VALIENTE COMPROMISO DE LOS PASTORES DE LA IGLESIA EN MÉXICO EN DEFENSA VIDA Y FAMILIA Diálogo; promoción integral del ser humano; plena libertad religiosa; pobreza; justicia social; ética de los gobernantes y responsables de la vida pública; atención a los indígenas y el creciente fenómeno de la emigración. Fueron los temas destacados por Juan Pablo II en su discurso al nuevo embajador de México. Al recibir el martes al nuevo embajador de México, Juan Pablo II recordó la dicha que ha tenido de visitar cinco veces este país, iniciando en tierra mexicana - «hace ya veinticinco años» - sus viajes «como Sucesor del apóstol Pedro». En su discurso, de bienvenida, en el encuentro para la presentación de las Cartas Credenciales del embajador de México, el Papa expresó su satisfacción por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede, hace casi doce años. Juan Pablo II se refirió a los cambios en el entramado político, social y económico de este país, recordando la misión pastoral de la Iglesia católica, en la promoción del bien común del pueblo mexicano. Buscando «el diálogo y el entendimiento con las diversas instituciones públicas y defendiendo su derecho a participar en la vida nacional». Y, tras destacar los avances en la colaboración entre la Iglesia y el Estado, el Santo Padre impulsó a seguir trabajando «con estima recíproca», «con vistas a la promoción integral del ser humano». Con el anhelo de que la Iglesia en México pueda gozar de plena libertad «sin privilegios», pero también «sin trabas ni impedimentos», el Santo Padre destacó que es preciso que se garantice el derecho a la libertad religiosa de las personas y los grupos, evitando toda forma de intolerancia o discriminación». Exhortando luego a que se den pasos adelante en otros aspectos, como «la educación religiosa en diversos ambientes, la asistencia espiritual en los centros de salud, de readaptación social y asistenciales del sector público, así como una presencia en los medios de comunicación social». Juan Pablo II puso en guardia contra «una errónea concepción del principio de separación Iglesia - Estado y del carácter laico del Estado». Como aquellos que «intentan reducir la religión a la esfera meramente privada del individuo, no reconociendo a la Iglesia el derecho a enseñar su doctrina y a emitir juicios morales sobre asuntos que afectan al orden social, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o el bien espiritual de los fieles». El Papa quiso destacar «el valiente compromiso de los pastores de la Iglesia en México en defensa de la vida y de la familia». Y también el reciente y apremiante llamamiento de los obispos mexicanos a la unidad nacional y al diálogo entre los responsables de la vida social (CEM, La construcción de la Nación mexicana es una tarea de todos, 10 diciembre 2003). Luego el Pontífice dedicó una amplia parte de su denso discurso al nuevo embajador de México al «doloroso y vasto problema de la pobreza, con sus graves consecuencias en el campo de la familia, la educación, la salud o la vivienda, es un desafío urgente para los gobernantes y responsables de la vida pública». Y señaló que su erradicación requiere «medidas de carácter técnico y político, encaminadas a que las actividades económicas y productivas tengan en cuenta el bien común, y muy especialmente a los grupos más deprimidos». Medidas «insuficientes si no están animadas por valores éticos auténticos». Puesto que «un modelo de desarrollo que no afronte con decisión los desequilibrios sociales no puede prosperar en el futuro». Una vez más, Juan Pablo II puso de relieve la «especial atención que requieren los pueblos indígenas, tan numerosos en México y, relegados a veces al olvido». Y recordó que en la Basílica de Guadalupe, al canonizar al indio Juan Diego, señaló que "la noble tarea de edificar un México mejor, más justo y solidario, requiere la colaboración de todos. En particular, es necesario apoyar hoy a los indígenas en sus legítimas aspiraciones, respetando y defendiendo los auténticos valores de cada grupo étnico. ¡México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México" (Homilía, 31.07.03). El Santo Padre hizo hincapié asimismo en «el creciente fenómeno de la emigración de muchos mexicanos a otros países, en especial a los Estados Unidos», que es «otra preocupación que siente la Iglesia y la sociedad en México». Y reiteró que «a la incertidumbre de quien parte en busca de mejores condiciones se añade el problema del desarraigo cultural y la dolorosa dispersión o alejamiento de la familia, sin olvidar las funestas consecuencias de tantos casos de clandestinidad». En este contexto, el Papa señaló que para paliar el flujo de emigrantes, que «se trata de contener con severas restricciones», la Iglesia recuerda que las medidas desarrolladas en los países receptores deben ir acompañadas de una decidida atención en el país de origen, detectando y remediando ante todo, «las causas por las que muchos ciudadanos se ven obligados a dejar su tierra». Y recomendando que los mexicanos residentes en el extranjero no deben sentirse olvidados por las autoridades de su país, Juan Pablo II subrayó también la importancia que han adquirido los encuentros entre obispos de las diócesis fronterizas de México y Estados Unidos, para mejorar la situación de la población emigrante, pues las parroquias y demás instituciones católicas constituyen el principal punto de referencia y de identidad que encuentran en el extranjero. Antes de finalizar su discurso el Papa recordó la importancia del Congreso Eucarístico Internacional, que tendrá lugar el próximo mes de octubre en Guadalajara y en el que participarán miles de fieles llegados de muchos países del mundo.
LA IGLESIA ALIENTA LA CONVIVENCIA PACÍFICA NACIONAL E INTERNACIONAL La Iglesia «alienta el amor al prójimo y la convivencia pacífica nacional e internacional; defiende la familia y el matrimonio entre hombre y mujer, el respeto de la vida y de los derechos humanos y recuerda la responsabilidad de los legisladores, en particular de los católicos». En su bienvenida al nuevo embajador de Argentina, Juan Pablo II expresó el sábado su satisfacción por las buenas relaciones diplomáticas entre esta nación y la Santa Sede. Recordando que «proponiéndose el bien integral de un mismo pueblo, la Iglesia aporta lo que es propio de su misión, contribuyendo así también al bienestar de las naciones», el Papa hizo hincapié en que la misma Iglesia «alienta el amor al prójimo, que a su vez es fuente segura de auténtico desarrollo, promueve actitudes fraternas, que son fundamento sólido de toda convivencia pacífica, e inculca en las conciencias el riguroso respeto de la dignidad innata de la persona y de los derechos humanos, base de un orden social verdaderamente justo». Tras recordar que «Argentina es testigo singular de los frutos que conllevan unas relaciones cordiales en los diversos ámbitos y un espíritu de colaboración entre la Iglesia y las naciones», el Santo Padre señaló que esos mismo frutos se han cosechado «en unas ocasiones para llevar a buen término, por el camino del diálogo y el entendimiento, espinosas cuestiones que ponen en peligro el inestimable valor de la paz». Y, en otras, para «aminorar los factores externos que influyen en graves coyunturas económicas, sin por ello dejar de alentar a quienes las padecen a que desarrollen su gran capacidad de trabajo e imaginación para superarlas, sin eludir responsabilidades ni escatimar esfuerzos». Sin olvidar la ingente labor de tantas personas e instituciones católicas que han servido y sirven a la sociedad argentina en distintos campos - como la cultura y la educación, la promoción y cuidado de los más necesitados o, incluso, del trabajo y las diversas formas de participación al bien común de la Nación – Juan Pablo II se refirió a «los momentos difíciles», cuando «aumenta la incertidumbre, crece la necesidad o escasea la esperanza». Destacando la responsabilidad de los poderes públicos de «proteger y ayudar a las instituciones que llevan a cabo tareas humanitarias o de promoción humana y social» Una vez más, el Papa reiteró la misión de la Iglesia, que no cesa de invitar «a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a construir una sociedad basada en valores fundamentales e irrenunciables para un orden nacional e internacional digno del ser humano». Como «el valor de la vida humana misma, sin el cual no sólo se quebranta el derecho de cada ser humano desde el momento de su concepción hasta su término natural, y que nadie puede arrogarse la facultad de violar, sino que se cercena