AUDIENCIA GENERAL: LA LITURGIA DE LAS VÍSPERAS
EL SACERDOCIO NO ES UNA ‘PROFESIÓN’ PARA GANARSE LA VIDA
IMPORTANCIA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA EN LA SEGURIDAD Y ESTABILIDAD DE LA COMUNIDAD DE NACIONES
CABALLEROS DE COLON, CONSTANTE APOYO A MISIÓN DE LA IGLESIA
TRES SANTOS, CAMPEONES DE LA EVANGELIZACIÓN
EL EVANGELIO PUEDE AYUDAR AL HOMBRE DEL III MILENIO, CANSADO DE PALABRAS Y TENTADO POR EL DESALIENTO


XXV AÑOS DE
PONTIFICADO DE
JUAN PABLO II

ÁNGELUS: UN CUARTO DE SIGLO COMO PONTÍFICE ABRAZANDO A LA HUMANIDAD
UNA PEREGRINACIÓN A POMPEYA PARA SUPLICAR A LA VIRGEN EL DON DE LA PAZ
“EUROPA VUELVE A RESPIRAR CON DOS PULMONES”

«NOTICIAS IRRESPONSABLES» SOBRE LA SALUD DEL PAPA
ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DESARME TOTAL
PROGRAMA DE LAS CELEBRACIONES POR EL XXV AÑO DE PONTIFICADO JUAN PABLO II

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

OCTUBRE 2003
SEMANA DEL 6 AL 12

 

AUDIENCIA GENERAL: LA LITURGIA DE LAS VÍSPERAS

El Santo Padre, durante la Audiencia General, en la plaza de san Pedro, agradeció a la Virgen la oportunidad de haber podido visitar el martes el santuario de Pompeya. En su catequesis el Papa reflexionó sobre la introducción a la Liturgia de las Vísperas. La mañana y la tarde, recordó el Santo Padre, constituyen siempre momentos oportunos para dedicar a la oración, tanto comunitaria como singularmente.

Este miércoles, el Santo Padre celebró la Audiencia General en la Plaza de san Pedro, para los miles de peregrinos presentes en Roma. El Papa reflexionó, en esta ocasión, sobre la Introducción de la Liturgia de las Vísperas. En concreto sobre los temas de la ora vespertina.

La exigencia de dedicar a la alabanza divina las horas y la existencia humana ha sido siempre muy sentida en la Iglesia, porque “cada día de nuestra peregrinación en la tierra es un don siempre nuevo” del amor de Dios.

Así, recordó el Pontífice, la aurora y el ocaso del sol, momentos religiosos típicos de cada pueblo, ya sagrados en la tradición bíblica desde la ofrenda matutina y la vespertina del holocausto y del incienso, que representan para los cristianos, desde los primeros siglos, dos momentos particulares de oración.

Seguidamente el Papa parangonó la belleza del alba y el esplendor triunfal del atardecer (que marcan los ritmos del universo y en los que está profundamente implicada la vida del hombre), con el misterio de la salvación, teniendo en cuenta que también sus momentos se corresponden con las distintas fases del tiempo. “Por ello, dijo textualmente, Juan Pablo II, junto con las celebraciones de los Laudes, al inicio de la jornada, se ha ido afirmando en la Iglesia la celebración de las Vísperas al llegar la tarde”.

Una y otra, las dos Horas Litúrgicas contienen una carga evocativa que se refieren a dos aspectos esenciales del misterio pascual: “Por la tarde el Señor está en la Cruz, por la Mañana resucita . . . Por la tarde, describo los sufrimientos soportados por Él en la muerte; por la mañana, anuncio la vida de Él que resucita”. Palabras de San Agustín en su Exposición sobre los Salmos. Precisamente porque están relacionadas con la muerte y la resurrección de Cristo, las dos Horas de los Laudes y de las Vísperas, son, “según la venerable tradición de la Iglesia, el doble fundamento del Oficio cotidiano”.

En la antigüedad, tras el ocaso del sol, recordó el Papa, la luz de una lámpara daba a las casas una nota de alegría y de comunión. También la comunidad cristiana, encendiendo la lámpara al anochecer, invocaba con gratitud el don de la luz espiritual. Era el denominado “lucernario”, es decir, el rito de encendido de la lámpara, cuya llama es símbolo de Cristo, “Sol sin ocaso”. Al caer las tinieblas, en efecto, los cristianos saben que Dios ilumina también la noche oscura con el esplendor de su presencia y con la luz de sus enseñanzas. En este paso de su catequesis Juan Pablo II evocó el himno antiquísimo del Fos hilarón que recoge la liturgia bizantina, armenia y etíope.

Inspirándose en el símbolo de la luz, la oración de las Vísperas se ha desarrollado como un sacrificio vespertino de alabanza y de reconocimiento por el don de la luz física y espiritual y por los demás dones de la creación y de la redención. Escribe san Cipriano: “Con el ocaso del sol y muriendo el día, se debe rezar necesariamente de nuevo. En efecto, porque Cristo es el sol verdadero, al ocaso del sol y del día de este mundo, nosotros rezamos y pedimos que venga de nuevo sobre nosotros la luz e invocamos la venida de Cristo, que nos traerá la gracia de la luz eterna”.

La noche es el tiempo apropiado para considerar ante Dios, en la oración, la jornada transcurrida, recordó Juan Pablo II. Es el momento “para dar gracias por lo que se nos ha dado o hemos realizado con rectitud y honestidad”. Asimismo, es el momento para pedir perdón por lo que hemos hecho mal, implorando de la misericordia divina que Cristo vuelva a resplandecer en nuestros corazones. También el Papa aludió al “misterium noctis”. La noche se percibe como ocasión de tentaciones frecuentes, de debilidad, de posible aceptación a las incursiones del Maligno. Ante esto, la oración nos hace partícipes del misterio pascual, en la que “la noche resplandece como el día” (Exultet).

Juan Pablo II finalizó su catequesis subrayando que los dos fulcros de la oración diaria conservan todo su valor, estando unidos a los fenómenos inmutables y a simbolismos inmediatos. La mañana y la tarde constituyen siempre momentos oportunos para dedicar tiempo a la oración, tanto comunitaria como singularmente. Unidos a momentos importantes de nuestro vivir y obrar, las Horas de los Laudes y de las Vísperas se revelan así como medio eficaz para orientar nuestro camino cotidiano y dirigirlo hacia Cristo, “luz del mundo”.

El resumen de la catequesis en español fue leído en nombre del Santo Padre por un sacerdote de la Secretaría de Estado:

Queridos hermanos y hermanas:

Los Laudes por la mañana y las Vísperas al atardecer son los dos momentos más significativos de la oración cotidiana de la Iglesia, en armonía con el ritmo normal del tiempo en la existencia humana. El crepúsculo es momento propicio para examinar en oración los dones recibidos durante la jornada e invocar a Cristo, “luz del mundo” (Jn 8,12), “sol que no conoce ocaso” e ilumina también la oscuridad de la noche con el esplendor de su presencia y de sus enseñanzas.

Este fue el saludo del Papa en Español:

La voz del Papa

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a las Siervas de María Ministras de los Enfermos, a la Hermandad del Rocío y al grupo del Colegio Ausonia. Invito a todos a imitar a María en su acción de gracias a Dios e invocarla cada día con el rezo del Santo Rosario.

