En la audiencia general Juan Pablo II rezó una oración del siglo IV, «Dios, Tú has creado el universo y velas sobre cada ser... Nos has redimido con la sangre de tu Hijo, de toda perversión, esclavitud, liberado del demonio y concedido gloria y libertad». En la catequesis del miércoles, Juan Pablo II reflexionó sobre el solemne himno de bendición que abre la Carta de san Pablo a los Efesios. «Bendición que se eleva de la humanidad al Padre que está en los cielos moviendo la obra salvífica del Hijo». Himno que se propone en la Liturgia de las Vísperas con el fin de que el fiel pueda contemplar y apreciar el misterio de la salvación en Cristo.

Como es tradicional en las audiencias generales, tras la lectura bíblica, el Papa meditó sobre las palabras elegidas para el encuentro del miércoles. Es decir, el comienzo de la carta del Apóstol a los fieles que están en Éfeso. Juan Pablo II hizo hincapié en la acción de gracias por el plan divino de la salvación. Gratitud a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, «por cuanto nos ha elegido en Él antes de la creación del mundo. En Él tenemos la redención por medio de su sangre».

En Cristo brilla nuestra elección de ser «santos e inmaculados» en la pureza moral, existencial e interior, puso de relieve el Papa, concluyendo su alocución central en italiano con una oración de alabanza y gratitud, tomada de un texto que se conserva en un antiguo papiro del siglo IV.

«Te invocamos, Señor Dios. Maestro de verdad, Tú ves y conoces todo. Has creado el universo y velas sobre cada ser. Tú guías por el camino de la verdad a aquellos que estaban en las tinieblas y en la sombra de la muerte. Tú quieres salvar a todos los hombres y hacerles conocer la verdad. Todos juntos de ofrecemos alabanzas e himnos de gratitud. Nos has redimido con la sangre preciosa e inmaculada de tu Hijo unigénito, de toda perversión y de la esclavitud. Nos has liberado del demonio y nos has concedido gloria y libertad. Estábamos muertos y nos has hecho renacer, alma y cuerpo en el Espíritu. Estábamos en el pecado y nos has purificado. Te rogamos, pues, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, confírmanos en nuestra vocación, en la adoración y en la fidelidad».

Esta antigua oración de los primeros cristianos se cierra invocando al Señor benévolo para que nos fortifique e ilumine nuestra alma con su consuelo. Para que nos conceda «mirar, buscar y contemplar los bienes del cielo y no los de la tierra». De forma que, por medio de la fuerza de su gracia, «se rinda gloria a la potencia omnipotente, santísima y digna de toda alabanza, en Cristo Jesús, Hijo predilecto, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén»

Este fue el saludo que Juan Pablo II dirigió a los fieles de nuestra lengua que participaron en esta audiencia general:

Saludo con afecto a los fieles de lengua española, en particular a los diversos grupos venidos de España y a los peregrinos de México y de Puerto Rico, así como a los demás visitantes de América Latina. Demos gracias al Señor por la redención que Cristo ha obrado en nosotros.

Este miércoles la Prefectura de la Casa Pontificia dio a conocer el número de personas que a lo largo de su vigésimo sexto año de Pontificado ha recibido Juan Pablo II en el Vaticano. Más de un millón y medio de personas, que han participado en audiencias generales o particulares, en celebraciones litúrgicas y en el rezo dominical del Ángelus. Y dos días antes de este aniversario de la elección de Juan Pablo II, un colaborador del Santo Padre se hizo portavoz de los peregrinos de lengua española, presentes en esta audiencia, felicitando al Papa y asegurando las oraciones de todos por la paz y por todas las intenciones del Sumo Pastor de la Iglesia Universal.

El mismo prelado leyó después el resumen en español de la catequesis del Santo Padre:

Queridos hermanos y hermanas:
El Cántico que hemos escuchado nos invita a contemplar el maravilloso icono de Cristo, centro de la espiritualidad y del culto cristiano, pero también principio de unidad y del sentido del universo y de toda la historia. En este proyecto divino todos somos elegidos para ser “santos e irreprochables... por el amor”.

El Padre, por medio de Cristo, nos concede la dignidad de ser hijos en el Hijo y hermanos de Jesús. Por Él realiza en nosotros una transformación radical. Liberados del mal del pecado, mediante la “sangre” de Cristo, podemos conocer en plenitud al Señor, que nos introduce en el “misterio de su voluntad”. Este “misterio” es un proyecto trascendental y perfecto, que tiene como objeto “recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra”.

Luego, saludando a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, en el comienzo del Año Eucarístico, el Papa presentó a todos «el ejemplo de la Virgen María, mujer eucarística», exhortando a seguir a Jesús, camino, verdad y vida y a ser adoradores frecuentes de la Santísima Eucaristía.

 

LA CONTRIBUCIÓN EN FAVOR DE LA PAZ DE LAS RADIOS CRISTIANAS

Juan Pablo II agradeció a las radios cristianas europeas la contribución que han hecho en favor de la paz y para que los oyentes tomen conciencia de las comunes raíces cristianas del Viejo Continente.