también el fundamento mismo de toda convivencia humana». En efecto, hizo hincapié Juan Pablo II «cabe preguntarse qué sentido tiene el esfuerzo por mejorar las formas de convivir, si no se garantiza el vivir mismo». Y recomendando la necesidad de custodiar con esmero la inalienable dignidad de la vida humana «atajando prontamente los múltiples intentos de degradar, más o menos veladamente, el bien primordial de la vida convirtiéndolo en mero instrumento para otros fines», el Papa recordó que «otro pilar de la sociedad es el matrimonio, unión de hombre y mujer, abierto a la vida, que da lugar a la institución natural de la familia». Familia que tiene derechos y deberes propios que ha de ejercer en el ámbito de su propia autonomía. Por lo que «atañe a las legislaciones y a las medidas políticas de sociedades más amplias, según el principio de subsidiaridad, la tarea de garantizar escrupulosamente estos derechos y de ayudar a la familia en sus deberes cuando éstos sobrepasan su capacidad de cumplirlos sólo con sus medios». «Me parece oportuno recordar» – afirmó el Pontífice que «el legislador, y el legislador católico en particular, no puede contribuir a formular o aprobar leyes contrarias a ‘las normas primeras y esenciales que regulan la vida moral’, expresión de los más elevados valores de la persona humana y procedentes en última instancia de Dios, supremo legislador (cf. A los gobernantes, parlamentarios y políticos, 4 noviembre 2000, n. 4). También en esta ocasión, Juan Pablo II destacó este tema «en un momento en que no faltan intentos de reducir el matrimonio a mero contrato individual, de características muy diversas a las que son propias del matrimonio y de la familia, y que terminan por degradarla, como si fuera una forma de asociación accesoria dentro del cuerpo social». Y subrayó que «las autoridades públicas han de proteger y favorecer la familia, núcleo fundamental de la sociedad, en todos sus aspectos, sabiendo que así promueven un desarrollo social justo, estable y prometedor». El Santo Padre recordó asimismo que este año se conmemora el centenario de la inauguración del monumento a Cristo Redentor entre las cumbres andinas que colindan con Chile. Y subrayó que «si entonces fue expresión de la confianza en la ayuda divina para solucionar graves escollos para la vida patria», la solemnidad con la cual hoy se celebra este hecho «es un grato motivo de esperanza, pues hace revivir aquella gozosa fe y proyecta hacia el futuro el compromiso de seguir favoreciendo los valores inspirados en el Evangelio y que contribuyen decididamente a construir una sociedad más pacífica, solidaria y reconciliada, en la cual se intente siempre mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos sin excepción».
COLABORACIÓN REAL Y COMPROMISO SERIO EN BOSNIA HERZEGOVINA El Santo Padre evidenció al nuevo embajador de Bosnia Herzegovina, la necesidad de una colaboración real y un compromiso serio de todas las componentes de esta sociedad multiétnica, multireligiosa y multicultural. “Para garantizar los derechos individuales y de los grupos es indispensable la efectiva igualdad de todos ante la ley y el respeto concreto del prójimo. En este contexto, se deben crear las condiciones para perdonar sinceramente y reconciliarse auténticamente, liberando la memoria de los rencores y los odios surgidos de injusticias padecidas y de los prejuicios construidos artificialmente”. Con estas palabras se dirigía el viernes el Santo Padre al nuevo embajador de Bosnia Herzegovina, en un discurso en el que insistió en la necesidad de una colaboración real y un compromiso serio de todas las componentes de esta sociedad multiétnica, multireligiosa y multicultural. El Pontífice recordó en su discurso sus dos viajes a Bosnia Herzegovina, en abril de 1997 y en junio de 2003, peregrinaciones motivadas por el gran amor del Papa hacia estas poblaciones y en las que pudo comprobar las dificultades y sufrimientos que los conflictos bélicos habían provocado. Juan Pablo II calificó estos viajes como exigencia de su misión pastoral para llevar a todos el mensaje del amor, de la reconciliación, del perdón y de la paz. “He querido confirmar a mis hermanos católicos –prosiguió el Papa- en la fidelidad al Evangelio, para que continuasen siendo constructores de esperanza junto a quienes consideran Bosnia Herzegovina su patria”. No obstante, como recordó Juan Pablo II, quedan aún numerosos problemas sin resolver y ha citado en concreto la cuestión de los prófugos y exiliados de la región de Banja Luka, de Bosanska Posavina y de otras zonas de Bosnia Herzegovina, que todavía esperan poder regresar a su tierra sin peligro y poder llevar un vida digna. El una sociedad multicultural como la bosnia, el Papa subrayó la necesidad de no ignorar las diferencias existentes, sino por el contrario respetarlas, y considerarlas como un enriquecimiento común, para que nunca se conviertan en pretextos para enfrentamientos o, peor aún guerras. “A pesar de las dificultades persistentes, las poblaciones de Bosnia Herzegovina continúan alimentando la esperanza de poder resolver sus problemas actuales, gracias también –dijo el Papa- a la ayuda de la Comunidad Internacional, que hasta ahora ha desempeñado un papel de gran relieve. En el contexto europeo el Pontífice recordó la aspiración de este país de ofrecer su contribución particular al proceso de la integración europea y manifestó el apoyo total de la Santa Sede en este camino de unificación, deseando que mediante la contribución de todos se construya en Europa una gran familia de pueblos y culturas. “De hecho la unidad europea no es sólo una prolongación de los confines, sino un crecimiento solidario en el respeto de cada tradición cultural, el compromiso con la justicia y la paz en el Continente y en el mundo”.
MATRIMONIO Y FAMILIA NO SON UN PRODUCTO DE CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS Juan Pablo II recibió el jueves a los párrocos de la diócesis de Roma y anunció que desde el sábado siguiente proseguiría sus encuentros con las comunidades parroquiales que todavía no ha podido visitar. Juan Pablo II hizo gala de su buen humor y buen estado de salud, durante su encuentro con los párrocos de Roma a quienes se dirigió en un discurso improvisado, en el que intercaló el dialecto romano, dejando aparte el que estaba previsto y recomendando a los párrocos que lo leyesen en el Osservatore Romano. Entre numerosos aplausos el Pontífice pronunció algunas frases en dialecto romano, admitiendo no haberlo aprendido e interrogándose, entre las risas de los presentes, si esto querría decir que no ha sido un buen obispo de Roma. El Papa recordó que le quedaban 40 parroquias por visitar en su diócesis y que el sábado siguiente comenzaría de nuevo el ciclo de encuentros pastorales que le había llevado a visitar 300 parroquias romanas. El Santo Padre subrayó su deseo de encontrar directamente a las comunidades parroquiales, que todavía no ha podido visitar, en un discurso centrado fundamentalmente en el tema del matrimonio y la familia “que no pueden considerarse como simple producto de las circunstancias históricas o una estructura externa al amor humano”. En este contexto de apoyo a las familias cristianas, el Pontífice ubicó la solicitud pastoral de los sacerdotes. Por parte del obispo, como primer responsable de la pastoral familiar de la diócesis, y por parte de los sacerdotes, la responsabilidad hacia las familias se extiende no sólo a los problemas morales y litúrgicos, sino que comprende también aquellos de carácter personal y social. Apoyándose en las experiencias vividas en las propias familias y en el contacto cotidiano con las familias que se les han confiado, el sacerdote tiene que manifestar siempre su cercanía espiritual, sobre todo en las dificultades que la vida presenta. Además el Papa subrayó como “los comportamientos equivocados y a menudo aberrantes que a veces se proponen, y el mismo contacto cotidiano con las dificultades y las crisis que atraviesan muchas familias pueden hacer que nazca en nosotros la tentación de la desconfianza y la resignación”. En este sentido el Pontífice insistió en que “ningún error y ningún pecado, ninguna ideología y ningún engaño humano pueden suprimir la estructura profunda de nuestro ser, que necesita ser amado y a su vez ser capaz de amar auténticamente. Por esta razón, finalizó el Papa, cuanto mayores sean las dificultades, más fuerte es nuestra confianza en el presente y el futuro de la familia y tanto más generosos y apasionado debe ser nuestro servicio de sacerdotes a las familias.
