AUDIENCIA GENERAL: SALMO 113 A Las maravillas y el gozo del pueblo de Israel tras el éxodo de la opresión de los egipcios, recogido en el Salmo 113 A, fue el tema de la catequesis de Juan Pablo II en la Audiencia General del miércoles. Juan Pablo II en la catequesis de la Audiencia General de esta semana, que presidió en el Aula Pablo VI, reflexionó sobre “Las maravillas del éxodo desde Egipto”. Un tema, este del éxodo del pueblo de Israel de la opresión de los egipcios, recogido en el Salmo 113 A. Un salmo que forma parte de un ramillete de cantos usados en la liturgia judaica de la Pascua. El cristianismo ha empleado el Salmo 113 A con la misma connotación pascual, pero abriéndose a la nueva lectura que deriva de la resurrección de Cristo. El Santo Padre dijo que Dante en la “Divina Comedia”, ve en este salmo el canto de la espera y de la esperanza de cuantos tienden, después de la purificación del pecado, hacia la meta última de la comunión con Dios en el Paraíso. La trama espiritual de esta breve composición evoca el éxodo de Israel de la opresión de Egipto hasta el ingreso en la tierra prometida, que es el “santuario” de Dios, es decir, el lugar de su presencia en medio del pueblo. Es más, “tierra” y “pueblo” se funden: Judá e Israel, términos con los que se designaba sea “la tierra santa” que “el pueblo elegido”, vienen considerados como sede de la presencia del Señor, su propiedad y herencia. Después de esta descripción teológica, el salmista profundiza espiritual y simbólicamente sobre los hechos. “El Mar Rojo” del Éxodo de Egipto y “el río Jordán” de la entrada en Tierra Santa, son personificados y transformados en testigos e instrumentos partícipes de la misma liberación obrada por el Señor. Al principio de la salida de Egipto, el mar se retira para permitir el paso del pueblo de Israel. Y tras la marcha por el desierto, el Jordán deja seco su lecho para hacer pasar también la procesión de los hijos de Israel. En la mitad del salmo son los montes los que participan en la experiencia del Sinaí, a la gran revelación divina, que se cumple en sus cimas. Igual que personajes vivientes exultan y saltan de gozo. Con una vivísima personificación, el salmista pregunta a los montes y a las colinas el motivo de esta pasión y la respuesta viene dada indirectamente como un acto de exaltación gloriosa del Dios trascendente y salvador. Este es le tema de la parte final del salmo, que introduce otro evento significativo de la marcha de Israel por el desierto: el del agua que brota de la piedra de Meribá. Dios transforma la roca en una fuente de agua, que se convierte en un lago. Un prodigio que se puede leer como la premura paterna de Dios con su pueblo. El gesto adquiere un significado simbólico: es el signo del amor salvífico del Señor que sostiene y regenera a la humanidad, mientras avanza en el desierto de la Historia. Como es sabido San Pablo retomará esta imagen y releerá el evento en clave cristológica: “Todos bebieron la misma bebida espiritual: bebían de hecho de una roca espiritual que les acompañaba, y aquella roca era Cristo”. Este fue el resumen en español de la catequesis del Papa, que en su nombre, leyó un oficial de la Secretaría de Estado. Queridos
hermanos y hermanas: Luego, el Santo Padre saludó en español a los fieles y peregrinos de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI. Saludo cordialmente a los peregrinos de España y América Latina. Bautizados en Jesucristo, en el agua y el Espíritu Santo, y redimidos de todo pecado, renaced como hombres nuevos y cantad el cántico nuevo. Como siempre, al final de la Audiencia General, el Santo Padre saludó a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. “Os invitó a todos -dijo- a mirar a Jesús, el Hijo de Dios, que en este tiempo de Adviento, esperamos como Salvador. ¡Que Él sea vuestra fuerza y vuestro apoyo!
“EL MUNDO NO PUEDE PERMANECER INDIFERENTE ANTE LA SÚPLICA DE QUIENES PIDEN COMIDA PARA SOBREVIVIR” Juan Pablo II manifestó su apoyo al trabajo realizado por la FAO en el establecimiento de una Alianza Internacional contra el Hambre que producirá frutos basándose en elecciones prácticas y decisiones políticas inspiradas en la convicción de que la humanidad es una familia. El Papa recibió esta mañana a los participantes en la trigésimo segunda Conferencia de la FAO, a quienes expresó el aprecio de la Iglesia católica hacia este importante servicio que la FAO presta a la humanidad, porque “el mundo no puede permanecer indiferente ante la súplica de quienes piden comida para sobrevivir”. “Un servicio – subrayó el Pontífice- que hoy es más urgente que nunca. Hambre y malnutrición, agravadas por el crecimiento de la pobreza, que representan una grave amenaza para la coexistencia pacífica de pueblos y naciones. Por esta razón, los esfuerzos que la FAO realiza combatiendo la inseguridad alimentaria que afecta a vastas áreas del mundo, constituye una significativa contribución en la promoción de la paz mundial”. Tras enfatizar la estrecha relación existente entre el hambre y la paz, el Papa recordó que las decisiones y estrategias políticas y económicas deben ser cada vez más guiadas hacia un compromiso por la solidaridad global y el respeto de los derechos humanos, incluido el derecho a una alimentación adecuada. El Santo Padre condenó firmemente la inmoralidad de comportamientos y decisiones que benefician a unos pocos afortunados mientras que ignoran el sufrimiento de amplios sectores de la familia humana.
PERDÓN, RECONCILIACIÓN Y RESPETO EN BOSNIA «No os olvidéis de Dios». «Perdón, reconciliación y respeto mutuo de la identidad cultural y religiosa de cada uno». Esta era la exhortación del Papa a Bosnia Herzegovina, con el anhelo de que vuelvan los prófugos. El Santo Padre recibió el jueves por la mañana al presidente de la Presidencia de Bosnia Herzegovina y los miembros de los comités que prepararon la Visita Pastoral que Juan Pablo II realizó el pasado 22 de junio a Banja Luka. Entre los presentes en esta audiencia se encontraba precisamente también el obispo de esta diócesis y presidente de la Conferencia Episcopal de Bosnia Herzegovina, Mons. Komarica; así como el cardenal Pulic, arzobispo de Vrhbosna, junto con el obispo auxiliar. En su cordial bienvenida a todos, Juan Pablo II evocó la gran alegría que tuvo al poder proclamar beato a Ivan Merz, en Banja Luka. Con el anhelo de que el ejemplo de santidad de este joven impulse a los laicos católicos a comprometerse cada vez más en el testimonio del Evangelio, «criterio y orientación fundamental de los cristianos de todos los tiempos». Y, recordando que el beato Ivan Merz exhortaba a «no olvidarse nunca de Dios, sino más bien a unirse cada vez más a Él» – cuando, en 1918, Europa vivía en pleno la tragedia de la guerra – el Papa destacó que esta invitación cobra un significado particular en Bosnia Herzegovina, país que está «comprometido en superar numerosos sufrimientos, que son consecuencia de un régimen opresivo y de una larga guerra». Situación difícil que los bosnios «podrán superar gracias a la realización de instituciones democráticas en los ámbitos político y administrativo», señaló Juan Pablo II, destacando luego en este contexto la gran necesidad de «cultivar una auténtica renovación espiritual, por medio de la cual se llegue al perdón, a la reconciliación y al respeto mutuo de la identidad cultural y religiosa de cada uno». Y tras reiterar que «éstas son las sendas que conducen a la creación de una sociedad próspera, serena, libre y solidaria», el Papa recordó también que «este es el camino que hace posible el tan esperado retorno de los prófugos y exiliados a sus países natales, en una atmósfera de seguridad y plena libertad».