El Papa recibió en la Sala Clementina el viernes a los participantes en la Conferencia Europea de las Radios Cristianas, que han celebrado su Asamblea en Roma, del 14 al 17 de noviembre, y que este año celebran su décimo año de vida.

Durante estos años -como recordó el Pontífice- la Conferencia ha reagrupado a numerosas radios europeas, desde el Atlántico a los Urales, para consolidar en los oyentes la conciencia de las comunes raíces cristianas y para estimular el compromiso al servicio de la paz.

El Pontífice agradeció la valiosa contribución de estas radios cristianas en la construcción de una Europa sobre las bases éticas y espirituales, favoreciendo la comprensión y el acercamiento entre los pueblos de nuestro continente. Por último exhortó a todos a perseverar con generosidad en esta importante misión y que sus voces, en los variados programas, continúen dando testimonio de Cristo, salvación del mundo, y anunciar a todos su Evangelio de paz.

 

COLABORAR EN EL SERVICIO A CAUSA DEL ‘HOMBRE Y DE TODOS LOS HOMBRES’

Compartiendo las esperanzas de todos los brasileños, el Papa reiteró «la firme voluntad de la Iglesia de colaborar - en el marco de la misión que le es propia – en todas las iniciativas que se proponen servir a la causa del ‘hombre y de todos los hombres’». Al recibir a la nueva embajadora de Brasil, para el acto de presentación de sus cartas credenciales, Juan Pablo II hizo hincapié, el lunes, en que la Iglesia «perseverará en su compromiso de promover la conciencia de que los valores de paz, libertad, solidaridad y defensa de los más necesitados deben inspirar la vida privada y pública».

En este contexto, el Santo Padre recordó que «la fe y la adhesión a Jesucristo imponen a los fieles católicos, también en Brasil, ser instrumentos de reconciliación y de fraternidad, en la verdad, en la justicia y en el amor». Tras destacar que la pobreza constituye un problema que incide en la existencia de una gran parte de los brasileños y que «el compromiso de atender a las necesidades de los más desfavorecidos debe ser una prioridad fundamental», el Papa expresó su satisfacción por las acciones que cumple el gobierno brasileño, sin escatimar esfuerzos.

Así, acogiendo el llamamiento del presidente de la República del Brasil Lula da Silva, Juan Pablo II envió - como el mismo Pontífice recordaba - al cardenal secretario de Estado a la Conferencia sobre la eliminación del hambre y de la pobreza, que se celebró recientemente en las Naciones Unidas, «dando el apoyo incondicional de la Santa Sede a esta iniciativa, que marca un signo de esperanza para todos los pueblos afectados por el flagelo del hambre».

El Papa puso de relieve también la reciente iniciativa del gobierno brasileño de cancelar la deuda externa de algunos países hacia Brasil. Iniciativa que «permite ver una demostración concreta de solidaridad y de estímulo para pueblos que viven al margen del desarrollo mundial». Y que demuestra que todas las naciones envueltas en esta acción deben ser conscientes de que cumplen un paso de valentía en favor del bien común de todos, en especial de los más pobres.

Recordando las convergencias de principios de la Sede Apostólica con el gobierno del Brasil «en lo que respecta a las amenazas contra la paz mundial, cuando ésta se ve afectada por la ausencia de la visión cristiana del respeto al prójimo y a su dignidad humana», Juan Pablo II aseguró sus oraciones para «que los brasileños sigan fomentando y divulgando los valores de la fe, sobre todo cuando se trata de reconocer de manera explícita la sacralidad de la vida familiar y la salvaguarda de los no nacidos, desde el momento de su concepción».

 

ASAMBLEA GENERAL DE LA SOCIEDAD DEL APOSTOLADO CATÓLICO

Juan Pablo II evidenció, en su audiencia a la Asamblea General de la Sociedad del Apostolado católico, el servicio prestado por la Sociedad de San Vincenzo Pallotti en el ámbito de la Unión del Apostolado Católico.

Recibiendo en audiencia el jueves a la Asamblea General de la Sociedad del Apostolado católico, el Papa se refirió a los sacerdotes y hermanos religiosos palotinos, como se les conoce, definiéndoles como “el tronco del gran árbol que mediante la participación de los laicos en la original intuición carismática, extiende sus ramas en los distintos ambientes sociales, para impregnarlos con el auténtico espíritu evangélico”.

“Esta fidelidad al espíritu originario –subrayó el Papa- os exige una formación constante y un anhelo misionero compartido. Sólo personas totalmente entregadas a la búsqueda de un estadio más alto de la vida cristiana pueden llevar a cabo elecciones pastorales de gran eficacia apostólica”. Base fundamental para ello es una oración intensa y una asidua vida sacramental, centrada en la Eucaristía, Espiritualidad y apostolado.

 

CAPÍTULO GENERAL DE LAS HERMANAS DE NUESTRA SEÑORA DE NAMUR

El Santo Padre recibió el lunes a las participantes en el capítulo general de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur, a las que ha exhortado a proseguir en la fidelidad del carisma de sus fundadoras. Es decir, de la hermana María Aloysia y de la que fuera su madre espiritual, Julie Billliart, santa que fue canonizada por Pablo VI, en 1969.