LAS IGLESIAS EUROPEAS HAN DE COMPROMETERSE PARA QUE LA INTEGRACIÓN DEL CONTINENTE NO SE FUNDE SÓLO EN INTERESES ECONÓMICOS Y POLÍTICOS Las iglesias europeas han de comprometerse a fondo para que la integración del continente no se funde sólo en intereses económicos y políticos en perjuicio de los valores antropológicos, morales y espirituales cristianos. Juan Pablo II invitó a las iglesias locales del viejo continente a comprometerse activamente en favor de la integración europea, en su discurso a un grupo de obispos franceses de la provincia de Besançon, recibidos el viernes en el Vaticano al final de su visita ad limina apostolorum. Un resultado éste de la integración “que nos ha de llevar a releer la historia y a recordar que a lo largo de los siglos, los valores antropológicos morales y espirituales cristianos han contribuido ampliamente a construir las distintas naciones europeas y a tejer en ellas sus profundos lazos”. Y una muestra de ello, explicó el Santo Padre, son “las numerosas y bellas iglesias, signos de la fe de nuestros antepasados, que se levantan por doquier en el continente poniendo en evidencia y recordándonos que estos valores han sido y son todavía el fundamento y el cimiento de las relaciones entre las personas y los pueblos”. “Esta unión, por tanto, no puede hacerse en detrimento de estos valores o en oposición a ellos.” “En efecto, las relaciones entre los diversos países no puede reposar únicamente en los intereses económicos y políticos -los debates sobre la globalización lo demuestran claramente- o en alianzas de conveniencia que harían más frágil la ampliación de la Unión Europea en curso y que podrían conducir a un retorno de las ideologías del pasado que han ridiculizado al hombre y a la humanidad”, afirmó el Papa. Estos lazos deben tener como finalidad el construir una Europa de los pueblos, que permita definitivamente superar los conflictos que han ensangrentado el Continente durante todo el siglo XX. Sólo así nacerá una Europa, dijo el Pontífice, en la que “la identidad descansará sobre una comunidad de valores, una Europa de la fraternidad, de la solidaridad, de la promoción del hombre, del respeto de sus derechos inalienables, de la búsqueda del bien común para la felicidad y la prosperidad de todos”. “Por su presencia plurisecular en los distintos países del continente, por su participación en la unidad entre los pueblos y entre las culturas y en la vida social en los campos educativo, caritativo, sanitario o social, la Iglesia -dijo el Papa- desea contribuir siempre mucho más a esta unidad del continente”. A este propósito, Juan Pablo II subrayó que los católicos han de “participar activamente en la vida pública en todos los ámbitos de la sociedad para estar al servicio de sus hermanos” y animó a los pastores franceses a la formación integral de los jóvenes, especialmente aquellos que serán mañana responsables de la nación, para que puedan discernir coherentemente, reflexionar y tomar sus decisiones en el futuro con criterios morales. “Intentar sacar del campo social esta dimensión importante de la vida de las personas y de los pueblos como es la religión, o los signos que manifiestan el fervor religioso, sería contrario a la libertad bien entendida. La libertad de culto no puede concebirse sin la libertad de practicar individual y colectivamente la religión, ni sin la libertad de la Iglesia. La religión no puede ser apartada sólo a la esfera de lo privado si no es con el riesgo de que venga negado todo lo que de colectivo tiene en el seno de la sociedad.
ÁNGELUS: PREOCUPACIÓN POR LA SITUACIÓN EN HAITÍ En la cita del Ángelus, Juan Pablo II recordó a los «niños víctimas inocentes de la maldad de los hombres» y ante las dolorosas noticias que llegan de Haití invitó a tomar decisiones por el bien de todos los haitianos, con la ayuda de la comunidad internacional y de las organizaciones humanitarias. Ante las dolorosas noticias que llegan de Haití, Juan Pablo II expresó una vez más su preocupación por la convivencia pacífica de los pueblos y dirigió un apremiante llamamiento «a todos los haitianos para que tengan el valor y la humildad de tomar las decisiones necesarias para el bien del país: «Mientras animo el trabajo diplomático de la comunidad internacional y pido un generoso compromiso por parte de las organizaciones humanitarias, envío una bendición especial al amado pueblo haitiano». En sus palabras antes del rezo del Ángelus, este primer domingo de Cuaresma, Juan Pablo II evocó la victoria de Jesús sobre el maligno durante los cuarenta días que transcurrió en el desierto, impulsado por el Espíritu Santo. «Cristo el nuevo Adán rechaza con firmeza las tres conocidas tentaciones que son eco del antiguo engaño con el que Satanás hizo caer a nuestros progenitores». Y, haciendo hincapié precisamente en esta narración evangélica, el Papa enfatizó que esa misma victoria de Jesús «nos asegura que no sucumbiremos en el momento de la prueba, si permaneceremos unidos al Señor». Juan Pablo II señaló que la Cuaresma nos invita a un compromiso especial en el camino espiritual y, renovando la exhortación que este año ha dirigido a la Iglesia en favor de los niños, lanzó un nuevo llamamiento: «He enviado a la Iglesia, para esta ocasión, un Mensaje en el que he querido recordar en particular a los niños, a menudo víctimas inocentes de la maldad de los hombres. La Iglesia les dedica un cuidado especial porque es Cristo mismo el que nos dice ‘El que recibe a un niño en mi nombre, a mí me recibe’ (Mt 18, 5). Que este período del Año litúrgico pueda transformarse en un generoso certamen de solidaridad hacia estos pequeños, en particular para con los que están en grave peligro y dificultad. Queridísimos hermanos y hermanas, os invito a todos a rezar por esta intención». El Santo Padre pidió asimismo que se le acompañe con la oración durante los Ejercicios Espirituales, que, como cada año, empieza en la tarde de este domingo junto con sus colaboradores de la Curia Romana. Con el anhelo de que «la Virgen de la escucha haga provechosos para todos nosotros estos días de silencio, de meditación y de intensa comunión con Cristo».
