JULIO 2004
SEMANA DEL 5 AL 11

ARCHIVO

DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO (C): 11 de julio de 2004
«¿Quién es mi prójimo?»

A las puertas ya de la tierra prometida, Moisés quiso recordar a los israelitas los preceptos y normas de Dios por las que habrían de regirse como pueblo. Aquella ley que el Señor les dio era signo de su amor. En ella se reflejaban las exigencias del amor sincero a Dios y a los demás, como fuente de la verdadera justicia. Por la alianza, habían sido consagrados para ser signo entre las naciones de lo que es justo, según Dios. Por eso, recomienda finalmente al pueblo: «Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable... El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo». Sí, la ley del Señor responde a las exigencias más nobles del corazón. No es algo ajeno o extraño a las aspiraciones mejores de los hombres, sino su concreción ideal.

Pero aquel pueblo falló. No se mantuvo a la altura de su vocación. Y, entonces, Dios nos dio un signo mucho mejor: su propio Hijo hecho carne e historia concreta. Es Jesús el enviado por Dios para mostrar a los hombres el cumplimiento perfecto, en el amor, de lo que aquella ley entrañaba. No sólo para vivir con justicia en este mundo, sino para lograr la vida eterna. Hoy se le acerca un maestro entendido en aquella ley antigua y le pregunta para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». Pero Jesús, en vez de responder, le pregunta: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?». El letrado contesta: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo». El Señor, entonces, se limita a decir: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida». Pero el letrado quiere que Jesús se defina más; que declare cómo interpreta y entiende la ley, en realidad. Por eso, insiste: «¿Y quién es mi prójimo?». Con este modo de plantear la cuestión, el letrado aquel manifestaba su postura ante la ley, donde el centro era él: quién es mi prójimo –pregunta–. Y Jesús le responde con la parábola del buen samaritano, para hacernos ver que no se trata de amar al que me es próximo y cercano; aquellos con los que me entiendo y rozo; sino de hacerse más bien prójimo de todo el que está en necesidad de ayuda; de olvidarse más de uno mismo y de sus cosas, para interesarse y ocuparse del otro también.

Junto al que dejaron medio muerto los ladrones, pasaron un sacerdote y un levita que volvían de su servicio en el templo, de regreso a su casa. Y pasaron de largo, dando un rodeo, para no tener complicaciones. Se olvidaron de que el sacrificio que Dios prefiere es la misericordia. Se parecen a tantos que no hacen mal a nadie y cumplen incluso con sus obligaciones religiosas, pero que van a lo suyo; pendientes de sus cosas y sus asuntos –que ya tienen bastante–, sin querer complicarse con los problemas de los demás. Conviven y tratan con los que le son próximos, pero no se hacen prójimos de los que están más allá de su casa y de los suyos... En cambio, el samaritano aquél que pasaba de viaje entre extraños que no lo miraban bien, se acercó olvidándose de sus prisas y sus negocios para atender al que necesitaba ayuda. No le importó ni raza ni condición. Se trataba de un ser humano al que atender y tuvo misericordia. Hizo todo lo que pudo por él. Gastó tiempo y dinero, sin reparo alguno, ni pensar si se lo podrían devolver. Más bien, prometió regresar para saldar todos los gastos extras... Y Jesús, hace entonces la pregunta correcta al letrado aquel: «¿Cuál te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?» Es aquí donde está el problema, hermanos: no se trata de saber quién es mi prójimo, sino de hacerme yo prójimo de aquel que lo necesita.

Y es que, en realidad, es Jesús mismo el que se hizo buen samaritano de todo hombre y mujer que necesita de Él y su salvación, al hacerse hombre. Por eso, S. Pablo nos dirá hoy que «en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud». La plenitud de la ley de Dios y su amor...

18º ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL COMITÉ DE ENLACE CATÓLICO-JUDÍO

«Pongámonos en presencia de Dios con el deseo de caminar con el compromiso de ser irreprochables, ayudándonos mutuamente a serlo». Era la exhortación del cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, al inaugurar el lunes el 18º Encuentro Internacional del Comité de Enlace Católico-Judío. El purpurado expresó también en nombre de la Conferencia Episcopal Argentina «los mejores deseos» para el encuentro que finalizó el jueves.