Tras reiterar la importancia de la misión de las personas consagradas, Juan Pablo II hizo hincapié en la santidad y el testimonio activo del amor divino, aquel que no defrauda jamás. El Papa exhortó asimismo a estas religiosas a predicar la Buena Nueva a todos los pueblos por medio de su propia vida.

Refiriéndose al capítulo que celebran las religiosas de la Congregación de Nuestra Señora de Namur - nombre de la ciudad belga donde se encuentra su casa general - el Pontífice subrayó la «tarea de revisar sus constituciones, examinando y renovando su fidelidad a la visión y al carisma de sus fundadoras, expresado en su espiritualidad y la vivencia de sus tradiciones».

Encomendándolas al Espíritu Santo, para que las asista en el momento de determinar aquellos aspectos de este Instituto que deben ser fortalecidos, para poder brindar un testimonio cada vez más firme y claro del amor misericordioso de Dios, el Papa finalizó su saludo recordando el modelo de vida consagrada de la Virgen María, para que su ejemplo sostenga el apostolado de estas religiosas, que celebran el bicentenario de su fundación.

 

ÁNGELUS: MISTERIO EUCARÍSTICO «LUZ Y VIDA DEL NUEVO MILENIO»

El Año de la Eucaristía que el domingo inauguró Juan Pablo II «quiere ser un tiempo fuerte de encuentro con Cristo que redimió a la humanidad de la esclavitud del pecado e instauró el Reino divino de amor, justicia y paz».

«Sobre las huellas del Concilio Vaticano II y del Gran Jubileo del 2000, el Año de la Eucaristía quiere ser un tiempo fuerte de encuentro con Cristo, presente en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. En este misterio Él actualiza sacramentalmente su sacrificio pascual, que redimió a la humanidad de la esclavitud del pecado e instauró el Reino divino de amor, justicia y paz». Lo recordaba el domingo Juan Pablo II en sus palabras antes del Ángelus, tras subrayar la clausura, en Guadalajara, del Congreso Eucarístico Internacional y la apertura solemne de este Año de gracia, presidida por él mismo en Roma: “Esta tarde, en la Basílica de San Pedro, presidiré una Celebración eucarística, en unión espiritual con la gran convocación de Guadalajara. Así daré inicio solemne al Año de la Eucaristía, que durará hasta octubre de 2005”.

Haciendo hincapié en el misterio eucarístico celebrado en México a lo largo de estos ocho días, en los que se le ha adorado como «luz y vida del nuevo milenio», Juan Pablo II reiteró que la Eucaristía es ‘luz’ porque en ella se irradia la presencia de Cristo, Luz del mundo. Y es ‘vida’ porque en ella Jesús se nos ha donado a sí mismo, Pan de vida.

Y recordando, como ha escrito en su Encíclica Ecclesia de Eucharistia (n.), que de la «Pascua de Cristo nace la Iglesia, que por eso vive de la Eucaristía, el Santo Padre invitó a invocar a la Virgen María, para que ayude al pueblo cristiano a vivir este Año como tiempo de profunda conversión e intenso compromiso para difundir el mensaje de salvación de Cristo.

Después del rezo mariano, Juan Pablo II expresó su profunda gratitud a cuantos le han felicitado con motivo del vigésimo sexto aniversario de su elección a la Cátedra de Pedro y le han asegurado sus oraciones. El Papa, pidiendo al Señor que derrame sobre cada uno la abundancia de sus dones, se encomienda a sí mismo Dios e invoca, por intercesión de la Virgen Santísima, la constante ayuda divina por un fructuoso ejercicio de su ministerio en la Iglesia.

 

MUNDO TIENE “NECESIDAD DE LUZ” PARA COMBATIR “SOMBRAS AMENAZADORAS”
COMIENZA AÑO DE LA EUCARISTÍA. EL PRÓXIMO CONGRESO EUCARÍSTICO SE CELEBRARÁ EN CANADÁ EN 2008

Juan Pablo II abrió el domingo el Año de la Eucaristía, tras la clausura del 48º Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Guadalajara, México. En su discurso el Santo Padre pidió a toda la comunidad cristiana que tome una mayor conciencia de esta celebración y al mismo tiempo, ha anunciado que el próximo Congreso Eucarístico se celebrará en Canadá en 2008.

Juan Pablo II dio inicio de forma solemne al año de la Eucarística tras la clausura, en Guadalajara, México, del 48º Congreso Eucarístico Internacional, acto que se celebró con una misa solemne a la que siguió un mensaje televisivo del Papa desde la basílica de san Pedro en Roma desde donde anunció que la próxima edición de este Congreso tendrá lugar en Québec en el año 2008. “Que este anuncio suscite en los fieles un fuerte empeño a vivir más intensamente el presente Año de la Eucaristía”, afirmó el Pontífice en su discurso.