MIÉRCOLES DE CENIZA: INICIA LA CUARESMA, CAMINO DE ORACIÓN, PENITENCIA Y AUTÉNTICA ASCESIS CRISTIANA Juan Pablo II presidió el miércoles en la Basílica Vaticana, la Celebración de la Palabra, con la bendición e imposición de la ceniza y recordó de forma especial su Mensaje para la Cuaresma 2004: un llamamiento a los cristianos para que manifiesten esta conversión interior con gestos de ayuda a favor de los niños más necesitados. Ante los abusos de todo tipo que sufren tantos menores --prostitución, droga, trabajo ilegal, guerras...-- y ante problemas sanitarios a los que están expuestos, como la infección del sida, el Papa hace hincapié en que «la humanidad no puede cerrar los ojos ante un drama tan alarmante». Con la celebración de la Palabra este Miércoles de Ceniza, inició en la Basílica de san Pedro el tiempo de cuaresma. A las 10,30 Juan Pablo II presidió en la Basílica Vaticana la bendición e imposición de las cenizas. El cardenal Secretario de estado Angelo Sodano impuso la ceniza al Santo Padre y 75 sacerdotes la impusieron a los miles de fieles que participaron en esta sugestiva celebración, inicio de un tiempo fuerte de la Iglesia que nos llama de nuevo a la conversión. Después del rito inicial y de la liturgia de la Palabra, Juan Pablo II comenzó su homilía citando las palabras que Dios dirige a cada uno de nosotros al inicio del camino cuaresmal “...y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará”. Camino que emprendemos con la imposición de las cenizas, gesto austero de penitencia de la tradición cristiana que subraya la conciencia del hombre que se reconoce pecador frente a la majestad y la santidad de Dios. Al mismo tiempo, manifiesta la disponibilidad a acoger y concretar en opciones concretas la adhesión al Evangelio. Muy elocuentes son las fórmulas que le acompañan. La primera, tomada del Libro del Génesis: “acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás”, evoca la condición humana actual colocada bajo el signo de la caducidad y del límite. La segunda retoma las palabras evangélicas: “Conviértete y cree en el Evangelio”, constituyen un apremiante llamamiento a cambiar de vida. Las dos fórmulas nos invitan a entrar en la Cuaresma con una actitud de escucha y de sincera conversión. Seguidamente Juan Pablo II observó que el Evangelio subraya que el Señor “mira en lo más profundo”, es decir, escruta el corazón. Los gestos exteriores de penitencia tienen valor sólo si son expresión de una actitud interior y si manifiestan la firme voluntad de alejarse del mal y de recorrer el camino del bien. Aquí radica el sentido profundo de la ascesis cristiana. “Ascesis: la misma palabra evoca la imagen del subir hacia metas elevadas. Ello comporta necesariamente, explicó el Papa, sacrificios y renuncias. Es menester, por lo tanto, reducir a lo esencial el equipaje a fin de aligerar el viaje; estar dispuestos para afrontar cualquier dificultad y superar todos los obstáculos para alcanzar el objetivo prefijado, y aseveró que para llegar a ser auténticos discípulos de Cristo. Para ser auténticos discípulos de Cristo, es preciso renunciar a sí mismos, coger la propia cruz cada día y seguirle. Es el camino arduo de la santidad, que cada bautizado está llamado a recorrer”. Desde siempre la Iglesia indica algunos medios útiles para alcanzar este camino, recordó Juan Pablo II. Ante todo la humilde y dócil adhesión a la voluntad de Dios acompañada por la oración incesante; son las formas penitenciales típicas de la tradición cristiana, como la abstinencia, el ayuno, la mortificación y la renuncia también a los bienes de por sí legítimos; son los gestos concretos de acogida al prójimo, que la página del Evangelio de hoy evoca con la palabra “limosna”. Todo esto se nos repropone con mayor intensidad durante el período de cuaresma que “representa un tiempo fuerte de entrenamiento espiritual y de generoso servicio a los hermanos”. A este propósito, en el Mensaje para la Cuaresma, he querido, subrayó el Santo Padre, llamar la atención sobre las difíciles condiciones por la que atraviesan tantos niños en el mundo recordando las palabras de Cristo: “Quién acoge también a uno sólo de estos niños en mi nombre, a mí me acoge” (Mt 18,5), En efecto, se ha preguntado el Pontífice, ¿Quien más indefenso que un chaval inerme y frágil tiene necesidad de ser defendido y protegido?. Muchas y complejas son las problemáticas que atacan el mundo de la infancia, recordó Juan Pablo II. Deseo vivamente que a estos nuestros hermanos más pequeños, muchas veces abandonados a su suerte, se les reserve la cura debida gracias también a nuestra solidaridad. Este es un modo concreto de traducir nuestro esfuerzo cuaresmal. Con estos sentimientos, finalizó el Papa su homilía, iniciamos la Cuaresma, camino de oración, penitencia y auténtica ascesis cristiana. Que nos acompañe el ejemplo de María, Madre de Cristo, y que ella con su ejemplo e intercesión nos obtenga proceder con gozo hacia la Pascua.
“RENOVAR NUESTRA ADHESIÓN A LA VOLUNTAD DE DIOS” Juan Pablo II hizo el sábado un llamamiento a renovar nuestra adhesión a la voluntad de Dios para poder permanecer fieles a nuestra vocación cristiana, al presidir la celebración eucarística para los fieles de cuatro parroquias romanas. El sábado por la tarde, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa presidió la celebración eucarística para los fieles de las parroquias romanas de San Anselmo, Santa María Estrella de la Evangelización, San Carlos Borromeo y San Juan Bautista de La Salle. Con estas 4 parroquias de esta ocasión, pertenecientes al Sector pastoral Sur de la Diócesis, son ya 307 las que el Obispo de Roma ha visitado a lo largo de sus más de 25 años de pontificado. En su homilía, Juan Pablo II reflexionó sobre la lectura de esta celebración Eucarística tomada del evangelio de San Lucas: «Jesús... fue conducido por el Espíritu al desierto; donde permaneció cuarenta días, y fue tentado por el diablo» (Lc 4, 1-2). Y, destacando que esta narración que nos ayuda a «comprender mejor el valor del ‘tiempo fuerte’ de la Cuaresma que acaba de empezar», el Papa ha recordado que «mientras emprendemos el itinerario cuaresmal, contemplamos a Cristo ayunando y luchando contra el diablo». «También nosotros, en efecto, mientras nos preparamos a la Pascua, somos ‘conducidos’ por el Espíritu al desierto de la oración y de la penitencia, para alimentarnos de la Palabra de Dios», subrayó Juan Pablo II, haciendo hincapié en que «también nosotros, como Cristo, estamos llamados a una lucha fuerte y decidida contra el demonio. Pues sólo así, con una renovada adhesión a la voluntad de Dios, podemos permanecer fieles a nuestra vocación cristiana. Que es la de ser heraldos y testigos del Evangelio». Tras dar su bienvenida a los feligreses de estas cuatro parroquias romanas, el Santo Padre expresó su satisfacción por proseguir, aunque «de forma distinta», la bella tradición de visitas pastorales a las comunidades de su diócesis. Y manifestó el especial cariño que le une, precisamente, a «los queridos fieles» de la diócesis de Roma, de la que es Obispo. Concretamente, el Papa se refirió luego a las características de estas parroquias – en barrios en continua expansión – y alentó a sus fieles para que sus comunidades se vuelvan cada vez más «familias de familias», compartiendo las alegrías y ayudándose en las dificultades. Juan Pablo II reiteró la necesidad de la pastoral familiar, con especial atención a las familias más necesitadas, con el anhelo de que pronto puedan contar también con los edificios necesarios para la vida litúrgica y el servicio parroquial.
GARANTIZAR QUE EL AGUA SIGA SIENDO «FUENTE DE VIDA PARA TODOS» También este año, Juan Pablo II ha dirigido un Mensaje a los Obispos de Brasil con motivo de la anual «Campaña de la Fraternidad», que coincide con el comienzo de Cuaresma. «Ocasión que impulsa a todos los cristianos a reflexionar en especial sobre las distintas situaciones sociales del pueblo brasileño que requieren mayor fraternidad», escribe el Papa poniendo de relieve el lema, precisamente, de este año, dedicado a la importancia del «Agua como fuente de vida». El Santo Padre pone de relieve que el «agua, don de Dios, es un derecho de todos» y advierte contra el peligro de un gasto excesivo y superfluo, puesto que es un bien vital para los hombres, los animales y las plantas que condiciona la vida sobre la tierra. Refiriéndose a aquellas zonas del mundo donde escasea el agua, no sólo en Brasil, Juan Pablo II recomienda que, para salvaguardar este recurso «que no es ilimitado», se establezcan criterios firmes basados en el valor de la vida y en respeto de los derechos y de la dignidad de todo ser humano». El Pontífice invita a todas las instancias de la sociedad brasileña a colaborar con los obispos católicos, con las otras Iglesias y con los organismos religiosos y laicos del Brasil para «garantizar que el agua siga siendo «fuente de vida para todos».