En su intervención, el presidente de la Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, cardenal Walter Kasper, reiteró que la declaración conciliar Nostra Aetate –de la que en 2005 se cumplirán los 40 años- constituye un «sólido pilar», precisamente para las relaciones entre católicos y judíos, y exhortó a impulsar «una acción conjunta para promover los valores morales que, como comunidades de fe, compartimos».

Tras expresar «profundo pesar» por la situación en Tierra Santa, el cardenal Kasper recordó que «nuestros dos pueblos proviene de la promesa dada a nuestro Padre común en la fe, Abrahán». Y que «en nuestras diferencias e identidades respectivas compartimos muchas creencias y valores religiosos». En este contexto, el presidente de la Comisión Pontificia para las Relaciones con el Judaísmo hizo hincapié en que «lo que nos constituye en comunidades de fe es un mensaje de esperanza, el mensaje de la dignidad de cada ser humano creado a imagen y semejanza del Dios de la esperanza».

El cardenal Kasper, destacando que no es una reunión entre «políticos, militares u hombres de negocios», sino un encuentro entre «comunidades de fe». Y añadió textualmente: «necesitamos un diálogo que entre al corazón mismo de lo que constituye nuestras identidades como comunidades de fe, y nos permita llevar a cabo sobre esa base nuestra acción común en la sociedad de hoy. Como compañeros ».

«EVANGELIZACIÓN Y DESARROLLO»

«Evangelización y desarrollo», es el tema del seminario que se abrió el domingo 11 de julio, organizado por la Compañía de Jesús, en la localidad de Javier, España, con el fin de revisar la Misión «ad gentes».

El encuentro, que se prolongará hasta el 15 de julio, sirve de preparación para el quinto centenario del nacimiento de San Francisco Javier, uno de los pioneros de la misión “ad gentes” de la Iglesia. Se trata de uno de los primeros compañeros del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola, quien fundó dicha congregación en 1539, siendo aprobada por la Santa Sede un año después. El recuerdo a San Francisco Javier en el ciclo de este seminario por la evangelización se debe principalmente a la bondad de este santo, reconocida ya por el Papa Pío X, que lo nombró patrono oficial de las misiones extranjeras y de todas las obras relacionadas con la propagación de la fe.

Por este motivo, a través del seminario “Evangelización y desarrollo”, se quiere dar una visión del conjunto de la acción evangelizadora en relación al desarrollo. En este sentido, se ha analizado en un primer momento, el desarrollo conseguido en los últimos decenios, la participación de la Iglesia en la promoción social y los nuevos paradigmas en el anuncio de la fe introducidos por el Concilio Vaticano II. En días posteriores – del 13 al 14 de julio – se procederá a escuchar los testimonios sobre las diversas finalidades y modalidades de evangelización, en un diálogo con la cultura, por la justicia y con otras religiones. En la jornada de clausura, el jueves 15 de julio, los participantes que hayan acudido a la localidad española de Javier, reflexionarán en grupos para esbozar un documento conclusivo que servirá de base para la preparación del Convenio 2006 que la Compañía de Jesús celebrará el próximo año, en conmemoración con el aniversario del nacimiento de San Francisco Javier.

San Francisco Javier es, como hemos mencionado, uno de los pioneros en la labor misionera. En 1541, San Ignacio de Loyola envió a Francisco Javier a la India en la primera expedición misionera de la Compañía de Jesús, cuando tenía 35 años. Este fue su primer viaje como misionero, pero no el último, continuó viajando por Asia y África en su incansable fe por la evangelización. Nada podía desanimar a Francisco. "Si no encuentro una barca- dijo en una ocasión- iré nadando". San Francisco Javier fue canonizado en 1622, al mismo tiempo que San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Ávila, San Felipe Neri y San Isidro el Labrador. Actualmente la Compañía de Jesús cuenta con más de 23.000 miembros repartidos por los cinco continentes, en tareas que van desde la docencia universitaria hasta una especial atención por el mundo de la marginación. La XXXII Congregación General, de 1975, en su Decreto, define qué significa ser jesuita: “Comprometerse, bajo el estandarte de la Cruz en la lucha más crucial de nuestro tiempo: la lucha por la fe y la lucha por la justicia que la misma fe exige”. Más recientemente, en 1995, ha reiterado este mismo espíritu, añadiéndole además el diálogo interreligioso y el debate cultural: “No se puede servir la fe sin promover la justicia, entrar en las culturas y abrirse a otras experiencias religiosas”.