QUE NUNCA SE USE EL NOMBRE DE DIOS PARA INCITAR AL TERRORISMO «El nombre de Dios nunca debe ser usado para incitar al odio, a la violencia ni al terrorismo». Era el nuevo apremiante llamamiento del Papa al diálogo y cooperación entre las grandes religiones del mundo, «en particular entre el Cristianismo y el Islam», para ser «signo de esperanza para la humanidad». En su saludo de bienvenida a los participantes en el encuentro sobre «Verdad, Justicia, Amor y Libertad, Pilares de la Paz», Juan Pablo II expresó su especial gratitud a los organizadores de este encuentro. Es decir, al Secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, Arzobispo Pier Luigi Celata, y al Ayatollah Mahmoud Mohammadi Araqi, que encabeza la Organización para la Cultura Islámica y las Comunicaciones en Teherán. Tras poner de relieve que se trata del cuarto encuentro interreligioso que organizan ambas instituciones, el Papa volvió a hacer hincapié en que «hoy reviste una urgencia especial la necesidad de diálogo, entendimiento y cooperación entre las grandes religiones del mundo, en particular entre el Cristianismo y el Islam». En efecto - subrayó también Juan Pablo II - «la religión está llamada a construir puentes entre los individuos, los pueblos y las culturas, para ser signo de esperanza para la humanidad». En este contexto, Juan Pablo II reiteró su llamamiento para que «todos los hombres y mujeres de buena voluntad aúnen sus voces» con la del Papa cuando repite que «el sagrado nombre de Dios nunca debe ser usado para incitar a la violencia o al terrorismo, promoviendo odios o divisiones». El Pontífice exhortó a proseguir en el camino del diálogo y la cooperación, que estos encuentros impulsan, con la certeza de que ayudarán «a cristianos y musulmanes a ser cada vez más instrumentos efectivos de paz en nuestro mundo». Juan Pablo II finalizó su saludo con el anhelo de que «el Todopoderoso bendiga estos esfuerzos, y conceda a toda la humanidad la valentía y la fortaleza de abrazar la verdad, la justicia, el amor y la libertad como verdaderos pilares de la paz».
REFORZAR EL COMPROMISO EN ARAS DE LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ «Que todos los pueblos del mundo se unan con el compromiso de impulsar el entendimiento mutuo, la reconciliación y la paz». Era el nuevo llamamiento de Juan Pablo II al recibir el lunes a la Sección Europea del Centro Wiesenthal de París, que le ha galardonado «por su amistad hacia el pueblo judío». El Santo Padre recibió el lunes a los miembros de la Sección Europea del Centro Simón Wiesenthal de París, que habían venido a felicitarle con motivo del vigésimo quinto aniversario de su Pontificado. En su saludo de bienvenida, Juan Pablo II expresó su profunda gratitud por esta visita y por el premio humanitario que este Centro le ha concedido, este año 2003, «como signo de reconocimiento por su amistad hacia el pueblo judío». Asimismo, el Papa reiteró su llamamiento a la oración, «en estos tiempos difíciles, con el fin de que todos los pueblos del mundo se unan con el compromiso de impulsar el entendimiento mutuo, la reconciliación y la paz».
CERCANÍA ESPIRITUAL A TODOS LOS IRAQUÍES Juan Pablo II reiteró su «cercanía espiritual a todos los iraquíes, cuyos anhelos de paz, seguridad y libertad conoce profundamente» en su audiencia al nuevo Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Emmanuel III Delly, y a los miembros del Sínodo, que le eligieron precisamente este miércoles, el Papa saludó cordialmente al sucesor del difunto Patriarca Raphael I Bidawid, pidiendo luego a estos Pastores de la amada Iglesia Caldea, que sean portadores en sus respectivas comunidades del afecto del Santo Padre, que reza constantemente por todos ellos. El Pontífice que ha concedido la comunión eclesiástica a Su Beatitud Emmanuel III Delly, solicitada por el nuevo Patriarca, hizo hincapié en que «la comunión con el Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, principio y cimiento visible de la unidad en la fe y en la caridad, hace que las Iglesias vivan y obren en el misterio de la Iglesia una, santa, católica y apostólica». En ese contexto, Juan Pablo II recordó que la Iglesia Caldea tiene el orgullo de testimoniar a Cristo en la tierra desde donde se puso en marcha «Abraham, nuestro padre en la fe y de tener sus orígenes apostólicos en la predicación de ‘Tomás, uno de los Doce’». Tras alentar a la Iglesia Caldea a seguir floreciendo, fiel a su propia identidad, llevando frutos abundantes por el bien de todo el cuerpo eclesial, el Papa exhortó a estos hermanos a perseverar en la unidad manifestada. Y, subrayando luego la necesidad de concordia que tiene la tierra iraquí, «hoy más necesitada que nunca de verdadera paz y tranquilidad», Juan Pablo II invitó a los Pastores caldeos a «aunar las fuerzas de todos los creyentes en un diálogo respetuoso, que impulse en todo nivel la edificación de una sociedad estable y libre».
EL SEMINARIO PONTIFICIO FRANCÉS CUMPLE 150 AÑOS Juan Pablo II recibió el lunes a la Comunidad del Seminario Pontificio Francés de Roma. En su saludo, a los miembros de este Seminario - que celebra 150 años de vida - el Papa recordó que «la formación de los futuros sacerdotes es una tarea esencial para la Iglesia, que requiere la atención de los Obispos». En este contexto, el Santo Padre reiteró que precisamente los obispos «son los primeros responsables» de la formación sacerdotal, con la tarea de llamar al Orden sagrado a los designados, tras el discernimiento correspondiente con la ayuda de los sacerdotes encargados de dicha misión. Tras exhortar a los miembros de la Comunidad del Seminario Pontificio Francés de Roma a «aprovechar esta etapa para dejarse guiar por el Señor, movidos por el gran soplo del Espíritu y una profunda obediencia a la Iglesia y a sus Pastores», el Pontífice recordó que la formación integral «es una maduración humana, espiritual, moral e intelectual, que requiere caminar en la verdad, a la luz de Cristo y en contacto con las realidades pastorales, aceptando con confianza la ayuda de los formadores en su propia comunidad». Juan Pablo II finalizó su saludo destacando la importancia de la acogida fraterna que el mencionado Seminario ofrece a los sacerdotes franceses que residen en Roma y a aquellos que están de paso por la Ciudad Eterna. Y, tras dedicar unas palabras también a los laicos que trabajan en este centro, el Santo Padre encomendó a todos a la Inmaculada, impartiéndoles asimismo con afecto su Bendición Apostólica.