La conexión entre Guadalajara y el Vaticano “es un puente tendido entre los continentes, que hace que nuestro encuentro de oración sea como una “Statio Orbis” ideal a la cual se unen los creyentes de todo el orbe”– dijo Juan Pablo II. Para el Obispo de Roma, el punto de encuentro entre el continente europeo y el americano en el día de hoy ha sido “Jesús mismo”, que realmente está presente en la Santísima Eucaristía con su misterio de muerte y resurrección, en el cual se unen el cielo y la tierra, y se encuentran los pueblos y las culturas diversas, porque, como subrayó el Pontífice; “Cristo es nuestra paz, haciendo de los dos un solo pueblo” (Ef 2, 14).

Este año dedicado a la Eucaristía ha sido una petición especial del Obispo de Roma, invitando de este modo a toda la comunidad cristiana a tomar conciencia más viva del mismo como celebración más sentida, con una adoración prolongada y fervorosa, con un mayor compromiso de fraternidad y servicio a los más necesitados. “La Eucaristía es fuente y epifanía de comunión – añadió el Papa – Es principio y proyecto de misión” (Cf. Mane nobiscum Domine, cap. III y IV).

El tema de este año para el Congreso Eucarístico internacional ha sido, “La Eucaristía, Luz y Vida del Nuevo Milenio”, invitando de este modo a considerar el Misterio eucarístico, no sólo en sí mismo, sino también en relación a los problemas de nuestro tiempo. Por un lado, la Eucaristía se ve como “¡Misterio de Luz!”, porque, como explicó Juan Pablo II, “de luz tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo”. El Pontífice considera que el mundo tiene “necesidad de luz, en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al comienzo de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra”.

De ahí que se haya exaltado en el tema de este año la Eucaristía como Luz, porque en el gesto en la Palabra de Dios, en el pan y en el vino convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, es precisamente Él, el Señor Resucitado, quien abre la mente y el corazón y se deja reconocer, como sucedió a los dos discípulos de Emaús, “al partir el pan” (Cf. Lc 24,25). “En este gesto convival – ha continuado el Papa – revivimos el sacrificio de la Cruz, experimentamos el amor infinito de Dios y sentimos la llamada a difundir la luz de Cristo entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.

Por último, el tema del Congreso de este año que pone inicio al Año dedicado a la Eucaristía, hace hincapié en el “¡Misterio de la Vida!”, porque, como se preguntó el Papa, “¿Qué aspiración más grande hay que la vida?”. A lo que el mismo Pontífice respondió alertando sobre las “sombras amenazadoras”, las cuales enumeró como: “la sombra de una cultura que niega el respeto a la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte”.

Ante este panorama desolador, Juan Pablo II señaló el deber de sentirnos interpelados por las necesidades de tantos hermanos, “no podemos cerrar el corazón a sus peticiones de ayuda”, afirmó rotundo el Pontífice, añadiendo que “no sólo de pan vive el hombre. (Cf. Mt 4, 4) Necesitamos el pan vivo bajado del cielo (Jn 6, 51). Este pan es Jesús. Alimentarnos de él significa recibir la vida de Dios (Cf. Jn 10, 10), abriéndonos a la lógica del amor y del compartir.

El Santo Padre bendijo a todos los presentes pidiéndoles que sigan el ejemplo de María, “mujer eucarística” (Ecclesia de Eucaristía, cap IV), porque la comunidad cristiana ha de vivir este misterio. “En la Eucaristía te has hecho “remedio de inmortalidad” – ha finalizado el Pontífice – danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la vida sin fin”.

 

REPERTORIO FOLKLÓRICO REFLEJO DE LA ÍNDOLE MÁS PURA DE NOBLE PUEBLO RUSO

En lo que fue un homenaje muy sugestivo, en el Aula Pablo VI, el Conjunto artístico de músicos, coro y danza de la Orquesta de la Armada Rusa ofreció el sábado un concierto a Juan Pablo II con motivo del vigésimo sexto aniversario de su elección como Pontífice.

En sus palabras de agradecimiento, el Santo Padre destacó el especial afecto que siente hacia la tierra rusa e invocó sobre todos «el amparo de la ‘Madre de Dios’ de Kazán, cuyo icono ha regresado recientemente a Rusia», tras poner de relieve su gran aprecio por el noble pueblo ruso:

«Se nos ha presentado esta tarde, a través de músicas, cantos y danzas tradicionales, un repertorio folklórico en el que se refleja la índole más pura del noble pueblo ruso».

 

TUTELAR LOS INMENSOS E INSUSTITUIBLES RECURSOS DEL PLANETA, PROCURANDO UN DESARROLLO SOSTENIBLE Y SOLIDARIO
JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN

Juan Pablo II se ha unido a las voces que desde distintas partes subrayan la urgencia de replantear el esquema seguido hasta ahora para tutelar los inmensos e insustituibles recursos del planeta, procurando un desarrollo no sólo sostenible, sino también y sobre todo solidario. Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Alimentación, el observador permanente ante la FAO, Mons. Renato Volante, leyó un mensaje con esta ocasión, en el que el Santo Padre afirma que “la solidaridad, entendida correctamente como modelo de unidad capaz de inspirar la acción de los individuos, de los gobiernos, de los organismos e instituciones internacionales y de todos los miembros de la sociedad civil, trabaja por un justo crecimiento de los pueblos y de las naciones, y tiene como objetivo el bien de todos y de cada uno” (cf. Enc. Sollicituo rei socialis, 40).