V ASAMBLEA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO
TENDRÁ LUGAR EN FEBRERO DE 2007 EN ROMA

El presidente del CELAM, el Consejo Episcopal latinoamericano, manifestó esta semana que Juan Pablo II ha acogido la solicitud de convocar la V Asamblea General del episcopado latinoamericano, para el mes de febrero de 2007, en Roma. En su intervención, durante la rueda de prensa para la presentación del acontecimiento, en la sede de la Secretaría General del CELAM en Bogotá, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago de Chile y presidente del organismo, delineó el contexto socio-cultural en que se introduce la próxima Conferencia.

El purpurado hizo público, también, el tema de la Asamblea: “Discípulos de Jesucristo en la Iglesia Católica, misioneros de esperanza, para la nueva evangelización de América Latina y el Caribe al principio del Tercer Milenio”. El cardenal Errázuriz puso de relieve cómo la pastoral tiene que conducir al encuentro con Cristo, encuentro del que depende la calidad del discípulo: “Los discípulos de Jesús - subrayó - son los que han encontrado a Dios, lo han conocido, lo han escuchado, han aprendido de Él y lo han seguido”.

Por su parte, el Secretario General del CELAM, mons. Andrés Stanovnik, obispo de Reconquista, en Argentina, explicando los motivos para la convocatoria de una nueva Asamblea General, resaltó cómo los continuos cambios dentro de la sociedad hacen necesario que la Iglesia se reúna para entender cuanto está ocurriendo, qué hay de válido y qué puede constituir una amenaza.

Mons. Stanovnik manifestó la preocupación del episcopado latinoamericano por la diferencia existente entre lo que se cree y lo que se practica y por la proliferación de las sectas, a veces agresivas contra la Iglesia Católica. “Éstas, dijo, disgregan a las comunidades, no inciden en la transformación de la convivencia social, suscitando un sentimiento religioso que no lleva a un compromiso transformador de la sociedad”.

“Estos nuevos desafíos - concluyó el Secretario General del CELAM - que son desaforadamente comunes en América Latina y en el Caribe, hacen urgente la necesidad de que los Pastores del Pueblo Dios sean más cercanos a las familias, a los sacerdotes y a las comunidades, de las que son responsables. Sentimos la necesidad de estimular, de solicitar a la Iglesia en América Latina a vivir en un estado de misión permanente”.

ESTRASBURGO: «ACOMPAÑAR A LOS JÓVENES EN SU CAMINO VOCACIONAL»

Los delegados nacionales para las vocaciones en Europa se reunieron la semana pasada en Estrasburgo para reflexionar sobre la tarea de «acompañar a los jóvenes en su camino vocacional», evocando la pregunta del joven rico a Jesús: «Maestro bueno ¿qué he de hacer? (Lc 18, 18)

El encuentro estaba organizado por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, que en este año de la ampliación de la Unión Europea, eligió la ciudad de Estrasburgo como símbolo del actual momento histórico.

La cita se inauguró el pasado uno de julio, con una visita de los delegados para la Pastoral vocacional de los 25 países de la Unión al Parlamento europeo, donde el Padre Gilbert Caffin, sacerdote de la Congregación del Oratorio, de San Felipe Neri, presentó el trabajo que desarrollan las Organizaciones no gubernamentales ante el Consejo de Europa.

«Alegrías y esperanzas, angustias y miedos de los jóvenes hoy», fue el tema presentado por el Padre Michael Kühn, director de la pastoral juvenil de Alemania. Mientras que el encargado de este sector en la Universidad Pontificia salesiana de Roma, Padre Riccardo Tonelli, puso de relieve los cimientos de la vocación cristiana. Es decir, «el encuentro personal con Jesucristo, como aventura de fe» y único medio capaz de ofrecer a los jóvenes «ideas valientes y maduras, que los ayudarán a acoger la llamada del Maestro».

También se debatió sobre cuatro vivencias particulares. «La experiencia del año para la diaconía»; «Principios y programas de formación para los formadores diocesanos en Polonia»; «Iniciativas de la comunidad de las religiosas de San Pedro de Alcántara, en Asís, para la búsqueda vocacional de los jóvenes» y «La estrategia vocacional en Francia».

