La crisis actual no es sólo económica, sino que tiene sus raíces en una crisis ética
y antropológica
Pensamiento del Papa
(RV).- (Con audio) Ante una crisis ética,
que por encima de la centralidad del hombre, sigue los ídolos del poder y del dinero
y propaga la pobreza en todo el planeta, hoy es más urgente que nunca difundir y destacar
la actualidad de la Doctrina social de la Iglesia, «cuyo valor fundamental es la solidaridad»,
«arraigada en el Evangelio, es decir en Cristo».
Lo destacó el Santo Padre
Francisco, evocando al Beato Juan Pablo II y a Benedicto XVI, al recibir en audiencia,
y con gran alegría, el pasado 25 de mayo, a unos quinientos participantes en el Encuentro
internacional de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontífice - instituida
hace veinte años por el Beato Juan Pablo II y que lleva el nombre de la Encíclica
que este Papa firmó en el centenario de la Rerum Novarum – el Santo Padre Francisco
destacó el tema de este encuentro «Repensar la solidaridad para el empleo: los desafíos
del siglo XXI».
Tras destacar que «su ámbito de reflexión y de acción es por
lo tanto el de la Doctrina Social de la Iglesia, a la que han contribuido en diversos
modos los Papas del siglo pasado y también Benedicto XVI, en particular, con su Encíclica
Caritas in Veritate, así como con sus discursos memorables», el Obispo de Roma quiso
expresar su gratitud por los esfuerzos que realiza esta Fundación en profundizar y
difundir el conocimiento de la Doctrina Social, con sus cursos y publicaciones, brindando
así un servicio importante y bello al magisterio social, de parte de laicos que viven
en la sociedad, en el mundo de la economía y del trabajo.
Al recordar también
que el Beato Juan Pablo II, en 1981, diez años antes de la Centesimus Annus,
escribió la encíclica Laborem exercens, dedicada al trabajo humano, el Papa
Francisco reflexionó sobre qué significa ‘repensar la solidaridad’, destacando que
no se trata de poner en discusión el reciente magisterio, que de hecho, «muestra
cada vez más su previsión y su actualidad:
«Más bien, me parece que ‘repensar’
quiere decir dos cosas: ante todo, conjugar el magisterio con la evolución socio-económica,
que, al ser constante y rápida, presenta aspectos cada vez más nuevos, y, en segundo
lugar, ‘repensar’ quiere decir profundizar, reflexionar ulteriormente, para hacer
emerger toda la fecundidad de un valor - la solidaridad, en este caso - que en profundidad
se arraiga en el Evangelio, es decir en Jesucristo, y como tal contiene potencialidades
inagotables».
En este contexto, el Santo Padre hizo hincapié en la apremiante
actualidad de impulsar el valor de la solidaridad:
«La actual crisis económica
y social hace aún más urgente este ‘repensar’ y subraya aún más la verdad y actualidad
de afirmaciones del magisterio social, como la que leemos en la Laborem exercens:
‘Echando una mirada sobre la familia humana entera... no se puede menos de quedar
impresionados ante un hecho desconcertante de grandes proporciones, es decir, el hecho
de que, mientras por una parte siguen sin utilizarse conspicuos recursos de la naturaleza,
existen por otra grupos enteros de desocupados o subocupados y un sinfín de multitudes
hambrientas: un hecho que atestigua sin duda el que... hay algo que no funciona» (n.
18).
Una vez más, el Papa Francisco expresó su preocupación por el fenómeno
del desempleo y la pobreza que se está propagando en el mundo y puso de relieve la
exigencia de ‘repensar la solidaridad’ abarcando de forma global todo el sistema:
«Es un fenómeno, el del desempleo - de la falta y de la pérdida del trabajo
- que se está extendiendo en amplias zonas de Occidente y que está propagando de forma
preocupante los límites de la pobreza. Y no hay peor pobreza material - me apremia
subrayarlo - que aquella que no permite ganarse el pan y que priva de la dignidad
del trabajo. Este ‘algo que no funciona’ ya no interesa sólo al sur del mundo, sino
a todo el planeta. De ahí la exigencia de ‘repensar la solidaridad’, ya no como
simple asistencia a los más pobres, sino como un replanteamiento global de todo el
sistema, como búsqueda de maneras de reformarlo y corregirlo de una manera coherente
con los derechos humanos fundamentales, de todos los hombres. A esta palabra ‘solidaridad’
no muy bien vista por el mundo económico – como si fuera una mala palabra – hay que
volverle a dar su merecida ciudadanía social».
El Obispo de Roma reiteró,
también este sábado, un apremiante llamamiento a tutelar la centralidad de la persona
humana, señalando que la crisis ética y antropológica que vive la humanidad ha colocado
el provecho por encima de la dignidad humana:
«La crisis actual no es
sólo económica y financiera, sino que tiene sus raíces en una crisis ética y antropológica.
Seguir los ídolos del poder, del provecho, del dinero, por encima del valor de la
persona humana, se ha vuelto una norma básica de funcionamiento y el criterio decisivo
de la organización. Se ha olvidado y se sigue olvidando que por encima de la lógica
de los negocios, de la lógica y de los parámetros del mercado, está el ser humano
y que hay algo que es debido al hombre en cuanto hombre, en virtud de su dignidad
profunda: ofrecerle la posibilidad de vivir con dignidad y de participar activamente
en el bien común. Benedicto XVI nos ha recordado que todas las actividades humanas,
incluyendo la económica, precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada
de manera ética (cfr. Encíclica Caritas in veritate, 36). Por lo tanto, tenemos
que volver a la centralidad del hombre, a una visión más ética de las actividades
y de las relaciones humanas, sin el temor de perder algo».
Producción de
María Fernanda Bernasconi (hispano@vatiradio.va).
El espacio “Pensamiento del
Papa”, se transmite los lunes en las emisiones informativas de las 17,30; 01,45 y
03,20 UTC.