“Una solidaridad, como explica el Papa en su mensaje, que superando actitudes egoístas en relación con el orden de la creación y sus frutos, tutele los diferentes ecosistemas y sus recursos, a las personas que viven en ellos y sus derechos fundamentales a nivel individual y comunitario”. Un desarrollo solidario que no sólo sea una simple defensa del ambiente o una referencia abstracta a las necesidades de las generaciones futuras, sino que ofrezca respuestas a las exigencias de la justicia, de la equitativa distribución de los recursos y de la obligación de cooperar.

El Pontífice aprovecha esta celebración de la Jornada Mundial de la Alimentación para renovar su aprecio por la actividad que lleva a cabo la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, “cuyo esfuerzo para combatir la pobreza en el mundo rural es bien conocido, sobre todo favoreciendo el desarrollo de aquellos que en ese ambiente realizan su cotidiano y a menudo duro trabajo”.

El tema de esta Jornada: "La biodiversidad al servicio de la seguridad alimentaria", señala un medio concreto para la lucha contra el hambre y la desnutrición de tantos hermanos y hermanas nuestros. Para alcanzar el objetivo de una adecuada seguridad alimentaria – escribe el Papa- es necesaria una correcta gestión de la diversidad biológica para poder garantizar las distintas especies animales y vegetales. Un esfuerzo que requiere una consideración de carácter ético y no solamente técnico y científico, de modo que se pueda asegurar la pervivencia de tales recursos y su uso de acuerdo con las exigencias concretas de la población mundial.

En este contexto el Santo Padre lamenta los numerosos obstáculos que se oponen a la acción internacional encaminada a tutelar la biodiversidad y manifiesta la necesidad de que entre las bases de la cooperación internacional se reafirme el principio de que la soberanía sobre los recursos genéticos presentes en los diversos ecosistemas no puede ser exclusiva ni convertirse en causa de conflictos, sino que se ha de ejercer según las reglas naturales de humanidad que rigen la convivencia entre los diversos pueblos que forman la familia humana.

Especial atención se presta en el mensaje al Tratado sobre los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, un instrumento en el que se tutelan los derechos de los agricultores. En este sentido el Papa recuerda que las comunidades y los pueblos indígenas, cuyo vasto patrimonio de cultura y de conocimientos ligados a la biodiversidad corre el riesgo de desaparecer por la ausencia de una tutela adecuada. En efecto, se percibe el peligro real de una explotación abusiva de sus tierras y la destrucción de su hábitat tradicional, como también la no protección de su propiedad intelectual, cuya importancia se reconoce para la salvaguardia de la biodiversidad.

FAO: DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN

 

TELEGRAMA POR LA MUERTE DEL CARDENAL FRESNO

«Profundamente apenado al conocer la noticia de la muerte del querido cardenal Juan Francisco Fresno Larraín, arzobispo emérito de Santiago de Chile, después de una larga enfermedad, vivida con gran serenidad y entereza», Juan Pablo II envió un telegrama al actual arzobispo de la capital chilena, expresando su más sentido pésame a todos los miembros de esta archidiócesis.

Encomendando a la misericordia del Padre Celestial a este «celoso Pastor que con prudencia y caridad pastoral ha servido a su pueblo y a la Iglesia», el Papa pone de relieve la generosa e intensa labor ministerial, del cardenal Juan Francisco Fresno Larraín, «primero como presbítero del clero de Santiago, y luego como obispo en Copiapó, en La Serena y, posteriormente durante siete años en esa Iglesia particular, manifestando su gran entrega a la causa del Evangelio». El su telegrama, Juan Pablo II recuerda asimismo con gratitud la acogida que el fallecido cardenal chileno le ofreció en su Viaje Pastoral en 1987.

El cardenal Fresno falleció el jueves en la capital chilena, a consecuencia de una insuficiencia renal generalizada. Había nacido en Santiago el 26 de julio de 1914. Estudió en el Seminario de Santiago y en la Universidad Gregoriana de Roma. Fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1937. El Papa Pío XII lo eligió Obispo de la recién creada diócesis de Copiapó en 1958. Por su parte, el Papa Pablo VI lo promovió al Arzobispado de La Serena en 1967.

El purpurado participó en las cuatro Sesiones del Concilio Vaticano II; en la II Conferencia general del episcopado latinoamericano en Medellín, 1968; y por delegación pontificia en la III Conferencia general del episcopado latinoamericano en Puebla, 1979. Asistió a la IV Conferencia del episcopado latinoamericano en Santo Domingo, 1992. Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Santiago el 6 de mayo de 1983. Fue elevado a la dignidad cardenalicia en 1985. El cardenal Juan Francisco Fresno desempeñó un importante papel en la transición chilena y fue el impulsor del Acuerdo Nacional para la Transición a la Democracia Plena.