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El Papa después de haber saludado en varias lenguas, dirigió un afectuoso pensamiento a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, y dio las gracias a la Virgen que le ha dado la oportunidad de realizar la visita al santuario de Pompeya, a Ella dedicado.

 

EL SACERDOCIO NO ES UNA ‘PROFESIÓN’ PARA GANARSE LA VIDA

«Promover las virtudes sacerdotales de caridad, oración, castidad y fidelidad en la liturgia». El sacerdocio no es una ‘profesión’ o una ‘carrera’ para ganarse la vida. «La conducta escandalosa de algunos ha socavado la credibilidad de muchos». El Papa alentó a los Obispos filipinos a «ser una verdadera comunidad de discípulos del Señor».

Juan Pablo II recibió el jueves al segundo de los tres grupos de Obispos de Filipinas que están cumpliendo su quinquenal Visita ad Limina Apostolorum. Y, en su tradicional discurso, el Santo Padre profundizó sobre la importancia de «ser una verdadera comunidad de discípulos del Señor».

En el capítulo dedicado a la formación de los sacerdotes, Juan Pablo II reiteró la necesidad de «armonizar de forma equilibrada» y de «promover las virtudes sacerdotales de caridad, oración, castidad y fidelidad en la liturgia». Prácticas –lamentó el Santo Padre– «menospreciadas o incluso rechazadas por la cultura y los medios de comunicación modernos».

«En la actualidad, el clero tiene que estar atento a no adoptar el punto de vista secular de que el sacerdocio es una ‘profesión’ o una ‘carrera’ para ganarse la vida», recomendó Juan Pablo II e hizo hincapié en que «antes bien, el clero debe concebir el sacerdocio como una vocación desinteresada, servicio de caridad, que abraza incondicionalmente ‘el don extremo del celibato’ y todo lo que ello implica».

Juan Pablo II afirmó textualmente: «quiero enfatizar que el celibato tiene que ser respetado como parte integral de la vida exterior e interior del sacerdote. Y no como un mero ideal existente desde hace tiempo que debe ser respetado». Lamentablemente -subrayó el Papa- «el estilo de vida de algunos sacerdotes ha estado en contradicción con el espíritu de los consejos evangélicos que deberían ser parte de la espiritualidad de todo sacerdote».

«La conducta escandalosa de algunos ha socavado la credibilidad de muchos», advirtió asimismo Juan Pablo II con el anhelo de que los Obispos filipinos comprendan que el Papa conoce bien el delicado camino en el que desarrollan su apostolado, alentándolos a «no desanimarse» y reiterando que « el verdadero discipulado llama al amor, a la compasión y algunas veces a la disciplina estricta con el fin de servir al bien común». En este contexto, el Santo Padre exhortó a los prelados de Filipinas a ser «siempre justos y siempre misericordiosos»

Saludando a los prelados de las Provincias filipinas de Cáceres, Capiz, Cebú, Jaro y Palo, el Papa evocó, de forma especial, dos significativos eventos para la vida de los católicos en esta nación. El Segundo Concilio Plenario de 1991 y la reciente Consulta Pastoral Nacional sobre la Renovación Eclesial. Eventos que han establecido tres iniciativas pastorales fundamentales, como son el «ser una Iglesia para los pobres», «ser una verdadera comunidad de discípulos del Señor» - el tema tratado hoy por el Pontífice – y el «compromiso para una evangelización integral renovada».

Tras poner de relieve la urgencia de comprender la enseñanza de Jesús – citada en el Evangelio de Juan – de que «ser discípulo del Señor no es una decisión arbitraria sino más bien una respuesta seria y de amor a una invitación personal», el Papa citó textualmente las palabras con las que el Salvador asegura: «Lo que os mando es que os améis los unos a los otros». (Jn 15, 17)

«Sólo por medio de un auténtico discipulado, basado en la solidaridad de la caridad, los filipinos podrán comenzar a resolver la preocupante dicotomía entre fe y vida que constituye un flagelo en numerosas sociedades modernas», fue la advertencia de Juan Pablo II, tras destacar que «para ser verdadero seguidor de Cristo se requiere una formación integral en la fe».

A pesar de los aspectos positivos de la rica herencia cristiana en Filipinas, el Santo Padre expresó también su preocupación ante la persistencia de «algunas contradicciones entre los mismos cristianos, en particular, y entre los miembros de la sociedad, en general». «Incongruencias que se pueden rectificar sólo por medio de vuestra plena apertura al espíritu cristiano, yendo por el mundo y transformándolo en una cultura de justicia y de paz», recomendó Juan Pablo II, destacando luego asimismo la importancia de que los obispos de Filipinas prosigan en su compromiso pastoral para los laicos.

En este mismo discurso a los prelados del segundo grupo de Obispos filipinos en Visita ad Limina, el Papa subrayó también la necesidad de garantizar una firme preparación en los seminarios. Preparación que debe contemplar la formación humana, pastoral y espiritual de los seminaristas.

 

VISITA AD LIMINA DE LOS PRELADOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL FILIPINA

Juan Pablo II ha continuado recibiendo esta semana en audiencias sucesivas a los prelados de la Conferencia Episcopal Filipina en visita ad limina apostolorum.

Y en este contexto recogimos precisamente unas declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal Filipina, Mons. Leonardo Legaspi, arzobispo de Cáceres-Naga City, en las que nos habló, en primer lugar, de la intensa semana que han vivido los obispos filipinos en Roma.

El pasado martes, en el santuario mariano de Pompeya, el Papa rezaba también a la Virgen del Rosario por “la unidad de los pueblos en la justicia y en la solidaridad”, en un momento en que la sociedad parece alejarse de los valores cristianos.

También Mons. Onésimo Gordoncillo, arzobispo de la diócesis de Capiz, nos habló de la gran devoción que siente por la Virgen el pueblo filipino.

Mons. Legaspi quiso finalmente sumarse, con unas palabras de amor y admiración, al XXV° aniversario del Pontificado del Papa Woytila, que celebraremos el próximo jueves, 16 de octubre.

 

IMPORTANCIA DE LIBERTAD RELIGIOSA EN SEGURIDAD Y ESTABILIDAD DE COMUNIDAD NACIONES

Juan Pablo II recordó “la dimensión internacional del derecho a la libertad religiosa y su importancia en la seguridad y estabilidad de la comunidad de Naciones” en la audiencia, el viernes, a los participantes en la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). El Papa afirmó que en cierto sentido la defensa de este derecho ofrece un extenso baremo para medir el respeto de todos los demás derechos humanos.

Además el Papa recordó que la defensa de la libertad religiosa es un potente revulsivo de la violación de los derechos humanos en muchas comunidades que explotan la religión con intenciones muy distintas. “El verdadero respeto de cualquier expresión religiosa es la mejor forma de garantizar la seguridad y estabilidad en la familia de los pueblos y naciones del siglo XXI”.

El Pontífice subrayó también que en la actualidad muchos jóvenes viven sin ser conscientes de su herencia espiritual, pero a pesar de ello la dimensión religiosa sigue influenciando a amplios grupos de ciudadanos. Por ello el Papa ha subrayado que “aun respetando la naturaleza laica del Estado, es importante que se reconozca el papel positivo que los creyentes desarrollan en la vida pública.”

