Claudia ya nos mira desde el cielo con la misma sonrisa y valentía
(RV).- (AUDIO) Queridos oyentes
de Radio Vaticana: En estos espacios de la Emisora del Papa; en los informativos y
en los programas de profundización, Uds. escucharon la voz de Claudia Alberto. Ella,
con 47 años ya conoce la sonrisa y el abrazo fuerte y definitivo de Jesús, en el cielo.
El
5 de diciembre por la tarde de Santiago del Estero, en Argentina, el padre Dios decidió
liberarla del sufrimiento por la metástasis del cáncer y ahora intercede por nosotros
desde la misericordiosa ternura, la alegría y el júbilo del Amor de Dios.
Los
compañeros de la Radio, tantos amigos y conocidos de Claudia lo sentimos mucho, porque
ella, sobre todo en estos últimos años, nos daba ánimo y esperanza a nosotros. Ella
que sufría dolores muy fuertes, con su sonrisa y con su valentía nos daba ánimo y
esperanza a todos.
Para Claudia Alberto, el verdadero problema no lo tenía
ella con sus muchas dificultades de la vida y su cáncer. Para ella los verdaderos
problemas los tenían los abusados y explotados en la trata de personas, mujeres y
niños; los carenciados de amor. A ellos se dedicó primero como misionera en África.
Y después, en estos últimos 13 años con sus programas en Radio Vaticana: Misiones
y misioneros, Derechos humanos, Beht Midrash… Estoy seguro que este amor, atención,
ternura que daba a los otros, eran y son la fuente de su alegría, de su fuerza, de
su sonrisa.
Aún de constitución pequeña, Claudia Alberto ha sido y es una grandísima
mujer, inmensamente fecunda. Sus pobres y sus tantísimos amigos lo atestiguamos. Estaba
contentísima con el Papa porque se ocupa de los pobres. Recibió su bendición dos veces.
El Papa le dijo que el ofrecimiento del sufrimiento es una oración muy grande. Y el
mismo Francisco dijo en las vísperas de la muerte de Claudia, en la catequesis: “¡Uds.
¿creen o no creen que Jesús esta vivo, resucitado?!... Y si Jesús está vivo, Uds.
¿piensan que nos dejará a nosotros muertos? ¡No! Jesús nos resucitará con él”.
Alentados
por la esperanza de esta fe, en Radio Vaticana y sus amigos y conocidos le pedimos
a Claudia que no se olvide de nosotros en el cielo. Como dijo uno de sus compañeros
de la Redacción de Programas en Español: “Ahora no solo estará en Argentina, con los
suyos, sino también en su querida Roma, entre nosotros y en su amada África”.
Todos
te decimos: ¡Gracias Claudia querida! por tu afecto y testimonio de fe. Te merecés
el abrazo fuerte de Jesús. Te pensamos mucho y seguimos contando con vos. jesuita
Guillermo Ortiz –RV