 

INTENCIÓN GENERAL PARA APOSTOLADO DE LA ORACIÓN PARA EL MES DE OCTUBRE

Para este mes de octubre, Juan Pablo II propone rezar «para que los cristianos, permaneciendo firmes en la fe, estén abiertos al diálogo con los que pertenecen a otras tradiciones religiosas». Reflexionando sobre esta intención general para el Apostolado de la Oración, volvemos a leer el discurso del Papa a los participantes en la plenaria del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

En esas palabras que pronunció, el 9 de noviembre de 2001, señalando que la mencionada asamblea se estaba desarrollando en un tiempo en que toda la humanidad se sentía aún conmovida por los acontecimientos del 11 de septiembre, el Papa, saliendo al paso de algunas afirmaciones sobre un conflicto de religiones, ponía de relieve – como en numerosas ocasiones – que ello «sería falsificar la religión misma».

El Santo Padre hacía hincapié en que « los creyentes saben que, lejos de hacer el mal, están obligados a hacer el bien, a trabajar para aliviar los sufrimientos humanos y construir juntos un mundo justo y armonioso. Y enfatizaba que «aunque es imperativo para la comunidad internacional fomentar buenas relaciones entre los pueblos que pertenecen a diferentes tradiciones étnicas y religiosas, es más urgente aún para los mismos creyentes favorecer relaciones caracterizadas por la apertura y la confianza, e impulsar el interés común por el bienestar de toda la familia humana».

En este contexto, Juan Pablo II reiteraba lo que escribió en su carta apostólica Novo millennio ineunte, allí donde afirma que: "En la situación de un marcado pluralismo cultural y religioso, tal como se va presentando en la sociedad del nuevo milenio, el diálogo interreligioso es también importante para proponer una firme base de paz y alejar el espectro funesto de las guerras de religión que han bañado de sangre tantos períodos en la historia de la humanidad. El nombre del único Dios tiene que ser cada vez más, como ya es de por sí, un nombre de paz y un imperativo de paz" (n. 55). Sabemos, y lo experimentamos cada día, qué difícil es alcanzar este objetivo. De hecho, nos damos cuenta de que la paz no llegará como resultado de nuestros esfuerzos; no es algo que el mundo puede dar. Es un don del Señor. Y para recibirlo, tenemos que preparar nuestro corazón. Cuando surgen conflictos, la paz sólo puede llegar a través de un proceso de reconciliación, y esto requiere humildad y generosidad.

Y recordando que por parte de la Santa Sede el mencionado dicasterio - desde su institución por obra de su predecesor, el Papa Pablo VI como Secretariado para los no cristianos - «tiene la tarea especial de promover el diálogo interreligioso». Juan Pablo II destacaba que «a través de los años el Consejo ha contribuido materialmente a favorecer contactos con representantes de las diversas religiones, con creciente espíritu de comprensión y cooperación», espíritu que se manifestó claramente, por ejemplo, durante la asamblea interreligiosa que se celebró en el Vaticano, en vísperas del gran jubileo. Y en cuya ceremonia de clausura el mismo Pontífice recordó «que una tarea vital que tenemos ante nosotros es mostrar cómo las creencias religiosas inspiran la paz, animan la solidaridad, promueven la justicia y sostienen la libertad» (cf. Discurso a la Asamblea interreligiosa, en plaza de San Pedro, 28 de octubre de 1999).

En el diálogo interreligioso debemos recordar - recomienda Juan Pablo II - la exhortación de san Pablo: «’Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo’ (Flp 2, 5). El Apóstol subraya a continuación la humildad de Jesús, su kénosis. En la medida en que, como Cristo, nos despojemos de nosotros mismos, seremos verdaderamente capaces de abrir nuestro corazón a los demás y caminar junto con ellos como peregrinos hacia el destino que Dios nos ha preparado».

Aún más, el Santo Padre destaca que «al mismo tiempo, los contactos con los seguidores de las otras religiones son a menudo fuente de gran alegría y aliento. Nos llevan a descubrir cómo Dios está actuando en la mente y en el corazón de los hombres y, en realidad, en sus ritos y costumbres. Lo que Dios ha sembrado a lo largo de este camino puede purificarse y perfeccionarse a través del diálogo (cf. Lumen gentium, 17). Por tanto, la espiritualidad del diálogo buscará atentamente discernir las obras del Espíritu Santo y dará gracias por los frutos de amor, alegría y paz que produce el Espíritu».

 

“UNA JORNADA CENTRADA EN DIOS Y EN SU MINISTERIO”
XXVIº ANIVERSARIO DE LA ELECCIÓN PONTIFICIA DE KAROL WOJTYLA

Dos misas, una de acción de gracias y otra para rezar para el futuro de la humanidad y una frugal comida con sus más estrechos colaboradores. De esta manera Juan Pablo II celebró el día en el cual la Iglesia conmemora el XXVIº aniversario de la elección pontificia de Karol Wojtyla. “Se puede hablar por tanto - como ha dicho el director de la sala de prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls - de una jornada centrada en Dios y en su ministerio''. Navarro Valls también señaló que son millares los mensajes de felicitación y los telegramas recibidos en el Vaticano para el Papa, incluso llegados del mundo islámico. Mensajes que dan las gracias al Pontífice por todo lo que hace, y por sus palabras en favor de la paz, la familia y por Europa.