PESAR POR LAS VICTIMAS DEL TERREMOTO EN MARRUECOS El Santo Padre, en un telegrama, expresó su pesar por las víctimas del terremoto de Marruecos y pidió gestos de solidaridad para aliviar el dolor de todos los afectados por el seísmo. El Santo Padre, al conocer la tragedia causada por el terremoto que asoló el nordeste de Marruecos en la madrugada del martes, transmitió su profunda participación en el dolor de las familias de las víctimas y de todo el pueblo marroquí. En un telegrama enviado al Nuncio Apostólico en Marruecos, el cardenal Secretario de Estado, Angelo Sodano, pide que se transmita a las autoridades de la nación el pesar de Juan Pablo II, asegurando las oraciones del Papa por los fallecidos, por el pronto restablecimiento de los heridos y por todos los que ayudan en las operaciones de rescate. Con el anhelo de que se movilice el socorro y la solidaridad de la comunidad internacional para ayudar a los hermanos y hermanas marroquíes.
TELEGRAMA DE PÉSAME POR LA MUERTE DEL PRESIDENTE MACEDONIO El Pontífice manifestó su profundo dolor al gobierno y al pueblo macedonio por la muerte del presidente Boris Trajkovski, fallecido el jueves en un trágico accidente aéreo. En un telegrama de pésame Juan Pablo II ofreció sus oraciones por todos los fallecidos en el accidente y para que el firme deseo de paz del presidente macedonio fallecido inspire a toda la nación para continuar por la senda del diálogo, el muto respeto y la reconciliación. El presidente de Macedonia, Boris Traykovski, de 47 años, falleció el jueves al estrellarse el avión en el que viajaba cerca de Stolac, a unos 40 kilómetros de la ciudad meridional bosnia de Mostar. Los equipos de rescate que acudieron a la zona del siniestro comprobaron que no había supervivientes entre los pasajeros del pequeño aparato. Boris Traykovski viajaba a una conferencia regional en la mencionada ciudad de Mostar, acompañado de otras seis personas, entre ellas la jefa de su gabinete, Dimka Boshkovic, y el consejero del presidente, Risto Blazevski. La emisora de televisión estatal macedonia informó de que el primer ministro, Branko Crvenkovski, regresaba a Macedonia desde Dublín, tras haber aplazado la presentación de la candidatura oficial para la adhesión del país a la Unión Europea. El Parlamento Europeo guardó un minuto de silencio tras conocer la noticia de la muerte del presidente de Macedonia. El presidente fallecido asumió en 1999 la Presidencia de Macedonia y había anunciado que se presentaría a la reelección en los comicios de próximo otoño. Boris Traykovski fue uno de los participantes clave en las negociaciones con la minoría albano - macedonia que en agosto de 2001 puso fin a siete meses de guerra en su país entre las fuerzas de seguridad y una guerrilla separatista albanesa.
ORACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA, APOYOS BÁSICOS EN EL CAMINO DE REGRESO A DIOS El camino de regreso a Dios que representa el tiempo de Cuaresma -iniciado por la Iglesia el Miércoles de Ceniza- tiene en la oración, el ayuno y la limosna tres puntos de apoyo fundamentales, según afirma Mons. Bruno Forte, miembro de la Comisión Teológica Internacional, en una entrevista concedida a Radio Vaticano. Para el teólogo italiano -que desde la tarde del domingo predica los ejercicios espirituales al Santo Padre y a la Curia Romana, con el título “Seguir a Cristo luz de la vida”-, el contexto actual reclama más que nunca vivir la Cuaresma «como un camino de regreso profundo desde el corazón de la vida a Dios». Según Mons. Forte, «escenarios internacionales de conflicto y de violencia» imponen la necesidad de «redescubrir el camino de la paz como vía del diálogo y de la justicia», algo que «pasa a través de la conversión del corazón de cada uno de nosotros». También la sociedad secularizada de Occidente pone de relieve la necesidad de «redescubrir los horizontes de sentido, de esperanza», algo, añadió, que «sólo puede dar el Dios vivo con su promesa». Por esto «es importante volver a Dios» siguiendo a Jesús, «camino, verdad y vida». La oración, el ayuno y la limosna, son los medios que nos ofrece la Cuaresma para conseguirlo. Para el cristiano -describe Mons. Forte- «orar significa dejarse amar por el Padre, ponerse en actitud de escucha, de docilidad interior» y presentarle «todo lo que somos, nuestras expectativas y esperanzas»; es vivir «la oración como un sacrificio de alabanza y de intercesión». La oración también «significa unirnos a Jesús, en la Iglesia y su cuerpo en la historia» y abrirnos «al soplo del Espíritu Santo, que hace nuevas todas las cosas»; «en resumen, la oración en la Trinidad es la que debemos descubrir cada vez más», constata. Por otro lado, el ayuno -prosigue el teólogo italiano- «en la gran tradición espiritual, tiene un sentido escatológico, como cuando se espera un momento importante»; es como «si pasara a un segundo plano la necesidad física de alimentarse» al estar «nutrido por este deseo y esta espera». En la tradición cristiana, el ayuno «representa sobre todo la dimensión de la espera del Señor y la apertura del corazón, despojándose de todo lo que es obstáculo al don de su venida». Por su parte, lejos de ser sólo un gesto de donar, recalca Mons. Forte, «la limosna es una actitud del corazón»: «es un corazón humilde, arrepentido, misericordioso, compasivo, que busca reproducir en las relaciones con los demás la experiencia de misericordia que cada uno de nosotros vive en la relación con Dios». Por ello la limosna «es atención, es concretar, es discernimiento, es don». Mons. Bruno Forte lanza finalmente una invitación para esta Cuaresma: redescubrir el valor del sacrificio: «un pequeño sacrificio, un gesto de amor, posiblemente humilde, escondido, pero auténtico, que cueste algo y que sea hecho para alabanza y amor a Dios y por alguno que sufra y tenga necesidad». De hecho, «sin sacrificio no hay amor», así como «sin amor el sacrificio sería simplemente constricción exterior». «El sacrificio es ofrecimiento de amor -concluye Mons. Forte- . Y no debemos olvidar el gran ejemplo que nos ha dado Jesús», ya «que tanto amó Dios al mundo que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros». Recordamos que, como es tradicional, durante los ejercicios espirituales, que finalizarán el sábado 6 de marzo, quedan suspendidas todas las audiencias de Juan Pablo II, inclusive la audiencia general que se hubiera celebrado el miércoles 3 de marzo.
PASO IMPORTANTE EN EL DESHIELO DE RELACIONES ENTRE CATÓLICOS Y ORTODOXOS El presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos consideró su viaje a Moscú como un paso importante en el deshielo de relaciones con la iglesia ortodoxa rusa, un primer paso que en concreto ha producido el establecimiento de una comisión mixta, se ha acordado una colaboración a nivel europeo y en el campo académico-teológico. El cardenal Kasper manifestó en una entrevista, tras su viaje a Moscú, que en la base de las incomprensiones entre ambas iglesias se encuentra, por una parte, el problema dogmático de fondo que es el primado del obispo de Roma, y por otra el llamado proselitismo de la Iglesia greco católica en Ucrania, los denominados “uniatas”. El cardenal Kasper hizo una distinción entre la postura de la jerarquía del Patriarcado de Moscú y la del pueblo ortodoxo ruso: «Se debe hacer una cierta distinción entre la jerarquía, que tiene sus posiciones muy claras, y quizá para nosotros demasiado duras, aunque ahora parece que se esté abriendo, y por otra parte, el pueblo. Yo he encontrado muchos cristianos, ortodoxos que quieren la cooperación, que quieren la comunión y la unidad y tienen sobre todo una cierta nostalgia del Santo Padre, porque el Papa actual tiene una alta estima, incluso fuera de la Iglesia Católica y también en Rusia.» El purpurado explicó que la misión de la comisión mixta acordada será la de verificar las acusaciones y quejas de la Iglesia ortodoxa rusa sobre el proselitismo, y si son ciertas, cambiar y establecer reglas de comportamiento recíproco. El segundo de los acuerdos se refiere al deseo de colaboración en Europa: las dos iglesias se inspiran en los mismos valores humanos y cristianos y en una Europa cada vez más secularizada hay necesidad de este testimonio común. En tercer lugar la colaboración en campo académico-teológico prevé un intercambio de profesores y estudiantes.