ACOGER EL DESAFÍO DE LA CRISIS DE VOCACIONES EN FRANCIA Ante la grave crisis de vocaciones en Francia, Juan Pablo II exhortó a los prelados de este país a «no desalentarse» y a «acoger este desafío, con una esperanza firme, para construir el porvenir de sus Iglesias». «El Papa reza cada día para que nunca falte a la Iglesia el don del sacerdocio y para que los seminaristas cumplan el don maravilloso que el Señor les ha entregado llamándolos a su servicio». Lo afirmó el mismo Juan Pablo II en su discurso a los obispos de la zona noroeste de Francia, que finalizaron este sábado su quinquenal Visita ad Limina Apostolorum. Tras señalar la grave crisis de vocaciones que se está verificando en Francia, desde hace varios años, el Pontífice exhortó a los prelados de este país a «no desalentarse ante esta situación», sino más bien a «acoger este desafío, con una esperanza firme, para construir el porvenir de sus Iglesias». Reiterando la cercanía espiritual y el aliento del Sucesor de Pedro en su misión de Pastores, Juan Pablo II recomendó, una vez más, la importancia del cuidado de la formación sacerdotal y de los seminarios. Y, evocando lo que subraya en su Exhortación Apostólica Pastores dabo vobis (cf. 43-59), el Santo Padre puso de relieve «la complementariedad esencial de las cuatro dimensiones de la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral», que el seminario va brindando a lo largo de los años de la formación. En este contexto, Juan Pablo II hizo hincapié en la necesidad de prestar «especial atención a la formación humana, afectiva y moral de los candidatos al sacerdocio», ayudándoles de esta forma, también con la ayuda de especialistas competentes, a conocer claramente las exigencias objetivas de la vida sacerdotal y a apreciar, como es debido, «el don del celibato», preparándose a vivir generosamente en la castidad. Asimismo, el Papa analizó el «profundo trabajo de adaptación a las realidades nuevas», que se está realizando en las Iglesias diocesanas de estos Obispos franceses. Tras subrayar la importancia de salvaguardar la estabilidad de las instituciones eclesiásticas, el Santo Padre se refirió a la riqueza de la complementariedad de las vocaciones de los miembros de la Iglesia. Otorgando el valor que le corresponde al «ministerio sacerdotal, en la fidelidad al anuncio y a la enseñanza de la Palabra, en el don precioso de los Sacramentos – especialmente de la Eucaristía y de la Reconciliación – y en el servicio a la autoridad en nombre del Señor». Destacando luego la importancia de que «la Iglesia, que llama a los jóvenes a servir a Cristo», se presente - ante los mismos jóvenes y ante las familias - «serena y confiada», Juan Pablo II expresó su anhelo de que los obispos de Francia manifiesten siempre ante los fieles su profunda unidad y comunión, pues sin ella todos sus esfuerzos perderían el impulso necesario. En este contexto, el Papa evocó las palabras con las que Jesús ruega al Padre «que sean uno, para que el mundo crea». Para preparar el porvenir con esperanza, Juan Pablo II recomendó que la Iglesia prosiga y extienda su acción en favor de las vocaciones y en la pastoral juvenil. Puesto que, precisamente los jóvenes, son la Iglesia del mañana y los sacerdotes del futuro. Aún reconociendo agradecidos el gran entusiasmo manifestado, por ejemplo en las Jornadas Mundiales de la Juventud, en los compromisos al servicio de las causas sociales y humanitarias, es necesario ayudar a los jóvenes a responder a la llamada particular del Señor. El Pontífice señaló tres grandes dificultades en este camino. El temor ante compromisos a largo plazo; la propuesta del ministerio sacerdotal en sí; y la relación de los jóvenes con el Señor. Y, al final de estas reflexiones con las que ha manifestado sus preocupaciones y su aliento ante las dificultades que afrontan en la actualidad los Obispos franceses, Juan Pablo II exhortó a estos prelados a proseguir en su misión, cuidando la vida diocesana, la pastoral familiar y juvenil y la catequesis.
8 MIL FIELES NAPOLITANOS FELICITAN AL PAPA POR 25 ANIVERSARIO «Anunciar y testimoniar el ‘Evangelio de la Esperanza’ forma parte del mandato misionero de toda comunidad cristiana. La familia y los jóvenes son líneas fundamentales de la acción apostólica diocesana». El Papa recibió el sábado por la mañana a unos ocho mil fieles de la archidiócesis italiana de Nápoles que habían venido a felicitarle en el marco del vigésimo quinto aniversario de su Pontificado. Saludando al Arzobispo de esta ciudad, Cardenal Michele Giordano, que encabezaba esta nutrida peregrinación, Juan Pablo II recordó el papel de esta ciudad «como puente entre los pueblos que han construido la historia del continente europeo». Evocando luego con alegría la visita pastoral que realizó a Nápoles, hace trece años, el Pontífice puso de relieve los grandes recursos interiores de esta ciudad, capaz de elevados gestos de valentía y generosidad, a pesar de las dificultades y problemáticas que la caracterizan. Y reiterando su llamamiento de entonces a los jóvenes, a «ser testimonios de la civilización del amor», anunciando la esperanza evangélica, pues – precisamente en «la juventud vive ya la Iglesia del próximo milenio» - Juan Pablo II enfatizó: «Anunciar y testimoniar el ‘Evangelio de la Esperanza’ forma parte del mandato misionero de toda comunidad cristiana. Se trata de una prioridad destacada en vuestros planes pastorales, que indican que la familia y los jóvenes son líneas fundamentales de la acción apostólica diocesana». En el contexto del anuncio de la esperanza cristiana, el Papa reiteró la necesidad de una intensa vida de oración y de que las parroquias sean escuelas permanentes de fe y de oración, de comunión y de encuentro, de diálogo y de apertura.
ÁNGELUS: “PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR, ALLANAD SUS SENDEROS” Durante la oración mariana del Ángelus, el domingo en la Plaza de San Pedro, el Papa manifestó que Juan el Bautista señala a los hombres del tercer milenio, que buscan la serenidad y la paz, el camino que hay que recorrer. La invitación de San Juan Bautista: “preparad el camino al Señor, allanad sus senderos”, continúa repitiéndose a lo largo de los siglos. En el segundo domingo de Adviento Juan Pablo II subrayó que también en nuestra época advertimos esta invitación, “mientras la humanidad prosigue su camino en la historia”. Durante la oración mariana del Ángelus, este mediodía en la Plaza de San Pedro, el Papa manifestó que el Bautista también señala a los hombres del tercer milenio que buscan la serenidad y la paz, el camino que hay que recorrer: “Toda la liturgia del Adviento nos invita a caminar hacia Cristo que viene a salvarnos. Nos preparamos a evocar de nuevo el nacimiento en Belén hace mas de dos mil años, renovando nuestra fe en su llegada gloriosa al final de los tiempos”. Finalizado el rezo mariano el Pontífice recordó que el 11 de diciembre tendrá lugar en la Basílica de San Pedro a las cinco de la tarde la Santa Misa para los universitarios de los ateneos romanos. Dirigiéndose en concreto a los jóvenes el Papa subrayó con afecto que les espera junto a otros estudiantes de más países europeos presentes en Roma para reflexionar juntos sobre la contribución que hacer en la construcción del futuro de Europa. Saludando a sus compatriotas polacos, el Santo Padre recordó que el lunes se celebra el 50 aniversario del rezo de la oración del Santuario de Czestochowa “Apel Jasnogorski” (La vigilia de Jasna Gora). Una oración que originariamente estaba estrechamente relacionada con la detención del cardenal Stefan Wyszynski y que en los años posteriores se ha transformado en una oración por la Iglesia y la nación polaca y por cada uno de sus habitantes. “A ella confío todos mis compatriotas”. También en esta ocasión Juan Pablo II se refirió a la Virgen Inmaculada, como modelo y guía en este itinerario espiritual, e invocó su ayuda como preparación sólida del camino del Señor en nosotros mismos y en el mundo.
PESAR Y REPROBACIÓN POR ATENTADO EN IRAK CONTRA AGENTES ESPAÑOLES Pesar y firme reprobación de Juan Pablo II por el atentado terrorista contra siete agentes españoles - asesinados el sábado en Irak - mientras cumplían su generosa misión de paz. Este era el contenido del telegrama del Santo Padre al presidente del gobierno español José María Aznar. Ante la triste noticia del execrable atentado terrorista perpetrado el sábado pasado en la localidad iraquí de Swaira, en el que fueron asesinados siete miembros de los servicios de inteligencia españoles y un octavo resultó herido con carácter leve, Juan Pablo II transmite su pesar y su «más firme reprobación» en un telegrama enviado al presidente del gobierno español, José María Aznar. El Papa, pone de relieve que los agentes del Centro de Inteligencia Español «han perdido la vida en el cumplimiento generoso de su misión de paz» y señala que «este nuevo acto de injustificable violencia, se añade a tantos gestos crueles perpetrados en aquella atormentada nación». Asimismo, el Santo Padre asegura que en sus oraciones suplica al Señor por el eterno descanso de las víctimas y manifiesta también su cercanía a las familias que, sumidas en un gran dolor, lloran a sus seres queridos. Juan Pablo II invita «a todos a rezar y trabajar para que en aquella región, tan probada, puedan darse cuanto antes las condiciones normalidad y de paz». También los Obispos de España manifiestan su condolencia más sincera y recuerdan que «estos siete españoles han muerto en el ejercicio de las responsabilidades de servicio que se les había encomendado». Y tras hacer hincapié en que «es justo reconocerlo y agradecerlo», tanto más, «cuanto que han sido víctimas de una acción de terrorismo», que los prelados españoles condenan «una vez más sin mitigación ninguna», en el mensaje de la Conferencia Episcopal Española se reitera que «no hay causa alguna, sea de orden nacional o internacional, que pueda justificar las acciones terroristas».