A sus 84 años, Juan Pablo II emprende el nuevo año de Pontificado mirando hacia adelante, con los impedimentos normales de la edad y de su cada vez más delicado estado de salud pero llevando a la práctica su máxima de "qué bonito es gastarse hasta el final por la causa del Reino de Dios". Una frase que fue pronunciada por el Papa, el pasado 5 de junio cuando se reunió con miles de jóvenes suizos en Berna y les dijo que después de casi sesenta años de sacerdote estaba "contento" de poder entregarse "hasta el final" por la causa del Evangelio.

Con esa convicción, Juan Pablo II presidió el domingo en el Vaticano la misa solemne de la apertura del Año de la Eucaristía, que comienza con la clausura del Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara. Del año del Rosario pasaremos por tanto al año de la Eucaristía...de la contemplación mariana a la glorificación cotidiana de la Eucaristía, del rosario a la comunión, de Pompeya a Lourdes, de Loreto a Guadalajara.

El cardenal Karol Wojtyla, arzobispo de Cracovia, fue elegido Papa el 16 de octubre de 1978. Tenía 58 años, tomó el nombre de Juan Pablo II en honor de su antecesor Juan Pablo I y se convirtió en el Pontífice más joven del siglo y el primero no italiano desde 1552. El 14 de marzo de este año, su papado ha pasado a ser el tercero más largo de la historia de la Iglesia.

 

«AÑO DE LA EUCARISTÍA – SUGERENCIAS Y PROPUESTAS»

«Año de la Eucaristía – Sugerencias y propuestas». Es el título del documento de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presentado el jueves, que lleva la fecha de mañana, 15 de octubre, memoria de Santa Teresa de Ávila, virgen y doctora de la Iglesia.

El domingo 17 de octubre, Juan Pablo II abre de forma solemne y oficial el Año Eucarístico y el jueves se dio a conocer este nuevo documento del citado dicasterio, que había sido solicitado por el mismo Santo Padre en la Carta Apostólica «Mane nobiscum Domine», presentada hace unos días, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Como explica en una entrevista concedida a nuestra emisora, el arzobispo Domenico Sorrentino, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, «el Santo Padre ha dejado a las Conferencias Episcopales y a las diócesis la tarea de organizar el Año de la Eucaristía, pero ha querido que esta Congregación brinde algunas sugerencias y presente algunas propuestas que se dejan a la libre valoración de cada una de las realidades eclesiales». Es decir, que este documento «no propone de por sí lo que se debe hacer en el ámbito universal, sino que simplemente abre escenarios, recuerda temáticas y subraya oportunidades».

Mons. Domenico Sorrentino pone de relieve la exhortación a la solidaridad que presenta Juan Pablo II, de forma especial, para el Año de la Eucaristía. Hablando de la Eucaristía como principio de comunión y de caridad, el Papa recuerda la vivencia de la Iglesia. «No se puede vivir una comunión auténtica con Jesús, sin vivir también la comunión con los hermanos y, en particular, la solidaridad hacia los más débiles y pobres». Por lo que este Año debería ser una oportunidad más para cada diócesis de enfocar los distintos problemas que dificultan las manifestaciones concretas de solidaridad, dando respuestas significativas y expresando el verdadero sentido de la Eucaristía «también como levadura de la ciudad terrena y como lugar en el que se realiza de forma concreta la vida de caridad y de comunión».

Entre las principales iniciativas se recuerda la importancia de impulsar en los fieles el redescubrimiento de la adoración Eucarística - no sólo en el curso de la Santa Misa - dejando abiertas las iglesias para consentir esta adoración. Entre las sugerencias y propuestas se hace hincapié, asimismo, en la necesidad de seguir las normas litúrgicas en la celebración Eucarística, para ofrecer una participación activa, consciente y fructífera. Comprendiendo el sentido de la misma celebración, para lo cual se destaca la importancia de una catequesis adecuada.

En lo que respecta a la recomendación del Papa acerca de «la introducción al misterio a partir de los signos», el documento de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos evoca «el fervor de la gran mística española y doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Ávila», citando lo que ella misma escribió sobre la comunión eucarística. Tras señalar la conveniencia de que los fieles tomen cada vez más conciencia de «los signos y palabras» de la misma Eucaristía, se recuerda que cada uno debe tener en cuenta su papel y su ministerio. El sacerdote celebra ‘in persona Christi’ y cada uno participa según sus posibilidades.

Reiterando la importancia de ayudar a entender el sentido profundo del anuncio de la Eucaristía, explicando sus dimensiones, también desde la perspectiva de su «mensaje social», tal como anhela Juan Pablo II, se pone de relieve que «la Eucaristía es también proyecto y no sólo celebración». El que percibe su significado «se vuelve persona eucarística con toda su existencia, capaz de llevar a todos los lugares en los que desarrolla su vida – política, economía, cultura, arte – el sentido de la Eucaristía. El sentido de gratitud, solidaridad, alegría».