Juan Pablo II calificó de perjudicial una sociedad donde se relega la religión a la esfera privada. Igualmente dañinas son las sociedades e instituciones civiles empobrecidas por una legislación, que violando la libertad religiosa, promueven la indiferencia religiosa, el relativismo y el sincretismo religioso, quizá como una simple justificación que sólo expresa una errónea visión de la tolerancia. Por el contrario, las tradiciones religiosas enraizadas en cada pueblo sólo pueden producir beneficios a los ciudadanos.

 

CABALLEROS DE COLON, “UN CONSTANTE APOYO" A LA MISIÓN DE LA IGLESIA

Juan Pablo II expresó su profunda gratitud a los Caballeros de Colón, por el constante apoyo que esta orden ofrece a la misión de la Iglesia. El Santo Padre recibió el jueves por la mañana en audiencia al Consejo Supremo de los Caballeros de Colon, que estaba celebrando su reunión en Roma, y que aprovechó la ocasión para expresar sus mejores deseos al Pontífice en el 25 aniversario de su elección.

“Este apoyo –manifestó el Papa- se refleja de forma especial en la ‘Fundación Vicario de Cristo’, que es signo concreto de la solidaridad de los Caballeros de Colon con el sucesor de Pedro en su misión en la Iglesia universal, pero también se manifiesta en las oraciones diarias, sacrificios y labores apostólicas que muchos de los caballeros desarrollan en sus consejos, entre sus vecinos y comunidades”.

La ‘Fundación Vicario de Cristo’ es una de las manifestaciones de los Caballeros de Colón como servicio a la Iglesia. Además esta Orden ha colaborado con la Fabrica de San Pedro en la restauración de la Basílica de San Pedro, su fachada, el atrio y las capillas; ha colaborado también con el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales en la propagación mundial del magisterio de Juan Pablo II; establecimiento de la ‘Fundación Vicario de Cristo’ para la asistencia anual caritativa y la colaboración con los Consejos Pontificios para la Familia y para, los Laicos, la Academia Pontificia para la Vida y el Instituto Pontificio para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia.

Durante la audiencia los Caballeros de Colón donaron al Santo Padre dos millones y medio de dólares a través de la ‘Fundación Vicario de Cristo’. Una cantidad que se engloba en los más de 35 millones de dólares donados durante el Pontificado de Juan Pablo II y que expresan el apoyo de la Orden a la labor del Santo Padre a favor de la paz, la reconciliación y la caridad.

 

TRES SANTOS, CAMPEONES DE LA EVANGELIZACIÓN

Juan Pablo II calificó de “campeones” de la Evangelización a san Daniel Comboni, san Arnoldo Janssen y san José Freinademetz. A última hora de la mañana del lunes, el Santo Padre reunió en el Aula Pablo VI del Vaticano con los peregrinos presentes en Roma con motivo de las canonizaciones de ayer. “Estoy muy contento, por encontraros al día siguiente de la canonización de tres luminosos testimonios de compromiso misionero, especialmente queridos por vosotros: san Daniel Comboni, san Arnoldo Janssen y san José Freinademetz. Son tres “campeones” de la Evangelización”.

En primer lugar, el Papa saludó a los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, que prosiguen la acción apostólica de san Daniel Comboni; a las Hermanas Misioneras Combonianas Pías Madres de la Nigricia; a las Seglares Misioneras Combonianas y a los Laicos Misioneros Combonianos, que se inspiran en el carisma del mencionado Santo.

Seguidamente en nombre del Pontífice un Prelado continuó el discurso en alemán. Dirigiéndose a los peregrinos presentes con motivo de la canonización de San Arnoldo Janssen dijo: “Arnoldo Janssen fue un ardiente animador de la misión eclesial en Europa Central. Dio prueba de coraje abriendo una casa misionera en Steyl, en los Países Bajos, cuando la Iglesia atravesaba momentos difíciles a causa del denominado “Kulturkampf”. Recorriendo caminos nuevos e inexplorados para difundir el Evangelio, supo suscitar junto a sí a muchos colaboradores – sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos – que ahora prosiguen su obra apostólica”.

Finalmente el Papa, por medio del mismo prelado, se dirigió a los fieles presentes en el Aula Pablo VI por la canonización de San José Freinademetz a quienes les pidió que sea ejemplo de fidelidad a Cristo y a su Evangelio. La Providencia, mediante la Sociedad del Verbo Divino, lo envió a China, donde permaneció hasta su muerte:“Toda tu vida por tus queridos chinos”: este es el programa que extendió el día de su Profesión perpetua. A esto, con la ayuda de Dios, se mantuvo siempre fiel. Se hizo chino con los chinos, asumiendo su mentalidad, los usos y las costumbres. Alimentó sincera estima y afecto por este querido pueblo, hasta afirmar: “También en el Cielo me gustaría ser un chino”. Que desde el Paraíso continúe vigilando esta Nación y todo el Continente asiático.

 

EL EVANGELIO PUEDE AYUDAR AL HOMBRE DEL III MILENIO, CANSADO DE PALABRAS
Y TENTADO POR EL DESALIENTO

«Sólo el anuncio coherente del Evangelio puede hacer presa en el hombre del tercer milenio, cada vez más cansado de palabras y a menudo tentado por el desaliento». Con la ayuda de Cristo es posible construir una sociedad solidaria en el respeto de la dignidad humana. Así se dirigió Juan Pablo II a los peregrinos de Ozieri, venidos al Vaticano para celebrar el segundo centenario de esta diócesis italiana.

«Para afrontar los desafíos que esta época de amplios y rápidos cambios sociales y culturales presenta a la comunidad cristiana, hay que permanecer fieles a los valores perennes de la fe y presentarlo con el leguaje apropiado para el mundo de hoy». Es la reflexión que destacó el sábado Juan Pablo II reiterando que «sólo el anuncio coherente del Evangelio puede hacer presa en el hombre del tercer milenio, cada vez más cansado de palabras y a menudo tentado por el desaliento».

En sus palabras a más de dos mil fieles de Ozieri, que han peregrinado a la Sede de Pedro para celebrar el segundo centenario de constitución de esta diócesis italiana, el Papa recordó su exhortación a «caminar desde Cristo», muerto y resucitado por nosotros. En este contexto, Juan Pablo II volvió a subrayar que, precisamente Cristo «es el manantial en el que debemos beber para salir al paso de los problemas y expectativas de los jóvenes, de las preocupaciones de las familias, de los sufrimientos de los enfermos y de tantos ancianos solos». Puesto que de «Cristo nace la valentía para luchar contra los tristes fenómenos de la ilegalidad y de la violencia homicida. Con su ayuda es posible construir una sociedad solidaria en el respeto de la dignidad de toda persona».

El Santo Padre introdujo su discurso dando la bienvenida a estos peregrinos y agradeciendo las palabras que le había dirigido el obispo de Ozieri. Luego, tras saludar al cardenal Pompedda, prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, natural de esta misma diócesis, el Papa dedicó asimismo un saludo especial a los enfermos, ancianos, personas solas y a todos los que sufren dificultades: «Dirijo mi pensamiento a toda vuestra comunidad diocesana, con un recuerdo especial a los enfermos, a los ancianos, a las personas solas y a los que se encuentran en la dificultad».