HOLOMODOR:
EL GENOCIDIO PROGRAMADO DEL PUEBLO DE UCRANIA Juan Pablo II recordó el 70 aniversario de la hambruna en Ucrania, el Holomodor como se conoce en el país, donde millones de personas murieron a causa de la gran carestía provocada por el régimen comunista. Juan Pablo II ha recordado el 70 aniversario de la hambruna en Ucrania, el Holomodor como se conoce en el país, donde millones de personas murieron a causa de la gran carestía provocada por el régimen comunista. En un mensaje dirigido a los arzobispos de Lviv de los ucranianos y de los latinos, el Papa recuerda la dramática vivencia de este pueblo durante un genocidio programado, en el que millones de ucranianos padecieron una muerte atroz a causa de la nefasta eficacia de una ideología que, a lo largo del siglo XX, ha provocado sufrimientos y lutos en muchas partes del mundo. Holomodor es el nombre con el que se conoce en Ucrania la gran carestía dictaminada por Stalin contra los habitantes de esta nación entre 1932 y 1933. Es difícil cuantificar el número de las víctimas, sobre todo por el cuidado con el que los organizadores del genocidio eliminaron toda la documentación; pero se tiene la certeza de que fueron millones de personas. El régimen soviético por entonces había decretado la requisición de toda la producción agrícola y los víveres para someter un país agrícola a la política de la colectivización forzosa. “Una nación –como recordó en el 2001 el mismo Juan Pablo II durante su viaje a Ucrania- que era el granero de Europa se encontró con que no era capaz de dar de comer a sus habitantes”. Un diplomático italiano describía por aquella época como el hambre continuaba diezmando a la población y definía como inexplicable que el mundo permaneciera indiferente ante similares catástrofes. Con este mensaje, el Santo Padre ha querido unirse espiritualmente a cuantos, en Ucrania, recuerdan hoy a las víctimas de esta tragedia, e invita a las nuevas generaciones a recordar los hechos del pasado para que tales sufrimientos no se vuelvan a repetir en el futuro. El obligado recuerdo de las vivencias dramáticas de un pueblo, que debe servir a las nuevas generaciones para vigilar, en cualquier circunstancia, el respeto de la dignidad de cada ser humano. El Pontífice reafirma la necesidad de recordar este “inhumano plan llevado a cabo con fría determinación por quienes detentaban el poder en aquella época” para poder repetir una vez más, todos juntos: ¡Nunca más! La conciencia de las aberraciones pasadas – escribe el Papa- se traduce en un estímulo constante para construir un porvenir a la medida del hombre, contrastando cualquier ideología que profane la vida, la dignidad o las justas aspiraciones de la persona.
JORNADA
MUNDIAL DEL ENFERMO 2004 «Nadie puede asumirse la facultad de destruir o manipular indiscriminadamente la vida del ser humano». En su Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo 2004, Juan Pablo II defiende la vida y la familia e impulsa la investigación farmacéutica y los medicamentos accesibles a los más pobres. Este miércoles se hizo público el Mensaje de Juan Pablo II para la Jornada Mundial del Enfermo 2004. Jornada - recuerda el Papa - que se desarrolla de forma especial cada año en un continente distinto. Y que esta vez asumirá un significado particular, puesto que se celebrará en el Santuario mariano francés de Lourdes, en el 150 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Tras hacer hincapié, precisamente, en este dogma – que, su predecesor el Beato Pío IX proclamó el 8 de diciembre de 1854 - Juan Pablo II señala que «ésta es la clave de la historia: con la Inmaculada Concepción de María dio comienzo la gran obra de la Redención, que se cumplió por medio de la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad». En Lourdes se percibe de forma especial «la singular participación de María en el papel salvífico de Cristo». En este contexto, el Papa pone de relieve que en ese santuario, desde su aparición a Bernardita, María ha «curado» dolores y enfermedades, devolviendo a tantos hijos suyos la salud del alma y del cuerpo, y que «el prodigio de la Inmaculada Concepción recuerda a los creyentes una verdad fundamental». Es decir, que «es posible alcanzar la salvación sólo participando dócilmente en el proyecto del Padre, que ha querido redimir el mundo por medio de la muerte y de la resurrección de su Hijo unigénito». «Con el bautismo, el creyente entra en este diseño salvífico», dice el Santo Padre, que subraya que «la enfermedad y la muerte, aún estando presentes, pierden, sin embargo, su peso negativo. Una vez más, Juan Pablo II recuerda que «en nuestro tiempo se han cumplido grandes pasos en el conocimiento científico de la vida, pero reitera que «ésta se debe acoger, respetar y defender desde su comienzo hasta su ocaso natural». Asimismo, invita también a tutelar «la familia y a respetar los derechos y la dignidad humana. También en este Mensaje - dirigido al Card. Javier Lozano Barragán, Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud - el Santo Padre señala que en la actualidad «se habla corrientemente de ‘ingeniería genética’, pero advierte que «nadie puede tener la arrogancia de asumirse la facultad de destruir o manipular indiscriminadamente la vida del ser humano». Y recordando que los agentes que operan en el campo de la Pastoral de la Salud tienen «la tarea específica» de «sensibilizar a todos los que trabajan en ese delicado sector», el Pontífice expresa su profunda gratitud a todos los que «nunca se cansan de ofrecer un testimonio coherente de la muerte y resurrección del Señor ante los sufrimientos, el dolor y la muerte». El Papa manifiesta su gratitud también a los agentes sanitarios, a los médicos y paramédicos y, «de forma especial, a los que se dedican a la puesta a punto de nuevos fármacos y a aquellos que cuidan la producción de medicamentos accesibles también a los más pobres».
MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “La vocación al servicio exclusivo de Cristo es un don inestimable de la bondad divina que hay que implorar con insistencia y confiada humildad”. Es un fragmento del mensaje de Juan Pablo II para la próxima Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. El viernes se hizo público el mensaje de Juan Pablo II para la próxima 41 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2004, que tradicionalmente se celebra el IV domingo de Pascua. En su mensaje el Papa pide a todos los fieles que se unan en fervientes oraciones para que den frutos en las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y al servicio misionero. “De hecho es el primer deber del cristiano rezar por los que siguen de cerca a Cristo en la vida sacerdotal y religiosa”, escribe Juan Pablo II, y también es un deber rezar por los que el Señor en su Misericordia no cesa de llamar para cumplir estas importantes tareas eclesiales. El Pontífice constata con gozo en su mensaje cómo en muchas Iglesias particulares se forman cenáculos de oración por las vocaciones. En los seminarios mayores, en las Casas de formación de los Institutos religiosos y misioneros se tienen encuentros que tienen a esta finalidad. También numerosas familias se convierten en “pequeños cenáculos” de oración ayudando de esta manera a los jóvenes a responder con valentía y generosidad a la llamada del divino Maestro. El Santo Padre afirma que la vocación al servicio exclusivo de Cristo en su Iglesia es un don inestimable de la bondad divina; don que hay que implorar con insistencia y confiada humildad. Y añade que reviste particular valor la oración cuando va acompañada con el sacrificio y el sufrimiento. “El sufrimiento vivido como cumplimiento de lo que falta a la propia carne, dice el Papa, se convierte en una forma de intercesión eficaz”. El Pontífice desea de corazón que se intensifique cada vez más la plegaria por las vocaciones. Una oración que sea adoración del misterio de Dios y acción de gracias por “las grandes cosas “que Él ha cumplido y no cesa de realizar, a pesar de las debilidades de los hombres”. Y en el centro de todas las iniciativas de oración, recuerda el Papa, está la Eucaristía. El sacramento del Altar reviste un valor decisivo para el nacimiento de las vocaciones y para su perseverancia, porque del sacrificio redentor de Cristo, señala Juan Pablo II, los “llamados” pueden tomar la fuerza para dedicarse totalmente al anuncio del Evangelio. “Y a la celebración Eucarística está bien que se una la adoración al Santísimo Sacramento -añade el Papa-, prolongando así en un cierto modo, el misterio de la Santa Misa. El Santo Padre expresa su anhelo para que todas las comunidades cristianas puedan convertirse en “auténticas escuelas de oración” donde se rece para que no falten obreros en el vasto campo del trabajo apostólico.