REUNIÓN DE LA COMISIÓN MIXTA ISLÁMICO-CATÓLICA EN ROMA La comisión mixta islámico-católica se reunió durante dos días en Roma para analizar “la capacidad de autocrítica y evitar las generalizaciones relativas a otras religiones o comunidades”. La primera de las sesiones públicas tuvo lugar el martes por la tarde en el Pontificio Instituto de Estudios árabes e islámicos y tomaron parte en la misma el comité mixto formado por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y el Comité permanente de Al-Azhar para el Diálogo con las Religiones Monoteístas. Desde 1998 existe un acuerdo especial con el Instituto Al-Azhar, basado en contactos anteriores, y en función de la historia milenaria de esa institución y de su representatividad para los musulmanes de todo el mundo. El objetivo del Comité Mixto, según el arzobispo Michael Fitzgerald, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso es "promover la investigación de los valores comunes, trabajar por la promoción de la justicia y la paz, y por el respeto de las religiones. El comité constituye un lugar de discusión de materias de interés común, como la defensa de la dignidad y los derechos humanos y la promoción del conocimiento mutuo y del respeto entre católicos y musulmanes. El comité concede atención especial al papel de los líderes religiosos en la promoción de esos valores". El arzobispo Fitzgerald y el jeque Fawzy Al-Zafzaf, presidente del Comité Permanente de Al-Azhar para el Diálogo con las Religiones Monoteístas, son co-presidentes del Comité Mixto, formado por un co-secretario y un máximo de tres miembros por cada parte. También participan en las reuniones, cuando el tema lo requiere, diversos expertos. El Comité se reúne al menos una vez al año, alternando entre El Cairo y Roma. La reunión se celebra habitualmente alrededor del 25 de febrero, en conmemoración de la histórica visita de Juan Pablo II a Al-Azhar en ese día del año 2000.
ARCHIDIÓCESIS DE PANAMÁ (PANAMÁ)
Mons. Varela nació en Denia, diócesis de Orihuela - Alicante, en julio de 1942. Recibió la ordenación sacerdotal en la catedral de San Cristóbal en La Habana (Cuba) el 28 de junio de 1970, por la archidiócesis de Panamá. Realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor de Valencia (ESPAÑA) y prosiguió después en Lovaina (BÉLGICA)LOS ESTUDIOS DE Filosofía y Teología. Se licenció en Teología Sagrada en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Sucesivamente desarrolló los siguientes encargos en Panamá:
DIÓCESIS DE LÍBANO-HONDA (COLOMBIA) ARCHIDIÓCESIS
DE ANTOFAGASTA (CHILE)
ARCHIDIÓCESIS DE MANFREDONIA-VIESTE-SAN GIOVANNI
ROTONDO (ITALIA) ARCHIDIÓCESIS
DE PESARO (ITALIA)
ARCHIDIÓCESIS DE KOŠICE (ESLOVAQUIA) CONGREGACIÓN
PARA LOS OBISPOS REORGANIZACIÓN
DIOCESANA EN POLONIA
LA NUEVA DIÓCESIS DE BYDGOSCZ (POLONIA) De esta forma se extenderá sobre una superficie aproximada de 4.000 km2 y limitará al norte con la diócesis de Koszalin-Kolobrzeg y con la de Peplin, al este con la diócesis de Torún, al sur con la archidiócesis de Gniezno y con la de Poznan y al oeste con la diócesis de Koszalin-Kolobrzeg. La nueva diócesis contará con 596.202 habitante (510.105 provenientes de la archidiócesis de Gniezno; unos 42.000 de Peplin y otros tantos de Koszalin-Kolobrzeg). Habrá 144 parroquias, reagrupadas en 16 arciprestazgos; 284 sacerdotes diocesanos y 93 regulares; 4 religiosos y 22 Casas de Institutos Religiosos Femeninos. El nombre latino será Bydgostia, Bydgostiensis. La Sede estará en la ciudad de Bydgoszcz. La nueva catedral será la Iglesia de los santos Martín y Nicolás. La Sede será, junto a la diócesis de Wloclawek, la segunda sufragánea de la archidiócesis de Gniezno.
LA NUEVA DIÓCESIS DE SWIDNICA (POLONIA) De esta forma se extenderá sobre una superficie de aproximadamente 4.500 km2 y limitará al norte con la diócesis de Legnica y la archidiócesis de Wroclaw; al este con la archidiócesis de Wroclaw, la diócesis de Opole y la Republica Checa; al sur con la Republica Checa. La nueva diócesis contará con 687.514 habitantes (271.693 provenientes de la diócesis de Legnica y 415.821 de Wroclaw). Casi el 95% será católico. Habrá 184 parroquias, reagrupadas en 21 arciprestazgos; 298 sacerdotes diocesanos y 68 regulares; 508 religiosas. El nombre latino será Suidnicium, Suidniciensis. La Sede estará en la ciudad de Swidnica. La nueva catedral será la Iglesia de los santos Estanislao obispo y mártir y Venceslao mártir en Swidnica. La Sede será, junto a la diócesis de Legnica, la segunda sufragánea de la archidiócesis de Wroclaw.
COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO DOMINGO
I DE CUARESMA (C): 29 de febrero de 2004 Cuando Moisés determinaba las fiestas litúrgicas del pueblo de Israel, les recomendaba cómo habían de presentar al Señor, cada año, los primeros frutos de la cosecha: El sacerdote –decía– tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás al Señor: “Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció... Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron... Con mano fuerte y brazo extendido, con signos y portentos, nos sacó de Egipto. Nos introdujo en este lugar y nos dio esta tierra. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo, que tú, Señor, me has dado”. Sí, aquella ofrenda iba acompañada de la confesión de fe en las maravillas realizadas por Dios en su historia. No quería Moisés que aquel pueblo perdiera su conciencia olvidándose de Dios. Un pueblo que en realidad había sido puesto como signo de su presencia en la historia de los hombres. Es siempre nuestra tentación: disponer y disfrutar de las cosas olvidándonos de quien nos las proporciona. Es un peligro que siempre nos acecha: creer que se trata de nuestra vida y del fruto de nuestros esfuerzos. Es un riesgo que corremos también los cristianos en medio de un mundo que va a lo suyo: perder la conciencia de ser signo de aquél de quien somos y a quien vamos. Justo porque el Bautismo nos hizo pertenencia suya, destinados a su gloria. Y por eso cada año se nos ofrece una ocasión especial para renovar nuestro Bautismo: la Cuaresma que culmina en la Noche Pascual. Porque, como hoy nos dice San Pablo: Si tus labios confiesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Se trata de una renovación de la vida según la fe. Y por eso, comenzamos hoy con la Iglesia un camino de sincera conversión. Así como aquel pueblo fue llevado por Dios durante cuarenta años por el desierto, para prepararlo a la posesión de la tierra. Así también Jesús fue llevado por el Espíritu durante cuarenta días por el desierto para prepararse a su misión. Hoy entramos con él en el desierto, para vencer con él esas tentaciones, que siempre amenazan nuestra identidad cristiana. Son las tentaciones de todos los hombres que también Cristo, como hombre, tuvo que vencer: Sintió hambre Jesús y el diablo le tentó: “Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. Es la tentación de vivir para satisfacer las apetencias, de andar pendientes de cubrir las necesidades, de vivir para consumir. Y Jesús le contesta, y nos enseña así, a vencer esta tentación: Está escrito por Dios: “No sólo de pan vive el hombre”. No, no somos nosotros para las cosas, sino las cosas para nosotros, porque nosotros somos de Dios. Pero el Diablo ataca ahora por otra de las apetencias radicales del hombre. Y, así, llevándolo a lo alto, le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dice: “Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si te arrodillas ante mí, todo será tuyo”. Otra debilidad del corazón humano: la codicia y el poder. Algo que algunos sacian porque, sin escrúpulos, secundan la tentación. Por eso, el Diablo le pone como condición: “Si me adoras lo tienes fácil”. Pero es un embustero, porque el mundo no es suyo, sino de Dios. Y Jesús le vence diciendo de quién son las cosas y de quién el poder, y así vence la tentación afirmando: Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto. Pero el Diablo no se da por vencido y ataca ahora de modo más sutil. Lo lleva al alero del Templo y le dice: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito que Dios no permitirá que te pase nada malo”. Es la tentación que nosotros podemos sentir, cuando acudimos a Dios queriéndolo poner al servicio de nuestros planes; marcándole la pauta de cómo ha de comportarse con nosotros; diciéndole, en definitiva, lo que esperamos que haga para seguir confiando en él. Y por eso Jesús nos ayuda a vencer esta tentación que está en la base de muchas personas que dieron la espalda a Dios, porque no les solucionó sus problemas. Con su respuesta nos enseña a ponernos de verdad en las manos de Dios rechazando de raíz toda tentación: Está mandado: “No tentarás al Señor tu Dios”.