Tras recordar la meta de la santidad a la que debe tender con renovado impulso el Pueblo de Dios - tal como señaló al clausurar el Jubileo del Año Dos Mil, en su Carta Apostólica Novo millennio ineunte - el Papa renovó asimismo su invitación a «mirar hacia adelante con confianza y esperanza. Subrayando también - como no deja de hacer – que «la santidad se alimenta con incesante oración, escucha de la Palabra e intensa vida sacramental».

Y, con las palabras con las que Jesús invita a ir por todo el mundo y proclamar la Buena Nueva a toda la creación, el Santo Padre alentó también a los miembros de esta diócesis de la isla italiana de Cerdeña a dar nuevo impulso al vigor misionero. Sin escatimar esfuerzos, iniciativas y energías, con el fin que todos encuentren al Señor.

 

ÁNGELUS: UN CUARTO DE SIGLO COMO PONTÍFICE ABRAZANDO A LA HUMANIDAD

Juan Pablo II recordó el domingo - con conmoción y gratitud a Dios - su cuarto de siglo como Pontífice «abrazando al Pueblo de Dios y a la humanidad». Evocó su primer Ángelus, hace 25 años y como entonces sigue contando con los jóvenes, encomendándolos a María «perenne juventud de la Iglesia». Después del rezo mariano, el Papa saludó también a los participantes en el Congreso del Movimiento por un Mundo Mejor- Testimonio del Padre colombiano Fidel Suárez.

Juan Pablo II, en sus palabras antes del rezo del Ángelus del domingo, recordando que el próximo 16 de octubre se cumple el vigésimo quinto aniversario de su elección como Pontífice, expresó su gratitud a Dios y a cuantos se unirán a él en la oración: «El próximo jueves, 16 de octubre, se cumplirá el vigésimo quinto año de mi Pontificado. A las seis de la tarde, en la Plaza de San Pedro, celebraré una solemne Misa de acción de gracias. Agradezco desde ahora a cuantos querrán unirse a mí con sus oraciones, dando gracias a Dios por su continua y próvida asistencia».

Evocando esos días de octubre de 1978, tras subrayar, de forma especial, el primer Ángelus que rezó el 22 de ese mes, el Santo Padre señaló que, desde los primeros momentos de su Pontificado, ha tenido el anhelo de abrazar el futuro del Pueblo de Dios y de toda la familia humana: «Recuerdo en especial, hoy, el primer Ángelus que recé desde esta ventana, el 22 de octubre. En el misterio de la Encarnación, que esta oración nos ayuda a contemplar, intenté, entonces, ‘abrazar todo el futuro del Pontificado, del Pueblo de Dios y de toda la familia humana’, porque – decía – la familia surge de la voluntad del Padre, pero siempre es concebida bajo el amparo del corazón de la Madre».

Con profunda conmoción y gratitud, también el domingo Juan Pablo II se refirió a los jóvenes, con los cuales, desde el comienzo de su ministerio petrino, estableció «un diálogo preferencial»: «Recuerdo, al finalizar ese primer Ángelus, añadí un saludo especial para ellos, diciéndoles: ‘Vosotros sois el porvenir del mundo, vosotros sois la esperanza de la Iglesia, vosotros sois mi esperanza’. Tengo que reconocer que la respuesta de los jóvenes ha sido verdaderamente alentadora. Hoy quiero agradecerles el haber estado siempre cerca de mí durante estos años y quiero que sepan que sigo contando con ellos».

Juan Pablo II finalizó sus palabras antes del rezo mariano encomendando a los jóvenes a María, que es «la perenne juventud de la Iglesia. Y pidió a la Virgen que los ayude para que estén siempre «listos y disponibles a la voluntad de Dios, para construir generosamente un mundo más justo y fraterno».

Después del rezo del Ángelus, el Papa saludó de forma especial a sus connacionales. Como recordó Juan Pablo II, «hoy se celebra en Polonia “La jornada del Papa”». Agradeciendo esta iniciativa a todos los organizadores y participantes, y al confiarles a la Virgen María, el Pontífice deseó que esta jornada del domingo ayudase al crecimiento espiritual y que lleve alivio a las fatigas cotidianas.

El Papa saludó también a los participantes en el Congreso del Movimiento por un Mundo Mejor- Movimiento fundado por el Padre Ricardo Lombardi - exhortándolos a perseverar en su «servicio a la comunión y a la misión de la Iglesia». El Padre colombiano Fidel Suárez, miembro de este mismo Movimiento, que cumple medio siglo de vida apostólica, nos ofreció un testimonio de este encuentro en Roma, que se clausuró el domingo con una celebración Eucarística, presidida por el Card. Paul Poupard, en la iglesia romana de Santo Spirito in Sassia, muy próxima al Vaticano.

 

UNA PEREGRINACIÓN A POMPEYA PARA SUPLICAR A LA VIRGEN EL DON DE LA PAZ
EL III MILENIO HA COMENZADO "AZOTADO POR VIENTOS DE GUERRA Y REGADO CON SANGRE EN MUCHAS PARTES DEL MUNDO"

«En este Milenio, azotado por vientos de guerra y regado con sangre en tantas regiones del planeta» Juan Pablo II le rezó a la Virgen del Rosario - en Pompeya - por la paz del mundo y destacó «la urgencia de la nueva evangelización». El Pontífice peregrinó al Santuario Mariano de Pompeya, en el sur de Italia, el martes 7 de octubre, en ocasión precisamente de la fiesta de la Virgen del Rosario.

«Hoy es necesario anunciar a Cristo a una sociedad que se está alejando de los valores cristianos e incluso pierde su memoria». El Papa exhortó «a los cristianos a ser constructores y testigos de paz en colaboración con todos los hombres de buena voluntad» y señaló que la Virgen le había concedido volver a este Santuario.

«He querido que esta peregrinación mía tenga el sentido de una súplica por la paz. Hemos meditado sobre los misterios de la luz, para proyectar la luz de Cristo sobre los conflictos, las tensiones y los dramas de los cinco continentes». Así reiteró Juan Pablo II el significado de su peregrinación al Santuario de la Virgen del Rosario. Entre los aplausos continuos de miles de peregrinos presentes, en sus palabras antes de la invocación y de la Súplica a María - «encomendando a su corazón de Madre, nuestras angustias y nuestros propósitos de bien» - el Papa recordó que en su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae ha explicado «por qué el Rosario es una oración dirigida por su naturaleza a la paz».

«No sólo porque hace que la invoquemos, fortalecidos por la intercesión de María, sino porque nos hace asimilar, con el misterio de Jesús, también su proyecto de paz». «Al mismo tiempo, con el ritmo tranquilo con el que se repite el Ave María, el Rosario pacifica nuestra alma y la abre a la gracia», señaló el Santo Padre destacando - en este contexto - que «el Beato Bartolo Longo tuvo una intuición profética, cuando al templo dedicado a la Virgen del Rosario, le quiso añadir esta fachada como monumento a la paz».

De esta forma – hizo hincapié Juan Pablo II - «la causa de la paz entraba así en la propuesta misma del Rosario». Intuición actual y tan necesaria en el comienzo del tercer milenio: «Intuición cuya actualidad podemos percibir en el comienzo de este Milenio, azotado ya por vientos de guerra y regado con sangre en tantas regiones del mundo».

El Pontífice enfatizó luego que «la invitación que se eleva desde Pompeya - encrucijada de personas de todas las culturas atraídas tanto por el Santuario como por el sitio arqueológico - evoca también el compromiso de los cristianos, en colaboración con todos los hombres de buena voluntad, de ser constructores y testigos de paz».