ANIVERSARIO DE LA VISITA DEL PAPA AL PARLAMENTO ITALIANO Juan Pablo II en el primer aniversario de su visita al parlamento italiano reafirmó en un mensaje al presidente de la cámara de diputados el papel clave de la Iglesia como “levadura de civilización y de progreso”. Juan Pablo II dirigió un mensaje al presidente de la cámara de diputados italiana Pier Ferdinando Casini con motivo del primer aniversario de la visita histórica que el Pontífice realizó el 14 de noviembre del año pasado al Parlamento italiano donde se conmemoró el evento con un concierto en el que se alternaron piezas musicales con la lectura de obras poéticas escritas por el mismo Santo Padre. En la apertura del concierto, el arzobispo Leonardo Sandri sustituto de la Secretaría de estado dio lectura al mensaje del Papa. En el texto, Su Santidad subraya el recuerdo que tiene de aquel día en el que por primera vez un Sucesor del apóstol Pedro fue acogido en el aula de Montecitorio en el curso de una sesión conjunta de todos los senadores y diputados y altos cargos del estado presididos por el jefe del estado y el presidente del gobierno. El Papa desea que el aniversario pueda mantener vivo el espíritu de aquel encuentro. “De hecho la visita del obispo de Roma al parlamento italiano puso en evidencia de manera simbólica -escribe el Pontífice- el papel determinante que el cristianismo ha tenido y todavía hoy conserva en la historia de la vida de la nación”. “El evangelio, anuncio de fe, esperanza y amor, ha sido a través de los siglos linfa vital para el pueblo italiano”. “Por ello ha de reconocerse -afirma el Papa- que a pesar de los límites y de los errores de los hombres, la Iglesia ha sido levadura de civilización y de progreso para las personas, las familias, la comunidad y para todo el país”. “Y la misma Constitución republicana refleja en sus principios fundamentales, de manera elocuente y siempre válida, la verdad evangélica sobre el hombre y sobre la sociedad”. La Iglesia no ha cesado nunca de cultivar estas profundas raíces con su obra de evangelización, acaba diciendo en su mensaje el Santo Padre, que hace votos para que este patrimonio espiritual sea testimoniado también por las nuevas generaciones como una riqueza humana y religiosa que hay que salvaguardar porque representa un bien precioso para toda la comunidad civil.
PRIMER CENTENARIO DEL MOTU PROPRIO ‘INTER SOLLECITUDINIS’ Juan Pablo II invita a dar un nuevo impulso al estudio y al uso litúrgico de la Música Sacra, capaz de expresar por medio del arte la profundidad de los misterios de fe. Para conmemorar el primer centenario del Motu Proprio ‘Inter sollecitudinis’, de su predecesor san Pío X, con un documento escrito a mano y firmado en la festividad de Santa Cecilia, el Papa pone de relieve «la importante función de la música sacra, como medio de elevación del espíritu a Dios y como preciosa ayuda a los fieles en la participación activa en los sagrados misterios y en la oración pública y solemne de la Iglesia». Tras reiterar, una vez más, la necesidad de purificar el culto de formas desaliñadas y descuidadas de músicas y textos que no alcanzan la grandeza del rito que se celebra, Juan Pablo II enumera las cualidades que la música sacra debe tener para cumplir su verdadera función. Empezando por el canto gregoriano, que el Concilio Vaticano II reconoce como «canto propio de la liturgia romana», el Papa recuerda que ante todo la música sacra debe tener como punto de referencia «la santidad» y, por lo tanto, debe manifestar «el sentido de la oración, de la dignidad y de la belleza», para poder expresar la profundidad de los misterios de la fe. Asimismo, el Pontífice señala que la música sacra debe ser universal y que la reforma litúrgica debe responder también a «las legítimas exigencias de adaptación e inculturación». Para que ello sea posible y tal como reconoce el Concilio, Juan Pablo II subraya la necesidad de contemplar la función de «guía y sostén» de las scholae cantorum, cuya existencia confirma «la urgencia de promover en este campo una sólida formación de los pastores y de los fieles laicos», junto con la institución en cada diócesis, donde no la hubiera, de una comisión especial de personas competentes en este sector. Reflexionando luego sobre el canto popular religioso, los instrumentos musicales - entre los que destaca el órgano – y las formas y repertorios de la música moderna, la cual puede tener la capacidad de acompañar una función religiosa siempre y cuando respete el espíritu litúrgico y los verdaderos valores del arte, Juan Pablo II finaliza este documento invitando a los cultores de la música sacra a dar un nuevo impulso a «un sector de relieve tan vital» y a todos los creyentes, llamados a experimentar, por medio del canto sacro, la riqueza de la fe. De esta forma - escribe Juan Pablo II – «se podrá alcanzar, gracias al concorde compromiso de los pastores de almas, de los músicos y de los fieles, lo que la Constitución Sacrosanctum Concilium califica como verdadero ‘fin de la música sacra’, es decir, ‘la gloria de Dios y la santificación de los fieles».