«NO SE PUEDE ASISTIR IMPASIBLES A LA AGONÍA DEL PUEBLO HAITIANO» Ante el deterioro de la crisis en Haití, donde se incrementa el ciclo de violencia y de caos, el obispo auxiliar de Puerto Príncipe, Mons. Pierre Dumas, dirigía un apremiante llamamiento a la comunidad internacional. «No se puede asistir impasibles a la agonía del pueblo haitiano», que está «al borde de un genocidio», advierte Mons. Dumas, haciendo hincapié en que «mañana podría ser demasiado tarde». Ante nuestros micrófonos, el prelado haitiano ponía de relieve, en especial, el sufrimiento de los niños y de los más pobres: El obispo auxiliar de Puerto Príncipe, nos comentó también la posibilidad de abrir un campo de refugiados en la base militar norteamericana de Guatámano, en la isla de Cuba. Para finalizar, Mons. Dumas nos habló del futuro de Haití y del papel que puede jugar la Iglesia católica, para que en la isla caribeña reine una verdadera convivencia fraterna y una nueva cultura de la solidaridad.
PROBLEMAS CONTEMPORÁNEOS PARA UN DESARROLLO INTEGRAL Y SOSTENIBLE «Es execrable que aún hoy algunos países y grupos organizados sigan sacando provecho con el comercio de las armas, que alimenta las zonas de conflicto en África y provoca tragedias humanas, así como desastres ecológicos inmensos, ralentizando o incluso interrumpiendo el camino hacia la paz y hacia el desarrollo del continente africano». Lo denunció el martes en Nairobi el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, cardenal Martino, en su intervención en el congreso de la Universidad Católica de África Oriental. En esta reunión sobre «Problemas contemporáneos para un desarrollo integral y sostenible», en la capital de Kenya, el purpurado señaló como inaceptable la pretensión de grupos terroristas que intentan restablecer la justicia y la paz por medio de la violencia ciega, sin dudar en destruir vidas humanas inocentes. Asimismo, el cardenal Martino condenó «la utilización escandalosa de niños soldado por parte de estados y grupos armados, recordando que el que destruye el futuro de la juventud, mata el futuro mismo del mundo». Refiriéndose luego a la pandemia del sida, plaga del siglo y del milenio, con las desastrosas consecuencias demográficas sanitarias, económicas y sociales, tan tristemente conocidas en numerosos países africanos, el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz apeló a una solidaridad cada vez mayor por parte de la comunidad internacional, en especial en lo que se refiere al acceso a los medicamentos con precios sostenibles. El cardenal Martino reiteró asimismo el llamamiento en favor de la reducción y condonación de la deuda externa de los países africanos más pobres, como tantas veces ha subrayado Juan Pablo II. Del 23 al 27 de febrero, el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, cardenal Renato Martino, visitó la capital de Kenya, para conmemorar el décimo aniversario de la fundación del Instituto de Servicio Social, de la Universidad Católica de África Oriental de Nairobi. Dicha conmemoración se inauguró con un congreso sobre el tema «Problemas contemporáneos para un desarrollo integral y sostenible». Además de presidir la Eucaristía, el lunes por la tarde, el cardenal Martino intervino en los trabajos de esta cita, presentando el papel de la Iglesia en relación con las Organizaciones Internacionales. A lo largo de estos días, el purpurado - que durante 16 años ha sido observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, en Nueva York – mantuvo encuentros con los dirigentes de dos Programas de Naciones Unidas en Nairobi, así como con las comisiones Justicia y Paz de Kenya y con algunas autoridades del gobierno de este país africano. El comunicado de prensa del Consejo Pontificio Justicia y Paz - que anunciaba la visita pastoral de su presidente - señala que la misma «se centra en la valoración de la doctrina social cristiana en África» y que se produce en la inminencia de la publicación del anunciado compendio que sobre este mismo tema está por publicar el citado dicasterio vaticano. El compendio de la doctrina social cristiana sintetiza de forma orgánica y articulada los principios fundamentales de la enseñanza eclesial sobre este mismo tema y se inspira en las históricas encíclicas pontificias sobre el mismo campo, como la Rerum Novarum de León XIII y la Sollicitudo Rei Socialis y la Centesimus Annus de Juan Pablo II.
“EL CAMINO DEL VÍA CRUCIS, MUERTE Y RESURRECCIÓN” La organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha publicado “El camino del Vía Crucis, muerte y resurrección”, escrito por el Padre Joaquín Alliende Luco para que a través de su lectura “se pueda seguir a Cristo en el camino de amor que muestra hacia la resurrección”. El texto de 40 páginas, cuenta con 95 mil ejemplares en poder ahora de Caritas Internacional, y está a disposición en alemán, inglés, francés, italiano, portugués y español. El Padre Alliende asistente eclesial a nivel internacional de la ACN, ha redactado los escritos, meditando en las Sagradas Escrituras, liturgia y tradición de la Iglesia. El sacerdote centra sus reflexiones en el testimonio espiritual del Padre Werenfried van Straaten (1913-2003), “Mendigo de Dios” y fundador de AIN. El Padre Van Straaten, quien en vida fue amigo y abogado de muchos mártires del siglo XXI, exhorta a todos los cristianos a rezar el camino de la cruz junto con los mártires de la Iglesia en Cristo. Según señala Ayuda a la Iglesia Necesitada cada una de las estaciones “está escrita con profunda meditación poética en la voluntad de Dios y concluye con breves oraciones de intercesión. Los textos están acompañados por pinturas de estilo medieval realizadas por el artista suizo Bradi Barth”.“Este texto ha sido concebido como una oración y diálogo, el silencio de cada persona en frente de Dios y el coro de todos los creyentes orando en comunión”.
NUEVAS PUBLICACIONES: DIALOGO, FE Y CULTURA “Otra lectura de Atapuerca” y “Diez desafíos al cristianismo desde la nueva cultura emergente. Son los títulos de las últimas publicaciones de don Raúl Berzosa, vicario de pastoral de la diócesis de Burgos, que nos presentó ambas obras poniendo el acento en los temas de actualidad tratados.