Tras exhortar «a la sociedad civil a acoger cada vez más esta invitación», Juan Pablo II saludó a las autoridades presentes y se dirigió asimismo a la comunidad eclesial pompeyana. A los sacerdotes, diáconos, personas consagradas, a las Dominicas Hijas del Santo Rosario, cuya fundación se debe precisamente a su misión en este Santuario y a los laicos – tras agradecer las palabras de Mons. Sorrentino – expresando también su afectuosa gratitud a «todos los devotos de la Reina del Rosario de Pompeya – el Santo Padre hizo un llamamiento para que todos sean «constructores de paz», siguiendo las huellas del Beato Bartolo Longo.

Beato que «supo unir la oración a la acción, haciendo de esta ciudad mariana una ciudadela de la caridad», subrayó el Papa refiriéndose luego al Centro para el niño y la familia, que lleva el nombre de Juan Pablo II y que acoge la herencia de esta gran obra.

Juan Pablo II empezó sus palabras señalando que «la Virgen Santa» le concedió poder volver a este Santuario, al que acudió en el primer aniversario de su elección como Pontífice: «La Virgen Santa me ha concedido volver a rendirle homenaje en este célebre Santuario, que la Providencia inspiró al Beato Bartolo Longo para que fuera un centro de irradiación del Santo Rosario. Esta visita corona, en cierto sentido, el Año del Rosario. Agradezco al Señor por los frutos de este Año, que ha impulsado un significativo despertar de esta oración, sencilla y profunda, que llega al corazón de la fe cristiana y que es tan actual ante los desafíos del tercer Milenio y ante el urgente compromiso de la nueva evangelización».

El Santo Padre hizo hincapié en que «esta actualidad se evidencia de forma especial en el contexto de la antigua ciudad romana sepultada bajo las cenizas del Vesubio, el 79 después de Cristo. Ruinas que hablan. Que plantean la pregunta decisiva sobre cuál es el destino del hombre. Que son testimonio de una gran cultura, de la que revelan sin embargo, junto con las respuestas luminosas, también los interrogativos inquietantes».

Y, poniendo de relieve que esta «ciudad mariana nace en el corazón de estos interrogativos, proponiendo a Cristo resucitado como respuestas, como ‘Evangelio’ que salva», el Papa enfatizó, una vez más, que «hoy como en los tiempos de la antigua Pompeya, es necesario anunciar a Cristo a una sociedad que se está alejando de los valores cristianos y que incluso pierde su memoria».

El Pontífice agradeció a las autoridades italianas por haber colaborado en la organización de esta peregrinación de hoy en la que ha «recorrido así el puente ideal de un diálogo ciertamente fecundo para el crecimiento cultural y espiritual». Con el telón de fondo de la antigua Pompeya – ha señalado Juan Pablo II – la propuesta del Rosario adquiere el valor simbólico de un renovado impulso al anuncio cristiano en nuestro tiempo», puesto que el Rosario es «un compendio del Evangelio», que nos hace evocar continuamente los principales momentos de la vida de Cristo, como para ayudarnos a ‘respirar’ su misterio».

El Papa subrayó que «el Rosario es camino privilegiado de contemplación». Es «el camino de María». «¿Quién mejor que ella conoce a Cristo y lo ama?». Convicción que cultivó el Beato Bartolo Longo, apóstol del Rosario, que dedicó su atención al carácter contemplativo y cristológico del Rosario. Beato al que se debe el hecho de que Pompeya es «un centro internacional de espiritualidad» de este rezo.

En este Rosario por la paz del mundo, anhelado por Juan Pablo II - meditando en los cinco misterios luminosos que el Papa ha donado a la Iglesia – se rezó para que Europa no pierda sus raíces cristianas y para que sus pueblos construyan la unidad dentro de la justicia y la solidaridad.

De América se resaltó la predicación del Evangelio y se abogó para que consiga su camino de paz en la libertad verdadera y en la justicia social. En el rezo por Asia se pidió por Tierra Santa, "para que la tierra donde nació Jesús logre la ansiada paz", y para que las antiguas religiones y tradiciones "se abran a la tolerancia y a la estima recíproca".

Se pidió para que África supere los conflictos y guerras que ensangrientan muchas naciones y para que alcance un auténtico progreso económico y social. Se rezó también para que el encuentro entre las tradiciones indígenas y el cristianismo ayude a los pueblos de Oceanía a un desarrollo estable y a una auténtica paz.

En este Santuario mariano en el sur de Italia, al final de su discurso el Papa invitó a todos los fieles presentes a invocar juntos la Súplica a la Virgen del Rosario de Pompeya, escrita por el Beato Bartolo Longo, casi como una respuesta a la primera Encíclica del Papa León XIII sobre el Rosario. Rezo con el que pedía al Pueblo de Dios que afrontara los males de la sociedad, con la fuerza de la oración, y en particular con el Santo Rosario.

“Desde este trono de clemencia donde os sentáis como Reina, volved, ¡oh María! vuestros ojos misericordiosos a nosotros; a nuestras familias, a nuestra nación, a Europa, a todo el mundo. Y apiadaos de las penas y amarguras que nos afligen. Mirad ¡oh Madre! cuántos peligros, para el alma y el cuerpo nos rodean, cuántas calamidades y aflicciones nos agobian. ¡Oh Madre! Implora de tu Hijo divino misericordia para nosotros, y vence con la clemencia el corazón de los pecadores.”

“Eres nuestra Abogada y nuestra Esperanza . Y por eso nosotros llenos de confianza, entre gemidos, levantamos hacia Ti nuestras manos suplicantes y clamamos a grandes voces Misericordia. ¡Oh Madre bondadosa ten piedad de nosotros, de nuestras almas, de nuestras familias, de nuestros amigos, de nuestros difuntos, y sobre todo de nuestros enemigos y de tantos que se llaman cristianos y, sin embargo, desgarran el amable corazón de vuestro Hijo.”

Ese divino Niño que descansa sobre vuestras rodillas y el místico Rosario que lleváis en la mano nos infunden la confianza de ser escuchados. Y con tal confianza nos postramos a vuestros pies, nos arrojamos como hijos débiles en los brazos de las más tierna de las madres mientras esperamos ahora mismo recibir de ti las gracias que te pedimos.

Antes de la bendición final, Juan Pablo II improvisó unas palabras agradeciendo la afectuosa y calurosa acogida que recibió en el Santuario de la Virgen de Pompeya. Y, tras su especial agradecimiento a los jóvenes por su entusiasmo, pidió que se rezase por él.

Recordamos que en su Carta Apostólica sobre este rezo, convocando el Año del Rosario - tras evocar el comienzo de la célebre Súplica a la Virgen - «Rosario bendito de María, cadena dulce que nos unes a Dios» - el Papa hace hincapié en que «la Iglesia ha visto siempre en esta oración una particular eficacia, confiando las causas más difíciles a su recitación comunitaria y a su práctica constante. En momentos en los que la cristiandad misma estaba amenazada, se atribuyó a la fuerza de esta oración la liberación del peligro y la Virgen del Rosario fue considerada como propiciadora de la salvación».