CARTA APOSTÓLICA A 40 AÑOS DE LA SACROSANCTUM CONCILIUM El Papa confirmó la importancia de la reforma litúrgica en una carta apostólica publicada el viernes, a 40 años de la promulgación de la Sacrosanctum Concilium. "La liturgia es la voz unánime del Espíritu Santo y de la Esposa, la Santa Iglesia, que gritan al Señor Jesús: "Ven". Es la fuente pura y perenne de "agua viva" en la que todo sediento puede tomar gratuitamente el don de Dios". Así lo afirma el Papa en una Carta apostólica dirigida al prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, cardenal Francis Arinze. El documento ha sido escrito con motivo del 40 aniversario de la constitución conciliar sobre la liturgia, Sacrosanctum Concilium, promulgada el 4 de diciembre de 1963 por el Papa Pablo VI. En el documento, Juan Pablo II recuerda la constitución conciliar, y propone una profundización en los temas de la reforma litúrgica, verificando su recepción y lanzando la mirada hacia el futuro. Refiriéndose a los principios de la reforma litúrgica, el Papa, pone en el centro la redención y la perfecta glorificación de Dios. Redención que no sólo tiene que ser anunciada sino actuada en la celebración de los sacramentos, obra de Cristo Sacerdote y de su Cuerpo Místico, que en la encíclica asume una dimensión cósmica y universal. Supone el anuncio del Evangelio y exige el testimonio cristiano en la historia. El Papa, a 40 años del inicio de la reforma litúrgica, propone un examen de conciencia sobre la recepción de este histórico documento y se pregunta hasta qué punto la liturgia haya sido comprendida como un camino de santidad para un testimonio auténticamente cristiano en la historia. Frente a la secularización de la sociedad, en la que los signos del Evangelio se están atenuando, incluso en los Países de tradición cristiana, el Papa señala al mismo tiempo el resurgir de una exigencia de espiritualidad: "¿Cómo no ver, en esto, afirma el Papa, una prueba del hecho que en lo íntimo del hombre no es posible suprimir la sed de Dios? Existen preguntas que sólo encuentran respuesta en un contacto personal con Cristo. Sólo en la intimidad con él toda existencia adquiere significado". Por ello la iglesia tiene que saber transmitir a las conciencias el sentido del misterio. El Pontífice invita a los Pastores a promover celebraciones dignas prestando la debida atención a las diversas categorías de personas: "Niños, jóvenes, adultos, ancianos, minusválidos. Todos han de sentirse acogidos dentro de la asamblea". El Papa hace una viva exhortación a hacer la experiencia del silencio, "en una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, frecuentemente aturdida por los ruidos y dispersa en lo efímero". Gracias al silencio se acoge la voz del Espíritu. El Pontífice indica la necesidad de una escucha abundante de la palabra de Dios y de la oración comunitaria, además, claro está, de la individual: "Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las Horas que... no es una acción individual o privada sino que pertenece a todo el Cuerpo de la Iglesia". Es importante también la valorización de la música y del arte sacro que nos ponen en relación con la infinita belleza divina. El Papa subraya más adelante la tarea del discernimiento y de la guía de los Pastores: "que no debe ser percibido como un principio de rigidez, en contraste con la necesidad del alma cristiana de abandonarse a la acción del Espíritu de Dios, que intercede en nosotros y "por nosotros, con gemidos inefables" (Rm 8, 26). A través de la guía de los Pastores se realiza más bien un principio de 'garantía', previsto por el designio de Dios sobre la Iglesia y todo ello gobernado por la asistencia del Espíritu Santo". "La renovación litúrgica realizada en estos decenios - prosigue el Papa - ha demostrado cómo es posible conjugar una normativa que asegura a la Liturgia su identidad y su decoro, con espacios de creatividad y de adaptación, que la hagan cercana a las exigencias expresivas de las diversas regiones, situaciones y culturas". Juan Pablo II termina firmando que: "No respetando la normativa litúrgica, se suele llegar a abusos graves, que oscurecen la verdad del misterio y crean desconcierto y tensiones en el Pueblo de Dios. Estos abusos no tiene nada que ver con el auténtico espíritu del Concilio y tiene que ser corregidos por los Pastores con una actitud de prudente firmeza".
SAN ANDRÉS: MENSAJE AL PATRIARCA ECUMÉNICO DE CONSTANTINOPLA Con motivo el 30 de noviembre, de la festividad de san Andrés, apóstol y patrono de la Iglesia de Constantinopla, el cardenal Walter Kasper presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos entregó un mensaje del Santo Padre al patriarca ecuménico de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I. El Papa en el mismo recuerda que una delegación ortodoxa visitó también Roma el pasado 29 de junio en la solemnidad de san Pedro y San Pablo. “Estas fiestas patronales y esta participación recíproca, dice el Pontífice, nos permiten compartir una misma comunión de intenciones y una misma esperanza y son un signo del nuestro deseo de unidad y de plena comunión que es necesario impulsar entre las dos iglesias cristianas. El Santo Padre recuerda en el mensaje la serie de encuentros, visitas, y los numerosos gestos que durante sus 25 años de Pontificado han puesto de relieve este deseo de comunión entre ambas iglesias. “Dios es bueno, porque durante todos estos años - escribe Juan Pablo II - nuestros lazos han manifestado el espíritu de familia que nos une y que a pesar de las dificultades, nos hace progresar hacia la meta que nos ha fijado Jesucristo”. “Podemos decir que vivimos bajo el signo de la Cruz y en la esperanza de la Pascua. Y estamos seguros que el Señor cumplirá la obra de restablecimiento de la unidad que Él ha inspirado” .
EL MOVIMIENTO DE LOS FOCOLARES CUMPLE 60 AÑOS Juan Pablo II envió un afectuoso mensaje a Chiara Lubich, fundadora del movimiento de los Focolares, que el 7 de diciembre celebraba el 60 aniversario de su nacimiento. El mensaje fue hecho público el sábado por la tarde por el arzobispo Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los laicos, en la gran sala del Centro Mariapoli de Castel Gandolfo ante más de 1500 focolarinos. En estos 60 años – escribe el Papa – en el movimiento ha ido creciendo la orientación hacia “el amor de Dios y al servicio de la unidad en la Iglesia y en el mundo”. El Santo Padre evidencia en particular las vías abiertas al diálogo en todos los campos, emprendidos por el movimiento dentro de la Iglesia, entre los muchas Iglesias, con las otras religiones y con los no creyente. En estos 60 años, continua diciendo, “cuántos cambios sociales, rápidos y sobrecogedores han señalado la vida del mundo y la humanidad”. Juan Pablo II lamenta la pérdida de los valores ideales de referencia y el riesgo de casi encontrarse sin alma. El pensamiento del Papa se dirige después al continente europeo, que cuenta con una tradición cristiana bimilenaria. Y en este marco hace un nuevo llamamiento a la urgencia de la nueva evangelización. En esta óptica - escribe - un papel importante ha sido confiado a los movimientos, entre los cuales ocupa un lugar de relieve el movimiento de los Focolares, “fieles a la acción vivificante del Espíritu Santo”. Los nuevos movimientos – afirma el Pontífice – “constituyen un precioso regalo para la Iglesia, que los anima e invita a desarrollar su acción profética bajo la guía de los pastores en todo el pueblo de Dios”. El Papa concluye su carta uniéndose a la acción de gracias a Dios por las grandes acciones que el movimiento ha llevado adelante en estos 60 años y les ha querido confiar el encargo de que “seguir fielmente a Cristo, abrazando con Él el misterio de la Cruz para cooperar con la propia vida a la salvación del mundo.
COEXISTENCIA Y RESPETO DE LA IDENTIDAD RELIGIOSA, UN ANTÍDOTO EFICAZ CONTRA EL RACISMO Y LA INTOLERANCIA La educación a la coexistencia y al respeto de la identidad religiosa un antídoto eficaz para los fenómenos del racismo y la intolerancia. Así lo afirmaba el representante de la Santa Sede en la última reunión de la OSCE. Multitud de caras y formas presenta la intolerancia que se está respirando en Europa a comienzos del siglo XXI. Formas que podrían amenazar en serio la seguridad y la paz continental: el racismo, la xenofobia, el antisemitismo, la trata de las personas. Para impedir la extensión de estos fenómenos, queda como solución fundamental insistir en una educación “a la coexistencia y a la confianza recíproca”, fundamentada en “el respeto de la religión, de la historia, de la cultura y del valor intrínseco de cada persona humana”. Son las consideraciones esenciales contenidas en la intervención que el jefe de la delegación de la Santa Sede, Mons. Pietro Parolin, subsecretario para las Relaciones con los Estados, ha tenido en los días pasados en Maastricht, en el curso de la 11ª Reunión de los Ministros de Exteriores de la OSCE, la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea. Durante los trabajos de Maastricht, que los ministros presentes han dedicado especialmente a la crisis institucional de Georgia, Mons. Parolin ha invitado a todos los Estados de la OSCE a enfrentar las amenazas a la seguridad europea bajo el signo de la unión mutua, evitando - ha observado – “el peligro del unilateralismo”. Además, ha insistido en que, “la Santa Sede, por su parte, no se cansa de repetir que la acción para asegurar la paz y la estabilidad tiene que ser acompañada por el empeño de promover también los valores espirituales, morales y religiosos”. El jefe de la delegación vaticana ha transmitido el aprecio de la Santa Sede por la adopción de la Decisión sobre la Tolerancia y sobre la No-discriminación, que ha tomado la OSCE en el 2002 y de la voluntad del organismo europeo de aprobar un análogo documento para el año en curso. Así como también, ha añadido Mons. Parolin, la Santa Sede considera fundamental tanto el Plan de acción de la OSCE sobre la integración de los Rom y los Sinti, como el dedicado a aquella “vergonzosa manifestación de esclavitud”, que representa la trata de las personas humanas. En este articulado cuadro de intervenciones, la Iglesia quiere permanecer, por su constante trabajo en el campo pedagógico y del diálogo, como un punto de referencia para las instituciones europeas. “En el respeto de la laicidad del Estado - ha afirmado Mons. Parolin, citando a Juan Pablo II - debe ser reconocida la contribución positiva que los creyentes ofrecen a la vida pública”. Además, “el respeto de cada expresión de la libertad religiosa constituye un método suficientemente eficaz para garantizar seguridad y estabilidad a la familia de los pueblos y a las naciones del siglo veintiuno.
GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD BUSCANDO UN CÓDIGO ÉTICO COMÚN “Con Juan Pablo II, la Iglesia subraya con firmeza la urgencia de globalizar la solidaridad, buscando convergencias progresivas hacia un código ético común, que no significa un único sistema socio-económico dominante”. Esta era la afirmación del cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, durante su intervención en el Congreso Internacional de Estudios sobre León XIII, que se ha celebrado esta semana en Roma. La Iglesia acompaña a la humanidad en el descubrimiento del rostro humano de la globalización, explicó el purpurado citando distintos ejemplos: para que detrás del problema de las patentes sobre los organismos genéticamente modificados se vea el rostro de los campesinos africanos; para que detrás de las listas de cifras en un monitor se vean los pequeños ahorradores de las economías en vías de desarrollo, para que detrás de los satélites y los cables de fibra óptica se vean tantos jóvenes que en los países pobres podrían aprender y formarse con las nuevas tecnologías; para que detrás de los sofisticados diagramas de la nueva economía se vean las empresas como comunidades de personas y tras la flexibilidad del trabajo, las familias de los trabajadores. En su intervención en este Congreso que comenzó el jueves y finalizó el sábado, el cardenal Martino aseguró que la Iglesia puede hacer mucho en este contexto porque interpreta el concepto de globalización valorando las diferencias en un cuadro unitario y de colaboración. La Iglesia siempre ha estado en primera línea a la hora de apoyar las identidades culturales y nacionales de los pueblos, poniéndolas en relación con una identidad más grande, como es la pertenencia al género humano.
III ENCUENTRO JUDEO-CATÓLICO Y DECLARACIÓN CONJUNTA EN JERUSALÉN La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer la Declaración conjunta firmada en Jerusalén, el pasado miércoles, como broche de oro del tercer encuentro entre la Delegación del Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con los Judíos. El tema elegido para esta reunión era «La importancia de las enseñanzas centrales de las Sagradas Escrituras que participamos a la sociedad contemporánea, basando en ellas la educación de las generaciones futuras». El comunicado final de dicho encuentro de tres días señala que las conversaciones se desarrollaron en un clima de respeto mutuo y de amistad, con el firme propósito de ambas delegaciones de proseguir en el camino de colaboración. Asimismo, los participantes en esta cita en Jerusalén expresan profundo aprecio por las declaraciones de condena de parte de la Santa Sede de las acciones de violencia perpetradas contra inocentes y de denuncia del nuevo brote de manifestaciones de antisemitismo. Recordando que mientras se realizaba este encuentro judeo-católico, Juan Pablo II lanzaba un nuevo llamamiento «a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unir sus voces» a las del Papa cuando repite que «el santo nombre de Dios nunca debe ser utilizado para incitar a la violencia ni al terrorismo, o para promover el odio o la exclusión», los líderes religiosos reunidos en Jerusalén subrayan que comparten «la pena y el dolor de todos los que sufren en Tierra Santa». Asegurando asimismo su ferviente esperanza y oraciones para que «finalicen los padecimientos y tribulaciones en esta tierra que es santa para todos nosotros». La misma Declaración conjunta judeocatólica afirma textualmente: «Pedimos a nuestras propias comunidades, escuelas y familias que vivan en el respeto y entendimiento mutuo, profundizando en las enseñanzas de la Sagrada Escritura, que compartimos». Haciendo hincapié también en nuestra fe en «el Único Creador y Guía del Universo que ha creado toda vida humana a su imagen y semejanza y con el libre albedrío», el Documento subraya que la «humanidad es una familia con responsabilidad moral el uno hacia el otro». En este contexto, se destaca que «la toma de conciencia de esta realidad conduce al deber religioso y moral de estar al verdadero servicio de los derechos y de la dignidad humana en este nuestro mundo moderno, impulsando realmente una sociedad justa que promueva la paz universal».
JORNADA MUNDIAL DE LA LUCHA CONTRA EL SIDA El lunes se celebró la Jornada Mundial de la lucha contra el SIDA. Enfermedad que hay que vencer - como dice el Papa - entendiendo los verdaderos valores de la vida, del amor y de la sexualidad. Con tal motivo, la Santa Sede, a través del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, hizo público un mensaje en el que subraya su labor de servicio (recordamos que más del 25% de los enfermos del SIDA son atendidos en estructuras sanitarias católicas) y de prevención contra la enfermedad. Una enfermedad que hay que vencer, como dice el Papa, entendiendo los verdaderos valores de la vida, del amor y de la sexualidad. A este propósito recogimos unas declaraciones del cardenal Javier Lozano Barragán, que es el presidente del dicasterio de la Pastoral sanitaria.
40 ANIVERSARIO DE LA PROMULGACIÓN DEL DECRETO “INTER MIRIFICA” Se celebraba el jueves el 40 aniversario de la promulgación del decreto “Inter Mirifica” del Concilio Vaticano II sobre los instrumentos de la comunicación social. Con este motivo tuvimos con nosotros al presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Mons. Foley que nos explica el significado de este documento en la vida de la Iglesia. Mons. Foley nos subrayó también la importancia de los medios de comunicación en la evangelización.
ASAMBLEA PLENARIA DEL CONSEJO PONTIFICIO COR UNUM Del 20 al 22 de noviembre se ha celebrado en el Vaticano la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio Cor Unum, que realiza la caridad del Papa. Sobre los temas tratados y el contenido de las intervenciones nos habla Mons. Francisco Azcona Sanmartín, subsecretario de este Consejo.