El comunicado final de esta reunión de Estrasburgo, que se clausuró el pasado domingo, 4 de julio, señala que «el clima occidental no parece propicio para el desarrollo de la respuesta a la llamada de Dios». En lo que respecta a las Iglesias de Europa oriental, se puso de relieve que «el factor dominante es el redescubrimiento de la libertad».

En los países del norte de Europa, la Iglesia vive y desarrolla su apostolado «como minoría». El mismo comunicado manifiesta que «existe una conciencia europea sobre los temas vocacionales, que se está arraigando cada vez más, a pesar de los contextos tan distintos en los que se presenta». Característica imprescindible para todos es «testimoniar la propia acogida de la llamada del Señor».

BURGOS: SEMANA DE MISIONOLOGÍA

La Facultad de Teología del norte de España, con sede en Burgos, organiza, en colaboración con los distintos organismos de animación misionera, la ya tradicional Semana de Misionología, que se celebra desde el lunes 12 y hasta el viernes 16, en Burgos. La sesión inaugural será presidida por el arzobispo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín. Por su parte, el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, expondrá la primera ponencia, en la que hablará del “Congreso Nacional de Misiones, interpelación a la animación misionera”.

El 13 de julio el tema general del día será “La Iglesia local, protagonista de la misión”. Para hablar de este tema intervendrán el decano de la Facultad de la Teología de Burgos, Eloy Bueno de la Fuente, y el profesor de la misma Facultad, Roberto Calvo. "La Iglesia local, comunión en la misión" y "La animación misionera, savia de la iglesia local", serán los temas que aborden, respectivamente. Por la tarde, los delegados diocesanos de Misiones de Zaragoza y Calahorra y La Calzada-Logroño, Fausto Franco y José María Peña, hablarán de "La Delegación/Consejo Diocesano de Misiones, organismo de comunión para la misión".

“Los espacios de comunión en la Iglesia local” es el tema que se abordará el 14 de julio. El Vicario General de la diócesis de Jaca, Fernando Jordán, explicará en su conferencia “El Consejo Diocesano de Pastoral, responsabilidad misionera de todos los bautizados”. Por su parte, el delegado diocesano de Misiones de Toledo, Julio Alonso Ampuero, ofrecerá su análisis sobre “Una parroquia en misión”. El profesor emérito de la Facultad de Teología de Burgos, José Valdavida, expondrá la ponencia de por la tarde con el título “La familia: iglesia doméstica, abierta a la evangelización”.

El arzobispo castrense y Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, Mons. Francisco Pérez González, disertará el 15 de julio acerca de “Las Obras Misionales Pontificias y la animación misionera del pueblo de Dios” y el Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones, Anastasio Gil García, participará, a continuación, con una ponencia en la que hablará de “La coordinación misionera en España: la Comisión Episcopal de Misiones y el Consejo Nacional de Misiones” . El programa de este jueves, dedicado al tema "En la comunión inter-eclesial", se cerrará con la intervención del Delegado Diocesano de Misiones de Vitoria centrada en "La programación misionera a nivel regional".

El último día, viernes 16 de julio, el tema de la jornada será “En la movilidad de la comunión”. Se abrirá la mañana con la ponencia "La dimensión misionera de la vida consagrada: las procuras de misiones" a cargo del Procurador de las Misiones Salesianas, P. Alberto García-Verdugo, y la Delegada Nacional de Misiones Vicencianas, Ana María Fresneda. Seguidamente el obispo de Cuenca, Mons. Ramón del Hoyo, ofrecerá la última conferencia, con el título, “El compromiso misionero de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades”. Una celebración eucarística y la lectura de conclusiones pondrán fin a esta Semana de Misionología, que cumple su 57 edición.

“LA VERDADERA PAZ NO ES EL SILENCIO IMPUESTO POR EL TERROR”
ASAMBLEA PLENARIA DE CONFERENCIAS EPISCOPALES DEL ÁFRICA CENTRAL

Miles de personas y las más altos cargos del gobierno de la República Democrática de Congo participaron el pasado sábado en la Misa de la Paz en la región de los Grandes Lagos celebrada en el santuario de Nuestra Señora de la Paz de Fátima en la archidiócesis de Kinshasa, en ocasión de la apertura de los trabajaos de la asamblea plenaria de la Asociación de las Conferencias Episcopales del África Central ACEAC.