 

LA ESTATUA DE SANTA TERESA DE JESÚS JORNET EN SAN PEDRO

El jueves fue colocada la estatua de Santa Teresa de Jesús Jornet, la fundadora de las hermanitas de los ancianos desamparados, en la hornacina central del ábside de la Basílica Vaticana. La estatua, de 7 metros de altura y 55 toneladas de peso, está ubicada cerca de las de Santa Catalina de Siena y Santa Brígida de Suecia y será bendecida por Juan Pablo II el próximo 20 de octubre.

Teresa de Jesús Jornet fundó en Valencia el 11 de mayo de 1873 el primer asilo de Ancianos Desamparados de los 103 que abrió en vida. Fue canonizada por Pablo VI en 27 de enero de 1974. En la actualidad, la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados cuenta con 73 hogares y asilos en Latinoamérica, y 134 en España. Cuenta con otros centros dedicados a los ancianos en Italia, Alemania y Portugal y desde hace 6 años, también en Mozambique.

 

ARCHIDIÓCESIS DE BELÉM DO PARÁ (BRASIL)
Juan Pablo II ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis presentada por Mons. Vicente Joaquim ZICO, C.M., en conformidad al canon 401 § 1 del Código de Derecho Canónico. En su lugar el Papa ha nombrado arzobispo metropolitano de Belém do Pará a Mons. Orani João TEMPESTA, O. Cist., hasta ahora obispo de São José do Rio Preto.

DIÓCESIS DE CALLAO (PERÚ)
Juan Pablo II ha nombrado obispo auxiliar para la diócesis de Callao (PERÚ) a Mons. Javier Augusto DEL RÍO ALBA, hasta ahora general y rector del Seminario Mayor de la misma diócesis, asignándole la sede titular episcopal de Felbes.

DIÓCESIS DE CAJAMARCA (PERÚ)
El Pontífice ha nombrado obispo de Cajamarca (PERÚ), a Mons. José Carmelo MARTÍNEZ LÁZARO, O.A.R., hasta ahora obispo prelado de Chota.

OBISPO DE YAUYOS (PERÚ)
El Papa ha nombrado obispo prelado de Yauyos (PERÚ), al sacerdote Ricardo GARCÍA GARCÍA, hasta ahora director del Centro de la Sociedad de la Santa Cruz para Abancay, Cuzco e Arequipa.

ARCHIDIÓCESIS DE PADERBORN (ALEMANIA)
El Santo Padre ha nombrado auxiliares de la archidiócesis de Paderborn (Alemania):

DIÓCESIS DE HARRISBURG (EE.UU.)
Juan Pablo II ha nombrado obispo de Harrisburg (EE.UU.) al sacerdote Kevin Carl RHOADES, del clero de la misma diócesis, hasta ahora rector del Mount Saint Mary’s Seminary en Emmitsburg, Maryland.

DIÓCESIS DE COLUMBUS (EE.UU.)
El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Columbus (EE.UU.), presentada por Mons. James Anthony GRIFFIN, en conformidad al canon 401 §2 del Código de Derecho Canónico. En su lugar el Pontífice ha nombrado obispo de Columbus a Mons. Frederick Francis CAMPBELL, hasta ahora obispo titular de Afufenia y auxiliar de Saint Paul y Minneapolis.

DIÓCESIS DE GRAND ISLAND (EE.UU.)
Juan Pablo II ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Grand Island (EE.UU.), presentada por Mons. Lawrence James MCNAMARA, en conformidad al canon 401 § 1 del Código de Derecho Canónico. En su lugar el Pontífice ha nombrado obispo de Grand Island a Mons. William J. DENDINGER, del clero de la archidiócesis de Omaha, hasta ahora párroco de “Saint Stephen the Martyr Parish” en Omaha.

DIÓCESIS DE EBOLOWA-KRIBI (CAMERÚN)
El Santo Padre ha nombrado obispo de Ebolowa-Kribi (CAMERÚN) al reverendo Jean MBARGA, Vicario General de la archidiócesis de Yaoundé (Camerún).

DIÓCESIS DE EDÉA (CAMERUN)
Juan Pablo II ha nombrado obispo de Edéa (CAMERÚN) a Mons. Jean-Bosco NTEP, hasta ahora obispo de Eséka (Camerún).

DIÓCESIS DE ESÉKA (CAMERÚN)
El Papa ha nombrado obispo de Eséka (CAMERÚN) a Mons. Dieudonné BOGMIS, hasta ahora obispo titular de Gadiaufala y auxiliar de la archidiócesis de Douala (CAMERÚN).

ORDINARIATO MILITAR PARA POLONIA
Juan Pablo II ha nombrado ordinario militar para Polonia a Mons. Tadeusz PLOSKI, del clero de la archidiócesis de Warmia y canciller del mismo Ordinariato Militar.

NUNCIATURA APOSTÓLICA EN SUECIA, DINAMARCA, FINLANDIA, ISLANDIA Y NORUEGA
El Santo Padre ha aceptado la dimisión, presentada por razones de salud por Mons. Piero BIGGIO como nuncio apostólico en Suecia, Dinamarca, Finlandia, Islandia y Noruega y ha nombrado nuncio en su lugar a Mons. Giovanni TONUCCI, arzobispo titular de Torcello, hasta ahora nuncio apostólico en Kenia.