Cómo no recordar con especial conmoción que en este documento que Juan Pablo II firmó el 16 de octubre de 2002, inicio de su vigésimo quinto año de Pontificado – y en el que el Papa confía a la eficacia de esta oración «la causa de la paz en el mundo y la de la familia», el Santo Padre advierte, con palabras que adquieren hoy un significado muy especial, que «las dificultades que presenta el panorama mundial en este comienzo del nuevo Milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de lo Alto, capaz de orientar los corazones de quienes viven situaciones conflictivas y de quienes dirigen los destinos de las Naciones, puede hacer esperar en un futuro menos oscuro».

 

“EUROPA VUELVE A RESPIRAR CON DOS PULMONES”
KIEV: CONGRESO DE LOS CATÓLICOS LAICOS DE EUROPA DEL ESTE

Juan Pablo II envió un mensaje a los participantes al Congreso de los católicos laicos de Europa del Este que tuvo lugar del 8 al 12 de octubre en Kiev, capital de Ucrania. Una cita para cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos llegados desde los distintos países de la llamada “Iglesia del silencio” que durante tantos años, bajo el régimen comunista, resistió heroicamente a las tribulaciones de todo tipo perseverando en la adhesión a Cristo y en la fidelidad a la Iglesia católica.

“La herencia penosa de los regímenes totalitarios, que han dejado detrás de sí vacío y heridas profundas sobre las conciencias, impone ahora a los países de la Europa del Este -dice el Papa- un duro empeño en el proceso de reconstrucción religiosa, moral y civil; de consolidación de la reencontrada soberanía, libertad, democracia y saneamiento de la economía”. Un fatigoso camino, que tendrán que recorrer estas naciones “para volver a recuperar la propia historia y la propia dignidad cultural”.

Y en este proceso, el Santo Padre recuerda a los fieles cristianos laicos que tienen un papel de importancia fundamental. “A vosotros, que habéis sido indómitos testigos de la fe en tiempos de prueba y de persecución, ahora en el tiempo de la reconquistada libertad religiosa, el Señor os pide que preparéis el terreno para un vigoroso renacimiento de la Iglesia en vuestros países”. Tras largos decenios de “penosa rotura, Europa vuelve a respirar con dos pulmones abriendo grandes posibilidades para la difusión del Evangelio”.

Y es que , “la vieja Europa, del Este al Oeste, está en búsqueda de una nueva identidad”, afirma el Papa, que advierte, que “en ese proceso, el continente no puede olvidar cuáles son sus raíces”. “Europa, debe recordar, que la linfa vital que durante dos milenios ha dado las inspiraciones más nobles del espíritu ha sido el cristianismo”. Pero hoy, escribe el Pontífice apenado “la cultura europea da la impresión de una ‘apostasía silenciosa’ por parte del hombre sacio, que vive como si Dios no existiese”. Aunque no faltan signos alentadores, gracias a Dios, de “una nueva primavera cristiana”.

El pleno florecimiento de esta primavera cristiana dependerá sobre todo de la irrenunciable aportación de los fieles laicos, llamados a hacer presente la Iglesia de Cristo en el mundo -señala el Santo Padre. “El tema de vuestro congreso: ‘Ser testigos de Cristo hoy’ expresa bien el significado de esta misión, que ningún bautizado puede eludir. A vosotros reunidos en Kiev, la ciudad que vio el bautismo de la antigua “Rus”, está confiada la responsabilidad de transmitir a las generaciones futuras el patrimonio de la fe cristiana. Y esto será posible en la medida en que cada uno de vosotros sepa consolidar la conciencia del propio bautismo”.

 

«NOTICIAS IRRESPONSABLES» SOBRE LA SALUD DEL PAPA

En una entrevista concedida el sábado a nuestra emisora, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede desmintió, una vez más, los rumores que circularon el viernes por la tarde sobre un empeoramiento de las condiciones de salud del Papa. Rumores que hablaban incluso de necesidad de diálisis para el Santo Padre. El doctor Navarro Valls afirmó que son «voces sorprendentes, ya que nada de esto es cierto. Se trata de noticias sencillamente irresponsables».

 

ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DESARME TOTAL

“Sólo la eliminación total de las armas nucleares puede ser una garantía contra su uso o la amenaza de usarlas”. De esta forma, Mons. Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, se pronunciaba en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el desarme total.

El prelado subrayó ante todo que para saborear los frutos de la paz, es necesario haber plantado antes las semillas de la paz. Además insistió en que si en estos momentos es imposible obtener el desarme completo de las naciones, sólo significa que no ha habido una preparación suficiente para que sus dirigentes pudieran sentirse seguros sin el desarrollo y la producción de armas. “Si aspiramos a lograr un desarme completo y total, ante todo debemos defender el respeto de la vida, de la dignidad de cada persona y de los derechos humanos fundamentales”.

“Debemos trabajar –prosiguió Mons. Migliore- para alcanzar un rechazo total de la violencia, promoviendo la libertad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia y la aceptación de las diferencias. Todo ello significa, concretamente, que se debe buscar una mejor comprensión y armonía entre etnias, religiones, culturas y grupos sociales.

Y refiriéndose a las amenazas directas e indirectas a la paz, el representante vaticano citó las palabras del secretario general de la ONU, Kofi Annan. Entre las primeras sobresalen el terrorismo y la proliferación de las armas de destrucción de masa. Pero no podemos olvidar la persistencia de la pobreza extrema, la disparidad de los ingresos económicos entre las sociedades y dentro de una misma sociedad, y los peligros de la difusión de infecciones y el degrado ambiental.

Tras criticar “el constante recurso al militarismo” y “la proliferación de armas”, Mons. Celestino Migliore recordó la distinción entre armas pequeñas y armas ligeras, precisando que estos instrumentos asesinan cada año a más de medio millón de personas, el 90 por ciento de las cuales son civiles.

Recordando los años de la guerra fría, el observador de la Santa Sede ante la ONU llamó la atención sobre el principio de la amenaza recíproca, que servía para alejar el uso de los artefactos nucleares. La historia de los equilibrios internacionales ha cambiado pero también ahora hay muchos más Estados que poseen esas armas. E incluso en la época marcada por el terrorismo que estamos viviendo, el riesgo es cada vez mayor. Las armas nucleares, en el siglo XXI, son incompatibles con la paz.

 

PROGRAMA DE LAS CELEBRACIONES POR EL XXV AÑO DE PONTIFICADO JUAN PABLO II

El 15 de octubre comienzan las celebraciones por el vigésimo quinto año de pontificado de Juan Pablo II con la audiencia general por la mañana y un Congreso, por la tarde, promovido por el Colegio Cardenalicio y al que está invitados cardenales, presidentes de las Conferencias Episcopales, jefes de dicasterios de la Curia Romana y los patriarcas.

Un día después, el jueves 16 de octubre, está prevista por la mañana, en la Sala Clementina del Vaticano el acto de firma y entrega de la Exhortación post-sinodal sobre el ministerio de los obispos. Y por la tarde, en la Plaza de San Pedro, la Santa Misa con motivo del 25 aniversario de la elección de Juan pablo II.

Las relaciones en el Congreso, a cargo de los cardenales Bernardin Gantín, Jean-Marie Lustigier, Alfonso López Trujillo, Nasrallah Pierre Sfeir, Ivan Dias y Angelo Sodano, proseguirán hasta el sábado 18 de octubre, en el que también está programado el Mensaje del Santo Padre al Colegio Cardenalicio, un encuentro del Papa con los cardenales, presidentes, Jefes de Dicasterios y patriarcas y una vigilia misionera en el Aula Pablo VI.