Durante su homilía Mons. Jean-Pierre Ricard, arzobispo de Burdeos y presidente de la Conferencia Episcopal francesa empeñado estos días en un visita oficial a Congo, Rwanda y Burundi, subrayó que la región de los Grandes Lagos y África en general están afrontado un gran desafío contra la violencia y la guerra”. Hablando de la paz que las poblaciones africanas buscan con ansia cada vez mayor, el prelado francés dijo que “el continente africano no tiene solamente necesidad del silencio de las armas, o del fin de los conflictos armados, sino de la solidaridad de los corazones y del restablecimiento de las relaciones fraternas en la verdad y en la justicia”.

“La verdadera paz –dijo Mons. Ricard- no es el silencio impuesto por el terror o por un régimen autoritario. No es la resignación ante el sufrimiento, las injusticias o la ilegalidad; la verdadera paz es la justa relación con los otros y el rechazo de los prejuicios y de las ideologías que desprecian los valores; la verdadera paz es la instauración de un orden social y político atento a los derechos humanos y a las personas”.

Por su parte el cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”, lanzó también una severa advertencia a los habitantes de los países de los Grandes Lagos, invitando a los congoleses, ruandeses y borundeses a que terminen con el odio recíproco y la violencia tribal y racial. “Transformad –dijo el purpurado italiano- vuestros machetes, vuestras hachas y vuestros kalashnikov y todas las armas de destrucción y de muerte en instrumentos al servicio de la paz, de la justicia y de la convivencia”.

HEMOS LEÍDO PARA USTEDES

Ver el mundo con Juan Pablo II
Norberto ALCOCER, Viento del Este, Mensajero, Bilbao 2004, 198 Pág.

Las reflexiones constantes de Juan Pablo II son un argumento más que suficiente para poder intuir, con certeza, el análisis más serio que puede hacerse hoy del mundo en que vivimos. No es un estudio sobre el “espía que llegó del frío”, sino del clarividente observador de la historia contemporánea, de sus entresijos más íntimos, de su camino hacia este incierto futuro, que parece obsesionarnos a todos.

Norberto Alcocer, fino analista de textos que van llegando a través de los medios de comunicación social, es consciente de la importancia que tiene para todos el pensamiento “sanador” de Karol Wojtila, capaz de encontrar la palabra justa que emana de su impagable esperanza.

Porque si algo nos interesa hoy a los creyentes, ciudadanos del mundo, es tener a mano la voz autorizada de quien representa de manera impresionante el sentido de una fe en Jesucristo, que es un autentico estilo de vida, y las reflexiones de aquellos que lo han aceptado conscientemente y con coherencia.

Podrán existir polémicas en torno a Juan Pablo II. Su personalidad le ha llevado hasta ser victima de un atentado. Y no precisamente por callarse, ni por ser arbitrario en sus mensajes, sino porque quizás en este momento histórico, se puede decir, sin miedo a equivocarnos, que su verdad nos hará libres. Porque es la Verdad que proviene de una profunda fe en el misterio de la Providencia y en el destino común de los hombres.

Con acierto, Norberto Alcocer, que manifiesta aquí su dinámico estilo de periodista perspicaz, ha omitido entrar en dialécticas, que pueden suscitarse en otros foros. Su libro es una recopilación de artículos sobre algunos de los hitos más importantes del magisterio y de la vida de Juan Pablo II. Y sirve para constatar por un lado la necesidad de un diálogo a dos niveles, entre la realidad de una cultura viva en el devenir de nuestra historia, y por otro, la importancia de una palabra que llame la atención sobre lo verdaderamente importante. Un diálogo que algunos llamaran fe/cultura, y otros contraste de pareceres, pero siempre con la vista puesta en un entendimiento constructivo, que hace.

Con Viento del este, Norberto Alcocer nos ayuda a sumergirnos de nuevo en el pensamiento y la dinámica del Vaticano II, de mano de quien es, para los creyentes, el Vicario de Cristo. Y para los no creyentes, este volumen es una oferta de gran importancia, si desean conocer qué es, y qué pretende el Magisterio y la actividad incansable del Papa Wojtila.