UN PONTIFICADO DE LA MODERNIDAD El pasado viernes en Madrid, el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, analizó las grandes líneas del Pontificado de Juan Pablo en una Conferencia titulada “Un pontificado de la modernidad” que tuvo lugar en la embajada de Italia en España y que forma parte del ciclo ''Mi segunda patria'', que comprende 40 manifestaciones organizadas en otras tantas ciudades del mundo por el ministerio de exteriores italiano. Navarro-Valls, afirmó que, al margen del Papa, no hay hoy en el mundo un líder público global y, por tanto, "no hay que sorprenderse" de que "los medios de comunicación se interesen tanto por el Pontífice y su Pontificado". No existe "una gran personalidad con autoridad en el mundo occidental que se preocupe tanto de la condición interior del hombre contemporáneo y que concentre su atención en el problema del significado de la vida, de la virtud, del origen último y de los grandes interrogantes humanos". El portavoz del Vaticano centró su intervención en tres aspectos que, a su juicio, justifican el "gran interés" por el Papa: el restablecimiento de un sistema común de referencias; la declaración de la fe; y la renovación del Pontificado. Sobre el primero, Navarro-Valls indicó que una de las mayores dificultades que se dan para la transmisión y comunicación de valores, particularmente los religiosos y trascendentes, reside en la desaparición de un sistema común de referencias. “Las sociedades humanas han perdido su homogeneidad cultural y los distintos sistemas de referencia conviven ofuscando el significado último de las palabras", añadió, por lo que la labor de Juan Pablo II ha consistido en emprender el trabajo de “recrear” el léxico común "que no existe ya en nuestros días". Sobre el segundo punto, el de la fe, Navarro Valls agregó que "el modo de ubicar la cuestión para el Papa no está en cargar al hombre con responsabilidades morales que no entiende, sino ayudarle a entender que la asunción de las responsabilidades morales al actuar es el único modo para llegar a ser lo que se es, es decir, persona". Navarro-Valls destacó que el Papa, a través de sus viajes, hace evidente la dimensión religiosa: "La religión sale de la esfera de la subjetividad y se hace visible, un hecho público que puede ser observado en directo y también comentado por los medios de comunicación". Respecto a la renovación del Pontificado, Navarro-Valls dijo que, si al inicio de éste la imagen transmitida por la prensa era la de "una gran novedad personal" dentro de una institución antigua, con el paso de los años el acento se ha desplazado hacia los cambios que Juan Pablo II ha generado en la institución. Hemos pasado a la imagen de una institución que presenta una gran aceleración en su renovación histórica. Y si bien Juan Pablo II encarna esta institución, no da jamás la impresión de representar un papel".
A las 9 de la mañana del viernes, con la presencia del Santo Padre y de la Familia Pontificia, tuvo lugar la primera predicación de Adviento, en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico. El tema de las meditaciones que el Predicador de la Casa Pontificia, Padre Raniero Cantalamessa, eligió para esta primera predicación y las de los próximos viernes 12 y 19 de diciembre, se inspira en la primera Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses. «Ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación (4,3). Reflexiones sobre la santidad cristiana a la luz de la experiencia de la Madre Teresa de Calcuta».
DIÓCESIS
DE CARORA (VENEZUELA) DIÓCESIS
DE PUERTO CABELLO (VENEZUELA) DIÓCESIS
DE PARANAVAÍ (BRASIL) DIÓCESIS
DE PAVÍA (ITALIA) DIÓCESIS
DE TREVISO (ITALIA) DIÓCESIS
DE VITTORIO VENETO (ITALIA) DIÓCESIS
DE CESENA-SARSINA (ITALIA) ARCHIDIÓCESIS
DE SAINT LOUIS (ESTADOS UNIDOS) DIÓCESIS
DE LIRA (UGANDA) PROVINCIA
ECCLESIASTICA DI TOLIARA (MADAGASCAR) Datos
estadísticos La diócesis de Toliara (1957), fue evangelizada en el 1845 por los jesuitas y los lazaristas. Tiene una superficie de 43.570 kilómetros cuadrados, 750.000 habitantes, 86.000 católicos, 15 parroquias, 120 centros misioneros, 38 sacerdotes (10 diocesanos y 28 religiosos), 240 religiosas y 22 seminaristas mayores.
DOMINGO
II DE ADVIENTO (C): 7 de diciembre de 2003 Por boca del profeta Baruc, Dios invitaba a su pueblo a envolverse en el manto de su justicia, porque quería mostrar en él su esplendor a todos los pueblos. Y, por eso, lo disponía a recibir su liberación con esta arenga: Ponte en pie Jerusalén, sube a la altura, y contempla a tus hijos, reunidos a la voz del Espíritu, gozosos porque Dios se acuerda de ti. Sí, es Dios mismo quien los traerá con gloria como llevados en carroza real. El mismo ha mandado abajarse a todos los montes elevados, a todas las colinas encumbradas, ha mandado que se llenen los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad guiado por la gloria de Dios. Cuando era ya inminente la entrada en escena del que venía a “reunir a los hijos de Dios dispersos por el pecado”, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto y recorría toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión. La liberación, tantas veces anunciada, iba a cumplirse y ésta era la señal: Una voz grita en el desierto, preparad el camino del Señor, allanad sus senderos, elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios. Era la invitación de siempre para decidirse a entrar por ese camino, en el que podemos encontrarnos con el Señor que viene a salvarnos. Comentando este pasaje, un antiguo Padre de la Iglesia decía: “Sí, somos nosotros mismos los que hacemos ásperos los senderos del Señor, con nuestros deseos perversos como guijarros cortantes; Sí, nosotros somos los que abandonamos absurdamente la calzada real, construida con piedras proféticas y apostólicas y allanada con las pisadas de los santos y del mismo Señor, para seguir caminos torcidos, llenos de zarzas; para andar con los ojos ciegos por el encantamiento de los placeres de aquí abajo. Y ya lo dijo el Señor por el profeta: Mi pueblo me ha olvidado y queman incienso a la vanidad para caminar por veredas, por una vía no trazada (Jer 18,15).” (Juan Casiano). Este cambio de ruta es, ante todo, un don. Nos lo acaba de decir el profeta: es Dios mismo el que nos reúne a la voz de su Espíritu para llevarnos por su camino. Por eso, por boca de S. Pablo, se nos pide hoy: Que vuestra comunidad de amor siga creciendo más y más en penetración y sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios. Sí, se trata de salir de la superficialidad, penetrando en los verdaderos valores; salir de lo aparente, apreciando lo que vale de verdad; salir de esa inconsciencia a que nos arrastran los afanes por lo inmediato, sin tener en cuenta lo que valdrá de veras ante el Señor. Esos valores que podemos descubrir y hacer crecer en la comunidad del amor cristiano, como dice el Apóstol. Por eso, hoy pedimos con la Iglesia: Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente del esplendor de su gloria. Y es que, sólo así podremos experimentar con el salmista que el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. Sólo así podremos vivir nuestra vocación de ser esa Iglesia, a la que Dios ha puesto como esplendor de su gloria en medio de las naciones. Sólo así llegaremos al día de Cristo, limpios y cargados de frutos para gloria y alabanza de Dios. Hagamos hoy muy nuestra la petición de la Iglesia después de comulgar: Danos, Señor, sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo.
SE CLAUSURA EL II CONGRESO MISIONERO AMERICANO El domingo se clausuró en la capital de Guatemala el II Congreso Misionero Americano que se inauguró el martes anterior. Con el lema «Iglesia en América, tu vida es misión los congresistas han profundizado en el tema de «La misión. Anuncio del Evangelio de la Vida, tarea fundamental del Pueblo de Dios que peregrina en América». Sobre la clausura de este importante congreso nos informó desde Guatemala nuestro enviado especial el Padre Pedro Rodríguez:
40 ANIVERSARIO UNIVERSIDAD IGLESIA GRECO-CATÓLICA UCRANIANA La Iglesia greco-católica ucraniana celebra el 40 aniversario de fundación de su universidad dedicada al san Clemente Papa. Universidad nacida por voluntad del cardenal Josif Slypi en 1963, después de la independencia de la nación ucraniana de Rusia y que se ha venido consolidando en estos años como punto de referencia cultural y educativo para los ucranianos. En un Comunicado de Prensa que anuncia estas celebraciones - que tuvieron lugar los días 6 y 7 de diciembre - se recuerda que la Iglesia greco-católica de Ucrania, que renació después de las persecuciones comunistas, es una de las Iglesias del Este que más sangre ha derramado. Primero durante la persecución de los cosacos, luego durante la de los zares y, finalmente, con la de los comunistas. Los greco-católicos han recobrado la libertad de culto en 1989 con la proclamación de la independencia de Ucrania. La Iglesia greco-católica ucraniana está ligada a Roma desde 1596 y esta comunión se sancionó con la Unión de Brest.
LA EXPERIENCIA DE UN CAPELLÁN PENITENCIARIO Esta semana estuvo con nosotros el Padre Felipe Alonso Bajo que nos narró su experiencia como Capellán penitenciario. |