Por último el domingo 19 de octubre concluye el programa de actos de las celebraciones por el vigésimo quinto año de pontificado de Juan Pablo II con la Santa Misa de beatificación de la Sierva de Dios Teresa de Calcuta en la Jornada Misionera Mundial.

 

NOMBRAMIENTOS PONTIFICIOS

DIÓCEIS DE JERICÓ (COLOMBIA)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada por Mons. Augusto ARISTIZÁBAL OSPINA, en conformidad al canon 401 §1 del Código de Derecho Canónico. En su lugar el Papa ha nombrado obispo a Mons. José Roberto LÓPEZ LONDOÑO, hasta ahora obispo de Armenia.

DIÓCESIS DE SAN BERNARDO (CHILE)
Juan Pablo II ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada, por motivos de edad, por Mons. Orozimbo FUENZALIDA FUENZALIDA. Le sustituye el sacerdote, Juan Ignacio GONZÁLEZ ERRÁZURIZ, de la prelatura personal del Opus Dei, hasta ahora docente de Teología y Derecho Canónico y capellán de la Universidad de Los Andes, que el Santo Padre ha nombrado como nuevo obispo de la diócesis chilena de San Bernardo.

DIÓCESIS DE TOLEDO (ESTADOS UNIDOS)
Juan Pablo II ha nombrado obispo de la diócesis estadounidense de Toledo a Mons. Leonard Paul BLAIR, hasta ahora obispo titular de Voncariana y auxiliar de Detroit.

DIÓCESIS DE GREEN BAY (ESTADOS UNIDOS)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis presentada por Mons. Robert BANKS. En su lugar el Pontífice ha nombrado nuevo obispo de Green Bay a Mons. David ALLEN ZUBIK, hasta la fecha obispo titular de Jamestown y auxiliar de Pittsburg.

DIÓCESIS DE VICENZA (ITALIA)
El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis italiana de Vicenza, presentada por Mons. Pietro Giacomo NONIS, por motivos de edad. Y ha nombrado nuevo Obispo de esta diócesis a Mons. Cesare NOSIGLIA, hasta la fecha Vicegerente de Roma, que conserva el título de arzobispo.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LA PASTORAL DE LA SALUD
El Papa ha nombrado consultor del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud al señor Antonio ANGELUCCI.

SECRETARÍA DE ESTADO
El Papa ha nombrado secretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado a Mons. Giovanni LAJOLO, arzobispo titular de Cesariana, hasta la fecha Nuncio Apostólico en Alemania.

LEGADO PONTIFICIO PARA CELEBRACIÓN DEL V CENTENARIO ELECCIÓN JULIO II
El Santo Padre ha nombrado a su Secretario de Estado, cardenal Angelo SODANO, Legado Pontificio para la solemne celebración del V Centenario de la elección del Papa Julio II. El sagrado rito tendrá lugar el 30 de noviembre próximo, en Savona, ciudad donde había nacido ese Pontífice.

 

COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO

DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO (B): 12 DE OCTUBRE DE 2003
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»

Hoy escuchamos del Libro de la Sabiduría, ese saber para saber vivir: “Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza...la prefería a la salud y a la belleza, me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso”. Esa sabiduría es Cristo, la Verdad salida del seno del Padre que hoy –dice el Evangelio– sale al camino, a nuestro camino terreno, para enseñarnos en concreto cómo alcanzar la vida. Se dirige a Jerusalén para consumar su etapa terrena y alcanzar para siempre la eterna.

Un joven se le acerca corriendo en busca de sentido, en busca de esa sabiduría para lograr el ideal: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”. El Señor le da un primer criterio para ser honrado: “Sólo Dios es bueno, ya sabes sus mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre”. Pero el joven le replica: “Todo eso, Maestro, lo he cumplido desde pequeño”. Sí, aquel joven ya era bueno y honesto, pero tiene toda la vida por delante, la edad de las mejores aspiraciones. No se conforma con ser justo con los demás, quiere más: busca el ideal. Por eso Jesús le mira con cariño, con satisfacción. Y ahora, pone a prueba su generosidad, que es la medida del corazón. Quiere comprobar hasta qué punto está dispuesto y es capaz del ideal. No quiere que se quede en una buena intención más o menos noble, pero superficial.

Y es que, como se nos dice hoy en la lectura de los Hebreos “la Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el fondo, para juzgar los deseos e intenciones del corazón”. Y Jesús, entonces, que es la misma Palabra de Dios hecha carne y vida concreta, lo quiere llevar a otro nivel, a otra exigencia, al gran ideal: implicarlo en su propio destino, el destino de aquel que con toda generosidad “se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo”, para alcanzar el dominio y la libertad del que reina con Dios para siempre. Por eso le invita al seguimiento radical: “Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego sígueme.”

Ante aquella exigencia, “frunció el ceño y se marchó con pesar”. Se fue contrariado, porque no quería renunciar... Y se quedó con sus bienes, esclavo de las cosas que sólo podían satisfacer sus apetencias inmediatas, pero que nunca le podían dar la libertad y el gozo que le prometía el Señor. Así renunció al tesoro verdadero y se quedó con lo que vale menos: no acogió aquella sabiduría que valía mucho más.

El Señor “mirando alrededor –como apreciando el ambiente en que aquel joven se movía, como tantos otros– dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil le va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!”, es decir, entrar en la gran experiencia del amor de Dios, tan grande, tan gratuita, tan incondicional que sólo un corazón generoso es capaz de probar.

Ante tal exigencia los discípulos se escandalizan y, como reprochándole a Jesús su tacto pastoral para hacerse con los jóvenes, se espantan y comentan: le ha pedido demasiado y se le escapó. En este plan: ¿quién puede salvarse?, ¿quién se va a enrolar también con nosotros? Y Jesús mirándolos les afirma con convicción: “es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo”. Y es que cuando se experimenta su amor en estrecho seguimiento e identificación ya no importa lo dejado atrás. Por eso, ante los discípulos que preguntan: “y a nosotros que dejamos todo, ¿qué se nos dará?”, Jesús, que va a su destino, y en él los quiere implicar, les anuncia su futuro y el de ellos también, ese que es fruto de su entrega generosa: “Os aseguro que quien deja casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el evangelio, recibirá ahora en este tiempo cien veces más...con persecuciones, y en la edad futura vida eterna”. Pidamos hoy, hermanos, con el salmista esta sabiduría que es experiencia del amor de Dios: “Sácianos de tu misericordia y toda nuestra vida será alegría y júbilo”.

 

“MADRE TERESA, LA VIDA, EL ESPÍRITU Y EL MENSAJE”

“Madre Teresa, la vida, el espíritu y el mensaje”, es el título de la exposición que se inauguró el viernes en Roma, en preparación a su beatificación. D. Luis Manuel Cuña, de la postulación de la causa, nos habló de la misma.