LOS MÁRTIRES DE LA OBRA DON ORIONE La sede de Radio Vaticano acogió la presentación de un video sobre los mártires de la Obra Don Orione, cuyos procesos de beatificación están en marcha. Entre ellos se encuentran dos siervos de Dios españoles: el P. Ricardo Gil Barcelón y el joven Antonio Arrué Peiró. El postulador de la Obra Don Orione, Don Flavio Peloso, nos los presentó. Madrugada del 4 de febrero de 1910. Un humilde sacerdote sale de la iglesia de “Sant’Anna dei Palafrenieri” en el Vaticano para iniciar una de sus jornadas, llena de fatigas entrelazadas con incesante oración. Es Don Orione este cura, el “beato” Luis Orione, que será proclamado “santo” el 15 de mayo del 2004. Delante de la iglesia de San Felipe Neri inclina la cabeza vertiendo una invocación. De rodillas y casi encorvado sobre el peldaño, hay una masa negra, inmóvil. Don Orione se siente empujado a acercarse; tiene la impresión de que sea un sacerdote. Sin embargo hay en él algo que habla de candor y firmeza. "¿Quién eres?", pregunta Don Orione. “¡Soy un hijo de la Divina Providencia!”, responde el sacerdote. “¡También yo soy hijo de la Divina Providencia! Pues entonces me perteneces un poco, sonríe Don Orione. Tengo una congregación cuyos miembros se llaman Hijos de la Divina Providencia”. El desconocido se levanta. Los dos sacerdotes se miran a los ojos: la sonrisa de Don Orione atrae, como un imán, la sonrisa del otro. Se ha entablado una amistad. El desconocido es español, sacerdote. Ha venido a pie desde Valencia, en peregrinación de penitencia, para implorar a Dios que le enseñe el camino que debe seguir: necesita mucha luz interior. Hasta hoy no ha hecho otra cosa que vagar siguiendo un gran sueño de amor, de evangelización, de santidad. “Vete a la Iglesia de Santa Ana, preséntate en nombre mío y espérame”, concluye Don Orione. De este modo el Padre Ricardo Gil entró en la órbita de Don Orione. La historia de uno de tantos sacerdotes, heroicos testigos de la fe y mártires durante la persecución religiosa en España en 1936, se inicia así, en las puertas del Vaticano.
LUBLIANA: ASAMBLEA GENERAL SUPERIORES Y SUPERIORAS MAYORES EUROPA Los Superiores y Superioras Mayores de Europa al final de su Asamblea General celebrada en Lubliana hicieron público un documento tras haber reflexionado sobre el tema: El papel de la vida religiosa en la formación de una conciencia ética en una Europa multicultural”. Hemos constatado que en Europa, dicen los Superiores, está cambiando. Hay una gran diversidad cultural; las relaciones entre la Europa Central, Occidental y Oriental están cambiando; continúa la secularización . . . Por este motivo las personas se sienten inseguras y les lleva a hacerse muchas preguntas. Nosotros, subrayan, somos hombres y mujeres de nuestro tiempo y por lo tanto estamos viviendo la misma experiencia. Y se preguntan ¿Qué dice todo esto a nuestra identidad y a nuestro papel para la construcción de un sentido ético para la Europa de hoy?. Estamos llamados a ser peregrinos, viviendo los valores del peregrino: la pobreza evangélica, la libertad, la esperanza y valentía. Ser religiosas y religiosos en peregrinación, día a día, comprometidos en: Observar el Reino de Dios con una mayor sensibilidad en la presencia y en la acción del Espíritu en todas las situaciones humanas; Dialogar: acercarse más unos a otros en nuestras comunidades, a los Obispos, y a las otras iglesias cristianas, y a los hermanos y hermanas, especialmente a los Musulmanes, y a los no creyentes. Impidiendo que el silencio y el miedo interrumpan el diálogo. Tener la valentía de acoger las diferencias, cargando con el peso de los demás, y a ser signos dentro de Europa del bien común de toda la humanidad. Siempre hacer las preguntas adecuadas y buscar respuestas que nos permitan cumplir otro paso de nuestro viaje. Pero en primer lugar, manifiestan los Superiores, queremos compartir nuestras esperanzas, nuestros temores y nuestros puntos de vista con los hermanos y hermanas de nuestras comunidades locales que experimentan todos los problemas de Europa que llaman a la puerta. No se trata de ofrecer soluciones ya dadas, más bien compartir nuestra creatividad para abrir nuevas puertas y ventanas en la Iglesia y en la sociedad. Recomendamos, terminan manifestando, los tres textos recibidos durante la Asamblea General como base para la reflexión y la discusión en sus comunidades locales y provinciales y en las Conferencias.
Teología
en el altiplano boliviano El autor, excelente en su visión teológica del problema, subtitula a su obra “Cosmovisión aymara en diálogo con la fe”. Búsqueda de la huella de Dios en la concepción que del mundo tiene el pueblo aymara, “que entró hondo en mi vida”, como nos dice el prólogo. Quizá deberíamos empezar este breve comentario justificando la elección de este libro publicado en Bolivia hace pocos meses. No se trata de un libro que vayan a encontrar fácilmente en las librerías de la Península Ibérica, aunque sean especializadas, pero sí que ha de estar necesariamente al alcance de quienes trabajan en la difusión del Reino en los países de Latinoamérica. Porque lo más importante de los estudios de este talante, es a nuestro entender el esfuerzo por identificarse con un pueblo, y la voluntad clara de conocer sus raíces más profundas. Si, en frase demasiado repetida, “conocerse es amarse”, la labor de quien se quiere identificar con todo un pueblo es intentar penetrar en su manera de ser y de vivir más íntima. No digo esto como simple justificación pasajera, sino como expresión de un convencimiento muy serio de que la labor de Enrique Jordá ha acertado plenamente en algo tan relevante como reconocer la amplitud y la seriedad de las expresiones teológicas de una cultura indígena, que va mucho más allá del folklore con que solemos desde nuestros viejos y vanidosos prejuicios, juzgar a los pueblos a los que llamamos “primitivos”. Leyendo este libro, TEOLOGÍA DESDE EL TITIKAKA, se siente un profundo respeto por el pueblo aymara, del altiplano boliviano de las zonas limítrofes de Chile y de Perú. Es un pueblo compacto, con su cultura antiquísima y su larga y noble historia. Jordá ha sentido la necesidad teológica impostergable de hacer luz en un mundo enormemente intricado, y en una labor casi titánica, ha removido cantidad de escritos y se ha remontado a buscar en las fuentes antiguas y modernas, para tener una visión lo más exacta y coherente posible de este pueblo. Como dice ya desde las primeras páginas, para llegar a ubicar su estudio teológico, ha profundizado en su historia con sumo respeto y cuidado, para concretarse después en el diálogo cristiano aymara entre los años 1960 y 1980. y su análisis abarca un enfoque preliminar, que presenta las intuiciones más generales, con el desarrollo después de las herramientas antiguas necesarias para interpretar la realidad con poco margen de error, iniciando el trabajo con la cosmovisión aymara ancestral. Entra después en una segunda parte en el análisis de la cosmovisión aymara actual, para terminar en una reflexión que intenta proponer pistas teológicas contextualizadas, en puntos importantes dogmáticos, en forma inicial y a modo de paradigmas. Si es importante el contenido de este libro de Enrique Jordá, es ejemplar e invita a reflexión el talante con que se aborda el tema, difícil de resumir en pocas líneas. Pero es una invitación a darnos cuenta de la necesidad de una interculturalización, de un saber reconocer, apreciar, analizar, aceptar y asumir todo el bagaje importante de los pueblos a los que se aproxima quien quiere hacer conocer el evangelio de Jesús. Esto es fundamental para que redescubramos los valores intrínsecos de los pueblos, y sepamos descubrir la huella de Dios Creador e Inspirador en su larga Historia. |