, los
pequeños no deseados, los huérfanos, los albinos, los niños de la calle, aquellos
abandonados, los niños-soldado, los niños prisioneros, los pequeños obligados a trabajar,
aquellos maltratados a causa de una minusvalía física o mental, aquellos considerados
como brujos, los chicos vendidos como esclavos sexuales, aquellos traumatizados, sin
ninguna perspectiva de futuro…”. Con todos ellos la Iglesia conoce su deber y compromiso.
De las más de 125 mil instituciones de salud y caridad de la Iglesia en todo el mundo,
un número superior a 20.mil están dedicadas específicamente a la infancia; otras tantas
a la escuela o a la recuperación de los niños de la calle o en dificultad. Con ocasión
de un reciente convenio internacional sobre la protección de los niños de los abusos
sexuales, la intervención de Mons. Scicluna, con un “Decálogo” de principios claros
y decididos, ha sido objeto de unánime reconocimiento. Y es también justo recordar
el compromiso precioso y generoso dedicado por muchísimas mujeres, religiosas y laicas,
en este campo. Ciertamente una de las formas más bellas – y útiles – de servicio femenino
a la humanidad y a la Iglesia… En el tiempo de Adviento y de Navidad, tiempo del
Señor niño, estas son reflexiones espontáneas: tenemos todos los motivos para continuar
estando en primera línea en este frente. Traducción: jesuita Guillermo Ortiz.