 

ROMA RINDE HOMENAJE A SU OBISPO EN EL XXV ANIVERSARIO DEL PONTIFICADO

En el ámbito de las distintas iniciativas por el 25 aniversario del Pontificado de Juan Pablo II, el lunes, 13 de octubre, en el Capitolio de Roma, tendrá lugar un consejo extraordinario del Ayuntamiento dedicado a este aniversario. La ciudad de Roma vuelve así de nuevo a rendir homenaje a su obispo después de la visita (la primera de un Papa) que Juan Pablo II realizó al Ayuntamiento capitolino en 1988, y la posterior ciudadanía honoraria que el 31 de octubre del año pasado le confirió el alcalde Walter Veltroni, en otra ceremonia en el Capitolio. “Civis romanus sum” dijo en aquella ocasión el Papa, para expresar su gozo.

En el consejo extraordinario participará también el cardenal vicario de Roma, cardenal Camillo Ruini. Durante el solemne acto, el actor romano Massimo Ghini leerá una parte del discurso pronunciado en ocasión de la visita del Papa al Ayuntamiento en 1988; mientras el cantante Amedeo Minghi clausurará el acto interpretando la canción “Un hombre llegado de lejos”.

El alcalde de Roma Walter Veltroni y el presidente de la Asamblea capitolina Giuseppe Mannino entregarán los dones de la ciudad a su Venerable representante que en nombre del Papa recogerá el cardenal Ruini, vicario de Roma. Un encuentro entre los representantes de la Roma civil y de la Roma cristiana, no contrapuestos, no alternativos, sino unidos en el respeto de las distintas competencias y con la misma pasión por hacer de la ciudad un ejemplo en todo el mundo. Durante el acto se presentará un video “Dona Nobis Pacem” que condensa los momentos sobresalientes de los 25 años de pontificado de Juan Pablo II.

 

CONGRESO: “ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN POR UN MUNDO SOLIDARIO”

“Espiritualidad de comunión por un Mundo Solidario”, es el tema del Congreso Internacional de Espiritualidad que se ha celebrado en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. El encuentro, que se clausuró el domingo, ha sido promovido por el Servicio de Animación Comunitaria del “Movimiento por un mundo mejor”.

Este Movimiento se dio a conocer en América Latina, entre 1950-60, al irse realizando y difundiendo el Vaticano II, gracias a la incansable actividad de su fundador, el Padre Ricardo Lombardi. Su carisma en la predicación de las masas, así como en la relación directa con los Obispos, políticos y Superiores Religiosos fue muy significativa.

Para hablarnos del Congreso de Espiritualidad nos acompañó el prelado colombiano Mons. Gustavo Martínez Frías, Obispo de Nueva Pamplona, que participó en el mismo:

Mons. Martínez Frías se refirió también a la aplicación de la Exhortación Postsinodal Ecclesia in America:

Finalmente, el Obispo de Nueva Pamplona, nos manifiestó el compromiso del Episcopado colombiano con su pueblo:

 

EL PRESIDENTE DE URUGUAY RECIBIDO POR EL PAPA

El sábado tuvimos con nosotros al embajador de Uruguay ante la Santa Sede, que destaca, en vísperas de la audiencia de Juan Pablo II al presidente de su país - prevista para el lunes 13 de octubre– el profundo anhelo del mandatario uruguayo de ser recibido por el Papa.

 

SUECIA: 50 ANIVERSARIO DE LA DIÓCESIS CATÓLICA DE ESTOCOLMO

El 12 de octubre la diócesis católica de Estocolmo, en Suecia, celebra sus 50 años de vida con una misa en la catedral gótica y a la que asiste el enviado del Papa cardenal Cormac Murphy O’ CONNOR, arzobispo de Westminster. La diócesis, que comprende toda Suecia, fue fundada el 29 de junio de 1953 por Pío XII. Hoy la diócesis cuenta con casi 144 mil católicos.

El acontecimiento más importante en la historia reciente de la diócesis de Estocolmo fue la visita del Papa Juan Pablo II a Suecia del 8 al 10 de junio de 1989. Por primera vez la Iglesia católica fue verdaderamente visible y aceptada como una parte de la sociedad sueca, como una voz en el debate público, y como una parte integrante del panorama religiosos sueco. El actual obispo Arborelius, carmelita, es una figura notable como guía espiritual, incuso fuera de la Iglesia católica, a través de retiros y libros de espiritualidad.

Otro paso adelante en el proceso de integración de la Iglesia católica en Suecia han sido las celebraciones del V Centenario del nacimiento de Santa Brígida en la que han participado muchas confesiones cristianas y miembros de la familia real. Santa Brígida se considera cada vez más como una santa para toda Suecia, no obstante la tradición luterana no admita el culto a los santos.

 

HEMOS LEÍDO PARA USTEDES

Demasiados prejuicios
Hans KUNG, La mujer en el cristianismo, Trotta, Madrid 2002, 155 pág.

El tema es interesante, y actual. No porque antes no se hubiera tratado, ni fuera constante preocupación en otras épocas, sino porque ahora parece adquirir más relevancia.

La mujer en el cristianismo...es decir, en nuestro mundo occidental, y desde la aparición de Jesús en el año cero de nuestra era. No es tarea fácil la de sintetizar en pocas páginas dos mil años de historia, y el autor, con capacidad conocida para dar visiones generales de los acontecimientos y también de las ideas subyacentes a los mismos, procura sobrevolarlo todo con habilidad y, en algunos momentos, con éxito.

No comentaríamos, sin embargo este libro sino fuera por lo atractivo del tema y por la cantidad más que notable de condicionamientos que tiene, y que pueden en suma conducir a la perplejidad cuando no al desconcierto y aun al error.

Es evidente que, desde un comienzo habría que tener presente que Kung habla de “cristianismo” y no de “catolicismo”. Y sin embargo, todos los capítulos tienen una referencia más que explícita ala situación de la mujer en la Iglesia católica, aunque hay derivaciones hacia la ortodoxia o el protestantismo. Y es aquí donde Hans Kung se deja llevar por su ya conocido prejuicio crítico, haciendo responsables de las situaciones conflictivas o de los “callejones sin salida” a los pensadores o a las jerarquías de la Iglesia de cualquier época.

La visión histórica de la evolución del cristianismo en general es relativamente fácil, y divide bien en grandes épocas que van desde el cristianismo primitivo y los primeros siglos de la Iglesia, pasando por la iglesia de la Edad Medid para desembocar en la época de la Reforma y en la Modernidad y postmodernidad.

Ni que decir tiene que esta visión global, bien concreta y tradicional, quedaría en una simple síntesis si no estuviera constantemente sometida al juicio crítico, y a las afirmaciones para el autor indiscutibles que no solamente contradicen sino que condenan sin paliativos la actitud de la Iglesia oficial.

Es relativamente fácil – y en Kung, habitual – dar por sentado que sus afirmaciones y juicios son los definitivos, y que la interpretación válida es la suya, pasando por encima de la autoridad de la Tradición o de la que ostentan los responsables de la Iglesia católica. De hecho, al estar desligado de la enseñanza oficial de la Iglesia, y ejercer en una cátedra libre, pude dejar de someterse, aunque sea críticamente, a la jerarquía. Pero el hecho de no tener una norma, o no deber sujetarse a ninguna premisa no le da más autoridad a su pensamiento que el de su propio raciocinio e interpretación. Y es de todos sabido con qué facilidad da por sentadas opiniones suyas como definitivas. Y esto hace de este texto un auténtico laberinto en el que, junto a visiones de la historia bastante ajustadas se barajen opiniones llenas de prejuicios, casi siempre inaceptables.